Sr. editor:
Tras haber leído el artículo “Eficacia contrastada de la Realidad Aumentada en el aprendizaje de la reanimación cardiopulmonar”, de López Belmonte y otros,1 se coincide con los hallazgos demostrados, donde se menciona gran eficacia de la Realidad Aumentada (RA) en el aprendizaje universitario. Por tanto, se recomienda el uso de esta tecnología relacionada con la educación sanitaria; en este caso, con la enseñanza de la reanimación cardiopulmonar. En esta publicación la muestra del estudio se compuso por 58 sujetos seleccionados aleatoriamente de una población de estudiantes universitarios de solo un centro de educación superior en España -no se especificó si era público o privado; tampoco, si la muestra resultaba representativa en relación con la población del país, ni cuánto gasto involucraría una educación con esta metodología, como un punto importante para el estudiante y la institución.
Por otro lado, un proyecto, también español, denominado RAFODIUN (EDU2014-57446-P), con una muestra de 50 estudiantes, financiado por el Ministerio de Economía y Competividad de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla2 -institución pública y de reconocimiento-, llega a conclusiones similares a las del estudio anterior, al referir que la RA es un material educativo de utilidad para el aprendizaje. Aquí tampoco se mencionó el sector privado, ni el aspecto económico en cuanto a costos por parte del alumno. Por lo tanto, no se puede asegurar bien la eficacia de la RA cuando no se han abordado poblaciones representativas, que permiten la comparación con estudios similares dentro o fuera del país.
Actualmente, se utiliza la RA como metodología de aprendizaje en algunos de los países de Europa y América.3,4,5 Sin embargo, poco se habla de accesibilidad de sus poblaciones y costos, lo que conllevaría el apoyo de estas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) en la educación privada o pública.
Un dato importante a resaltar es que las realidades sociales, políticas, económicas o generales de un país de Europa, como España, resultan distintas a un gran nivel en comparación con uno de América. Por este motivo, no se pueden comparar los estudios realizados en ambas poblaciones; a pesar de ello, podría hacerse con estudios dentro del país o en los alrededores.
Se concluye que la población propuesta para un estudio científico y su representatividad permiten extrapolar y, por ende, generalizar los resultados observados a la población del país.6 Tiene importancia resaltar que, si no se cumple ese criterio de representatividad en la población, esto debe mencionarse dentro del estudio.