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EduSol

versión On-line ISSN 1729-8091

EduSol vol.21 no.77 Guantánamo oct.-dic. 2021  Epub 18-Oct-2021

 

Artículo original

Enfoque socio-pedagógico de la representación social en la educación

Socio-pedagogical approach to social representation in education

0000-0002-2207-935XRoberto Hernández-Zayas1  * 

1Universidad de Oriente. Santiago de Cuba, Cuba.

RESUMEN

En la práctica formativa universitaria se presenta la necesidad en los docentes en formación de establecerse una adecuada representación del fenómeno educativo ante los problemas de una sociedad dinámica y cambiante. Mediante el ejercicio de la crítica se analiza la problemática, con el objetivo de reflexionar, desde un enfoque socio-pedagógico, acerca de la necesidad de mejorar la representación que del fenómeno social educación, poseen los docentes en formación. Para la realización del trabajo se utilizaron métodos teóricos: análisis-síntesis, inducción-deducción y hermenéutico dialéctico. Se obtienen como resultados las reflexiones teóricas al respecto del aludido proceso de representación educativa.

Palabras-clave: Enfoque sociopedagógico; Práctica formativa universitaria; Reflexiones teóricas; representación educativa

ABSTRACT

For the university formative practice is it necessary for the formation of professors to establish an adequate representation of the educative phenomenon taking into account the problems of a dynamic and changing society. By means of the critic work there should be analyzed all the problems, with a deliberated objective, given since a socio pedagogic focus, about the necessity of improving the representation that the professors in formation have about the social phenomenon: education. For developing this work there were used theorist methods such as: analysis and synthesis, induction and deduction, and the dialectic hermeneutic method. It is obtained as a result of the theory deliberations about the treated process of educative representation.

Key words: Focus sociopedagógico; Formative university practice; Theoretic reflections; Educational performance

Introducción

En la actualidad Cuba hace pertinente su educación sustentando sus principios a partir de una rica tradición pedagógica, al acumular un acervo histórico-sociocultural que está latente en el desarrollo social. La pedagogía cubana enfrenta nuevos retos y desafíos que imponen el nuevo milenio en su multifuncionalidad, que refiere una interdisciplinariedad, la cual conlleva a la nueva concepción del pedagogo en la formación inicial, pues se han de enfrentar con profesionalismo en la formación del hombre nuevo como demanda este milenio y la sociedad en general.

La enseñanza y aprendizaje actual va al rescate y revitalización de tradiciones y modos de actuación partiendo de saberes que se ponen en práctica y unos un poco olvidados, aunque otros el desarrollo tecnológico los socializa; pues el proceso de globalización que se viene gestando actualmente trae aparejado profundos y acelerados cambios. Le toca a esta generación de profesionales pensar con sistematicidad en función de la formación de la integralidad que demanda el hombre.

Asimilar la cultura como el conjunto de valores materiales y espirituales creado por la humanidad en el proceso de la práctica histórico-social permite a la educación en uno de sus requerimientos fundamentales, que los sujetos logren desarrollar sus capacidades a plenitud en la sociedad. Se llama a la interpretación el pasado y su vigencia para la actualidad, a la vez que se exprese una reinterpretación creativa en un medio socio-comunicativo que va desde la oralidad a las prácticas sociales que habitan en un espacio definido y contextualizado. La formación de los profesionales ha sido abordada por diversos investigadores, entre ellos: Pérez y Yera (2014); Basto y Basto (2018), etcétera.

Se hace pertinente desarrollar nuevas perspectivas respecto a los procesos representativos del pensamiento sobre la profesión escogida para puedan educar de forma efectiva, lo cual se traduciría en un mejor desempeño profesional.

En este sentido Blanco (2005) define: “En un sentido amplio, podemos entender la educación, como el conjunto de influencias recíprocas que se establecen entre el individuo y la sociedad, con el fin de lograr su inserción plena en ella, o sea, la socialización del sujeto […] La educación se refiere tanto a la asimilación y reproducción de los contenidos humanos esenciales, como a toda la práctica social en su conjunto, desde una posición de clase y en un marco histórico concreto”. Estas ideas se constituyen en el principal referente que antecede al presente artículo.

