Introducción
La enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID-19) es ocasionada por el SARS-CoV-2 (coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave de tipo 2) y fue identificada en diciembre del 2019 en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en la República Popular China, donde se comunicó sobre algunas personas enfermas con un tipo de neumonía desconocida.1,2 La Organización Mundial de la Salud3 la declaró como pandemia el 11 de marzo de 2020.
En este sentido, Cuba comenzó el enfrentamiento a la COVID-19 y, en enero del 2020, cuando se daban los primeros informes del nuevo coronavirus, el Gobierno concibió una estrategia de trabajo intersectorial, conducida por el Ministerio de Salud Pública y el Sistema de la Defensa Civil, con el objetivo de contener el riesgo de introducción y diseminación del virus en el país, y de minimizar los efectos negativos de una epidemia en la salud de la población cubana.4
El 10 de marzo del 2020 fueron identificados los primeros casos en Cuba; se trataba de 4 turistas italianos que se encontraban hospedados en Trinidad, los cuales fueron ingresados en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí; al día siguiente, el 11 de marzo, se confirmó la presencia del coronavirus en 3 de ellos. En ese mismo mes, el día 27, se advirtió el primer suceso de trasmisión local en la provincia de Santiago de Cuba.5
En mayo del 2020, ante el llamado del presidente a los científicos para la obtención de vacunas y medicamentos contra la COVID-19, el Gobierno cubano movilizó de inmediato a su extenso sistema de salud pública y a su industria de biotecnología, líder a nivel mundial.
Durante ese año, Cuba informaba una de las tasas más bajas del hemisferio occidental. Sin embargo, la reapertura de los aeropuertos en noviembre del 2020 provocó un nuevo aumento de la transmisión viral y, a partir de enero del 2021, se registraron más infecciones que durante todo el año anterior. Pese a esto, se mantuvieron tasas de incidencia y letalidad más bajas en comparación con las de América Latina y el resto del mundo.6
Hasta el primero de septiembre del 2021 la tasa de letalidad notificada en el país era de 0,82, muy inferior a la de América Latina (2,50) y a la del mundo (2,07).7
Resulta oportuno destacar que algunos expertos pronostican que, debido a la naturaleza del virus, la enfermedad se mantendrá con incidencias significativas hasta que se encuentre la cura o se alcance cierto grado de inmunidad (ya sea por medio de una vacuna o adquirida de forma colectiva).8
Con referencia a este último planteamiento, la comunidad científica desplegó extraordinarios esfuerzos y, en cierto momento, se llevaron a cabo cerca de 200 ensayos clínicos con diferentes propuestas vacunales.9
Los científicos han sobresalido con el desarrollo de investigaciones y la aplicación de protocolos terapéuticos y vacunales novedosos, a una velocidad nunca antes vista en la historia de la humanidad. Al respecto, en Cuba se cumple un papel integrador con enfoque innovador, tanto en el contexto nacional como en el internacional, para lograr avances en este orden, lo cual se evidencia en el desarrollo de cinco propuestas vacunales.10
Cabe señalar que la industria de biotecnología de Cuba (BioCubaFarma) es única, de propiedad completamente estatal, libre de la participación de entidades privadas, con innovaciones dirigidas a atender las necesidades del sector de la salud pública, sin buscar ganancias en el mercado local. En ella colaboran docenas de instituciones de investigación y desarrollo que comparten sus recursos y conocimientos en lugar de competir, lo que facilita avanzar rápidamente del estudio y la innovación a los ensayos clínicos y la aplicación.6
Así, en mayo del 2021 se comenzó la intervención sanitaria anti-COVID-19 en cinco municipios de Santiago de Cuba (Contramaestre, Palma Soriano, San Luis, Songo La Maya y Santiago de Cuba), cuando la provincia mostraba la mayor incidencia de esta enfermedad en el país, y el 30 de julio se había concluido con resultados satisfactorios.11,12
El 9 de julio las autoridades sanitarias de la isla autorizaron el uso de emergencia de Abdala, que, junto a la otra vacuna más avanzada de Cuba, Soberana 02, fue administrada de forma masiva a la población cubana.13
Dada la importancia de esta inmunización para Cuba en el contexto de la COVID-19, los autores de la actual investigación se motivaron a describir los resultados de la campaña de vacunación y el nivel de cobertura alcanzado con el inmunógeno Abdala en la población adulta de un consultorio médico de la familia.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo, retrospectivo, de corte transversal, en 616 pacientes pertenecientes al Consultorio Médico de la Familia No. 5 del Policlínico Docente Ramón López Peña en el municipio de Santiago de Cuba, quienes fueron vacunados con Abdala en su propio consultorio, entre los meses de junio a agosto del año 2021.
La población de estudio cumplía los criterios de inclusión y exclusión establecidos por los fabricantes de la vacuna.
● Criterios de inclusión
Mayores de 19 años de edad.
No haber padecido la COVID-19.
No haber recibido previamente alguno de los productos vacunales propuestos.
● Criterios de exclusión
Embarazadas, puérperas y madres lactando.
