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Luz

versión On-line ISSN 1814-151X

Luz vol.22 no.4 Holguín oct.-dic. 2023  Epub 15-Dic-2023

 

Artículo Original

El espíritu transformador y creador del proyecto educacional del maestro cubano Luz y Caballero XVII

The transforming and creative spirit of the educational project of the Cuban professor Luz y Caballero XVII

O espírito transformador e criativo do projeto educativo do professor cubano Luz y Caballero XVII

0000-0002-9254-2485Falconeri Lahera Martínez1  * 

1Universidad de Holguín. Cuba.

Resumen

El presente artículo continúa el estudio del proceso de teorización filosófica desarrollado por el educador cubano del siglo XIX José de la Luz y Caballero en las notas 17 a la 20 de su libro Impugnación a las doctrinas filosóficas de Víctor Cousin. El trabajo valora los argumentos de Luz sobre la inconveniencia del uso del Curso de 1829 de Cousin en calidad de libro de texto, el papel de la experiencia en el conocimiento, la Psicología en el sistema de conocimientos, el cerebro como el centro rector del organismo humano y la unidad del método de investigación científica. El objetivo del artículo es analizar el proceso de enriquecimiento y sistematización teórica del conjunto de categorías filosóficas desarrolladas por Luz en los comentarios realizados a las notas objeto estudio en su libro, al tratar diversos problemas gnoseológicos, metodológicos, antropológicos, psicológicos, teológicos y especialmente la crítica al eclecticismo.

Palabras-clave: espíritu; hombre; materialismo; sentimiento; verdad

Abstract

This article continues the study of the process of philosophical theorization developed by the 19th century Cuban educator José de la Luz y Caballero in the notes 17 to 20 of his book Objection to the philosophical doctrines of Victor Cousin. The work assesses Luz's arguments on the inconvenience of the use of Cousin's 1829 Course as a textbook: the role of experience in knowledge, Psychology in the system of knowledge, the brain as the governing center of the human organism and the unity of the scientific research method. The objective of the article is to analyze the process of enrichment and theoretical systematization of the set of philosophical categories developed by Luz in the comments made to the notes under study in his book, by dealing with various gnoseological, methodological, anthropological, psychological, theological problems and especially the criticism of eclecticism.

Key words: spirit; man; materialism; feeling; truth

Resumo

Este artigo continua o estudo do processo de teorização filosófica desenvolvido pelo educador cubano do século XIX José de la Luz y Caballero nas notas 17 a 20 do seu livro Impugnación a las doutrinas filosóficas de Victor Cousin (Impugnação às doutrinas filosóficas de Victor Cousin). O artigo avalia os argumentos de Luz sobre o inconveniente de utilizar o Curso do Primo de 1829 como livro de texto, o papel da experiência no conhecimento, a psicologia no sistema do conhecimento, o cérebro como centro governante do organismo humano e a unidade do método de investigação científica. O objectivo do artigo é analisar o processo de enriquecimento e sistematização teórica do conjunto de categorias filosóficas desenvolvidas por Luz nos comentários às notas em estudo no seu livro, abordando vários problemas gnoseológicos, metodológicos, antropológicos, psicológicos, teológicos e especialmente a crítica do ecletismo.

Palavras-Chave: spirit; cara; materialismo; sentindo-me; verdade

Introducción

El presente artículo es el número tres de la serie de trabajos dirigidos al análisis del despliegue teórico presentado por el maestro cubano del siglo XIX José de la Luz y Caballero, en su obra Impugnación a las doctrinas filosóficas de Víctor Cousin, en el contexto de los estudios sobre el espíritu transformador y creador del proyecto educacional del gran educador. Los lectores descubrirán un capítulo nuevo de las contribuciones teórico-metodológicas del notable maestro en torno a la enseñanza de la Filosofía y su uso como arma teórica de defensa del proceso de formación nacional en Cuba.

El trabajo ofrece un examen del despliegue conceptual presentado por Luz en sus comentarios a las notas del 17 a la 20 de su libro, en los cuales elevó a un peldaño superior el contenido de su crítica al eclecticismo espiritualista de Cousin y muestra un nuevo capítulo del proceso de formación de la nueva concepción filosófica que sustenta el ascenso de la educación patriótica y la consolidación de un pensamiento independiente. El objetivo del artículo es analizar el proceso de enriquecimiento y sistematización teórica del conjunto de categorías filosóficas desarrolladas por Luz en los comentarios desarrollados en las notas objeto de estudio en su libro, al tratar diversos problemas gnoseológicos, metodológicos, antropológicos, psicológicos, teológicos y especialmente la crítica al eclecticismo.

