Introducción
La presencia de cuerpos extraños constituye un accidente que se presenta habitualmente como un evento repentino en un niño previamente sano, con manifestación de dificultad respiratoria grave, que puede conducir a la muerte. Este evento inicial puede ser desapercibido por los padres y tener un tiempo de latencia asintomático que posteriormente se complica con lesiones que incrementan la morbilidad y la mortalidad.1,2
La obstrucción de la vía aérea producto de la aspiración de un cuerpo extraño (CE) es una emergencia respiratoria que se presenta generalmente en menores de 5 años. Esta representa riesgo vital debido a la afectación aguda de la función respiratoria, que puede ocasionar la muerte o dejar secuelas graves si el paciente no es tratado adecuadamente. Cada año mueren por esta causa en EE.UU. cerca de 300 niños, de los cuales 90 % son menores de 5 años y 65 % lactantes.1,3,4
Caso clínico
Se presenta el caso clínico de un lactante de un año de edad, de procedencia suburbana, quien fue atendido en el Servicio de Pediatría del Hospital de Serrekunda en Gambia porque, según refirió la madre, desde hacía 2 días presentaba dificultad respiratoria, con cuadro brusco de tos y falta de aire, todo de inicio rápido, pues horas antes se encontraba sin dificultad. Se constató la presencia de abundante secreción bucal, cierta ronquera al emitir sonidos, además de un ruido durante la respiración. Por momentos se mostraba ansioso, cansado y con pérdida del apetito. No presentaba fiebre o cualquier otro elemento que hiciera sospechar el diagnóstico de CE en las vías respiratorias altas.
Examen físico
Paciente decaído, algo cansado, pero reactivo al medio e hidratado.
Piel y mucosas: buen color, ausencia de cianosis.
Tejido celular subcutáneo: no infiltrado por edemas.
Aparato respiratorio: dificultad respiratoria de leve a moderada, no aleteo nasal, disnea inspiratoria, polipnea, con frecuencia respiratoria entre 48-52 respiraciones por minuto, estridor laríngeo inspiratorio, tiraje alto, murmullo vesicular disminuido bilateralmente, con ruidos transmitidos. Se ausculta estridor, llanto disfónico, cierto grado de ronquera, así como sialorrea, que al examen bucofaríngeo no permitió una correcta visualización.
Aparato cardiovascular: ausencia de cianosis, pulsos periféricos presentes y sincrónicos, buen llene capilar, no gradiente térmico, ruidos cardíacos rítmicos y audibles, levemente aumentados en frecuencia (128 latidos por minuto), ausencia de soplos.
Abdomen: globuloso, que seguía los movimientos respiratorios, blando, depresible y ruidos hidroaéreos presentes. Ausencia de visceromegalia y de tumor.
Sistema nervioso central: el pequeño se encontraba orientado, pero algo agitado y ansioso.
Examen laringoscópico indirecto: el paciente no cooperó adecuadamente y, unido a esto, las abundantes secreciones y el edema no permitieron una correcta visualización.
Evolución: con los elementos anteriores se planteó como posibilidad diagnóstica la presencia de un cuerpo extraño en las vías respiratorias altas, por lo que se indicó radiografía simple de cuello y tórax (vistas lateral y posteroanterior), así como un hemograma completo con diferencial, cuyos resultados fueron normales.
Se consultó el caso con especialistas en Otorrinolaringología, quienes concordaron con la existencia de un cuerpo extraño vegetal o con poco contenido de calcio, debido a que los estudios previos fueron negativos, por lo cual sugirieron realizar exámenes no convencionales como la resonancia magnética (Fig.1) y la endoscopia de vías aéreas (Fig.2), que finalmente permitieron visualizar el cuerpo extraño. Se trataba de una espina de pescado localizada en la región cricofaríngea.
El paciente fue llevado al salón de operaciones y luego de sedación y anestesia se pudo extraer el cuerpo extraño satisfactoriamente.
Gracias al diagnóstico precoz, al correcto interrogatorio, al examen físico minucioso, a los resultados de los estudios imagenológicos, así como al tratamiento multidisciplinario y oportuno, el paciente evolucionó favorablemente.
Comentarios
La no visualización del CE al examen laringoscópico indirecto y los resultados negativos de las radiografías realizadas, no eximen la posibilidad de su existencia, de ahí la importancia de un buen interrogatorio y examen físico, basados en el método clínico y epidemiológico, lo cual hará sospechar al personal médico de la presencia de este y lo orientará hacia la indicación de otros estudios que confirmen el diagnóstico.5,6
Teniendo en cuenta que los cuerpos extraños en vías respiratorias son prevenibles, donde el éxito del resultado final recae en el diagnóstico precoz, sería de gran importancia y utilidad para esta población el conocimiento e implementación de un programa de prevención de accidentes, donde los padres o tutores puedan encontrar las herramientas educativas que permitan disminuir la accidentalidad y reducir la mortalidad por esta causa en los menores de 5 años de edad.7,8,9
Lo anterior obliga a insistir en la prevención y educar a la población en cuestiones relacionadas con la alimentación de los menores, por ejemplo: excluir de la dieta o tener especial cuidado con el maní en grano, la almendra, la avellana u otros alimentos que por su volumen o tamaño puedan ser aspirados, así como también modificar la forma de administración del pescado, para evitar accidentes como el descrito anteriormente.
Resulta válido insistir en prestar la debida atención a las etiquetas de advertencia que aparecen en los juguetes y otros productos utilizados por los niños y seguir las recomendaciones según la edad de los menores.