SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.18 número2Adyuvantes inmunológicosCardioprotección: un triunfo de la biomedicina del siglo XX índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas

versión On-line ISSN 1561-3011

Rev Cubana Invest Bioméd v.18 n.2 Ciudad de la Habana may.-ago. 1999

 

Hospital General "Ciro Redondo". Artemisa

Bocio difuso eutiroideo: 100 años de tratamiento

Dr. Mayque Guzmán Cayado

RESUMEN

El Bocio Difuso Eutiroideo (BDE) constituye hasta hoy día uno de los temas polémicos en cuanto a su patogenia, y por tanto, a su tratamiento. La terapéutica a base de hormonas tiroideas (HT), está sujeta a una serie de indicaciones que han variado con el decursar de los años y para muchos es puesta en duda por la alta tasa de recidiva tras su suspensión, así como por la aparición de reacciones adversas. La cirugía consta de indicaciones cada vez más precisas y es cuestionable su operatividad. Con el presente trabajo nos proponemos poner de manifiesto los principales factores involucrados en su patogenia y los criterios seguidos para su tratamiento así como los resultados de algunos autores con ambos tratamientos: médico y quirúrgico.

Descriptores DeCS: BOCIO/etiología; BOCIO/terapia; HORMONAS TIROIDEAS/uso terapéutico.

 Definición, etiología y patogenia

El bocio difuso eutiroideo (BDE), bocio simple, bocio no tóxico o bocio esporádico, se define como todo aquel aumento de volumen de la glándula tiroides, no asociado a hiper o hipotiroidismo, y que además no resulta de un proceso infeccioso o neoplásico de dicha glándula; sus causas son las siguientes:1
 
  • Déficit de yodo.
  • Alimentos o medicamentos bociógenos: yoduros (tratamiento de la EPOC), carbonato de litio (antipsicótico), verduras (tioglucósidos de coles y bocioína de raíces y semillas) y mandioca (glucósidos cianógenos).
  • Menarquia, embarazo y anticonceptivos orales (AO).
  • Tiroiditis de Hashimoto.
  • Tiroiditis subaguda.
  • Síntesis hormonal inadecuada por defecto enzimático hereditario: Disminución del transporte de yodo, déficit de peroxidasa (TPO), disminución del acoplamiento de tirosinas, disminución o ausencia de desyodasa de yodotirosinas de forma que el yodo no se conserve dentro de la gándula y aumento de la producción de yodoproteínas metabólicamente inactivas en el tiroides.
  • Deficiencia hereditaria en los receptores de tiroxina en la membrana de la célula.
  • Neoplasias benignas y malignas (esta última causa aparece excluida conceptualmente).


La teoría más tradicional, en cuanto a su patogenia, plantea que el bocio representa una respuesta compensadora ante una gama de factores que, de una forma u otra, afectan su eficacia en la elaboración de hormonas tiroideas (HT), lo que provocaría disminución de sus niveles plasmáticos y activación del mecanismo de retroalimentación hipofisario con hipersecreción de tirotropina (TSH), o quizás un aumento de la sensibilidad de los tirocitos a esta última, lo cual incrementa la actividad hormonosintetizadora y, además, produce aumento de volumen de la glándula; resultando en un paciente eutiroideo pero bocioso.

En muchos de estos sujetos resulta imposible demostrar la presencia de un factor bociogénico extrínseco, por lo que desde los estudios iniciados por McGir y Hutchinson y sobre todo por Stanbury en 1955, se ha especulado que causas intrínsecas, probablemente congénitas sean las responsables del bocio.2-8

Se piensa en una causa autoinmune del BDE en aquellos pacientes en quienes concomitan otros fenómenos de tipo inmunológico y en los que el bocio recidiva después de la cirugía. Los estudios que apoyan esta teoría son pocos y se requiere de su ampliación.9,10

En la década del 80, Drexhage y otros y McMullan describieron la presencia de un tipo de inmunoglobulinas (IgG) estimuladoras del crecimiento tiroideo (TGI) en pacientes con enfermedad de Graves y de Hashimoto, con bocios grandes, y en algunos pacientes con BDE.11 Más recientemente Davies y otros, reportan haberlas encontrado en el 64 % de los pacientes con bocio esporádico.12 Estas inmunoglobulinas parecen no actuar por el mecanismo de la adenilciclasa ni unirse específicamente al receptor de TSH.13

