INTRODUCCIÓN
La leche es uno de los productos agropecuarias más demandados mundialmente debido a sus propiedades nutricionales y a la variedad de derivados que se obtienen a partir de ella. En Cuba la producción láctea aun no satisface las necesidades de la población y la calidad con que se obtiene enfrenta numerosas dificultades entre las que se destaca la presencia de mastitis en sus rebaños.
La mastitis se considera la enfermedad de mayor importancia económica y productiva en la cadena de producción de leche bovina (Alfonso et al., 2020). Esta afectación causa pérdidas asociadas a la disminución del rendimiento lechero, el aumento del número de tratamientos clínicos a los animales y el desecho temprano de las vacas (Bedolla et al., 2020). Provoca cambios en la composición proteica y lipídica de la leche que alteran su calidad (Aguilar y Álvarez, 2019). Además, la presencia de microorganismos patógenos en este producto, cuando se obtiene de vacas que padecen la enfermedad, puede amenazar la salud de sus consumidores.
La implementación de buenas prácticas ganaderas y el mantenimiento de condiciones higiénicas óptimas durante la realización del ordeño se consideran pilares imprescindibles en la prevención de la mastitis. Tradicionalmente se emplean los antimicrobianos como fármacos de elección para lograr su control. Sin embargo, en los últimos años se han propuesto nuevas alternativas más sustentables y amigables con el medio ambiente. A partir del análisis anterior este artículo tiene como objetivo ofrecer una revisión bibliográfica actualizada acerca de esta patología y las nuevas estrategias que se proponen para su prevención y control.
DESARROLLO
Mastitis
La mastitis consiste en la inflamación de la glándula mamaria y sus tejidos secretores, reduce la producción de leche, altera la composición y el sabor de este producto, y eleva su carga bacteriana normal (Gasque, 2015). Esta enfermedad afecta el bienestar animal, aunque según Medrano et al. (2020) se deben realizar un mayor número de investigaciones para determinar su impacto en este importante aspecto.
Existen dos formas fundamentales para clasificarla atendiendo a sus síntomas mastitis clínica y subclínica (González et al., 2021b). La clínica se caracteriza por presentar síntomas como aumento de volumen, enrojecimiento y dolor en la glándula mamaria. En ocasiones se aprecia fiebre, inapetencia y decaimiento.Se observan alteraciones en la calidad de la leche como presencia de grumos, cambios en la coloración y aumento del contenido de bacterias. En la forma subclínica no se aprecian cambios aparentes en la ubre ni en la leche, pero disminuye la producción láctea y los agentes patógenos que pueden estar presentes en este producto alteran su composición (Córdova et al., 2019).
Numerosas investigaciones plantean que la forma subclínica de la enfermedad se presenta con mayor frecuencia que la clínica. Este criterio se corroboró en un estudio realizado en rebaños lecheros pertenecientes a productores de cooperativas de la provincia de Villa Clara, Cuba en el que se realizó la prueba de CMT (California Mastitis Test) a 1246 cuartos de 311 animales y se comprobó que el 32,9% estaba afectado por mastitis subclínica, y solo el 0,32% presentaba mastitis clínica (Alfonso et al., 2020).
La mastitis acorta el tiempo de almacenamiento en anaquel de la leche pasteurizada y afecta el rendimiento de la producción de queso (Cordova et al., 2019). La presencia de altos niveles de mastitis subclínica afecta la rentabilidad de las lecherías ya que constituye una de las causas más frecuentes de penalización del precio de la leche.
Etiología
Las causas de esta patología están directamente relacionadas con aspectos de bienestar, salud e higiene de las vacas (Córdova et al., 2019). Puede producirse por causas infecciosas (Benić et al., 2018; Bedolla et al., 2020) y no infecciosas como traumatismos, estrés en los animales y altas temperaturas (Brisuela et al., 2018).
La mastitis se clasifica de acuerdo a los agentes etiológicos que la producen en contagiosa y ambiental. En el caso de los agentes contagiosos el primer reservorio es la glándula mamaria infectada (García et al., 2018). Brisuela et al. (2018) investigaron 316 cuartos diagnosticados como positivos a la prueba de California y encontraron que la mayoría de las bacterias aisladas resultaron Gram positivas. El 83% se clasificaban como especies contagiosas y el resto como ambientales. El 6,3% del total de cuartos positivos al cultivo presentaron infecciones mixtas y el 70% de ellas fueron provocadas por agentes contagiosos. La combinación que se presentó con mayor frecuencia fue Staphylococcus aureus y Streptococcus agalactiae.
