INTRODUCCIÓN
Un esbozo sobre la historia de la ciencia y la tecnología para ubicar en su devenir a Cienfuegos, y en particular las acciones desplegadas por un sujeto concreto: Tomás Terry Adams, nos sitúa en una ciudad moderna de la primera mitad del siglo XIX vinculada estrechamente a las complejidades de la vida económica, social y cultural. Terry desde su llegada a Cienfuegos en 1830, introduce un pensamiento moderno para hacer sus fortunas y utilizarla rápidamente en las actividades económicas y comerciales que ya había iniciado la burguesía polivalente cienfueguera con capitales procedentes de Trinidad, Matanzas, La Habana, Santa Clara y otros emigrantes fundamental mente de España que logran conquistar los espacios sureños.
Antecede a lo antes apuntado, lo que Moreno Fraginals definió como el más violento boom azucarero que recuerde la Isla (Moreno, 1964). Los hombres vinculados a ello, fueron protagonistas de esta carrera al contar con un capital acumulado en los negocios locales para modernizar los enclaves azucareros y comerciales.
A la puntualización ofrecida se suma también, que fue el siglo XIX el catalizador de un gran motor de cambio en el seno mismo del tejido social. Según Núñez Jover, en este siglo se localiza el tránsito de la ciencia Amateur a la fase académica que discurre entre los años 1800-1940. Para este autor, se trata de una actividad profesional que exige una mayor formación técnica y se asocia con una creciente especialización cuya expresión se encuentra en la filosofía de la ciencia de raíz positivista y la sociología funcionalista (Núñez, 1999).
Según esta imagen, la tarea de la ciencia era la búsqueda de la verdad por medio de la producción del conocimiento certificado desde una perspectiva ideológica. Esta última característica se vincula orgánicamente a la representación de los intereses grupales de los científicos académicos levantando la bandera de la autonomía y poner al servicio de la modernización económica cubana. Desde este punto de vista, obtener dinero sin condicionamiento, investigar libremente y publicar los resultados llamados cientificista fue imagen que irá cambiando a lo largo del siglo y su respaldo mayor ha estado en la institucionalización de la ciencia muy vinculado a la segunda Revolución Industrial (Núñez, 1999).
Las características apuntadas que para el caso que nos ocupa permite comprender como la burguesía polivalente sureña logra convertir rápidamente los trapiches en ingenios y posteriormente a central que requería no sólo de disposición, sino también de capital suficiente para aplicar los conocimientos científicos a la tecnificación azucarera y de su comercialización.
Es por ello, que entre las características de la ciencia se localiza que ésta constituye una fuerza productiva para la transformación social, y por tanto, es fuente de riqueza en la que juega un papel importante sus conexiones con la tecnología (Núñez, 1999)
Para el autor citado, la tecnología no es un artefacto inocuo, en sus relaciones con la sociedad es importante analizar su papel en la organización social y la distribución de poder. Por tanto, “la tecnología más que como un resultado, único e inexorable, debe ser vista como un proceso social, una práctica, que integra factores psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales; siempre influido por valores e intereses” (Núñez, 1999).
Es recurrente así, analizar como en el caso concreto de Cienfuegos, la participación del bloque burgués que se localiza en periodo estudiado logró poner sus fortunas en el proceso de modernización de la tecnología con marcados intereses individuales y sociales, posible por formar parte también de la élite y los grupos de poder.
Se ha seleccionado entre los burgueses comerciales polivalentes cienfuegueros a Tomás Terry Adams, al considerarlo como uno de los tratantes de azúcares y negros más rico que conociera América. Ahora bien, ¿Cómo logró Tomás Terry Adams convertirse en uno de los burgueses más ricos de América en Cienfuegos; ¿Podrá estudiarse desde su actividad desplegada la relación ciencia-tecnología tomando como referente la modernización azucarera y comercial?, ¿Desde esta concepción es Tomás Terry quien introduce el pensamiento burgués moderno en Cienfuegos? Dar respuestas a estas interrogantes es interés de las autoras en estas reflexiones.
DESARROLLO
Cuba, a la que no escapa Cienfuegos, fue testigo de un proceso modernizador de la industria azucarera a finales del siglo XVIII en la que los trapiches azucareros fueron cediendo pasos a la plantación esclavista.
