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EduSol

versión On-line ISSN 1729-8091

EduSol vol.22 no.81 Guantánamo oct.-dic. 2022  Epub 28-Nov-2022

 

Artículo original

Identidad profesional pedagógica e identidad nacional: sus relaciones

0000-0002-8392-4975Eduardo Alarcón Quintana1  *  , 0000-0002-0144-2228Blanca Cortón Romero2 

1 Centro Universitario Municipal Tercer Frente. Universidad de Oriente. Santiago de Cuba.

2Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Oriente. Santiago de Cuba.

RESUMEN

La escuela y el docente han desempeñado un papel fundamental en la conformación y consolidación de la identidad nacional de los pueblos, y adquiere una connotación especial en el caso de Cuba. Desde un enfoque profesional pedagógico, los autores desentrañan las relaciones entre la identidad nacional y la identidad profesional pedagógica, la cual constituye la base de la formación de modos de actuación profesional que fortalezcan el sentido de pertenencia y el amor por la nación. El análisis es resultado de una investigación cualitativa mediante el uso de técnicas como el análisis- síntesis, la inducción-deducción y la revisión de documentos.

Palabras-clave: Identidad nacional; Identidad profesional pedagógica; Formación de docentes; Modos de actuación profesional pedagógica

Introducción

El mundo contemporáneo está caracterizado por un contexto convulso, cambiante y contradictorio; resultado entre otros factores de la globalización neoliberal, donde los círculos de poder tratan de enajenar a los pueblos de sus tradiciones, prácticas artísticas, costumbres, idiosincrasia y principios éticos a través imponer sus manifestaciones culturales y su sistema de valores para así garantizar el olvido de las raíces históricas del surgimiento y desarrollo de las naciones.

Este proceso se ha visto impactado también por el desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones, las cuales han propiciado un mayor intercambio y relaciones entre las diferentes naciones y pueblos, intercambio que, aunque positivo deviene también una vía para homogenizar y hacer prevalecer los patrones culturales de los poderosos.

Esta situación impacta de manera negativa en los procesos identitarios y específicamente en la consolidación de la identidad nacional, sobre todo de los pueblos más atrasados que constituyen la “periferia” de la sociedad contemporánea; por lo que le impone importantes retos a los pueblos relacionados con la consolidación y defensa de su identidad, lo cual constituye no solo como una necesidad sino una prioridad.

La problemática de la identidad, su construcción y consolidación, resulta por estas razones ampliamente tratada desde diferentes ciencias y esferas del saber contemporáneo, la historia, la psicología, la sociología, la antropología, la política entre otras. Una atención especial le brinda las ciencias de la educación teniendo en cuenta la misión de la educación en la formación de las actuales y futuras generaciones, formación que resulta un escenario decisivo en la defensa y consolidación de la identidad nacional.

A lo largo de la historia de la nación cubana han existido múltiples acontecimientos y procesos que evidencian que el actuar de los maestros ha estado asociado a las demandas y exigencias sociales que cada momento histórico ha requerido. El magisterio cubano desempeñó un papel decisivo en el surgimiento y consolidación de la conciencia nacional, proceso estrechamente vinculado al surgimiento de Cuba como nación; y acompañó a las diversas generaciones de cubanos en la lucha por la independencia y la soberanía nacional, proceso en el que se conformó y consolidó la identidad nacional cubana; en este sentido se destacan múltiples momentos y figuras. El proceso de surgimiento y consolidación de la nación cubana y consiguientemente de la identidad nacional ha estado estrechamente vinculado al proceso de construcción y consolidación de la identidad profesional pedagógica.

Durante la dominación española el maestro cubano en las más difíciles condiciones sostuvo la educación desde el aula, la escuela, la cátedra universitaria o la revista, defendió la necesidad de una educación de calidad y se identificó con las necesidades del pueblo. Las escuelas se convirtieron en centros de cultura y propiciaron por diferentes vías el vínculo con la sociedad. Muchas son las figuras destacadas en este sentido, no obstante, un lugar especial lo ocupan José A. Caballero, Félix Varela, José de la Luz y Caballero, Rafael María de Mendive, Rafael Morales González y José Martí.

