INTRODUCCIÓN
Las Humanidades Digitales se consideran un campo abierto de creación y comunicación académica, que abarcan el desarrollo de distintos saberes, habilidades y experiencias. Es decir, se trata de brindar otro enfoque metodológico enmarcado en la hipertextualidad de ciertas tecnologías para comprender y explicar el mundo donde vivimos. Para las humanidades y las ciencias sociales, el futuro entorno digital podrá desafiar algunos de nuestros métodos tradicionales de interpretar nuestro entorno. Las fuentes de información del presente son los mensajes digitales instantáneos, archivos docs, pdfs, videos digitales, podcasts y bases de datos, por mencionar algunos. Con este fin, es necesario involucrar a las comunidades universitarias en la utilización de herramientas digitales de investigación y enseñanza, así como realizar trabajos colaborativos entre universidades, particularmente, en de América Latina, Centroamérica y el Caribe.
Desde nuestro punto de vista, las humanidades digitales, contribuyen a derribar uno de los mitos tan profundamente arraigados en el ámbito académico: la “invención del hiper-experto”, y pone en debate el concepto de Universidad y las funciones de la biblioteca y del bibliotecario. Por ejemplo, durante décadas los metadatos contenidos en los catálogos físicos y electrónicos han estado “guardados”. En este sentido, los metadatos contenidos en los catálogos electrónicos, pueden y están siendo utilizados tanto por académicos como por filósofos o historiadores. El filósofo mexicano Franciso Barrón, utilizó una metodología donde toma los metadatos que contienen las tesis de licenciatura, maestría y doctorado en filosofía, e intentó “establecer una genealogía de la producción del discurso en los trabajos recepcionales de filosofía elaborado en la UNAM de 1928 a 2017, con los [metadatos] de la Dirección General de Bibliotecas” (Alocución tiesa, 2020). Es decir, los metadatos contenidos en los catálogos electrónicos de las bibliotecas universitarias, por ejemplo, son una fuente primaria para que bibliotecarias y bibliotecarios se apoderen de ellos, y elaboren proyectos de humanidades digitales, como demuestra el filósofo en su investigación. En este sentido, lo que las Humanidades Digitales proponen es: buscar, crear puentes, experimentar, pero, sobre todo, construir un nuevo conocimiento en forma colaborativa, en donde, participen académicos de distintas áreas y, si es posible, de diversas universidades(I).
De tal forma que a través del diálogo entre Humanidades y Ciencias de la Computación, la viabilidad de facilitar documentos casi religiosos y mágicos, pueden estar al alcance no sólo de especialistas, sino del público en general. Además de romper con los cánones establecidos por los bibliotecarios donde cierto tipo de colecciones deben estar resguardadas o sólo accesibles para investigadores o minorías intelectuales privilegiadas en la consulta de este tipo de acervo. En este sentido, el historiador Thomas Munck señala lo siguiente: “Lo que hoy en día resulta más llamativo es que, en muchas bibliotecas universitarias, imperaban también restricciones severas y, con frecuencia, sólo podían ser consultadas por el profesorado” (Munck, 2000, p. 143). La cita se refiere a un caso particular en el siglo XVIII, pero perfectamente se puede vincular con algunos bibliotecarios que laboran en bibliotecas universitarias y que siguen teniendo la misma idea.
Con la digitalización de documentos, libros, entre otros, las colecciones especiales pueden romper con los espacios casi sagrados, organizados y asignados por bibliotecarios, que se quedaron atrapados en la Edad Media. En lugar de privar al público del conocimiento que pueden brindar este tipo de documentos, aunque pese a todos los esfuerzos, aún encontramos casos donde el libro se observa con una connotación mágica de conocimiento.
Al igual que los ilustrados europeos y norteamericanos, las humanidades digitales persiguen el mismo sueño de la Enciclopedia: convertirse en el gran repositorio de la memoria y poner a disposición de toda persona el conocimiento. En este mismo sentido, un historiador señala:
De todas las actividades académicas, las humanidades digitales representan más claramente el espíritu que animó las antiguas fundaciones de Alejandría, Pérgamo,y Memphis, las grandes bibliotecas monásticas de la Edad Media, e incluso las primeras bibliotecas de investigación de la Ilustración alemana. Está obsesionado con las variedades de representación, la organización del conocimiento, la tecnología de la comunicación y la difusión, y la producción de herramientas útiles para la investigación académica (Muñoz, 2016, p. 11).