La posibilidad de cultivar células tiroideas en medios libres de suero ha permitido demostrar que no sólo la TSH influye en el crecimiento tiroideo, sino que existen otros factores de crecimiento como: el de tipo insulínico (IGF-1), el epidérmico (EGF) y el de fibroblastos (FGF), por mencionar algunos, capaces de lograr el mismo efecto.14-18

Prevalencia y cuadro clínico

Su prevalencia es variable, según tipo de población. Se estima que el 4 % de la población general19 y alrededor del 5 % de la población de Estados Unidos,20 sufre esta afección.

Al igual que el resto de las tiroidopatías es más frecuente en el sexo femenino.21-25 Es también más frecuente durante la adolescencia y durante el embarazo,26-29 en el primero de los casos se debe a un aumento de los estrógenos en esta etapa, lo que conlleva a un efecto en el nivel hipofisario aumentando la concentración de los receptores para la TRH y la respuesta de las células tirotropas a dicho péptido; en el segundo de los casos hay un aumento en el aclaramiento de yodo y gran parte del yoduro y las yodotironinas pasan al feto a través de la placenta lo que crea en la madre un defecto de yodo y yodotironinas (hipotiroidismo relativo) que es compensado al activar el eje hipófisis-tiroides, aumenta la TSH y el tiroides se torna bocioso.30 En algunos pacientes regresa después de estos eventos y en otros persiste.

El cuadro clínico, en general, resulta del aumento de volumen de la glándula y los síntomas pueden ser de tipo mecánico: disfagia, por compresión del esófago; disnea, por compresión de la tráquea; dilatación venosa que se exacerba al alzar los brazos (signo de Pemberton), por compromiso del retorno venoso; mareos y síncope, por compromiso arterial y de tipo estético. La compresión del nervio laríngeo recurrente sugiere carcinoma y el aumento de volumen y el dolor localizados, hemorragia. Desde el punto de vista bioquímico las determinaciones hormonales se encuentran en el rango normal.

Tratamiento médico

La historia de las enfermedades tiroideas se remonta a las primeras épocas conocidas de nuestra historia. El papiro de Ebers (1 500 años a.n.e.) describe el bocio y señala, desde ese entonces, 2 posibles tratamientos: la resección quirúrgica y la ingestión de sales de un sitio particular del Bajo Egipto (presumiblemente ricas en yodo).31

Nuestros antepasados, de forma general, empleaban algas, esponjas y otros productos marinos que hoy conocemos son ricos en yodo, sin embargo en la segunda mitad del siglo xix dicho tratamiento fue rechazado por la frecuente aparición del fenómeno de "Jod-basedow", de manera que las HT devinieron los medicamentos de mayor uso.

En 1891, Murray comenzó a tratar a los pacientes mixedematosos con extracto de tiroides y posteriormente un médico de Edimburgo, el doctor Moyan Sunderland, fue el primero en sugerir el empleo de este medicamento en el bocio simple.

Si realmente el paciente tiene una hipersecreción de TSH, el tratamiento con HT estaría justificado con el objetivo de suprimir esta hormona, sin embargo, sus concentraciones están dentro de límites normales en la mayoría de los pacientes,9,32,33 lo que hace cuestionable la utilidad terapéutica de este proceder.

La administración de las HT para ser eficaz debe ajustarse a las condiciones siguientes:34
 

  • Iniciarse en la fase temprana cuando no se ha producido la transformación nodular.
  • La cantidad de HT debe ser una dosis subtóxica capaz de suprimir TSH, aproximadamente entre 180 mg de tiroides desecado (TD) o 200 mg de levotiroxina (L-T4).
  • El tratamiento debe ser prolongado. La mejoría es proporcional al período de administración y el plazo para justificar la eficacia del tratamiento oscila entre 6 meses y 1 año.


