Introducción
Se ha experimentado en los últimos tiempos evidentes cambios demográficos; la edad de la población mundial tiende a crecer cada día más. En países industrializados del 13 al 15 % de la población, tiene una edad superior a 60 años. Este envejecimiento no es un fenómeno exclusivo de algunas sociedades; sino que ha estado presente en todas las etapas de desarrollo social, siendo de interés para la filosofía, el arte y la medicina de todas las épocas. En el presente siglo existe una situación singular, más y más personas sobrepasan la barrera cronológica que el hombre ha situado como etapa de vejez, convirtiendo al envejecimiento en uno de los retos más importante de la sociedad moderna. Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI, 2014); (MINSAP, 2015); González Katerinne (2012)
Se conoce que el número de personas que en el mundo sobrepasan los 60 años se ha elevado de algo más de 400 millones en 1950 a 700 millones en la actualidad, con un pronóstico de más de 1200 millones para el año 2025, es decir, crecerá anualmente a un ritmo de 2,5 % en comparación con la población total mundial que sólo crece 1.7 %. Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI 2014); (MINSAP 2015); González Katherine (2012)
Cuba, colocado entre los del Tercer Mundo, posee una población de 60 años y más, con porcentajes de 19,2 % (cerca de 2 millones de personas). En estos momentos es el cuarto país más envejecido de América Latina, previéndose que para el año 2020 se clasifique como adulto mayor, la quinta parte de la población cubana según plantea la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI 2014); Fernández García y Cárdenas García (1996) . Para ese entonces, Cuba será la segunda más envejecida de América Latina, Para ser asumida esta etapa futura se necesitan labores educativas no sólo ante los ancianos y el personal médico y paramédico que lo asistirá, sino también para las personas que van a cumplir el rol más decisivo: los cuidadores, que en la actualidad no conocen ni aún, la etimología de la palabra.
El 85 % de los adultos mayores presenta enfermedades crónicas mientras el 30 % poseen pluripatología de ese tipo observándose en estos últimos, que su bienestar depende menos de los tratamientos, que de las condiciones de vida. La existencia de los familiares y amigos solícitos a brindarle ayuda, su propia percepción de la vida y las condiciones en que se encuentran, juegan un papel fundamental en su calidad de vida. Prieto Ramos y Vega García (1999); Gómez Pavón (2010)
Debido a que las vidas de los cuidadores giran en torno a la satisfacción de las necesidades de su familiar mayor, muchos suelen dejar sus propias necesidades a un segundo plano. Esta situación, perfectamente comprensible, significa frecuentemente que las tensiones y el malestar que experimentan muchos de ellos provenga del rol que ellos desempeñan. Flores (2015)
Las múltiples y variadas responsabilidades del cuidado que requiere un anciano, dificultan que sus cuidadores puedan disponer del tiempo y las fuerzas necesarias para cuidarse a sí mismo. No obstante, los cuidadores que desean disfrutar de un mayor bienestar tanto emocional como físico, así como desarrollar un óptimo rendimiento en las tareas relacionadas como cuidador, necesitan valorar la importancia que tiene la tarea que realizan y aprender cómo hacerlo. Flores (2015); Díaz Alfonso y otros., (2015)
En aras de mejorar el nivel de vida del adulto mayor y su cuidador, es necesario adiestrarlos. En varios países del mundo, se exhiben ya resultados satisfactorios desde hace tiempo en esta temática. Merece resaltarse universidades de cuidadores en España con una labor destacada, no sólo en la capacitación de los cuidadores, sino en un trabajo serio con el cuidador agotado. En Argentina sus grupos de estudio, han realizado aportes sobre cuidadores en instituciones de larga estadías. Varios son ya los países que han realizado una labor muy seria adiestrando cuidadores a discapacitados y larga sería la lista de los mismos que ya se encuentran sensibilizados con esta útil actividad. Cillo (1999); Guzmán (2005) ; Valer (2015); Santander Wannhoff (2016)
En Cuba, los establecimientos de estas escuelas comenzaron en la capital del país con experiencias alentadoras en el adiestramiento a cuidadores de pacientes con enfermedad de Alzheimer según plantea Caballé (1999) sin embargo; este importante propósito no está establecido de carácter formal en algunas provincias.
La provincia de Pinar del Río se enfrenta a un problema de urgente solución por ser insuficiente la capacitación a los cuidadores. Se hace necesario el establecimiento de las escuelas de cuidadores que implicará preparar el personal médico, paramédico, población anciana y cuidadores; además están implicados en este proyecto todos los niveles de salud, siendo una opción ineludible que hará lograr que los ancianos disfruten de un envejecimiento saludable. Se realiza la presente investigación con el objetivo de demostrar la necesidad de escuelas de cuidadores.
Materiales y método
Con el fin de demostrar la necesidad de adiestrar al cuidador se realizó un muestreo aleatorio estratificado. El estrato número uno está integrado por los cuidadores adiestrados que deseaban participar en la investigación. El estrato número dos está formado por cuidadores sin conocimiento alguno sobre el tema; la muestra fue escogida al azar, sólo los hacía semejantes el hecho de cuidar a un adulto mayor.