Materiales y métodos

La búsqueda científica desplegada exigió la aplicación de los métodos más ajustados a las características del tema. En virtud de ello, fue priorizado el procesamiento de las fuentes del conocimiento reunidas, mediante un exhaustivo análisis documental, que permitió la generalización de la información, mediante los procedimientos lógicos del conocimiento científico: análisis-síntesis, inducción-deducción. El autor seleccionó los materiales de trabajo, en correspondencia con las demandas del proceso investigativo y orientó la pesquisa hacia el cumplimiento del objetivo declarado.

De los conceptos filosóficos aplicados por Luz en sus comentarios, fueron seleccionados para su análisis aquellos que recibieron nuevas determinaciones y enriquecieron su contenido. También fueron asumidos en el estudio los nuevos términos filosóficos que en cada nota facilitaron el desarrollo de la crítica lucista al eclecticismo en cualquiera de sus variantes. De esa manera, se le da seguimiento al desarrollo conceptual que sustenta la nueva concepción filosófica elaborada por el notable maestro.

Resultados y discusión

Luz inicia su comentario a la nota 17 del libro Impugnación a las doctrinas filosóficas de Víctor Cousin con una intensa teorización que sintetiza en dos posicionamientos fundamentales. En el primero revela que el objetivo principal del Curso de 1829 de Cousin, es oponer los contradictorios principios de la escuela ecléctica a los fundamentos de la escuela sensualista, por eso advierte: “No pueden ser más contrapuestos los resultados a que llegan las dos escuelas, como que son muy distintos por una parte los puntos de partida […].”(Luz, 1948b, p. 52) En el segundo expresa que las lecciones del Curso de 1829 de Cousin están saturadas de inexactitudes conceptuales y contradicciones que le dan al mismo un carácter especulativo muy acentuado: “Cada vez tocó más y más no sólo cuán erróneas y mal expuestas son las teorías de Cousin, sino que hay muy poca originalidad en su cabeza: ¡han dado los eclécticos en la flor de llamar filosofía a la filología!”(Luz, 1948b, p. 55) En otro fragmento argumenta la ineficacia del uso del Curso de 1829 de Cousin como libro de texto, porque el exceso de superficialidades contenidas en el documento solo conduce a la confusión y la oscuridad. Como cierre de su argumentación acerca de la pobre calidad didáctica y formativa del curso analizado, concluyó que el mismo se reduce a un “[…] inagotable verbosear giratorio sobre su propio eje […].”(Luz, 1948b, p. 56)

En la exposición siguiente de sus comentarios a la nota 17, Luz desarrolló brillantes consideraciones sobre variados temas como: los métodos de investigación científica, la contemplación y la especulación, la unidad interna del organismo humano que él denomina "unidad y variedad de nuestro ser", la experiencia como punto de partida de la ciencia, el alma como espiritualidad, la imposibilidad de que la psicología sea el fundamento de toda la ciencia y cierra con un análisis acerca de la unidad de la ciencia. En general, en sus reflexiones aplicó un elevado número de conceptos que aportaron contenido crítico a su discurso filosófico, con los cuales desplegó una intensa refutación al eclecticismo espiritualista de Cousin. De acuerdo con el orden establecido por el autor del artículo, el primer concepto que resalta en el análisis crítico de Luz es el término abstracción, aplicado para designar la operación del entendimiento que conduce al conocimiento de los rasgos generales y esenciales de cualquier objeto o fenómeno, sobre la base de los hechos observados. Según sus criterios, abstraer significa saber aislar las cualidades y propiedades de un objeto, para luego encadenar estrechamente las consecuencias derivadas del análisis realizado. La razón, manifestó, puede captar mediante la abstracción la esencia de la información sensible, que bajo ciertas condiciones puede resultar inaccesible de modo inmediato a los sentidos, pues el sujeto con un limitado número de datos puede, mediante un proceso analítico-sintético, poner en movimiento todo el pensamiento y determinar las diferencias y rasgos comunes de un objeto. “Sin la abstracción serían muy limitados los conocimientos humanos: ése es el gran instrumento para clasificarlos.”(Luz, 1950b, p. 73) En la investigación científica, agregó, es imprescindible “[…] empezar por lo concreto para elevarse a lo abstracto; la práctica antes que la teoría, para después con el progreso de la ciencia ser fecundada de nuevo por la teoría.”(Luz, 1946c, p. 111)

Al tratar los conceptos análisis y síntesis los consideró como la base lógica que activa todos los procesos mentales, por esa razón comentó: “El análisis es el [norte del] entendimiento que puede darnos nociones ciertas; no hay otro. La síntesis es parte de él. Después de generalizar, volvemos a particularizar” .(Luz, 1950b, p. 73) La síntesis es el proceso inverso, es decir, es la recomposición del todo desde sus partes. El pensamiento es, en esencia, analítico-sintético.

