Señor director:
Cuando hablamos de envejecimiento demográfico, es el impacto que tendrá sobre la economía, la seguridad social o el sistema de salud de un país lo que más se analiza; mientras que el aumento de la cronicidad, comorbilidad, fragilidad, polifarmacia y su incidencia en la calidad de vida, es pocas veces parte de un análisis exhaustivo y profundo.
A razón, el artículo “Comportamiento de la fragilidad, polifarmacia y autovalidismo en la calidad de vida del longevo”
http://revcmpinar.sld.cu/index.php/publicaciones/article/view/3991cobra especial relevancia.
En primer lugar, deseo felicitar a la autora por mostrarnos que el envejecimiento ha dejado de ser una exclusividad de algunos, para convertirse en una oportunidad de muchos; constituyendo un determinante mayor en las transformaciones que necesariamente tendrán la Medicina y la organización y desarrollo de los servicios de salud de nuestro país pues, son muchas las personas de edad avanzada que están y se sienten sanas, pero debe reconocerse que es el segmento poblacional que más demanda de los servicios de salud, al presentar una serie de limitaciones y padecimientos que reducen en mayor o menor medida su calidad de vida.
El estudio metodológicamente estuvo bien concebido y el tamaño muestral fue suficientemente para arribar a generalizaciones. Además, los resultados se contrastaron con estudios similares y estuvieron acorde a los objetivos trazados.
Sin embargo, quisiera destacar la asunción de la autora como longevos solo a los individuos que llegan y sobrepasan los 90 años.1) Cuando este término no es exclusivo de los individuos que se encuentran en este grupo etario, pues longevo es toda aquella persona que sobrepasa la esperanza de vida al nacer 2) en una determinada nación, época o contexto socio histórico concreto. Por lo que considero que el estudio estuvo más bien encaminado a evaluar el comportamiento de la fragilidad, la polifarmacia y el autovalidismo en la calidad de vida de los longevos de entre 90 a 100 años y más.
En el último Anuario Estadístico de Salud, la esperanza de vida en Cuba ascendió a 79 años.3) Demostrando así, el grado de desarrollo que ha alzado nuestro país a pesar de ser subdesarrollado. Contradiciendo el supuesto de que a mayor desarrollo mayor esperanza de vida y por consiguiente mayor longevidad.
Por supuesto, este detalle no disminuye el valor de la investigación que resultó oportuna y relevante pues, la longevidad humana seguirá experimentando progresos notables hasta probablemente superar los 120 años.
La magnitud y el número cada vez mayor de longevos cubanos requiere hoy en día estrategias para incrementar la natalidad, mejorar sus condiciones y calidad de vida, así como una atención diferenciada, sistemática y la disminución del perfil de morbilidad característico de este grupo poblacional frágil y vulnerable.