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Revista Universidad y Sociedad

versión On-line ISSN 2218-3620

Universidad y Sociedad vol.15 no.3 Cienfuegos mayo.-jun. 2023  Epub 30-Jun-2023

 

Artículo Original

Analogía del pensamiento económico entre la edad antigua y la contemporánea desde la perspectiva de la covid-19

Analogy of economic thought between ancient and contemporary ages from the perspective of covid-19

0000-0002-8658-198XFroilán Segundo Méndez-Vélez1  *  , 0000-0002-0870-6601René Patricio Palomeque-Cantos1  , 0000-0001-5928-1618Manuel Rafael Quevedo-Barros1  , 0000-0002-6996-0443Andrés Alexis Ramírez-Coronel2  , 0000-0002-7353-5853Efraín Velasteguí López3 

1Universidad católica de Cuenca, Azogues. Ecuador.

2Laboratorio de Psicometría y Etología, Cuenca. Ecuador.

3Universidad Técnica de Babahoyo, Babahoyo. Ecuador.

RESUMEN

En el campo teórico general de las doctrinas económicas, tal y como las conocemos, surgieron una serie de nociones y reivindicaciones económicas entre la Edad Moderna y la Contemporánea, iniciando y culminando en el periodo de la ilustración según la Historia Universal; por ello, es imperativo evocar las principales tesis político-económicas que se han presentado a lo largo del tiempo, para contrastarlas con su realidad socio-económica a nivel mundial, y ante una nueva pandemia devastadora denominada Covid-19. Posteriormente, de manera cronológica, se muestran las aproximaciones o propuestas sobre las diversas crisis y los fenómenos socioeconómicos, siendo este el enfoque del presente trabajo. Las valoraciones epistemológicas que se exponen en el artículo científico se realizan sobre la base de una revisión bibliográfica histórica de principios y aseveraciones económicas realizadas por distintos autores y sus pensamientos distintivos, en correspondencia con los periodos en cuestión, que buscan explicar el fenómeno ocurrido. El objetivo del presente trabajo se enfoca en efectuar un análisis desde sus perspectivas comparado con los desenlaces del problema epidémico en el escenario mundial. A tales efectos se ha utilizado exclusivamente un análisis bibliográfico descriptivo bajo un enfoque fenomenológico, analítico, cualitativo e inductivo, que contribuye a generar una nueva visión sobre las teorías económicas actuales.

Palabras-clave: Covid-19; Doctrinas económicas; Pensamiento económico; Edad antigua; Edad contemporánea

ABSTRACT

In the general theoretical field of economic doctrines, as we know them, a series of economic notions and claims emerged between the Modern and Contemporary Ages, beginning and culminating in the period of the Enlightenment according to Universal History; therefore, it is imperative to evoke the main political-economic theses that have been presented over time, to contrast them with their socio-economic reality on a global level, and in the face of a new devastating pandemic called Covid-19. Subsequently, in chronological order, the approaches or proposals on the various crises and socio-economic phenomena are shown, this being the focus of the present work. The epistemological assessments presented in the scientific article are made on the basis of a historical bibliographical review of economic principles and assertions made by different authors and their distinctive thoughts, in correspondence with the periods in question, which seek to explain the phenomena that have occurred. The aim of this paper focuses on an analysis from their perspectives compared to the outcomes of the epidemic problem on the world stage. For this purpose, a descriptive bibliographic analysis has been used exclusively under a phenomenological, analytical, qualitative and inductive approach, which contributes to generate a new vision of the current economic theories.

Key words: Covid-19; Economic doctrines; Economic thought; Ancient age; Contemporary age

Introducción

Las epidemias representan un riesgo para nuestra especie desde la antigüedad, en el presente y seguramente en el futuro, cambiando el curso del mundo, según Hernández-Mesa et al. (2020), las epidemias son amenazas a la vida que han acompañado a la sociedad desde los antepasados de Cro-Magnon hasta la actualidad y han producido pánico y huida que, superadas, han permitido la supervivencia. El papiro Ebberts de 1250 a. C. habla de las pestilencias en el Nilo, la Biblia habla de epidemias. El libro 1 de La Ilíada relata la peste de Aquiles que mató a muchos griegos en el sitio de Troya hacia el 1200 a. C. C. En la India existe una diosa de la viruela. Los gérmenes de la viruela y la tuberculosis se formaron en la interacción zoonótica del ser humano con el ganado hace más de 10.000 años. La malaria parece estar con nosotros desde hace unos 50.000 años. La formación de glóbulos rojos resistentes (falsos glóbulos rojos) fue una respuesta biológica a la terrible y mortal enfermedad. Estos argumentos confirman que las epidemias existían mucho antes de que se registrara la primera gran epidemia de la historia, analizada con el método histórico-analógico, la peste de Atenas en el 430 a. C.

