Introducción
La educación en Latinoamérica ha devenido en cambios estructurales, que responden a transformaciones socioeconómicas y tecnológicas en el mundo, que de una u otra manera inciden en la formación del futuro profesional y en el contexto escolar en el que este se va a desenvolver.1 Una de las grandes bases que sustentan una nación es la educación, por ende, se debe enfatizar la relevancia transformadora que ejerce el aprendizaje sobre los estudiantes.2
La formación profesional sigue siendo uno de los factores críticos al momento de analizar la relación entre calidad de la educación y el desempeño, por lo que las prácticas preprofesionales constituyen un eslabón fundamental. La verdadera educación es aquella en donde el estudiante adquiere sus conocimientos tanto en el salón de clases como en la práctica, de manera que estas dos se fusionen y garanticen la autonomía y competencias requeridas para su profesión.2
Las prácticas preprofesionales son las que permiten al estudiante universitario, integrar los conocimientos y habilidades para la solución de los problemas profesionales y mejorar su desempeño laboral.3 Para ello, se hace necesario desarrollar su formación con altos niveles de competencia. Sin embargo, solamente este proceso no asegura tal demanda, puesto que se vuelve imprescindible un espacio que permita la relación dialéctica teoría-práctica.
El proceso de gestión de las prácticas llevadas a cabo por las instituciones educativas sea cual sea su nivel y estatus, no debe enmarcarse como el mero hecho del cumplimiento de unas horas para el posterior otorgamiento del anhelado certificado de graduado; esto va más allá de esta condición. Es una actividad primordial y fundamentada, que es en primera instancia responsabilidad de estas instituciones encargadas de establecer toda una estructura gerencial basada en la planificación, organización, implementación y evaluación de todo el proceso para lograr el éxito de dicha gestión y no sólo en los aspectos cuantitativos sino también en los cualitativos. Son los practicantes que como resultado de su aprendizaje serán capaces de enfrentarse a los desafíos que impone la sociedad actual.
Por todo lo anteriormente expresado surgen las siguientes interrogantes:
¿Existe algún modelo único que conciba la gestión de las prácticas preprofesionales como estándar para todas las especialidades?
¿El éxito del proceso académico de las prácticas preprofesionales responde a modelos administrativos eficaces y eficientes preestablecidos, o a resultados de aprendizajes logrados en los graduados con los tres saberes en excelencia: saber, saber ser y saber hacer?
Por lo que, para dar respuesta a las anteriores preguntas, los autores hemos revisado y examinado una amplia bibliografía con el objetivo de analizar cómo se lleva a cabo el proceso de gestión y desarrollo de las prácticas preprofesionales por las instituciones educativas y con ello se constate la posibilidad de existencia o no de algún modelo que establezca la especificidad de tan relevante actividad.
Material y Métodos
El estudio es de revisión bibliográfica, con un diseño descriptivo a partir del análisis de los artículos científicos seleccionados.
Las bases de datos consultadas como fuentes de información fueron: Scopus, Scielo, Dialnet y ERIHPLUS. Para refinar la búsqueda de información se estableció como criterio de inclusión que los artículos tuvieran una vigencia menor a cinco años, tomando como referente la fecha final de búsqueda de información que fue julio de 2019; se utilizaron como palabras claves: “planificación”, “función del tutor”, “evaluación” y “prácticas”; las fórmulas de búsqueda que se emplearon para este trabajo fueron: planificación y prácticas preprofesionales, función del tutor y prácticas preprofesionales, evaluación y prácticas preprofesionales; practices pre-professional and planning, tutor role and pre-professional practices y evaluation and practice.
Se excluyeron aquellos artículos que fueron publicados previos al año 2014, los estudios de revisión sistemática, reseñas, tesis doctorales y capítulos de libro, de manera que el corpus lingüístico de trabajo se concentrara en artículos de revistas científicas indexadas. También se evitó utilizar estudios que, aun teniendo relación con el tema, se congregaban en cuestiones particulares alejadas del objeto de estudio. Es así como después de una exhaustiva búsqueda de la información encontramos 70 textos tanto en idioma inglés como español en una búsqueda realizada entre los meses de mayo y julio de 2019, de las cuales 28 pertenecieron a Scopus, 20 a Scielo, 8 a Dialnet y 14 a ERIHPLUS. Después de haber seleccionado la información y aplicado los criterios de inclusión y exclusión, los resultados válidos para el estudio fueron 26.
