EDITORIAL

Hace más de un año la educación médica cubana se incorporó activamente a la batalla de ideas que viene desarrollando todo nuestro pueblo, y que sin lugar a dudas ha posibilitado el fortalecimiento y la unidad consciente de nuestro profesorado y estudiantado hacia el incremento de la calidad de los recursos humanos en salud y, mediante esto, contribuir al mejoramiento continuo de la calidad de los servicios y de la satisfacción de la población.

Este período de reflexión nos hizo recordar que el 11 de junio de 1982, en las conclusiones del Cláustro Extraordinario de Profesores del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana, el Comandante en jefe Fidel Castro Ruz nos convocó a hacer una revolución en la educación médica, y señalaba "De manera que podamos tener una docencia de primerísima línea. Si queremos ser potencia médica tenemos que ser una potencia en la docencia médica y en la superación de los profesores, del estudio."

Y al referirse a los profesionales que necesitaba nuestro país y que los centros de educación médica tenían que formar apuntaba: "...el médico ejerce un papel psicológico sobre el enfermo y depende mucho de ese papel también el esfuerzo que él haga, el ánimo que tenga para curarse. Es decir (en el médico) se requiere una calidad humana, se requiere una calidad intelectual y se requiere una calidad revolucionaria elevada, una condición político-moral especial..."

Estamos convocados a desarrollar un amplio proceso de reflexión y análisis de lo realizado durante todos estos años, y valorar cómo hemos ido cumpliendo las responsabilidades individuales y sociales que nos han correspondido en cada momento histórico de estos 42 años de revolución. Sin lugar a dudas, aquella década de los años 80 significó un período de profundas transformaciones en la salud pública y la educación médica, que sentó las bases de lo que hoy somos y tenemos.

El sistema Nacional de Salud cubano persigue garantizar una atención médica eficiente, con un elevado desarrollo cientificotécnico, el incremento permanente de los niveles de salud, pero también con una participación activa y organizada de la población en las actividades de preservación y promoción de salud. Esto nos trae a la mente de nuevo aquel discurso a que hicimos referencia al inicio de estas páginas, cuando Fidel señaló: "...Yo quiero establecer un principio... que al hacer docentes las instituciones de este país, las instituciones médicas, se eleve la calidad de la asistencia ... porque la docencia existe para la asistencia... que allí donde hay un profesor, allí donde hay un hombre obligado al estudio constante y sistemático, hay mejor asistencia..."

La revista Educación Médica Superior quiere patentizar su incorporación activa en la forja de esa conciencia entre nuestros profesores y educandos, partido activo en esta batalla de ideas. La educación y la salud, junto con la ciencia y la cultura forman un sólido bloque capaz de mover montañas.

Ha transcurrido un año desde que iniciamos el perfeccionamiento de nuestra publicación, aunque desgraciadamente aún no hemos logrado la salida oportuna de ella, y como también señalaba nuestro Comandante en jefe en aquella intervención histórica: "Creo que no es solo cuestión de recursos, sino de tener conciencia de un problema, de una situación para empezar a arreglarla..." ¡Y nos hemos propuesto arreglarla en el presente año 2001! El Consejo Editorial ha desarrollado en este período un serio esfuerzo en el trabajo por la calidad de la publicación, tanto en el arbitraje de los trabajos como en las cuestiones de su diseño y estructuración.

Les recordamos que las páginas de esta revista están a disposición del cláustro docente de los centros de educación médica superior y técnica, que desarrollamos esta hermosa tarea de formación y desarrollo de los recursos humanos en el Sistema Nacional de Salud.

Los convocamos de nuevo a escribir sobre lo que hemos hecho y realizamos cotidianamente con el enfoque científico e histórico aplicado, en la formación académica y el desarrollo posgradual de nuestros profesionales y técnicos. Ello sin dudas contribuirá de manera decisiva en esta batalla de ideas.

Consejo editorial