Menores de 19 años de edad.
Alergia al timerosal (en ese momento), pues las dosis contienen este producto.
Presencia de una enfermedad aguda (esto puede solucionarse y el sujeto puede incorporarse al proceso de vacunación, sin tener que esperar un término de tiempo específico).
Enfermedades crónicas descompensadas (hipertensión arterial, diabetes mellitus y otras).
Como fuentes de información figuraron la historia clínica familiar, el registro de vacunación (Modelo 18-30-01) y la encuesta epidemiológica sobre reacciones adversas al inmunógeno (Modelo 84-30-03), realizada a los individuos que recibieron el esquema completo de las 3 dosis. Entre las variables de interés estuvieron las siguientes: edad, sexo, población vacunada y no vacunada, causas de la no vacunación, momento de administración de las dosis y reacciones adversas al inmunógeno.
Una vez recolectados todos los datos, se procesaron de forma computarizada, para lo que se creó una base de datos en el programa SSPS 11.5 que, conjuntamente con el empleo del Microsoft Word 2016 y el Microsoft Excel 2016, facilitó el análisis estadístico y permitió ofrecer los resultados en números absolutos y porcentajes como medidas de resumen.
El estudio fue aprobado por la dirección del Policlínico y, desde su inicio hasta su terminación, se respetó y preservó la dignidad y bienestar de los pacientes; asimismo, se protegió su privacidad y la confidencialidad de la información, utilizada exclusivamente con fines investigativos.
Resultados
Se logró vacunar a 93,6 % de la población adulta que era atendida en ese consultorio y que fue incluida en el estudio (tabla 1).
La principal razón por la que algunos pacientes no recibieron el inmunógeno fue el antecedente de infección por el SARS-CoV-2, con 1,6 % (tabla 2).
Como se muestra en la tabla 3, en los adultos vacunados predominó el sexo masculino (53,4 %) y el grupo de 40 a 59 años, con un total de 219 pacientes (35,5 %). Entre los no vacunados, el mayor porcentaje correspondió a los hombres (70,8) y a las edades de 19 a 39 años (72,8).
Todos los sujetos inmunizados recibieron el esquema de vacunación completo (3 dosis), con más de 90,0 % de pacientes que acudieron en la primera citación para administrar cada dosis (tabla 4).
Las principales reacciones adversas en el periodo posvacunación fueron dolor en el sitio de la inyección, con 142 pacientes, seguido de la cefalea en 75, lo que representó 23,1 y 12,2 %, respectivamente (tabla 5).
Discusión
La vacunación masiva en la provincia de Santiago de Cuba se inició en el mes de abril del año 2021 y se tomaron como primeros grupos poblacionales a aquellos que, por diferentes razones, tenían una susceptibilidad aumentada a contraer la enfermedad o trasmitirla, los que fueron definidos estratégicamente como vulnerables. Pertenecían a esta denominación, en primer lugar, todos los trabajadores de la salud, independientemente de su categoría profesional o labor dentro del sector, los trabajadores del Ministerio de Educación en sus diversas instancias, el personal del Ministerio del Interior, específicamente aquellos dedicados al cuidado de las fronteras por mar y tierra y de las instituciones penales educativas, así como todo el capital humano subordinado al Ministerio de Turismo.
A partir del aumento progresivo de la incidencia de infectados por el virus y su marcada dispersión en el territorio, a pesar del amplio número de medidas sociales restrictivas y disciplinarias, con un peso fiscal importante, y el total apoyo gubernamental al sistema de salud, como rector principal de las acciones contra la pandemia para preservar la vida, se decidió comenzar la vacunación a toda la población mayor de 19 años en cinco municipios de la provincia de Santiago de Cuba (incluido el municipio cabecera): Palma Soriano, Contramaestre, San Luis y Songo La Maya, con un universo de más de 80 % de los habitantes del territorio, que fue el principal criterio de selección. A lo anterior se añadió la disponibilidad de vacunas en ese momento.
Para lograr lo planteado, se concibió una estrategia de acción con diferentes aristas, pero que se resumía en tres grandes puntos:
Vacunar a la mayor cantidad de personas en el menor tiempo posible, para lo cual fue necesario convertir las instituciones de salud en vacunatorios, además de los múltiples locales y centros de trabajo adaptados para ello, y se contó con la participación activa de todo el personal de la salud y de todas las personas integradas a los procesos, quienes recibieron capacitación y entrenamiento, con el cumplimiento de las normas establecidas en los protocolos de vacunación.
Fundamentar el apoyo para la movilización y organización de todos los actores sociales, guiados por el Partido, el Gobierno y la dirección de salud en la provincia, y tomando como principal actor el equipo básico de trabajo, en coordinación con los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas y los líderes informales. El proceso de vacunación no terminaba con la aplicación del inmunógeno, pues se mantenía la vigilancia de los pacientes por si aparecía alguna reacción adversa durante las primeras 72 horas; etapa en la cual los estudiantes de medicina tuvieron una importante participación.