Las HT son recetadas por los médicos con frecuencia, unas veces con sólidos criterios de uso, otras no.35 La L-T4 sintética es la preparación tiroidea de uso más común en el tratamiento del hipotiroidismo y para la supresión de los niveles elevados de TSH en pacientes con nódulos tiroideos y/o aumento de volumen de la glándula.36 El 1,2 % de la población en Suecia recibe L-T4 sintética37 y alrededor de 18 000 000 de recetas de HT se llenan en Estados Unidos.38 Todo esto nos da una medida de la magnitud del uso de las HT en la práctica médica. En los pacientes provenientes de áreas endémicas de déficit de yodo, la yodoterapia ha demostrado ser el tratamiento de elección del BDE.39,40

Vitti y otros, en 1991 propusieron:
 

  • Pacientes < 40 años: dosis supresivas.
  • Pacientes > 40 años: dosis más juiciosa.
  • TSH basal para descartar autonomía.


Después de los 60 años no se recomienda el uso de las HT por lo dudoso de su utilidad y por el peligro de las sobredosis. A pesar de que el paciente esté eutiroideo existe lo que se ha dado en llamar "hipertiroidismo químico" en pacientes tratados con L-T4 en los cuales las T4 está elevada por el agregado exógeno y clínicamente asintomáticos por estar la conversión de T4 a T3 disminuida; la T3 es el mayor indicador de posibilidad de hipertiroidismo en pacientes tratados con L-T4.36

En nuestro país se ha seguido históricamente la siguiente pauta [Navarro D, Álvarez E. Bocio eutiroideo. Conducta clínico-terapéutica. En: La glándula tiroides. La Habana:Editorial Ciencias Médicas, 1992:48-59]:
 

  • Bocio entre 40-60 g: dosis sustitutiva.
  • Bocio mayor que 60 g o nodular: dosis supresiva.


Los reportes cada día más frecuentes, sobre la aparición de reacciones adversas a causa del uso crónico de las HT y a su sobredosificación como: taquicardia, arritmias, hipertensión arterial, embolismo cerebral, trastornos psiquiátricos e incluso muertes en ancianos41-45 así como la desmineralización ósea en mujeres posmenopáusicas,46 han llevado a la reconsideración de las bondades de dicha terapéutica en el BDE.

El valor de la TSH basal o la respuesta de esta hormona a la estimulación con TRH, parecen ser de un valor indiscutible al descartar la presencia de autonomía tiroidea con supresión del eje hipotálamo-hipófisis-tiroides.

La abstención terapéutica constituye una indicación cuando el bocio ya no es tributario de tratamiento médico, pero aún no existe una indicación clara de cirugía.30

Tratamiento quirúrgico

La cirugía de tiroides no comenzó a ser efectiva hasta finales del siglo xix ya que, entre otras razones, la riqueza vascular del tejido hacía que ante cualquier maniobra quirúrgica se produjeran grandes hemorragias.31

Hoy día se plantea que el tratamiento quirúrgico del bocio es fisiológicamente inconsistente ya que reduce la habilidad del tejido para satisfacer las necesidades hormonales del individuo, sin embargo es indicada en los casos siguientes:
 

  • Síntomas obstructivos severos (disfagia y disfonía) a pesar del tratamiento médico con HT).
  • Cuestiones cosméticas.
  • Sospecha de que en su estadio multinodular albergue un carcinoma.
  • Nódulos únicos.
  • No tolerancia a las dosis requeridas para el tratamiento médico.


Con respecto al uso preventivo de las HT en la recidiva posquirúrgica del bocio, un estudio prospectivo en el año 1994, de 9 años previos de seguimiento, concluyó en que el uso de L-T4 (100 mg/d) no logró ningún efecto sobre la incidencia de recidiva posquirúrgica.47

La tasa de recurrencia es baja, sin embargo, la tasa de morbilidad posquirúrgica es alta (disfonía frecuente); y en segunda, la enfermedad no parece curarse con la tiroidectomía.

En la tabla se recogen los resultados de algunos autores, con el uso de las HT, en el bocio simple.

