La crisis sanitaria global que ha generado la Covid-19 ha tenido repercusiones físicas, sicológicas y funcionales en los individuos afectados, modificando protocolos de práctica clínica en especialidades como la Medicina Física y Rehabilitación.1
El espectro clínico de los pacientes infectados por SARS-CoV-2 varía desde sujetos asintomáticos, con afectación clínica leve, hasta enfermos con hipoxemia grave e infiltrados pulmonares característicos que pueden evolucionar a síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA). La mayoría de las personas con COVID-19 con una presentación clínica leve no requieren inicialmente hospitalización, y muchos pacientes pueden controlar su enfermedad en casa.2
En la radiografía de tórax, se observan opacidades pulmonares difusas, incluso con opacificación completa de ambos pulmones, imitando el patrón radiológico del daño alveolar difuso. (3
En la Tomografía Computarizada (TC), el patrón de daño alveolar difuso se caracteriza por un gradiente de densidad gravitacional, con áreas consolidativas densas en regiones dependientes, opacidades ‘‘en vidrio deslustrado’’. Las consolidaciones posteriores parecen deberse a la atelectasia compresiva causada por el peso del parénquima pulmonar suprayacente. Los volúmenes pulmonares están reducidos. Con la evolución, suelen aparecer opacidades reticulares y con frecuencia dilataciones bronquiales y bronquiolares. No obstante, ni las bronquiectasias ni el patrón reticular indican necesariamente fibrosis, y ambos hallazgos pueden ser reversibles.3
La progresión o no hacia secuelas permanentes es un tema en debate y hasta ahora se define como “impredecible”, aunque la mayoría de los estudios apuntan a la importancia de programas de rehabilitación precoz en estos pacientes, dentro de los cuales un componente esencial sería la fisioterapia respiratoria.4
Los protocolos de fisioterapia respiratoria en convalecientes de SARS-CoV-2 responden a los objetivos de mejorar la función respiratoria, minimizar las complicaciones y secuelas, y restaurar la condición física general del paciente para que pueda reincorporarse sin síntomas importantes a su vida cotidiana. Incluyen la educación sanitaria a pacientes y familiares y el cumplimiento estricto de las normas de bioseguridad.1,5-8
Las técnicas de fisioterapia respiratoria avaladas en estos pacientes agrupan ejercicios aerobios, ejercicios fortalecedores globales, ejercicios específicos para la musculatura respiratoria, técnicas que facilitan el manejo de la tos y la eliminación de las secreciones traqueobronquiales (si así se requiere), el control respiratorio durante las actividades de la vida diaria, y las técnicas de relajación.6-8
Las necesidades de rehabilitación a largo plazo todavía están poco estudiadas y analizadas, pero se documentan en muchos convalecientes la disfunción respiratoria, disfunción muscular e intolerancia al ejercicio. Una vez la enfermedad no esté en fase activa los pacientes deben ir incorporándose poco a poco a su rutina habitual, puede que inicialmente presenten cierto cansancio e intolerancia al esfuerzo por lo que es aconsejable proporcionar un programa de ejercicio individualizado en donde se trabaje la resistencia aeróbica y la fuerza muscular, especialmente importante este último aspecto en los pacientes mayores de 65 años.
En aquellos pacientes que presenten disminución de la capacidad funcional o tengan algún tipo de secuela pulmonar (fibrosis pulmonar) deberían ser evaluados por el equipo de rehabilitación respiratoria para estudiar su capacidad funcional y la indicación de un programa de reentrenamiento al esfuerzo y de potenciación muscular.1,6,8
La estructuración individual de los programas de fisioterapia respiratoria permite la adaptación de éstos, a las necesidades específicas de cada paciente. La comprensión de técnicas simples como la respiración abdominodiafragmática y la facilidad del entrenamiento aerobio propician la réplica de estos programas en el domicilio. Las técnicas de control ventilatorio durante la terapia ocupacional facilitan la transformación de las mejoras fisiológicas alcanzadas con la rehabilitación respiratoria, en beneficios relevantes en las actividades de la vida diaria, lo que es crucial para el éxito final del programa. En el caso de las técnicas de relajación aportan beneficios en los planos sicológico, emocional y espiritual; pueden desarrollarse de forma grupal al final de cada sesión. (1,6-8
Se recomiendan entre 2-3 sesiones semanales de fisioterapia respiratoria durante al menos 6 semanas con un incremento de la carga del 5-10 % por semana.8
Liu et al, en un estudio realizado en 72 pacientes ancianos con Covid-19, durante de seis semanas, concluyeron que la rehabilitación respiratoria podría tener un efecto beneficioso en la función pulmonar, la movilidad, en el estado de ansiedad y en la calidad de vida de estos pacientes.9
Por su parte, Triviño Iglesias AR et al, realizaron una revisión exhaustiva de estudios en los que examinaron la eficacia de los programas de rehabilitación en pacientes Covid-19, también apoyan la prescripción de un programa de rehabilitación individualizado en aquellos pacientes con disfunción pulmonar leve, y proponen considerar la rehabilitación pulmonar como una herramienta adicional en la lucha contra el Covid-19. (10
Aunque la evidencia es aún insuficiente, consideramos que la fisioterapia respiratoria es una herramienta fundamental en la recuperación y readaptación de los convalecientes de Covid-19 a su vida cotidiana.