INTRODUCCIÓN
El acelerado desarrollo de la ciencia y la técnica ha provocado que el hombre asuma las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) como un factor de su vida, lo que ha generado progreso para la humanidad. Desde la revolución industrial y con más énfasis en la época contemporánea, la ciencia se convirtió en fuerza productiva, modificando profundamente las formas de las organizaciones económicas, las funciones de los Estados, la ideología y la vida familiar. Paralelamente a ello, el interés hacia los problemas de la filosofía de la ciencia se acrecienta en la necesidad de explicar el desarrollo científico y las implicaciones que ha tenido o puede tener en el hombre y su cultura. Los avances vertiginosos de la ciencia han influido en las personas de tal manera que cada día toman más significación para la esperanza de vida.
“Al participar del enfoque dialéctico sobre la sociedad se destaca que los profesores y alumnos adopten una actitud consciente y crítica de sus respectivos papeles y de la realidad en que están inmersos, y se dispongan a comprometerse en el movimiento de transformación educativa, ya que permite pensar en una educación en ascenso y en un futuro cualitativamente mejor”;1 reflexión acertada del Dr. López Palacio al resaltar el papel activo de estos protagonistas del proceso a los cambios y transformaciones que se operen según las exigencias del momento.
La importancia social, el interés sobre las creencias del hombre y la sociedad que están dentro de un contexto dado, el tipo de hombre con las funciones sociales del ayer, del hoy, del mañana, cómo aprende y se desarrolla, son problemas que estarán siempre en las profundas reflexiones de la pedagogía como aspectos propios para no perder el sentido de la dimensión humana.
Los inconvenientes en la formación de las generaciones han convocado a los jefes de Estado y de gobierno, así como a instituciones internacionales, por ejemplo: a las agencias de las Naciones Unidas, a vincular los avances tecnológicos con la educación de todos y para todos en lo que constituye la formación permanente. Al decir de la Dra. Simeón:2 “… este es un tema al que vuelve su atención la llamada sociedad del conocimiento”. Buscando el sentido que debe prevalecer en las orientaciones generales de dicho proceso, una filosofía educativa que oriente explícitamente hacia el tipo de persona y sociedad que se debe formar a través de acciones pedagógicas, es un reclamo actual.
La sociedad ahora está modelada por la ciencia y la tecnología. Jamás en su historial la raza humana estuvo tan condicionada por los desarrollos científicos y tecnológicos como en el mundo de hoy,3 es por esta razón que no se debe soslayar el impacto que ha tenido para los hombres su avance.
Los centros de educación superior no están alejados de esa realidad: “… ya que constituyen instituciones sociales que tienen la función de mantener y desarrollar la cultura de la sociedad, y sin ser los únicos que llevan a cabo esa labor, tienen una incidencia fundamental en esos procesos”,4 como expresara el Dr. Llópiz Guerra; por ello deben ir al unísono del desarrollo que exige la sociedad. Para adaptarse a estas necesidades, las instituciones de educación superior deben flexibilizarse y desarrollar vías de integración con las TIC en los procesos de formación.5
La universidad del presente siglo demanda, por tanto, la adopción de nuevos roles, no solo para el docente como formador, sino también para el estudiante, en tanto es sujeto activo del proceso educativo; exigencias estas que son el resultado de un nuevo contexto sociocultural y económico. El modelo de formación universitaria debe responder a la realidad de una sociedad y un mercado laboral en constantes cambios.6
Siempre que el uso de la ciencia y la tecnología estén a favor del crecimiento humano y la búsqueda de soluciones, no podrá ser vista como un ente degenerativo de los valores de los hombres, y sí como un instrumento de importancia para su comunicación, como es su acertado empleo en modelos alternativos de aprendizaje.
La revisión bibliográfica realizada tuvo como objetivo: fundamentar la importancia del uso de las TIC en la educación a distancia, atendiendo a las reflexiones del Dr. Juan Virgilio López Palacio.
MÉTODOS
Se realizó una revisión bibliográfica entre enero y marzo de 2019, para desarrollar un análisis crítico reflexivo del contenido de documentos; se consideraron artículos originales y de revisión publicados entre 2002 y 2015 en español y libros impresos que abordan esta temática. La búsqueda de artículos en fuentes digitalizadas fue realizada en las bases de datos Scielo, Google Académico y Dialnet, y en publicaciones seriadas como la Revista Iberoamericana, Revista de Formación e Innovación Educativa Universitaria, Edutec: Revista Electrónica de Tecnología Educativa, Revista Universidad y Sociedad del Conocimiento y EDUMECENTRO. Se consultaron 33 textos y fueron seleccionados 23. Como criterio de inclusión se consideró la mención al uso de las TIC y a la educación a distancia como modalidad en la educación superior.
DESARROLLO
Desarrollo de la ciencia y la tecnología en Cuba: su influencia en el campo educativo
Con el surgimiento de la humanidad en su relación con la naturaleza, la creación de instrumentos para mejorar la vida y proporcionar la manera más eficaz en su perfeccionamiento ha resultado una constante favorecedora de su propia evolución y desarrollo. La sistematización y evolución del pensamiento humano, así como la capacidad para encontrar las explicaciones del medio ambiente, conllevan a realizar un análisis de la ciencia y la tecnología en función de su propio desarrollo.
Cada sociedad se impone la formación de un “modelo de hombre” que asimila y reproduce a nivel individual las normas y patrones socialmente válidos, que vienen dispuestos por la clase dominante en un momento histórico concreto, pero que tiene su origen en las condiciones específicas del desarrollo económico social alcanzado.7
El hombre, independientemente de su estado de avance evolutivo, siempre se ha caracterizado por un afán creador que se manifiesta en la solución de los problemas más acuciantes de la humanidad. Este planteamiento resulta más fehaciente al realizar un análisis de cómo a partir del siglo XX, el inevitable avance en el desarrollo de las fuerzas productivas provoca el necesario salto cualitativo para transitar hacia la Revolución Científico-Técnica, fenómeno trascendental, asimilado como un proceso inevitable y en constante ascenso, manifestado universalmente, en tanto su influencia se extiende a casi todas las esferas de la vida social y condiciona la preparación profesional de los hombres, su desarrollo intelectual, las esferas de su educación, la vida, la cultura y la forma en que se relaciona con la naturaleza.
Al respecto el Dr. López Palacio plantea que: “… el vertiginoso desarrollo de la ciencia y de la técnica en el presente siglo y sus consecuentes cambios en las tradicionales concepciones, en evidente concomitancia con la evolución de la sociedad, fuerza a esta a un desarrollo en estrecha interacción con la explosión científica”;8 y es en este sentido que las TIC asumen su presencia y esencialidad.
En los procesos de identificación de la ciencia con la solución a los problemas de la humanidad y como parte de ellos se destacan cuatro dimensiones para su análisis:
Resulta indispensable para los intereses de este trabajo detenerse en la última dimensión, tomando como referencia lo declarado en el prólogo al libro Ciencia, innovación y futuro.9
El aprendizaje permanente constituye un aspecto imprescindible por la evolución tan rápida del conocimiento y la necesidad de aprender durante toda la vida; en este sentido, la formación de profesionales debe ser sistemática y con un rumbo definido, buscando y elaborando sus propias respuestas sin ser marionetas de modas y modos que emanan de instancias muy lejanas.
El valor de la ciencia está también determinado por las necesidades de los profesionales de realizar su actividad científica para solucionar los problemas que se les presentan en su ciencia; su realización en específicos ámbitos constituye un elemento importante para toda el sistema social, y por tanto, no puede dejar de influir en otros elementos que integran dicho sistema, y estos a su vez: “… conforman un determinado sistema de valores que imperan en la sociedad y condicionan cada uno de estos elementos por separado”, según expresa Fabelo Corzo.10
El compromiso de quienes han educado a través de toda la historia de la humanidad para garantizar la supervivencia, y más adelante en el tiempo, llevando la cultura y el conocimiento en favor del mejoramiento humano será por siempre uno de los elementos distintivos del quehacer científico de los educadores; quienes cumplirán: “…con la labor formadora y por tanto, creadora …”,11 cuando posean una visión de la realidad social y sean capaces de ser partícipes de ella; aspecto en el que reflexiona el Dr. López Palacio y con el cual coinciden las autoras de la presente investigación.
