Introducción
Las personas privadas de la libertad tienen derecho a una atención integral en salud, lo que constituye una responsabilidad del Estado desde el mismo momento en que son recluidas en instituciones penitenciarias.1,2,3
De igual manera, las infecciones de transmisión sexual (ITS) representan una amenaza a la salubridad de la población penada en diversos países, a la vez que originan desafíos importantes para las autoridades carcelarias y de salud pública, incluso para los propios gobiernos.4
La sífilis es una enfermedad infecciosa de causa bacteriana, producida por el Treponema pallidum, la cual tiene como principal vía de transmisión las relaciones sexuales desprotegidas.5
Según informes de la Organización Mundial de la Salud, cada año se producen más de 12 millones de nuevos casos de sífilis en todo el orbe, principalmente en naciones de bajos y medianos ingresos, donde la enfermedad presenta características epidemiológicas endémicas y las infecciones congénitas suelen ser comunes.6,7,8,9
La prevalencia de la sífilis en personas que viven en contextos de encierro es elevada. Al respecto, en la bibliografía consultada se revelan algunas cifras en países como Inglaterra (menos de 0,5 %), Estados Unidos (alrededor de 0,6 %), Ghana (7,9 %) y Bulgaria (18,4 %). Por otro lado, Indonesia registra tasas de 5,1 % en los varones privados de la libertad y de 8,5 % en las féminas; sin embargo, España exhibe una tasa de incidencia fluctuante (0,7- 0,9 por cada 1000 internos).10
Cuba muestra cifras similares a otras regiones, con tasas de incidencia de 40,4 y 34,0 por cada 100 000 habitantes en el bienio 2020-2021; mientras que en Santiago de Cuba las tasas fueron de 50,9 y 51,0 por 100 000 habitantes, respectivamente.11,12,13,14
El Centro Penitenciario Aguadores es una institución receptora, es decir, es la encargada de recibir a los reclusos pendientes de sanción (prisión provisional). Según el protocolo establecido, una vez que estas personas son recibidas en la institución penal, se les realiza un examen físico general y estudios de laboratorio, que incluyen serología para sífilis y virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). En los últimos años, a partir de la pandemia de covid-19 también se indica la prueba de reacción en cadena de la polimerasa.
Teniendo en cuenta lo referido anteriormente, con esta investigación se persiguió describir las características clínico-epidemiológicas de pacientes diagnosticados con sífilis en la prisión Aguadores de Santiago de Cuba.
Métodos
Se realizó un estudio observacional, descriptivo, y transversal, desde enero del 2016 hasta diciembre del 2022, de 147 internos diagnosticados con sífilis en el Centro Penitenciario Aguadores de Santiago de Cuba.
Se utilizaron como fuentes de información las historias clínicoepidemiológicas de esos pacientes, de las cuales fueron seleccionadas variables sociodemográficas: edad y escolaridad; clínicas: clasificación de la sífilis en temprana adquirida latente o asintomática (STAL) y sífilis temprana adquirida sintomática (STAS), así como asociación con otras ITS; y las relacionadas con el régimen penitenciario: opción de visitas en el pabellón conyugal, fase penitenciaria, antecedentes penales, atención familiar, lugar de ocurrencia de la infección.
Toda la información fue procesada con el paquete estadístico SPSS, versión 20.0, y con el programa Epidat 3.0. Se calcularon las distribuciones de frecuencias absoluta y relativa para variables cualitativas y, en cuanto a la edad, la media y la desviación estándar (DE); asimismo, para identificar alguna asociación significativa entre las variables se utilizó la prueba de independencia de la Χ2.
Resultados
En la figura se aprecia que la incidencia de la enfermedad fue de 3,0 % (147 internos) y la mayoría de los diagnósticos correspondieron a los años 2021 y 2022 (6,2 y 4,2 ℅, respectivamente).