Como bien señala nuestro historiador, hoy en día se requieren vínculos que trasciendan más allá de los espacios tradicionales de estudio, por lo que en aras de seguir a la vanguardia se han apoyado he implementado el uso de las herramientas computacionales para dar apertura a nuevas lecturas como lo son las humanidades digitales. Actualmente existe una reconfiguración de las disciplinas que componen las humanidades. Un ejemplo de este cambio, se encuentra en la misma historia de las bibliotecas, que anteriormente en los “índices antiguos sólo habría podido buscar por temas, mientras ahora se le presentaba la oportunidad de rastrear dentro del conjunto casual de volúmenes de esa biblioteca universitaria, multiplicando las posibilidades de toparse con algo imprevisto, ni siquiera sospechado, como así sucedió” (Pons, 2013, p. 18).
En este sentido, se requiere que las bibliotecas sean espacios donde el trabajo colaborativo y cooperativo se constituyan en un elemento básico o elemental en cualquier biblioteca universitaria. Sin embargo, esto no lo podríamos lograr sin las experiencias y saberes de otras disciplinas que aportan sus metodologías.
MÉTODOS
En el reporte de New Media Consortium se menciona lo siguiente: “Algunos [profesionistas] han predicho una demanda decreciente para los bibliotecarios como la cultura de la búsqueda en Google ha proliferado; las preguntas tales como dónde localizar un libro específico se pueden contestar en segundos simplemente comprobando en línea” (Johnson L, Becker, Estrada, & Freeman, 2015, p. 32). No obstante, los bibliotecarios tienen en su desarrollo profesional las habilidades y competencias para constituirse como el vínculo ideal entre el conocimiento y su comunidad universitaria.
Los profesionales de la información deben ser capaces de derrumbar mitos y lugares comunes para poder seleccionar, evaluar y acercar a la sociedad información con certeza. Sin embargo, esto implica que los bibliotecarios tienen que trabajar en consolidar sus habilidades informacionales, sus saberes, competencias lectoras, entre otros conocimientos.
Así, en el ensayo, "Evolución en la educación superior importa a las bibliotecas," señala lo siguiente:
(…) se recomienda un nuevo papel referido como especialista creativo del aprendizaje; esta posición implica habilidades en diseño y tecnología de instrucción, junto con la capacidad de trabajar con el profesorado para identificar pedagogías y evaluaciones de vanguardia que efectivamente integran las habilidades de investigación en el proceso de aprendizaje formal (“Evolution in Higher Education Matters to Libraries | New Roles for the Road Ahead”, s/f, p. 191).
El documento referido, aunque con un profundo sentido positivista, muestra las líneas de acción a desarrollar en las bibliotecas universitarias, no obstante, estos cambios que se proponen obedecen a una realidad anglosajona con sistemas bibliotecarios mucho más sólidos que los de nuestra realidad. Es importante analizar con detenimiento estos y otros documentos redactados por las distintas organizaciones de bibliotecarios europeos, norteamericanos, así como de los países como Nueva Zelanda y Australia; porque al menos desde hace más de 60 años nos hemos dedicado a copiar realidades epistemológicas de países del llamado primer mundo.
En la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información(DGBSDI) se han impartido cursos y talleres dirigidos, principalmente, a docentes, bibliotecarios, para que la biblioteca sea una unidad de aprendizaje en la construcción de proyectos colaborativos y cooperativos entre académicos y bibliotecarios.
En este sentido, utilizando una herramienta de extracción de texto #Tags(II) en Twitter, los bibliotecarios de la DGBSDI ayudaron a alentar a los humanistas a utilizarla y a tomar a las redes sociales como una fuente importante en su investigaciones. Los talleres dedicados a otras herramientas de visualización han contribuido a que los estudiantes e investigadores estén interesados en aprender a visualizar sus datos de formas creativas.
Así, coincidimos con la idea que expresa Howard Besser cuando afirma: “las bibliotecas digitales serán fundamentales para las humanidades. No sólo proporcionarán acceso a una gran cantidad de materiales de origen que los humanistas necesitan para hacer su trabajo, sino que estas bibliotecas también permitirán nuevas formas de investigación que antes eran difíciles o imposibles de llevar a cabo” (Schreibman, Siemens, & Unsworth, 2004, p. 557).
Estos ejemplos ilustran el compromiso de proporcionar una instrucción detallada y personalizada sobre el uso de herramientas en humanidades digitales. Sin embargo, también son indicativos de cómo el trabajo de las humanidades digitales están modificando el papel del bibliotecario. Debido a que estos eventos se difunden dentro y fuera de la comunidad universitaria, también han contribuido a cambiar la reputación y visibilidad de las bibliotecas como un espacio fundamental para el desarrollo de futuros proyectos en las humanidades digitales.