Acerca de la analogía la asumió como un procedimiento de investigación, cuya aplicación fortalece la efectividad de las deducciones alcanzadas por esa vía. Según sus criterios, el investigador debe subordinarse a la ley de pasar “[…] de la experiencia a las analogías y de las analogías a la experiencia; o en otros términos, de los hechos al raciocinio, y viceversa.”(Luz, 1946f, p. 265) .Por esa razón, afirmó que el desenvolvimiento de los procesos racionales conduce al conocimiento pleno de los fenómenos y su reflejo en la mente deviene saber, en la medida que el intelecto analiza y deduce por inducción, comparación y analogía.

Con el concepto antagonismo proclamó el carácter contradictorio de todos los procesos y fenómenos. Hasta en el cuerpo humano puede observarse el carácter discordante de su estructura, constituida por una amplia variedad de órganos con distintas funciones que interactúan entre sí, como ocurre con el fluido eléctrico que al interactuar el polo positivo con el negativo electriza el sistema afectado. “He aquí el antagonismo que ofrecen todos los fenómenos del universo, así en la naturaleza organizada como en la inorgánica […].”(Luz, 1948 b, p. 65)

El concepto a priori lo comprendió como un término de la filosofía idealista que designa los conocimientos alcanzados antes e independientemente de la experiencia. Según sus puntos de vista, el hombre sólo puede conocer a posteriori porque la experiencia es el punto de partida de todo saber, es decir, los sentidos son los órganos de las impresiones y la realidad la fuente de los conocimientos; entonces, “[…] la razón humana jamás puede rigurosamente proceder a priori.”(Luz, 1950c, p. 89)

El concepto ciencia lo asumió como un sistema de conocimientos, que de manera exacta refleja el objeto estudiado. A juicio suyo, para fundar la ciencia es imprescindible generalizar y clasificar los resultados de la experiencia, donde radica la principal fuente nutricia del saber humano. Por consiguiente; mientras los hechos no sean reducidos “[…] a una clave, sino que vengan como independientes y derramados, no hay teoría, o sea, ciencia propiamente; no se habrá pasado del empirismo más superficial.”(Luz, 1946d, pp. 129-130) El rigor y la exactitud en la demostración, afirmó, son condiciones indispensables de la ciencia: “Ni la filosofía ni la sana crítica deben permitir que se aplique el nombre de ciencia a ciertas nociones vagas y contingentes, o a unos meros datos estadísticos.” (Luz, 1950c, p. 100) A estas ideas agregó: “Tampoco consiente el rigor científico que se tomen las conjeturas por hechos reales.”(Ibídem, p. 100) Los quilates de la ciencia “[…] se miden como los del diamante: Cuanto más es la solidez, más es el esplendor.”(Luz, 1946g, p. 17)

En su obra, Luz otorgó al concepto contemplación la condición de punto de partida del conocimiento. Por consiguiente, concluyó que todo saber parte de la contemplación directa del objeto y luego la razón procesa los datos sensoriales, para penetrar la esencia y conocer los secretos del fenómeno estudiado. Con el concepto eclecto-idealista calificó a la escuela ecléctica y sus seguidores, a los cuales consideró representantes del idealismo filosófico.

El concepto especulación lo concibió como una alternativa para acceder a la verdad y no como un conocimiento quimérico. Por esa razón, no tuvo inconvenientes en declararse a sí mismo especulativo, al indicar a la juventud que toda reflexión debe estar asentada en la observación, el experimento y la experiencia humana en general, por esta razón expresó: “[…] así es como se robustece su contemplación; y véase como yo también a mi modo soy especulativo hasta no más.”(Luz, 1948b, p. 61)