Tabla. Resultados de algunos autores durante estos 100 años de tratamiento en el BDE
Ref.
Autor (Año)
n
Medicamento
Dosis diaria
Duración
Respuesta satisfactoria
Observaciones
*Bruns 1896
326
TD
-
-
75
Mejor respuesta en jóvenes con bocios recientes 
48Greer 1953
50
TD
2!3 g
-
76
No influyeron la edad, sexo ni 
  
40
No TTO
-
 
15
el tiempo de evolución
49Badillo 1963
21
L-T3
75 mg
12 sem
57
Posible inclusión de 
  
16
Placebo
-
 
10
hipotiroideos
50 Gutteridge 1978
21
L-T4
200 mg
6-36 sem
57
Mejor respuesta en bocios pequeños de etiología autoinmune
51Doniach 1979
-
L-T4
-
-
75
Mejor respuesta en jovénes con menor T. Evol. TodosT. de Hashimoto
52Ashcrsft 1981
446
-
-
-
37
Todos los pacientes tenían nódulos
53Perrild 1982
30
L-T4
100 mg
12m
NS
Disminución significativa en los primeros 3 meses. En los tratados
  
33
L-T4
150 mg
 
NS
con L-T4 hubo recidiva al suspender el TTO
  
17
L-T4
200 mg
 
p<0,05
 
  
30
L-T3
60 mg
 
p<0,01
 
54Olbricht 1984
20
L-T4
100 mg
12 m
70
Respuesta evidente con L-T4 a 
  
20
Yodo
500 mg
 
4
los 3 meses
55Faldt!Rasmussen 1984
19
L!T3
60 mg
12 m
p<0,01
No recidiva al suspender TTO
56 Berghout 1989
113
Cirugía
-
-
82,3
En el 17,7 % recidivó el bocio
57Berghout 1990
26
Placebo
-
9 m
aumentó
Recidiva tras suspender el tratamiento
  
26
L-T4
2,5 mg/Peg
 
58
  
26
L-T4+CBZ
2,5 mg/kg+40 mg
 
35
 
58Hegedus 1991
13
L-T4
90-150 mg
24 m
p<0,001
T.Hashimoto hipotiroideas.
59Hinenkel 1992
30
Yodo
150 mg
6 m
18,5 a 8,8 ml
Posible inclusión de pacientes 
  
30
L-T4
100 mg
 
14,1 a 8,3 ml
bocio endémico. Recidiva al 
  
30
L-T4 + Yodo
50 mg + 100 mg
 
17,2 a 8,3 ml
suspender TTO en el grupo conL-T4 
60Papini
51
L-T4
-
-
NS
Nódulos tiroideos
  
50
Placebo
-
-
No cambios
 
49Bistrop 1994
40
L-T4
100 mg
9 años
85,5 años
Casos operados previamente
  
60
No TTo
-
 
78,2
 
61Pavón de Paz 1996
39
L-T4
100 mg
12 m
NS
Nódulos tiroideos

* Referido por Greer 195348 L-T4= Levotiroxina sódica L-T3= Liotironina TD= Tiroides desecado

Por todo lo anterior se concluye que el tratamiento del BDE, aparejado a los recientes descubrimientos en cuanto a su patogenia, ha resultado en nuevos enfoques terapéuticos. La cirugía ha perdido lugar y cada día se hace más cuestionable el empleo de las HT durante toda la vida. Si bien es cierto que en un porcentaje de los casos el bocio se reduce, en otros la aparición de peligrosas reacciones adversas conspira contra su indicación. A nuestro juicio esta modalidad terapéutica debe explotarse cuando las determinaciones de TSH lo justifiquen y en períodos críticos, díganse la pubertad y el embarazo. Todo parece indicar que en los pacientes jóvenes, con bocios pequeños y de corto tiempo de evolución, y donde se demuestre su etiología autoinmune, se obtienen los mejores resultados.

SUMMARY

The diffuse euthyroid goiter (DEG) is up now one of the most controversial topics as to the pathogenesis and treatment of this disease. Thyroid hormones therapy depends on a series of indications that have changed with the years and many specialists doubt the effectiveness of this treatment because of the high rate of relapses after being suspended, as well as the occurence of adverse reactions. The surgical method has very precise indications and its operativeness is questionable. In the present paper, we intend to set forth the main factors involved in the pathogenesis of and the treatment criteria followed in this disease, and also the results that some authors have achieved with the use of both therapies-medical and surgical.

