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EduSol

versión On-line ISSN 1729-8091

EduSol vol.22 no.79 Guantánamo abr.-jun. 2022  Epub 20-Abr-2022

 

Ensayo

Contraste de valores entre los personajes masculinos de "La dama boba", de Lope de Vega

0000-0001-7303-7099William Vargas Cabrera1  *  , 0000-0002-0197-6879Kobel Guerrero Mugercio1 

1Universidad de Guantánamo. Cuba.

RESUMEN

Desde su publicación en 1613, La dama boba ha sido objeto de disímiles estudios e interpretaciones. La dualidad de elementos que caracterizan la obra es uno de los puntos de mayor análisis. El par contrastivo más estudiado ha sido el concerniente a las protagonistas. Sin embargo, poco se ha avanzado con relación a los actores masculinos y su juego de contrarios. El presente ensayo examina el contraste de valores entre los personajes masculinos de La dama boba mediante la comparación de elementos como la clase social, la conducta y la personalidad proyectados a lo largo de la pieza.

Palabras-clave: Contraste de valores; Personajes masculinos; Clase social

Introducción

Corría el año 1613 cuando el prolífico dramaturgo Lope de Vega escribe lo que parecía ser, en un principio, una obra más de su producción. Sin embargo, las múltiples miradas hechas desde varias esferas de las ciencias y las artes sitúan a La dama boba entre las más importantes comedias del Siglo de Oro español.

El crítico literario Diego Marín la calificó como “una de las obras maestras del género capa y espada” (Marín, 1988), resaltando su valor permanente en el repertorio teatral nacional y extranjero. Numerosos estudios han sido concebidos desde su primera puesta en escena; todos y cada uno de ellos aporta facetas que enriquecen el corpus crítico de la obra.

El análisis textual ha arrojado - y aún arroja - luz sobre temas que, si bien fueron inadvertidos en su tiempo, hoy son importantes fuentes de estudio. Entre ellos la posición social de la mujer, el poder del amor en contraposición a los cánones sociales, el costumbrismo histórico de la época, las prácticas pedagógicas reflejadas, entre otros. De igual forma, la interpretación escénica ha sabido explotar el metatexto yacente en pos del perfeccionamiento de la dramaturgia contemporánea.

Ya sea en las tablas o el papel, el contraste impregna toda la obra. Existe contraposición en sus personajes, conceptos e incluso en la retórica y estructura de los diálogos. El par contrastivo de mayor análisis ha sido el concerniente a las dos mujeres protagonistas. Lope de Vega es el dramaturgo que marca el camino en aquellos aspectos más relevantes en torno a la mujer y su mundo, utilizándolos varias veces en La prueba de los ingenios y La doncella Teodor, por citar algunas obras.

Sin embargo, poco se ha pesado con relación a los actores masculinos y su juego de contrarios. La mayoría de las investigaciones hacen un acercamiento del tema a manera de pincelada. Dicha arista resulta provechosa para el estudio de la pieza, por lo que es meritorio dedicarle su correspondiente análisis.

El ensayo que nos ocupa indaga sobre el contraste de valores entre los personajes masculinos de La dama boba. Es importante que el lector conozca el contexto en el que estos se mueven para así obtener una mejor apreciación de ellos y de su proceder en el transcurso de la obra.

Desarrollo

“El horizonte del humor es la trascendencia de lo existente respecto a los valores negativos.”, afirma el ensayista Jorge Portilla. El teatro, en especial las comedias, ensalzan tanto los males como el virtuosismo de sus personajes. La dama boba, claro está, no se libra de ello.

La comedia en cuestión narra las desavenencias entre un padre, sus hijas en edad de nupcias y los galanes que aspiran a desposarlas. Luego de ciertos giros intencionales, ambas doncellas terminan uniéndose en matrimonio con quienes, en un principio, no tenían acordado.

Pese al relevante papel de las hermanas, son los hombres el móvil de los hechos. Construidos de una forma convencional, vemos reflejadas en el anciano Miseno, el maestro Rufino, los criados y galanes, las costumbres e ideas de la España de aquellos tiempos.

Entre las figuras masculinas destaca la tríada principal: Otavio, padre de las doncellas y Laurencio y Liseo, los pretendientes de estas. Los tales, con su accionar y actitudes provocan el conflicto y dictan por sus medios -sin excluir la influencia de las féminas protagónicas -el desenlace final.

