SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número40Prioridades y retos de la atención primaria de salud en la provincia de Matanzas, CubaCooperación triangular como parte de la colaboración técnica internacional de Cuba en salud índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Infodir

versión On-line ISSN 1996-3521

Infodir  no.40 La Habana ene.-abr. 2023  Epub 01-Abr-2023

 

Conferencias magistrales

Sistema Nacional de Salud. Impacto del bloqueo. Principales desafíos

National system of health. Impact of the blockade. Main challenges

0000-0003-4741-6647José Ángel Portal Miranda1  * 

1Ministerio de Salud Pública. La Habana, Cuba.

RESUMEN

La Conferencia resume el impacto en el sector de la salud cubano ocasionado por el bloqueo económico que ejerce el Gobierno de Estados Unidos de América a Cuba.

Palabras-clave: sistema de salud cubano; bloqueo económico a Cuba; Ministerio de Salud Pública

ABSTRACT

The Conference summarizes the impact on the Cuban Health Sector, caused by the economic blockade exercised by the North American Government on Cuba.

Key words: Cuban Health System; work balance; Ministry of Public Health

Sistema Nacional de Salud. Impacto del bloqueo. Principales desafíos

Décadas de muy duro batallar ha vivido la Revolución cubana desde su triunfo en enero de 1959. Durante todo ese tiempo, las sucesivas administraciones estadounidenses han buscado los más insospechados mecanismos para doblegar al pueblo cubano; uno de los más crueles es el injusto bloqueo económico, comercial y financiero que ha impuesto a la mayor de las Antillas.

El Gobierno de los Estados Unidos de América habla al mundo sobre violación de los derechos humanos en Cuba, y cuando eso sucede, en Cuba es imposible no pensar cuán violatorio de los derechos humanos del pueblo resulta ese inhumano bloqueo al que ha sido sometido el país, por ese mismo Gobierno, desde hace tantos años.

Solo en cuestión de daños económicos, lo acumulado en todo ese tiempo asciende a una cifra de 154 mil 217 millones de dólares, a precios corrientes, que al valor del oro significa un billón 191 mil 111 millones.

Sin lugar a dudas, el bloqueo es una guerra sin tregua que busca desacreditar la colosal obra que ha llevado adelante la Revolución cubana y, peor aún, como ha reiterado en varias ocasiones el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, implica acciones inhumanas y extraterritoriales que buscan “asfixiar económicamente a la población, para que la población, por la asfixia económica, por el malestar que causa la asfixia económica, tenga una ruptura que provoque un estallido social y se caiga la Revolución”. Pero eso, no van a lograrlo.

Justamente en ese empeño despiadado de las sucesivas administraciones estadounidenses, uno de los sectores más afectados ha sido el de la Salud, limitado durante décadas al acceso de equipamientos y recursos vitales para defender la vida, y obligado, cuando se han podido adquirir, a hacerlo a precios más elevados a través de terceros.

Muchas de las autoridades internacionales que visitan Cuba se preguntan cómo se ha logrado hacer tanto, con tan limitados recursos y bajo las consecuencias derivadas de ese bloqueo y de diversas crisis mundiales.

La esencia está en la voluntad política que por más de seis décadas han mantenido el Partido y Gobierno cubanos de poner en primer lugar la salud del pueblo. Esa voluntad se ha visto reflejada en las bases que tuvo desde los primeros años de Revolución al Sistema Nacional de Salud, único y gratuito, con una profunda concepción solidaria y cobertura universal.

Sostenido por una red de instituciones sanitarias, con base en la atención primaria de salud, el Sistema se organiza en tres niveles de atención y a él se integran, además, las universidades de Ciencias Médicas, encargadas de la formación de los recursos humanos, las que, de conjunto con los centros de investigación en Salud, respaldan el desarrollo del sector.

Precisamente la formación y desarrollo de recursos humanos ha sido una gran fortaleza para el Sistema Nacional de Salud. De 6 mil 286 médicos que existían al triunfo de la Revolución (el 50 % de los cuales abandonó entonces el país( al concluir el 2022 se contaba con 94 mil 66, lo cual representa una proporción de nueve por cada mil habitantes.