Subject headings: GOITER/etiology; GOITER/therapy; THYROID HORMONES/therapeutic use.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Greenspan FS, Rapoport B. Tiroides. En: Greenspan FS, Forsham PH, eds. Endocrinología básica y clínica. México DF: El Manual Moderno, 1988:142-200.
  2. Corral J, Martín C, Pérez R, Sánchez I, Mories MT, San Millan JL, et al. Thyroglobulin gen point mutation associated with non-endimic simple goitre. Lancet 1993;341:462-4.
  3. Beckers C. Non-toxic goitre. En: De Vischer M, ed. Comprehensive endocrinology. The thyroid gland. New York: Raven Press, 1980:231-55.
  4. Miralles JM, Pérez Centeno C, Mories M, Burgos R, González-Sarmiento R. Detección de una mutación reconocida por la endonucleasa de restricción BgIII en el gen de la tiroperoxidasa (TPO) en un paciente con bocio esporádico (abstract). Endocrinología 1996;43:79.
  5. Ohyama Y, Hosoya Tk, Kameya T, Susuki N, Nakamura S, Kazahari K, et al. Congenital euthyro8id goitre with impaired thyroglobulin transport. Clin Endocrinol 1994;41:129-35.
  6. Ieiri T. thyroglobulin (Tg) gene and familial Tg synthesis defect [abstract]. Nippon Rinsho 1994;52:869-74.
  7. de Carvalho DP, Rego KG, Rosenthal D. Thyroid peroxidase in dyshormonogenetic goiters with organification and ghyroglobulin defects. Thyroid 1994;4:421-6.
  8. Medeiros Neto G, Targovnik HM, Vassart G. Defective thyroglobulin sinthesis and secretion causing goiter and hypothyroidism. Endocrine Rev 1993;14:165-83.
  9. Larsen PR, Ingbar SH. The thyroid gland. En: Wilson JD, Foster DW (eds). Textbook of endocrinology 8 ed. Philadelphia: WB Saunders, 1992:463-5.
  10. VanderGaag RD, Drexhage HA, Wiersinga WM. Further studies on thyroid growth-stimulating immunoglobulins in euthyroid nonendemic goiters. J Clin Endocrinol Metabol 1985;60:972-9.
  11. Mc Mullan NM, Smyuth PPA. In vitro generation of NADPH as an index of thyroid stimulatin immunolobulins (TSI) in goitrous disease. Clin Endocrinol 1984;20:269-80.
  12. Davies R, Lawry J, Bhatia V, Weetman A P. Growth stimulating antibodies in endemic gotre: a reappraisal. Clinical Endocrinol 1995;43:189-95.
  13. Zalkarija M, Mc Kenzie JM. Do thyroid growth-promoting inmunoglobulings exist?. J Clin Endocrinol Metabol 1990;70:308-10.
  14. Eggo MC, Bachrach LK, Burrow GN. Interaction of TSH, insulin, and insulin like growth factors in regulating thyroid growth and function [bstract]. Growth Factors 1990;2:99-109.
  15. Wu J, Dent P, Jeline T, Wolfmann A, Weber MJ, Sturgill TW. Inhibition of EGF-activated MAP kinase signalling pathway by adenosine 3'5' [abstract]. Monophosphate Sc 1993;262:1065-8.
  16. De Vito WJ, Chanoine JP, Alex S, Fang SL, Stone S, Huber CA, et al. Effect of in vivo administration of recombinant acidic fibroblast growth factor in thyroid function in the rat: induction of colloid goiter. Endocrinology 1992;131:729-35.
  17. Rybakowa M, Soltysik-Wilk E, Tylek D, Krzanowska M, Kowalczyk M. Incidence of goiter in children of the Tamobrzed district and environmental factors [abstract]. Endocrynol Pol 1992;43:12-7.
  18. Phillips ID, Becks GP, Logan A, Wang JF, Smith C, Hill DJ. Altered expression of insulin-like growth factor-I (IGF-I) and IGF binding proteins during rat thyroid hyperplasia and involution [abstract]. Growth Factors 1994;10:207-22.
  19. Tunbridge WMG. The epidemiology of thyroid diseases. En: Ingbar SH, Braverman LE (eds). The thyroid. 5 ed. Philadelphia: Lippincott, 1986:625-33.
