A lo largo de la historia de la humanidad, la información ha sido un recurso de poder; ella siempre ha desempeñado un papel central en todos los momentos. Uno de ellos fue la Segunda Guerra Mundial como consecuencia de la cual el mundo quedó dividido en dos grandes bloques políticos contrarios. Esa rivalidad, que se extendió a todas las esferas de la sociedad, fue uno de los motores impulsores principales del paso a una nueva forma de organización social en la que, primero la información y después el conocimiento, se convirtieron en el recurso fundamental para el desarrollo.
Con el inicio de la era de la información y el conocimiento a partir de la década de los años 1960, caracterizado por el rápido progreso y la expansión de las llamadas nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), la información adquirió aceleradamente una importancia cada vez mayor hasta convertirse en un recurso fundamental para la vida, en una etapa de desarrollo de la humanidad cualitativamente superior, de modo que fue denominada sociedad de la información primero y del conocimiento unas dos décadas después.
La sociedad de la información se caracteriza por una creciente capacidad tecnológica para almacenar y hacer circular la información con mayor rapidez; su movimiento es una condición clave para la conversión de la ciencia y la tecnología en una fuerza productiva. La sociedad del conocimiento, por su parte, enfatiza en la apropiación crítica y selectiva de la información, protagonizada por ciudadanos educados para su adecuada gestión.1
La sociedad contemporánea tiene entre sus atributos principales la presencia de una superabundancia informativa como resultado del acelerado proceso científico-tecnológico y la utilización, cada más creciente, de las denominadas TIC como soporte material que viene a sustituir, y en el mejor de los casos, a coexistir con las tradicionales formas de comunicación oral y escrita. La inserción de este cambio cualitativo en el escenario social ha sido rápido e invasivo; se denomina esta nueva época como sociedad de la información y el conocimiento.
En la actualidad el desarrollo de las TIC plantea nuevos retos a los profesionales de la información, el conocimiento se genera e innova de forma acelerada y se difunde con rapidez por lo que es necesario formar sujetos como usuarios inteligentes de la información, lo que tributa un incremento de la calidad científica.
Dentro del gran cúmulo de información que sobre este tema se genera a nivel mundial, se desprende que las habilidades para seleccionar, encontrar, evaluar y usar correctamente la información, encerradas en un término que tiende a llamarse, entre otros, alfabetización informacional, son indispensables para que las personas puedan desenvolverse de forma autónoma ante los problemas de información que deberán resolver a lo largo de su vida, tanto de índole personal como profesional.
Así surge la llamada Alfabetización Informacional (AI), o sea, el aprendizaje a lo largo de la vida para gestionar información de forma correcta y utilizarla de la manera más útil posible, así se convierte en un recurso imprescindible y estratégico para la toma de decisiones, la resolución de problemas y el desempeño de las funciones de las organizaciones.2 Se entiende por gestión de la información el proceso mediante el cual se obtienen, despliegan o utilizan recursos básicos (económicos, físicos, humanos, materiales) para manejar la información (también denominada recurso de recursos) dentro y para la sociedad a la que sirve.3
Las competencias informacionales consisten en poner en práctica, de forma combinada o integrada, en un contexto y con un contenido determinado (transferible) todos los recursos (habilidades, conocimientos, actitudes) para solucionar con éxito problemas y aprender a aprender, a partir de la interacción efectiva con la información; sin delimitación de tipo, formato y soporte. Son necesarias en cualquier ámbito e incluyen otras competencias como las tecnológicas, las bibliotecarias, las bibliográficas, el pensamiento crítico y las sociales.4
Entre las estrategias de trabajo principales del Ministerio de Salud Pública de Cuba (Minsap) se encuentran los programas nacionales de salud proyectados a dar solución a los principales problemas de salud existentes, los cuales requieren cada día de mayor sustento científico. Han sido diseñados con el propósito de elevar el bienestar, sobre todo de los grupos más vulnerables, a partir de su aplicación en cada nivel de atención de forma continuada y coordinada, con la introducción de la tecnología más avanzada para el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de las personas con diferentes condiciones de salud.5
La evaluación de la gestión de información constituye un valioso instrumento para evidenciar los niveles de preparación de los especialistas y directivos que conducen esta actividad y el rol de la información científica en la calidad de los resultados alcanzados.
En la provincia de Villa Clara se desarrollan múltiples programas relacionados con la situación de salud del territorio, por lo cual los profesionales del Centro Provincial de Información decidieron presentar hace dos años un proyecto de investigación institucional, que fue aprobado y se ejecuta actualmente con el objetivo de evaluar la gestión de información que sustenta la ejecución de cinco de ellos. Los autores de la presente comunicación consideran que los resultados a obtener una vez culminada la investigación posibilitarán determinar la pertinencia, factibilidad y eficiencia de la gestión de información y los niveles de competencia y desempeño de los funcionarios y especialistas encargados de su conducción.