INTRODUCCIÓN
En la sociedad actual, el envejecimiento de la población incrementa el número de adultos mayores. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) (1) un adulto mayor es cualquier persona, sea hombre o mujer, que sobrepase los 60 años de edad. En los adultos mayores, la enfermedad cardiovascular (ECV) es la principal causa de muerte.
Cuba es un ejemplo de país en desarrollo, con un envejecimiento importante de su población y se prevé que para el 2025 el 25 % de la población general sobrepase los 60 años.2
En los adultos mayores es frecuente encontrar lesiones en órganos diana y dada su alta prevalencia se deben tener presentes otros factores: déficit cognitivo de diversas causas (demencias vasculares, enfermedad de Alzheimer, entre otros), situaciones psicosociales (anciano viviendo solo, bajo ingresos económicos, limitaciones físicas, ingestión de múltiples medicamentos, sexualidad, ancianos frágiles), coexistencia de otras enfermedades crónicas.3
Hallazgos más recientes4 también sugieren que los factores de riesgo tradicionales de ECV podrían ser predictores más débiles de riesgo futuro en los ancianos; mientras que la fuerza de otros factores, como la enfermedad renal crónica, aumenta con el envejecimiento.
Reducir la carga de ECV en personas mayores implica una cuidadosa anticipación de los factores de riesgo, para mejor comprensión de los determinantes del desarrollo de estas enfermedades, al aplicar un enfoque multidimensional en el cuidado de pacientes más frágiles.5
Los adultos mayores constituyen un subgrupo especial en el que se ha demostrado que otros factores, como la polifarmacia, la depresión y la condición física, son determinantes importantes del riesgo cardiovascular. Cuando se refiere a personas mayores se debe considerar a los "muy ancianos" también conocidos como octogenarios. Estos grupos de edad se caracterizan, además, por mayor variabilidad e inestabilidad de su estado cognitivo y funcional, de fragilidad, e incluso dependencia total.6
En los individuos muy ancianos, los factores de riesgo clásico, como el aumento de los valores de presión arterial (PA) o el índice de masa corporal (IMC), no solo podrían perder su importancia, sino incluso, tener una causalidad inversa.7
Pocos estudios exploran los factores de riesgos no convencionales de ECV en la población adulta mayor, lo cual, a juicio de los autores de la presente investigación, obedece a que esta población está muy subrepresentada en la mayoría de los estudios epidemiológicos, que sólo muestran algunos de los FRCV evaluados anteriormente.
El envejecimiento, la presencia de enfermedades crónicas, deterioro de la función cognitiva, alteración en el rendimiento funcional, y la fragilidad se han asociado con mayor riesgo de mortalidad.8
En la actualidad hay escasez de evidencia, con solo unos pocos estudios, que traten la predicción del riesgo de ECV en personas mayores, con la utilización de predictores de riesgos no tradicionales.
Para el sistema nacional de salud tiene importancia vital la atención de este grupo etario. El envejecimiento poblacional constituye uno de los temas que acapara la atención de la sociedad cubana y se ha convertido en el principal desafío demográfico en Cuba.
En el presente trabajo se parte de la hipótesis de que los factores de riesgos no tradicionales como la polifarmacia, el deterioro cognitivo, la multimorbilidad y la fragilidad, pudieran asociarse a la mortalidad por ECV en los adultos mayores.
El objetivo de la investigación es identificar los factores de riesgos no tradicionales predictivos de mortalidad por ECV en adultos mayores.
MÉTODOS
Diseño
Se realizó un estudio de casos y controles, en adultos mayores pertenecientes a 3 áreas de salud del municipio Santiago de Cuba (policlínicos “Ramón López Peña”, Municipal, y 28 de septiembre), de enero a diciembre del año 2021.
Sujetos
Se definieron como casos a adultos mayores fallecidos, con causa directa de muerte por ECV de tipo ateroesclerótica (infarto agudo de miocardio -IMA-, accidente vascular encefálico de tipo isquémico o hemorrágico), confirmada por anatomía patológica (según el registro del resultado de la autopsia), que además tuvieran disponibles los registros de las variables del estudio; con residencia permanente en las áreas de salud seleccionadas en los últimos 5 años; y con seguimiento estable por el médico de la familia en el último año.