A lo largo de la historia, los pensamientos sociales de la economía han tenido diferentes matices teóricos, por lo que éstos, en sentido general, han sido mucho más que teorías, respuestas positivas a una serie de acontecimientos críticos, se diría respuestas a las crisis que se avecinaban en diversos momentos del desarrollo social y material de la humanidad. Según la investigación, no se ha podido comprobar que las llamadas teorías socioeconómicas hayan integrado correctamente en sus afirmaciones una respuesta prevista a acontecimientos imponderables, como las pandemias, en las que se incluye la zoonosis asociada con la Covid-19.

Es por ello que el presente trabajo plantea, lo que hoy el mundo contemporáneo ha vivido con angustia ante la crisis sanitaria, sin tener respuestas cabales y calculadas a la calamidad, con ausencia de principios solidarios ante la devastación sanitaria, social y económica ocurrida.

Una revisión histórica enriquece el pensamiento crítico que permite comprender la realidad actual, por lo tanto, es necesario revisar aspectos relevantes ocurridos a lo largo del tiempo que sirvan de advertencia al alcance actual, por ejemplo, en el Imperio Romano -Mundo Antiguo- las enfermedades epidémicas tenían la figura de pandemias, debido a las extensas rutas de transporte de alimentos y suministros. Así, puede decirse que las enfermedades devastaron, en muchas dimensiones, a la población del mundo conocido (Europa, Asia y África), con altas tasas de mortalidad y pobreza económica. "La naturaleza de tales epidemias trastorna los sistemas de salud, amplifica la desconfianza entre las comunidades y crea efectos socioeconómicos elevados y duraderos, especialmente en los países de ingresos bajos y medios" (Bedford et al., 2019, p. 2).

Con mayor certeza, es en el Mundo Contemporáneo en el que la pandemia aflora con mayores estragos socioeconómicos, como fue el caso de la mal llamada Gripe Española. La pandemia de 1918 conocida como Gripe Española, que condujo a la crisis mundial, es el temido modelo que los epidemiólogos tienen en mente cuando hablan de epidemias de gripe (Agrawal et al., 2021), el virus H1N1, causó un total descalabro en el mundo; especialmente en las relaciones comerciales.

En este contexto, se reproduce el efecto de la enfermedad Covid-19 en la economía -comercial y productiva-. La pandemia de Covid-19 tomó el mundo sin la capacidad de dar una respuesta eficaz los límites de sus sistemas de salud, el mundo trató de detener la infección, el cierre de sus fronteras y, a continuación, las economías, las medidas que conllevan enormes gastos económicos y sociales (Blackman et al., 2020).

Su impacto se traducirá en las teorías socioeconómicas más fundamentales dentro de un marco evolutivo e histórico. Así, el capitalismo propugnado por el consumismo se enfrenta a un duro choque en tiempos de pandemia. En este sentido, el artículo se estructura a partir de una revisión de los pensamientos, tesis e hipótesis económicas e históricas, que designa la corroboración teórica de sus preceptos teóricos en sus periodos temporales, tomando como referencia las principales denominaciones referidas a las crisis sociales, económicas y sanitarias acaecidas. En definitiva, se pretende revisar las proposiciones teóricas socioeconómicas de ilustres intelectuales que indican la actuación de los sistemas económicos ante fenómenos sociales o puramente humanos, como los acontecimientos provocados por el SARS-coV-2.

Desarrollo

Las pandemias, como es el caso de la Covid-19, son acontecimientos únicos que han marcado tendencias sociales, como respuestas, pero no como deberes sociales, caracterizándose por ser la única pandemia en la que el germen causal se conoce desde el principio. El 29 de diciembre se notificaron en Wuhan (China) los cuatro primeros casos de una enfermedad desconocida. El 7 de enero de 2020, aislaron el virus y secuenciaron el genoma en China. El 12 de enero de 2020, comenzó el uso de pruebas PCR en otros países para diagnósticos específicos. El 19 de enero, se revelan los primeros casos de Covid-19 fuera de China. El 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró una emergencia sanitaria de importancia internacional. El 11 de marzo, la OMS reconoció la enfermedad como pandemia. Los gobiernos impusieron restricciones de viaje, cuarentenas, confinamientos, aislamiento social, cancelación de eventos y cierre de establecimientos (Hernández-Mesa et al., 2020).

El trabajo sigue las pautas correspondientes a una revisión bibliográfica, es un examen de la esencia de los principales pensamientos económicos durante el paso temporal de la historia, las teorías orientadoras positivas, expuestas en resúmenes, que contribuyen a la comprensión analítica, a la vez que reúne varias contribuciones desagregadas, muchas de ellas basadas en leyes positivas y exposiciones, que han sido extraídas de los datos científicos existentes.

Así, se ha utilizado una descripción seleccionada del fenómeno investigado, a la vez que se comparan y abstraen singularidades teóricas comunes en cada una de ellas, como referencia al aspecto socioeconómico, sanitario y especialmente humano, como escenarios comparativos del último precedente.

De ahí que la investigación propuesta sea cualitativa, inductiva y analítica de un fenómeno social, forjando contextos explicativos de cada realidad analizada, a partir de una revisión sistemática, metódica y exhaustiva de la literatura relevante y pertinente, que da pertinencia y definición al estudio.