  20. Larsen PR. The thyroid. En: Wyngaarden JB, Smith LLH, Bennett JC, eds. Cecil texbook of medicine. 19 ed. Philadelphia: WB Saunders, 1992:1248-71.
  21. Gras C, Hellec C, Spiegel A, Chungue E, Boutin JP, Cardines R, et al. Goiter in Tahiti [abstract]Med Trop Mars 1992;52:57-61.
  22. Katugampola SL, Balasuriya S, Fernando MA. Prevalence of goiter in a rural community in Sri Lanka [abstract]. Asia Pac J Public Health 1992;6:182-7.
  23. Wolde-Gebril Z, Demeke T, West CE, VanderHaar F. Goitre in Ethiopia. Br J Nutr 1993;69:257-68.
  24. Hsiao YL, Chang TC. Prevalence of goiter in Taiwanese adults: a preliminary study [abstract]. J Formos Med Assoc 1995;94:1979.
  25. Wong GW. Leung SS. Kwok MM, Openheimer SJ. Goitre in Southern Chinese children in Hong Kong [abstract]. Ann Trop Paediatr 1995;15:27-31.
  26. Syrenicz M, Syrenicz A, Gozdzik J, Pynka S, Czekalski S. Frequencyof goiter in children and adolescents in the Szczcecin region [abstract]. Endocrinol Pol 1992;43:38-46.
  27. Foley TP. Goiter in adolescents. Endocrinol Metabol Clin North Am 1993;22:593-606.
  28. Glinoer D, Lemone M. Goiter and pregnancy: a new insight into an old problem. Thyroid 1992;2:65-70.
  29. Castelli V. Hypothyroidism and simple goiter in pregnancy [abstract]. Recenti Prog Med 1994;85:190-5.
  30. Burrow GN, Fisher DA, Larsen PR. Maternal and fetal thyroid function. Engl J Med 1994;331:1072-8.
  31. Amaro Méndez S. Bocio. En: Breve historia de la endocrinología. La Habana: Editorial Científico Técnica, 1975:67-73.
  32. Schaaf L, Trojan J, Helton TE, Usadel KH, Magner JA. Serumn thyrotropin (TSH) heterogeneity in euthyroid subjects and patients with subclinical hypothyroidism: the core fucose content of TSH-releasing hormone-released TSH is altered, but not the net charge of TSH. J Endocrinol 1995;144:561-7.
  33. Toft AD, Irvine WJ, Hunter WM. A comparison of plasma thyrotropin levels in patients with diffuse and nodula non-toxic goiter. J Clin Endocrinol Metabol 1976:42:973-6.
  34. Foz M. Tiroides: introducción anatomofisiológica. Bocio Simple. En: Balibrea Cantero JL, Tratado de Cirugía. 1 ed. Barcelona: Ediciones toray, 1989:1364-73.
  35. Roti E, Minelli R, Gardini E, Braverman LE. The use and misuse of thyroid hormone. Endocrin Rev 1993;14:401-23.
  36. Rendell M, Salmon D. Chemical hyperthyroidism: the significance of elevated serum thyroxine levels in L-Thyroxine treated indivuduals. Clin Endocrinol 1985;22:693-700.
  37. Petersen K, Bengtsson C, Lapidus L. Morbidity, mortality and quality of life for patients treated with L thyroxine. Arch Intern Med 1990;150:2077-81.
  38. Kaufman SC, Gross GP. Kennedy DL. Thyroid hormone use: trends in the USA from 1960 through 1988. Thyroid 1991;1:285-91.
  39. Hitze G, Emrich D, Kobberling J. Therapy of endemic goitre: controlled wstudy on the effect of iodline and thyroxine. Horm Metabol Res 1985;17:362-5.
  40. Hintze G, Emrich D, Kobberling J. Treatment of endemic goiter due toiodine deficiency with iodine, levothyroxine or both results of multicenter trial. Eur J Clin Invest 1989;19:527-34.
  41. Cohen JH, Ingbar SH, Bravenman LE. Thyrotoxicosis due to ingestion of excess thyroid hormone. Endocrin Rev 1989;10:113-24.
  42. Burch HB. Evaluation and management ofthe solid thyroid nodule. Endocrinol Metabol Clin North Am 1995;24:663-710.
  43. Finucane P, Anderson C. Thyroid disease in older pawtients. Diagnosis and treatment. Drugs Aging 1995;6:268-77.