Fue procesalmente la plantación en el contexto cubano el ejemplo típico que Marx consideró en su obra Miseria de la Filosofía como una anomalía y un híbrido. Dicha anomalía, se expresa en que con trabajo esclavo se produce para un mercado capitalista en el que se insertó Cuba y Cienfuegos desde los años 30 del siglo XIX. Este análisis condujo a Marx (1979), a afirmar que “la esclavitud es una categoría económica como otra cualquiera… la esclavitud directa es la base de la industria burguesa… la esclavitud ha dado su valor a las colonias, las colonias han creado el comercio universal, el comercio universal es la condición necesaria de la gran industria”. (p. 90).
Es por ello, que el proceso de modernización cubana y cienfueguera de la industria azucarera y comercial tiene su arrancada en la esclavitud forzosa de los negros traídos de África, negocio por el que se inicia Tomás Terry Adams.
Paradójicamente en la Cuba de los años 30 del siglo XIX, se produce la crisis de la plantación esclavista y su materialización progresiva en los años 40 y 60; no faltaron los proyectos de modernización para salvar la esclavitud como institución desde los sectores dominantes de la colonia; es por ello, que se protagonizó un largo enfrentamiento entre los comerciantes en ascenso y el poder colonial.
Sin embargo, en Cienfuegos como particularidad no es ajustable dicha crisis según Millán & García (2001), en la segunda mitad de la década del 30 del siglo XIX, Cienfuegos después de un leve estancamiento por la caída de los precios del azúcar, 1839 la región contaba con 26 ingenios y siete años más tarde ya poseía 71 y la expansión azucarera se triplicó entre 1838 y 1845 y por el puerto se embarcaron 362 032 arrobas de azúcar y 7 688 bocoyes de miel, que finalmente sobrepasaron en 1850 los dos millones. No cabe dudas, que dicho proceso fue posible por dos condiciones, la primera la disposición de capital para ser invertido en dicha industria con modernos equipos, y la segunda, la productividad del trabajo esclavo motivado por la primera.
En otro orden, para los autores citados, el auge en las construcciones de la industria azucarera se basa en el trabajo esclavo que determinó el surgimiento de núcleos poblacionales estables, es así, que la conquista del espacio refleja las relaciones del hombre en el tiempo, interrelación que permite estudiar una sociedad concreta en lo especifico a sus intereses estratégicos económicos y comerciales con disposición de recursos que hacer emerger paulatinamente una ciudad como construcción social gestora de aglutinamientos humanos que le es propia y de su interacción con las zonas rurales contiguos; por tanto, es la ciudad centro de expansión económica y social que para el caso de Cienfuegos, estuvo muy vinculado al aumento progresivo de la modernización azucarera.
Desde los años cuarenta, tuvo lugar en Cuba el proceso de industrialización azucarera, cuyo primer eslabón fue el empleo de la máquina de vapor y su difusión (que se produjo sobre todo en estos años), una vez resuelto el problema de su acoplamiento a los molinos. Ello fue seguido por la introducción de otras máquinas (desarrolladas en Europa, para la industria de azúcar de remolacha), como la serie adquirida en 1841 para un ingenio de la zona de Matanzas, que incluía el molino o trapiche horizontal, con su estera móvil, defecadoras (para calentar, decantar y clarificar el guarapo), filtros de carbón y evaporadores al vacío, fue el propio fabricante, el francés Derosne, el que vino a Cuba a instalar estos equipos. Los ingenios tuvieron que contratar personal técnico (obreros libres) para manejar estos aparatos; pero la posibilidad de aumentar grandemente la producción industrial dependía, en última instancia, de un gran aumento en la fuerza de trabajo esclava (para suministrar suficiente caña al ingenio), lo cual indujo un incremento extraordinario del tráfico negrero.
En año de 1857, se inició una crisis económica en Europa y los Estados Unidos que aceleró el proceso de descomposición de la “economía de plantación” cubana, afectada ya por la lucha contra la esclavitud en varios países y por el endeudamiento de los hacendados criollos con los comerciantes españoles (principales introductores de esclavos, en barcos sobre todo estadounidenses).
No cabe duda que la tecnología no sólo constituye un momento inseparable del proceso de trabajo, sino también una condición básica de todas las formas de existencia de la vida social. En Contribución a la Crítica de la Economía Política y el Capital, Marx subrayó que las épocas económicas se diferencian no sólo por lo que se produce, sino también por cómo se produce, con qué medios y procedimientos de trabajo. Por consiguiente, el nivel de desarrollo de estos medios y procedimientos de trabajo determinan el nivel de desarrollo general de la sociedad, las regiones, localidades y zonas.