El proceso de refinamiento y búsqueda de la información fue realizado por dos investigadores y supervisado por un tercero que se encargó de repasar el método de búsqueda, así como de revisar el material, garantizando que los criterios aplicados fuesen coherentes con las finalidades del estudio. El análisis de la información se llevó a cabo de forma inductiva.
Desarrollo
Planificación y organización de las Prácticas
La problemática de las prácticas preprofesionales con respecto a su desarrollo es el objetivo que tienen en común los artículos analizados; los que han sido publicados en revistas donde predomina el contexto de la educación en todos sus aspectos.
El análisis de los resultados mostró que algunas investigaciones estudiaban directamente la relación de las PPP (Prácticas PreProfesionales) como estrategia educacional para que el educando adquiera las competencias necesarias para su desempeño profesional; también se revisaron estudios relacionados con la gestión académica que reciben por parte de las IES (Instituciones de Educación Superior).
Según lo revisado en el proceso de planificación y organización de las prácticas: García y Arencibia4 señalan que en esta etapa se preparan los encargados de planificar, organizar, orientar, controlar y evaluar el desarrollo de la práctica. Es decir, a los profesores de las prácticas preprofesionales de las especialidades y tutores e instructores implicados de la entidad laboral con el objetivo de interpretar la metodología para la organización de este proceso.
Guibert5 indica que las prácticas que realicen los estudiantes deben estar previamente planificadas y tener objetivos definidos. A través de ellas se debe lograr un vínculo creciente y gradual del practicante con la profesión, así como tener en cuenta sus tareas y problemas.
Quinteros et al.6 indican que la práctica preprofesional es vital en el ámbito de la educación superior, ya que gracias a esta los estudiantes universitarios pueden poner en evidencia los conocimientos adquiridos en las aulas y así alcanzar los desempeños auténticos. Por lo tanto, es necesario establecer los mecanismos precisos para la verdadera planificación de la práctica, de tal manera que se consolide un proceso de acompañamiento, seguimiento y evaluación, permitiendo espacios de retroalimentación que incluya errores y que ayuden a la formación del futuro profesional.
La caracterización permite determinar las fortalezas y debilidades que presentan las entidades laborales seleccionadas para poder planificar el sistema de actividades que desarrollarán los estudiantes en formación. Asimismo, facilita adecuar la ubicación de los educandos a partir del diagnóstico, teniendo en cuenta las condiciones objetivas de las entidades laborales; también, ayuda a analizar el nivel de correspondencias con los intereses del perfil ocupacional y plan de estudio, entre otros.4
Lo que caracteriza a las prácticas preprofesionales (PPP) es el análisis de los documentos normativos, la indagación empírica con los principales actores vinculados al proceso de las PPP y la determinación de fortalezas, debilidades y líneas de acción para el perfeccionamiento.7
Además, existen etapas donde se dirige a poner en práctica las actividades diseñadas y el establecimiento de un sistema de control y seguimiento al desarrollo de las PPP, que tenga en cuenta tanto el actuar de los estudiantes como de los docentes tutores y docentes supervisores. De igual forma, la implementación de acciones formativas como la realización de talleres de preparación metodológica con los docentes tutores, docentes supervisores seleccionados y designados para participar en las PPP.7
Al ser un proceso sustantivo, la práctica en su diseño y ejecución requiere tiempos de coordinación y una dirección que asegure el seguimiento a las actividades de práctica, que asesore a todos los implicados, que guíe el proceso de la selección de los tutores de la carrera y de los centros de práctica, que elabore los programas y cronogramas de actividades de la práctica en conjunto con el cuerpo docente, que ofrezca acompañamientos a los directivos de las instituciones y que rinda informes de los resultados de la práctica en las reuniones de carrera.8
Cuando se diseña un programa curricular, se realiza una serie de actividades encaminadas a dar respuestas a las normativas o reglamentos que rigen el sistema académico imperante en cada nación; el que establecerá la pertinencia o no de dicho programa, ahí se colocan las unidades del aprendizaje y consecuentemente el número de horas para cada uno. Pero, aunque se tengan establecidas las actividades que estarán dedicadas al componente de prácticas, estas sólo quedaran visibles sin que ahí se tracen pautas de cómo se llevarán a cabo cada una de ellas.
Por lo general, una vez que las instituciones educativas se aproximan al proceso que exige la planificación y organización de las prácticas es que comienzan a elaborar metodologías, planes, cronogramas, entre otros. Debido a la brevedad del tiempo empleado en dichas cuestiones, siempre quedarán falencias que de seguro repercutirán posteriormente en su desarrollo, pero en el peor de los casos será en los educandos.