Si una fortaleza tiene el sistema de salud es su capacidad para transformarse, en dependencia del contexto que viva el país y las necesidades de la población, sin descuidar nunca los preceptos que le dieron origen: buscar siempre la mayor equidad, igualdad y solidaridad humana posibles.

La salud pública (puede leerse en el artículo 72 de la Constitución de la República de Cuba( es un derecho de todas las personas y es responsabilidad del Estado garantizar el acceso, la gratuidad y la calidad de los servicios de atención, protección y recuperación. En consecuencia, con ese mandato inviolable, presente también en la anterior Carta Magna de la República de Cuba, es el hacer que define al Sistema de Salud.

Justamente cada acción diseñada e implementada desde el propio triunfo revolucionario en la construcción del sistema sanitario, sedimentó las bases de lo que hemos logrado en más de sesenta años y permitió enfrentar con éxito el complejo escenario que trajo consigo la pandemia de la COVID-19.

Prevención ha sido un elemento determinante en el funcionamiento del Sistema Nacional de Salud durante todos estos años y lo fue también entonces.

El plan diseñado en Cuba para enfrentar al virus, mucho antes de que se convirtiera en una terrible amenaza para la humanidad, permitió adoptar las decisiones necesarias en cada momento, siendo prioridad para la máxima dirección del país poner siempre en primer lugar la vida de las personas.

La gestión sanitaria en ese complejo período estuvo respaldada por una atención diferenciada y preventiva a grupos y territorios de riesgo; la vigilancia especializada en salud; así como el acceso a medicamentos innovadores, fruto del desarrollo de la industria biofarmacéutica cubana, lo cual garantizó soberanía y sostenibilidad en acciones, tratamientos y protocolos diseñados para hacer frente al virus.

Es un orgullo, además, que el país disponga desde el año 2021 de tres vacunas contra la COVID-19, con alto nivel de eficacia (superior al 91 %), todas con Autorizo de Uso en Emergencia, y dos candidatos vacunales.

Apenas 16 meses después del inicio de la Campaña Nacional de Vacunación con vacunas cubanas, se había logrado inmunizar el 90,2 % de la población. Al cierre del 31 de diciembre de 2022 se constataban 42 millones 732 mil 105 dosis aplicadas, para un indicador de 3,86 por cada 100 habitantes, siendo Cuba el país con mayor cantidad de dosis administradas.

Esa estrategia de vacunación incluyó también las edades pediátricas entre dos y 18 años, logrando así más de un 98 % de inmunización de la población cubana.

Es esa una realidad que distingue a Cuba del hacer en muchas otras naciones del mundo, pero que no ha sido fácil respaldar en medio de tan complejo escenario económico. Al tiempo que se hacía frente a la epidemia, hubo que hacerlo también a un recrudecimiento inigualable del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos de América, que provocó, y lo sigue haciendo, mayores limitaciones de recursos al sistema sanitario en todas sus áreas de trabajo.

A su vez, la arbitraria designación del país como Estado patrocinador del terrorismo, además de las implicaciones que trae consigo en el ámbito político, significa un mayor recrudecimiento de los efectos que de por sí generan las sanciones impuestas por el genocida bloqueo.

El Gobierno norteamericano nunca ha podido mostrar (ni podrá hacerlo, porque no existen( evidencias creíbles que justifiquen la inclusión de Cuba en esa lista unilateral.

La administración norteamericana constantemente repite falsedades e intenta ocultar el grave daño que trae consigo para la Salud Pública de Cuba la imposición de ese bloqueo, convertido en un incuestionable freno para el desarrollo y fortalecimiento del Sistema Nacional de Salud; su componente extraterritorial resultó más cruel en el contexto de enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19.

Los daños acumulados en el sector de la Salud, durante seis décadas de aplicación de esta política, alcanzan los 3 mil 386 millones 36 mil 904 dólares. En tanto, solo en el último año ocasionó pérdidas por un valor de 150 millones 410 mil cuatro dólares.