En la serie (tabla 1) predominó el grupo etario de 25-34 años (36,0 %), seguido del de 15-24 años (21,7 %). La media de edad fue de 35,86 años, la mediana de 34,00 y la desviación típica de 12,522. También prevalecieron el nivel escolar de secundaria básica (55,8 %), la sífilis diagnosticada en la fase de latencia o asintomática (98,6 %), así como la asociación con otras ITS, como el condiloma acuminado (42,8 %) y el VIH (28,6 %).
Por otra parte, la mayoría de los pacientes (tabla 2) se habían infectado fuera del penal (93,9 %), es decir, entraron enfermos; mientras que 80,9 % se encontraba en el régimen provisional. Igualmente, predominaron los recluidos por primera vez, seguidos de los multirreincidentes (45,6 y 34,7 %, respectivamente), así como los que no recibían visitas en el pabellón conyugal (74,2 %) y los que eran atendidos por la familia (79,6 %).
Del total de reclusos primarios diagnosticados con sífilis (tabla 3), 65,7 % recibía atención por parte de la familia; en tanto 84,4 % de los multirreincidentes no contaba con dicha atención, lo que resultó significativo.
Discusión
La incidencia de sífilis en la citada institución penal fue elevada, pero resultó llamativo el mayor incremento en los años en que el país y el resto del mundo se encontraban en plena lucha contra la pandemia de la covid-19, debido a que muchos de los servicios sanitarios se centraron principalmente en el diagnóstico, la prevención y el tratamiento de esa enfermedad y disminuyó la disponibilidad de exámenes serológicos en el territorio nacional; sin embargo, en los centros penitenciarios, que no estuvieron exentos de esta situación, se incorporó la prueba de reacción en cadena de la polimerasa para el diagnóstico del coronavirus y se mantuvo la pesquisa activa mediante la realización de pruebas serológicas para sífilis y VIH en este período. Esto explica que los pacientes que entraban por primera vez al sistema penitenciario fueran diagnosticados en la institución, al no tener un adecuado seguimiento en las áreas de salud.
Como ya se explicó, la incidencia de sífilis fue de 3,0 %; superior a lo obtenido en investigaciones similares, como la efectuada en el Centro Penitenciario Mar Verde de esta misma provincia, que resultó ser de 1,4 %,15 y la de Garriga et al,16 con 0,7 %. De acuerdo con lo que se ha venido analizando, el Ministerio de Sanidad de España,17 en su plan estratégico para la prevención y el control del VIH y las ITS, hace una reflexión muy importante cuando informa que las crisis sanitarias, sociales y políticas, a lo largo de la historia, han estado asociadas con el aumento de las infecciones de trasmisión sexual. Por tanto, se puede anticipar que el impacto provocado por la covid-19 incrementará la incidencia de las ITS si no se realizan las intervenciones apropiadas.
Referente a la edad, algunos autores, ya citados,16 hallaron predominio del grupo etario de 31-40 años, para una media de edad de 37,8 años, lo cual se correspondió con lo referido por Valiente et al15 en su serie; asimismo, Grunfeld et al18 señalan la primacía de internos de entre 29-39 años.
El Centro Penitenciario Aguadores, al igual que la mayoría de las instituciones de este tipo en el país, cuenta con un sistema de superación escolar, con profesores de los diferentes niveles educacionales para impartir clases a todos aquellos reclusos que deseen superarse hasta alcanzar el nivel universitario, aprender un oficio o especialidad técnica, para su posterior reinserción en la sociedad, lo cual demuestra el esfuerzo que hace el Estado cubano por elevar el nivel cultural de las personas, aun cuando están recluidas, según lo establecido en la Constitución.
Cuba, como país, tiene entre sus prioridades garantizar la educación gratuita a toda la población; por ello, el nivel escolar preponderante en esta casuística fue el de secundaria básica. Lo anterior difiere de lo informado por Garriga et al16 y Valle et al,19 quienes hallaron prevalencias del nivel escolar primario y medio superior (47,9 y 69,23 %, respectivamente); sin embargo, se coincidió con los hallazgos de Adaszko et al10 en su estudio sobre prevalencia del virus de la inmunodeficiencia humana, la sífilis, las hepatitis virales y la tuberculosis, efectuado en unidades del Servicio Penitenciario Federal en Argentina.