Las ciencias de la educación están llamadas a crear una estructura donde converjan herramientas para el conocimiento y asimilación de esta y después llevarlas a las aulas y socializarlas, establecer la construcción de un conocimiento que no pierda sus valores éticos e históricos que no son todo lo perceptibles en los procesos pedagógicos en lo culturalmente identitario de la cultura cubana (Addine, 1998).

Definir una praxis capaz de sostener y dar respuestas a las normas más elementales de valores tales como conciencia, humildad, convivencia, respeto y el rescate de los mismos para con la misma sociedad, sería una forma incuestionable de lograrla y preservarla y es ahí donde empieza la labor del maestro en sus funciones socio-educativas. La educación debe estar focalizada en los estudios más avanzados sobre estos temas que engloban todo un ámbito de actuación y procedimiento humano, determinado por el sentido, la mente, la conciencia y por ende del espíritu y la universalidad de la misma, así como los saberes y conocimientos que abarca.

Para darle tratamiento a esta temática tan significativa se tuvo en cuenta el valor de la representación como proceso que acontece en el proceso socio-cultural en el desarrollo ontogenético y filogenético de forma objetiva en los sujetos sociales conscientes.

Para cumplir con este acometido se utilizaron métodos teóricos como el análisis-síntesis, la inducción-deducción y el hermenéutico dialéctico; el tratamiento de la representación no ha tenido un análisis exhaustivo en las últimas décadas en el ámbito pedagógico, y sobre todo en la formación de profesionales de la educación, por lo que se ha tenido que recurrir a informaciones y datos de aquellos autores e investigadores que la han dilucidado desde otras perspectivas.

El análisis teórico permite advertir el problema científico relacionado con la necesidad en el docente en formación de establecerse una adecuada representación del fenómeno educativo ante los diversos problemas de una sociedad dinámica y cambiante.

Se hace necesaria una representación sustentada en los principios que se requieren en los momentos actuales, al profundizar en la verdadera lógica del funcionamiento (Hernández y Sancho, 2006). La representación, aquí debe estar estructurada por modelos que expresen, realidades colectivas, a través de las expectativas educativas y vivenciales, familiares, que puedan incluirse en el currículo e implantación en la gestión de la educación (Torres, 2003).

En este sentido el trabajo se propone el objetivo de reflexionar, desde un enfoque socio-pedagógico, acerca de la necesidad de mejorar la representación que del fenómeno social educación, poseen los docentes en formación.

Desarrollo

La representación social se define por su contenido (informaciones, imágenes, opiniones, actitudes, formas de pensar y actuar, etc.) según plantea Moscovici (1993). “Dicho contenido se relaciona con un fin, el de estructurarse sobre la base de un conocimiento, el que a su vez se relaciona con los actores sociales, en este caso los docentes en formación. La representación social no es un duplicado de lo real o de lo ideal, ni la parte subjetiva del objeto, ni la parte objetiva del sujeto, sino es la relación del hombre con las cosas y los demás hombres”.

Visto así las representaciones sociales pueden constituirse en modalidades de pensamiento práctico orientados hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno social, material e ideal. En tanto, estas presentan características específicas a nivel de organización de los contenidos, en las operaciones mentales y la lógica que estos procesos establecen.

La caracterización social de los contenidos o de los procesos de representación social ha de estar referida a las condiciones y los contextos donde se den las mismas, de forma objetiva o subjetiva, representadas en las comunicaciones, a través de un lenguaje coloquial que circulen y se articulen en función de la interacción con los demás sujetos y su entorno.

El docente en formación debe ser capaz de lograr una representación social de la educación, según la definición antecedente de estas líneas, colocándose en función de las normas institucionales derivadas de su posición ideológica y clasista. Al respecto, Torres (2003) hace coincide en que se hace necesario no solo revisar los contenidos curriculares como sucede a escala mundial, sino entender que básicamente el deterioro de la calidad de los aprendizajes depende de la educación.