En todos los ámbitos del país, el desarrollo de la ciencia y la tecnología y su uso a favor de la especie, de beneficio social en correspondencia con los valores que distinguen lo mejor de la humanidad, y como parte de una cultura del conocimiento como fuente de desarrollo y patrimonio social, se subraya en el aporte significativo que hacen los docentes y las ciencias de la educación a través de su legado al avance social cubano y a la formación de las nuevas generaciones.
De lo expuesto se comprende que en la actualidad el quehacer educativo cubano está mediatizado por la urgente búsqueda a los problemas que en el plano científico le corresponde resolver a la pedagogía, y además por el arrollador paso de las TIC en el desempeño de los profesionales de la educación; así como su diversificación en el proceso enseñanza aprendizaje, en la aspiración de la obtención óptima del producto del conocimiento y la formación de las nuevas generaciones.
Las tecnologías de la información y las comunicaciones: su aplicación en la pedagogía
El profesional de la educación cubana tiene que ser irremediablemente un investigador infatigable que permita marcar el camino formativo de los más jóvenes, quienes tendrán que ser capaces de remprender, en las nuevas circunstancias mundiales, la construcción y defensa de una sociedad que globalice la solidaridad y la justicia social entre los más genuinos valores morales. Así, la pedagogía tendrá que modelar su sistema de actividades y relaciones en la que todos los que intervienen en el hecho educativo sean capaces de jerarquizar su función educadora y formadora.
La política educacional de la Revolución ha estado sustentada en una concepción pedagógica, dirigida conscientemente hacia la formación científica y tecnológica de la juventud para garantizar su desarrollo, frente a un mundo hostil y competitivo.12
La incorporación de las TIC impacta de manera inalienable en el rol del personal con la responsabilidad de la instrucción y la educación, exaltando su condición de tutor, y en consecuencia provoca una reconceptualización acerca de la formación de los profesores. Hoy, las profundas transformaciones que sufre la educación cubana hacen de las TIC herramientas pertinentes para el logro de los objetivos trazados para las instituciones educativas.
Las TIC son necesarias. La multiplicidad de las herramientas que ofrece en función de las necesidades de los distintos protagonistas que toman parte en el proceso de aprendizaje, permitirá trabajar desde un modelo global de manera eficaz.13
Estas circunstancias convierten la tarea de aplicarlas a la educación en un espacio privilegiado desde donde debe contribuir a una perspectiva de cambio, no como una actividad técnica, sino como tarea dirigida por fines sociales y morales, reconociendo al mismo tiempo su complejidad en las formas de generar conocimiento y proyectarlo a la práctica. Aunque muchos son los factores y agentes implicados en ello, en estos momentos se presenta un ámbito teórico-práctico decisivo para abrir nuevos horizontes en su aplicación con fines educativos.
El desarrollo actual de las TIC posibilita a los docentes reconstruir y personalizar el conocimiento, desarrollar las comunicaciones mediadas por el computador e integrar la multimedia con las redes electrónicas.14) Es oportuno revisar su aplicación en la educación desde su teórica y práctica.
De las ideas precedentes se puede concluir que la utilización de estos recursos en los contextos educativos se convierte en una realidad compleja, ante la cual se debe abogar por formas de generar conocimiento y proyectarlo a la práctica contribuyendo a modos alternativos de llevar a cabo propuestas educativas con estos recursos, contando con los directamente implicados: docentes y estudiantes, tanto en la manera de pensarlos como en la manera de llevarlos a la acción.
Desde un punto de vista teórico es necesario:
Estudiar los procesos de significación que generan las TIC y sus aplicaciones en los procesos educativos para obtener teorías descriptivas y explicativas más comprensibles que iluminen y orienten sobre su diseño, uso, organización y evaluación según las finalidades educativas y valores culturales propios de una sociedad global e intercultural.