El Plan Estratégico Nacional11 para el control de esta enfermedad pauta la clasificación de la sífilis adquirida en sintomática y latente, según su evolución natural. Esto es posible por la pesquisa serológica que se realiza constantemente en las instituciones penitenciarias (al ingresar al sistema penitenciario y semestralmente), donde la población recluida es vulnerable para la propagación de enfermedades trasmisibles.
Al respecto, en la serie de Valiente et al15 primó el diagnóstico de sífilis latente; en tanto, Garriga et al16 observaron mayor número de afectados en la etapa latente precoz (45 %), seguidos de los que presentaban sífilis primaria (35,1 %) y secundaria (20,2 %).
El hecho de que una persona enferme con sífilis no lo exime de coinfectarse con otra ITS debido a la vía de trasmisión; por tanto, ante la sospecha de una ITS, lo ideal es realizar exámenes complementarios para determinar la existencia de una coinfección con otra enfermedad trasmitida por esta vía.
Cabe resaltar que las personas que viven en las instituciones penitenciarias son vulnerables a las infecciones de transmisión sexual, debido a las características propias de este grupo poblacional, lo cual permite que la infección tenga 2 probabilidades de ocurrencia, ya sea en el interior del penal o fuera de este.
En este centro, la mayoría de los casos son detectados por medio de las pesquisas serológicas que se realizan al ser recibidos; no obstante, es posible que los diagnosticados que ya estaban dentro de la institución penal presentaran el período de incubación de la enfermedad en el momento de su ingreso.
Por lo general, las personas que ingresan a las prisiones poseen un alto índice delictivo y no es frecuente que durante su estancia en libertad se preocupen por su estado de salud, lo cual obedece a que muchos no poseen vínculo laboral, por lo que no se realizan el chequeo médico preempleo y tampoco le dan importancia a sus dolencias, pues lo más importante para ellos es su forma de vida ilícita.
El pabellón conyugal es el sitio oficial autorizado en las instituciones penitenciarias para que los internos tengan sus citas amorosas con sus parejas del sexo opuesto, que ellos formalmente informan, ya sean reclusos o no, oficialmente casados o no. Este lugar cuenta con las condiciones de privacidad, tranquilidad y confort que les permite disfrutar de una relación sexual placentera. La gran mayoría de los pacientes que ingresan en esta institución no pueden optar por este beneficio mientras estén pendientes los resultados de los exámenes complementarios.
La atención familiar es un acápite importante para los internos porque brinda apoyo a esas personas que han perdido la libertad. Resulta importante el apoyo psicológico en esos momentos de convivencia con personas desconocidas.
Habitualmente, cuando estos reclusos entran al sistema penitenciario por primera vez, la familia está dispuesta a ayudar; hallazgo similar a lo descrito por Valiente et al15 en el Centro Penitenciario Mar Verde, donde 53,0 % contaba con la ayuda de la familia; contrario a lo que ocurre con los multirreincidentes, que debido a la alta frecuencia de ingresos de estas personas a la red penitenciaria, la familia llega al agotamiento en cuanto a la atención que deben brindarles. Ellos se vuelven cada vez más indeseables para su núcleo familiar y esto, a su vez, condiciona que estos internos prefieran la institución penitenciaria antes que su hogar.
Igualmente, los multirreincidentes, al permanecer tanto tiempo en prisión, no tienen pareja estable en la vida extrapenitenciaria, por lo que resulta frecuente que sus relaciones sexuales sean con personas desconocidas o a través de relaciones fortuitas.
Para concluir, la detección de sífilis en los internos de la prisión Aguadores ha permitido que estos conozcan de su estado de salud, lo cual evita la propagación de esa enfermedad en el interior del penal.