INTRODUCCIÓN
En el mundo contemporáneo, el envejecimiento constituye uno de los acontecimientos demográficos más importantes desde finales del siglo XX y en el presente siglo. Además de ser uno de los mayores triunfos de la humanidad, dicho fenómeno también uno de los mayores desafíos; así, de los 200 millones de personas mayores de 60 años en todo el mundo, registrados en 1950, a inicios de 2020 en el planeta se registraba más de 1 billón de adultos mayores (AM), para el 13,5 % de la población mundial; estimándose como para 2050, uno de cada cinco habitantes del planeta formará parte de este grupo etáreo, viviendo el 80% de ellas en países en vías de desarrollo.1,2,3)
Entre los países con transición avanzada se encuentran, por ejemplo, Japón, Italia y Grecia. En las Américas se encuentran Argentina, Barbados, Chile, Estados Unidos, y Uruguay, entre otros. En este grupo se encuentra incluido Cuba que ha transitado desde un 11,3 % en 1985 hasta un 20,8 % en el 2019, lo que indica su ubicación en el Grupo III de Envejecimiento (>15 %). Así, en el término de 34 años el envejecimiento se ha incrementado en 9,5 puntos porcentuales; con fuertes tendencias al crecimiento según proyecciones, las cuales indican como para 2030 unos 3,4 millones de personas (aproximadamente el 30 % de la población cubana) serán AM, convirtiendo al país en el de mayor proporción de adultos mayores en Latinoamérica, lo cual traerá consigo numerosos retos para las diferentes esferas de la sociedad, en especial, para la Salud Pública.4,5,6
Lamentablemente, no en pocos casos, el proceso del envejecimiento está acompañado de deterioro de la salud, llegándose con una amplia gama de minusvalías que si no se reconocen y no se adecuan las condiciones para lograr una satisfactoria adaptación del individuo a su nuevo estado pueden conformar para la persona una etapa de amargura y sufrimiento. A ello se suman las condiciones económicas, de soledad, abandono y exclusión, sumado a prejuicios sociales asociados a esta etapa de la vida relacionados principalmente con la vulnerabilidad, producto de la enfermedad y pérdida de capacidades físicas y mentales, afectando el estado psicológico y social de esta población, constituyendo el arribo a la ancianidad, un fenómeno social. De ahí la necesidad de proporcionar a cada anciano el espacio psicosocial y de salud que necesita para seguir aportando su contribución a la sociedad y disfrutando de sus ventajas.7
De ahí la necesidad de proporcionar a cada anciano el apoyo social que necesita para seguir aportando su contribución a la sociedad y disfrutando de sus ventajas. Ante ello, la concepción en torno a las redes de apoyo social se establece a partir de las categorías de apoyo social y capital social. Las redes de apoyo constituyen la base sobre la que se dan las ayudas que las personas requieren. Se estructuran y toman sentido los roles sociales. Contribuyen al sentimiento de pertenencia y generan la integración social. En edades avanzadas evitan el aislamiento e inciden y cobran importancia en la calidad de vida de las personas mayores.8
Ello se respalda además en el hecho de la naturaleza sociable del ser humano, quien a lo largo de la vida va forjando lazos y vínculos con la familia, los amigos, compañeros y cercanos. Este proceso de socialización se apoya en la necesidad que tienen los individuos de recibir afecto, seguridad, reconocimiento, ayuda o apoyo. De esta forma surge el término de apoyo social, entendido como un conjunto de transferencias de ayuda, afecto y opinión entre personas, permite pertenecer a una comunidad y además constituye un soporte económico, material, emocional y cognitivo para afrontar diversos aspectos de la vida. El apoyo social en la vejez se concibe como el cuidado, la atención y comunicación necesarios para que las personas en esta etapa puedan mantener una vida con un nivel mínimo de seguridad y confianza en el medio en el que se encuentran. Un adecuado apoyo social durante el proceso de envejecimiento sirve de herramienta para continuar participando activamente de la sociedad, y tiene importantes repercusiones en la salud de los adultos mayores.7,9
En la comunidad perteneciente al consultorio médico 58 del área de salud del Policlínico Docente Universitario Luis Augusto Turcios Lima, del municipio Pinar del Rio, el 29,7 % de la población está representado por adultos mayores. Es importante considerar el apoyo social como una problemática significativa en la edad en estudio, figurando la situación que enfrentan las personas en esta edad, una complejidad real en la actual sociedad; minimizándose por múltiples factores las posibilidades de desenvolvimiento social. Por tales razones se realizó la presente investigación, la cual tuvo por objetivo evaluar el apoyo social a los AM.
MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional, descriptiva, de corte transversal en AM pertenecientes al consultorio médico 58, del Policlínico Docente Universitario Luis Augusto Turcios Lima, de Pinar del Río, durante el período comprendido de enero de 2018 a junio de 2019. De un universo de 308 AM, de forma probabilística, aleatoria simple fue seleccionada una muestra de 154, quienes cumplieron los criterios de selección:
Criterios de inclusión
Paciente con 60 o más años de edad.
Paciente que aceptaron participar en el estudio, expresándolo mediante el consentimiento informado.