Un análisis comparativo entre estos tres personajes revela la nítida disparidad de principios que condicionan el accionar de cada uno a lo largo de la pieza. Para observar mejor dicho contraste, es necesario examinar los siguientes criterios: la clase social, la forma en que actúan y la personalidad. Tricotomía que parte de lo general a lo particular y que ofrece un examen imparcial de los individuos.

Considerando lo dicho por Portilla, conviene al lector no entregarse a juicios subjetivos, dado que la ficción dramatúrgica en sí no es más que la realidad expresada de forma histriónica.

En su ensayo La comicidad en la Dama Boba, Javier Espejo y Carlos Mata Indurán nos describen la sociedad española del momento. En los versos (vv.) 1512-1514 de su edición hay una queja de Otavio a propósito de que la discreción de Nise ha traído a su casa a «El galán, el músico, el poeta, / el lindo, el que se precia de oloroso, / el afeitado, el loco y el ocioso» Los autores alegan que la comedia refleja tipos populares con un enfoque satírico-burlesco. (Mata y Espejo, 2020)

Liseo es un indiano rico cuya misión en Madrid es el de desposar a una doncella de familia acomodada, lo correspondiente a los de su clase. Los indianos eran los españoles (asturianos y cántabros) que entre el siglo XX emigraron a América para regresar después con grandes fortunas. Cabe decir que la aristocracia del dinero queda representada en este galán.

Otavio pertenece a la burguesía media. Así lo indica la para nada despreciable dote con que cuentan sus hijas. El personaje presenta un alto concepto del honor patriarcal, condición que en esta comedia de enredo no pasa de ser una mera fórmula de trámite sin fuerza trágica, pero que debe señalarse por ser un rasgo acorde a su condición social.

Ambos ostentan criados a su servicio y, en el caso de Otavio, una residencia lo suficientemente digna de su nivel al contar con un desván, diversas salas y un parquecillo privado.

Lope de Vega apuesta por la diferencia social como elemento enriquecedor de la historia. Construye individuos procedentes de distintos entornos, cuyas experiencias de vida difieren entre sí para acentuar el conflicto y calar su mensaje en el lector /espectador. Incluye en la fórmula a un tercer personaje, Laurencio, quien ejemplifica lo anterior.

Laurencio se autocalifica de pobre y los motivos de su proceder dan fe de ello. Sin embargo, su conocimiento de las artes y la sensibilidad poética que presenta indican que proviene de un grupo con acceso a la cultura. Con esto se entiende que no está ubicado en el nivel inferior de la pirámide social.

No solo estos individuos difieren en lo que a status económico respecta, más bien el mismo status moldea la relación para con sus semejantes. Esto se demuestra en la reacción de cada uno ante la conducta de las mujeres, en especial Finea.

Aurora Egido, al referirse al papel de la mujer, comenta que el contexto reflejado en la obra muestra una perspectiva clara de la España de esos días, donde los oficios de la hembra y el varón estaban perfectamente delineados: el uno trabajará en bien de la república y la otra aprenderá en cosas de costumbres, crianza y bondad de vida. (Egido, 1996).

La enseñanza silenciosa, introspectiva, era requisito exigible a toda fémina. Se consideraba indecoroso que una dama se expresara en público.

Con esto en mente, resulta entendible el desprecio de Liseo ante el comportamiento de la atontada Finea y la preocupación del padre de esta, condicionados ambos a los imperantes códigos de lo correcto y del buen gusto en aquella sociedad. No así Laurencio, quien ve de grácil y hasta romántica -quizás por su posición exenta de tales rigores -la actitud de la dama boba. Establecido el contexto en el cual se desarrollan los personajes objeto de análisis, resulta preciso examinar los motivos que los impulsan a actuar.

En primer lugar tenemos a Otavio, quien se enfrenta a la preocupación del matrimonio. Sus hijas están en edad de casarse y es entendible que desee juntarlas con hombres de igual o mayor nivel económico. Por tales razones arregla la unión de Finea con el joven Liseo.

