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Universidad de La Habana

versión On-line ISSN 0253-9276

UH  no.286 La Habana jul.-dic. 2018

 

ARTÍCULO ORIGINAL

El proceso de socialización y cultura políticas: análisis y perspectivas teóricas

 


Process of Political Socialization and Political Culture: Analysis and Theoretical Perspectives

 

 


Annelys Alfonso Concepción


Universidad Agraria de La Habana (UNAH), Mayabeque, Cuba.

 

 

 

 


 

RESUMEN
En la actualidad, los estudios relacionados con la cultura política y el proceso de socialización política cobran particular fuerza y constituyen una prioridad para varias disciplinas científicas. Esto tiene lugar en un contexto en el que el proceso de socialización política se entiende como premisa fundamental en la transmisión, recepción, asimilación de valores, creencias y modelos de comportamiento políticos. Es por ello que la cultura política es resultante del proceso de socialización política, el que se encarga también de formar, reforzar o transformar las relaciones y procesos políticos, los que pueden ser coherentes o no con el sistema político dominante y/o hegemónico. En los momentos en que las sociedades demandan de la educación política de los ciudadanos y se hace imperiosa la alfabetización política de la sociedad civil, es necesario analizar el proceso de socialización y cultura política desde las diferentes teorías y perspectivas que han los han fundamentado.

PALABRAS CLAVES: procesos políticos, sistema político, educación política.

ABSTRACT
Nowadays, studies of political culture and the process of political socialization are becoming particularly important, and are given priority in several scientific disciplines. This is taking place in a context where the process of political socialization is considered to be fundamental to transmitting, accepting, and assimilating values, beliefs, and models of political behavior. That's the reason why political culture is a result of the process of political socialization which deals with shaping, reinforcing, or transforming political relations and processes that might be or not consistent with the dominant and/or hegemonic political system. At this moment when society is required to have politically educated citizens, and there is a pressing need for political literacy of civil society, it is necessary to examine the process of socialization, and political culture from the different theories and perspectives underlying them.

KEYWORDS: Political processes, Political system, Political education.


 

 

 

 

Introducción
En la época contemporánea los estudios referidos al proceso de socialización y cultura política cobran particular vigencia.(1) Ante un contexto globalizado, mediático y convulso como el de hoy, se hace recurrente visualizar los contenidos de la cultura, sus indicadores y perspectivas, tomando como referencia la necesidad de educar, cívica y políticamente, a los ciudadanos, transformar determinados mitos y comportamientos políticos, pero, sobre todo, formar hombres de bien.

El proceso de socialización constituye uno de los mecanismos mediante el cual se expresa la cultura política. A través de él se transmiten valores, creencias, mitos, símbolos, modelos de comportamiento y actitudes que asume el individuo en las diferentes etapas de su desarrollo sociocultural.

De esta forma, el proceso de socialización y la cultura contribuyen directamente a la formación, al alcance o perpetuación del poder, al adoctrinamiento ideológico y al convencimiento de las masas. Sin el coherente y correcto proceso de socialización se vería afectada la formación y posterior desarrollo de la cultura política en los ciudadanos, elemento que repercutiría directamente en el funcionamiento del sistema político.

En los momentos actuales se impone la máxima martiana: "Ser cultos es el único modo de ser libres", a lo que se le puede añadir uno de los aportes de Lenin: la cultura del debate3 y la alfabetización política. Hoy, en circunstancias donde los medios más sutiles de adormecimiento desvirtúan la realidad, las múltiples plataformas de internet acaparan la atención de la juventud y gran parte de la sociedad, la industria del espectáculo domina la escena política y la incredulidad muchas veces acompaña los escenarios y procesos políticos, se hace necesario analizar las perspectivas teóricas relacionadas con la socialización y la cultura, categorías que permiten comprender fenómenos políticos que impactan en las diferentes esferas de la sociedad.

Cultura política: aportes y perspectivas teóricas
Ante la complejidad y constante creación, renovación, transformación y enriquecimiento de los estudios en las ciencias sociales, las ciencias políticas han consolidado sus análisis relacionados con medulares aspectos culturales, económicos y sociopolíticos, donde esclarecer, significar y explicar la función que desempeña la cultura política en la sociedad y sus implicaciones resulta prominente. Estas razones conducen a un examen que permita posteriormente entender y razonar el proceso de socialización política de forma sistémica y holística.

