Los hongos Passalora fulva, Stemphyllium solani y Alternaria solani son agentes causales de enfermedades de importancia económica en el tomate. El principal método de control de estos es el empleo de fungicidas sintéticos (Kristl et al., 2019). El incremento de la resistencia a estos fungicidas sintéticos, la contaminación ambiental y la toxicidad provocada por el abuso de los mismos ha aumentado la demanda de antifúngicos de origen natural (El-Nagar et al., 2020).
El género Citrus es una fuente importante de compuestos bioactivos con actividad antifúngica (Ramírez-Pelayo et al., 2019). Se ha constatado que extractos hidroalcohólicos de hojas de Citrus spp. tienen actividad antifúngica frente a hongos fitopatógenos de tomate, basado en la concentración de fenoles totales. La mayor efectividad la presentaron los extractos etanólicos de hojas de Citrus aurantiifolia frente a P. fulva (Ojito-Ramos et al., 2019) y de Citrus latifolia frente a A. solani (Ojito-Ramos et al., 2017) con concentraciones mínimas inhibitorias (CMI) de 20 mg de equivalentes de ácido gálico mL-1 de extracto (mg EAG mL-1), el extracto etanólico de Citrus aurantium var. sinensis y el metanólico de Citrus reticulata frente a S. solani (Iglesias et al., 2017) con CMI de 2,5 mg EAG mL-1. Para aplicar de manera segura cualquier fungicida, incluso de origen natural, se hace necesario validar que el mismo no es tóxico para el ambiente.
La microbiota del suelo tiene un papel importante en los ecosistemas agrícolas; participa en la adquisición de nutrientes, en el ciclo del nitrógeno, carbono y biogeoquímicos. Además, participa en la formación del suelo, favorece la fertilidad y la detoxificación de residuos de fungicidas (García-Delgado et al., 2019). Por tal motivo, es necesario determinar el efecto de los extractos de Citrus spp. con actividad antifúngica sobre la microbiota del suelo debido a que, aunque la aplicación de los mismos se realiza sobre las hojas de las plantas de tomate, cuando se logra una cobertura máxima de aplicación el extracto cae al sustrato, favoreciendo el proceso de lixiviación en el mismo.
Las hojas de C. aurantiifolia, C. latifolia, C. aurantium var. sinensis y C. reticulata se colectaron en el área de colecciones vivas de plantas del Jardín Botánico de Villa Clara, perteneciente a la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, Santa Clara, Cuba (22N25’55”, 79W53’44”). A 2 g de hojas pulverizadas se le adicionaron 20 mL de disolvente de extracción: etanol 70 % y metanol 70 %, según corresponda. La obtención de los extractos fue mediante extracción asistida por ultrasonido durante 20 min.
Como sustrato se empleó una mezcla (75:25) de biocompost y suelo pardo mullido medianamente lavado. El sustrato se colocó en macetas de 1 kg de capacidad y se asperjó con 10 mL de cada extracto a la concentración de fenoles totales, según la CMI efectiva referida anteriormente. Para ello, se cuantificaron los fenoles totales según Elkhatim et al. (2018). Como control negativo se utilizó un sustrato al que se le asperjó agua destilada estéril.
Después de 72 h de asperjado el sustrato con los extractos, se realizó el análisis microbiológico del suelo según lo orientado por Mayea et al. (1982). Se realizaron diluciones seriadas a partir de 1 g de sustrato tratado y control. El conteo de colonias de las bacterias fue ejecutado a las 48 h de incubación. Los hongos totales, azotobacter y actinomicetes se evaluaron a los siete días de incubación, mientras que los hongos celulolíticos a los 15 días de incubación. Los datos obtenidos se procesaron estadísticamente mediante la prueba T para muestras independientes. Por cada sustrato tratado con los extractos y el control negativo se realizaron tres réplicas, y el ensayo completo se realizó dos veces.
Los extractos evaluados no mostraron efectos negativos sobre la microbiota del suelo, debido a que no disminuyó la cantidad total de colonias de los microorganismos evaluados con respecto al control (Figuras 1 y (2). Solamente, disminuyó significativamente el número de colonias de actinomicetes (31 %) cuando se aplicó el extracto de C. aurantium var. sinensis respecto al número de colonias presentes en el sustrato control. No obstante, aumentaron en más de un 56 % el número de colonias de las bacterias totales con el empleo de todos los extractos y el número de colonias de azotobacter se incrementó un 86 %, cuando se usó el extracto etanólico de hojas de C. latifolia. En adición, no se encontraron diferencias en la cantidad de hongos totales del suelo, lo cual sugiere que los extractos evaluados pudieran tener cierto grado de especificidad de acción frente a cada uno de los hongos fitopatógenos, frente a los cuales tienen actividad antifúngica.
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Figura 1 Número de colonias de microorganismos presentes en el sustrato (75:25; biocompost: suelo pardo mullido medianamente lavado) asperjado con los extractos de hojas de Citrus latifolia y Citrus aurantiifolia o con agua destilada estéril (Control negativo)
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Figura 1 Número de colonias de microorganismos presentes en el sustrato (75:25; biocompost: suelo pardo mullido medianamente lavado) asperjado con los extractos de hojas de Citrus aurantium var. sinensis y Citrus reticulata o con agua destilada estéril (Control negativo)
Se ha demostrado que existe una correlación significativa entre la actividad metabólica microbiana, la diversidad y el pH del suelo, el cual es un factor dominante de regulación de la biodisponibilidad de los nutrientes del suelo y la productividad primaria de las plantas (Hao et al., 2020). Los fungicidas provocan daños al suelo porque reducen el número y diversidad de microorganismos, así como su actividad bioquímica y con ello la ruptura del balance natural (Rodríguez-Cruz et al., 2019).
Los resultados de esta investigación demuestran que la utilización de estos extractos, de manera general, no afectan la microbiota del suelo; por lo tanto, los extractos de Citrus spp. evaluados pueden incluirse en un sistema de manejo integrado para el control agroecológico de enfermedades foliares en el cultivo del tomate