Al afirmar el papel determinante de las fuerzas productivas sobre el conjunto de las relaciones sociales de producción material y espiritual, el marxismo no hace concesión alguna al determinismo científico tecnológico sino que lo asume desde la perspectiva dialéctica que tiene como premisa la idea de que, en cada forma histórica, el conjunto de relaciones sociales constituye una totalidad, en cuya organicidad las relaciones de producción y las correspondientes leyes sociales condicionan el desarrollo de las fuerzas productivas. Su punto de partida es el modo de producción que las engloba como una totalidad orgánica.
La producción material es la condición básica de la existencia de la ciencia, de la tecnología y de la técnica; sus necesidades constituyen la fuerza motriz del desarrollo de éstas. Se trata de asumir los factores económicos como acicate de un aumento de la producción, los que permiten y exigen la utilización e invención de máquinas y procedimientos nuevos de trabajo. Dicho de otra forma, entre la ciencia y la tecnología, por una parte, y entre esta última y las técnicas aplicadas a la producción por otra, median factores económicos, políticos, sociales, ideológicos y culturales que son decisivos para analizar los procesos de modernización económica y comercial.
De modo que las relaciones de producción, las instituciones económicas, políticas e ideológicas no permanecen pasivas frente al desarrollo de las fuerzas productivas, incluidas las renovaciones tecnológicas, estas, las aceleran o las frenan en correspondencia con unos u otros intereses sociales. Desde este punto de vista, al emprender el estudio de la ciencia y la tecnología- en una forma histórica dada para el caso Cienfuegos, el objetivo que persigue el investigador marxista es, ante todo, explicar el nexo que las une a un sistema determinado de relaciones sociales de producción en el siglo XIX, en éstas coquetean las viejas relaciones de producción esclavista y las nuevas innovaciones propias de las exigencias capitalista.
Los primeros elementos científicos y técnicos de la gran industria habían comenzado a introducirse en el período manufacturero de desarrollo del capitalismo. Si en los albores de la Revolución Industrial, la tecnología se desarrollaba, en esencia, de forma paralela a un conocimiento científico que apenas iniciaba su institucionalización a través de academias y sociedades científicas, y no se veía influenciada por éste en sus resultados fundamentales, en la época de consolidación del capitalismo de la libre competencia, la ciencia comienza a jugar un papel auxiliar con respecto a la producción como se observó en Cienfuegos partir de los finales de años 30 del siglo XIX, que se consolida a partir de los años 80 con la concentración de la producción y la centralización del capital .
En estas circunstancias, las invenciones e innovaciones tecnológicas se convierten en una rama de la actividad económica y la aplicación de la ciencia a la producción y se torna en un criterio que determina e incita a ésta.
De esta forma, comienza a consolidarse una nueva cualidad en el desarrollo de las fuerzas productivas sociales: la ciencia se convierte en un momento necesario del proceso de producción, en una forma específica de movimiento del capital, destinada a garantizar su valorización a través del incremento de la productividad del trabajo. Es por ello, que la ciencia y la tecnología no constituyen realidades independientes con respecto a las ganancias acumuladas para los burgueses cienfuegueros. En este sentido, Marx (1979), demostró que las tres fases de la reproducción del capital están dadas por -la fase dineraria, la fase productiva y la fase mercantil-, es por ello que en estas tres fases podemos localizar la aplicación, despliegue y evolución de la reproducción científico-tecnológica.
La ciencia y la tecnología aplicado al proceso de producción se presentan: 1) como capital dinerario, es decir, como la suma de dinero que se transforma en elementos materiales y personales de la producción: medios de producción y fuerza de trabajo; 2) como capital productivo o "consumo productivo del capital", que se transforma en valor acumulado- capital- y 3) como capital mercantil que se transfigura en capital dinerario incrementado, es decir, que realiza el valor del capital anticipado y la plusvalía como resultado de la actividad científico-tecnológica.
Para el caso que nos ocupa, fue la burguesía cienfueguera la interesada por convertir rápidamente los trapiches en ingenios y posteriormente a central. Para este proceso, requería no sólo de disposición, sino también de capital suficiente para aplicar los conocimientos científicos a la tecnificación azucarera y de su comercialización.
Luego entonces, como aplicar estar coordenadas al caso concreto de Cienfuegos, tomando como referente a Tomás Terry Adams y dar respuesta a su vez a las interrogantes planteadas en la introducción.