La cultura política ha sido abordada y estudiada a partir de diferentes perspectivas. En un inicio, las definiciones de "política" ofrecieron los primeros componentes de lo que posteriormente fuera definido por distintos autores como "cultura política". Desde épocas tempranas, Platón y Aristóteles observaron la política como una característica esencial del ser humano.(2) Un salto cualitativo en estos análisis lo constituyen las ideas de Nicolás Maquiavelo, Thomas Hobbes, John Locke y Juan Jacobo Rousseau quienes apreciaban la incursión de los ciudadanos en la política (lo que hoy se conoce como el proceso de socialización) como instrumento o vía para la consolidación de la clase dominante.

Más adelante, la perspectiva sustentada por Marx y Engels enfatiza en la cultura del debate,(3) de la crítica y la autocrítica revolucionaria, emancipadora y vinculada a la formación del proletariado. Sin embargo, es V. I. Lenin quien desde este mismo enfoque comienza a utilizar la construcción "cultura política" para referirse a la necesidad de alfabetizar políticamente al proletariado, adjudicándole vital importancia a la educación e instrucción de las masas.

Otro representante del pensamiento marxista, Antonio Gramsci (1973), también realiza contribuciones al respecto y afirma la preeminencia de la cultura para la conservación y consolidación de la hegemonía de la clase en el poder.

A pesar de estos aportes, no es hasta la segunda mitad del siglo xx que este término comienza a ser objeto de estudio de las ciencias políticas. La literatura científica reconoce al estadounidense Gabriel Almond como el primer politólogo que emplea esta categoría en su obra "Comparative Political Systems" (1956), en Journal of Politics.

Su uso comenzó rápidamente a expandirse en las ciencias sociales, sobre todo por la influencia que ejerció la Sociología y las Ciencias políticas. La obra más significativa en este periodo fue la elaborada por Gabriel Almond y Sydney Verba, The Civic Culture (1963), donde los autores realizan un estudio comparado usando métodos y técnicas empíricas para lograr identificar percepciones, ideas, criterios de los ciudadanos con relación a las tradiciones sociopolíticas, a la estabilidad del sistema político y la participación en el espacio político.

En ese trabajo la cultura era entendida como el conjunto de creencias, actitudes y valores de los ciudadanos con respecto al sistema político (Almond y Verba, 1970). Criterio incipiente, pero válido para el contexto analizado, si se toma como referencia el esclarecimiento que pretenden hacer estos teóricos sobre los procesos políticos; sin embargo, sus consideraciones son demasiado generales, con una fuerte influencia de la psicología social y, por consiguiente, con un enfoque que no contempla otras aristas del fenómeno estudiado.

Estos autores, además, realizaron un aporte importante al concebir la cultura como "un sistema de orientaciones y pautas cognoscitivas, emocionalesy valorativas de los individuos sobre el sistema político y los diferentes institutos, así también su propia personalidad, en el proceso político" (Plain-Radcliff, 2004, p. 252). De esta forma fueron introducidos componentes básicos que reflejan el comportamiento individual e institucional, con el propósito de garantizar la armonía y estabilidad del sistema político.

En el afán por intentar explicar el comportamiento político, el imaginario colectivo, la toma de decisiones, el funcionamiento de los diferentes sistemas políticos, existe aceptación entre los especialistas que defienden el enfoque marxista, en reconocer como componentes que caracterizan la cultura política a: las pautas cognoscitivas,(4) valorativas(5) y comportamentales(6) del individuo sobre el sistema político (Pérez, 2010).

Haciendo referencia a este tópico, Carlos Cabrera (2001) declara:

la cultura política es resultante de la interacción sistémica de las dimensiones cognoscitiva, informativa, valorativa y conductual-participativa, que conformadas en los procesos de socialización y comunicación políticas, se catalizan a través de comportamientos, creencias, normas, valores, universos simbólicos, pautas culturales, visiones del mundo, hábitos y habilidades políticas, todo lo cual configuran un conjunto de significados compartidos que el sujeto utiliza en la construcción de sus estrategias de acción (p. 6).