Los convenios que se establecen entre las escuelas politécnicas y los centros de producción, servicios o investigación para el desarrollo de la enseñanza práctica; constituyen uno de los primeros aspectos en la planificación y contemplan entre otros, los siguientes aspectos esenciales: cantidad de estudiantes que realizarán cada una de las actividades, puestos de trabajo en que se ubicarán, contenido de trabajo que desarrollarán, tiempo que durará cada actividad, horario de trabajo, precepto de protección e higiene del trabajo y normas técnicas que han de cumplirse, atención que se brindará a los educandos, nombre y funciones de los compañeros que se responsabilizarán con cada actividad por ambas partes.4
Muchas empresas por otro lado, no comprenden este sentido de la práctica pre profesional, es importante un acercamiento por parte de las IES (Instituciones de Educación Superior) para socializar el espíritu del desarrollo de la práctica preprofesional y dar a conocer lo que realmente se busca con esta actividad académica; el desconocimiento de esta finalidad por parte de los empresarios se ve muchas veces reflejado en las actividades o tareas que se le encomienda al estudiante al realizar o ejecutar la práctica.9
El establecimiento de convenios macro y específicos con entidades públicas y privadas no debe quedar sólo en lo que el documento expresa, debe hacerse bajo el precepto de que reúnan no sólo las infraestructuras, equipamiento y especialidades afines, sino el personal cualificado, apto y comprometido a la nueva tarea que se le encomienda. Es por ello que es criticable la actitud de pensar o manifestarse satisfecho por ambas partes si se está cumpliendo de manera superficial con estos acuerdos sin llevar una consecuente evaluación.
Cada una de las lES establecerá convenios o cartas de compromiso con las contrapartes públicas o privadas.9) Como parte de su ejecución, deberá diseñarse y desarrollarse un plan de actividades académicas del estudiante en la institución receptora.
Los lugares disponibles para realizar prácticas profesionales son provistos por las empresas, departamentos gubernamentales, grupos sin ánimo de lucro, y organizaciones de diversa índole.3)
El responsable del colectivo, previa autorización del coordinador de carrera, designará en dicha asociación el tutor del estudiante.10 El responsable de colectivo y coordinador de carrera aprobarán la documentación necesaria para la ejecución de la pasantía; así como también se encargará de notificar al estudiante la designación del tutor académico e institucional que lo asesorarán durante todo el período de las actividades.
Cedeño y Santos11 señalan que la práctica será supervisada por dos profesionales del campo de desempeño del alumno: uno que fungirá como supervisor académico y otro como supervisor institucional. Ambos serán responsables de asesorar, orientar y evaluarlo en cada una de las etapas.
Los actores del proceso de organización, gestión, monitoreo y evaluación de la práctica preprofesional son: alumno practicante, coordinador de la práctica en la carrera o facultad, supervisor académico, supervisor institucional, profesores del semestre.11
En este sentido, solo le resta a la universidad potenciar estas actividades y disminuir sus debilidades, reconocer el impacto en función del incremento de las empresas y organismos del sector público y privado que participan en cada oportunidad, considerar las demandas que el sector productivo plantea a las universidades en la medida que conocen la calidad de los estudiantes y egresados y, contemplar el incremento de la demanda de los estudiantes.
Desarrollo de las prácticas
Dentro de la ejecución de esta actividad, la etapa de implementación se dirige a poner en práctica las actividades diseñadas en la etapa anterior y el establecimiento de un sistema de control y seguimiento al desarrollo de las prácticas pre profesionales, que tenga en cuenta tanto el actuar de los estudiantes como el de los docentes tutores y docentes supervisores.7
Chenche. et al.1 indican que los estudiantes a través de la ejecución de sus prácticas logran adaptarse a las diferentes situaciones, problemáticas y otras actividades que se realizan en el centro educativo con el cual se relacionan y a su vez aprenden a observar y aplicar estrategias.
En la etapa de seguimiento, ajuste y evaluación, los tutores consideran importante tomar en cuenta los objetivos planteados por la institución y los objetivos académicos y personales centrados en las necesidades específicas del alumno, además de agregar el uso de instrumentos para registrar el proceso de tutoría y aplicar estrategias de evaluación.12
La asesoría permanente brindada por los supervisores de práctica docente, quienes acompañan y apoyan las tareas emprendidas por el practicante, es fundamental y transforma la tradición de una práctica solitaria y descontextualizada, en una experiencia enriquecedora y formadora.1
Guibert5 señala que el primer día de práctica se debe planificar el recibimiento del estudiante, la presentación del consejo de dirección y el recorrido por el centro. Además, se le presentará el reglamento disciplinario de la institución y se le exhortará a cumplirlo debidamente.
