Introducción
Uno de los aspectos necesarios en la valoración de la preparación metodológica en los profesores es el criterio que tengan los estudiantes sobre las actividades docentes que estos realizan. Frecuentemente, este elemento no se tiene en cuenta o se realiza de forma improvisada e incorrecta.1 No se trata solo de hablar con ellos y estar en condiciones de escuchar sus opiniones y criterios, sino de atender las razones del estudiante; y, cuando no se está dispuesto a tenerlas en cuenta, de hecho, resulta preferible no hablar.
El currículo de la carrera de medicina incorpora las actividades de educación en el trabajo desde sus primeros semestres como parte de su disciplina principal integradora, las cuales incorpora a las asignaturas de la disciplina Bases Biológicas de la Medicina, lo que permite que los estudiantes se familiaricen con esas formas de enseñanza desde el comienzo de su formación. No obstante, en el tercer año de la carrera estas se convierten en la forma principal del proceso de enseñanza aprendizaje, cuando los alumnos se incorporan de forma permanente a los centros de salud y las instituciones médicas, escenarios de su labor una vez graduados.2 Esto indica la necesidad de un proceso efectivo de preparación metodológica en los profesores encargados de impartirlas, que incluya el conocimiento de la opinión de los estudiantes sobre su calidad para perfeccionar la didáctica desarrolladora para la realización de cada una de ellas.3,4
A partir de entonces, el estudiante debe lograr el desarrollo de su capacidad para realizar el trabajo clínico ante una situación de afectación de la salud sobre la base de los conocimientos básicos y preclínicos, y la experiencia práctica adquirida mediante el desarrollo de habilidades semiológicas,5 al utilizar creadoramente sus conocimientos y hábitos en las diferentes situaciones de trabajo; así como el diseño y la puesta en práctica de las acciones terapéuticas, la interpretación de los estudios complementarios, la definición del pronóstico y el desarrollo de acciones de rehabilitación, para recuperar al máximo posible las capacidades individuales o colectivas que se han perdido durante el proceso de alteración de la salud.
A pesar de la reconocida importancia de la educación en el trabajo para la formación de los estudiantes, aún no existe una amplia documentación pedagógica que defina la aplicación de los principios didácticos en su ejecución y la estructura metodológica de cada una de sus formas organizativas, las cuales se desarrollan, muchas veces, de forma improvisada, metodológicamente ineficiente y con falta de sistematicidad.6
La organización del trabajo asistencial en cada una de las unidades de salud no siempre tiene en cuenta la importancia de las actividades de educación en el trabajo como un elemento indispensable para lograr la calidad necesaria de la labor asistencial propia del centro y, de esta forma, perfeccionar el trabajo docente que, de no lograrse, continuará siendo una barrera que se interponga en la formación integral de los estudiantes.
El trabajo realizado tuvo como objetivo identificar la percepción estudiantil sobre la calidad de las actividades de educación en el trabajo que se imparten durante el tercer año de la carrera.
Métodos
Se realizó, como una de las tareas de un proyecto de investigación sobre la estrategia metodológica para el perfeccionamiento de la enseñanza de la clínica, el estudio observacional, descriptivo y transversal en un universo de 433 estudiantes de medicina del Hospital Clínico Quirúrgico Docente “León Cuervo Rubio”, que se encontraban cursando el sexto semestre en el tercer año o lo habían aprobado el año precedente. Entre estos se seleccionó una muestra aleatoria de 125 alumnos, a los que se solicitó, mediante un documento anónimo (anexo), su percepción acerca de la calidad de las principales actividades docentes de educación en el trabajo que se realizan durante el quinto y sexto semestres de la carrera: pase de visita, discusión de caso clínico, clínico-patológica, clínico-imagenológica, sesión de piezas macroscópicas (pieza fresca) y guardia médica, según una escala de excelente, bien, regular o mal, acompañado de su argumentación en el caso de las dos últimas calificaciones, cuyo resultado incluyó el análisis de los argumentos expresados por los estudiantes en estos casos. El diseño del documento formó parte de uno de los acuerdos tomados en el taller metodológico “La didáctica de la educación en el trabajo”, que se realizó con la participación de 46 profesores de las asignaturas clínicas del tercer año de la carrera con el objetivo de evaluar los resultados de la investigación en curso.
Para determinar la variable “percepción de la calidad docente” de cada una de las actividades de educación en el trabajo realizadas durante el año académico, se consideraron los siguientes aspectos:
Excelente: cuando no existen señalamientos negativos acerca de la calidad de cada una de las actividades de educación en el trabajo, y se considera que esta se destaca por su brillantez y motivación.
Bien: está satisfecho con la calidad de la actividad docente, sin señalar dificultades en su realización.
