El método clínico consiste en: “... la aplicación del método científico al trabajo con pacientes, considerándose un sistema de reglas para ordenar los procedimientos que utiliza el médico para obtener síntomas, signos y elaborar diagnósticos que representan el conocimiento y denominación de una enfermedad, lográndose perfeccionar la práctica médica, mejorar la enseñanza y educación profesional”.1 Los autores pretenden con la presente comunicación hacer énfasis en cómo el uso del método clínico es de utilidad y de hecho es usado no solo por el médico, sino por otros profesionales de la salud como los psicólogos ya sean especialistas en Psicología Clínica, Psicología Médica o Psicología de la Salud.
Hay epistemologías que critican la llamada: “ ... particularización del método científico en el campo de las ciencias clínicas, estableciendo analogías entre los procedimientos: motivo de consulta, examen clínico, diagnóstico clínico, confirmación diagnóstica, diagnóstico médico y los que corresponden al problema: recogida de información, hipótesis, constatación y comprobación del método científico”;2 esta posición se considera positivista, reduccionista y simplista por la homologación de los procedimientos del método científico con el método clínico sin considerar lo cultural.
Se habla del método clínico en función del diagnóstico médico, aunque como ya se ha expresado, no es exclusivo de los médicos, pues todo profesional de la salud en labores asistenciales establece una relación diagnóstico-terapéutica al utilizarlo. Los profesionales que atienden el proceso salud-enfermedad necesitan, además el método epidemiológico, porque la práctica y teoría de la medicina y psicología clínica se nutren de la epidemiología y viceversa.
El psicólogo clínico utiliza el método clínico partiendo de algunas precisiones: tiene como objetivo el conocimiento del proceso salud-enfermedad del paciente; no solo involucra el conocimiento clínico sino también epidemiológico y social y para analizar una enfermedad analiza el contexto biopsicosocial,3 lo cual expresa la importancia de la psicología cuando el estado psicológico o la conducta individual constituyen el problema central. Esta concepción une a la psicología de la salud y clínica e incluye el concepto de salud mental, el cual, según Knapp,4 es otro componente de la salud humana sin verdadera distinción entre lo somático y mental.
La Psicología Clínica ha evolucionado en el campo profesional a partir de su inserción en el sistema nacional de salud cubano (1968-1969). Hasta la actualidad se desarrolla ininterrumpidamente en la Psicología de la Salud. En el programa de desarrollo de la especialidad se define como la disciplina que recoge el conjunto de contribuciones de la psicología para ponerlos al servicio de la promoción, mantenimiento y cuidado de la salud, la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de la enfermedad, la identificación de los factores que caracterizan el estado de salud-bienestar y los estilos de vida que tienden a perpetuarlos.
Los problemas de la psicología no se circunscriben a la salud mental, incluyen la atención a todos los problemas de salud, desde la educación hasta la rehabilitación. Las prácticas de la psicología clínica se destacan en acciones diagnóstico-terapéuticas en las cuales se utiliza el método clínico con las variantes de interrogatorio o entrevista psicológica, examen psicológico, diagnóstico posible y requerido, según el caso -psicopatológico, patopsicológico, y neuropsicológico, pruebas y técnicas psicológicas generales y especializadas- para corroborar el diagnóstico y conducta a seguir con los pacientes y familias, según Knapp.4
Los autores de esta comunicación insisten en la práctica del método clínico en la psicología clínica: en la entrevista no solo habla el terapeuta, sino que se escuchan el paciente y la familia que convive su enfermedad;5 aun siguiendo diferentes modelos psicoterapéuticos se respetan los criterios de los pacientes en entrevistas psicológicas y médicas. Es sustancial el diálogo en su condición educativa y terapéutica, sin señales iatrogénicas o impositivas.
Por otra parte, la clínica no es científica sin el aporte epidemiológico; por ello el comportamiento de los problemas de salud es de interés para orientar la conducta clínica, y la clínica a su vez provee de información a estudios epidemiológicos, por ejemplo en los siguientes temas: “La epidemiología individual de la ansiedad y depresión”, “El diagnóstico epidemiológico de los trastornos por déficit de atención e hiperactividad”. Estos estudios permiten conocer sobre la incidencia y prevalencia de problemas de salud e informan sobre morbilidad declarada expresada en el horizonte clínico del iceberg epidemiológico. La enseñanza profesional enfatiza en el método científico y su aplicación a la clínica como método clínico, y al campo de la salud como método epidemiológico.
En Medicina, el método clínico consta de pasos ordenados que todo médico debe aplicar para el diagnóstico definitivo, con un umbral de certeza adecuado equivalente al método científico, aplicado al área de las ciencias clínicas. Es un proceso sistemático donde se diagnostica una enfermedad, apoyándose en interrogatorios adecuados para el diagnóstico clínico y orientación terapéutica”.3
Interroga el profesor Fernández Sacasas:6 “¿Cuál estrategia adoptar para lograr la formación de un profesional de la salud en la contemporaneidad?” si enfatizar en la formación teórica inherente a las disciplinas científicas implicadas o priorizar la exposición del educando a la práctica médica y el trabajo médico y social como fuente de aprendizaje y educación, complementada con actividades de estudio congruentes. La esencia, según el referido profesor, tanto en Medicina como en las demás ciencias médicas incluyendo la psicología, es la interacción del estudiante con el objeto a ser conocido, evaluado y transformado en el contexto de la realidad de los servicios y con la utilización de los métodos clínico y epidemiológico.