Específicamente en las ideas y la práctica educativa de José Martí, en las que se resume lo mejor de la tradición pedagógica cubana se exalta el papel de la cultura en el logro de la emancipación individual y social, el papel de la escuela y del maestro en la formación de las nuevas generaciones, y su influencia en la sociedad en general, Martí aborda los nexos entre educación y cultura como parte del proyecto cultural que propugnó para el logro de su ideal de independencia y bienestar para Cuba y América, estrechamente vinculado a la defensa de la identidad nacional.

En la etapa neocolonial se manifiestan contradicciones entre el proyecto educativo dominante representante de la burguesía cubana pro anexionista y las experiencias pedagógicas defensoras de la nacionalidad y la nación cubana; la escuela, aunque oficialmente representa al primero, es escenario de prácticas pedagógicas democráticas y populares, y los maestros devienen patriotas consagrados a la actividad pedagógica; defensores de la identidad nacional.

Con el triunfo de la Revolución Cubana se comienzan a dar pasos para instaurar y consolidar el sistema educativo para enfrentar el reto de una educación masiva y de calidad, lo que incide decisivamente en el fortalecimiento y perfeccionamiento de la escuela y la formación de docentes cuya actividad se vincula estrechamente a la defensa de la independencia, la soberanía y la identidad nacional propugnada por la Revolución.

Es necesario destacar un hecho de un marcado carácter democrático y popular que influyó decisivamente en la consolidación de la identidad nacional; la Campaña de Alfabetización, acontecimiento que devino el más importante desde el punto de vista cultural en la historia reciente de Cuba y que sentó las bases para extender la educación a todos los rincones del país, perfeccionarla y consolidar el papel del maestro y las potencialidades de la actividad pedagógica profesional para llevar a cabo las urgentes tareas que se imponían ante la nación; entre ellas la de defender la independencia y la soberanía nacional no solo desde el punto de vista militar sino desde el punto de vista cultural.

A partir de la Campaña de Alfabetización se desarrollaron otras muchas acciones para perfeccionar la educación y la labor del maestro, priorizándose su formación y superación; hitos significativos en este proceso lo constituyen la formación masiva de maestros emergentes, la creación de los Institutos Superiores Pedagógico, luego convertidos en Universidades Pedagógicas y las Escuelas Formadoras de Maestros, el Destacamento Pedagógico “Manuel Ascunce Domenech”, entre otros y los sucesivos procesos de perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación con sus correspondientes repercusiones en la formación de docentes.

Actualmente la lucha por preservar la soberanía de la nación cubana en condiciones diferentes, el perfeccionamiento del modelo socioeconómico cubano y del Sistema Nacional de Educación a través de la investigación, la ciencia y la innovación y la situación internacional, plantean nuevos retos a la actividad pedagógica y consiguientemente a la formación docente, entre ellos contribuir de manera consiente a la consolidación de la identidad nacional; de ahí el interés investigativo que suscita esta temática.

La valoración del papel del docente en la consolidación de la identidad nacional requiere un acercamiento desde el punto de vista teórico a diferentes términos y a la diversidad de posiciones que existen con respecto a los mismos.

El trabajo que presentan los autores pretende develar que el proceso de preservación y consolidación de la identidad nacional desde un enfoque pedagógico reconoce las múltiples relaciones entre la identidad nacional y la identidad profesional pedagógica, no solo desde el punto de vista teórico sino desde el punto de vista práctico, o sea desde la actividad pedagógica profesional; y los retos que implica para la formación de docentes; analizar estas relaciones y retos desde la experiencia cubana constituye el propósito principal de este artículo.

Desarrollo

El artículo nace de los resultados que se alcanzan en la construcción de una tesis doctoral en Ciencias Pedagógicas de uno de los autores, donde prima, básicamente, la investigación cualitativa, y el análisis síntesis como método.

Un acercamiento teórico al término identidad nacional demanda en un primer momento analizar el concepto de identidad, el que etimológicamente se deriva del sustantivo latino identitas, identitatis, que a su vez se deriva de ídem, que significa, “lo mismo” aludiendo al conjunto de rasgos propios e inherentes a un sujeto, un objeto, un proceso o a un espacio geográfico, que garantizan la singularidad en el contexto de la diversidad.

Para Arjona (1986) la identidad es “un autorreconocimiento, tamizado a través de condicionantes históricas y sociales” (p.13). Esta investigadora reconoce la necesidad de la existencia del ser, pero sobre todo destaca el valor de la autoconciencia de esa existencia para la conformación de un pensamiento y acción que garanticen la afirmación de su presencia en un conglomerado social, identifica también a la misma como consecuencia de un conjunto de circunstancias históricas que propician la conformación de lo distintivo.

