Introducción
El miedo es una de las emociones primarias fundamentales en los seres humanos debido a que tiene un importante valor adaptativo y constituye un mecanismo de defensa para la supervivencia como especie. También son relevantes el amor, la ira, la pena y la alegría; pero el miedo dirige las decisiones que se toman en cada segundo de la vida, puesto que aparece cuando hay un peligro; de ahí que casi todas las especies tienen la habilidad de aprender a evitar lo que amenaza su vida.1
La palabra fobia se derivada de Fobos (del griego phobos, pánico), hijo de Ares y Afrodita en la mitología griega, que significa la personificación del miedo.
En el DSM-5 se define como un trastorno de ansiedad fóbica caracterizado por temor o miedo intenso irracional y sentimientos de odio o rechazo hacia algo. También se plantea que la exposición al estímulo provoca respuestas de ansiedad, malestar y de evasión de situaciones sociales; solo es diagnosticada si el miedo es intenso e impide el desarrollo normal de la vida cotidiana del individuo o provoca un malestar clínicamente significativo.1,2
Los trastornos de ansiedad fóbica son frecuentes, aunque las características epidemiológicas varían ampliamente en función de la población estudiada y de los métodos de evaluación.
Según se refiere existen más de 250 tipos de fobias reconocidas y estudiadas. Se calcula que más de 7 % de la población mundial la padece en su categoría más simple. Los objetos que las producen son tan variados como los sujetos que las padecen y en algunos casos pueden llegar a ser invalidantes.2
En Cuba no son muchas las investigaciones realizadas al respecto que permitan valorar la incidencia de este trastorno. Hoy día solo se han desarrollado estudios territoriales y provinciales, y esto es aún menor cuando se habla de las fobias escolares, que presentan una incidencia anual de 8 %; cifra considerada bastante elevada entre los trastornos psiquiátricos.3
Desde hace mucho tiempo, existen modalidades de tratamiento en todo el mundo para solucionar el problema de las fobias, lo cual ha sido analizado por todas las escuelas o los modelos psicoterapéuticos que han ido transitando por el psicoanálisis, el conductismo, el cognitivismo y sus derivaciones, así como por la psicología de la Gestalt y el humanismo, los cuales aportaron disímiles métodos y técnicas para el proceso terapéutico. En Cuba la fobia ha sido abordada de diversas maneras y uno de los tratamientos empleados es la hipnosis, aunque se trata de una modalidad poco utilizada en ese sentido.
Hipnosis es un término que evoca muchas asociaciones y ha atraído la atención de numerosos pensadores e investigadores creativos del campo de la psicología, tales como Freud, Wundt, James, Clark, Hull y Ellis, entre otros.4,5)
Al respecto, la hipnosis es un estado especial que permite, a través de la palabra u otro estímulo provocado por ella, crear un modo particular de accionar de la mente humana, lo que puede variar en función de las necesidades y la manifestación de los procesos volitivos, para permitir la expresión plena de potencialidades cerebrales que, en estado de vigilia y por mecanismos neurofisiológicos defensivos, no se manifiestan de forma activa.5
De acuerdo con lo anterior, estos fenómenos extraordinarios de la mente, provocados por la hipnosis, son tan científicos como los de la física o de cualquier otra ciencia. Se trata de un procedimiento que permite a la mente desarrollar facultades extraordinarias; pero no es un poder sobrenatural como suele considerársele.
El empleo de la hipnosis como método terapéutico se basa en su inocuidad y en el hecho de que permite trabajar con percepciones inconscientes, así como descubrir traumas, conflictos y otras situaciones estresantes. Por ello, en la provincia de Santiago de Cuba esta técnica ha sido aplicada en pacientes aquejados por determinadas enfermedades con componente psicológico, entre ellas las fobias.6
Hechas las consideraciones anteriores, se decidió realizar la presente investigación con el objetivo de evaluar la efectividad del modelo hipnoterapéutico en escolares con trastornos fóbicos.
Métodos
Se realizó un estudio cuasiexperimental de grupo de control no equivalente con medición postratamiento, en los 30 pacientes con fobia escolar que acudieron a la consulta multidisciplinaria de hipnosis en la Clínica de Hipnosis Terapéutica de Santiago de Cuba, desde octubre del 2016 hasta igual mes del 2018.
