INTRODUCCIÓN
El comportamiento suicida es un conjunto de conductas y pensamientos dirigidos a causar la propia muerte del individuo, o al menos, la intención fallida, interrumpida o abandonada de suicidarse. Situaciones como los problemas de familia o pareja, insomnio, vulnerabilidades psicológicas (estrés, ansiedad, sintomatología depresiva, desesperanza), abuso de sustancias, aislamiento, pérdida del trabajo, desórdenes físicos, entre otros; contribuyen probablemente como factores de riesgo al comportamiento suicida,1 lo que permite inferir que rara vez un comportamiento suicida se debe a una sola causa. Por ello, en diferentes países del mundo, es un problema principal para la salud pública, el gobierno y la sociedad en general. Un reciente estudio indica que, en América, la prevalencia de ideación suicida (17,6 %), planificación del acto suicida (16,1 %) o la intención suicida (15,7 %), es parcialmente alta en comparación con otros continentes, aunque se evidencia que en África se encuentra el mayor porcentaje a nivel mundial.2
En los últimos años se ha evidenciado la variabilidad de los métodos que se utilizan frecuentemente en niños, adolescentes y adultos mayores. Por ejemplo, un estudio en 101 países en niños y adolescente que se encontraban entre 10 a 19 años, se evidenció que los hombres utilizaban con mayor frecuencia el ahorcamiento (OR = 1,63; intervalos de confianza [IC] del 95 %: 1,58-1,68) y armas de fuego (OR = 2,81; IC del 95 %: 2,68-2,95); y las mujeres,el salto desde una altura (OR = 0,62; IC del 95 %: 0,59-0,66) y el envenenamiento (OR = 0,25; IC del 95 %: 0,24-0,27).3 Por otro lado, un estudio realizado en Australia, basado en población de adultos mayores, reportócomo métodos más frecuentes el ahorcamiento (21,5 %), asociado con una mayor probabilidad de haber padecido un problema de salud mental e historial de intento de suicidio, mientras que las armas de fuego (20,9 %) fueron el segundo método más usado,asociado más al sexo masculino yal hecho de vivir en zonas rurales. También se indican otros métodos, como la intoxicación por drogas (18,5 %) y ahogamientos (6 %), mayormente en mujeres, mientras que la asfixia por bolsa de plástico (8,5 %) prevaleció en aquellos que dejaron una nota de suicidio.4
En ambos estudios el método por armas de fuego fue el principal o segundo más frecuente utilizado, indistintamente y según en la etapa de vida que se encontraba la persona. El suicidio por arma de fuego es un problema que requiere de mayor atención y debe entenderse más claramente, por lo tanto, el objetivo del estudio es reflexionar sobre el suicido por armas de fuego y las estrategias de prevención que se pueden utilizar para reducirlo.
DESARROLLO
La revisión de muertes por armas de fuego durante el 2016 a nivel mundial fue de 251 000 personas; en países como Brasil, Estados Unidos, México, Colombia, Venezuela y Guatemala se encuentra el 50,5 % de dichas muertes. Aunque la mayoría fueron por homicidio (64 %), un porcentaje elevado fue por suicidio (27 %).5 En ese sentido, un factor que aumenta el riesgo de muerte por suicidio es la letalidad del método que se utiliza. Existe evidencia de que poseer un arma de fuego se asociaal riesgo de suicidio. La situación se complica si la persona tiene antecedentes de intentos de suicidio o discusiones previas sobre la posibilidad de suicidarse.6) Las investigaciones también indican que las personas que tienen experiencia en el uso deun arma, exerimenta mayor valentía ante la muerte, más tolerancia al dolor y los intentos de suicidio, lo que podría sugerir la relación de estos conceptos con estas personas, o que, quienes sienten menor miedo a la muerte y mayor tolerancia al dolor, son más propensas a utilizar métodos más letales, como las armas de fuego.7
El almacenamiento inseguro (por ejemlo, mesas de noche, armarios) o guardarlascargadas en sitios de fácil acceso, también es un problema a considerar, puesto que se asocia con un mayor riesgo de suicidio intencional o no intencional.6) El problema de no guardar el arma en un lugar seguro,entraña un riesgo no solo para el propietario, sino también para los miembros del hogar, compañeros de trabajo, u otros con los que se relacione en entornos públicos o privados.
Otro problema a considerar son las actividades relacionadas con las armas de fuego para deporte, aceptadas por la sociedad; el hecho de estar vinculado a este tipo de prácticas, incrementa la posesión de armas en un 2,25 veces.8) Esto sugiere que el contexto sociocultural desempeña un papel importante en la adquisición de armas y la normalización de su uso, sin considerar previamente en su decisión las estadísticas de mortalidad y los riesgos asociados.
Diversos esfuerzos se orientan a resolver estos problemas, por ejemplo: limitar el acceso a las armas de fuego,9) brindar asesoramiento sobre la seguridad, es decir, el almacenamiento en caja fuerte, seguro de gatillo, arma sin municiones, entregar la combinación o la llave de la caja fuerte a un familiar o amigo, entre otros. Asimismo, la separación temporal del arma cuando el propietario se encuentre vulnerable emocionalmente, hasta que se recupere;10) así como la difusión de información sobre las prácticas adecuadas y el almacenamiento seguro por parte de los propietarios de tiendas de armas, instructores de uso de armas de fuego y profesionales de la salud encargados de la prevención del suicidio.11
Las intervenciones han resultado ser eficaces para reducir las muertes por suicidio mediante las armas de fuego, y evidentemente deben ser incluidas en las políticas de salud pública para la prevención en países que aún no lo han considerado. La prioridad es aún mayor cuando se considera que la población general se encuentra en riesgo. No obstante, las inversiones también deben dirigirse a la capacitación de profesionales de la salud de atención primaria en temas de prevención del suicidio, con el objetivo de identificar personas en situaciones de riesgo, y saber cómo actuar, con pleno conocimiento del contexto legal de armas de fuego de cada país.
El aumento de servicios de atención y las investigaciones apoyarán en menor o mayor medida la solución de este problema. Sin duda, los profesionales de la salud y las políticas públicas basadas en evidencia juegan un papel importante en el suicidio por arma de fuego. Ya sea un homicidio o suicidio, las armas de fuego son uno de los métodos más letales y utilizados frecuentemente en la actualidad. Por ello, los medios de comunicación responsables en la divulgación de información de salud pública, así como los no responsables, los propietarios de las tiendas de armas, instructores, profesionales e investigadores del campo de salud, tienen un objetivo en común: promover la prevención del suicidio.
CONCLUSIONES
Las armas de fuego sustentan el método más letal y utilizado frecuentemente por personas que deciden acabar con sus vidas. Limitar el acceso a la adquisición de estas, recomendar estrategias adecuadas para su almacenamiento o retiro temporal, han sido las principales intervenciones empleadas. Las autoridades, y la sociedad en general, deben asumir que un suicidio consumado es irreversible. La prevención es sustancial para reducir las muertes auto infligidas mediante este método letal. No disponer de un arma de fuego en situaciones de crisis o vulnerabilidad emocional, aún brinda tiempo de reconsiderar un pensamiento suicida, buscar apoyo en otras personas, elegir un método menos letal que un arma de fuego, o simplemente buscar ayuda profesional.