La muestra estuvo constituida por 48 cuidadores todos residentes en el municipio de Pinar del Río, de ellos el 50 % habían sido adiestrados en los encuentros realizados, se adiestraron 24 personas mediante reuniones con duración de una hora semanal en los que se les impartían conocimientos acerca del cuidado al adulto mayor, cambios propios del envejecimiento y aspectos determinantes en el bienestar y salud del anciano, todo ello estaba comprendido en el plan temático (Anexo 1) realizado por especialistas en la materia, para la realización del mismo se tuvo en cuenta las necesidades de aprendizaje detectadas en las entrevistas realizadas a los cuidadores y la utilización de un lenguaje claro y sencillo perfectamente entendible para todos las personas que se inician en esta actividad.
A cada cuidador que se integró al estudio se le realizó una encuesta (Anexo 1), dirigida a verificar su consentimiento informado para lo cual se le explicó los fines y contextos del estudio y además el estado de conocimiento de su actividad, características personales y conocer cuál sería la toma de decisiones ante disyuntivas que frecuentemente se presentan durante el cuidado de un anciano.
Los datos reportados en el estudio se analizaron de forma comparativa y se establecieron las diferencias entre el proceder de los cuidadores adiestrados y los que no tienen conocimientos sobre el tema. Los resultados de la encuesta se procesaron con el software SPSS (Statistical Pack age for Social Science, Versión 12, 2004)
Para el procesamiento de los datos se realizaron análisis de frecuencias y pruebas de contingencias (tablas cruzadas o cross tabulación).
Resultados y discusión
En la tabla 1, se refleja una caracterización en cuanto a edad, sexo, vínculo familiar, si es o no asalariado por su labor y tiempo que ejecuta como cuidador. (Tabla 1)
En los resultados observados relacionados con la variable edad se aprecia que el 72.9 % de las personas no tenían más de 60 años, edad en la que muchos de ellos acometen este rol cuando aún están en una época de la vida donde existen vínculos laborales, con necesidades y aspiraciones por cumplir, poseyendo un papel social, familiar y laboral importante, apareciendo entonces, la necesidad de interrumpirlos para dedicarse a la hermosa y complicada tarea de cuidar a un anciano, para lo cual no fueron capacitados. Es ahí cuando muchos de ellos ven sus sueños frustrados y pueden aparecer sentimientos de incompetencias, depresión y ansiedad.
Esta investigación arrojó que un 27.1 % de los cuidadores ya habían pasado los 60 años. Este aspecto es importante si analizamos que el cuidador añoso tiende a agotarse más y padece generalmente de enfermedades que lo hacen mucho más frágiles que el cuidador joven, apareciendo en ocasiones que su comportamiento compite con las características psicológicas del adulto que cuida, lo que hace engorrosa y en ocasiones no eficaz la relación anciano-cuidador.
En la caracterización realizada, el 77.1 % de los cuidadores encuestados tenían algún vínculo familiar con el anciano que cuidaban, detalle este que facilita la actividad; pues existe un previo conocimiento de sus costumbres, necesidades y estilos de vida que influye en la mejor aceptación por parte del anciano. De otro lado cuando se analiza el salario no lo recibían el 56.3 % de los cuidadores, dato este que en ocasiones está relacionado con el estrés financiero que alberga a las personas y familias dedicadas a cuidar a sus ancianos.
Otro aspecto que muestra la caracterización, es el tiempo que se lleva como cuidador. Se reporta en este estudio que el 75 % de los cuidadores llevaban más de 1 año desempeñando esta actividad, aspecto importante, pues al pasar el tiempo el cuidador realiza su actividad con mayor confianza; la toma de decisiones es más certera y existe una compenetración mayor entre el cuidador y su familiar; pero sigue siendo necesario en estas personas el adiestramiento.
En Venezuela, existen investigaciones donde se analizan las características epidemiológicas del cuidador, encontrándose dos extremos de frecuencias: uno constituido por mujeres de 45 a 60 años de edad, amas de casa y otro formado por ancianas de más de 60 años cuidando a sus esposos. Referente al género se presentó un predominio en el sexo femenino con un 75 %, lo cual se corresponde con las estadísticas cubanas revisadas referentes a este tema. De Bartolo (1999)
Un estudio realizado en la Universidad de Virginia en Estados Unidos reportó que los cuidadores eran en su mayor frecuencia mujeres, con una edad promedio de 46 años, más del 80 % resultaron ser familiar que no recibían salario por esa actividad. No se reportan diferencias sustanciales en cuanto a la caracterización de los cuidadores. Biblioteca de Salud del Adulto (2007)
En Cuba, se realizó un estudio genético a la población donde, se reportó la necesidad de ayuda a cuidadores de ancianos y otros discapacitados que no podían desarrollar su rol laboral, por sugerencia de nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, se ha ido realizando un plan de ayuda económica a estos cuidadores por parte del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social.