Se tuvieron en cuenta determinados criterios de inclusión (pacientes de ambos sexos con diagnóstico de fobia, en las edades comprendidas entre 6 y 10 años, que no estuvieran recibiendo psicoterapia en el momento de recibirlos en la Clínica y que dieran su aprobación de formar parte del estudio, previo consentimiento de los padres para ello), de exclusión (pacientes con enfermedades cerebrales orgánicas agudas o crónicas asociadas u otro trastorno psiquiátrico de nivel deficitario o psicótico en fase aguda) y de salida (pacientes que espontáneamente desearan abandonar el tratamiento o que se ausentaran al menos a 3 sesiones consecutivas o aisladas).
La estrategia se desarrolló en 3 etapas, a saber: 1) diagnóstico y clasificación, 2) intervención terapéutica y 3) evaluación, las que se describen a continuación.
Primeramente, se aplicó la técnica de la entrevista a familiares y pacientes, así como exámenes físico y psiquiátrico a estos últimos con el objetivo de recoger el dato primario y conocer las características de cada uno, a quienes también se les aplicaron los siguientes test psicológicos: inventario de ansiedad rasgo-estado (IDARE), dibujo libre y de Bender, de acuerdo con los grupos de edades y la valoración psicodinámica de su padecimiento. Luego se completó la entrevista médica y el examen psiquiátrico correspondiente para elaborar la planilla de recolección de datos (historia clínica creada al efecto).7,8
Se solicitó el consentimiento informado por escrito, previa explicación de en qué consistiría la labor a realizar y que esta no perjudicaría en absoluto la integridad física y mental de los participantes en el estudio.
Durante la etapa de intervención se efectuaron 16 sesiones de tratamiento; en 12 de ellas se aplicó la hipnosis con una duración entre 45 minutos a 1 hora y una frecuencia semanal. Para cada sesión se cumplieron objetivos específicos e incluyeron recursos terapéuticos como metáforas, imágenes, símbolos y sugestiones poshipnóticas, entre otros.
Igualmente, se analizaron las variables edad, sexo, tipo de fobia (social, agorafobia, específicas) y manifestaciones psicopatológicas (hiperactividad, ansiedad, miedo, irritabilidad, hipotimia, insomnio, manifestaciones neurovegetativas, retraimiento y/o aislamiento social), según lo registrado en la historia clínica y en los test psicológicos aplicados, en correspondencia con los aspectos que evalúa cada uno: presencia de ansiedad y/o depresión, entre otros.
Como variables independientes figuraron:
Tratamiento empleado: hipnoterapia.
Respuesta psicológica: favorable (ausencia de ansiedad y depresión o ausencia de esta y disminución significativa de la ansiedad); no favorable (presencia de ansiedad o depresión, o ambas).
Respuesta clínica: mejorado (disminución significativa o eliminación total de las manifestaciones clínicas al final del tratamiento); no mejorado (persistencia de las manifestaciones clínicas al final del tratamiento o poca disminución de estas).
Se consideró que el ensayo clínico era efectivo cuando se aceptó la hipótesis alternativa relacionada con el tratamiento hipnótico. Si se obtenía H0 la mayoría de los pacientes no habían mejorado en cuanto a la respuesta al tratamiento; si se obtenía H1, el porcentaje de los que habían mejorado era mayor.
Por último, se creó una base de datos para introducir toda la información y los resultados se representaron en tablas estadísticas elaboradas en Excel. Se utilizó la prueba de Mc-Nemar para 2 muestras relacionadas y el porcentaje como medida de resumen para variables cualitativas, además de la media con su desviación estándar para las cuantitativas y la prueba de la Χ2 para identificar si p< 0,05.
Resultados
Como se observa en la tabla 1, del total de pacientes, 16 correspondieron al sexo masculino (53,3 %) y 14 al femenino (46,7 %). En cuanto a la edad, predominaron los varones de 8-9 años (37,5 %), así como las niñas de 6-7 y de 10-11 (35,7 %, respectivamente). Cabe señalar que la muestra resultó pequeña, por lo que no existió diferencia significativa entre las variables.
Los 30 integrantes del estudio presentaron fobias específicas, es decir, los 16 del sexo masculino y los 14 del femenino. Por otra parte, según los síntomas psicológicos referidos por los pacientes, antes de la hipnosis todos presentaban hipotimia y ansiedad, pero luego de aplicada la terapia se obtuvo una respuesta psicológica favorable, pues todos habían eliminado el primero de dichos síntomas y disminuido el segundo.
En la tabla 2 se observa que los síntomas psicológicos fueron disminuyendo a medida que se aplicaron las diferentes intervenciones. Observe que ya en la semana 9 la ansiedad marcada y los trastornos del sueño se presentaron en 6 pacientes; mientras que el temor en 9 y el retraimiento y/o aislamiento social en 7. Mucho más interesante resultó lo percibido en la semana 12, donde solo persistieron la ansiedad marcada y el temor en un paciente, lo que evidencia una mejoría notable.