Los controles fueron adultos mayores, vivos, sin ECV, procedentes de las mismas áreas de salud.
De 237 fallecidos, 182 cumplían los criterios de casos. Para una seguridad del 95 % y poder estadístico del 80 %, con un odds ratio (OR) estimado de deterioro cognitivo (2,06), fragilidad (3,18), polifarmacia (1,12) y multimorbilidad (2,56) se necesitaba una muestra de 171 sujetos, por tanto, se trabajó con los 182 sujetos que cumplían los criterios de casos. Se decidió utilizar una proporción de casos-controles de 1:3 (546 sujetos).
La selección de los controles se realizó de forma aleatoria simple, de entre 13 679 adultos mayores que cumplieron los criterios de controles.
Variables
Variable dependiente: estado del paciente (vivo -0-, fallecido -1-).
Variables independientes: deterioro cognitivo,9 fragilidad,10 polifarmacia,11 y multimorbilidad.12 Se operacionalizaron según la presencia o ausencia de la característica (0= ausencia; 1= presencia).
Todos los datos de las variables fueron obtenidos de las historias clínicas.
Procedimientos
Se recolectó el dato primario en los consultorios del médico de la familia de las áreas de salud seleccionadas, a través de revisión de las historias clínicas individuales. Fue realizada por los propios investigadores.
Se creó una base de datos en el programa IBM-SPSS versión 17.5.
RESULTADOS
La tabla 1 muestra que la proporción de polifarmacia y deterioro cognitivo fue similar en casos y controles, sin diferencias significativas p> 0,05. Los casos presentaron más fragilidad (p= 0,000) y multimorbilidad (p= 0,000), según la prueba ji cuadrado.
Nuevos factores de riesgo (%) | Casos (n= 182) | Controles (n= 546) | p* |
---|---|---|---|
Multimorbilidad | 46,0 | 23,8 | 0,000 |
Polifarmacia | 45,3 | 47,4 | 0,252 |
Fragilidad | 38,8 | 21,5 | 0,000 |
Deterioro cognitivo | 28,6 | 27,4 | 0,133 |
* ji cuadrado de Pearson.
En la tabla 2 se observa el análisis de riesgo. Las variables que presentaron asociación con el el estado de paciente fueron: fragilidad (OR= 2,380; IC95 %: 1,476-4,615; p= 0,000) y la multimorbilidad (OR= 1,731; IC95 %: 1,443-3,157; p= 0,000).
Variable |
Casos (n= 182) |
Controles (n= 546) |
OR | IC 95 % | p |
---|---|---|---|---|---|
Fragilidad | 38,8 | 21,5 | 2,380 | 1,476-4,615 | 0,000 |
Multimorbilidad | 46,0 | 23,8 | 1,731 | 1,443-3,157 | 0,000 |
Deterioro cognitivo | 28,6 | 27,4 | 1,292 | 0,788-2,798 | 0,066 |
Polifarmacia | 45,3 | 47,4 | 0,894 | 0,765-2,230 | 0,326 |
La tabla 3 muestra que la fragilidad + deterioro cognitivo fue la combinación de mayor riesgo (OR= 2,567; IC95 %: 2,125-4,233; p= 0,000).
DISCUSIÓN
La fragilidad parece ser un predictor, lo cual coincide con lo planteado por la Schmidt M y otros.13) La fragilidad es una condición multidimensional, que es común en adultos mayores; se caracteriza por disminución de la reserva fisiológica, mayor riesgo de caídas, hospitalización, ingreso en hogares de ancianos y muerte. La detección de individuos con fragilidad se asocia con factores de riesgo modificables para la discapacidad y la muerte. Herrera D y otros14 informan asociaciones de factores de riesgo de ECV con fragilidad; pero no examinan los efectos de puntuaciones de riesgo que incluyeran esta variable. El deterioro funcional y el estado de fragilidad son considerados factores que predicen el riesgo de dependencia; son utilizados como estimadores del riesgo de mortalidad en personas mayores de 65 años.13,15,16
La prevalencia de fragilidad se estima entre 40 % al 60 % de los adultos mayores y se asocia a peor pronóstico y mayor mortalidad en cualquier enfermedad cardiovascular.10
El estudio de salud, envejecimiento y composición corporal en adultos mayores fue el primero en mostrar que la fragilidad era un factor de riesgo para el desarrollo de ECV y determinante como predictor en la mortalidad.17) Los hallazgos de la investigación de Wang Y y otros18 indican que los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular predicen la fragilidad. En la investigación de Plasencia y otros,19) encuentran que los pacientes con fragilidad (90,10 %; n= 173) tuvieron una mortalidad mayor que los pacientes sin fragilidad (9,90 %; n= 19) (p< 0,0001).