Luz le otorgó una gran importancia a la experimentación en la investigación científica, por esa causa afirmó: “La experimentación está destinada a suplir la insuficiencia de la observación: ambas son partes del mismo método.”(Luz, 1950d, pp. 139-140) En otro fragmento de la misma obra planteó que el experimento “[…] proporciona a los sentidos un auxilio con que antes no contaban: aísla y detiene los hechos, por decirlo así, para dejarse observar.”(Ibídem, pp. 140-141) Según sus puntos de vista, el experimento puede ser caracterizado como una abstracción que se aplica para actuar sobre el objeto de investigación, “[…] es dividir materialmente para conocer el objeto en su totalidad, para saber todo lo que hay, y cómo está en él; para hacer justicia al fenómeno, podríamos decir; para encontrar de veras la verdad.”(Luz, 1948b, p. 68) Un experimento en física permite “[…] averiguar una fuerza, y me obliga a practicar otro, y modificar hasta que descomponiendo llego a componer, o ver la cosa en el todo y las partes, que es lo que llamamos ciencia.”(Luz, 1948b, p. 68) Aclaró que hay ciencias que por las especificidades de sus objetos, no propenden a la experimentación y quedan restringidas “[…] dentro de los límites de la observación, como v. g. la astronomía; lo cual no impide que ella se aproveche de los experimentos hechos en la óptica, debiendo ésta luces a la astronomía, así como la astronomía se las debe a ella.”(Luz, 1948b, pp. 68-69) El secreto del experimento radica en que simplifica los efectos y “[…] los detiene, por decirlo así, para que tengamos tiempo de observarlos con aquella separación y podamos de esta manera pescar al vuelo la causa, que hasta entonces escapaba por no haber modo de aislar y detener los efectos.”(Luz, 1948b, p. 70)

El uso del concepto idea en la obra estudiada estuvo precedido por una amplia teorización en publicaciones donde analizó la génesis y desarrollo de las ideas como esencias epistémicas del conocimiento. En sus reflexiones reveló la influencia del empirismo materialista de Locke, pero a partir de una interpretación muy flexible y dinámica que lo condujo a superar las debilidades impuestas por el mecanicismo a la doctrina del filósofo inglés. Sobre esa base, afirmó que el entendimiento humano antes de recibir impresiones está como en una tabla rasa, en la cual nada hay escrito, “[…] sin privar por eso al espíritu de su actividad natural, esto es, de las facultades que se le han dado, pero aún no ha ejercido. Ideas sin sentidos... prole creada sin madre; ideas sin entendimiento... prole creada sin padre.”(Luz, 1946k, p. 276) Es decir, mediante la sensación el entendimiento aprehende el objeto; “[…] luego sin sensación, aunque hubiera objeto y entendimiento no habría idea […].”(Luz, 1946i, p. 81)

En su obra utilizó el concepto idealismo para designar la corriente filosófica que otorga un carácter primario y determinante a lo espiritual, ideal o divino, y asume como secundario o derivado a lo material. El concepto impresión lo utilizó para identificar el efecto que provocan las sensaciones sobre los órganos de los sentidos. El término expresa el carácter reflejo del pensamiento, al designar con él la huella o imagen que en la conciencia plasman las cosas. Por consiguiente, concluyó que las impresiones constituyen el resultado del accionar de la facultad sensible del hombre, en virtud de lo cual aseveró: “Las impresiones: ved aquí el punto de partida de la humanidad; es decir, no de las impresiones solas sin facultades, sino de las impresiones sobre un ente impresionable y cogitante.”(Luz, 1946j, pp. 233-234)

Con el concepto intuición Luz designó una forma particular del conocimiento humano, caracterizado por su extraordinaria inmediatez, pero que no constituye una vía distinta, por principio, de las que corrientemente siguen los hombres para alcanzar la verdad. Al utilizar el concepto investigación científica lo presentó como acción de búsqueda, indagación, observación, registro, comparación, ordenación, clasificación, sistematización, análisis riguroso y comprobación empírica de las características, cualidades o propiedades de un objeto de interés para la ciencia, que exige la aplicación de los procedimientos, métodos y medios más eficaces para el conocimiento de su esencia, nexos y relaciones.