La orientación inicial debe partir del análisis con el estudiante, de cuál será el objetivo de la práctica y en qué consistirá.5 Además, con su participación y tomando en cuenta sus particularidades e iniciativas se precisará cómo se realizará, qué obstáculos podrá encontrar el estudiante y cómo los enfrentará a partir de las fortalezas que cada uno posee y del colectivo en su totalidad.
El desarrollo de las prácticas será el resultado de lo que se debió prever desde sus inicios, independientemente del estilo con que hayan sido concebidas. Hoy la llamada autonomía universitaria ha conllevado a que este proceso no tenga similitud en sus etapas, aunque se les denomine por igual.
El educando percibirá significativamente los aspectos positivos y negativos que acontezcan durante este periodo y quedarán como huellas indelebles en su formación.
García et al.13 indican que los estudiantes al iniciar la primera toma de contacto con el centro de prácticas, parten con una autoimagen positiva, que se incrementa y consolida a lo largo del periodo.
En relación con la misión social de la profesión, los estudiantes ponen de relieve al inicio de las prácticas su motivación, afán por aprender y ofrecer ayuda, las cuales se van modificando durante su desarrollo.13
Durante su desarrollo, el estudiante en los primeros años de la especialidad, aun no logra resolver problemas profesionales, pero sí tiene un acercamiento a la realidad y a lo que debe enfrentarse como profesional.3 El pasante ejecuta la actividad de pasantías y para ello debe sistemáticamente dejar evidencias que sirvan para el informe final.10 En adición, debe existir un intercambio de procedimientos y contenidos entre docentes supervisores y tutores.7 La conciliación de las actividades evaluativas para cada fase de las prácticas preprofesionales (PPP) formarán parte del portafolio, así como el establecimiento de cortes evaluativos parciales .
Selección/Funciones del mentor/tutor de prácticas
La selección, entrenamiento del mentor/tutor por parte de los responsables de esta actividad es primordial, pues respetando su poca o suficiente experiencia, debe lograrse un vínculo armonioso entre la academia y la empresa receptora. El profesor tutor debe conducir este proceso mediante una estrategia didáctica que propicie la creación de un sistema de influencias para el desarrollo de los valores que cada programa de asignatura consigna. De igual manera, que defina su existencia en el contexto donde el estudiante se instruye, se desempeña, adquiere y conceptualiza los valores que se desean alcanzar. Además, el tutor debe especificar qué conductas identifica y las asocia con ellos, así como debe vincular la disciplina y asignatura que se está impartiendo al contexto donde desarrolla sus habilidades de manera que se desencadenen mecanismos de desarrollo y consolidación de estos. Asumirlo como compromiso y que se trabaje en ellos hasta lograr incorporarlos al modo de actuación del futuro profesional y a su propia personalidad.14
La relación que generalmente se establece entre el estudiante y su tutor de prácticas en la actualidad es vertical y unidireccional. El estudiante asume una posición inferior por su falta de conocimientos y experiencia para articular la teoría con la práctica y el tutor es quien posee el saber para poder actuar.15
Dentro de los roles fundamentales se encuentran los del mentor/tutor que porque es el encargado de crear el material y los contenidos que se utilizarán dentro del curso, señalando cuáles son los objetivos concretos que se deben cumplir y cuáles son las mejores estrategias para su desarrollo, así como las competencias que el estudiante debe adquirir.16
Díaz et al.16 indican que el tutor tiene en sus manos la responsabilidad de educar para la vida, debe estar a la par de la demanda que solicita la sociedad actual. Es decir, debe estar en continua formación para brindar sus conocimientos y de esta forma garantizar que sus estudiantes aprendan; entre los principales desafíos ante los cuales se encuentra inmerso el papel docente es precisamente la capacidad de transformar.
El papel del profesor-tutor en el proceso de formación profesional de los alumnos es importante puesto que estos requieren del apoyo de un profesional que cuente con conocimientos, habilidades y experiencia suficientes para guiarlos hacia su desarrollo pleno e integral. Es de vital importancia que durante las prácticas se encuentre presente un profesional con la capacidad de supervisar el desempeño del estudiante, generar sugerencias o advertencias e inclusive, que logre motivarlos para conseguir un rendimiento excelso.17) Cumplir ese papel implica atender cuestiones sociales, de cultura, de salud, de ética, de valores, entre otros; lo cual hace de la acción tutorial un trabajo complicado.
