INTRODUCCIÓN
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el tabaquismo como una epidemia y como uno de los principales problemas de la salud pública mundial. Las enfermedades, la pérdida de años de vida, las muertes que indiscutiblemente provoca el tabaquismo, y los gastos sanitarios que ocasiona, representan una carga asistencial adicional para la salud pública.1 Su elevada frecuencia, referida en diversos estudios de la población joven, es especialmente preocupante, pues es previsible que dicho consumo se traduzca en un importante aumento de problemas de salud y que su impacto negativo será mayor en el futuro.2
La adolescencia constituye una etapa de riesgo en la adquisición del hábito. Según algunos autores, la edad de inicio de fumar cada vez es más temprana, y este factor de riesgo se asocia con el hecho de que los padres o hermanos también fumen. El consumo de tabaco en niños y adolescentes es ya un problema de salud de gran trascendencia.3
Está científicamente demostrado que el hábito de fumar provoca disímiles daños al organismo. La cavidad bucal es una de las zonas donde más fácilmente se reconocen los efectos nocivos del tabaco. En la actualidad, estas afecciones se manifiestan en estratos muy concretos de la población como son los adolescentes y jóvenes.4) La cavidad bucal de los fumadores se afecta en toda su extensión, y está asociada a una gran variedad de cambios perjudiciales, pues es ahí donde se produce el primer contacto con el tabaco, lo que incide absolutamente en todos sus elementos, altera el microambiente y a su vez, lo predispone para que se presenten diversas afecciones odontológicas, entre las que se incluyen: manchas en los dientes por la acción de la nicotina y el alquitrán, caries por la disminución del flujo salival, halitosis, enfermedad periodontal y leucoplasia. El riesgo de padecer un cáncer de cavidad oral en un fumador es seis veces superior al de un no fumador. También ha demostrado tener un efecto adverso sobre la cicatrización de las heridas tras las intervenciones quirúrgicas.1,5
Por un lado, la práctica diaria apunta hacia un aumento del consumo de cigarros en esta etapa temprana de la vida; por otro lado, son más frecuentes los daños sobre la salud bucal, hecho que afecta a los adolescentes pertenecientes al Centro Mixto «Pepito Tey». Sin embargo, no existen evidencias científicas contextualizadas, lo cual constituye el principal motivo para la realización de esta investigación.
MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional, analítico y de corte transversal en adolescentes pertenecientes al Centro Mixto «Pepito Tey» en San Diego del Valle, municipio Cifuentes, en el período comprendido entre septiembre de 2016 y octubre de 2018. La población de estudio quedó conformada por 208 adolescentes, y se organizó en dos estratos, uno de adolescentes con hábito de fumar (grupo estudio), y otro con adolescentes sin hábito de fumar (grupo control). Se seleccionaron dos muestras probabilísticas por muestreo aleatorio simple, las cuales estuvieron constituidas por 60 adolescentes en ambos grupos.
Los pacientes incluidos en la muestra cumplieron los siguientes criterios: adolescentes fumadores y no fumadores que estudiaban en el Centro Mixto «Pepito Tey», que expresaron su consentimiento informado y que además contaban con la autorización del padre o tutor para ser parte del estudio investigativo.
Se cumplieron los principios éticos de investigaciones en humanos para la realización de este estudio. Se operacionalizaron las diferentes variables, se diseñó una base de datos y se utilizó el programa Microsoft Excel 2010. Con la finalidad de determinar la relación del hábito de fumar con las afecciones bucales en adolescentes, se realizó un estudio descriptivo que comprendió tablas de frecuencia y de contingencia, así como gráficos de pastel y de barras, para la interpretación de los resultados. Se aplicó la prueba de hipótesis para la independencia de variables y se mostró como resultado el valor del estadígrafo x2 y su significación asociada a p.
RESULTADOS
Del total de la población, el 50 % presentó hábito de fumar, y de ellos, el 29,1% pertenece al sexo masculino. Para establecer la relación entre el sexo y el hábito de fumar, se efectuó una prueba de hipótesis de independencia mediante el test de Ji cuadrado con la corrección de Yates, y se usó un nivel de significación de 0,05. Al examinar los resultados del test de Ji cuadrado con la corrección de Yates, el sexo es independiente al hábito de fumar pues el p-value = 0,8522 > 0,05 (Tabla 1).
Se determinó que existe un predominio de la clasificación leve (53,3 %), y de ellos el sexo masculino fue más propenso con un 35 % (Tabla 2). En tanto, las féminas practicaron el hábito de fumar de forma moderada con un 21,7 %. Al examinar los resultados del test de Ji cuadrado de razón de verosimilitud, el sexo es independiente a la clasificación de los fumadores pues el p-value = 0,0763 > 0,05.
Los resultados del tiempo de consumo reflejan que existe un predominio de la variable menos de 6 meses (53,3 %). En orden descendente se manifestaron los resultados de las variables de 6 meses a 1 año (40 %) y más de 1 año (6,7 %). En todas las modalidades existió un predominio del sexo masculino (Tabla 3). Al examinar los resultados del test de Ji cuadrado de razón de verosimilitud, el sexo es independiente al tiempo de consumo de los fumadores pues el p-value = 0,7622 > 0,05.
