Introducción
Lee et al. (2017) afirman que los pastos en el trópico constituyen la fuente más abundante y económica, que permite garantizar la alimentación de los rumiantes. El rendimiento de los pastos depende directamente de las condiciones climáticas, mientras que otros factores, como el manejo, condicionan que estos expresen totalmente su potencial productivo (Álvarez-Perdomo et al., 2017). De ahí la importancia del manejo adecuado de las áreas de pastoreo en cada unidad productiva (Costantini et al., 2018).
Cuando se usan altas cargas o los períodos de ocupación y descanso de los potreros no son los apropiados, se produce un exceso de pastoreo, que ocasiona degradación de los pastos, siendo necesario aplicar prácticas de manejo que ayuden a mejorar los rendimientos y la rentabilidad del sistema productivo (Cruz et al., 2018). Estos procesos de degradación se evalúan de acuerdo con el tipo de cobertura vegetal de los pastos, presencia de arvenses y composición florística, asociados a una inapropiada recuperación (Castro-Castillo et al., 2022).
Otros factores, como el uso del fuego, la chapea excesiva y la aplicación de herbicidas también aceleran los procesos de degradación de los pastos. Hernandéz et al. (2002) informaron que, con cargas relativamente bajas (entre 1,29 y 0,89 unidades bovinas por ha), se encontraron niveles de degradación de moderada a severa, debido a estas prácticas agrotécnicas.
La agricultura y la ganadería regenerativa trabajan de forma holística, lo que condiciona los principios del manejo equivalentes al pastoreo racional (PR) (Spratt et al., 2021). En el 2012, Voisin propuso una serie de postulados para el manejo intensivo de los pastos, que respetan el tiempo de reposo de los cuartones o potreros. Ello permite acumular reservas suficientes en las raíces de los pastos y garantizar un adecuado rebrote. Al respecto, el citado autor enfatizó que se debe utilizar el forraje cuando posee los nutrientes necesarios para alimentar a los rumiantes, lo que permite maximizar la cosecha del forraje y manejar una carga animal alta en un espacio reducido.
Piñeiro et al. (2017) y Milera-Rodríguez et al. (2019) corroboraron estos estudios y ratificaron que el pastoreo racional intensivo es un sistema ecológicamente sustentable, que proporciona suficiente alimento para el ganado y puede ayudar significativamente en el desarrollo de la biota edáfica, ya que permite tener mayor retención de la humedad y, de esta manera, evitar la compactación del suelo por el pastoreo.
Esta investigación tuvo como objetivo caracterizar la producción por unidad de área de los pastos Megathyrsus maximus (Jacq.) B.K. Simon & S.W.L. Jacobs y Urochloa decumbens (Stapf) R.D. Webster, manejados en un sistema de pastoreo racional Voisin (PRV) con ganado caprino en Manabí, Ecuador.
Materiales y Métodos
Localización. El estudio se estableció durante la época seca (junio-diciembre) del año 2022, en las áreas del proyecto Mejora productiva y ganadería regenerativa con rumiantes menores tropicales, de la Granja Experimental Río Suma, de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, del cantón El Carmen, Manabí, Ecuador. Esta granja está situada a los 0°16′00″S de latitud y 79°26′00″O de longitud, en condiciones de trópico húmedo, a altura de 249 msnm.
Características edafoclimáticas. La investigación se desarrolló en un suelo franco arcilloso (Aguilar et al., 2014), con régimen de precipitaciones promedio de 2 659 mm, 86 % de humedad relativa, temperatura promedio de 24 °C y 1 026 horas luz por año (INEC, 2021).
Tratamientos y diseño experimental. Los tratamientos evaluados consistieron en dos especies forrajeras (M. maximus Jacq. y U. decumbens), con aproximadamente cinco años de establecidas y dos años de manejo, sin fertilización ni uso de herbicidas o plaguicidas químicos o sintéticos. Se dividieron en once parcelas cada una (figura 1) y se manejaron con PRV en dos ciclos de pastoreo, según un diseño experimental de bloques completos al azar (DBCA). El área total de pastoreo fue de 0,22 ha y se trabajó con 12 cabras adultas, de las razas Saanen y Anglo Nubian.