Regular: cuando está medianamente satisfecho, y señala deficiencias, insatisfacciones o sugerencias.
Mal: cuando emite esta evaluación y la argumenta.
Los resultados obtenidos a partir de las opiniones recogidas se llevaron a una tabla y fueron distribuidas según el método estadístico porcentual. Los argumentos emitidos por los estudiantes se expusieron y analizaron como parte de la discusión.
El Consejo Científico institucional y el Comité de ética de las investigaciones aprobaron y certificaron la realización del estudio mediante acuerdo tomado en una de sus reuniones ordinarias de trabajo, y se obtuvo el consentimiento de los estudiantes para participar en el trabajo.
Resultados
En la tabla se muestra el resultado de los criterios evaluativos ofrecidos por los estudiantes que participaron en el estudio, donde se observa que, excepto la guardia médica, en todos los casos la mayor parte de las opiniones fueron favorables, con un predominio aquellas que fueron consideradas excelentes.
E | B | R | M | |
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Pieza fresca | 111 | 24 | - | - |
Pase de visita | 80 | 45 | - | - |
Discusión de caso clínico | 72 | 49 | 4 | - |
Clínico-imagenológica | 64 | 35 | 26 | - |
Clínico-patológica | 52 | 30 | 30 | 7 |
Guardia médica | 23 | 102 | - | - |
Leyenda: E: excelente; B: bien; R: regular; M: mal.
La sesión de piezas macroscópicas (pieza fresca) fue la forma de educación en el trabajo que obtuvo mejor criterio evaluativo. Los estudiantes identificaron con predominio de excelente, tanto el pase de visita como la discusión de caso clínico, aunque en la última se recogieron cuatro evaluaciones de regular.
La percepción de la calidad de las sesiones clínico-patológica y clínico-imagenológica, por su parte, evidenció una gran cantidad de evaluaciones regular. En el caso de la primera, 7 de los estudiantes la evaluaron mal, con una argumentación frecuentemente relacionada con la conducción de la clase por parte del profesor.
En las opiniones sobre la guardia médica, aunque todas fueron positivas, no predominó la evaluación excelente. No obstante, no fueron recogidas calificaciones de regular o mal, aunque en ocasiones se expresó por los entrevistados la inconformidad por la insuficiente participación de los estudiantes en las actividades prácticas y el desarrollo de habilidades.
Entre los criterios que predominaron para no otorgar una calificación satisfactoria a las actividades docentes de educación en el trabajo se encontraron la limitación en la preparación pedagógica de los profesores seleccionados para dirigir las sesiones clínico-patológicas, y la falta de sistematicidad y uniformidad en la forma de conducir la discusión de caso clínico en lo referente a la utilización o no de los estudios complementarios durante la presentación y el análisis diagnóstico del paciente en cuestión.
Discusión
La educación médica cubana se desarrolla basada en la educación en el trabajo, considerada su forma de organización fundamental, en la que se desarrollan diferentes acciones como la atención médica, el trabajo docente-investigativo y la administración, que constituyen una unidad indivisible durante la prestación de los diferentes servicios de salud al individuo, la familia y la comunidad.7,8
La educación en el trabajo es una forma de enseñanza basada en la relación del profesor con pequeños grupos de estudiantes, en la que el alumno se desarrolla integralmente al interactuar con el resto de los integrantes del equipo de salud, en el que cada cual desarrolla el papel que le corresponde bajo la dirección del profesor jefe; y brinda la atención médica y de enfermería a los pacientes, su familia y la colectividad, para contribuir a la transformación del estado de salud de todos ellos. Mediante su correcta utilización, se logra la consolidación, ampliación y aplicación de los conocimientos teóricos adquiridos durante el desarrollo del proceso académico.9
El pase de visita, una forma organizativa fundamental de la educación en el trabajo en las estancias clínicas, que tiene como requisito el logro de sus objetivos asistenciales y una correcta organización institucional a través de los cuales se enseña;10 y la discusión de caso clínico, resultan actividades docentes que requieren de un elevado nivel académico, unido a un amplio ejercicio del diagnóstico, lo que se asocia al desarrollo de la independencia de criterios y la capacidad de generalización.11) Estas actividades se desarrollan dentro del Grupo Básico de Trabajo, bajo la dirección del profesor jefe, por lo que la percepción de la calidad del pase de visita por parte de los estudiantes refleja una apreciación relevante sobre el trabajo docente. Ambas formas de educación en el trabajo fueron apreciadas de forma satisfactoria con un predominio del criterio excelente. No obstante, en cuatro ocasiones los alumnos evaluaron la discusión de caso como regular, con el señalamiento predominante de su no realización de forma sistemática. En cuanto a esta última, existieron criterios evaluativos divergentes acerca de su estructura, sus contenidos y sus formas de dirección por parte del profesor. La más reiterada de ellas resultó que algunos profesores preferían realizar la presentación del caso a discutir excluyendo los estudios complementarios ya disponibles con el ánimo de potencializar el análisis clínico; mientras que otros sí lo hacían, lo que evidenció la necesidad de perfeccionar el trabajo de preparación metodológica de los docentes y el colectivo de la asignatura12,13,14) para unificar criterios en cuanto a la forma de conducir esta actividad docente, quizás la más apasionante de todas.
