INTRODUCCIÓN
El estrecho vínculo que existe entre historia, arte y medicina ha sido demostrado a través del avance de la humanidad; un grupo de prestigiosos profesionales cubanos de la medicina incursionan en este tema desde hace varios años, lo cual ha incidido en el desarrollo de investigaciones locales, territoriales y nacionales.
En la ciudad de Santa Clara, provincia Villa Clara, entusiastas investigadores en el sector de la salud son un ejemplo del desarrollo de estos trabajos que aportan al devenir histórico de la salud pública al destacar los aportes científicos y culturales producidos. El artículo presentado forma parte de una investigación relacionada con el desarrollo de la salud pública villaclareña, que explora sobre un grupo de importantes figuras de las ciencias médicas que no solo contribuyeron al desarrollo científico dentro de su profesión, sino que también aportaron a la historia y a la cultura de la localidad.
Los autores se propusieron como objetivo: caracterizar algunos profesionales que ejercieron exitosamente como médicos e hicieron aportes a la historia y la cultura del territorio villaclareño en diferentes épocas del devenir histórico.
MÉTODOS
Se realizó una investigación documental de corte histórico durante el año 2018, en la cual se emplearon métodos teóricos que permitieron efectuar un análisis objetivo sustentado en la adecuada interacción de lo histórico y lo lógico, y desde las dimensiones temporal y espacial, para conocer los antecedentes del desarrollo de la salud pública en Villa Clara e identificar un grupo de médicos que profesionalmente se desempeñaron con profunda calidad científica, y a su vez cultivaron aspectos importantes de la cultura desde los inicios mismos del surgimiento de Villa Clara hasta finales del siglo XIX y principios del XX.
Como método empírico se utilizó la revisión de documentos en el Archivo Histórico Provincial relativos a la fundación y desarrollo de Santa Clara, y legajos sobre asociaciones culturales, benéficas y científicas; en la Sala de Fondos Raros de la Biblioteca Martí de Santa Clara se consultó una extensa bibliografía histórica y cultural sobre las personalidades del campo de las ciencias médicas relacionadas con la historia y la cultura.
También se hicieron entrevistas a informantes clave que por su experiencia y años de trabajo en el Archivo Histórico y en la Biblioteca Provincial, guiaron la búsqueda específica de obras históricas, revistas, periódicos y libros en los que colaboraron y publicaron sus artículos no médicos los profesionales mencionados en el presente artículo.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Una vez revisados los documentos, se ofrece la información en orden cronológico:
Villa Clara. Primeros profesionales de las ciencias médicas vinculados a la historia, el arte y la cultura. (Siglos XVII Y XVIII)
La ciudad de Santa Clara, actual capital de la provincia Villa Clara fue fundada el 15 de julio de 1689, a partir del éxodo de familias procedentes de Remedios que huían de los frecuentes ataques de corsarios y piratas a esa villa por su cercanía a la costa. A pesar de haber sido antecedida por Trinidad, Sancti Spíritus y Remedios en la antigua provincia de Las Villas, su ubicación geográfica facilitó mayor desarrollo, y ya según el censo realizado en 1817, alcanzaba la cifra de 25 941 habitantes por encima de las otras tres villas que la habían precedido.1
De los primeros años de existencia ha resultado muy difícil conocer con exactitud los primeros profesionales de las ciencias médicas que ejercieron en Santa Clara, sin embargo no ocurre igual con Remedios, donde los estudios hechos por José Andrés Martínez Fortún y Foyo permiten precisar con mucha exactitud los profesionales que se instalaron allí entre los siglos XVI y XVIII, y se aportan muchos datos sobre ellos pero fundamentalmente en su trabajo como médicos. Esta investigación permite afirmar, a partir de la bibliografía revisada, que solo dos de los primeros médicos del territorio y en particular de Santa Clara, trascendieron a la posteridad por sus aportes a la cultura y no solo a la medicina. No se encontró entre los primeros médicos de Remedios ningún antecedente de vínculos importantes de ellos con alguna manifestación de la historia, el arte o la cultura.1,2
Don Bartolomé Jacinto Dubois de la Rosa: se avecinda e instala una botica de ungüentos a principios del siglo XVIII. Este médico, que según referencias todavía trabajaba en Santa Clara en 1721, se destacó en el ámbito cultural como músico, pues tocaba varios instrumentos y participaba activamente en las actividades que se desarrollaban en la villa en aquellos tiempos. Al respecto el cronista de Santa Clara, González en su libro “Memoria Histórica de la Villa de Santa Clara y su Jurisdicción” señala:1 “El Dr. Dubois de la Rosa parece que debió ser el hombre más filarmónico de esos tiempos, pues tenía nada menos que dos vihuelas, una lira y una bandola…”.