Explicar y comprender el papel innovador de estos recursos en la educación en estrecha relación con los cambios en los modos de pensar, su función educativa y llevarlos a la práctica. Parece hoy posible y necesario que generemos un conocimiento cuyo valor resida en su potencialidad para cambiar el modo en que piensan y practican los que toman decisiones respecto a cómo y para qué utilizar las TIC, fundamentalmente los agentes responsables del proceso enseñanza aprendizaje.
Buscar vías de aplicación y uso de estos recursos que permitan clarificar y responder a las necesidades sociales y educativas de la comunidad escolar, sin perder de vista los saberes necesarios y relevantes que las nuevas generaciones necesitan en la sociedad de la información y el conocimiento.
Desde el punto de vista práctico se deben orientar las acciones educativas para:
Mejorar e innovar los procesos de enseñanza aprendizaje teniendo en cuenta que las TIC y sus aplicaciones son “códigos de regulación social y pedagógica”.
Utilizar las TIC y sus aplicaciones con una perspectiva de globalidad en el diseño y desarrollo del currículo, atendiendo también al contexto organizativo de la institución educativa.
Incorporar una perspectiva transversal en la integración y utilización curricular de las TIC que abarque usos de tipo instructivo, subordinado a usos de carácter formativo.
Prevenir y mitigar las carencias de conocimientos, competencias y actitudes que determinados colectivos pueden padecer en relación con estos medios y los conocimientos necesarios para participar en la sociedad.
La civilización tecnológica de hoy llega hasta la transformación de la comunicación, abarca los más diversos factores de la actividad humana; se ha convertido en un modo de vivir, de comunicarse, de pensar; ha generado un conjunto de condiciones por las cuales el hombre ha sido dominado, mucho más que tenerla a su disposición. “De ahí que el fenómeno tecnológico debe ser estudiado y gestionado en su conjunto como una práctica social, haciendo evidente siempre los valores culturales que la subyacen. Es decir, las soluciones técnicas son solo una parte de él”, como expresó Castro Díaz-Balart.9
Se defiende la idea de que la educación será, tanto o más que en otros momentos del desarrollo humano, el elemento esencial en la adecuada interpretación de cada uno de los descubrimientos científicos y tecnológicos. El uso de las TIC en el acontecer de la enseñanza y del aprendizaje, así como de los procesos formativos, ha traído como resultado que se hable de tecnologías de la educación; esta concepción es consecuencia de los primeros análisis del positivismo con respecto al uso de los medios de enseñanza. Como afirma el Dr. López Palacio: “En la educación a distancia y la enseñanza programada se han experimentado diversas formas de comunicación”.15
La utilización de las TIC en educación tiene como objetivo esencial el manejo de una tecnología de la instrucción similar a una tecnología de la producción, es en este sentido que se limita al poner su vista solo en el uso de los medios y de los métodos del lenguaje propios de la tecnología usada, y no en el aprendizaje como proceso holístico. En Cuba, uno de los aspectos priorizados dentro de los temas para la investigación se refiere a la utilización de las herramientas que ofrecen las TIC para la producción de medios audiovisuales en el plano pedagógico.
Buscar modelos educativos en los que se exploten las potencialidades de los medios de comunicación y las TIC constituye un requisito para revaluar la equidad, pertinencia y calidad de la educación en cualquier estructura sociopolítica.
Es necesario establecer programas que fomenten la capacidad intelectual de los estudiantes, mejorar el contenido interdisciplinario y multidisciplinario de los estudios y aplicar métodos pedagógicos que aumenten la eficiencia de la experiencia de aprendizaje, en especial teniendo en cuenta los rápidos avances de las TIC, cuya mayor integración está representada por la educación a distancia.16
Hoy el modelo de educación cubano favorece el aprendizaje a través de estos medios, pero de ninguna manera soslaya el papel del profesor como facilitador del aprendizaje y formador, junto a la familia y la comunidad en su conjunto, de las normas y los valores que distinguen la sociedad.
El profesor es un formador que centra su trabajo en el estudiante, desafío que le demanda la implementación de actividades de aprendizaje que promuevan el desarrollo del trabajo autónomo y reflexivo. Su foco es propiciar el procesamiento activo y cuestionador para la construcción del conocimiento propio. Las oportunidades de promover prácticas de integración de las TIC en el contexto de las actividades del aprendizaje, pueden resultar beneficiosas ante las necesidades de los estudiantes de aprender mejor.17 Para el logro de estos objetivos los autores coinciden con Salinas5 cuando refiere que: “… se requiere participación activa y motivación del profesorado, pero se necesita, además, de un fuerte compromiso institucional”.
Las TIC y la educación a distancia en la universidad cubana actual: reflexiones desde la obra del Dr.C. Juan Virgilio López Palacio
La educación a distancia no es una definición nueva, surge a principios del siglo pasado, en algunos países desarrollados. Se basaba fundamentalmente en un adecuado sistema de correos, difundido y seguro. Inicialmente fue un producto de alcance limitado y servía a necesidades locales. Con la incorporación de las TIC, se convertía en un producto de alcance nacional e internacional, prácticamente sin fronteras. Es el método idóneo para la superación en la llamada sociedad de la información. El uso intensivo de las tecnologías en las experiencias de educación a distancia ha permitido una percepción más moderna de este tipo de educación.18
Es una forma de enseñanza en la cual los estudiantes no requieren asistir físicamente al lugar de estudios. En esta modalidad, el alumno recibe el material personalmente, por correo postal, correo electrónico u otras posibilidades que ofrece internet; permite que en el acto educativo se empleen nuevas técnicas y estrategias de aprendizaje centradas en el propio alumno, fomentando así el autodidactismo y la autogestión, es decir, se trata de una educación flexible y autodirigida, cuyas principales herramientas son las TIC. A este aprendizaje se le llama “aprendizaje electrónico”. La plataforma más utilizada actualmente para esta modalidad es Moodle.19
Dependiendo del centro de estudios, los alumnos pueden acudir físicamente para recibir tutorías o realizar exámenes presenciales. Se puede instrumentar en cualquier nivel de estudios, pero es más usual en estudios universitarios. Actualmente, los adelantos tecnológicos de la informática y las telecomunicaciones han influido de manera decisiva en el alcance de la educación a distancia y la han renovado de manera sustancial.
La mayoría de las universidades de América y Europa han incorporado esta modalidad. Cuba se ha ido sumando paulatinamente a este grupo. Entre las universidades cubanas pioneras en la utilización de este modelo de educación se mencionan el departamento de educación a distancia de la Universidad de La Habana, la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, la Universidad de Santiago de Cuba, la Universidad Virtual de Salud de Infomed, el Instituto Superior de Relaciones Internacionales, el CITMA, la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos y otras instituciones pedagógicas del país.20
La educación a distancia como parte del sistema educativo debe contribuir a lograr la integración cultural entre la universidad y la sociedad, trabajar de forma cooperada con la educación presencial y ofrecer un aporte significativo para materializar la idea de convertir el país en una gran universidad.21
La educación superior para su desarrollo debe adoptar estrategias desescolarizadas y las modernas TIC, de modo que logre sistemas educativos abiertos y flexibles en los que se puedan tener mayores posibilidades de acceso. Estas formas se han convertido en estrategias importantes pero exigentes para la democratización y ampliación de las posibilidades de acceso a una educación con calidad, especialmente para la población productiva, económicamente activa, como señala el Dr. López Palacio.22
Según este autor, (22 el éxito de estas estrategias depende de la idoneidad ética, pedagógica y profesional de los docentes, de la calidad de las mediaciones pedagógicas que producen y emplean, de la eficiencia en la utilización de los recursos, del conocimiento de las necesidades y condiciones de la población a la cual sirven, de la actualización de sus programas curriculares, de la infraestructura de soportes que poseen; y especialmente de la claridad de su misión, del alcance de su visión y del enfoque de la gestión educativa que utilicen, acordes con la racionalidad de la educación superior y con la identidad de la estrategia, en términos de coherencia entre fines y medios para legitimar su acción. También asevera que con la incorporación de la multimediación tecnológica en los procesos de enseñanza y aprendizaje, se superan las fronteras entre la modalidad presencial y la modalidad a distancia. Asume, de manera muy acertada, un enfoque renovador de la educación (concepción que se defiende en esta investigación) con tendencia a desarrollarse como un sistema abierto y permanente, exigiendo la innovación de enfoques pedagógicos modernos para favorecer el estudio autónomo e independiente, la autogestión formativa, el trabajo en equipo, el desenvolvimiento de procesos interactivos de comunicación y construcción del conocimiento, mediados por la acción dialógica entre profesores y estudiantes, así como por el uso de las modernas TIC.