Antecedentes pandémicos en la historia antigua

Principalmente, en la Antigüedad es donde surgieron las estructuras socioeconómicas esclavistas, organizadas en función de la diversificación de las actividades económicas. Por ejemplo, filósofos como Terencio Varrón defendían la postura de hacer trabajar más a los esclavos, para enriquecer las haciendas y, por lo tanto, aumentar las tierras de los nobles propietarios, beneficiando al Estado. Del mismo modo, San Agustín consideraba que la explotación, la esclavitud y la servidumbre es un mandato divino. Es por esta razón que los siervos eran necesariamente dirigidos por señores feudales, bajo severo castigo al pecador perezoso.

Desde esta perspectiva, Roll (1942) establece que "... en aquella época lejana la decadencia de la organización tribal estaba muy avanzada. Ya existía la propiedad privada de la tierra, la división del trabajo en un grado avanzado, el comercio y el uso del dinero" (p. 29). El mundo antiguo estaba directamente vinculado a las enfermedades, el hambre y la guerra; estas dificultades, en cualquiera de sus formas, representaban una elevada tasa de mortalidad. En el caso de las enfermedades, se propagaban a gran velocidad en forma de epidemia o pandemia; así, la peste de Atenas en el 430 a.C. diezmó una cuarta parte de la población ateniense.

El Imperio Romano también fue epicentro de periodos prolongados de plagas como la peste Antonina en tiempos de Marco Aurelio (180 d.C.), enfermedad con la que morían dos mil personas al día; la epidemia de San Cipriano en el siglo III d.C., con cinco mil personas muertas al día. Precisamente a causa de estas epidemias se produjo el intento fallido de Justiniano de reintegrar el imperio. De esta última plaga Mitre (2009), afirma que:

“…el desencanto surgiría con el desgaste de los recursos económicos y humanos, con la agotadora guerra italiana, con los costosos tratados de paz que hubo que firmar con Persia para no abrir un nuevo frente peligroso, y con los terribles estragos que la peste estaba causando desde 540.” (p. 72)

Los problemas económicos en el centro del mundo romano se agravaron con la muerte del emperador Alejandro Severo, en 235 d.C. El período conocido como la Crisis del siglo III, proyectó lo que más tarde constituyó la caída de la República. En casi toda la Edad Media se estableció el Sistema Feudal, así, la estructura social se clasificaba en tres categorías, a saber: a) Señor Feudal (luchan), b) Clero (rezan), y c) Siervo (trabajan) (Medina & Trave, 2021; Powers, 2021). La economía medieval se basaba en la agricultura y la ganadería, siendo la clase campesina la gestora de estas actividades.

Sin duda, los problemas sociales de la Edad Media eran una réplica de la antigüedad, más aún significados por la constante beligerancia; situación que provocaría grandes crisis económicas reflejadas en hambrunas y pestes. En este contexto, la Peste Negra es considerada una de las más devastadoras de todos los tiempos, aniquilando al 45% de la población europea -25 millones de personas- entre 1347 y 1361. En alusión Battin (2020) refiere que la Edad Media conoció todas las plagas. La guerra, la peor de todas, generó más. El hambre, que llevó al consumo de harina contaminada con cornezuelo de centeno altamente tóxico por sus alcaloides vasoconstrictores que provocan gangrena isquémica. La peste, ese mal que siembra el terror, irrumpió periódicamente. La peste negra, a mediados del siglo XIV, fue la gran plaga bien descrita por los cronistas de la época, médicos o no. Procedente de Asia, atravesó Persia, Oriente Medio y luego Europa, matando a 25 millones de personas de una población supuesta de 75 millones. La peste negra mataba a jóvenes y viejos.

La recesión económica provocó hambrunas debido a factores como los altos precios de los productos, las malas condiciones meteorológicas y el elevado crecimiento demográfico de siglos pasados. Ciertamente, las primeras décadas del siglo XIV fueron duras, siendo excepcionalmente graves las grandes hambrunas de 1315-17 (Slavin, 2014). Donde, la rápida propagación de la epidemia en Europa se debió a las numerosas rutas comerciales establecidas entre Europa y Asia Central.

Por otro lado, las excesivas leyes de hacienda con impuestos, tasas y contribuciones, mermaron la economía rural, precisamente, los monasterios eran los delegados de la nobleza para la recepción de tributos y la recolección de los productos de las tierras circundantes.

Además, en esta época los monasterios eran los delegados de la nobleza, que se dedicaban a la recepción de tributos y a la recaudación de los productos de las tierras circundantes. En el feudalismo, los Patrísticos serían considerados como los padres de la iglesia, bajo la concepción de que el trabajo era encomendado por Dios al pueblo; Por esta razón, los que tenían que trabajar en el campo eran, en general, los campesinos; aunque, siempre con orientación feudal de los monasterios. Más tarde, los escolásticos del siglo XIV también sufrieron una profunda crisis económica, política y social.

Pero, más allá de las epidemias, las hambrunas y las guerras, en la Edad Media existía un importante problema social y económico, como era la esclavitud sin fin. Tomás de Aquino, máximo representante de la escolástica que convivió con el dogma aristotélico de la esclavitud natural -siervo como esclavo y siervo como siervo-, intentó explicar estos argumentos desde un punto de vista filosófico "los necios serán esclavos del sabio"; así, los cristianos no debían preocuparse por la existencia o inexistencia de la propiedad privada; sin embargo, fue un defensor de la posesión feudal como fundamental para la economía.

Posteriormente, los ilustrados sufrieron en el siglo XIV una profunda crisis económica, que marcó el final de la Edad Media con la Guerra de los Cien Años. En resumen, los culpables de la depresión de la Edad Media son los tres azotes de Dios, manifestados en el hambre, la guerra y la peste. Las pestes medievales se cobraron millones de vidas y fueron seguidas de hambrunas y trastornos sociopolíticos (Battin, 2020; Fochesato, 2021).

Particularidades de la transición a la Edad Moderna

En la transición a la Edad Moderna se produjeron mejoras, ya que apareció la protoindustria como modelo de producción manufacturera, instalada en zonas rurales de Europa, durante la primera etapa moderna. Para Torras (2019), la protoindustrialización se corresponde con “…la organización de la producción industrial cuya sucesión se presume expresiva de la dinámica que empujó hacia la Revolución Industrial" (p. 63).

Demográficamente, la migración a la ciudad siguió mejorando la calidad de vida de las personas; estadísticas reflejadas en un crecimiento de 118 a 180 millones de habitantes, aproximadamente. Pero se puede señalar que el mercantilismo de los siglos XVII y XVIII, presumió de alguna manera, la panacea para las hambrunas y enfermedades prolongadas; aunque no representó el fin para las guerras; ya que, creció el afán por la acumulación de metales preciosos. Según Méndez (2016), "Para los mercantilistas, el Estado debía obtener oro y plata por tres vías: primero, extrayéndose de las colonias; segundo, mediante el comercio exterior; y tercero, a través de las guerras y la piratería" (p. 47).

En este sentido, el mercantilista Thomas Mun promovió la expansión y explotación de las tierras conquistadas, buscando reducir gradualmente la necesidad de importar materias primas de otros países, donde, el objetivo de la política inglesa era que las colonias fuesen una economía exportadora de materias primas y dependiente de Inglaterra para proveer productos manufacturados.

Sin embargo, la Guerra de los Treinta Años entre los países centroeuropeos reafirmó los levantamientos campesinos contra la nobleza; situación que insertó un escenario de hambrunas, con proliferación de epidemias y pandemias. Además, las hambrunas tuvieron un repunte en la Edad Moderna, debido a las políticas implementadas en los países colonizadores. En consecuencia, las personas tenían que estar al servicio de los intereses del gobierno, siendo consideradas como equipo de trabajo -población trabajadora- a cambio de salarios de subsistencia.

Ciertamente, el hambre era el denominador común con los salarios de subsistencia, la política implementada en los países colonizadores, consideraba a la población trabajadora como equipo de trabajo. Mientras que William Petty concebía que una población escasa sea generalmente pobre, por el contrario, una población abundante es productiva y genera riqueza.

En el continente europeo, la Francia mercantilista incurriría en guerras por el dominio comercial de Europa. Ante esto, Jean Colbert reflexionó que la economía de un país se fortalece siempre que los países vecinos se empobrecen, y el medio para lograrlo son las guerras comerciales. Por otro lado, los autores fisiocráticos del laissez faire, creían en la libre competencia sin la injerencia del Estado y en los monopolios; aunque, partidarios del dominio de los dueños de la propiedad privada.

A pesar de ello, la economía gala estaba sumida en una grave crisis económica, fruto de las guerras de siglos pasados, el debilitamiento de sus arcas y un sistema fiscal opresivo del Absolutismo Ilustrado; sobre todo, a la clase campesina -Corvea Real-. Pero Quesnay implantó el tableau economique, para reorientar toda la riqueza del país entre terratenientes, agricultores y artesanos.

En este contexto, la Revolución Industrial fue el principal pilar del nacimiento de la ciencia económica -teoría económica- a través de la Escuela Clásica, siendo este acontecimiento el que marcaría el progreso económico de las grandes potencias. Sin embargo, los economistas clásicos modernos heredaron una crisis económica derivada de la peste negra o bubónica, que en esencia fue una de las principales causas de la depresión de la Edad Media, diezmando hasta el 45% de la población europea.

La Escuela Clásica creó un conjunto de teorías económicas, siendo el acreditado economista Adam Smith, quien divulgó en su Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, publicada en 1776, que una mano invisible tiene que corregir las deficiencias del mercado. Es decir, el autor entiende la mano invisible como una metáfora para que el libre mercado se autorregule sobre la base de la justicia social, pero es en su Tratado de los Sentimientos Morales donde considera a la mano invisible como un "espectador imparcial".

Otro economista clásico de origen inglés Robert Malthus, hizo un análisis dirigido de la escasez de alimentos y el ritmo al que aumenta la población humana. Esta teoría malthusiana en estos tiempos de pandemia recobra credibilidad, al centrarse en la alta tasa de mortalidad en todo el mundo; así, el autor propone frenos positivos (obstáculos morales) y frenos restrictivos (epidemias y guerras) (Malthus, 1798).

En esta misma línea cronológica, aunque ideológicamente opuesta, el economista Karl Marx propone dentro de su visión socialista en su mejor obra El Capital, que el capitalismo provocaría crisis y depresiones económicas, siendo éstas progresivas afectando a más personas. Estas crisis fueron denominadas por el autor como las teorías del exceso de capital y del exceso de mercancías, con lo cual, para Marx, es como la historia del capital se abre paso a través de las crisis, cuya gestación y desenlace tienden a cerrarlo. Marx (1979)

Además, Marx (1979), predijo que el desempleo sería el resultado de la sustitución del trabajo humano por máquinas. La magnitud de la aventura que suponía la creación de un mercado de trabajo libre era ahora evidente, así como el alcance de la miseria que habría que infligir a las víctimas del progreso.

El pensamiento económico en la Edad Contemporánea

En el despertar de la contemporaneidad nació el Pensamiento Económico Marginal, entre 1870 y 1930. En la década de 1870 se produce un cambio de perspectiva teórica que se generaliza a toda la economía. La disciplina marginal tiene lugar en la II Revolución Industrial, en plena progresión del Capitalismo Populista, este pretendía ser el regulador entre las tesis socialistas con fiel cumplimiento del liberalismo comercial.

El cambio parece ser tan fuerte que muchos incluso han hablado de una verdadera revolución científica ya que, junto con el colapso de la economía clásica, se asistió a la sustitución de aspectos fundamentales mantenidos hasta ese momento por los economistas. Así, el vehículo metodológico de la teoría laboral del valor, que enfatizaba que el valor de los bienes y servicios había que buscarlo en el consumo de recursos (medidos principalmente en términos de cantidades de trabajo), es sustituido por la teoría de la utilidad marginal del trabajo, para la que el valor de cambio viene determinado por la apreciación psicológica de los consumidores, quienes, a la hora de elegir entre los bienes que adquieren, se supone que rigen la asignación de recursos.

Pensadores de diferentes nacionalidades como el inglés Jevons, el austriaco Menger y el suizo Walras, fundaron la llamada Revolución del Marginalismo, sus conceptos se centraron, por ejemplo, en la Teoría del Consumo, Intercambio y Distribución; la Teoría de la imputación; y, la Teoría del Equilibrio General de la Competencia Perfecta, siguiendo ese orden. Por ello, Gómez (2008) concluye afirmando lo siguiente sobre estos economistas:

Partiendo de ciertos fundamentos aristotélicos, reafirmados con el tomismo de la Edad Media, no tuvieron mayor problema en distinguir el papel de la abundancia de mercancías en la determinación de su valor. Los médicos que escribieron en la época de la inflación provocada por la plata americana se dieron cuenta de que el exceso de metal precioso disminuía su valor, alterando contrariamente el precio de las mercancías. Por lo tanto, tenían muy claro que el trabajo, como erróneamente se empezó a concebir a partir de Adam Smith y -especialmente- David Ricardo, tenía menos peso en la determinación del valor de las mercancías. Lo cual fue definitivamente ratificado por los autores de la "revolución marginalista" de finales del siglo XIX; y así, ha quedado establecido en la teoría económica, hasta nuestros días. (p. 129)

Asimismo, el pensador neoclásico Alfred Marshall quedó impresionado con el crecimiento industrial británico, ya que la tendencia a largo plazo era el aumento de los salarios debido al crecimiento de la eficiencia del trabajo; situación que cubría los gastos de educación y sanidad; en otras palabras, el problema de la pobreza se resolvería accediendo a una economía de altos salarios.

En esencia, se produjo un cambio de perspectiva teórica, que se generalizó a toda la ciencia económica. El cambio tuvo una verdadera revolución científica, acompañada del derrumbe social de la economía clásica, siendo, el sindicato un instrumento de lucha contra el capitalismo, y embrión económico y social de la sociedad post-revolucionaria, conocida como la "línea de Chicago" con una posición dominante de la mayoría de los delegados.

Asimismo, los marxistas sostenían que la Primera Guerra Mundial fue una guerra entre capitalistas en su lucha imperialista por hacerse con los mercados de materias primas, que se cobró unos 10 millones de víctimas. Las repercusiones económicas dieron paso al crack bursátil, llamado crac bursátil de 1919, siendo el inicio de la posterior Gran Depresión de 1929. La Gran Depresión de los años 30 y la creciente intervención del Estado en la actividad económica avivaron el interés por la formación económica.

Pocos años después estallaría la Segunda Guerra Mundial, cuyas consecuencias sociales se cobraron la vida de 40 millones de vidas humanas. El Holocausto también trajo consigo una crisis económica en los países implicados, de los que se sabe que perdieron hasta una cuarta parte de su riqueza nacional, pero el Tratado de Versalles, impuso fuertes sanciones a Alemania por su responsabilidad en la guerra. El coste de los daños materiales y las pensiones a las víctimas del conflicto fue de aproximadamente 220 millones de marcos de oro.

Con el fin del nefasto movimiento nazi, los economistas neoclásicos siguieron profundizando en la Teoría Microeconómica; en este sentido, la escuela austriaca de economía resultó ser muy importante, a pesar de que los estudios realizados en la Universidad de Viena apenas tuvieron difusión en comparación con sus símiles de Lausana y Cambridge, producto de la emigración provocada por la persecución alemana. Por eso, si aumenta la oferta de trabajo, aumenta también la producción, el esfuerzo laboral es siempre valioso; nunca sobra, porque en ningún caso deja de ser útil para seguir mejorando las condiciones de vida. Con respecto a la crisis económica de la posguerra, surgieron las teorías keynesianas que se basaban en tres conceptos básicos, a saber: primero, la concepción del proceso económico; segundo, la concepción sobre la sociedad; y tercero, la concepción del Estado.

Es necesario precisar que uno de los principales obstáculos epistemológicos es la aceptación de la economía como segunda naturaleza, para vincular el papel del Estado con la sociedad, de manera que se justifique generar políticas socioeconómicas con nuevas propuestas que atenúen la fuerza capitalista en el mercado, en términos de función social. Es necesario determinar su aspecto conceptual que la origina, para ubicar la realidad actual tal como se conoce, y en ella, sus manifestaciones sociales.

Por ello, en los últimos tiempos la incisiva actividad económica, induce la aparición de crisis y nuevas pandemias, las cuales, a su vez, afectan la dinámica socioeconómica y a la salud, como un círculo; en especial, a los sectores más pobres de la sociedad, aspecto que establece aún más la brecha entre salud y riqueza, así, la Pandemia del Covid-19 ha evidenciado la existencia de fallas de mercado y ha reavivado el factor de incertidumbre dentro del sector salud. Pandemias como la de Covid-19 exacerban los fallos del mercado y la incertidumbre dentro del sector sanitario, como consecuencia, la economía mundial está en crisis, la gente está perdiendo sus trabajos y la tasa de desempleo está aumentando (Kader et al., 2021).

En consecuencia, la idea de que ahora existe un mercado autorregulado, ajeno a los acontecimientos sociales, no es coherente, ya que se vuelve contraria a los intereses humanitarios, marcando otra dirección de intereses. Aceptar este sentido, parecería una afectación al hombre y cambiaría su contexto natural. Tal institución no podría existir por mucho tiempo sin aniquilar la sustancia humana y natural de la sociedad; habría destruido físicamente al hombre y transformado su entorno en un desierto.

Las doctrinas hegemónicas en los siglos XX y XXI han sido la keynesiana, que tuvo cierto declive, luego la monetarista, hasta llegar a la neokeynesiana. Es decir, el recuento comienza con la caída del consenso keynesiano, pasando de los ideales monetaristas a los nuevos clásicos, hasta llegar al dominio de la teoría neokeynesiana.

Existe una lista de pensadores influyentes del siglo XX, dentro de la perspectiva doctrinal del nuevo keynesianismo, tales como: Robert Solow, John Hicks, Franco Modigliani, Paul Samuelson, Robert Mundell, Paul Krugman, William Baumol, Joseph Stiglitz, entre otros, quienes han tratado de consolidar los postulados teóricos de Alfred Marshall y la Escuela Austriaca. Especificando que, la primera generación busca unificar las ideas de las escuelas austriaca y marshalliana, y la siguiente generación centró su estudio en darle al pensamiento macroeconómico de Keynes un fundamento microeconómico.

En esta corriente neokeynesiana, los pensadores mencionados trataron de sintetizar y fusionar la teoría neoclásica con la teoría keynesiana que da origen al neokeynesianismo, con fundamentos como la intervención estatal, los salarios eficientes, el control de los ciclos económicos, la regulación de los mercados, la política económica y el crecimiento económico. En síntesis, estos nuevos enfoques buscaban combatir el desempleo a través de la gestión del gasto público, orientado a atraer la inversión privada, manteniendo la demanda efectiva en línea con la oferta agregada en el largo plazo; es decir, el sostenimiento del pleno empleo, el control del ciclo económico y la búsqueda de una economía de bienestar.

Sin embargo, la relevancia de los postulados teóricos neokeynesianos sigue siendo investigada para dar respuestas integrales a la gestión de la compleja realidad económica. Según Galvis (2010), afirma que

“…contribuyen en relación con sus variables económicas clave: Es en este contexto donde la teoría neokeynesiana cobra vida buscando, al igual que en la nueva macroeconomía clásica, dar fundamentos microeconómicos a las relaciones macroeconómicas, pero sobre la base de la competencia no perfecta y las rigideces nominales de variables clave como los precios o el nivel de salarios, lo que posibilita, sobre todo, la existencia de un margen para la política económica. (p. 11)

Fue Alexander Rüstow, economista alemán, quien en 1938, en el histórico Coloquio Walter Lippmann, presenta por primera vez la locución neoliberalismo, con el propósito de defender la existencia del Estado imparcial, la libre empresa y el sistema de precios. Esta escuela, al igual que el liberalismo, es una doctrina del individualismo, parte de la asunción del orden natural espontáneo, no social, que es el mercado, armonizador de los intereses generales, por eso se le debe confiar la garantía de la libertad.