Don José Surí Águila: nace en Santa Clara el 26 de octubre de 1696. Estudió Medicina autodidácticamente, ejerció sin título hasta que fue denunciado en 1734 y tuvo que presentarse al Tribunal del Protomedicato en La Habana donde fue reconocido como médico y farmacéutico; en 1746 es nombrado por el Protomedicato como Médico Cirujano y director del Hospital de la Caridad (San Juan de Dios); ha trascendido a la posteridad por su labor y se reconoce como el fundador de la primera verdadera botica de Santa Clara.
Este médico y farmacéutico trabajó en Santa Clara desde 1730 hasta su fallecimiento el 30 de octubre de 1762. En 1734 fue denunciado al Protomedicato y llamado a La Habana por el Capitán General de la isla por ejercer sin título. Su examen ante ese riguroso tribunal marcó su impronta vinculada a las artes, pues a su llegada a la capital pidió un aplazamiento del examen para: “… reponerse de tan fatigoso viaje”, y en los días de descanso hizo un tratado en verso con el cual disertó ante el tribunal, que lo reconoció como médico y farmacéutico y con derecho a tener botica; además de ser nombrado subdelegado del tribunal en Santa Clara: “… para que no hubiesen intrusos que ejercieran como médicos y farmacéuticos”.1
Fue un destacado poeta, considerado por autoridades como José Lezama Lima, Manuel García Garófalo Mesa y Enrique Sáez como el primer poeta cubano, además se ocupó en la villa de asuntos civiles y judiciales. También promovió diversas obras sociales entre ellas nuevas calles para la ciudad. La historiadora Marta Anido Gómez-Lubián precisa que Surí tenía sobradas dotes para la improvisación, poseía excelente memoria y acostumbraba a asistir a festividades religiosas donde entonaba sus cánticos frente a las imágenes. Perteneció a la Hermandad de la Tercera Orden de San Francisco y fue muy conocido fuera de la villa, incluso en la capital, con el epíteto de “Hermano Surí”.1,3
Siglo XIX y primeros años del siglo XX
A mediados del siglo XIX, el desarrollo de Santa Clara alcanza mayores proporciones que en Remedios, contaba con 43 401 habitantes y en el campo de la salud habían sido fundadas ya las Juntas de Sanidad (1814) y la de Caridad y Beneficencia (1833). Además al antiguo hospital “Nuestra Señora de las Angustias”, fundado por el presbítero Conyedo en el siglo XVIII (conocido ya como Hospital San Juan de Dios) se le unen otros dos: San Lázaro (1843) y el Hospital Militar (1860); existían siete médicos cirujanos, un médico militar (jefe del Hospital Militar) y cinco farmacias. Es la época en que surgieron las primeras sociedades culturales como la Filarmónica y la Plaza de Recreo, comenzó a circular un periódico y había 275 centros comerciales.1
Se había convertido Santa Clara en la principal ciudad del centro del país y en particular en la esfera de la salud era la plaza más importante en lo que a instituciones se refiere; ello propició no solo el desarrollo de la atención médica, sino también el surgimiento de inquietudes políticas, culturales y científicas entre sus profesionales que se reflejarían directamente en su desarrollo posterior.