Criterio que comparto con el autor por considerarlo pertinente y porque incluye en su definición los componentes esenciales que identifican la cultura como resultado de la actividad humana.
En sentido general, y de acuerdo con los enunciados expuestos, sería preciso comentar que existe consenso en reconocer el carácter histórico, heterogéneo y mutable de la cultura política y su estrecha relación con los sujetos políticos, los portadores de una ideología que por lo general se desarrolla en coherencia con la formación y educación cívica de los individuos.


Frecuentemente, los autores mencionados abordan el tema a partir de sus componentes y funciones. Con relación a los componentes, concuerdan en la existencia de dimensiones cognoscitivas, emocionales y valorativas individuales o grupales en función del sistema político, orientados hacia el conocimiento, sentimientos, habilidades, convicciones, orientaciones, comportamientos e ideales políticos. Respecto a las funciones, mencionan la reguladora de los procesos políticos, donde median el Estado, los partidos políticos, la sociedad civil, las organizaciones políticas y sociales. Por su parte, Marta Pérez (2016) sugiere otras funciones: la transmisora de la herencia de una generación a otra, la instructiva-educativa, la normativa-valorativa, la integrativa y la de pronóstico. Todas influyen en el mantenimiento, producción y reproducción del sistema político, las que intervienen en la dinámica y dialéctica que prevalece en el entorno político.

En consecuencia, se puede inferir que el comportamiento político y la participación política en tanto resultados del proceso de socialización política son los mecanismos mediante los cuales se expresa la cultura política. A través de los conocimientos, valores e ideas políticas se va conformando la cultura política de cada individuo y de la colectividad.

Asimismo, se toman en cuenta rasgos básicos de la cultura política como las tradiciones, las costumbres, la identidad, las que influyen en el imaginario político, en la conformación de una cultura política coherente con la historia y el estatus social al que pertenecen.

De esta manera, la cultura política se va conformando durante toda la vida, es un proceso largo, ininterrumpido, permeado de contradicciones, conflictos, en la que influyen disímiles procesos. Por ello, los grupos sociales que se identifican con la clase dominante apoyan y garantizan mediante la legitimación la cultura política dominante, mientras que los grupos sociales que difieren de esta responden a una cultura opuesta o contestataria a la dominante.(7) Puede que exista otro comportamiento político, en el caso de que grupos sociales no se identifiquen con la cultura dominante ni con la contestataria, sino que asuman una posición apática e indiferente que terminaría siendo funcional a los grupos dominantes.

Como apuntara Brizuela (2010, p. 14), si la cultura política depende del "status socioclasista de los portadores", entonces, en una sociedad histórica concreta deberán existir tantas culturas políticas como clases o grupos sociales convivan en ella.

Tomando en consideración lo expuesto, debería otorgársele un mayor tratamiento al vínculo existente entre socialización política y cultura política, pero no como un proceso global, unidireccional que atañe a cualquier sistema político, sino como un complejo tránsito de intermediaciones, de avances, retrocesos, desarrollos, fracasos, vinculados a la posición que se ocupe con respecto al poder, el que dependerá a su vez, de los intereses y objetivos grupales, sectoriales o clasistas del sujeto portador del proceso de socialización y cultura políticas.

De ahí, la necesidad de reconocer la estrecha y vinculante relación que existe entre la cultura y el proceso de socialización, tomando en cuenta la importancia, pertinencia y necesidad de investigar una temática tan compleja y conflictual para las ciencias políticas, como la que se expone.

Aproximaciones teóricas sobre socialización política
La socialización, generalmente, es entendida como un proceso a través del cual se incorporan valores políticos, normas, principios, pautas de comportamiento, asociado a la cultura y a la participación política, dentro del contexto al que pertenecen, entendido este último como un espacio donde las personas son más afines a determinado grupo social, clasista, humano o de otra índole.