  44. Sawing CT. Thyroid dysfunction in older persons. Adv Inter Med 1991;37:223-48.
  45. Fazio S. Biondi B. Carella C, Amato G, Cittadini A, Lupoli G, et al Diastolic dysfunctionn in patients on thyroid-stimulating hormonc suppressive therapy with levothyroxine: beneficiaaleffect of B-Blockade. J Clin Endocrinol Metabol 1995;80:2222-6.
  46. Greenspan SL, Greenspan FS, Resnick NM, Block JE, Friedlander AL, Genant HK. Skeletal integrity in premenopausal and postmenopausal women receiving long-term L-thyroxine therapy. Am J M 1991;91:5-14.
  47. Bistrop C, Nielsen JD, Gregersen G, Franch P. Prevetive effect of levothyroxine in patients operated for non-toxic goitre: a randomized trial of one hundred patients with nine years follow up. Clin Endocrinol 1994;40:323-7.
  48. Greer MA, Astwood EB. Treatment of simple goiter with thyroid. J Clin Endocrinol Metabol 1953;3:1312-31.
  49. Badillo J, Shimaoka K, Lessmann EM, Marchetta FC, Sokal JE. Treatment of nontoxic goiter with soidum liothyronine. a double-blind study. JAMA 1963;184:151-8.
  50. Gutteridge DH, Orell SR. Non-toxic goitre: Diagnostic role of aspiration cytology, antibodies and serum thyrotropin [abstract]. Clin Endocrinol 1978;9:505-14.
  51. Doniach D, Bottazo GF, Russell RCG. Goitrous autoinmune thyroiditis (Hashimoto's disease). Clin Endocrinol Metabol 1979;8:63-80.
  52. Asheraft MW, vanHerle AJ. Managemement of thyroid nodules. II. Scanning techniques, thyroid suppres8ive therapy and fine needle aspiration Head Neck Surg 1981;3:297-322.
  53. Perrild H, Hansen JM, Hegedus L, Rytter L, Holm B, Gundtofte E, Hohansen IK. Triiodothyronine and thyroxine treatment of diffuse non-toxic goitre evaluated by ultrasoni scanning. Acta Endocrinol 1982;100:382-7.
  54. Olbricht T, Schmitka T, Benker G, Mellinghoff U, Reinwein D. Ultrasonic determination of thyroid volume in non-toxic goitre: treatment with thyroxine versus iodide [abstract] Acta Endocrinol 1984;105:81.
  55. Feldt-Rasmussen U, Hegedus L, Hansen JM, Perrild H, Relationship between thyroid volume and serum thyroglobulin during long-term supression with triiodothyronine in patients with diffuse non-toxic goitre. Acta Endocrinol 1984;105:184-9.
  56. Berghout A, Wiersinga WM, Drexhage HA, van Trotsenbur P, Smits NJ, vanderGaag RD The long term outcome of thyroidectomy for sporadic non-toxic goitre. Clin Endocrinol 1989;31:193-9.
  57. Berghout A, Wiersinga WM, Drexhage HA, Smits NJ, Toubert JL. Comparison of placebo with L. Thyroxine alone or with carbimazole for treatment of sporadic non-toxc goitre. Lancet 1990;336:193-7.
  58. Hegedus L, Hansen JM, Feldt-Rasmussen U, Hansen BM, Hoier-Madsen M. Influence of thyroxine treatment on thyroid peroxidase antibodies in Hashimoto thyroiditis. Clin Endocrinol 1991;35:235-8.
  59. Einnenkel D, Bauch KH, Benker G. Treatment of juvenile goitre withlevothyroxine, iodide or a combination of both: the valeu of ultrasound grey-scale analysis. Acta Endocrinol 1992; 127: 301-6.
  60. Papini E, Bacci V, Panuzi C. A prospective randomized trial of levothyroxine suppresive therapy for solitary thyroid nodules. Clin Endocrinol 1993;38:507-13.
  61. Pavón de Paz I, Monereo S Vega B, Vascones S, Elviro R. Tratamiento con levotiroxinna del nódulo tiroideo solitario. Endocrinología 1996;43(1):13-5.
Recibido: 8 de mayo de 1998. Aprobado: 19 de julio de 1999.
Dr. Mayque Guzmán Cayado. Hospital General "Ciro Redondo", Artemisa, La Habana, Cuba.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons