INTRODUCCIÓN
La educación es un proceso esencial y constituye el vehículo idóneo hacia la formación integral del individuo y su adiestramiento para hacer frente a los retos que la sociedad le presenta. En este sentido es unánime la afirmación de que la educación se vincula a un proceso de transmisión de cultura que pone al día al individuo en diversos campos del conocimiento.1) Sin embargo, se debe tomar en cuenta el papel de la educación como elemento catalizador del desarrollo para la formación de individuos solidarios, participativos, productivos y respetuosos.
Hoy se está luchando por erradicar o por lo menos bajar los índices de delincuencia, embarazos en menores, consumo de alcohol y droga y otras conductas no adecuadas, y para conseguirlo es pertinente crear espacios educativos, desde el proceso pedagógico que direcciona la escuela en los cuales se potencien en los menores habilidades artísticas, y con ello, aportarían al desarrollo identitario desde el punto de vista educativo, estético y social.
Es en este sentido que la educación cubana se proyecta con un carácter social y humanista, cuyo objetivo es lograr una educación armónica e integral de todos los ciudadanos, donde todos tengan los mismos derechos e igualdad de oportunidades, y se direcciona hacia el desarrollo y formación de sujetos actuantes, capaces y sensibles; dotados de herramientas sólidas que les permitan el crecimiento humano ante un mundo globalizado, matizado de símbolos e imágenes teratológicas y conflictos económicos, sanitarios, políticos, educativos y sociales.2
Cuba, en particular, sumida en numerosas dificultades y contradicciones que afectan a todas las esferas de la vida social y espiritual, se afana en un intenso proceso de búsqueda de soluciones para los problemas que plantean la necesidad del perfeccionamiento de la educación, la cultura y el hombre.3) Aun así, como fenómenos residuales, producto de influencias infraestimulantes en el seno de la familia y la sociedad, se detectan conductas desviadas en menores no acordes a los preceptos morales de la sociedad, que ofrecen resistencia al proceso pedagógico y necesitan atención especializada y orientación multidisciplinaria; en el caso de esta investigación se combinan especialidades de las ciencias médicas, pedagógicas y la expresión plástica.
Por tanto, el objetivo que guía esta investigación radica en demostrar, desde un estudio de caso múltiple realizado a través de talleres de expresión plástica, las transformaciones positivas que emergen en menores diagnosticados con trastornos de conducta.
MÉTODOS
Se realizó una investigación descriptiva de corte cualitativo en el Centro de Atención a Menores de Santa Clara, Villa Clara, durante el año 2019. El universo estuvo conformado por el total de matriculados en el Centro de Menores, y la muestra por 10 de ellos, cuyo criterio de inclusión estuvo relacionado con su voluntariedad y la de sus padres, para participar en el referido taller de artes plásticas.
El estudio que se presenta se sustenta en la dialéctica materialista como método general, que permitió combinar armónicamente los métodos particulares de los niveles teórico y empírico, en correspondencia con el camino metodológico inductivo-deductivo que guía la investigación desde la utilización del método estudio de caso múltiple, según Rodríguez et al,4 orientado hacia la solución de un problema manifestado en el ambiente escolar de manera cotidiana, a fin de contribuir al mejoramiento de la práctica educativa. Se tuvieron en cuenta el estudio de las diferencias, regularidades y cambios en cada menor con trastorno en la conducta, sus motivaciones, comportamiento individual y grupal, estados afectivos y valorativos.
Otros métodos teóricos utilizados fueron: análisis-síntesis e histórico-lógico, para los referentes teóricos del tema, los conceptos fundamentales y el conocimiento del estado actual según la literatura consultada.
Esta investigación asume el enfoque cualitativo. El investigador se afilia al concepto citado por Rodríguez et al.4) al plantear que el estudio de caso implica un proceso de indagación detallado, descriptivo, sistemático y en profundidad del caso objeto de interés, se empleó para estudiar la realidad que se deseaba explorar, describir, explicar, evaluar y modificar, en correspondencia con el propósito de Sagaró del Campo et al.5
Entre los métodos empíricos empleados para caracterizar el contexto natural objeto de investigación, estuvieron: la observación científica a clases, talleres polivalentes y matutinos, para valorar el comportamiento de los muestreados y su evolución posterior a la participación en el taller.
Análisis de documentos: expediente acumulativo, historia de vida de cada caso, los documentos del Tercer Perfeccionamiento de la Educación en Cuba, el Manual de Orientación Básica para el Trabajo del Director de la Escuela que atiende a Menores con trastornos de la conducta, programas de las asignaturas Historia de Cuba, Geografía, Español-Literatura, Matemática y Educación Artística, y resoluciones ministeriales para estos centros.
Otras técnicas para la recogida productiva de los datos necesarios fueron: la observación participante, entrevistas en profundidad, diario del investigador, las notas de campo, las fotos y videos, el análisis del producto de la actividad, (dibujo, pintura y modelado).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los métodos empíricos aplicados permitieron la puesta en práctica del estudio de caso múltiple, constituido por los 10 estudiantes con necesidades educativas especiales, diagnosticados con trastorno de la conducta, provenientes de entornos socioeducativos desfavorables, los que mantienen disarmonías en la relación cognitivo-afectiva, presentan desmotivación hacia casi todas las actividades escolares, afectaciones en la autovaloración y autoestima, daños en el rendimiento académico, deficiencias en la esfera de los desempeños escolares, se duermen en clases, presentan llegadas tardes, mantienen un estado de desagrado con aparición de síntomas diversos en sus manifestaciones afectivas de polaridad, generalmente negativas, alteraciones en los componentes volitivos relacionados con dificultad para la toma de decisiones, malas relaciones con el grupo de iguales y con los docentes, serias afectaciones en las formaciones psicológicas superiores como autovaloración y autoestima, tienen tratamiento con fármacos, deambulan, se ausentan del hogar durante días consecutivos, viven como regularidad en hogares socioeconómicos desfavorables, donde ocurren riñas violentas, y sus viviendas generalmente muestran estado crítico; tienen hábitos inadecuados como el consumo de cigarro, se afilian a círculos de amistades no acordes con sus edades, presentan baja concentración y conductas agresivas con sus iguales y los docentes.
Como potencialidad en el diagnóstico expresaron deseos de participar en el taller de expresión plástica, y desde la implementación de acciones como el dibujo libre; en una primera etapa se mostraron muy inseguros, rompían cada dibujo que ejecutaban, no había una composición definida, las áreas dibujadas eran muy pequeñas, usaban colores intensos de gamas oscuras, primando el negro, gris, sienas, rojos intensos, entre otros. Su desarrollo motor está en correspondencia con las características de la edad. Se detectó que existía necesidad de cariño y reconocimiento, por lo que si son aceptados y se les brinda afecto se puede estimular en ellos que se tracen propósitos de cambio.
Se contrastó, a partir de los resultados del diagnóstico y los fundamentos teóricos definidos en la teoría, que pueden lograrse posibilidades expresivas, cognitivas y motivacionales en ellos, así como desarrollo del lenguaje en correspondencia con su edad, ya que esta manifestación permite la libertad expresiva e individualizada, a partir de su carácter participativo, vivencial, educativo-formativo; y como terapia ocupacional en tiempo de ocio; por lo que pueden ser motivados para la ejecución de actividades artísticas que suelen convertirse en motivos de desarrollo personal.
Apareció la motivación con respecto a referentes cognitivos sobre las artes plásticas, dada por las carencias de forma-contenido, proporción y volumen. El estímulo oportuno constituyó en ellos el eje regulador en el comportamiento durante el desarrollo de la actividad de dibujar, y sus deseos de dar continuidad al estudio y transitar hacia una próxima etapa de familiarización. Por tanto, el objetivo fundamental de esta segunda etapa, consistió en diseñar estrategias que privilegiaran la creación y la sensibilidad en los menores con trastornos de la conducta, con el uso de técnicas poco utilizadas en la expresión plástica como la arcilla y el trabajo con el modelado, el dibujo, la pintura, y la implementación de visitas especializadas hacia instituciones culturales que propiciaran la apreciación en la búsqueda de un acercamiento apreciativo, cognitivo y vivencial.
Para la puesta en marcha de esta etapa se estableció un convenio de trabajo entre el Ministerio de Educación, el Ministerio del Interior, el médico de la familia, la Casa de la Cultura, el Museo de Artes Decorativas, el Centro Provincial de las Artes Visuales, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y otros, para conformar un equipo multidisciplinario e implicar las instituciones que interactúan con el centro escolar donde se encuentran estos menores con trastornos de la conducta.
Se realizaron tres sesiones de trabajo con el objetivo de familiarizar al grupo de estudio, conformado por diez casos; y de conjunto con el investigador, se procedió a la preparación y amasado de la arcilla. Paralelo a este proceso, mediante una conversación heurística, se les explicaron las propiedades de este material, como elementos metodológicos para su posterior ejecución, entre ellas la plasticidad, o sea, mediante la adición de una cierta cantidad de agua, la arcilla puede adquirir la forma que se desee, y que la evaporación del agua contenida en la pasta cubierta por un tamiz, propicia un encogimiento o merma durante el secado, que es otro de los procedimientos.
Como resultado de este taller de expresión plástica, pudo constatarse que los diez casos mostraron disfrute ante la actividad, la familiarización con el material permitió la desinhibición, la distracción, mayor seguridad y confianza: X5, X8 y X10 simularon pequeños bolos modelados a mano, a esto se sumaron: X1, X7 y X6, este último se quejaba de percibir pequeñas piedrecitas que impedían el desplazamiento efectivo del material en la búsqueda de la forma, y el equilibrio de la pequeña pieza; el investigador explicó que es debido a la porosidad del propio material porque aún no está listo para modelar, X3 dijo: “profe, aquí no se puede hacer un horno, oye, yo he visto eso, porque este barro se cocina para que no se despedace”, “mire, profe, chapeamos algún lugar por aquí y le metemos mano”, expresiones tomadas en el diario del investigador en el campo investigativo.
Aumentó la preocupación por ayudar ante el resultado de los dibujos de los casos menos motivados por la actividad (X1 y X2) por lo cual se hizo necesario trasladar el taller de expresión plástica al exterior del salón de clase, en aras del perfeccionamiento de una buena educación hacia la visualidad, para contribuir no solo a la erradicación de una dependencia y pasividad perceptiva, sino a la formación de un pensamiento ágil y productivo, racional e imaginativo, acompañado de una base axiológica.
Las motivaciones se centraron en la búsqueda de nuevas metas, en la representación de objetos y fenómenos de la realidad objetiva, dando lugar al incremento del campo visual y a la vez afianzamientos cognitivos del pilar “aprender a leer lo visualizado”; se establecieron relaciones con el exterior, y asociación de lo conocido y lo visualizado en contenidos tratados en el salón de clases de asignaturas como Historia y Geografía, y en otras actividades como las visitas a museos.
Este proceso se extendió en un período comprendido en el horario de 4:30 pm a 6:00 pm, y se realizaron cuatro sesiones durante la semana respondiendo a las demandas de los propios menores diagnosticados con trastornos de la conducta. Se constató durante el proceso de preparación del material que el modelado y las construcciones contribuyeron significativamente al desarrollo de la noción de espacio, forma y volumen que va estructurando el menor, además se acentuaron la observación, la comparación con otras áreas del saber tales como Historia y Geografía, además Matemática, por las formas geométricas que van surgiendo espontáneamente durante el amasado del material, y la preocupación marcada por lograr el dominio del volumen y del equilibrio; este taller de familiarización con la arcilla, dejó listo el nuevo material para creaciones posteriores, evidenciando desde lo cognitivo y lo motivacional asociaciones con nodos interdisciplinarios.
La arcilla es un elemento de la naturaleza de fácil obtención, permitió en estos menores la libre expresión; al ser un material dúctil ellos expresaron lo que deseaban o aquellos de lo cual carecían, a modo de experimentación libre, lo cual solo es posible en la medida en que se cultive y se permita la libre expresión, y el ejercicio de la percepción sensorial y la tolerancia.
Como tendencia grupal se observaron avances en cuanto a la motivación, los conocimientos, mejores relaciones grupales, tolerancia, uso de la observación, el pilar de aprender a ver y aprender a hacer; colectivismo, incremento en los deseos de modelar, opiniones favorables hacia la actividad y hacia las observaciones, mayor confianza en sí mismos, lograron establecer comparaciones visuales con objetos de la realidad, lo cual les resultaba interesante. A la vez se establecieron procesos educativos, cognitivos y afectivos, también se evidenciaron procesos lógicos visuales y se desarrolló la memoria en busca de la representación conceptual, además se percibió una relación contenido-forma en las composiciones.
De forma paulatina fueron capaces de establecer la relación fondo-figura, y viceversa, al añadir a sus composiciones detalles creativos con texturas; se denotó una educación visual integrada, reforzada por procesos análogos, teniendo en cuenta objetivos culturales.
Mejoraron las relaciones grupales y la preocupación por ayudar a los demás ante el resultado esperado, se evidenciaron momentos de colectividad. Es de resaltar que este estudio de caso múltiple permitió ir evaluando las trasformaciones conductuales de cada individuo y del grupo como un todo, dadas las características holísticas de este efectivo método y la imbricación de las potencialidades que ofrecen las artes plásticas en general y la expresión plástica en lo singular.
Este taller demostró la necesidad de que la educación artística recupere su espacio en la escuela, no como tradicionalmente ocurre, es decir, no como trabajo manual más cercano a la artesanía que al arte, sino como una forma de asumir la vida con una visión más humana, más sensible, más abierta a lo diferente, más cercana a lo existente.
Es necesario resaltar que la utilización de las artes plásticas como manifestación de la educación artística, además de facilitar una buena relación con el menor y de ellos entre sí, constituye en su expresión un instrumento eficaz para el diagnóstico de los problemas conductuales y los temas más significativos para ellos, lo que han comprobado los autores a través de diversas observaciones participativas, entrevistas en profundidad, análisis de documentos de este tipo de escuela especial y los análisis de historias de vida de cada menor con trastornos de la conducta, lo cual coincide con otra investigación de Arribas Llópiz et al,6 cuando aseguran que una vía educativa eficaz para el diagnóstico de problemas en menores con trastornos de la conducta son las artes plásticas como manifestación artística, ya que desde su visión intimista permite a los sujetos implicados expresarse libremente.
En la detección temprana de los trastornos de conducta desempeñan un papel fundamental los profesionales de la salud, principalmente los que laboran en la atención primaria en el cumplimiento del Programa del Médico y la Enfermera de la Familia7 el cual tiene entre sus objetivos: “… prevenir la aparición de riesgos, enfermedades y otros daños a la salud de la población y realizar acciones integrales de salud en ambientes especiales haciendo énfasis en el escolar”.
Se han realizado diferentes aproximaciones teóricas acerca del tema, de carácter internacional, nacional y local que constituyen teoría de partida, fundamentada desde las ciencias pedagógicas, según estudio de Arribas Llópis et al;8 pero consideran los autores de esta investigación, que aún se necesita la intencionalidad desde la integración de la pedagogía, psicología, sociología, educación y el arte, en un proceso pedagógico que dinamice el resto de las intervenciones, a fin de lograr una educación integral y participativa, generadora de oportunidades.
La teoría consultada9 asevera que la irregularidad de la conducta debe ser considerada como un proceso formativo mal orientado, o motivado por alguna deficiencia de la intencionalidad de la conciencia en su doble forma de renunciar a la autoconciencia y de desconocer la intersubjetividad. Por consiguiente, Campos País10) corrobora que: “El significado de un proceso reducativo cualquiera busca una profunda transformación del vivir íntimo del sujeto, de su modo de entenderse a sí mismo, a los otros, de su manera de ponerse en relación con la realidad y de proceder a la discriminación de sus actitudes o de sus comportamientos, oponiéndose de esta manera a aquellos que entienden la reducación en sentido punitivo o represivo”.