Maldonado et al. (2022) y Valdivia et. al. (2020). en estudios realizados en Ecuador y Cuba, respectivamente aislaron bacterias Gram positivas como causantes de mastitis. En ambos casos se identificaron cepas de Staphylococcus aureus en las muestras estudiadas. Este microorganismo se clasifica como contagioso y es uno de los que con mayor frecuencia se diagnostica en los casos de mastitis (Rondón et al., 2019). Probablemente se disemina durante el ordeño por contaminación de las pezoneras y las manos de los ordeñadores (Maldonado et al. 2022) por lo que es necesario mantener una excelente higiene durante el desarrollo de esta labor.
Otros autores como Bedolla et al. (2020) obtuvieron resultados diferentes al identificar microorganismos Gram negativos como productores de la enfermedad en una investigación realizada en Michoacán, México. Una de las bacterias Gram negativas que se diagnostica con mayor frecuencia como productora de mastitis es Escherichia coli, clasificada como una agente ambiental (Landero et al., 2020).
En estudios realizados en diferentes regiones de Cuba, se han aislado agentes contagiosos y ambientales como causantes de la enfermedad. En Artemisa se informó la presencia de Staphylococcus aureus y Enterobacter spp. (García et al., 2018), en Villa Clara Staphylococcus aureus, Estafilolococos Coagulasa Negativos y enterobacterias. (Alfonso et al., 2020), en Granma Bacillu ssp., Streptococcus agalactiae, Staphylococcus aureus, Streptococcus sp, Corynebacterium bovis y Escherichia coli (Rodríguez et al., 2020) y en Matanzas Staphylococcus aureus, Estafilolococos Coagulasa Negativos y Corynebacterium sp (Valdivia et. al., 2020).
Diagnóstico
Actualmente, para la detección de la mastitis se emplean diferentes métodos, entre los que se encuentran la valoración de cambios físicos y químicos en la leche, los métodos bacteriológicos convencionales y las técnicas moleculares. Se usan otras herramientas que abarcan desde técnicas de campo hasta aplicaciones altamente sofisticadas basadas en biosensores, nanotecnología y microchips (Aguilar y Álvarez, 2019; Ajose et al., 2022;).
En el diagnóstico de la mastitis en las unidades bovinas es muy importante la práctica del despunte como parte de la rutina de ordeño (Córdova et al., 2019). Esta operación debe realizarse utilizando un jarro de fondo oscuro que permita apreciar grumos u otras alteraciones en la leche, facilitando la detección temprana de los animales enfermos.
La identificación de los agentes causales de la enfermedad mediante cultivo constituye una herramienta segura y definitiva. Esta práctica permite diseñar programas de prevención y control y trazar estrategias terapéuticas adecuadas (Brisuela et al., 2018).
El conteo de células somáticas (CCS) también se emplea con fines diagnósticos, se considera uno de los mejores indicadores cuantitativos de inflamación de la glándula mamaria, debido a que las infecciones microbianas que causan esta enfermedad ocasionan el incremento del contenido de células somáticas en la leche como respuesta a los microorganismos invasores. Esta determinación se utiliza con los objetivos de evaluar la calidad de la leche y predecir la infección (Bucio et. al., 2020). Los resultados de este indicador se relacionan con los de la prueba de California (CMT) (Remón et. al., 2019), técnica que se emplea frecuentemente en Cuba para diagnosticar la mastitis subclínica. En estos momentos las carencias del reactivo de California dificultan el diagnóstico y prevención de la enfermedad en el país.
El método de CMT se considera como uno de los más eficaces en el diagnóstico de la mastitis (Maldonado et al., 2022). Es una prueba sencilla que puede realizarse fácilmente en el campo, aunque existe una gran variabilidad en su interpretación según la experiencia y la apreciación personal del técnico que lo realiza.
Factores que favorecen la presentación de la mastitis
La presentación de la mastitis se asocia a diferentes factores relacionados con las características propias de los animales que la padecen y con el ambiente que los rodea. En una investigación realizada en Ecuador por Maldonado et al. (2022) se vinculó la presencia de la enfermedad con diferentes condiciones como: el estrés, la raza y la edad de las vacas, la etapa de la lactancia en que se encontraban y la deficiente calidad del agua que se empleaba en las labores de ordeño. Estos autores consideran la etapa de lactancia como un factor predisponente y plantean que el mayor número de casos de mastitis se diagnóstica durante el periodo seco y la primera etapa de la lactancia. La susceptibilidad aumenta en el período seco de la vaca en la última fase de la lactancia ya que en esta etapa la glándula mamaria se vacía completamente y se dejan de realizar el despunte y el presellado de la ubre.
Las estaciones del año también influyen en la presentación de la enfermedad. Martínez et al. (2020) compararon los valores de RCS (Recuento de Células Somáticas) en muestras de leche tomadas en diferentes estaciones del año y comprobaron que en verano se incrementó el valor de este indicador. Este comportamiento se vinculó al incremento de las temperaturas en esta estación, lo que propició el estrés y la consecuente inmunodepresión en los animales.
En otra investigación realizada en lecherías colombianas por Medrano et al. (2021) se determinó que la multiparidad, la lactancia tardía (más de180 días en producción), no segregar los animales afectados, la omisión del presellado y sobreordeñar constituyen condiciones que se vinculan a la presencia de mastitis subclínica. Mientras que Sánchez y Mamani-Mango (2022) reconocen como factores predisponentes el uso del ordeño mecánico, la inducción de la bajada de la leche sin la utilización del ternero y la realización de dos ordeños.
En Cuba el sector no estatal desempeña un importante rol en la producción lechera, pero los estudios epidemiológicos que abordan el desarrollo de la mastitis en el mismo aún son escasos. No obstante, se plantea que el sector cooperativo es menos vulnerable a determinados factores de riesgo asociados a la enfermedad, debido a que esas producciones se obtienen generalmente en mejores condiciones higiénicas, utilizan el ordeño manual en lugares que poseen bajas cargas microbianas y aplican la crianza natural del ternero que propicia el buen escurrido de la glándula mamaria (Alfonso et al., 2020).
Por otra parte, se debe tener en cuenta que en las últimas décadas la falta de insumos y el deterioro de la disciplina técnica han afectado el cumplimiento del programa de lucha contra la mastitis en Cuba (Rodríguez et al., 2020). En esta situación es necesario considerar que la presencia de animales sucios en los rebaños, especialmente la suciedad en las extremidades traseras y las ubres, las salas de espera para el ordeño en condiciones higiénicas inadecuadas y el incumplimiento de la rutina de ordeño se asocian con un mayor riesgo de padecer la enfermedad. (Medrano et al., 2020). El aislamiento de enterobacterias en la leche de vacas diagnosticadas con mastitis se relaciona con la deficiente higienización de las salas de ordeño y la inadecuada ejecución de la rutina establecida para esta labor (Alfonso et al., 2020).
Importancia del cumplimiento de la rutina de ordeño para la prevención de la mastitis
La primera norma que debe seguirse para obtener leche de adecuada calidad bacteriológica es el ordeño de pezones, limpios, secos y sanos (García et al., 2018). En la prevención de la mastitis juega un importante rol garantizar el adecuado funcionamiento del equipo de ordeño y el cumplimiento de la rutina de ordeño que debe incluir la siguiente secuencia de actividades: despunte, uso de presellador, limpieza de los pezones y su secado con material desechable, ordeño y sellado de los pezones. Es necesario además desinfectar las pezoneras entre vaca y vaca cuando se usa el ordeño mecánico (Medrano et al., 2020; González et al., 2021b).
Durante la ejecución de la rutina debe prestarse especial atención a la adecuada realización del secado de los pezones con trapos o toallas individuales ya que el uso de estos materiales colectivamente puede propiciar la transmisión de la mastitis en el grupo de ordeño (Valdivia et. al., 2018). Actualmente en Cuba la ejecución de esta actividad se dificulta en rebaños numerosos debido a carencias materiales.
En una encuesta realizada en la provincia de Matanzas, Cuba relacionada con el tema de la calidad higiénico-sanitaria de la leche se determinó que el 18% de los encuestados mostraban deficiencias en el conocimiento de la correcta realización de la rutina de ordeño. Entre los errores más frecuentes se destacaban cambios en el orden de las operaciones a realizarse y la omisión de la antisepsia final del pezón (Valdivia et al., 2020).
La realización de la antisepsia final de los pezones es necesaria para disminuir la presentación de la mastitis (González et al., 2021a). En investigaciones realizadas por Medrano et al. (2021) se hace énfasis en la necesidad de acompañar el sellado de los pezones con el presellado. Aunque se reconoce que aún la adopción de esta práctica por parte de los productores es limitada.
La antisepsia final del pezón es el último paso de la rutina de ordeño y se realiza con el fin de eliminar los microorganismos de la piel y de la primera porción del canal del pezón y la gota colgante que queda después del ordeño. Favorece la contracción del esfínter del pezón, lo que contribuye a impedir la entrada de microorganismos y deja una película protectora durante el periodo interordeño (Hernández, 1996). La omisión de esta operación se vincula a la presentación de mastitis causada por microorganismos ambientales como las enterobacterias (Brisuela et al., 2018); sobre todo si el ordeño se realiza en unidades con condiciones higiénicas deficientes.
Los desinfectantes que se utilicen en la antisepsia de los pezones deben ser eficaces ante los agentes etiológicos de esta enfermedad. No deben causar efectos colaterales sobre la piel de los animales ni dejar residuos en la leche (Bender et al., 2011).