De esta forma, la mayoría de los autores coinciden con la definición aportada por N. Bobbio y N. Matteucci en su Diccionario de Política (1986) al manifestar que consiste en "los procesos políticos con relación a los cuales los miembros de una sociedad aprenden a hacer propios principios, normas, valores, modelos de comportamiento directa o indirectamente relevantes para los fenómenos políticos" (p. 43), reflexión centrada fundamentalmente en los principios epistemológicos de las ciencias políticas y sus categorías de análisis.

De igual modo Berger y Luckmann (1994), a pesar de enfocar la mayoría de sus estudios desde la perspectiva sociológica, sugieren criterios relevantes sobre el proceso socializador desde el análisis de las relaciones políticas. Sostienen que dicho proceso permite internalizar y construir la realidad objetiva, donde el aprendizaje político y cultural se presenta en cada instancia, momento y espacio de la vida cotidiana, figurándose como un proceso permanente que va enriqueciendo las distintas etapas por las que transcurre la formación del individuo. De esta manera, la conformación de estructuras, significados y prácticas relacionadas con la construcción de identidades colectivas, sociales y políticas, regulan los patrones sociales y culturales que defiende el individuo.

A tono con lo esbozado, se califica el proceso de socialización como un acto de aprendizaje que proporciona conocer, profundizar y acceder al conocimiento, la información y los valores que se forman en la construcción y fomento de la cultura. Por ello, se puede afirmar que es un proceso continuo y expuesto a frecuentes transformaciones.

En este sentido, sería importante precisar que no existe una socialización única y unidireccional, sino que va a depender del sujeto que la realice. Tampoco existe un proceso lineal-global de socialización. Una parte de la sociedad representa las estructuras del poder dominante, mientras que la otra representa, tanto a los que se encuentran en una posición subordinada con respecto a dicho poder dominante, como a aquellos denominados "sin poder".

Se está en presencia de un proceso de aprendizaje, en el que el individuo asume y concientiza determinados roles que debe desempeñar en distintos momentos de su vida. En la socialización del individuo influyen no solo los valores transmitidos por la familia y la escuela, los valores compartidos por la sociedad, por su época, sino también la intervención del entorno en la asimilación de normas, reglas y conductas que asumirá en determinadas circunstancias. Es percibido como el proceso de objetivación, asimilación y legitimación del orden social que representa los intereses del individuo y la sociedad.

Es significativo, entonces, afirmar que los agentes de socialización cumplen funciones específicas en la formación y desarrollo de la cultura. De ahí que se reconozcan como agentes socializadores a la familia, la escuela, los medios de comunicación, los grupos de iguales (amistades) y las organizaciones políticas, sociales y de masas, los que influyen directamente en las diferentes etapas de la formación política del individuo. Estas razones conducen no solo a atender el proceso de transmisión o reproducción de los valores políticos, sino de renovarlos, transformarlos y materializarlos en función de las necesidades y exigencias del entorno, del escenario y de la realidad social tendiente al logro de una correcta formación de la cultura política.

Resulta válido señalar que aunque la literatura científica reconoce a H. H. Hyman (1959) como el primero en desarrollar estudios sobre socialización política desde las ciencias políticas, con anterioridad, desde la psicología, se habían examinado las principales etapas y periodos para la aprehensión y transmisión de pautas sociopolíticas.(8) Posteriormente, la antropología comenzó a interesarse por la transferencia de valores culturales, interpretando la socialización política como el proceso de transmisión de pautas culturales y prácticas sociales que reflejan las sociedades tradicionales.(9) De ahí el interés cognoscitivo pasó a la Sociología,(10) donde destacan análisis orientados a explicar los procesos de adaptación del individuo a los contextos sociales y se abrieron caminos para futuros estudios desde diversos campos del saber.


No obstante, fue con Hyman (1959) que comienza a utilizarse el término socialización para designar el proceso de incor­poración del individuo a la política, así como el estudio de los correspondientes modos políticos vinculados a aquellas posicio­nes que surgen en los diferentes institutos de una sociedad determinada. Este autor definió la socialización como "el estudio de los modos sociales que, en correspondencia con una u otra situación, siguen los diferentes institutos de la sociedad" (p. 163).