La pieza fresca se calificó con un predominio de apreciación excelente por parte de los estudiantes que participaron en el estudio, lo que probablemente está relacionado con su sistematicidad, la calidad de su dirección por el especialista de Anatomía Patológica que la dirige -que no siempre es un profesor- y su carácter científico, ameno e instructivo por naturaleza, que hacen de ella una “joya” para la enseñanza de la clínica y la correlación clínico patológica.15
No sucedió igual con la percepción ofrecida sobre las sesiones clínico-patológica e imagenológica que, a diferencia de las anteriores, no se desarrollaron dentro de la sala en la que labora el alumno, sino dependen de la organización docente institucional, lo que motivó -así lo señalaron los estudiantes- que con frecuencia no fueran dirigidas por los profesores propios de la asignatura encargada de impartirlas. Ello evidencia que existen dificultades en la integración horizontal del proceso docente con una insuficiente interdisciplinariedad. En ambos casos, el objetivo principal consiste en la unificación del saber y el logro de un cuadro conceptual para investigar de forma multidimensional la realidad compleja, algo que se encuentra en la frontera común a varias disciplinas16) y su entrecruzamiento durante un mismo año académico.
Para lograr un eficiente trabajo interdisciplinario en estas actividades docentes resulta imprescindible el dominio de los programas de estudio de las asignaturas, sus objetivos prioritarios y el diseño de procedimientos pedagógicos eficientes que, en el caso de la sesión clínico-patológica, son clásicos y dependen, en algún grado, del abandono del carácter profundo y científicamente definido de la actividad; junto a ello, de la impostergable recuperación de su sistematicidad, así como de la forma amena y apasionante de su conducción, aspectos que progresivamente en muchos casos se han olvidado hasta casi desaparecer.
La guardia médica no obtuvo apreciaciones deficientes; sin embargo, fue percibida como excelente en pocas ocasiones, debido a que los alumnos, según su argumentación, esperaban una mayor independencia en el trabajo que realizaban bajo la dirección del profesor y solicitaron una participación más activa en la atención a los pacientes en los servicios de urgencia u otros escenarios. Esta actividad docente se dirige a la preparación del estudiante en el proceso diagnóstico y terapéutico de los enfermos con afecciones agudas (graves o no), y se desarrolla en escenarios que permiten el perfeccionamiento de las habilidades en la aplicación rápida y razonada del método clínico, debido al potencial peligro de complicaciones, o incluso la muerte, a que puede estar sometido el paciente que se atiende.
La guardia médica constituye también la principal forma de fomentar en los educandos su sentido de responsabilidad ante el trabajo profesional y una forma óptima para que los profesores puedan, con su ejemplo, formar valores éticos y humanistas imprescindibles en el profesional de la medicina, como está definido en el perfil del egresado.17,18
La entrega de guardia, una modalidad de la educación en el trabajo, no estuvo presente en el cuestionario entregado a los alumnos porque actualmente ellos no participan en ella, lo cual expresa una deficiencia organizativa que sacrifica una de las actividades que deben cumplir durante su período de formación.19
La didáctica, como ciencia de la instrucción, conduce científicamente el proceso de enseñanza aprendizaje.20) Su gestión o carácter desarrollador debe crear en los profesores la capacidad de desarrollar en sus estudiantes la autogestión su aprendizaje, trabajar en equipo, planear soluciones a los problemas, proponer alternativas y la búsqueda de excelencia en su actuación. Por ello el trabajo metodológico individual y colectivo debe ser dirigido con prioridad al logro de su carácter desarrollador para lograr el deseado perfeccionamiento de las actividades docentes en la carrera de medicina; en particular, las actividades de educación en el trabajo.
Como conclusiones, los resultados obtenidos evidenciaron que la percepción estudiantil sobre la calidad de las actividades de educación en el trabajo durante el tercer año de la carrera era mayoritariamente positiva, con predominio de evaluaciones de excelente, lo que expresó una labor positiva por parte de los profesores encargados de su impartición. No obstante, muchas de las deficiencias señaladas por los alumnos -si no todas-, constituyeron el resultado de insuficiencias en la preparación metodológica de los profesores y la existencia de dificultades institucionales en la organización del trabajo docente.