Criterios de exclusión
Paciente con demencia o deterioro cognitivo.
Paciente con enfermedades en estadío terminal.
Paciente al cual no se le pudo recoger la totalidad de la información estudiada.
Para la obtención de información se recurrió al análisis documental de las historias de salud familiar y la historia clínica individual. Todo ello daría salida a las variables analizadas (edad, sexo, escolaridad, clasificación de la familia según tamaño y ontogénesis, presencia de crisis paranormativas, presencia de recursos sociales, y el apoyo social).
Dentro de los instrumentos empleados estuvo el test de apoyo social, el cual mediante la respuesta de 4 ítems, analiza el comportamiento de esta variable, la cual se compone de varios elementos. Entre estos se incluye el apoyo emocional, el apoyo instrumental, el informativo y el apoyo espiritual. La sumatoria del puntaje obtenido permite obtener una sumatoria que clasifica el apoyo social en poco frecuente, algo frecuente o muy frecuente.10
El procesamiento de los datos se realizó mediante estadística descriptiva, como medida de resumen se utilizó el porcentaje. Se preservaron los principios de la bioética, en concordancia con lo establecido en las regulaciones vigentes en la República de Cuba para este tipo de estudio. Se solicitó el consentimiento informado de forma escrita de cada uno de los participantes en el estudio, se respetó la confiabilidad. El estudio fue propuesto y aprobado por el Comité Científico y de Ética Médica.
RESULTADOS
Se constató en la muestra analizada (Tabla 1), como el 24,7% de los AM estudiados pertenecieron al grupo etario de 75-79 años, siendo el sexo femenino el más representativo 57,8 %.
Edad | Sexo | Total | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
Masculino | Femenino | |||||
No. | % | No. | % | No. | % | |
60-64 | 12 | 18,5 | 14 | 15,7 | 26 | 16,9 |
65-69 | 15 | 23,1 | 16 | 18,0 | 31 | 20,1 |
70-74 | 8 | 12,3 | 13 | 14,6 | 21 | 13,6 |
75-79 | 18 | 27,7 | 20 | 22,5 | 38 | 24,7 |
80-84 | 3 | 4,6 | 11 | 12,4 | 14 | 9,1 |
85-89 | 8 | 12,3 | 9 | 10,1 | 17 | 11,1 |
≥ 90 | 1 | 1,5 | 6 | 6,7 | 7 | 4,5 |
Total | 65 | 42,2 | 89 | 57,8 | 154 | 100 |
El 47,4 % de los individuos involucrados tenían primaria sin terminar, acorde a la escolaridad.
Predominaron dentro de las familias a las que pertenecían los AM estudiados, las familias extensas incompletas, representando el 56,0 %. (Gráf. 1)
Según el tamaño de las familias (Tabla 2), predominaron las medianas 61,7 %, presentándose en el 59,1 % de las familias un apoyo social algo frecuente. Las familias grandes fueron las que mostraron mayor porcentaje de apoyo social (15,7 % de ellas muy frecuente), no precisándose una asociación estadísticamente significativa entre ambas variables (p=0,176).
El 74 % de las crisis paranormativas presentes en la familia de los adultos mayores fueron por desorganización. (Gráf. 2)
Los recursos sociales fueron medianamente deteriorados en el 55,8 % de los AM (Tabla 3), no se precisó asociación entre los recursos sociales y el apoyo social recibido (p=743).
DISCUSIÓN
Actualmente se vive una transición demográfica mundial nunca antes vista, la distribución de la población entre los distintos grupos de edad ha experimentado una serie de cambios, evidenciando un progresivo envejecimiento lo cual se demuestra con los resultados de la presente investigación.
Referente a la edad, Fusté Bruzain y col,8 en su investigación muestran una edad promedio de 72,69 años, correspondiente al llamado período de senescencia o vejez verdadera y en correspondencia con la expectativa de vida de Cuba, que alcanza 72 años para el hombre y 75 años para la mujer. Lizcano Cardona,(7) en estudio desarrollado en tres ciudades colombianas muestran datos similares, con una media de 70,6 años, aunque el mayor porcentaje (73%) de adultos mayores, según los rangos de edad establecidos por la OMS, fue el de los jóvenes (entre 60 y 74 años), lo que demuestra que la población estudiada en la presente investigación está más envejecida, lo que se relaciona con datos demográficos reportados en la última década en Cuba, la cual está llamada a ser en la próxima década, uno delos países con mayor tasa de envejecimiento.5 Respecto al género, el comportamiento constatado en el presente estudio coincidió con otros estudios, donde se señala el predominio de las féminas dentro de las poblaciones envejecidas.11,12
En relación al nivel de escolaridad los resultados se corresponden con los encontrados por Vargas Freyre y cols,13 donde el nivel escolar con mayor predominio fue el nivel universitario, relacionado esto con las múltiples posibilidades para el estudio y la superación ofrecida en nuestro país, en todos los tiempos, con el objetivo de que predomine un mayor nivel de instrucción en las personas, lo cual refleja los altos índices de educación alcanzados en Cuba. Algunas investigaciones observan que el nivel de instrucción alcanzado es el factor que genera diferencias en cuanto al ingreso y por lo tanto afecta en las condiciones de vida, reconociendo la influencia que tiene en las mimas, puesto que la educación es un factor que influye para tener una mejor condición económica y para la mayoría de la población constituye el principal determinante de bienestar en edades avanzadas.14
En cuanto a la estructura familiar, Gonzalez Quirarte,15reporta como la familia se convierte en uno de los grupos sociales más influyentes durante el proceso de envejecimiento de sus miembros en el diario vivir, siendo esta un área de oportunidad para los profesionales de la salud. Dicha autora declara las razones por las que el AM que habita en una familia extensa muestra mejores niveles de apoyo social, así como una mejor calidad de vida; sin dejar de mencionar por ello, la necesidad de que los integrantes se hagan responsables del cuidado al adulto. De tal modo que si la familia continua siendo el grupo social de mayor apoyo y respaldo emocional para el adulto mayor, fue necesario conocer el significado que tiene para el adulto mayor, el vivir con su familia e integrarse como familia extensa toda vez de ser llevado a una estancia.