En cuanto a la respuesta clínica al tratamiento, 100 % de los pacientes habían mejorado significativamente con la intervención terapéutica. Al comparar los resultados evolutivos del grupo estudiado, existieron diferencias significativas entre los resultados antes y después del tratamiento (p=0,00), por lo que se rechazó H0, que plantea que con el tratamiento hipnótico la mayoría de los pacientes no habían mejorado.
Discusión
Aunque en Cuba, específicamente en la provincia de Santiago de Cuba, no se cuenta con otros estudios publicados sobre este tema, sí se ha investigado al respecto. Así, Leguén Álvarez, bajo la tutoría de Cobián Mena, dio a conocer en su tesis de grado que la mayoría de los pacientes estudiados eran del sexo femenino, pero no hizo referencia a los grupos etarios por tratarse de un estudio teórico sobre esta enfermedad (Leguén Álvarez S. Hipnoterapia en el tratamiento de las fobias [trabajo para optar por el título de Psicólogo de la Salud]. 2019. Universidad de Ciencias Médicas, Santiago de Cuba).
Igualmente, en la casuística de Reyes Escalona, el mayor número de pacientes era de este mismo sexo y mayores de 30 años; no obstante, hace un acápite sobre la importancia de continuar la investigación por tratarse de una muestra muy pequeña (Reyes Escalona JL. Efectividad de la hipnoterapia en el tratamiento de las fobias [trabajo para optar por el título de Máster en Medicina Natural y Tradicional. 2019. Universidad de Ciencias Médicas, Santiago de Cuba).
Internacionalmente, Castañeda y Krikorian,9 en su revisión sistemática sobre aplicaciones actuales de la hipnosis clínica en Latinoamérica, presentaron un caso con fobia a las mariposas y otro con agorafobia, ambos del sexo masculino y con edades entre 8 y 10 años, respectivamente, lo cual concuerda con los hallazgos de la actual investigación. Coincidentemente, Baró,10 en una serie de casos clínicos tratados con hipnosis, encontró que los más afectados eran los niños de 5-10 años. En ese mismo sentido, Machado Morales y Pinto Tapia,11 al aplicar la hipnosis como herramienta terapéutica en un paciente con ornitofobia, destacaron los mismos rangos de edades descritos anteriormente.
Los resultados de la actual serie concordaron con los de Reyes Escalona, quien detalló en su tesis, ya citada, que la mayoría de los pacientes presentaron fobias específicas; similar a los casos clínicos presentados por Cobián Mena5) en su libro Hipnosis y sus aplicaciones terapéuticas. También coincidió con los resultados expuestos por Lambert Delgado y Cobián Mena,6 en su texto Hipnosis en trastornos psicosomáticos: una aproximación a su valor terapéutico, en el cual todos los casos clínicos presentados padecían fobias específicas; hallazgos que se correspondieron con los de investigadores foráneos.9
Para demostrar los cambios evolutivos los autores de este artículo se basaron fundamentalmente en las manifestaciones clínicas presentes antes y después de la intervención terapéutica y en los resultados de los test al inicio y final de la terapia.
De igual modo, en el libro Hipnosis: fundamentos fisiológicos e investigativos,12 su autor aplicó antes y después de la hipnoterapia 2 de los 3 métodos utilizados en la actual serie, cuyos resultados fueron similares en cuanto a la evaluación de la respuesta psicológica de los pacientes. Lo mismo se expone en los trabajos de tesis de Reyes Escalona y Leguén Álvarez, citados previamente, y en el texto de Baró.10
Resulta interesante destacar que en esta provincia la tesis de Reyes Escalona, ya aludida, es la referencia más cercana con iguales resultados a los del presente artículo, donde ya a partir de la tercera semana fueron disminuyendo la cantidad de síntomas psicológicos en la mayoría de los pacientes; similar a lo obtenido por Cobián Mena,5 a partir de la tercera y cuarta sesiones.
Por su parte, en el ámbito internacional, autores ya mencionados9,11,12 también obtuvieron una reversión de los síntomas en la tercera y cuarta semanas de tratamiento y refirieron mejoría de los pacientes.
En esta casuística, la respuesta psicológica y la evolución clínica fueron favorables en todos los pacientes; de ahí la importancia de este recurso terapéutico.
Se concluyó que el modelo hipnoterapéutico resultó ser efectivo, pues al actuar directamente sobre los aspectos relacionados con la enfermedad, se logró una respuesta psicológica favorable y una mejoría clínica significativa, por lo que puede decirse que se cumplió lo planteado en la hipótesis alternativa (H1).