Los inmigrantes llegados a Cienfuegos como Tomás Terry Adam no sólo tienen intereses económicos, sino que a su llegada inician un proceso sociocultural propio, que va más allá de la transformación de tierras vírgenes en productivas y se extiende también al comercio desde el puerto que se dispone en la localidad con condiciones favorables para el comercio de importación y exportación. Dichos comerciantes utilizan las fortunas adquiridas (casas, embarques comerciales, asociaciones y casas de créditos) para el desarrollo de proyectos e intereses personales. En este empeño logran hacer notar el estatus social, clasista y estamental al que aspiran, para formar parte del conjunto de las élites locales.
Por Real Cédula del 20 de mayo de 1829 se le otorgó a la colonia de Cienfuegos el título de villa quedando el nombre de Fernandina de Jagua para el resto de la colonia o zona rural. El padrón de 1830 reportó cierta prosperidad en la villa, para una ciudad de 1410 habitantes es considerable el número de carpinteros y albañiles, lo que habla del nivel constructivo alcanzado por la ciudad. En la primera mitad del siglo XIX la economía de Cienfuegos es eminentemente agrícola, desde los primeros años de la villa la actividad comercial se va afianzando y el comercio comienza a definir la vida en la ciudad a partir de la década del 30 ya que favorece “la infraestructura necesaria para impulsar la actividad productiva” (Rovira, 1975).
Tomás Terry Adams llegó a Cienfuegos en un momento de esplendor económico y comercial (1830), que permite explicar cómo se vinculó a estos dos importantes indicadores de la vida cotidiana local. La intencionalidad de las puntualizaciones que se ofrecen tiene como objetivo explicar la sólida fortuna lograda por Terry, lo cual le posibilitó desempeñarse en la vida política.
A su llegada a Cienfuegos, fue recibido por el gobernador interino Francisco Guerrero, el padre Antonio Loreto y personalidades importantes. Destacan entre ellos, a Félix Bouyón, Joaquín Hourruitiner, Agustín de Santa Cruz, Félix Lanier, Andrés Dorticós y Juan Marcillan, francés radicado en la villa. Como se puede observar, desde su llegada es acogido por el grupo de burgueses que participan en la vida política, religiosa, económica, militar, cultural y social. Es por ello, que se infiere que este recibimiento sentó pautas para las relaciones comerciales y la participación política que tuvo posteriormente en la villa.
La primera actividad económica que emprendió Tomás Terry Adams y que da inicio a su fortuna, está relacionada con el comercio local como dependiente. Este fue posible, por la carta de presentación que su padre José Terry Mendoza envió a Martín Irady. El camino inicial como dependiente les abrió posibilidades a los negocios. Señala además García, que este vendía comestible, bebidas y quincallería, con el dinero ahorrado compró unas recuas de mulo, se inicia como arriero para llevar mercancías de la villa a zonas del interior, abastece además los ingenios: Soledad, San Luís y Concepción. En esta actividad logra establecer relación con Agustín de Santa Cruz a partir de las mercancías que llevó a su hacienda. Significativas son las relaciones establecidas con Julio Leblanc y Juan Avilés en el comercio desarrollado con las recuas de mulo Esta actividad sienta las bases para futuras asociaciones, ideas coincidentes con Díaz & Albuerne (2008).
Los autores citados anteriormente, al que se incorpora Ely (2001), agregan que, a partir del propio año 1830, Terry se dedicó también a recoger en la localidad negros esclavos enfermos, los cuidaba hasta que recobraban la salud con el objetivo de venderlos a precios que fluctuaban entre 800 y 1000 pesos por cabeza. Dedicado a este negocio y como dueño de los mismos, los alimentaba comprando grandes cantidades de provisiones en los comercios de Cienfuegos.
Los esclavos se vendían en estos años a un alto precio, a pesar de las medidas prohibitivas para su adquisición por los sectores medios, dado que, la esclavitud era patrimonio de los grandes propietarios concentrándose en los ingenios, muelles y almacenes. Dicho así, el comercio de esclavos constituyó la vía de solución de la fuerza de trabajo necesaria para mantener e incrementar la producción azucarera.
Las caravanas de mulas y el negocio de los esclavos enfermos, le permitió a Terry Adams, acumular un capital inicial de 20 000 pesos, aspecto que hace evidente, que es el comercio el punto de partida y la base de una fortuna que crece progresivamente al expandirse a otras áreas comerciales. Junto a Martín Irady, multiplicó las recuas; amplió los productos que comercializaba, y comenzó a prestar dinero (Ely, 2001; y Díaz & Albuerne, 2008). El dinero reunido lo coloca en el negocio del pan al comprar una panadería y unos almacenes ubicados en la calle Casales y pasa a ser dueño del importante muelle (Díaz & Albuerne, 2008). Son estos, negocios los que lo hacen disponer de un dinero que rápidamente convirtió en capital.
Significativo resulta como en la época que se estudia el grupo de la burguesía agro manufacturera esclavista vinculada a las plantaciones azucareras y cafetaleras y de la gran burguesía comercial, está marcada por el predominio del capital comercial sobre el manufacturero, lo que permitió que el grupo burgués comercial invirtiera en la esfera productiva o contrajera matrimonio con miembros de la burguesía agro manufacturera, con la finalidad de ascender en la escala social, cuestión que se explica en el proceder de Tomás Terry Adams para formar parte de las élites económicas, comercial, cultural y política cienfueguera.
Contando con 31 años de edad y una fortuna privada de 2000 pesos en oro, contrae matrimonio el 31 de octubre de 1837 con Teresa Dorticós Gómez de Leys perteneciente a una familia estrechamente vinculada a la élite organizada en torno a la figura de De Clouet1.
Hacia finales de 1837, el crédito en Cuba logra organizarse tras la aparición de sociedades anónimas dedicadas al negocio bancario; este proceso se desarrolla en el seno de la burguesía comercial. El interés por la actividad bancaria, es una etapa de intensa creación en la esfera financiera a partir de la cual surgen sociedades por acciones como forma incipiente de centralización del capital. Estas sociedades anónimas respondían a las prácticas modernas del crédito para lograr una transformación capitalista de la economía cubana, en esta transformación, participa el capital comercial de hacendados y comerciantes que fueron en la práctica, los mayores promotores de las numerosas sociedades de crédito, bancos, firmas azucareras y los almacenes de depósitos.
En relación con lo apuntado, en 1837 aparecen en Cienfuegos, dos alternativas modernizadoras de organización comercial para enfrentar el proceso expansionista: la industrial y la inversionista. Estas alternativas, posibilitaron la creación de casas comerciales con funciones refaccionistas y crediticias para el comercio al por mayor, y las sociedades anónimas relacionadas con el comercio al por menor. Una singularidad de la época, es que estas casas comerciales y sociedades anónimas se devinieron en grandes refaccionistas por cuenta propia y realizaron funciones crediticias- usurera acumulando grandes reservas de efectivo. Ely (2001), considera que, los refaccionistas eran, los comerciantes que financiaban las cosechas mediante préstamos a elevado interés, en momentos en que no existían instituciones bancarias. Obligaban a los hacendados a comprar sus abastecimientos a precios exorbitantes y a venderle la producción a precios inferiores a los del mercado.
Las casas comerciales se organizaban en grandes almacenes vinculados al puerto y las sociedades anónimas en forma de almacenes o tiendas, oportunidad aprovechada por Tomás Terry Adams en 1839 para expandir el ámbito de sus actividades comerciales. En 1839, Terry y Richarson fundan una casa de comisiones y consignaciones de Cienfuegos, la misma fue disuelta 1842. En este último año, refacciona el ingenio Delicias de Bernardo de Rivas. Al disolverse la casa la casa de comisiones, Terry comienza a labrar su fortuna solo. (Díaz & Albuerne, 2008).
En su estructura y arquitectura, se observa que los almacenes se erigen sobre un asiento en tierra, barro y madera con techos de tejas, construcciones primitivas que para una villa con pretensiones de ciudad desde muy temprano no podía permitirse, no obstante, ya a mediados de la década del 40 en la villa se van conformando edificios de planta baja como la oficina de Terry al lado de sus almacenes que conferían la imagen urbana desde una mirada moderna tan necesaria para la ciudad. Se aprecia en la fachada de su oficina el gusto eclético y estirpe neoclásico, así como los elementos decorativos ya mencionados como vidrieras, mamparas, persianerías y cielos rasos decorados. En el orden estético la presencia del eclecticismo en su modalidad clasicista pervivió en Cienfuegos hasta la década del 40 del siglo XX.