Luz otorgó al concepto materia la condición de ser esencial o substrato de los cuerpos, objetos y fenómenos de la realidad. Según su criterio, expuesto en el texto Índice razonado de algunas materias físicas (Elenco de 1834), la esencia interna de la materia es descubierta a través de sus propiedades universales e interacciones, y el hombre la conoce mediante sus órganos sensoriales. De esta manera, al caracterizar la materia, entre otros aspectos, señaló que es impenetrable y diversa en sus constitutivos, divisible y organizada estructuralmente, posee fuerza, atracción, elevada capacidad de transformación y se mueve en el tiempo y el espacio. “La materia es divisible a un grado prodigioso, de que no teníamos idea antes de entrar en las pruebas que nos ofrecen el arte y la naturaleza.”(Luz, 1950a, p. 20)

Al utilizar el concepto método en su obra lo asumió como el instrumento mediante el cual el sujeto estructura dinámicamente el contenido del objeto. En 1835 Luz planteó que “[…] sin método no hay filosofía.”(Luz, 1950c, p. 91) En 1838 defendió la idea de la necesidad de aplicar en la investigación científica el método experimental, y argumentó que es este el único que puede llamarse filosófico, el “[…] único método que en todo rigor puede llamarse científico.”(Luz, 1946a, pp. 23-24) En 1839 argumentó que al aplicar el método científico el investigador debe poner en tensión todas sus potencialidades mentales para alcanzar el objetivo deseado, y a ese proceso lo denominó lógico, porque: “[…] ofrece el debido encadenamiento, de forma que lógico viene a ser sinónimo de enlazado, o rigurosamente deducido.”(Luz, 1946e, p. 224) Desde ese posicionamiento teorizó acerca del método científico como un recurso de "encadenamientos y enlaces", que combina armónicamente los procedimientos empíricos y teóricos necesarios para penetrar, conocer y transformar el objeto. Asimismo consideró que el método científico es uno, pero recibirá tantas modificaciones como lo exija la naturaleza del objeto; de tal manera, “[…] el alma del método se cifra cabalmente en atender a esa distinción: de lo contrario, habría tantos métodos cuantas materias. Y aquí, y sólo aquí está la unidad esa unidad tan apetecida.”(Luz, 1950d, p. 144) Esa idea fue generalizada y sistematizada en su Impugnación a las doctrinas filosóficas de Víctor Cousin: “[…] todo método es tan racional como experimental, y tan experimental como racional.”(Luz, 1948b, p. 83) El método lucista, sobre los cimientos de la observación y el experimento, integró armónicamente el análisis y la síntesis, lo lógico y lo histórico, la inducción y la deducción, la analogía, la comparación, la clasificación, los procedimientos estadísticos, y en la cima situó la ascensión de lo abstracto a lo concreto.

Luz utilizó el concepto observación científica como la verificación rigurosa de un hecho o fenómeno, mediante una comprobación preparada minuciosamente, lo cual suponía la percepción del objeto de forma ordenada y planificada. No existen, afirmó, dos tipos de observación diferentes, la externa y la interna, “[…] pues aunque realmente haya objetos internos y externos, todos son exteriores respecto del observante y del instrumento con que se observa.”(Luz, 1946j, p. 232) Para conocer un objeto -apuntó - se perciben primero sus características exteriores y luego se conoce su esencia, y todo esto junto constituye la observación, sin olvidar que el entendimiento en su marcha refleja y vuelve sobre sí, observando todo lo ocurrido en él mismo. La observación es un arte que “[…] se cifra por una parte en la invención y aprovechamiento de fecundos puntos de comparación, y por otra en tomar cuenta de las dependencias.”(Luz, 1950d, p. 139) De esta manera, “[…] seremos conducidos a nuevas observaciones, o caso de ser posible la inmediata observación, a ciertas inducciones, o finalmente a una piedra de toque para estas últimas, en la combinación con otras relaciones y leyes.”(Ibídem, p. 139) En la obra estudiada concluyó que si el investigador se limita “[…] a la simple observación sin todos los cotejos y confrontas imaginables, nunca llegaremos a penetrar ciertas leyes que siempre se presentan complicadas con otras muchas; ella misma nos está clamando: divide et impera .”(Luz, 1948b, p. 70)

Desde los conceptos las partes y el todo, Luz analizó con un criterio dialéctico la relación y la conexión entre las distintas funciones de los diversos órganos componentes del cuerpo humano. En este sentido planteó que el desempeño de un organismo, se compone de las funciones particulares de determinados órganos “[…] subordinadas, o que son componentes de la función principal; pero cada funcion cita está tan localizada, que se verifica por cada parte del órgano destinado al intento; de suerte que el mismo órgano es menester considerarlo como un conjunto de órganos.”(Luz, 1948, p. 61)

En su obra utilizó el concepto reflejo para expresar la reacción de un organismo ante el estímulo procedente del medio externo o interno. Luz consideró el reflejo como el mecanismo principal de la actividad nerviosa, por ello sostuvo que mediante él es posible reelaborar lógicamente las sensaciones provocadas por los objetos y fenómenos, al afectar los órganos sensoriales. De esa manera, empleó este término para designar el proceso generativo resultante de la acción del objeto sobre el sujeto, cuya consecuencia es la reproducción ideal del objeto en forma de imagen en la conciencia. Esa concepción sobre la naturaleza del reflejo, lo condujo a consolidar su comprensión dialéctica del conocimiento humano como un proceso que se resume en la representación ideal o subjetiva de la realidad en el intelecto humano.