En esta misma lógica la escritora Pogolotti (1985) destaca “La identidad es un proceso abierto al cual el propio devenir histórico en el que estamos inmersos va añadiendo progresivamente nuevos y enriquecedores elementos” (p.6) las ideas anteriores permiten connotar la identidad no solo como resultado sino como un proceso dialéctico al que de manera sistemática se le van incorporando nuevos componentes que garantizan la inserción en disímiles contextos sin desestimar la continuidad histórica de las unidades que connotan al ser como un todo único.

El proceso de construcción y consolidación de la identidad es un proceso psicológico que se desarrolla a nivel individual y grupal, dada la pertenecía de los individuos a diferentes grupos sociales se considera la existencia de identidades múltiples reconociendo la jerarquía de determinadas identidades dentro de esta multiplicidad.

En la literatura sobre la temática aparecen con frecuencia los términos identidad nacional e identidad cultural, a menudo identificándolos, a los efectos de este artículo resulta necesario esclarecer el contenido de ambos, tomando como punto de partida el hecho de que la identidad no se reduce a una cuestión cultural en su sentido estrecho, de identificarse con lo cultural deberá tenerse en cuenta la más amplia definición de cultura.

La identidad nacional en el escenario de la multiplicidad de identidades irrumpe como un problema que atañe a la sociedad en su conjunto y no a determinados sectores de esta como es el artístico, el jurídico y el político que analizados por separado podrían dar una visión fragmentada de su proceso de construcción y consolidación.

A propósito de la identidad nacional, existen diferentes posiciones de análisis en los investigadores por un lado los que la identifican sólo como características objetivamente compartidas Díaz Guerrero, (1984) el lenguaje, la religión, por otro los que absolutizan el elemento subjetivo o sea la pasión por la pertenencia Salazar, (1987)y un tercer grupo entre los que se encuentran De la Torre (1994), entre otros que reconocen la combinación de ambas posiciones no excluyentes ninguna de la otra.

Si bien para la construcción y consolidación de la identidad nacional los rasgos objetivos son determinantes; los aspectos subjetivos, conceptos, juicios, imaginario, símbolos y normas que sobre estos elabora el ser humano son esenciales, pues completan la definición de sí mismo y su lugar en el mundo, con la certeza de ser un individuo que comparte rasgos comunes con otros y a la vez poseer otros que lo diferencian, lo hacen único.

La identidad nacional ha sido abordada por diversos investigadores del país como Delgado (2001); Pupo (2005) los que la han estudiado desde una mirada filosófica en la conformación de un pensamiento revolucionario y el discurso filosófico por otro lado la doctora Domínguez (2002) ha centrado su área de investigación desde una perspectiva sociológica por lo que ha profundizado en el actuar de las distintas generaciones durante el último medio siglo en la historia nacional.

Otros investigadores cubanos tienen en común preocupaciones en torno a su manifestación psicológica los que han ido describiendo y tratando de comprender los rasgos y raíces de nuestra identidad nacional entre ellos se encuentran López (1992); De La Torre (1994).

El profesor universitario, Pupo (2005), en su libro Identidad, emancipación y nación cubana al referirse a la identidad nacional plantea

(…) es el sistema de rasgos comunes que definen un grupo social, comunidad o pueblo, devenido determinación fundamental de su ser esencial y fuente auténtica de creación social. Es una unidad, que, fijando la comunidad, presupone la diversidad, la diferencia y sus vínculos recíprocos, como modo dinámico de constante enriquecimiento y proyección hacia la universalidad (p. 29).

La identidad nacional asumida desde las ideas de este investigador permite identificar en la misma dos dimensiones estrechamente unidas, una primaria o territorial que se concreta desde la tendencia a la homogenización de los gustos, hábitos, costumbres, tradiciones e intereses hacia lo interno y una externa o extraterritorial que se hace visible a través del sistema simbólico que representa, caracteriza y hacen única a la colectividad humana instituida histórica y culturalmente a la que se le denomina nación.

Desde la perspectiva de la identidad cultural se evidencia un tratamiento bastante frecuente a la identidad nacional dentro del abordaje al tema general de la cultura; al respecto con independencia de los diversos matices que se observan, en todos los casos se parte de la posición de principio de defensa de nuestra identidad frente a las agresiones de que hemos sido víctimas históricamente.