Otavio cree que toda doncella debe ser sujeta a su esposo y que no hay bien para ella sino el matrimonio. Un evidente machismo resalta en sus ideales, pero se justifica dado el marco histórico en el que vive. Toma, por derecho propio, la voz tenor en las decisiones respecto a sus hijas, independientemente del criterio de estas. Lo deja ver en la siguiente estrofa:

Otavio: Está la discreción de una casada

en amar y servir a su marido;

en vivir recogida y recatada,

honesta en el hablar y en el vestido;

en ser de la familia respetada,

en retirar la vista y el oído,

en enseñar los hijos, cuidadosa,

preciada más de limpia que de hermosa.

Ciertamente, se advierte lo que normalmente ocurría en la sociedad española de ese momento, lo único que él está haciendo es cumplir con la obligación que le corresponde. No obstante, tal situación es enfocada en el interior de la comedia tratando de poner relieve lo que de imposición y autoritarismo se proyecta en la misma. Las intenciones del patriarca son realmente sinceras, pero responden de forma sólida a los estándares de la época.

De igual forma, Liseo, arquetipo burgués, considera “lo correcto” el casarse con mujer de buena dote.

Liseo: Mi esposa parece bien,

si doy crédito a la fama,

de su hermana poco sé;

Pero basta que me dé

Lo que más se estima y ama.

Turín: ¡Bello golpe de dinero!

Liseo: Son cuarenta mil ducados.

Turín: ¡Bravo dote!

Liseo: Si contados los llego a ver, como espero.

Liseo parte a Madrid con la intención exclusiva de afianzar poderes. Qué mejor medio que una unión civil. Nuestro galán responde a su naturaleza social: es rico y de buen nombre. A su criterio, le corresponde una doncella de igual talante. El amor o los sentimientos no están entre sus proyecciones. En el caso de Laurencio -quien dista económicamente de los otros dos, pero cuya instrucción y cultura no tienen desperdicio - este goza de ciertas licencias morales.

Al inicio de la comedia, se deja en claro la atracción existente entre Nise- la otra hija de Otavio- y nuestro austero galán. Mientras transcurre la obra, Laurencio expone sus sentimientos sobre Nise, pero abruptamente toma una decisión con respecto a ellos: opta por una vida de comodidades a expensas de un amor artificioso.

Laurencio: Nise es una sola hermosa,

Finea las doce son:

hora de más bendición,

más descansada y copiosa.

En las doce el oficial

descansa, y bástale ser

hora entonces de comer,

tan precisa y natural.

Quiero decir que Finea

hora de sustento es,

cuyo descanso ya ves

cuánto el hombre le desea.

Denme, pues, las doce a mí,

que soy pobre, con mujer que, dándome de comer,

es la mejor para mí.

Laurencio nos muestra aquí sus intenciones para con Finea. Sus ideales amorosos contrastan -sin ningún viso de apariencia- con el sacrificio y la paciencia del amor cortés o el deseo de elevación en el amor neoplatónico. Navarro Hernández expresa su postura acerca del personaje con lo siguiente: “Si como dice Laurencio "amor con amor se paga", es obvio que el enamoramiento de Finea es carretera de un solo sentido, una voz en el desierto que no encuentra eco.” (Navarro, 2007)

Laurencio pasa de tener un idilio con Nise a centrarse en conquistar a Finea, o mejor dicho, su dote. Su proceder evoca un quijotesco axioma el cual plantea que “amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.”

¿Qué son las acciones de un hombre sino el reflejo de su personalidad? El cuestionable actuar de Laurencio permite el beneficio de la duda. Tal conducta por parte suya puede derivarse de una aparente urgencia, la cual le lleva a cambiar el amor por la prosperidad.

En La dama boba, su autoridad y Estefano Arat, Esther Gomez juzga al personaje de mezquino e inconstante, alegando que aunque bien Laurencio contesta que es la hermosura de la joven la que inspira deseo en él, ha sido precisamente el oro de la dote lo que le ha hecho decidirse. De este modo, Finea da en el clavo sin saberlo, y su ingenuidad contrasta con la hipocresía del galán: según la lógica de los conceptos, sería de bobos pensar que el amor es algo palpable, y sin embargo Laurencio, cuando habla de amor, va guiado solamente por el interés material. (Gomez, 2003)

Clara -criada de Finea- también advierte cuidado al decirle a su ama:

Clara: ¡En el desván, de mil modos,

y sujeto a mil desgracias,

aquel que diciendo gracias

es desgraciado con todos!