Procedimiento experimental. Previo a la entrada a los potreros, se calculó el aforo (cinco muestras cada vez) por cada especie forrajera. Se utilizó para ello un marco o cuadrante (1 x 1 m), con el fin de conocer la productividad por hectárea de cada tratamiento (Gómez-Villalva et al., 2021). Basado en el aforo, el peso de los animales (33 kg/animal en promedio) y sus requerimientos de consumo (4,3 kg/día/animal), se calculó el área estimada de consumo diario de las cabras (45 m2 en promedio). Asumiendo que consumieran el total del área foliar asignada, se manejaron tiempos de ocupación por parcela entre 10 a 15 horas, lo que implicó ampliar o disminuir el área a pastorear, según dichos requerimientos. Esto se realizó mediante la implementación de divisiones en los potreros con la ayuda de mallas metálicas de fácil movilidad. Estas proporcionaron que las cabras permanecieran en pastoreo durante un período de aproximadamente cinco horas en la mañana y cinco en la tarde, que inició entre las 7:00 y las 8:00 a.m. y finalizó entre las 17-18 horas (Mahecha et al., 2002). Posterior al consumo de toda el área foliar asignada y a la salida de los animales, se tomaron muestras con ayuda del mismo cuadrante para calcular el remanente que quedaba en el potrero. Este momento se consideró como el día 0 para calcular posteriormente el tiempo de reposo del forraje.
Durante la noche, los animales reposaron en corrales altos, a 70 cm del suelo, acondicionados en el aprisco. Durante la fase de investigación, contaron con agua ad libitum y se suplementaron con bloques nutricionales.
El pastoreo se planificó por especie de pasto hasta finalizar la rotación de cada una. Después de consumir todas las parcelas de una especie, se comenzó el pastoreo de la otra, con el fin de determinar si los tipos de pasto influían en la ganancia de peso de los caprinos. Se asumió como punto óptimo para reiniciar el pastoreo de las parcelas, cuando el pasto se encontraba con 10 % de inflorescencia o identificando la tercera hoja basal marchita, de acuerdo con lo informado por Voisin y Lecomte (1968).
Análisis matemático. Se aplicaron modelos lineales generales y mixtos para analizar los datos de las variables producción de forraje verde/ha, remanente (kg/ha), días de recuperación (d), peso de los animales (kg) y consumo de forraje (kg). El análisis de los datos se realizó con el programa R (R Core Team, 2022). Se aplicó la prueba de Tukey 0,5 % de confianza, con nivel de significación establecido en α = 0,05.
Resultados y Discusión
Producción de forraje y remanente. Hubo diferencias para la variable producción de forraje verde/ha (p= 0,0068) a favor de M. maximus, con rendimiento de 11 800 ± 759 kg de forraje verde/ha, comparado con 8 800 kg en U. decumbens (figura 2). Se debe considerar que estos potreros no se fertilizaron, por lo que el aporte de nutrientes se realizó a través de las excretas y la orina, depositadas por los animales durante el pastoreo.
Báez-Lizarazo y Salamanca-Carreño (2022) refieren que la producción de forraje verde/ha de los genotipos de U. decumbens es de 4 100 kg/ha y de la Urochloa humidicola de 3 250 kg/ha, valores que son inferiores a los de esta investigación. Sin embargo, para M. maximus fertilizado, a los 40 días, Gómez-Villalva (2021) informaron rendimientos de 20 300 kg de forraje verde/ha durante un año, superiores al del presente estudio. Esto podría indicar que el pastoreo racional Voisin incrementa la productividad por hectárea en el pasto U. decumbens, que parece favorecerse por los cortos tiempos de pastoreo y los períodos de descanso más largos, lo que permite mayor recuperación y mayor productividad (Urón-Castro y Bastos-Alvarado, 2021). Mientras menor es el tiempo de ocupación, se reducen los efectos negativos por compactación en los potreros, lo que propicia el aumento de la capacidad de la pastura para rebrotar y desarrollarse (Gómez, 2017).
En cuanto al remanente (figura 3), hubo diferencias para esta variable (p= 0,0036). El pasto U. decumbens presentó la media más baja (2 200 ± 130 kg/ha), mientras que en M. maximus el valor fue de 3 700 ± 130 kg/ha.
El remanente es la cantidad de pasto que queda después de la defoliación, sea por pastoreo directo o mecánico. Romo-Arias (2019) menciona que el remanente permite asegurar que los pastos o forrajes obtengan su potencial, cuidando el consumo de las vacas y la calidad del bocado.
Reategui et al. (2019), en estudios donde se midió la presión de pastoreo sobre la disponibilidad de forraje de U. decumbens, concluyeron que la presión de pastoreo alta (PBA) registró entre 623 y 223 kg/ha de fitomasa no cosechable. La presión de pastoreo baja (PPB), entre 637 y 440 kg/ha, indicaría que, a mayor carga animal por unidad de área, menor será la fitomasa no cosechable. Zietsman (2014) propició altas cargas de bovinos con pocos intervalos para estimular mayores consumos de forraje por parte del rumiante y, de esta manera, disminuir la selectividad e incrementar el consumo por área ocupada. Ello permitió dejar suficiente fitomasa no cosechable con reservas de nutrientes necesarios para un rebrote más rápido y eficiente. Estos principios del pastoreo los estableció Voisin y Lecomte (1968).