El Dr. López Palacio22 señala, además, como una de las preocupaciones sentidas por las instituciones que han asumido programas a distancia, la del reconocimiento social, la credibilidad, la valoración y la legitimación de los procesos y resultados de la enseñanza y del aprendizaje, y responde él mismo que ello puede estar dado porque esas personas no han vivido la experiencia del autoaprendizaje o porque desconfían de la capacidad de los estudiantes; o sea, hay cierta resistencia al cambio en esos docentes.
Hoy, cuando muchas carreras se mueven hacia la modalidad de la educación a distancia, los encargados de su fundamentación han sido celosos observadores de las características retomadas por el Dr. López Palacio para este tipo de enseñanza:22
La educación abierta y a distancia no se puede reducir simplemente a una estrategia metodológica; ella exige e implica un nuevo paradigma pedagógico, contextualizado en un nuevo escenario nacional e internacional y centrado en una nueva concepción de enseñar, aprender y conocer, con énfasis en el aprendizaje autodirigido y en el manejo dinámico del tiempo, el espacio, la edad cronológica y de la capacidad para aprender.
La educación a distancia reconoce que la sociedad ofrece diferentes instancias educativas que pueden convertirse intencionalmente en contextos de aprendizaje y que en los grupos e instituciones que la conforman se genera un saber incorporado y un potencial espiritual y productivo, que se debe aprovechar e impulsar, transformar y enriquecer, mediante la acción académica, la creatividad social, la investigación científica y la sistematización de experiencias, como estrategias científicas para producir conocimiento.
La educación a distancia se contextualiza en el horizonte de la educación permanente, porque reconoce que los procesos formativos de la persona y los procesos productivos del conocimiento duran toda la vida, lo mismo que la capacidad de “aprender a aprender” y de autoconstrucción individual y colectiva, a partir de la autonomía mental, ética, intelectual y moral de los sujetos protagonistas de su aprendizaje.
La educación a distancia reconoce que existen diferentes estilos cognoscitivos, distintas condiciones de aprendizaje y diversos ritmos para aprender; lo cual exige un diseño adecuado y flexible de las oportunidades de aprendizaje, de los enfoques curriculares y de las mediaciones pedagógicas para apoyar y acompañar el desarrollo del potencial de aprendizaje de los estudiantes.
La educación a distancia privilegia las estructuras de participación no solo de los estudiantes sino de las comunidades regionales y locales para que intervengan en la identificación y solución de sus necesidades de aprendizaje y se comprometan en el diseño y realización de su propio proyecto educativo, tecnológico y sociocultural.
La educación a distancia se desarrolla fundamentalmente como un sistema social abierto en continua interacción con el entorno sociocultural y regido por los principios sistémicos de adaptabilidad, retroalimentación, organización y relación de elementos, dinámica de procesos y coherencia entre medios y fines.
La educación a distancia supera los dilemas entre la cobertura y la calidad; la teoría y la práctica, en la medida en que la calidad se sustenta en la cultura de la participación democrática de las organizaciones y en su intervención para acercar la educación a sus realidades locales y regionales, lo cual exige modelos de gestión flexible, con mayor autonomía administrativa y financiera en los centros donde operan los programas y con una relativa autonomía académica, en relación con la sede central que los genera y orienta su evaluación.
La educación a distancia reconoce que el centro del aprendizaje es el estudiante, quien debe responder por la gestión de su formación, a partir de la apropiación de la realidad, del desarrollo de su propio potencial y de la capacidad de autodeterminación, autocontrol y autodirección, lo cual fundamenta el aprendizaje autónomo.
La educación a distancia asume diseños curriculares pertinentes y flexibles, en la medida en que los campos disciplinarios de los programas respondan a las condiciones de los contextos de los estudiantes, y flexibles en su estructura y mecanismos de oferta y de funcionamiento, para posibilitar el avance de los estudiantes en su propio ritmo, en un tiempo académico razonable y socialmente pertinente, independiente del espacio físico del aprendizaje.