Amplia comunicación y promoción de la salud en apoyo a la vacunación. Cada territorio creó las condiciones a partir de sus propias características.
A la par de este proceso se mantenía en ejecución la fase 3 del ensayo clínico multicéntrico aleatorio, a doble ciegas, controlado con placebo, para la evaluación en adultos de la eficacia y seguridad de la propuesta vacunal CIGB-66 contra el SARS-CoV-2 (estudio de Abdala en fase 3), el cual se desarrollaba en 12 sitios habilitados como vacunatorios, que incluían 14 áreas de salud del municipio de Santiago de Cuba.
La población de Santiago de Cuba, así como el personal científico del grupo BioCubaFarma, representado por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, fue esencial en la obtención de la vacuna Abdala (con una presentación de 50 microgramos), cuya aplicación de emergencia fue aprobada por la autoridad reguladora, el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos, el 9 de julio del 2021.
Con la experiencia adquirida en los municipios que iniciaron la vacunación y el aumento en la producción nacional de la vacuna, el 21 de agosto del 2021 se logró extender la inmunización a todos los territorios de la provincia en los municipios de Mella, II Frente, III Frente y Guamá.
Las acciones contra la COVID-19 comienzan y terminan en la comunidad. Por ello, la asistencia primaria fue escenario fundamental en la campaña de vacunación.
En el actual estudio dicha campaña fue ejecutada por un equipo de trabajo, integrado por un especialista de medicina general integral, un estomatólogo, una enfermera y 2 estudiantes de medicina; y se contó con el apoyo de líderes formales e informales de la comunidad. Al finalizar, se había logrado completar el esquema de vacunación con Abdala -que aún en esas fechas era considerada como propuesta vacunal-, la cual fue administrada en tres frecuencias, separadas en intervalos de 14 días, con solo 14 reacciones adversas registradas, de las cuales ninguna fue grave ni se necesitó asistencia hospitalaria ni mucho menos cuidados intensivos de emergencia.
En el consultorio médico de la familia de esta investigación se logró inmunizar a un porcentaje considerable de la comunidad, en la cual predominó el sexo masculino. Estos resultados difirieron de los hallazgos de otros autores,14,15,16 quienes destacan una primacía del sexo femenino.
Asimismo, se registró un número elevado de pacientes vacunados con las tres dosis, lo que se correspondió con lo expuesto por Cruz Rodríguez et al,17 quienes obtuvieron una cobertura de vacunación de 93,7 %, superior a lo mostrado por Fleites del Sol et al18 en su serie, donde los pacientes inmunizados con Abdala representaron 73,2 %; pero inferior a lo alcanzado en un consultorio médico de la familia del Plan Turquino en Sancti Spíritus de 98,2 %.19
Por otra parte, en los sujetos que no fueron vacunados las causas estaban bien definidas, entre ellas el antecedente de infección por el SARS-CoV-2, detectado a través de la prueba de reacción en cadena de la polimerasa. Gracias a los avances en las demás propuestas vacunales, este grupo próximamente será inmunizado. Solo un ínfimo porcentaje de pobladores se negaron a recibir la vacuna, lo que resultó similar a lo comunicado por Hernández Figueiras y Luis Medina.19
Los autores de la presente serie opinan que los resultados logrados podrían obedecer a la unidad y el apoyo de todos los factores que intervinieron (Sistema Nacional de Salud, población, organizaciones de masa) y a la participación incondicional de los médicos, enfermeros, estomatólogos (de conjunto con las enfermeras, que han asumido como tal el procedimiento de las técnicas de vacunación, previamente preparados y certificados por el Sistema Nacional de Salud), estudiantes de medicina, unido a la respuesta positiva de la población, principal herramienta para contrarrestar cualquier campaña antivacuna.
En una investigación realizada por Portal Miranda20 en esta misma provincia, la incidencia de COVID-19 disminuyó cuando la cobertura de vacunación fue de 50,9 %, la cual se extendió a finales de septiembre y alcanzó 60 %; esta cifra fue inferior a la obtenida en la actual serie, donde solo se tomó una sección poblacional de un área de salud.
La notable disminución en la incidencia de la enfermedad con la vacunación es un medidor indiscutible de su efectividad.
Una vez implementada la vigilancia activa posvacunal, las reacciones adversas más usuales fueron el dolor en el sitio de la inyección y la cefalea, con muy baja frecuencia de acuerdo a las dosis administradas; lo anterior concordó con lo registrado por Cruz Rodríguez et al.17
Fleites del Sol et al,18 en su estudio realizado en la población adulta de un consultorio médico de la familia, registraron como reacciones adversas más frecuentes el dolor en el sitio de inyección, la hipertensión arterial y la febrícula.
Los autores de este artículo consideran que existen escasas publicaciones donde se aborde como tema la campaña de vacunación en la atención primaria de salud, por lo que destacan la necesidad de efectuar estudios similares al actual.
Para concluir, la cobertura de vacunación resultó exitosa, puesto que se alcanzó un alto porcentaje de personas inmunizadas, lo cual se atribuye a la activa participación de la población y del equipo básico de salud.