En el presente estudio no se observa relación entre el tamaño de la familia y el apoyo social recibido en esta investigación, coincidiendo con otros estudios que plantean que la calidad de las relaciones no depende de con quiénes viven, por lo que el aumento de hogares unipersonales y de menor tamaño entre los adultos mayores no debe ser interpretado como un indicador de debilitamiento de los lazos familiares. Alvarez-Cabrera,12 obtiene resultados similares en su estudio detallando la importancia del apoyo social en las familias donde existen AM, haciendo alusión a la existencia de notables dificultades en este aspecto.
Es importante resaltar la importancia del apoyo social en condiciones desfavorables. En el presente estudio se encontró una asociación entre la percepción de apoyo emocional y no haber recibido ingresos económicos en el mes anterior, la cual puede ser explicada por el hecho de que sean otros familiares y amigos los que se hagan cargo de las necesidades económicas del adulto mayor y este a su vez valore más el apoyo emocional que el económico. Un estudio sobre población adulta mayor migrante con problemas económicos en Estados Unidos resalta la importancia del apoyo emocional e instrumental, que, aparte de suplir necesidades básicas, propicia la materialización de nuevos vínculos emocionales, detallándose como el tamaño de la familia juega un importante papel en las dinámicas familiares y en la existencia o no de apoyo.7
Varias etapas del ciclo vital se superponen en una misma familia, y producen una complejidad y variedad de intereses, necesidades, roles, tareas, funciones y posibles conflictos que caracterizan a la familia multigeneracionales. Es en el juego de estas expectativas mutuas en el que operan muchos de los nuevos conflictos intergeneracionales entre hijos adultos y padres viejos.16 Algunos estudios han confirmado la importancia que tiene la familia para los adultos mayores y cómo una buena calidad de relaciones familiares ha impactado positivamente a su nivel de bienestar. Para una gran mayoría de las personas de la tercera edad las relaciones familiares son bien valoradas y no se tienen muchas relaciones insatisfactorias. Sin embargo, cuando los adultos mayores tienen malas relaciones familiares y/o tienen relaciones insatisfactorias con personas cercanas, esto afecta muy negativamente.17
Resultados que coinciden con otros estudios que plantean que la calidad de las relaciones no depende de con quiénes viven, por lo que el aumento de hogares unipersonales y de menor tamaño entre los adultos mayores no debe ser interpretado como un indicador de debilitamiento de los lazos familiares. En la medida en que las personas de la tercera edad cuenten con recursos de apoyo familiar, dados tanto por la presencia inmediata de miembros en su hogar como por los intercambios que establecen con familiares que viven fuera de éste, demandarán diferentes recursos sociales, públicos o privados. Ello, bajo el supuesto que culturalmente para los adultos mayores la familia es vista como la principal.18,19
El papel familiar según los autores, constituye uno de los recursos más importante de la población mayor, porque es la encargada de prestar atención directa a la mayoría de adultos mayores que sufren de problemas fisiológicos o psicológicos. Para los ancianos lo más importante es el potencial de relación con sus familiares y su ayuda.
La repercusión, que para la salud familiar pueda tener cualquier evento, puede ser de diferentes magnitudes, desde muy severa, hasta leve, y puede afectar diferentes áreas de la familia como puede ser su funcionamiento, su integración social, la convivencia, la salud de sus miembros, los recursos económicos y hasta el propio modo de vida de la familia. Por ende, el impacto en los eventos en la salud familiar depende, en gran medida, de la habilidad y capacidad que esta tenga para enfrentar los cambios, ajustarse a ellos, adoptando en el momento de nuevas conductas que propicien el desarrollo de todos los miembros de la familia.10
Se concluye con la realización del presente estudio que el apoyo social que perciben los AM es algo frecuente, principalmente por parte de la familia como célula fundamental de la sociedad, además constituye uno de los recursos más importante de la población adulta mayor, pues ofrece sentimientos de capacidad, utilidad, autoestima, confianza y apoyo social, para ellos es importante saber que existe una persona en quien confiar y a quién acudir en caso de necesidad o problemas.