La educación a distancia utiliza múltiples mediaciones pedagógicas derivadas de los medios de comunicación y de las tecnologías informáticas, tales como videos, audios, textos multimediales, tutorías y asesorías, lo mismo que mediadores referidos a los docentes, tutores, asesores, grupos de estudiantes, equipos de trabajo, asociaciones profesionales y gremiales, para facilitar el ingreso de los estudiantes sin importar el lugar en donde se encuentren y acompañar los procesos formativos de la persona y productivos del conocimiento, con un criterio extraterritorial.
La educación a distancia se legitima en la medida en que demuestre la calidad de sus procesos y resultados, mediante el diseño de investigaciones de seguimiento y de evaluaciones sobre la gestión e implementación de sus programas, para evidenciar los efectos y el impacto social, consolidar las experiencias positivas y reorientar las deficiencias encontradas.
La educación a distancia se consolida de acuerdo con el grado de desarrollo organizacional de las instituciones y con su capacidad decidida para atender los requerimientos de los diseños curriculares, de la oferta e implementación de los programas, de los controles administrativos, de los apoyos logísticos y académicos, de la atención a los estudiantes, a los docentes y al personal administrativo, mediante diferentes estrategias:
Programas con la incorporación comprensiva de altos componentes derivados de las tecnologías electrónicas, digitales y satelitales, que utilizan recursos pedagógicos multimediales, tutorías en línea por computadores o a través de tele-audio-conferencias, con un enfoque de universidad virtual.
Programas con materiales básicos impresos con apoyos tutoriales locales y comunitarios y con centros regionales de educación a distancia, para vivenciar la universidad in situ.
Programas que combinan el uso de las tecnologías con los medios impresos y los apoyos tutoriales a través de los centros de interacción y atención académica, pedagógica y social.
Lo expuesto obliga a una mirada diferente desde las perspectivas que abarca el fenómeno para pensar en el futuro de la educación a distancia, según los criterios de López Palacio22), y así explica este investigador:
Desde la perspectiva pedagógica, el problema fundamental es el de crear conciencia en los agentes educativos sobre la necesidad de los cambios en la formación de la persona con énfasis en los nuevos métodos de aprendizaje, en los nuevos enfoques curriculares y en los nuevos procesos de evaluación integral. Esto requiere cambios de mentalidad, de actitud y de estilos de gestión educativa para que la pedagogía propia de la educación a distancia produzca cambios que se evidencien, se autoimpulsen y se proyecten en todo el sistema educativo.
Desde la perspectiva de la acción docente, se reconoce que esta constituye un factor determinante en los procesos de cambio e innovaciones pedagógica y tecnológica, a partir del manejo de la tecnología no solo en la distribución del conocimiento sino en el acompañamiento a los estudiantes en el proceso de producción y aplicación de la ciencia. Para el efecto, es necesario promover un gran movimiento pedagógico de renovación de los enfoques metodológicos y de impulso a las nuevas estrategias de investigación interdisciplinaria, para imprimirle rigor y calidad científica a los procesos sustantivos de la educación a distancia.
Las propuestas educativas prácticas que se proporcionan desde la educación a distancia tecnológica son cada vez más sólidas, amplias y diversificadas,23 y pueden incluirse en cursos formativos, de formación continuada, diplomaturas y licenciaturas de formación de grado y posgrado.
CONCLUSIONES
En la actualidad el quehacer educativo cubano está mediatizado por la urgente búsqueda a los problemas que en el plano científico le corresponde resolver a la pedagogía, y además por el arrollador paso de las TIC en el desempeño de los profesionales de la educación. La educación a distancia se sustenta en un enfoque renovador (concepción que se defiende en esta investigación a partir de las reflexiones realizadas por el Dr.C. Juan Virgilio López Palacio), lo que exige la innovación de tratamientos pedagógicos modernos para favorecer el estudio autónomo e independiente, y la autogestión formativa en la construcción del conocimiento, mediados por el uso de las TIC.