Talleres y cursos han tenido el doble beneficio de mejorar los servicios bibliotecarios y, al mismo tiempo, mejoran la conciencia en la comunidad universitaria de la biblioteca como recurso y como líder en esta área. La evidencia de estas actividades se puede observar en la difusión de los talleres, la asistencia o no asistencia a éstos y las solicitudes posteriores de consultas individuales con los bibliotecarios. Tal como se muestra en la figura 1.
En estos cursos se buscó impulsar a la biblioteca como un agente fundamental en la formación académica de estudiantes y maestros, además de mostrar que las bibliotecas son un punto importante para la elaboración de proyectos en humanidades digitales, por el simple hecho, por ejemplo, que en sus catálogos contiene una ingente información, además de que “los bibliotecarios tenían un historial significativo de uso de la informática en su trabajo de diversas maneras: para la automatización de tareas relacionadas con el inventario, la catalogación, la búsqueda y recuperación de información y más” (Muñoz, 2016, p. 11) . Sin embargo, estas actividades tienen una función tradicional como mediadores entre las colecciones y usuarios de bibliotecas, pero que se pueden complementar en proyectos colaborativos con académicos de otras áreas del conocimiento. Así, en el año de 2017, se desarrolló el primer taller de humanidades digitales I y II, en la Facultad de Ciencias Políticas, UAQ, para alumnos de las licenciatura de Ciencias Políticas y Sociología, desarrollado e impartido por bibliotecarios.
También, consideramos que las humanidades digitales en las bibliotecas universitarias no son un servicio porque, los cursos y talleres que se han brindado desde las bibliotecas de la DGBSDI, van hacia la construcción de una comunidad donde la biblioteca se está convirtiendo en el punto nodal de las humanidades digitales.
Por otra parte, fue importante crear conciencia de que el lugar ideal para la conservación, restauración y difusión son las bibliotecas. Hasta el momento hay pocos esfuerzos por clasificar y catalogar, por ejemplo, los tuits. Muestra de ello es la Biblioteca del Congreso de Washington que dice “La institución dice que continuará conservando su colección de tweets de los primeros 12 años de la plataforma, pero indica que aún se tiene que averiguar exactamente cómo hacer público el archivo” (WAMSLEY, s/f, p. 1). En este sentido, se puede decir que el problema fundamental es cómo los usuarios recuperarán información de su interés, es decir, se necesita que las bibliotecas tengan infraestructura distinta a la estantería tradicional, una gran capacidad para almacenar datos en discos duros, porque no todo pueden estar en la nube. Generalmente, los humanistas digitales trabajan pensando en visualizar sus proyectos dejando a un lado en dónde y cómo se almacenan sus investigaciones más allá de un sitio web.
El rol del bibliotecario se está modificando en una profesión con un carácter docente y analista de datos, en la que progresivamente, como soporte, los formatos digitales, tienen más conocimiento e información que exigen la comprensión de herramientas y técnicas que utilizan, por ejemplo, las humanidades digitales. Así, Dominique Daniel cuando señala que los historiadores:
[…] son los expertos en la materia histórica y están mejor equipados para enseñar a los estudiantes las complejidades de la elaboración de una pregunta de investigación y la interpretación de las fuentes, los bibliotecarios tienen su propios conocimientos en la búsqueda, evaluación y utilización de las fuentes y están mejor preparados para mantenerse al día con las tecnologías de la información que cambian rápidamente. De hecho, los historiadores y los bibliotecarios ya tienen objetivos comunes (Dominique, 2012, p. 274).
En este sentido, basándose en la interdisciplinariedad en el ámbito bibliotecario, se decidió desarrollar cursos, taller y coloquios, así como mejorar la infraestructura necesarias para apoyar el trabajo multidisciplinario y transdisciplinario.
CONCLUSIÓN
El papel de los profesionales de la información en el desarrollo y la promoción del contenido de las humanidades digitales para la investigación, la enseñanza y el aprendizaje en las bibliotecas académicas actuales es un área que aún no se ha explorado por completo. En este mismo orden de ideas, y para explorar este camino se necesita que los bibliotecarios sean personas alfabetizadas mediáticamente, informacionalmente y tecnológicamente.
Cabe señalar que no se trata de una cuestión evolutiva como muchos profesionales de información han enunciado cuando se refieren al uso y manejo de herramientas y recursos digitales en el desarrollo bibliotecario y de las humanidades digitales. Por ejemplo, en una revisión somera de la historia de México podemos observar avances, retroceso y estancamientos, no existe, en ningún país, individuo o disciplina, una línea ascendente de progreso. En otras palabras: se trata de ir construyendo puentes, diálogos y confrontaciones interdisciplinarias y transdisciplinarias.