La tabla 2 muestra que el 91.3 % de la muestra reconoce tener necesidad de aprendizaje en esta esfera, mientras el 8.1 % considera que no es necesario poseer este conocimiento. (Tabla 2)
Un individuo puede estar preparado para envejecer, pero no para ser cuidador, en las familias se pueden presentar al mismo tiempo varios ancianos a cuidar y en ocasiones estos conviven con disímiles generaciones en el mismo domicilio. Para enfrentar esta tarea es imprescindible estar preparados y esto incluye ajustes en la vida particular del cuidador, dinámica familiar, en el hogar y hasta en la sociedad. El cuidador se somete a los estreses que genera el cuidado del adulto mayor, por lo que debe hacer cambios de estilos de vida, modificar sus escalas de valores, realizar otra distribución de su economía y de su tiempo libre, entre otros cambios. Varias revisiones coinciden en que las múltiples y variadas responsabilidades del cuidado que requiere un anciano, dificultan que sus cuidadores puedan disponer del tiempo y las fuerzas necesarias para cuidarse a sí mismo. No obstante, los cuidadores que desean disfrutar de un mayor bienestar tanto emocional como físico, así como desarrollar un óptimo rendimiento en las tareas relacionadas como cuidador, necesitan valorar la importancia que tiene la tarea que realizan y aprender cómo hacerlo. Ferraz Dos Anjos (2014)
En la familia que exista la situación anteriormente planteada se hace necesario buscar redes de apoyo, una nueva distribución de tareas y de su patrón económico, haciéndose imprescindible cambiar horarios y estilos de vida en dependencia del estado funcional y mental del adulto a cuidar, en algunos casos se tienen que asumir modificaciones sustanciales. En el hogar, es preciso hacer correcciones del medio, buscar las posibles barreras arquitectónicas que constituyan peligros potenciales de caídas, se deben tomar las medidas para que el anciano sienta en el hogar un ambiente placentero y seguro para su vejez.
A nivel de sociedad se necesita de cambios para lograr una longevidad satisfactoria. Educar a la población, al personal médico y paramédico que la atenderá, etc., con el propósito de asumir la vejez demográfica como un evento importante para el cual hay que prepararse, este es un reto que se debe alcanzar y se hace importante buscar estrategias para brindarle al anciano una vejez segura. Cumplir los programas de atención al adulto mayor y establecer otros nuevos que se crean prudentes es decisivo para lograrlo para esto no basta con las labores que se realicen por el sistema de salud, se necesita el apoyo de los medios de difusión masiva que logra llegar a toda la población.
En Cuba, se ha iniciado un plan que prepara a los ancianos en vistas a lograr una longevidad satisfactoria, mediante la Universidad del Adulto Mayor; pero no se prepara a la población para asumir el rol de cuidador.
Alimentación | Sueño | Higiene | Medicación | |||||
Cuidador | C | I | C | I | C | I | C | I |
Adiestrado | 100 | 0 | 95.8 | 4.2 | 87.5 | 12.5 | 100 | 0 |
No adiestrado | 20.8 | 79.2 | 16.6 | 62.5 | 29.2 | 70.8 | 37.5 | 62.5 |
Fuente: encuesta.
Leyenda: C: Correcto; I: Incorrecto
En la tabla 3, se encuentran significativas diferencias en el proceder de los cuidadores frente a circunstancias que frecuentemente se presentan en la convivencia con un anciano, todo en dependencia de su grado de adiestramiento. (Tabla 3)
El 100 % de los cuidadores adiestrados adoptaron medidas correctas en cuanto a la alimentación, medicación aspectos muy importantes en el cuidado de los ancianos. Referente a la higiene y a cómo actuar cuando se presentan alteraciones con el sueño. el 87.5 % y el 95.8 % de ellos respectivamente sabían tomar conductas adecuadas y lo contrario ocurrió en el proceder de los cuidadores encuestados sin previo adiestramiento, de los mismos sólo el 20.8 % actuó correctamente ante dificultades con la alimentación, cuando se presentaron alteraciones del sueño sólo el 16.6 % actúo adecuadamente, el 29.2 % tomó medidas correctas en cuanto a la higiene, sólo el 37.5 % de los cuidadores supieron proceder de la manera correcta en cuanto a su medicación.
En las encuestas realizadas, fue evidente las ventajas de la capacitación de los cuidadores, los ancianos que son protegidos por personal adiestrado tienen amplias posibilidades de una vejez saludable mientras que los cuidados por personal no adiestrado poseen mayor peligro de que se le medique sin prescripción facultativa, asumen más posibilidades de ser maltratados y recibirán mayor cantidad de incomprensiones. Todas estas posiciones asumidas tienen como base el desconocimiento de los cambios que ocurren durante el envejecimiento el cual no es sinónimo de enfermedad, ni de cuidados paliativos, sino que significa disminución de la capacidad del organismo de adaptarse a situaciones de estrés.