Esas son solo las cifras, en las cuales es imposible recoger el dolor que ha significado para el pueblo cubano no poder contar en ocasiones con la solución más apropiada para su padecimiento.

Entre las principales afectaciones provocadas en todo este período, destaca la dificultad para adquirir tecnología médica de procedencia estadounidense o con más de un 10 % de componentes de ese país. Ese hecho obliga a buscar, en mercados que se encuentran geográficamente más distantes y a través de intermediarios, medicamentos, equipos, dispositivos médicos, reactivos y otros insumos utilizados en la atención médica, lo cual encarece más aún el precio para la adquisición de esos recursos.

La afectación económica ha sido mayor aún debido a las limitaciones financieras que provoca el incremento de las presiones de Estados Unidos de América a bancos internacionales, produciendo operaciones de comercio exterior muy tensas y con ello dificultades reales para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud.

El bloqueo, además de afectar la disponibilidad de equipamiento tecnológico para la ejecución de actividades del sector, ha impactado negativamente en el estado técnico y el suministro de piezas de repuesto para los equipos médicos y no médicos, impidiendo desarrollar y aumentar las capacidades para darle cumplimiento a todos los objetivos de trabajo y lograr una mayor calidad de los servicios de salud.

En el transcurso del enfrentamiento a la COVID-19, el bloqueo del Gobierno de los Estados Unidos de América dificultó la adquisición de recursos imprescindibles para el escalado industrial de las vacunas cubanas contra el SARS-CoV-2.

Además, en los días de la crisis de suministro de oxígeno en el país, en el momento pico de la pandemia, resultó imposible importar oxígeno de Estados Unidos de América pues se necesitaba de una licencia específica para ello, que la existencia del bloqueo impidió obtener.

Durante aquellos complejos años de enfrentamiento al virus, Cuba jamás recibió ofrecimiento alguno por parte del Gobierno estadounidense para ayudar a combatir la epidemia.

Y aun así el país salió adelante, con el compromiso, la profesionalidad, los conocimientos y la sensibilidad que han definido desde siempre el actuar de los trabajadores del sector de la Salud, quienes no solo defienden la vida en Cuba, sino que también lo han hecho desde hace seis décadas en otras partes del mundo.

Son 164 naciones a las cuales han llegado más de 605 mil trabajadores de la Salud: actualmente más de 24 mil colaboradores comparten saberes y experiencias en 42 países.

En medio de ese hacer, es imposible no mencionar a los integrantes de las brigadas del Contingente “Henry Reeve”, ejemplos de hermandad, sacrificios y entrega. Muchas son las experiencias que existen de su labor altruista por el mundo, y solo por mencionar una de las más recientes, no podemos ignorar su trabajo para contener la epidemia de la COVID-19, período en el que los colaboradores cubanos llegaron a 42 países, con 58 brigadas.

Aun cuando el Gobierno de Estados Unidos de América pretende ignorarlo y tergiversar la realidad, es ampliamente reconocida la contribución de Cuba al mejoramiento de los índices de salud de muchas naciones, en función de lo cual hemos puesto nuestros notables avances científicos y de cooperación.

Cuba siempre, de manera modesta, pero altruista y persistente, ha brindado su cooperación internacional en materia de salud, y nada impedirá que lo siga haciendo.

El país no se detiene en su empeño por alcanzar el más amplio disfrute de todos los derechos humanos. El compromiso defendido y ratificado siempre es el de proteger con prioridad la salud y la vida de las personas. Ni siquiera ese despiadado bloqueo económico, comercial y financiero que pesa sobre la vida de los cubanos va a impedir que así continúe siendo.

Ministro de Salud Pública de la República de Cuba. Doctor en Ciencias de la Salud, Profesor e Investigador Titular de la Escuela de Salud Pública, Especialista de I y II grado en Medicina General Integral, Especialista de II grado en Organización y Administración de Salud, Especialista de II grado en Higiene y Epidemiología, Máster en Longevidad Satisfactoria

Recibido: 13 de Mayo de 2023; Aprobado: 14 de Mayo de 2023

*Autor para la correspondencia: portal@infomed.sld.cu

Creative Commons License