La tutoría es un proceso de interacción humana y consecuentemente complejo; es por ello fundamental que este profesional adquiera las competencias que se requieren para realizar bien esta labor.12
Celma et al.18 señalan que otro aspecto que destacan los estudiantes es que el número de tutores disponibles por unidad influye en sus oportunidades y en la objetividad de las evaluaciones. Aunque los tutores no siempre se muestran conscientes de sus carencias formativas y la problemática generada por tal variabilidad, los estudiantes identifican una gran diversidad en la práctica de los tutores, no solo en lo asistencial, sino también en la forma de abordar la docencia y la evaluación.
En cuanto a las habilidades docentes, los tutores dicen que trabajan de forma intuitiva, como tradicionalmente han hecho, y que, en general, ignoran las nuevas competencias y los objetivos curriculares del alumnado.19 Además, dicen carecer de los conocimientos y las habilidades para acceder a esta información, que no les facilitan ni los coordinadores de prácticas ni la universidad. El tutor académico y tutor práctico realizarán un seguimiento sistemático del desarrollo del estudiante en la actividad y propondrán las acciones preventivas y correctivas necesarias.10
Pacheco y Pupo10) indican que el tutor académico y tutor práctico efectuarán evaluaciones sistemáticas al pasante durante el transcurso de las prácticas las cuales serán parte del portafolio del tutor. El académico también elaborará un registro de la asistencia y actividades realizadas por el estudiante y entregará al responsable del colectivo el portafolio con la información generada en su labor.
Es una ardua tarea concientizar al estudiante acerca del verdadero espíritu académico de las prácticas preprofesionales exponiendo las bondades que darán para su futura inclusión en el mercado laboral y logrando el compromiso de ellos al momento de ejercer su actividad.9
Podría decirse que, de un buen tutor, se evitaría o no se conocería si las instituciones educativas han presentado dificultades en este proceso de prácticas en conjunto con la institución escenario. Los estudiantes recibirán entrenamiento adecuado, lo cual marcará su posterior desempeño.
Evaluación de las prácticas
Valorar o evaluar una actividad revela las virtudes o falencias que ellas generan; es así como la intención de esta etapa es ofrecer una valoración integral del desarrollo de las prácticas preprofesionales (PPP), no solo del aprendizaje de los estudiantes, sino también establecer espacios de intercambio que permitan analizar críticamente cada fase. Además, con la participación de los principales actores de este proceso de PPP, se aportan sugerencias para el perfeccionamiento continuo en función del desarrollo de las habilidades profesionales necesarias.7
La evaluación de las Prácticas Profesionales será producto de una actividad de la colaboración entre la entidad receptora y la universidad, basada en el análisis de los reportes escritos de las entidades y la supervisión de los tutores.14 Se ponderará con mayor porcentaje la evaluación realizada por la entidad en virtud de que se persigue que el estudiante desarrolle la capacidad de insertarse creativamente en el espacio laboral y en función de los requerimientos profesionales que demanda la entidad en términos de conocimientos, habilidades y actitudes.
Se precisa de la elaboración y entrega del informe final de la PPP por cada estudiante y de la revisión y elaboración del informe de evaluación por parte del docente supervisor.7
En esta etapa se complementaría su éxito si anteriormente se han dado los pasos establecidos para ello, es una compensación a la ardua labor desempeñada, es el logro de objetivos trazados, es la meta a la que se anhela llegar con los frutos de un educando óptimo y siempre con la necesidad de seguir avanzando.
Sin embargo, aunque se reconoce la trascendental importancia de las prácticas pre-profesionales en el proceso formativo de los estudiantes, de igual manera se advierte que no siempre se presta la debida atención a cada uno de los componentes de estas.19 Dígase tanto a las habilidades profesionales pedagógicas, habilidades conformadoras del desarrollo personal, así como también a los principios que rigen el proceso de enseñanza-aprendizaje durante su ejecución.
