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Revista Cubana de Salud Pública

versión On-line ISSN 1561-3127

Rev Cubana Salud Pública v.36 n.2 Ciudad de La Habana Mayo-jun. 2010

 

EDITORIAL

 

La intersectorialidad, una tecnología que despega con fuerza

 

Intersectoriality, a technology that grows fast

 

 

 


La intersectorialidad en salud ha cobrado un gran impulso en los últimos años, particularmente en Cuba y puede afirmarse que la Escuela Nacional de Salud Pública, es parte contribuyente en esa nueva marcha acelerada que la intersectorialidad ha alcanzado en el país y que la ha llevado a ser considerada como uno de los principios de la salud pública cubana.

Sin embargo, además de aceptar que es, indiscutiblemente, un principio, es necesario considerar también su componente «tecnológico», es decir aquel que establece las condiciones, los medios y los procedimientos para convertir conceptos en resultados. Sin ellos, el principio se queda en lo espiritual y no pasa a lo material.

Etimológicamente, "tecnología" proviene de las palabras griegas tecné, que significa "arte"u "oficio"y logos "conocimiento" o "ciencia", "área de estudio", por tanto, la tecnología es el estudio o ciencia de los oficios. Significa "cómo hacer las cosas", el "estudio de las practicas."

El concepto actual de tecnología para la salud es sumamente amplio y es un reflejo claro de cuan complejo son los procesos de producir salud. Incluye, procedimientos, estructuras, sistemas, dispositivos, equipos, medicamentos y en general todo proceso que se oriente a resolver problemas de salud. La intersectorialidad se asienta naturalmente en este concepto.

La creación de una tecnología de salud, pasa por todo el proceso de concepción, experimentación, pruebas de eficacia y aceptación de que es útil, conveniente y que hace una contribución significativa a la salud de las personas. Esto implica, que toda tecnología de la salud pasa por un proceso de evaluación que comienza desde antes de que se autorice su introducción en la realidad practica y continúa durante toda su vida útil. La intersectorialidad no es una excepción.

La evaluación de las tecnologías de salud se orienta a determinar o comprobar en términos clínicos, sociales, éticos o económicos, la contribución que determinada tecnología hace a la salud, el bienestar, el alargamiento y la calidad de vida de las personas, los grupos y la sociedad. Se trata no solo de estudiar su aplicación a la intervención, enfermedad, síntoma concreto o problema organizativo, sino que se extiende a estimar sus efectos adversos sobre la propia persona, la comunidad, la sociedad o el sistema de salud como un todo o la comunidad. La intersectorialidad queda incluida en este concepto.

Por tanto, cuando se habla del enfoque tecnológico de la intersectorialidad o esta como tecnología, le son aplicables los conceptos de diseño, experimentación, pruebas de campo, eficacia, efectividad y eficiencia, exigibles a cualquier tecnología de la salud. En buena medida, eso está resuelto, se trata ahora de utilizar la tecnología, precisamente para pasar del principio a la realidad, de la idea a la acción.

La idea del trabajo intersectorial con una connotación mundial tomó carta de naturaleza en la estrategia de Salud para Todos a finales de los años 70, donde aparece como llamada intuitiva y global y desde entonces ha sido masivamente aceptada como meta de las intervenciones de salud pública en diversos lugares del mundo.

El alcance de la intersectorialidad y la participación social en Cuba no es consecuencia de la espontaneidad, pues se ha requerido una concepción adaptada al sistema de salud cubano, una voluntad política que la sustente y un diseño tecnológico que la inserte naturalmente en la producción de salud.

La intersectorialidad como elemento básico de la dirección en salud, en su evolución histórica ha requerido de transformaciones tecnológicas para contar con instrumentos de evaluación y control que permiten asegurar su sostenibilidad.

Como tecnología se basa en la aplicación del conocimiento científico a la solución de problemas prácticos a través de una cultura que provee métodos o medios para controlar el entorno y mejorar las condiciones de vida al tiempo que brinda posibilidades para el mejoramiento de los procesos de gestión en los sistemas y servicios de salud.

Se enmarca dentro de los principios básicos conceptuales para la gestión de una tecnología apropiada porque forma parte de políticas y estrategias para el balance de un desarrollo sostenible de la salud a nivel nacional o internacional. También se enmarca por las posibilidades que brinda en la formación de recursos humanos con capacidades de aprendizaje, así como en la investigación en beneficio de la sociedad, a través de sus múltiples formas de aplicación.

Su dimensión tecnológica está determinada por la generación de conocimientos, capacidades, destrezas técnicas, instrumentos y herramientas que se han generado a partir de los diferentes estudios realizados. Si todos estos elementos se aprovechan conscientemente, la intersectorialidad dejará de ser solo un importante principio de la salud pública cubana, para convertirse en un importante motor de cambios y mejoras en los procesos de producir salud, al lograr incorporar elementos de efectividad, eficiencia y sostenibilidad imprescindible para el éxito actual y futuro de nuestro sistema.

 

Pastor Castell-Florit Serrate

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