Por eso, se es del criterio que la representación de un objeto, persona, acontecimiento, idea, tiene un carácter primero de imagen y luego la propiedad de poder intercambiar lo sensible, lo posible y lo ideal, la percepción y el concepto. La forma de representar el objeto es mediante la creación de una imagen de este, lo cual debe lograr un cambio sustancial en la asimilación de los contenidos de la educación, al parecer de Blanco (2005) la cultura.

Hernández y Sancho, (2006). Consideran que la representación tiene un carácter simbólico y significante, con lo cual reconocen que no es una mera reproducción del objeto ausente, sino que es una construcción, donde se aporta algo creativo, que tiene un carácter constructivo, autónomo y útil para el desarrollo del sujeto inteligente.

De ahí que se coincida con James, J. (1999) que la representación es múltiple cuando tiene un carácter creativo y autónomo, pues existe en todos los procesos de elaboración cognitiva y simbólica, determinado a orientar los comportamientos, sustentados en la comunicación la que se hace pertinente para la vida práctica y afectiva de los grupos o comunidades como el modo en de que puede definirse el comportamiento entre sus miembros, lo que permite mantener identidad personal.

Para algunos investigadores sociales (Blanco, 2005) la interdependencia entre ideología y representaciones sociales actúan indistintamente, pues indican que la ideología sirve para legitimar las creencias o el comportamiento de un grupo social mientras que las representaciones sirven para dar sentido y comprender la realidad.

Según lo anterior, el conocimiento de las ciencias pedagógicas, en el sentido en que se refiere está vinculado a premisas “subjetivas” en cuanto se ocupa solo de aquellos elementos de la realidad que muestran alguna relación, por indirecta que sea, con procesos a los que atribuye significación (Bourdieu y Passeron, 1998).

La Universidad ha de promover la representación de realidades desde un enfoque socio-pedagógico integrador que enseñe a comprender la realidad objetiva y subjetiva, en la cual está inmerso el docente en formación, a partir de su especificidad profesional; esto le permitirá comprender, por un lado, la conexión y significación cultural de sus manifestaciones individuales y por otro su configuración social profesional.

En tal sentido, para representarse el fenómeno social educación, la Universidad ha de tener en cuenta hacia quién va dirigida la educación, los contenidos con que debe de ser preparado ese futuro docente, la lógica con que se deben trabajar las mallas curriculares de las diferentes especialidades sustentadas en el mejoramiento del aprendizaje que se plantea el nuevo modelo de formación.

El docente en formación bien preparado, al representarse adecuadamente el fenómeno social educación, podrá enfrentar los diversos problemas profesionales que se presenten en la academia y luego, en el ejercicio de su profesión con los discentes a los que atienda. Por lo que es imprescindible que los cambios curriculares estén en correspondencia con las necesidades de la práctica pedagógica, así como de las representaciones del docente en formación y los presupuestos básicos que la sustentan en las diversas condiciones favorecedoras de un desarrollo integral que da respuesta a las demandas de la sociedad que se construye.

La comunidad educativa, tal como la considera Chávez, J. (2007) actúa como un escenario donde el desarrollo de políticas educativas efectivas que permitan enfrentar los cambios con éxito, está en gran medida, en relación con las propuestas pedagógicas que satisfagan las expectativas sociales.

Para dirigir acertadamente el proceso pedagógico se hace necesario formar docentes que en sus prácticas se anticipen a las demandas de los cambios científicos y tecnológicos, que se renueven constantemente en las estrategias educativas que sean útiles a los educandos, y hacer posible a través del cambio de transición-acumulación de conocimientos cómo una práctica vivencial saludable donde los procesos generen por sí mismo una solución sin crear crisis que puedan revelar deterioro en la calidad de la educación como fenómeno social, por el contrario se ha de luchar porque las buenas prácticas se pongan de manifiesto en la vida social de los educandos.

Para este fin, se considera necesario formar docentes competentes, capaces y abiertos a nuevos conocimientos y habilidades, deseosos de aprender y enseñar con capacidades para desarrollar soluciones, interesados por la innovación científica, con métodos que generen, en la educación el desarrollo y la continuidad.