Ubieta, (1993) en sus Ensayos de identidad, la define como “(…) camino hacia la individualidad de una cultura (…) pero también como camino hacia la integración en una colectividad(…) como autoconciencia de una determinada pertenencia a la totalidad.” (p.14).

Este autor logra aprehender las contradicciones internas que definen a la identidad cuya búsqueda considera que no debe ser entendida como un ejercicio de rescate, sino de creación que se desarrolla a través de un proceso sistemático y que permite al hombre, como individuo social o como parte de una colectividad, comprender su singularidad desde el punto de vista cultural con respecto a otros hombres o a otras colectividades.

Este autor aprehende el contenido del concepto identidad desde la dialéctica del todo y la parte, de lo general y lo singular, de la unidad en la diversidad, criterio a partir del cual se ofrecen las mayores posibilidades de comprensión cabal de dicho contenido y que se asume.

La identidad cultural no es una abstracción, sino una manifestación concreta, palpable y diferenciada en el marco de la unidad, la identidad no implica sólo el reconocimiento a algo que existe, sino cómo se siente y asume, sintetiza la historia diferenciadora y generalizadora de los sujetos y las colectividades, es un proceso que no concluye nunca, la misma se forma a través de las rebeldías, los acomodos y las iniciativas.

En un sentido amplio los contenidos de identidad nacional y cultural se identifican si se tiene en cuenta que las naciones comparten una cultura común, desde un punto de vista más estrecho la identidad cultural se subsume en la nacional.

Dado el papel de la escuela y el maestro en la construcción y consolidación de la identidad nacional, se impone analizar las relaciones entre esta y la identidad profesional pedagógica, aspecto que en la literatura consultada no es explícito ni ampliamente abordado.

El abordaje de la consolidación de la identidad nacional desde un enfoque profesional pedagógico exige el análisis de los procesos formativos escolarizados y en especial del proceso de formación de docentes y de construcción y consolidación de la identidad profesional pedagógica.

La escuela cubana como institución social, posee por un lado la misión de potenciar acciones de la vida cotidiana que encarnen lo mejor del pensamiento y las tradiciones revolucionarias así como elementos distintivos a manera costumbres, vivencias, percepción del entorno natural y socialque propician la unidad del pueblo y generan un compromiso social con la nación y la cultura y por otro preservar, desarrollar y difundir lo autóctono a través de cultivar la conciencia nacional y el sistema teórico que la refleja.

Para Cuba la principal amenaza desde hace más de una centuria y que hoy continua invariable, la constituye la posición injerencista del gobierno de los Estados Unidos y sus seguidores, que tratan de imponer un proceso de enajenación cultural que pretende arrastrar a la nación al desconcierto, la desunión y la desmembración de la cultura cubana, pues en ella ética y política se fundan en una identidad nacional que aglutina y estructura la vida espiritual de la nación.

La identidad nacional como totalidad orgánica, dialéctica y dinámica Pupo (2005) emerge como plataforma de una cultura de la resistencia, en tal sentido el sistema educativo y específicamente la actividad del docente en su dinámica contextual, espacial y temporal debe estar encaminada a la concientización de la experiencia social, de los sentimientos, rasgos e intereses comunes de la nación, al referirse a esta tarea el profesor Díaz Pendas (2005) expresaba “Somos identidad, entre otras cosas, porque somos memoria (....) Un educador es un especial ser humano forjador del mejoramiento humano, es un patriota formador de patriotas.”(p.3)

La identidad profesional es connotada como la definición que el individuo hace de “sí mismo” en relación a su grupo profesional de referencia, en un espacio y un tiempo determinado, e implica, identificarse con la profesión que se escogió y ejerce, asumiendo el encargo social para el cual la persona se ha preparado en una especialidad, con satisfacción, autonomía, compromiso, responsabilidad y conciencia de por qué y para qué se estudió esa y no otra y cuál es la posición a asumir ante las exigencias sociales

La necesidad del docente de dar respuesta a los diversos problemas profesionales existentes en el contexto educativo, entre los que está enunciado el referido a la consolidación de la identidad nacional, requiere que se desarrolle como esencia de la profesión a la identidad profesional pedagógica (Addine y García, 2004).