El interés en el síndrome de fragilidad no es solo por confirmar un estado que es reconocible en estadios avanzados, sino porque determinadas intervenciones en el estilo de vida, como el ejercicio, revierten o retrasan su progresión. Con las intervenciones se reducen los riesgos, como las caídas, el empeoramiento de la movilidad, la incapacidad para actividades básicas de la vida diaria, hospitalizaciones y aumento de la mortalidad.20,21
Se han desarrollado varias metodologías de análisis epidemiológico para detectar los efectos de la multimorbilidad como predictor. Hall y otros22 demuestran una asociación positiva entre la multimorbilidad y el riesgo de muerte por cardiopatía isquémica. La investigación de Duarte N (9) destaca mayor riesgo de mortalidad asociado a la multimorbilidad. La multimorbilidad tiene consecuencias en diferentes aspectos. Es una potencial variable confusora (se excluye con frecuencia de los estudios), lo cual no permite extrapolar los resultados a pacientes con perfiles complejos, desde una perspectiva epidemiológica. La multimorbilidad puede operar como como variable predictora de múltiples situaciones de salud, entre ellas las ECV y el deterioro cognitivo.23,24) En el anciano sin dudas, influye en la polifarmacia, conducta a la que hay que prestar atención pues, un por ciento considerable de los sujetos la presentó.
La polifarmacia se identifica como un nuevo predictor prometedor, de mayor riesgo de ECV. En el estudio de Van EF y otros25) y Eurelings y otros,26) la polifarmacia se identificó como nuevo predictor de ECV en este grupo de edad.
En la investigación de Brenes y otros,24) la enfermedad cerebrovascular presentó una frecuencia más alta entre los pacientes con demencia. Un metaanálisis realizado por Liang X y otros27) muestra asociación positiva entre la cardiopatía coronaria y el riesgo de deterioro cognitivo; lo cual no resultó de la misma forma en el presente estudio. Esta diferencia pudiera deberse a la menor frecuencia de deterioro cognitivo en los sujetos del presente estudio. Sin embargo, no existe claridad sobre cómo el deterioro cognitivo puede predecir la mortalidad por ECV, aunque existen evidencias de su asociación con la mortalidad general. Esto pudiera obedecer a la actitud del paciente con deterioro cognitivo sobre su salud: no adherencia al tratamiento, incumplimiento de las orientaciones del médico, falta de control de factores comunes de riesgo cardiovascular, como la hipercolesterolemia y la hipertensión arterial; piezas clave en la potenciación del deterioro.
La investigación de Duarte y otros9 destaca mayor riesgo de mortalidad asociado a la multimorbilidad y presentar polifarmacia, lo que difiere de los actuales resultados. En el estudio de Schmidt y otros,13 el deterioro combinado, en las actividades de la vida diaria y el deterioro cognitivo (OR= 4,52; p= 0,034), fueron predictores de mortalidad, similar a los actuales resultados; aunque no fue el de mayor asociación. En la predicción de los resultados de salud, más que las enfermedades crónicas, son las limitaciones funcionales o la combinación, las condiciones más importantes.
Por otra parte, es necesario que los adultos mayores con múltiples comorbilidades, déficits funcionales y cognitivos sean incluidos en los estudios clínicos. Se necesitan herramientas para evaluar estos nuevos predictores, su influencia en la toma de decisiones clínicas, así como replicar los estudios sobre la multimorbilidad, la función cognitiva, la fragilidad y los resultados a largo plazo; el mantenimiento de la independencia, la preservación de la función física, mental y la calidad de vida.
La principal limitación del estudio está en que, para mejorar la predicción de riesgo, debe complementarse el análisis con factores de riesgo tradicionales, junto a los nuevos o no tradicionales.
La fragilidad y la multimorbilidad son nuevos predictores de mortalidad por enfermedades cardiovasculares en adultos mayores, que cuando se asocian, implican mayor riesgo.