Prácticas preprofesionales en la Educación Médica/Internado rotativo:
En la educación médica, una pandemia ha sorprendido a todo el proceso de organización, planificación, ejecución y evaluación del internado rotativo que es como se denominan a sus prácticas preprofesionales, cosa esta que debe ser punto de análisis urgente por parte de la academia y entidades encargadas, ya que ha evidenciado falencias en un proceso sustantivo y/o vital para los futuros profesionales de la salud. El ingreso a la práctica clínica durante la pandemia tuvo un impacto significativo en los factores que influyeron en la socialización profesional de los estudiantes principiantes. Se reflejó en seis áreas temáticas: falta de preparación; trayectoria interrumpida de adaptación de roles; menos oportunidades de aprendizaje experiencial; solidaridad y aislamiento; interacciones alteradas con los pacientes; desafíos para la salud y el bienestar.20)
El aislamiento social subsecuente ha traído consecuencias nefastas, en cuanto al ambiente educativo, no ha sido la excepción, sobre todo en países tan arraigados en la educación tradicional, la educación superior se ha visto particularmente afectada, sobre todo las carreras con alto contenido presencial, así como aquellas relacionadas con el área de salud, debido a la necesidad de capacitar en destrezas y habilidades que van mucho más allá de los libros y de las aulas.21) Esta actividad académica ha estado concebida desde sus inicios por el contacto directo de discentes, tutor y paciente; en un entorno práctico clínico asistencial que ha favorecido el desarrollo de esas capacidades cognitivas, procedimentales y actitudinales, pero de las cuales nunca se pensó en emplear otras formas de enseñanza, lo que conviene replantearse en la actualidad.
Es así que la complejidad de las organizaciones sanitarias y de los procesos de salud ha llevado a considerar que para garantizar la calidad de los cuidados y la seguridad de los pacientes, son necesarios nuevos modelos de entrenamiento de los profesionales sanitarios. Las prácticas de simulación son un baluarte necesario previo al ingreso del internado rotativo e indispensable en la organización microcurrricular de estas prácticas preprofesionales.22
Por lo que es necesario transformar lo que ya tradicionalmente se ha perpetuado en las ciencias de la salud, que el desarrollo de estas prácticas se desenvuelva en los últimos semestres de su formación. Todas las carreras de medicina tienen prácticas preprofesionales, pero en la gran mayoría de ellas son al final de la carrera de grado.23 La forma fundamental de organización docente es la educación en el trabajo y el último año de estudios se dedica a la práctica preprofesional a tiempo completo en escenarios laborales.24
Cabe recalcar que a pesar de ser tan criticado este modelo haya resistido más de 100 años de aplicación y actualmente se encuentre vigente en la mayor parte de las escuelas de medicina del mundo;25 es por ello que se hace necesario reformas desde su concepción, organización, ejecución y evaluación.
De este modelo es notorio señalar que los internos son acompañados por tutores que poseen experticia en las áreas y especialidades propias de su rotación, su presencia en dichas instituciones sirve para aliviar las presiones asistenciales del profesional graduado y su interacción directa con los pacientes fortalece su actuar y toma de decisiones para un pleno desarrollo del pensamiento crítico; pero que esto no incida en que se le apliquen medidas no reglamentadas por la academia y las propias de las instituciones y responden a métodos propiamente no pedagógicos de quienes por jerarquía las ejercen.
Es necesario formular una ley o reglamento de prácticas preprofesionales de ciencias de la salud que defina adecuadamente los derechos y obligaciones de los internos y otras carreras de salud, pero sobre todo a la falta de normativas alrededor del internado que garanticen que sea digno, de calidad y que proporcione las herramientas adecuadas para la formación médica dentro del marco de la seguridad y salud de estos y sus familias.26
Entonces le corresponde a la masa crítica de practicantes poder hacer reversible un proceso carente de funcionalidad. De esta manera, son ellos los que intuitivamente se encargarán de demandar mejorías en estos procesos, pues de lo contrario serán devorados por la dialéctica social imperante.
Conclusiones
El desarrollo de las prácticas preprofesionales es uno de los eslabones más importantes que se enlaza en todo el proceso académico para conseguir un resultado de aprendizaje que articule satisfactoriamente el saber, saber ser y saber hacer; elementos indispensables para una formación óptima y profesional del individuo en la sociedad actual que aparejado a un inmejorable proceso de concepción, ejecución y evaluación, hará que se obtenga un éxito notorio.
La educación médica debe replantearse nuevas formas de enseñanza aprendizaje que mejoren el desarrollo del internado rotativo, una pandemia lo ha evidenciado. No constatamos modelos administrativos, gerenciales, entre otros; únicos que reúnan los criterios para ejecutar tan valioso programa o que pauten dicha actividad y sea en común para todas las profesiones; por lo que se sugiere y es necesario proponer patrones que estandaricen tan loable proyecto.