Para los objetivos de este trabajo, se asume la definición de identidad profesional pedagógica aportada por Chirino (2009) en la que plantea

“Rasgos y condiciones que tipifican al profesional de la educación y lo diferencian de otros profesionales, permitiéndole desarrollar sentimientos de pertenencia a la profesión pedagógica y a tomar conciencia de que es un educador cubano, lo que lo obliga a reflexionar sistemáticamente acerca de su desempeño profesional en el marco de la realidad educativa contemporánea, y específicamente en su contexto de actuación profesional, lo cual sirve de estímulo que lo impulsa hacia el auto-perfeccionamiento de su modo de actuación profesional” (p.18).

Esta definición presupone el carácter integrador y unitario en torno a la profesión a la vez que advierte su enfoque diferenciador desde dos dimensiones una inter profesional y otra intra profesional a partir del autoreconocimiento de sí mismo como profesional de la educación a la vez que reconoce la formación de la identidad profesional pedagógica como un proceso gradual, dinámico, sistemático y sistémico que permite adquirir conocimientos, habilidades y valores para aplicarlo y enseñarlo desde la realización de actividades formativas.

Coincidiendo con autoras como Aranda (2005) y Venet (2003) se considera que la identidad profesional pedagógica es un proceso de formación que tiene su origen en un estado inicial y debe llegar a uno deseado establecido socialmente en el ideal de docente que establece la sociedad cubana, por lo que en la formación continua del profesional de la educación debe ocurrir un proceso de reafirmación de la identidad profesional pedagógica, el que es entendido como proceso y resultado que se desarrolla durante todas las etapas que por las que transita la formación del profesional, pero que tiene en la formación de pregrado características específicas, por cuanto es en esta etapa donde se inicia el proceso de construcción de la identidad al ponerse en contacto directo con las peculiaridades de la profesión.

Su desarrollo implica la apropiación de los rasgos y sentimientos que tipifican al profesional de la educación lo que advierte su auto reconocimiento y una visión diferenciadora de otros profesionales, interiorizar su papel en la sociedad, afianzar su amor y sentido de pertenecía hacia la profesión, la aprehensión de actitudes y modos de actuación profesional, reforzar su vocación y creatividad para perfeccionar su desempeño profesional en el escenario educativo contemporáneo.

La identidad profesional pedagógica manifiesta la formación humanista de los docentes a partir de interiorizar su rol social en la consolidación de la identidad nacional en las presentes y futuras generaciones por lo que la relación entre ambas tiene como puntos de partida los siguientes elementos:

  • La historia de la educación, la pedagogía cubana y la tradición del magisterio están estrechamente vinculadas al proceso de construcción y consolidación de la identidad nacional; de ahí la relación identidad profesional pedagógica - identidad nacional

  • El docente y la escuela desempeñan un papel fundamental en el proceso de consolidación y defensa de la identidad nacional.

  • Existe una estrecha relación entre la cultura nacional y la cultura pedagógica que tiene entre sus expresiones la relación entre sus respectivos sistemas simbólicos; esta relación es en algunos casos de coincidencia y en otros los símbolos de la cultura pedagógica devienen en herramienta para consolidación de la identidad nacional.

  • En el proceso de formación pedagógica la construcción y reafirmación de la identidad profesional deviene núcleo del proceso de consolidación de la identidad nacional y condición para desarrollar modos de actuación profesional tendentes a la consolidación de la identidad nacional. Lo cual es expresión del carácter proyectivo regulador de la identidad profesional pedagógica.

  • La identidad nacional deviene en un proceso sociopsicológico que tributa al desarrollo de proyectos de vida profesionales como expresión de continuidad histórica del sistema educativo cubano.

Consolidar la identidad nacional desde la perspectiva de su relación con la identidad profesional pedagógica tiene su esencia en los fines formativos del proceso en su doble carácter. Por un lado, incidir en la formación de los profesionales de la educación y por otro repararlos para enfrentar dicho proceso con sus estudiantes desde la formación de modos de actuación profesional pedagógica que garantizarían el éxito de su actividad profesional.

La relación identidad nacional e identidad profesional pedagógica se materializa básicamente en la actividad pedagógica, es por ello, que esta analogía se materializa desde la educación en valores como el componente transversal y a los modos de actuación profesional pedagógico como su forma de expresión.