Con este antecedente, aflora el pensamiento de Milton Friedman, partidario del neoliberalismo económico, particularmente del monetarismo -su representante-, su idea central es establecer una relación entre la cantidad de dinero que circula con la inflación. En esencia, la economía cuenta con mecanismos automáticos para su ajuste, ya que sostienen que esta relación debe ser controlada por el Estado para evitar la inflación, siempre dentro de la libertad del mercado, aspecto que permite alcanzar el equilibrio económico.

Friedman, consideró varios postulados como que ninguna sociedad funciona por simple cooperación voluntaria, ni por planificación central; porque, no se puede prescindir del mercado, ya que éste asigna adecuadamente los recursos económicos con los que se optimiza el proceso entre las personas que acuden a él, aunque no siempre exista la misma oportunidad para todos. Ciertamente, no observa la correspondencia entre renta al trabajo y desarrollo productivo, ni considera la situación social de países o zonas cuya población no dispone de recursos suficientes para ajustarse adecuadamente al mercado (Palley, 2014). Aspectos que definen su teoría global hacia la asistencia sanitaria, como parte de una solución social a un problema pandémico.

Asimismo, Friedrich Von Hayek, de formación original socialista, defiende con firmeza la idea de que el neoliberalismo ha luchado contra la pobreza y ha apoyado la globalización de la riqueza, más que en ningún otro momento de la sociedad. Propone modelos económicos para una eficiente autorrecuperación de la economía frente a las crisis, relacionando la teoría del dinero con el fenómeno social, pero no ensambla bien los intereses paralelos entre el objetivo económico y el social, como fin. Von (1989)

Por su parte, el Premio Nobel Joseph Stiglitz, establece la Teoría de los mercados con información asimétrica, donde ciertos agentes económicos pueden generar fallas de mercado, dependiendo de cómo intervengan o manejen informes claves, siendo el Estado el controlador selectivo para ayudarlos a funcionar. Stiglitz, estudia con mayor atención la eficiencia del capitalismo moderno, en advertencia de la globalización, dentro de la cual revela los errores de las políticas del FMI en América Latina.

Desde la segunda mitad del siglo XX, se han producido numerosas pandemias, como la Gripe Asiática (1957-1958) que dejó 1.100.000 muertos; la Gripe de Hong Kong (1968-1969), que mató a 2.000.000 de personas; el SIDA (1981) con 30.000.000 de muertos; la Gripe Porcina (H1N1) (2009-2010) que causó 200.000 muertos; el Ébola, (2012-2016) que provocó 14.000; todos ellos asistidos con su propia lógica y circunstancias, donde las doctrinas vigentes para aquellos tiempos eran las mismas que rigen el sistema en la actualidad, solo que con ciertos cambios, y no resultaron tener la respuesta inmediata que enfrente, o mejor aún, que popularice la solución al problema humano en cada una de estas afectaciones sociales (Haldon et al. , 2020; Hernández-Mesa et al., 2020).

Este panorama ha traído resultados de estimaciones alarmantes en el deterioro económico, agravado por un espacio fiscal limitado, la caída de los precios del petróleo y la restricción de créditos. La pandemia está afectando a la economía mundial, es un golpe bajo a la economía y a la sociedad, por lo tanto, es necesario tomar acciones para contener la expansión de la zoonosis con medidas como la cuarentena o el cierre de actividades; así, provocan falta de ingresos, reducción del empleo, cierre de negocios, entre otros. A medida que la pandemia siga perturbando la vida económica normal en todo el mundo, aumentará drásticamente el número de países que se enfrentarán a una grave escasez financiera y a una emergencia sanitaria (Petti, 2020).

El mundo ha tenido que recurrir a acciones rebeldes contra la plaga, como declarar el estado de excepción, cerrar fronteras, improvisar trabajos virtuales, proponer nuevas ideas para mejorar el medio ambiente, etc. Lo cierto es que la pandemia ha mostrado la baja consciencia humana del sistema capitalista con sus doctrinas, pues la diferencia en las economías mundiales ha llevado a que los países frágiles sean los más afectados en sus finanzas. A lo cual, el (Battin, 2020) afirma:

“Mientras la pandemia de Covid-19 sigue minando los servicios sanitarios y causando decenas de miles de muertos en todo el mundo, el coste financiero ligado a la paralización de la economía mundial será exorbitante y "anuncia" perturbaciones globales que amenazan con agravar aún más las desigualdades. Las pandemias del pasado nos enseñan los comportamientos y las consecuencias geopolíticas que provocan estas masacres (p. 740).

Debido a esta experiencia, nuestra visión del mundo ha cambiado, destaca la prioridad de la seguridad sanitaria, dependemos de la respuesta inmunizadora de otros países, la delimitación, más que sanitaria o geográfica, se está convirtiendo en política, el problema medioambiental es controvertido, ya que, no es neutral. La actual pandemia ha puesto en evidencia la baja prioridad social concebida por la doctrina capitalista y su ávido deseo; situación que se magnificó gracias a la globalización.