Lo antes planteado permite observar que, en la década del 40, Terry era un gran comerciante y un eficiente refaccionista, tiene almacenes cerca del puerto de donde exportaba azúcar, tabaco y madera, fundamentalmente cedro hacia New York. Tenía además tonelerías que abastecían embalajes a muchos hacendados y comerciantes. Es decir, los negocios comerciales se centraban en estos años se centraban, principalmente los negocios de esclavos, asociaciones comerciales y las refacciones distinguieron su actividad como pensamiento moderno burgués, práctica que lo hace trascender a la cultura. A partir de 1842 su fortuna evolucionó, cuadruplicando su capital, es importante destacar que al contraer matrimonio con Teresa Dorticós su fortuna inicial era de 20 000 pesos; en este año su fortuna ascendió a 45 000 pesos a partir de las ganancias que le reportaba la Casa Comercial lo que le permitió desempeñarse como Síndico en 1844 y, en 1845; tres años después su capital ascendió a 188 000 pesos.
En la esfera productiva y comercial, Tomás Terry Adams, formó un grupo fuerte de poder económico con respetables inversiones en las finanzas, ofreciendo la ayuda en efectivo a los hacendados de la región que la solicitara como expresión, de lo que María del Carmen Barcia considera como “redes de solidaridad”; conducta poco frecuente en las élites económicas vinculadas al comercio; la industria, a las fábricas del azúcar y tabaco, las cuales por lo general sólo brindan protección a cambio de establecer una relación provechosa capaz de subordinar, controlar y manipular a sus clientelas. Ésta ayuda, es expresión de la función crediticia-usurera (comerciante- banquero) en sustitución del financiamiento que debieron ejercer los bancos que no existían para impulsar el desarrollo, estos comisionistas por cuenta propia devinieron en los grandes refaccionistas de Cienfuegos.
Los refaccionistas podían venderles a los hacendados, provisiones a precios dobles de los corrientes, y comprarles las cosechas a precios más bajos que los del mercado. Tomás Terry Adams compraba varias cosechas de azúcar mascabado, madera, envases para azúcar y mieles de caña, recibidas para la venta, así expoliaba a los hacendados y fijaba sus propios precios sobre los pedidos recibidos aquí y de afuera. Su manera de proceder disuadía muchas veces de hacer negocios con él. Por tanto, la refacción como mecanismo de enriquecimiento y de negocios con capital privado de origen comercial, favoreció inversiones de capitales en la industria azucarera. Fue esta la fuente que incrementó su capital. Las actividades antes apuntadas, permiten comprender como la burguesía comercial fue desplazando a la burguesía esclavista criolla, entre los que destaca Terry.
Como resultado de la profunda transformación del ingenio en central, el sector comercial industrial no logra capitalizar sus capitales, dado que no poseen dinero suficiente para modernizar sus ingenios semimecanizados, y se ven obligados a acudir a la refacción o a las hipotecas, endeudándose a favor de los comerciantes usurarios. Este sector, no logra la suficiente acumulación de capitales e irá desapareciendo en el proceso de concentración y centralización de la producción de la industria azucarera, es así, que la burguesía comercial refaccionista tiene la posibilidad de integrarse a la esfera de la producción y convertirse en burguesía industrial comercial, como es el caso de Tomás Terry Adams.
En la década de 1850, se inicia en la isla, una etapa de concentración de capitales a partir del endeudamiento de los ingenios por no lograr un alto nivel de desarrollo, se hizo evidente el crédito, bajo la firma de refacción, ésta se convirtió en arma adicional y temible en la guerra de la competencia, y se transformó en un mecanismo destinado a centralizar. En Cienfuegos, la propiedad industrial azucarera pasó a manos del capital comercial a partir del proceso refaccionista establecido por Juan Áviles; Julio Leblanc; Ricardo Jova; Ramón de Gándara y Lomba, Eduardo del Camino y Fower, Lino Montalvo, José Baró y Julián de Zulueta, quiénes constituían entre los más representativos de la región, con quienes se relacionó y participó Tomás Terry.
Por estos años en Cienfuegos se verifica, que en la actividad comercial azucarera, se van formando determinadas redes familiares entre los comerciantes como una práctica social donde influyen intereses económicos marcados por el poder. Estas redes la integraban comerciantes que poseían una gran suma capital que se formó y nació vinculada al azúcar. Un tipo de estas redes se explicaba a través de las acciones comerciales que se establecieron entre Tomás Terry Adams y un grupo de comerciantes dedicados al comercio al por mayor. Entre estas redes cabe mencionar las que se conformó con Augustus L. Richardson ex comerciante de Boston; Moses Taylor comerciante norteamericano; Edwin Atkins comerciante azucarero de Boston, Juan Avilés comerciante colombiano, este último logró reunir capitales como maderero en la zona de Yaguaramas y Julio Leblanc.
