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Cuadernos de Historia de la Salud Pública

versión impresa ISSN 0045-9178

Cuad Hist Salud Pública  n.92 Ciudad de la Habana jul.-dic. 2002

 

Tarja de bronce en homenaje al doctor Arístides Agramonte y Simoni*

Por el
Dr. Arturo Curbelo Hernán

Desde hace muchos años los profesores todos de la Cátedra de Bacteriología deseaban encontrar una oportunidad para rendir un homenaje al recuerdo del que fue fundador de la misma y ejemplo vivo de hombría de bien, caballerosidad, honradez, capacidad y laboriosidad. Esta oportunidad nos la ofrecieron, precisamente de quien menos la podríamos esperar, pero indudablemente de quien más la podíamos apreciar: de la iniciativa de nuestros alumnos, los estudiantes de 2º año de Medicina que culminó en la brillante velada, llevada a cabo el 19 de junio de este año en el Salón de Actos de la Escuela de Medicina.

El acto fue abierto por el señor Decano de la Facultad, iniciándose con la ejecución del Himno Nacional y el Himno Universitario bajo la dirección de la sra. Ada Iglesias de Moreno. Acto seguido hizo la introducción el actual Profesor Titular de Bacteriología doctor Reinaldo Márquez, quien se refirió a los detalles más sobresalientes de la vida académico-docente del profesor Agramonte, destacando sus virtudes, particularmente entre ellas su celo en el cumplimiento del deber y su honestidad irreductible que lo llevaba a mantener una línea de conducta radical en cuanto al mantenimiento de esos principios. También se refirió el profesor Márquez al amor que a Cuba y su glorioso pasado profesaba el doctor Agramonte, recordando que cuando la clausura universitaria del 1930 por la dictadura machadista lo llevó al exilio, de la baranda del barco agitaba, no un pañuelo sino una pequeña bandera de la estrella solitaria, símbolo de la Patria que no volvió a ver más. Y por las mejillas de aquel hombre adusto, fuerte, recio como el que más, quien estuvo cerca vio correr una lágrima, quizás de angustia y desconsuelo.

Después del profesor Márquez, hizo uso de la palabra el Delegado actual de la asignatura señor Jorge Páez, en representación de la Asociación de Estudiantes de Medicina, que explicó la posición del alumnado frente a las figuras gloriosas de nuestra Medicina y del profesorado, estímulos permanentes de superación por el trabajo y el esfuerzo, destacando que actos como este tienden a elevar la alta moral que debe regir toda actuación universitaria. Su oración, inspirada en fuentes originales y ricas en hechos históricos efectivos reflejó un sistema de conducta basada en el ejemplo, el cual nunca se hace viejo: el rescate de la dignidad humana.

Fig. 8. La doctora Estela Agramonte de Rodríguez León develando la tarja en honor de su padre.

 

Por último, en representación de los antiguos alumnos del profesor Agramonte, hizo uso de la palabra el Profesor Titular de Pediatría, doctor Félix Hurtado y Galtés, quien con palabra brillante, firme y segura recorrió como un extraordinario resumen biográfico toda la vida del doctor Agramonte, haciendo un estudio analítico de sus proyecciones tanto en el campo de lo docente, como académico, profesional e internacional, refiriendo anécdotas y pasajes no conocidos del bregar cotidiano del profesor en su cátedra y su relación directa con sus alumnos. La oración del profesor Hurtado resultó conmovedora, por lo exacto, trayendo al momento actual el recuerdo, particularmente para aquellos que fueron también discípulos del profesor Agramonte.

Terminadas las oraciones pronunciadas en el Salón de Actos, la concurrencia pasó al Laboratorio General de la Cátedra, donde la hija del profesor Agramonte, doctora Estela Agramonte de Rodríguez León, develó una tarja de bronce, la que fue donada al efecto por alumnos y profesores y que tiene el rostro del Maestro en relieve y la siguiente inscripción: “PROFESOR ARÍSTIDES AGRAMONTE Y SIMONI (1868-1931)”. Fundador de esta Cátedra y colaborador en la confirmación del descubrimiento de la transmisión de la Fiebre Amarilla del Dr. Carlos J. Finlay. Profesores y alumnos de la Cátedra, 1953”. La concurrencia fue numerosa, y estuvieron representados los familiares del doctor Agramonte, los profesores, los alumnos y numerosos médicos de la ciudad. Fue un acto brillante y solemne en todos sus aspectos.

* Rev Cubana de Laboratorio Clínico. La Habana. 1953;7(3):105-106.

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