En el período comprendido entre las dos guerras de independencia (1879-1894) se produce en Cuba un desarrollo de las ciencias médicas, ajeno al sistema colonial de salud, pues ni lo atendió ni le dio apoyo. Se debió en lo fundamental al regreso a Cuba de un gran número de profesionales de las ciencias médicas, que procedentes de Europa y Norteamérica, introdujeron adelantos científicos conocidos, y Villa Clara no es ajena a ese fenómeno. Se destacan en esta etapa Pedro Albarrán Domínguez y Rafael López Veitía, prominentes figuras de la medicina cubana en el campo de la Urología y la Oftalmología, que si bien desarrollaron su labor en la capital del país, dejaron una impronta en Villa Clara donde realizaron actividades asistenciales y científicas en diferentes etapas: el Dr. Rafael López Veitía, entre 1886 y 1887, realizó una investigación sobre enfermedades de los ojos en la comarca de Sagua la Grande, que discutió en la Real Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales en 1887, donde presentó más de 500 casos atendidos en este territorio; por otra parte, en el caso de Pedro Albarrán, el historiador médico Martínez Fortún, en su fascículo noveno de la Cronología Médica Cubana lo ubica ejerciendo su profesión en Sagua la Grande en 1894. Se destacan también en estos años las figuras de Emilio Núñez Rodríguez, Nicolás Alberdi Golzari, José B. Cornide Rivera, Arturo Ledón Pairol, Luis López Silverio, y Francisco Aday y Mujica, entre otros.4
En este período se celebró, exactamente el 15 de enero de 1890, el Primer Congreso Médico Regional de la Isla de Cuba organizado por un médico villaclareño establecido en La Habana: Rafael López Veitía, y en el que participaron casi 200 médicos fundamentalmente de la capital del país, sin embargo, se recoge en las memorias de dicho congreso que las provincias con más participación fueron Matanzas y Las Villas con 16 y 17 profesionales respectivamente. Los médicos que integraron la delegación villareña a ese congreso fueron: Luis López Silverio, Pedro Albarrán Domínguez, Francisco Rodríguez, Agustín V. Reyes, Domingo Lagomasino, Agustín Abril y Fernando Plazola, todos estos de la actual provincia de Villa Clara, los 10 restantes fueron 3 de Cienfuegos y 7 de Sancti Spíritus.5
El ambiente científico existente en el territorio en esos años promovió el surgimiento de la revista “El Mosaico” que apareció en 1893 y era propiedad del Dr. José Cornide Rivera dirigida por el intelectual, periodista y patriota villaclareño Francisco López Leyva; aunque no era propiamente una revista médica, publicaba artículos de carácter social, cultural, históricos y otros relacionados con la medicina: temas sobre higiene, prevención de enfermedades y determinados padecimientos de importancia en aquellos tiempos.6
En estos años las personalidades de las ciencias médicas que se identificaron con una labor destacada en el campo de las artes, la cultura y la historia fueron:
José Rafael Tristá Valdés (Santa Clara 1850-1909)
José Cornide Rivera (Santa Clara ¿?-1942)
Facundo Ramos (Remedios 1848-1911)
José Andrés Martínez Fortún y Foyo (Placetas 1882-1960)
Tomás Capote Pérez (Vueltas 1890-¿?)
Tomás Hernández (Sagua la Grande-¿?-1925)
José Rafael Tristá Valdés: nació en Santa Clara el 11 de noviembre de 1850 y se graduó de Licenciado en Medicina en Barcelona, después perfeccionó sus estudios en París. Fue un notorio profesional, con profundo sentimiento humanista, pues se destacó también como benefactor y protector de las clases más humildes de Santa Clara; en ese sentido su obra cumbre fue la fundación del dispensario para niños pobres “El Amparo”; como promotor del desarrollo científico fue socio fundador de la primera Sociedad Científica de las Ciencias Médicas en Santa Clara, del Cuerpo Médico Farmacéutico Dental en 1892 y representó a Santa Clara en la Primera Conferencia de Beneficencia y Corrección celebrada en 1902 en la Habana.7
Su reconocido accionar como médico, personalidad política y social no fue limitante para que jugara un papel importante en el rescate de la historia de su ciudad natal, de esa manera fue un activo protagonista de las actividades realizadas en 1889 por conmemorarse los 200 años de fundación de Santa Clara, donde se desarrolló una feria exposición que resumía la historia del desarrollo de la ciudad.