Es necesario significar, que fue en la actividad refaccionista donde Tomás Terry Adams logró consolidar una fortuna que le permite posteriormente lanzarse a las inversiones de mayor alcance y evolucionar hacia la categoría de banquero. Como banquero se desplegó hacia los préstamos en forma de hipotecarios. Sus fuentes de ingreso principales fueron por comisiones (9 500 $), intereses (200$), tonelería (7 900$), por frutos (8 300$), por aventuras (7 200$), por maderas (3000$), el suministro de esclavos a crédito, los créditos de habilitación o incluso la hipoteca. El grueso de su fortuna tenía sus bases como comisionista y comitente. Con la fortuna acumulada invirtió en los recursos financieros que requería la implantación de nuevas técnicas en la región en lo que refiere al negocio azucarero. En otro orden fue Terry quien en 1857 presta al Gobierno la suma de 30 000 pesos para la construcción de una cárcel y en 1858, es designado padrino en la ceremonia, aspecto que le permitió en 1859 ser elegido como Regidor*.
Tomás Terry Adams, entró en el negocio de la producción de azúcar en 1859, y comienza a desarrollarse como traficante negrero. Hasta ese año, la actividad refaccionista, la actividad comercial y las finanzas internacionales caracterizaron su actividad económica. De 1859 a 1860 existían en Cienfuegos 94 ingenios, de ellos 46 eran trapiches, 48 utilizaban máquinas de vapor y 23 aparatos al vacío, mientras el resto empleaba los trenes jamaicanos.
Ya para 1860, era más conocido como un gran financiero internacional y un emprendedor burgués que ascendió su capital a 3 091 000 pesos 17 veces más que en la década del 40, por lo que pudo disponer del mismo con el numerario suficiente* no sólo para modernizar sus ingenios, sino también sus casas comerciales, su objetivo se centró, en no paralizar las operaciones industriales y comerciales, con ello se logró, la implantación de nuevas técnicas en el negocio azucarero entre ellas: la introducción de las tachos al vacío, la máquina de vapor, ,las ollas de presión fueron parte de la infraestructura tecnológica aplicada en estos inmuebles.
La mitad de las entradas brutas de sus cuentas de intereses de ese año son valorada en 216 000 pesos, que provenía de las haciendas azucareras; para recuperar el capital invertido en la región, cobró 84 000 de intereses por cada una de las 8 haciendas endeudadas con él, por otras 17, cobró 89 000 (Ely, 2001). Los datos ofrecidos a partir de las fuentes consultadas, revelan que Terry logró en Cienfuegos, reunir un capital por la vía comercial que le posibilitó formar parte de la burguesía polivalente cienfueguera. No sólo, acrecentó su capital, sino, que lo capitalizó. Se considera que para 1860 era tres veces millonario. Según García, en este año ha refaccionado 25 ingenios, y es dueño de 3: Santa Sabina en Lajas, El Esperanza en Yaguaramas y El Caridad en Juraguá.
El proceso de capitalización de su fortuna lo inició en 1864 cuando se dirigió a efectuar su primera inversión grande fuera del territorio cubano, el lugar escogido fue París y ganó grandes sumas de dinero. En febrero de ese mismo año, colocó 150. 800 dólares en títulos municipales de la ciudad de París, adquiriendo en 1867-1868, 291.000 bonos más de la municipalidad de París. En 1866 se desprendió de 166. 000 dólares en oro para adquirir 200. 000 dólares en bonos del gobierno norteamericano del 6 por ciento de interés, con un 22 por ciento de descuento por pago en papel moneda. *Como resultado del capital desplegado en la modernización y por su buen desempeño como comisionado de Cienfuegos e intelectual acaudalo lo hacen acreedor en 1867 del título de “Socio De Mérito”, condición otorgada por la Sociedad Económica Amigos del País. De igual forma entre 1867 y 1868 adquirió bonos del gobierno ruso 66.000 dólares; del gobierno español 185.000 dólares. Todo ello sobrepasaba el medio millón de dólares, en tanto para esa época compró más bonos del gobierno norteamericano por solo 80.000 dólares.