Los criterios examinados hasta a aquí en torno a la representación social tienen una gran importancia en la comprensión de la orientación educativa para la atención a la diversidad, para el ejercicio profesional y personal de la educación y realzar su función orientadora. Sin embargo, su tratamiento en la formación de docentes ha de ser sistemática, lo que indica la necesidad de su aplicación desde la formación inicial de estos profesionales.

La atención a la diversidad en la formación inicial se corresponde con la búsqueda sistemática de la armonía entre diversidad y oportunidad, partiendo del conocimiento y las características personales de los futuros docentes y la posibilidad de recibir una educación de calidad que los prepare en sus modos de actuación para el ejercicio de la profesión con calidad y para la vida.

En tal sentido, la recurrente utilización de la representación social propicia que la orientación educativa se encamine a crear las condiciones para el desarrollo coherente e integral de los docentes en formación de las diferentes carreras pedagógicas, siendo la concreción individualizada del proceso de formación con una finalidad preventiva y de elevada pertinencia social.

Las disciplinas incluidas en las diferentes especialidades, por su carácter teórico, práctico e integrador, favorecen mediante la sistematización de conocimientos, el desarrollo de habilidades y de valores, imprescindibles para orientar a los diversos agentes educativos a la representación múltiple del fenómeno social educación.

Las disciplinas han de destacar mediante su carácter integrador, la dualidad educación- sociedad. En correspondencia con las formas organizativas de enseñanza y en especial de educación, se han de crear durante la formación de docentes espacios de socialización abiertos al intercambio favorable de las ideas representativas que sobre la educación como fenómeno social desarrollan los docentes en formación.

Durante la formación del educador se tienen en cuenta la transformación del saber, saber hacer y saber ser de los estudiantes en relación con la profesión escogida y su esencia humanista, su carácter imprescindible para garantizar el óptimo desarrollo de los educandos, como la base para el desarrollo futuro del hombre. Chávez, J (2007); así como, el desarrollo de habilidades, actitudes y valores imprescindibles para el desempeño de la profesión pedagógica como reafirmación de los intereses vocacionales.

Es por eso que la educación en Cuba se basa en principios que se sustentan en la tradición histórico-pedagógica que asume como parte de los procesos que se producen en la actualización del modelo económico cubano, que permite la formación de profesionales; a partir de los componentes académicos investigativos socioculturales y laborales (Blanco, 2005).

La educación cubana actual enfrenta grandes desafíos como consecuencias que impone el contradictorio mundo actual en múltiples aspectos en la que la representación de la educación en sus dimensiones económico-sociales, científico-tecnológica, ecológica socio-política e ideológico-cultural, participen y resulten efectivos de modo general en hombres y mujeres.

Al problema de la representación múltiple del fenómeno social educación se acercan cada vez más investigadores sociales. En el caso específico de la formación de docentes la Universidad como institución líder de la cultura y la ciencia debe asumir el reto de perfeccionar su enfoque de desarrollo profesional.

Lo socio educativo ocupa un lugar central en la pedagogía de la educación superior. De ahí que resulta útil formar docentes que se representen adecuadamente su profesión educativa, pero que amplíen su visión hacia una connotación filosófica y sociológica del fenómeno educativo que les permita proyectar su profesión hacia la solución de problemas sociales cada vez más complejos.

Conclusiones

La formación de docentes en las universidades cubanas está urgida de un enfoque socio-pedagógico que la sitúe en un elevado nivel de pertinencia social. Los docentes en formación alcanzan una mejor representación del fenómeno social educación cuando su formación se enfoca hacia el desarrollo creativo de representaciones múltiples de este complejo proceso socio-educativo, con el cual encuentra además de la misión profesional, la trascendencia social del docente.

Referencias bibliográficas

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Recibido: 18 de Agosto de 2020; Aprobado: 22 de Marzo de 2021

*Autor para correspondencia: rzayas@uo.edu.cu

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