También fue maestro, ocupó una cátedra en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Clara donde impartió clases de francés, Higiene e Historia Natural. Se integró a reconocidas asociaciones de su época como el “Círculo Villaclareño” y la sociedad “El Liceo”, de la cual fue presidente, además de otras asociaciones culturales y benéficas entre las cuales se destacan la “Sociedad de Socorros Mutuos” y fue miembro de la Primera Junta de Gobierno del Teatro La Caridad. Falleció en Santa Clara el 28 de enero de 1909.7
José Cornide Rivera: socio fundador del Cuerpo Médico Farmacéutico Dental. Destacado médico, se describe por Martínez Fortún que en junio de 1901 operaba junto a Alberdi y Tristá en el Hospital San Juan de Dios, por lo que se considera uno de los iniciadores de la cirugía moderna en Santa Clara. Se dedicó también al periodismo y fundó en Santa Clara la revista “El Mosaico”, de la que fue su propietario. Fallece en noviembre de 1942.4,6
Facundo Ramos y Ramos: nacido en Madrid, se graduó de Licenciado en Medicina en 1872 y se radicó en Remedios en 1873, donde ocupó los cargos de subdelegado de Medicina y médico municipal. En 1896 fue nombrado Jefe Local de Sanidad. Falleció en Remedios, después de 28 años de ejercicio profesional en la ciudad. Según Martínez Fortún y Foyo, independiente de esta carrera profesional como médico, donde más se destacó fue como literato y periodista. Al respecto señala:
“No hubo publicación en esta ciudad (se refiere a Remedios), Caibarién y Camajuaní, de 1878 a 1911 en que Don Facundo no colaborase, fue fundador de “El Remediano”, colaboró en “La Constitución” el cual dirigió en 1878; en el “Criterio Popular” y “El Orden", de Caibarién (del que fue director de 1893 a 1895); escribió también en “La Voz de Camajuaní”, “El Sinsonte” y otros periódicos del territorio, y en las revistas sociales “Juventud” y “La Jovialidad”.4
Colaboró con el “Diario de la Marina” donde insertó la sección “Postal de Remedios”, allí mostraba su amor por ese pueblo, su historia, tradiciones, costumbres y leyendas. Su estudioso Daniel Acosta Ramos describe su prosa con un estilo llano y lleno de humorismo, además escribió poesías y décimas e incursionó también en el teatro donde dejó las obras “El Bombero” y la zarzuela “El Potrero”, ambas escritas en 1890, y el monólogo andaluz “El Asistente”, en 1892. Su deceso el 23 de mayo de 1911 fue una sensible manifestación de duelo en Remedios.8
Tomás Capote Pérez: nació en Vueltas el 20 de mayo de 1890. Fue un destacado médico que además cultivó la poesía. Fue también periodista y colaboró con numerosos periódicos y revistas del país.4
Tomás Hernández: destacado médico de Sagua la Grande, gran amigo de los hermanos Albarrán y figura pública de ese municipio, donde se destacó también como escritor y periodista. Su amistad con Joaquín Albarrán lo llevó a cultivar el honor a su figura en su tierra natal; fue uno de los promotores, junto a Antonio Miguel Alcover, de la estatua monumento que se hizo a este insigne médico en 1911, en el parque de Sagua la Grande. Visitó a Albarrán en Francia y le llevó el mensaje de su pueblo, así como la noticia de la estatua que se le había erigido allí en su honor.
Es conocido que Albarrán decidió donar a su pueblo los lauros que había logrado a lo largo de su vida en Francia; en la entrega de dichos reconocimientos a la municipalidad de Sagua la Grande, el Dr. Tomás Hernández fue designado para decir las palabras de agradecimiento. Este prestigioso médico, periodista y amante de la historia falleció en Sagua la Gande el 25 de octubre de 1925.9,10
José Andrés Martínez Fortún y Foyo: nació en Placetas el 27 de enero de 1882. Se graduó de médico en la Universidad de la Habana y comenzó a ejercer la profesión en Remedios, lugar donde se mantuvo durante todo su ejercicio profesional. Fue miembro y secretario de la Junta Local de Remedios (1905-1906) y primer jefe y organizador de la Jefatura Local de Sanidad de la propia ciudad (1907-1917), lo que le permitió actuar como salubrista durante una década.10 No obstante, su preferencia por la atención médica hospitalaria, lo hizo regresar al Hospital General de Remedios (1919) del que fue director facultativo por oposición (1921-1933), realizó cursos de superación profesional en Estados Unidos y Europa, pero siempre regresó a Remedios donde fue uno de los precursores de la cirugía moderna junto a los doctores Domingo Lagomasino y Salvador Raymat. Con gran dedicación y elevados conceptos éticos ejerció la medicina, visitaba en su domicilio a los enfermos o los atendía en su consultorio particular de la calle Andrés del Río, número 26, en Remedios, hasta su jubilación por enfermedad en 1939, se trasladó a La Habana ese mismo año donde completó su labor investigativa en historia de Cuba en general y de la medicina cubana en particular.