Con el estallido de la Guerra de los Diez Años en 1868 Terry detuvo sus inversiones en Cuba, en el área latinoamericana y en Europa. En 1869 la municipalidad de Cienfuegos que se hallaba en bancarrota fue rescatada por éste, con un adelanto personal de 30.000$, brindó además su ayuda otorgando recursos para el desarrollo de los ferrocarriles cubanos, su intervención en los ferrocarriles no se limitó al aspecto financiero, tuvo derechos administrativos en la empresa, por cuanto las vía beneficiaban a un número de hacendados que le debían dinero, y esta fue la manera de ejercer control en decisiones que pudiesen afectarlo directa o indirectamente según sus intereses personales (Ely, 2001).
En ese propio año, Terry otorgó al Ayuntamiento un donativo de 20 000 escudos para que en cinco series de cuatro mil cada una, se repartieran entre los más pobres y los que más afectados estuvieran por la guerra (Díaz & Albuerne, 2005). En la década del 70 continuó la compra de títulos emitidos por los gobiernos de Italia, Austria, Perú, Chile, Argentina, Brasil y Turquía por un valor de 760. 000 dólares. Aspectos que hacen evidente el crecimiento de sus fortunas para continuar la capitalización y la inversión a través de la refacción de los ingenios El Reparador en Abreus, El Caracas en Lajas y El Teresa en Cruces (Díaz & Albuerne, 2005).
Formó parte de la capitalización, el interés de Terry hacia mercados mejores, escoge para ello los Estados Unidos, y logró comprar acciones de Morris y Essex Railroad Co. por 90. 000 dólares más 250.000 dólares en bonos del gobierno norteamericano al 5 por ciento y a 20 años, tomó 43 534 dólares en valores del Jersey City Water Loan, obtuvo títulos de Cleveland y Pittsburgh, Railroad, City of Boston Water Loan. Continuó en 1875 invirtiendo 6000. 000 dólares en Estados Unidos obteniendo títulos y acciones de empresas y organismos estatales norteamericanos. Estaba convencido que únicamente en el mercado norteamericano podía expandirse en el grado que él ambicionaba, interés mostrado también por los norteamericanos dado la producción de azúcar mascabado.
Se puede decir que Tomás Terry Adams dispuso de un capital que evolucionó y se amplió en los años declarados, resultado de su vínculo directo con la producción de azúcar, y de las posibilidades e intereses personales de inversión en otros negocios, principalmente la compra de acciones en países como Estados Unidos, Rusia, Austria, Turquía, Perú, Chile, Argentina y París. Este negocio, lo llevó a duplicar y triplicar su capital. A lo anterior se une, las redes clientelares que estableció por la vía de redes familiares con la burguesía local y las procedentes de Trinidad.
Entre los años 1878-1882 Terry se dedicó a jugar un papel esencial en el proceso de concentración y centralización azucarera abarcando la región de Cienfuegos y Matanzas, regiones donde poseía ingenios y almacenes. En Matanzas adquirió el central Limones al cual le introdujo mejoras notables y modernas instalaciones e instaló aparatos de vapor y construyó hasta una línea férrea en los ingenios adquiridos.
Es necesario destacar, que la transformación que experimenta el sector azucarero, era principalmente un resultado de la acumulación interna de capitales, y en el centro de toda la transformación económica, sustentada en el poderoso capital comercial azucarero que se había venido consolidando ostensiblemente, y se erigía como grupo hegemónico la burguesía comercial. Es evidente que solamente los miembros de la burguesía comercial, tenían capitales suficientes para enfrentar los gastos que implicaba modernizar la industria y el transporte para enfrentar la competencia en el mercado mundial, y entre los capitales de la zona se distinguía el de Tomás Terry Adams como propietario de 5 centrales. Aspectos estos, que le posibilitó llegar a la política, y dirigir el Partido local.
Tomás Terry Adams se adaptó tempranamente a los intereses estadounidenses y su producción en el proceso de concentración de la producción; renovando los ingenios centrales que le pertenecían, perfeccionando los elementos tecnológicos que garantizarían una mejor organización y aprovechar los recursos y el consecuente incremento en los rendimientos a partir de las acciones económicas, culturales, sociales desplegadas por él que le permitieron formar evolucionar, consolidar y capitalizar una fortuna. Sobre este aspecto, Ely (2001), considera que en 1886 era el hombre más rico de Cuba y de América.
CONCLUSIÓN
Los cambios tecnológicos como expresión de la modernización en Cienfuegos desde la participación desplegada por Tomás Terry son asumidos como una realidad social vinculados a los factores productivos, la actividad comercial y azucarera, el trabajo esclavo que posteriormente manifiesta un crecimiento paulatino en la fase industrial a partir de la segunda mitad del siglo XIX.