Por tanto, el objetivo de la reducación, según el investigador principal, en estos menores con trastornos de la conducta se encamina a eliminar los motivos que condujeron al menor a asumir comportamientos irregulares, y en esa medida, realizar una revisión de la intencionalidad más que la búsqueda de la modificación del comportamiento inadaptado en sí; con ello aparece con suficiente claridad que no existe una diferencia sustancial entre los procesos educativos y los procesos reducativos. Lo fundamental consiste en la búsqueda constante por dinamizar el proceso pedagógico en estas escuelas que asumen menores con trastornos de conducta y buscar invariantes que imbriquen actividades educativas conjuntas desde lo docente, lo extradocente y lo extraescolar para su mejoramiento.
Resulta clave, en este sentido, significar entonces la importancia de la expresión plástica en los procesos reducativos como actividad correctiva y compensatoria en el proceso pedagógico en estos menores, a partir de las posibilidades que ofrece para la aprehensión e incorporación de nuevos conocimientos, de forma colectiva, co-construida con el docente y con sus iguales, además de favorecer los procesos psíquicos de la atención, la memoria, las emociones, las motivaciones y las vivencias positivas, procurando un diálogo interior a partir del mundo exterior.
El estudio de casos múltiple permitió constatar que la actividad mediada desde el arte constituye una herramienta educativa valiosa para implementar como acción en el proyecto educativo de las escuelas de conducta, por ser actividades sanas para el uso del tiempo libre de estos menores, según establecen los documentos del Tercer Perfeccionamiento de la Educación11 y a la vez son una experiencia pedagógica correctiva-compensatoria, ya que constituyen espacios educativos que dinamizan el proceso pedagógico en estos menores, se instituyen relaciones coordinadas entre los diferentes factores educativos con estas escuelas, y se imbrican en ello, la escuela, la familia y la comunidad; además de los diferentes organismos que interactúan con los centros de atención a menores: la Fiscalía, el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio del Interior, la Dirección Provincial de Educación y las instituciones culturales.
Es necesario destacar también que el rigor científico del taller de expresión plástica genera especialmente el carácter interdisciplinario en los procesos creativos de la educación artística y en los procesos enseñanza aprendizaje propiamente.
La educación artística, desde los talleres de expresión plástica, según estudios de Conill Armenteros et al.12) constituye una de las vías que permite mayor número de estrategias educativas, con acciones participativas tanto individuales como de trabajo en equipo, por medio de talleres como forma se organización docente, tomando en cuenta los intereses de la persona en actividades de expresión plástica, en los cuales se produce una participación activa y relajante; todo tema es posible de ser expresado y transformado en una situación creativa a través del lenguaje plástico.
El taller de expresión plástica aplicó métodos y contenidos que les son propios e indispensables para el logro de la reducación de menores con trastornos de la conducta, además de permitir la aplicación del método estudio de caso múltiple para evaluar avances y retrocesos evolutivos en el comportamiento de estos menores diagnosticados con este tipo de trastorno, posibilitando la puesta en práctica de acciones de carácter correctivo-compensatorio que permitan el restablecimiento social de estos menores con la implicación de equipos multidisciplinarios.
Es importante, a criterio de los investigadores, ofrecer actividades prácticas que permitan a la persona expresarse libremente, ayuden a interpretar los contenidos que aprenden, y apliquen ese aprendizaje en otros campos; en fin, y referido a la expresión plástica, que esta sea parte del trabajo educativo como forma dinámica para el mejoramiento humano.
CONCLUSIONES
La participación de estos menores con trastornos de conducta en el taller de expresión plástica demostró que con la aplicación de esta técnica y del método estudio de caso múltiple para evaluar avances y retrocesos evolutivos, se pueden lograr transformaciones positivas en sus modos de actuación.