Esta intensa actividad médico-asistencial no le impidió realizar una destacada obra científica que abarca más de 100 artículos publicados. Fue redactor de “Crónica Médico Quirúrgica” de La Habana desde 1922 y colaborador de “Villa Clara Médica” y “Revista de Medicina y Cirugía” de La Habana. Sus trabajos también aparecieron en “Boletín de la Secretaría de Sanidad y Beneficencia de Las Villas”, “El Faro”, “Anuario Médico de Cuba”, “Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales” de La Habana, “Salud y Belleza” y otras.11
En sus visitas a los hospitales de Europa escribió interesantes crónicas que aparecieron en las publicaciones de las que era redactor y colaborador: "Correspondencia de Europa" (1911), "Sanidad en España" (1921), "La cuestión de los honorarios médicos en España" (1921), "Impresiones médicas de España".11
Pero no hay dudas de que es el Dr. Martínez-Fortún uno de los más prolíferos historiadores locales cubanos, no solo por su obra cumbre: “Anales y Efemérides de San Juan de los Remedios y su Jurisdicción”, sino que también publicó otras diez, que aportan un enorme caudal de información: “La Prensa en Remedios y su Jurisdicción”, “Apuntes históricos de Caibarién”, “Historia de Placetas”, “Apuntes históricos de Camajuaní”, “Apuntes históricos de San Antonio de las Vueltas”, “Monografía histórica de Placetas”, “Apuntes históricos de Yaguajay”, “Apuntes históricos de Zulueta”, “Apuntes históricos de Caibarién” y el “Diccionario Biográfico Remediano”, este último en colaboración con el doctor Humberto Arnáez Rodríguez.11
Por toda su obra historiográfica, que incluye además numerosos folletos y más de 1200 artículos en la prensa, mereció ser electo a la Academia de la Historia de Cuba, en la que ingresó el 19 de octubre de 1929, con su estudio, "Reseña histórica del Término Municipal de Yaguajay"; ser miembro fundador de la Sociedad Cubana de Historia de la Medicina, en la que lo proclamaron su Presidente de Honor en la sesión inaugural (octubre 27 de 1954) donde leyera años más tarde su importante trabajo "Historia de la Apendicitis" (18 de diciembre de 1957) y ser miembro destacado de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, patrocinadora de los trece Congresos Nacionales de Historia, en los que participó como delegado y presidió el sexto, realizado en Trinidad, Las Villas (1947).11 Este destacado médico, cronista e historiador falleció en la Habana el 14 de septiembre de 1960.
Estos ocho destacados médicos que ejercieron noblemente su profesión en Villa Clara y que se destacaron también en el campo de la historia y la cultura son un reflejo de cómo estas manifestaciones sociales no están reñidas con la ciencia, sino favorecen una formación más integral de los profesionales, y los vincula a la comunidad donde ejercitan su profesión y desarrollan su actividad científico-investigativa. Seguramente los profesionales de las ciencias médicas estudiados en este período no son los únicos que cultivaron esas manifestaciones de la cultura; nuevas investigaciones reafirmarán el importante vínculo que existe entre la historia, el arte y la medicina.
CONCLUSIONES
El importante desarrollo de las ciencias médicas en el territorio actual de la provincia Villa Clara hasta principios del siglo XX propició el surgimiento de destacadas personalidades que dejaron un legado para las generaciones que los sucedieron. A diferencia de un grupo numeroso de profesionales de la salud que en este período se dedicaron a la política, también hubo otros que aportaron al conocimiento de la historia local y al arte del territorio: herencia fundamental en la que los valores ético-culturales y su vínculo con las ciencias médicas reclaman ser divulgadas entre los estudiantes del territorio.