La construcción y consolidación de la identidad profesional pedagógica constituye una vía para la consolidación de la identidad nacional pues como configuración subjetiva de la personalidad expresa una imagen favorable de la profesión basada en la integración de los principios éticos y el sentido de pertenencia al quehacer pedagógico, lo que propicia que aproximación posea los rasgos siguientes:

  • Carácter contextualizado, dado el aprovechamiento de particularidades y potencialidades de los entornos educativos en el proceso de formación de modos de actuación profesional tendentes a la consolidación de la identidad nacional debido su estrecho vínculo con la vida, el medio social y la profesión pedagógica

  • Carácter formativo y eminentemente transformador no solo de los docentes sino también de toda la comunidad educativa, debido a que la educación en valores constituye el componente transversal de ambos procesos identitarios.

  • Carácter orientador a partir de fundamentar acciones que permitan desde una visión profesional pedagógica organizar actividades formativas que conduzcan a la consolidación de la identidad nacional en los estudiantes.

  • Su orientación multilateral en la formación de la personalidad de los docentes, la que se expresa por la correspondencia entre lo afectivo y lo cognitivo como componentes esenciales en la consolidación de ambos procesos identitarios.

La relación de la identidad nacional con la identidad profesional pedagógica se sustenta desde el punto de vista pedagógico en los principios enunciados por la investigadora Addine (1995) y que expresa el carácter científico e ideológico del proceso pedagógico dado que lo científico se manifiesta en la modelación de un proceso formativo fundamentado en las ciencias de la educación y especialmente la pedagogía que tiene en cuenta el uso de métodos de investigación y del trabajo científico metodológico. Lo ideológico esta dado en que ambas identidades son abordadas desde un enfoque integrador de lo artístico, lo cultural y lo sociopolítico, en el que el sistema de valores de la ideología de la Revolución Cubana deviene expresión de identidad nacional

El principio de la vinculación de la educación con la vida, el medio social y el trabajo en el proceso de educación de la personalidad se concreta en esta relación a partir de que los procesos de construcción y consolidación de la identidad profesional pedagógica y de consolidación de la identidad nacional están estrechamente vinculados al devenir del pueblo cubano y por tanto al proceso de construcción de la sociedad cubana y con respecto a la unidad de los afectivo y lo cognitivo esta dado desde la necesidad del conocimiento de los elementos que estructuran la identidad nacional pero esto a su vez implica un alto grado de afectividad expresada con toda naturalidad y espontaneidad en el sentido de pertenencia y orgullo profesional y nacional.

La profesión pedagógica, al decir de Freire (2002), “Exige seriedad, preparación científica, preparación emocional y afectiva. Es imposible enseñar sin ese coraje de querer bien, sin la valentía de los que insisten mil veces antes de desistir“(p.8), en esta idea se destaca la necesidad del amor a la profesión, la búsqueda incesante por lo nuevo y la persistencia como cualidades del docente que estructuran a la identidad profesional pedagógica, por tanto, en su relación contextual permiten modelar modos de actuación acordes al ideal de hombre de la nación cubana.

Los métodos a través de los cuales se concreta esta relación son los dirigidos a la conciencia (persuasión, argumentación de la significación de procesos y conductas), los dirigidos a la actividad (participación activa y consciente en proyectos y actividades formativas) y los dirigidos a la valoración (crítica, autocrítica, comparación de la conducta con modelos ideales).

Conclusiones

El análisis teórico revela que la consolidación de la identidad nacional desde un enfoque pedagógico debe tener en su punto de partida y como sustento la construcción y consolidación de la identidad profesional pedagógica pues en ella se manifiesta la resignificación de saberes en la formación de convicciones, actitudes, ideales y modos de conducta.

El contenido de acciones morales del magisterio cubano presentes en hechos históricos que por su significación tienen una trascendencia ideológica y generacional, han contribuido con el nacimiento y desarrollo de la nacionalidad y la conciencia nacional y por tanto de la identidad nacional.

Los valores e ideales del sentido de la patria y el patriotismo, el amor a la independencia y la soberanía, la justicia social y la unidad nacional han sido forjados y defendidos desde la actividad pedagógica y su sostenibilidad en el tiempo depende en gran medida de la formación de modos de actuación profesional pedagógica tendentes a la consolidación de la identidad nacional.

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Recibido: 24 de Marzo de 2022; Aprobado: 20 de Julio de 2022

*Autor para la correspondencia: eduardo.alarcon@uo.edu.cu

Los autores no declaran conflictos de intereses.

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