En la Tabla 4 se puede observar que predominó el inicio del hábito a la edad de 14 a 15 años con un 45 %, seguido de 10 a 11 años (35 %), y que el sexo masculino fue el más propenso en todas las edades, por lo cual coincide su preponderancia en la edad de 14 a 15 años (23,3 %). Al examinar los resultados del test de Ji cuadrado, el sexo es independiente a la edad de inicio del hábito de fumar pues el p-value = 0,1453 > 0,05.
Dentro de las afecciones bucales (Tabla 5) existió un predominio compartido de gingivitis leve y mancha dental en un 80 %, seguido de caries dental y la halitosis en un 76,7 % y 66,7 %, respectivamente. Fueron menos propensos a la pérdida dentaria (30 %) y lesiones de la mucosa bucal (16,7 %).
En el Gráfico 1 se presenta la relación entre el hábito de fumar y las afecciones bucales en función del p-value. Las afecciones bucales: caries dental, enfermedad periodontal, mancha dental, lesiones de la mucosa bucal y halitosis, están relacionadas con el hábito de fumar, mientras que la pérdida dentaria es independiente.
DISCUSIÓN
Con relación al sexo, en el estudio predominaron los adolescentes masculinos, resultados que se corresponden con los informados por Fernández Concepción,6 Sánchez Gay7 y Quinzán Luna.8 Los adolescentes varones son quienes más poseen el hábito de fumar, pero entre las féminas se evidencia un incremento en su consumo, lo cual está determinado por el nivel de desarrollo e independencia que la mujer ha logrado, aunque lo demuestra con un estilo de vida no sano.
En cuanto a la clasificación de los fumadores en el contexto nacional, los resultados obtenidos en esta investigación coinciden con González Ramos 9 quien plantea un predominio del grupo de adolescentes con hábito de fumar que consumen entre cinco y diez cigarrillos. Sin embargo, se contraponen con los hallazgos de Sánchez Gay7 y Cuéllar Álvarez10) donde existe un predominio del grupo de adolescentes con hábito de fumar que consumen entre 11 a 20 cigarrillos.
Al considerar los resultados sobre el tiempo de exposición directa al cigarro a nivel nacional, los resultados coinciden con los informados por González Ramos,9 donde predomina el grupo de adolescentes que fuman hace seis meses; sin embargo, no concuerdan con Bouza Vera,11 quien plantea el predominio de los adolescentes que practican el hábito de fumar por menos de un año.
En el estudio se evidencia que existe un incremento en el inicio del hábito de fumar por los adolescentes, resultados que coinciden con una investigación realizada en México por López-Cisneros.10 En el contexto nacional coinciden con los resultados informados por Cuellar Álvarez,12 donde la edad de inicio del hábito está entre 12 y 15 años. Difieren los resultados obtenidos con Vásquez Treviño13 donde predominan los adolescentes con edad de inicio del hábito de fumar a los 12 años.
El predominio de la gingivitis leve en la muestra estudiada se corresponde con la investigación de Fernández y colaboradores 14 que evidencia que las personas fumadoras tienen tres veces más probabilidades de desarrollar enfermedad gingival que los no fumadores. El estudio realizado por Josefa Navarro15 en Santiago de Cuba muestra una ligera mayoría de adolescentes con gingivitis leve, y evidencia una similitud con los resultados descritos en este estudio. Resultados semejantes expone More Martínez16 en su investigación. Otros investigadores, de manera homóloga, informan que el tabaquismo, además de provocar problemas de salud como cáncer de pulmón y cirrosis, producen pigmentaciones en los dientes y en las encías, lo cual contribuye a generar mal aliento o halitosis.17,18,19) Un estudio realizado en la Universidad de Guayaquil en el 2017 aportó resultados que difieren a los obtenidos en esta investigación.
La adolescencia es el momento ideal para empezar a platicar con este grupo acerca de la importancia de un cuidado regular y minucioso con el propósito de evitar que muchos problemas de salud bucal puedan volverse serios en la edad adulta. En este sentido, queda mucho trabajo por hacer porque el tabaquismo se manifiesta como un problema que necesita una mirada desde la promoción de salud.
CONCLUSIONES
Se concluyó que predominaron adolescentes fumadores de 12 años del sexo masculino, clasificados como fumadores leves y con práctica del hábito por menos de seis meses. La edad de inicio del hábito de fumar fue entre 14 y 15 años. Se identificaron diferentes afecciones bucales: enfermedad periodontal, caries dental, mancha dentaria, halitosis, y en menor número, lesiones en la mucosa bucal y pérdida dentaria. Existió una asociación significativa entre el hábito de fumar y las afecciones bucales: caries dental, gingivitis leve, mancha dental, halitosis y lesiones de la mucosa bucal.