¡En el desván, una dama

que, creyendo a quien la inquieta,

por una hora de discreta,

pierde mil años de fama!

¡En el desván, un preciado

de lindo, y es un caimán,

pero tiéne el desván,

como el espejo, engañado!

Amén del perfil poético y la cultura poseída por Laurencio, tales características no bastan para inspirarle confianza a la mujer Liseo, por otro lado, parece que puede comprarlo todo menos educación. Sus intervenciones lo revelan como alguien “corto de luces” y nada sutil en el trato con sus semejantes. Su tosquedad -que le avergüenza- explica que le desagrade tanto la de Finea y que, en cambio, le resulte tan atractiva la culta de Nise. (Mayorga, 2003)

Es un personaje frágil, lo demuestran los arrebatos de amor que sufre tras el rechazo de Nise. Tiene ideales distintos a su rival; - hablamos de Laurencio- llega a Madrid tras la mano de Finea para luego quedar prendado de la belleza y discreción de su hermana. Es en este estado en que se manifiesta la sencillez e ingenuidad del personaje.

Podemos examinar más de cerca las diferencias entrambos por la forma en que profesan amor.

Citando a León Hebreo en sus Dialoghi D´ amore, existen tres tipos de amor: deleitable, útil y honesto. El amor deleitable es aquel que se elimina cuando se ha poseído a lo deseado. El amor útil viene después de que acabe el deseo y aún se quiere a ese objeto. Las cosas útiles antes de tenerlas solo son deseadas, mas no amadas. Después de ese deseo viene el amor. Y el amor honesto se lleva a cabo en el alma intelectual. Tiene que ver con el amor y el deseo de saber. Ese es un amor más espiritual que eleva el alma hacia el verdadero.

Un análisis a la luz del planteamiento anterior ubica el amor de Liseo como un amor honesto. Sus intenciones para con Nise son sinceras. Su inteligencia le atrae al punto de considerar el amor por encima de la posición y el poder. En contrarresto, Laurencio expresa un amor útil. Sobrepone bienestar e intereses antes que afecto. Decir que tal vez llegue a amar a Finea de una forma pura ya es especular más allá del texto.

Con respecto a Otavio, es la figura de autoridad en la comedia, el encargado de velar por el honor de la familia. Su peso y carácter dotan a la obra de comicidad y calidez. No representa al típico patriarca imponente y opresor. Al contrario, la nobleza y genuina preocupación que siente por sus hijas son el canal para los enredos que a posteriori se desarrollan.

En consecuencia, las pretendidas bondades de su filosofía práctica y de su sentido común, con lo que se jacta de entender con toda claridad y sensatez la forma en que funciona la sociedad, son exhibidos con todas sus patentes limitaciones.

Conclusiones

Queda demostrado que, observados bajo los anteriores criterios, los personajes en cuestión se enriquecen en profundidad y contenido. Son individuos con matices claroscuros, escritos con virtudes a la par de defectos.

Es evidente que el machismo rige como elemento unificador. Los hombres de esta historia presiden sus actos y palabras bajo la conciencia social vigente. Aunque redondeados, no son más que portavoces de la España de la época.

Lo anterior, claro está, no impide valorarlos en cuanto a su importancia en el argumento, más bien enaltece el realismo de la obra y añade otro elemento al conjunto de razones que hacen de esta una de las piezas emblemáticas de su tiempo.

Referencias bibliográficas

De Vega, L. y Marín, D. (1987). La dama boba. México. p. 22. [ Links ]

Egido, A. (1996). Vives y Lope. La dama boba aprende a leer. ISBN: 84-7723-265-2. pp. 193-208. [ Links ]

Gomez, E. (2003). La dama boba, su autoridad y Estefan Arat. Criticón (87). pp. 379-378. [ Links ]

Mata, C. & Espejo, J.(2020). Preludio a La Dama Boba. Biblioteca Aúrea Digital. pp. 191-220. [ Links ]

Mayorga, J. (2003). El sexo de la razón: una lectura de La dama boba. Cuadernos de teatro clásico (17), pp. 4-59. [ Links ]

Navarro, E. (2007). El juego de apariencias en La dama boba. Signos literarios (6). pp. 49-70. [ Links ]

Recibido: 15 de Enero de 2022; Aprobado: 12 de Marzo de 2022

*Autor por correspondencia: williamvc95@gmail.com

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