Conclusiones

Después de reconocer, de forma muy concisa, lo que, a buen entender, es el pensamiento económico a través de las principales teorías económicas y sociales de los economistas de la Edad Moderna y Contemporánea, que cobran importancia con la pandemia del Covid-19. Estas perspectivas de los autores mencionados muestran visiblemente la fragilidad y relatividad de los modelos y sistemas económicos en el mundo ante una crisis sanitaria.

Sin embargo, con una claridad meridiana se evidencia que en la visión regresiva de las crisis sanitarias el número de víctimas fue significativamente mayor, debido a una serie de factores culturales, sociales, económicos, sanitarios, ambientales y tecnológicos. La pandemia Covid-19 que azota a la humanidad desde 2020, se desarrolla en un contexto interconectado, sensiblemente informado por la velocidad de difusión de las noticias, pero no siempre con información de calidad que impacte en la toma de decisiones públicas. Lo que en el pasado era imposible, esta vez, es totalmente viable con la incorporación del teletrabajo (trabajo virtual) como modalidad laboral y estrategia de sostenibilidad económica...

En casi todos los países afectados por la calamidad, la controversia entre economía y salud ha sido evidente. Esta enfermedad zoonótica ha perjudicado la actividad económica con una relación inversa a la salud, a mayores medidas sanitarias (aislamiento), menor actividad económica y empleo, un desfase entre ambas. Este es el aspecto más controvertido, un desbarajuste, como si se tratara de dos cuestiones cardinales: economía o salud, "Este ha sido el punto de mayor controversia", elegir entre salud pública o economía" (como si se tratara de dos cuestiones excluyentes).

Las estadísticas de mortalidad por Covid-19 no van más allá del 1% en la población joven y hasta el 10% en la población anciana y con complicaciones de enfermedades cardiovasculares. Lo que antes eran millones de fallecidos en cada nación, ahora se cuentan por miles. El efecto causado por la pandemia del siglo XXI, ciertamente, con tasas de decrecimiento de alrededor de 10 puntos porcentuales en relación a su PIB y en algunos casos, crecimiento ilíquido en el sistema económico es el resultado del confinamiento, en algunos casos cuarentena y en otros aislamiento para contener el contagio exponencial del coronavirus, el colapso de los sistemas de salud y los cada vez más dolorosos casos de personas fallecidas. Los países están volviendo poco a poco a la llamada nueva normalidad, dejando su propia atención sanitaria y la responsabilidad de las políticas públicas en manos de gobiernos autónomos descentralizados y de la propia población.

El mundo ha tenido que doblegarse ante esta pandemia, apelando a respuestas inexactas, como medidas de aislamiento, encierros, virtualización apresurada del trabajo, cierres de empresas, despidos, leyes de parcheo, etc. Las teorías sociales positivas, a lo largo del tiempo, no han incluido un apartado o un segmento que sustente una respuesta social adecuada a una crisis de esta naturaleza, un aspecto que muestre sus tendencias materiales más que sociales, su interés económico más que humano, aspectos que siguen marcando, todavía, la existencia de sociedades redundantes frente a sociedades fácilmente fragmentables.

El neoliberalismo y sus variantes, como tal, han recibido críticas en su enfoque social, de ahí que en América Latina, gobernada bajo esta orientación, ha tratado de atender estos reclamos, promoviendo políticas de asistencia social, con el afán de mantener un ingreso básico, sin embargo, no incluye en su teoría esencial la atención a grupos vulnerables como parte de su teoría integral, como es el caso del enfoque neokeynesiano, que mantiene perspectivas más técnicas que sociales o asistenciales, como ha quedado de manifiesto en esta calamidad. Si bien el socialismo se ha renovado con ejemplos notorios, como Cuba, Venezuela, Bolivia o Argentina, las políticas socioeconómicas asistenciales no han sido coherentes en toda su magnitud con sus postulados generales. Sin embargo, llama la atención que, en los primeros casos, las respuestas han sido parciales, disparejas y no integrales; por esta razón, la fuerte crisis sanitaria actual no ha tenido una respuesta sólida y eficiente en nuestro subcontinente, etiquetada bajo cualquier supuesto sistema, donde ha primado el criterio económico o técnico sobre el social, cuando, en realidad, para la salud comunitaria, ambos deben ir de la mano.

Una verdadera tendencia o pensamiento socioeconómico debe incluir, con igual peso y sin demora, los aspectos materiales y sociales en proporciones similares, para que se convierta en una teoría de absoluta validez ante la sociedad y la historia, pues nada justifica la no inclusión integral del ser humano, como protagonista de cualquier proposición teórica consistente.

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Recibido: 02 de Abril de 2023; Aprobado: 07 de Junio de 2023

*Autor para correspondencia E-mail: fsmendezv@ucacue.edu.ec

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

Los autores participaron en la búsqueda y recopilación de la información, redacción y revisión del artículo.

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