En este estudio, la carga animal fue alta, pero igual para ambos pastos, por lo que la diferencia en el remanente o rechazo pudiera estar más relacionada con el hábito de crecimiento de las plantas y la accesibilidad a las hojas y tallos más tiernos por parte de los animales. Las cabras son animales ramoneadores por excelencia, con menos habilidades para el pastoreo profundo y la disposición erecta de los tallos de M. maximus, con respecto al hábito decumbente de U. decumbens, pudo haber determinado que los animales no pastorearan a mayor profundidad y, por ende, quedara mayor remanente de este pasto erecto.
Nuevamente se reafirma que el PRV en cabras permite cumplir con el propósito de la ley de ocupación propuesta por Voisin, que establece que la ocupación debería ser de un día o menos, y no debería exceder los tres días (Matamoros, 2020) y, por ende, se obtienen resultados satisfactorios en cuanto al rendimiento de los pastos.
Manejo del pastizal. La división y rotación de los potreros (figura 1), con el área dividida en 22 potreros, es una metodología muy practicada y con arraigo en América tropical. Esto se debe a que la mayoría de los ganaderos conservan los pastos como cultivos perennes y su persistencia depende de los tiempos de descanso o recuperación a que se someten (Warren, 2018). En la figura 4 se puede observar que existieron diferencias para la variable días de recuperación de los potreros (p= 0,0032). El pasto U. decumbens necesitó más tiempo para recuperarse, con media de 67 ± 4,05 días, mientras que la recuperación de M. maximus ocurrió a los 55 ± 4,05 días.
Vélez-Mora (2021) planteó que, una vez establecido el período correcto de descanso de los potreros, se debe realizar un buen plan de manejo de rotación que permita obtener producciones entre 60 y 120 kg de MS/ha/día. No obstante, esto va a estar sujeto al tipo de pasto que se utilice, ya que una óptima rotación de los potreros va a depender no solo de los días de descanso, sino del estado fisiológico de los pastos, lo que va a variar entre especies y géneros. El correcto manejo de los tiempos de reposo permitirá mayor persistencia y rendimiento de los pastos y mejores índices de producción en las fincas (Gómez-Villalva, 2021).
Esto se puede lograr con el manejo racional intensivo, que ha tenido una repercusión positiva en diferentes países de Centroamérica y Suramérica (Milera-Rodríguez, 2019). Este sistema de pastoreo, además del incremento de las producciones, permite contribuir al manejo ecológico de los sistemas suelo, planta y animal (Urón-Castro y Bastos-Alvarado, 2021). Al implementar el pastoreo Voisin, se establece un óptimo desarrollo en el tiempo de recuperación de las pasturas, brindando a la ecosfera una ganadería baja en emisiones de gases. De esta forma, se ofrecen resultados que representan una opción resiliente ante el cambio climático y una contribución a la autosuficiencia alimentaria de los países (Montoya-Quintero, 2019).
Peso de los animales y consumo de forraje. El lote completo de caprinos se pesó antes de iniciar y al finalizar el pastoreo de cada especie y se compararon sus respectivas ganancias de peso. Con una prueba de t pareada, se comprobó que no existieron diferencias (p = 0,8043) en la ganancia de peso de los animales, en función de los pastos consumidos (tabla 1). De acuerdo con lo expuesto por Urón-Castro y Bastos-Alvarado (2021), estos resultados se pueden presentar cuando se implementan sistemas de pastoreo como el sistema de pastoreo de ultra alta densidad (PUAD) o PRV, ya que pueden existir animales que presenten mejor conversión alimentaria que otros. Adicionalmente, el consumo de forraje de los animales fue similar (p=0,345), con 2,15 kg para M. maximus y 1,85 kg para U. decumbens. Esto indicaría que se cumple la ley de rendimientos máximos, propuesta en el PRV, con el desarrollo de pastoreos más eficientes y mejor aprovechamiento de la biomasa disponible (Guevara-Viera et al., 2003).
Conclusiones
M. maximus y Urochloa sp. mostraron alta producción de forraje verde por unidad de área bajo el sistema de PRV con ganado caprino. El pasto M. maximus presentó la mayor producción de forraje verde por hectárea, mayores remanentes después del pastoreo y recuperación más rápida con respecto a Urochloa sp.