Nuevas estrategias para el control de la mastitis
En la prevención y control de la mastitis generalmente se utiliza la terapia con antimicrobianos (Mera et al., 2017). Sin embargo, el uso de estos fármacos puede generar resistencia microbiana y provocar el desecho de la leche de los animales tratados. En los últimos años se han desarrollado numerosas investigaciones con el objetivo de proponer nuevas estrategias encaminadas a encontrar alternativas de tratamiento y prevención para solucionar esta problemática.
La búsqueda de productos de origen vegetal que puedan utilizarse en el campo de la medicina veterinaria constituye un tema de investigación vigente para el desarrollo del sector agropecuario. Según Bender et al. (2011) el control de la mastitis con plantas medicinales puede ser una alternativa ecológica y viable económicamente. Actualmente, se estudian diferentes formulaciones elaboradas a partir de plantas que han mostrado potencialidades para su empleo en el control de esta patología.
En la provincia de Artemisa, Cuba se desarrolló una investigación que demostró la eficacia del uso de una solución oleosa de ajo (Allium sativun) al 30% como sellante de pezón, logrando la disminución gradual de la prevalencia de mastitis subclínica en una lechería de esta provincia. La efectividad de este preparado se atribuyó al empleo del excipiente oleoso que mantuvo el principio activo un mayor tiempo en el pezón y redujo la entrada de patógenos (González et al., 2021a).
La utilización de extractos vegetales en el control de la mastitis también ha sido objeto de estudio por la comunidad científica en los últimos años. El uso potencial de extractos de Tagete minuta con estos fines fue recomendado por Bender et al. (2011). En otro trabajo se comprobó la actividad antibacteriana de extractos vegetales de la planta Piper auritum Khunth frente a cepas de referencia y a cepas salvajes productoras de la enfermedad. Se demostró que estos productos presentaron una mayor actividad frente a las cepas de referencia que a las salvajes y ante las bacterias Gram positivas al compararlas con las Gram negativas (Valdivia et al., 2022).
Otra de las alternativas recomendadas para utilizarse en la prevención de la mastitis es la posible aplicación de nuevos productos como sellantes de pezón. En este caso se propone la realización de ensayos in vivo para evaluar el uso en la antisepsia final del pezón de un biopreparado elaborado con bacteriocinas de Bacillus thuringiensis al comprobarse su eficacia in vitro contra Staphylococcus aureus y Streptococcus agalactiae (Villareal et al., 2016).
Los probióticos también se han estudiado como candidatos para emplearse como sellantes de los pezones. Esta propuesta se fundamenta a partir de la evaluación de las propiedades antimicrobianas de cepas de Lactobacillus, comprobándose que las cepas L. brevis 17LP y L. salivarius C65 produjeron sustancias antimicrobianas que inhibieron a microorganismos causantes de la enfermedad como: S. aureus, S. epidermis, E. coli, Klebsiellas spp, Proteus spp, y S. aureus ATCC 29213 (Rondón et al., 2019).
Otra novedosa propuesta se realiza al emplear selladores internos de los pezones durante el periodo seco de las vacas para prevenir la enfermedad. Estos productos se elaboran a partir de sustancias inertes y previenen físicamente la entrada de microorganismos al pezón, al simular el tapón de queratina (Noya, 2021).
En las últimas décadas la utilización de otros productos naturales como los derivados de la producción apícola han sido ampliamente estudiados. Específicamente se ha descrito la actividad antibacteriana del propóleo ante una amplia gama de microorganismos (Klhar et al., 2019; Przybyłek y Karpiński, 2019). El tratamiento de la mastitis con este compuesto puede considerase una opción eficaz y económica (Landero et al., 2020).
Recientemente se determinó la efectividad de diferentes concentraciones de Propolina® frente a microorganismos aislados de cuartos diagnosticados con tres cruces de mastitis subclínica. Se comprobó que varias de las concentraciones estudiadas de esta solución alcohólica mostraron actividad antimicrobiana frente a las bacterias Gram positivas S. aureus y Estafilococos Coagulasa coagulasa Negativo. No se apreció actividad contra la cepa Gram negativa de E. coli ATCC 25922 (Valdivia et. al., 2020). Este trabajo tuvo como antecedente el empleo de soluciones de Propolina® como sellantes de pezón en una empresa pecuaria y puede ser una alternativa en las condiciones de Cuba y especialmente en la provincia de Matanzas donde la producción de miel y sus derivados constituye un importante renglón económico.
CONCLUSIONES
La mastitis es una enfermedad que afecta frecuentemente a los rebaños lecheros ocasionando pérdidas económicas. La implementación de buenas prácticas y el mantenimiento de adecuadas condiciones higiénicas durante el ordeño son esenciales para su prevención. Actualmente se realizan numerosas investigaciones encaminadas a la búsqueda de nuevas alternativas sustentables y ecológicas para lograr su control, entre las que se destacan la propuesta del uso de extractos vegetales y otros productos con propiedades antimicrobianas como los probióticos y el propóleo en la antisepsia final del pezón.