A partir de los aportes de este autor, en las décadas de los cincuenta y los sesenta del siglo xx los exámenes realizados sobre esta problemática se basaron fundamentalmente en estudios normativos y prescriptivos,(11) en el análisis sobre los valores morales, éticos y políticos esencialmente, la influencia de los agentes socializadores en los niños y jóvenes y la relación del individuo con su entorno sociopolítico. Ya en los años ochenta se comienzan a consolidar criterios sobre este proceso desde las sociedades en conflicto, los que devinieron en observar el comportamiento político y las modificaciones de conducta que ocurren en el individuo.

Tomando en consideración los diversos enfoques y perspectivas enunciadas, en el contexto actual este proceso intenta explicar los cambios y transformaciones políticas que se suscitan en la sociedad, por ello se introduce la denominada resocialización, necesaria para asimilar nuevos preceptos y cánones, así como para eliminar los escaños y vestigios del sistema precedente. Otra forma de socialización es la anticipatoria, a través de la cual el individuo se prepara para su inserción en una nueva cultura y la recepción y aprendizaje de costumbres y modos de actuación distintos a los incorporados en su simbología.

Este importante proceso de socialización demuestra que la cultura política se encuentra en constante cambio y reconstrucción de valores, creencias, mitos, significados políticos y culturales. Su indagación no debe visualizarse a partir de elementos determinantes, invariables y homogeneizadores, deben ser examinados en función de los escenarios y sistemas políticos actuales.

Conclusiones
Los estudios relacionados con la cultura y el proceso de socialización políticos se hacen imprescindibles en la actualidad. La pertinencia y significación de estos asuntos conducen a analizarlos desde la óptica de las ciencias políticas, mostrando su complejidad y carácter integrador.
Para examinar el proceso de socialización y la cultura es necesario comprender la continuidad y estrecha vinculación que existe entre ambas categorías de análisis. De esta interacción dialéctica se percibe la cultura política como resultado socializador expresado en el comportamiento político que asume el individuo ante determinadas circunstancias.

El proceso de socialización contribuye determinantemente a la formación de la cultura. Además, favorece la transmisión de valores, la asimilación de modelos y actitudes políticas expresadas a través de la cultura política.

 

 

 

 

 

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RECIBIDO: 30/6/2017
ACEPTADO: 27/9/2017

 

 

 

 

 

Annelys Alfonso Concepción, Universidad Agraria de La Habana (UNAH), Mayabeque, Cuba.Correo electrónico: annelysc@unah.edu.cu.

 

NOTAS ACLATORIAS
1. En el presente artículo asumo que la ciencia, la cultura, la formación y la socialización siempre son políticas. Para evitar la repetición del término de ahora en adelante, salvo que sea necesario enfatizar, se prescindirá la precisión "política" detrás de cada una de las nociones.
2. Ambos filósofos dedicaron parte de sus obras al valor que debía otorgárseles a la educación, la familia, al comportamiento de los infantes y su influencia en la sociedad.
3. Hacen mención a la cultura de la crítica, necesaria para educar políticamente al proletariado.
4. Hacen referencia al conocimiento de la historia política y al funcionamiento de las instituciones políticas.
5. Corresponden a los valores políticos y morales, reflexiones éticas, valoraciones sobre la efectividad del funcionamiento de los diferentes componentes del sistema político.
6. Toma en cuenta la participación y comportamiento político.
7. Aquí incluyo, tanto los típicos representantes de las clases dominantes, como los que, sin ser parte de ellas objetivamente, han asimilado sus valores y su ideología, a lo que Marx se refirió como falsa conciencia y que se explica, además, a partir de los postulados de Gramsci en torno a la hegemonía cultural.
8. Se destacan autores como Fred I. Greenstein (1965), de la Universidad de Princeton; el psicólogo alemán Rudolf Hess (1967) y los especialistas norteamericanos J. Adelson y R. O'Neill, (1966).
9. Lo que puede corroborarse en la obra Sistemas políticos africanos, del antropólogo británico Meyer Fortes y su colega Edward Evans-Pritchard (1940).
10. Resultan significativos los trabajos del sociólogo francés Emile Durkheim (1976) y el alemán Max Weber.
11. Intentos por identificar aspectos formativos que, aplicados desde las instituciones, favorecieran la estabilidad política y el orden democrático.

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