Al utilizar el concepto signo lo asumió como un recurso que permite sintetizar ideas, en virtud de lo cual planteó que los signos “[…] son el más eficaz instrumento del análisis.”(Luz, 1946b, p. 63) Además de permitir “[…] expresar nuestras ideas, los empleamos para clasificarlas y adquirirlas.” (Luz, 1950b, pp. 76-77) Los signos, afirmó, son el resultado de comparar relaciones parciales y ese proceso le permite al hombre dar claridad a sus pensamientos y aprehender el objeto en la plenitud de sus relaciones, y al respecto asintió: “[…] los objetos son los materiales de las ideas, los sentidos el vehículo de las impresiones, la razón el agente de la observación, y los signos el instrumento para marcar los pasos y poder continuar la marcha.”(Luz, 1946b, p. 64)

Luz utilizó el concepto ser para expresar la relación de pertenencia o inherencia de las cualidades y determinaciones reveladoras de la esencia de un objeto dado. Al referirse al funcionamiento del organismo humano, expresó que las virtualidades del ser tienen su manifestación en la actividad de un sistema de órganos que desempeñan diversas funciones e interactúan entre sí, pero cuando es afectado un órgano determinado “[…] fuertemente, hacia él va toda nuestra energía vital, hacia él va, por decirlo así, la unidad misma de nuestro ser; allí se reúne y se concentra toda la fuerza, apagando y disminuyendo la acción de otros puntos del organismo […].”(Luz, 1948 b, p. 65) Sólo así puede entenderse la variedad en la unidad del ser.

El concepto unidad lo aplicó en correspondencia con la tradición filosófica, para designar la individualidad y la conexión necesaria de las partes de un todo. El concepto variedad lo empleó para referirse a la diversidad, diferencia o distinción de los objetos y fenómenos. Al tratar el concepto vida no aceptó los postulados que en su tiempo explicaban la vida como un misterio indescifrable, dependiente de fuerzas sobrenaturales y la interpretó, en general, como un fenómeno natural cuya causa principal es el movimiento de la materia y su capacidad de organización. Luz estudió los postulados del naturalista Marie François Xavier Bichat (1771-1802) acerca de la vida y manifestó su adhesión a algunas de sus ideas principales, por eso planteó: “Siguiendo a Bichat, dividimos la vida en animal y orgánica.”(Luz, 1950c, p. 104) En su libro señaló: “Es la vida una causa general que se nos revela en un millón de efectos particulares.”(Luz, 1948b, p. 60)

El concepto voluntad fue utilizado en su obra según los patrones predominantes en la filosofía y la psicología del momento, para designar el principio racional de la actividad volitiva, es decir, el conjunto de energías psíquicas que conducen a la acción o el poder de determinación por medio de motivos o razones. Como Cousin exaltó el papel activo de la voluntad y la presentó en calidad de motor impulsor del proceso cognoscitivo, pero Luz la asumió como la facultad encargada de ejecutar acciones conscientes, dirigidas a lograr los fines trazados por el sujeto y regular su conducta. En publicaciones de 1839 afirmó que nadie niega la actividad del espíritu, ni la existencia de un principio activo como la voluntad o el yo, pero aclaró: “Pero ese yo no es el principio, la causa, sino uno de los tantos efectos o fenómenos de la causa, alma y vida; fenómeno que es antecedente y concomitante de otros fenómenos […].”(Luz, 1946I, p. 313) Luz concluyó su respuesta con la siguiente valoración: “En efecto la voluntad, aun constreñida, siempre es voluntad; pero mientras está constreñida no es libre aunque sea voluntad […].”(Luz, Ibídem, p. 315)

En el comentario a la nota 18 despliega una fluida teorización que sintetiza en tres posicionamientos. En el primero establece que el cerebro es el centro rector de la actividad de los órganos y las manifestaciones de las facultades. De acuerdo con sus criterios, los órganos condicionan materialmente las manifestaciones de las facultades: “[…] los músculos y los huesos son las condiciones materiales del movimiento, pero no son la facultad que causa el movimiento.”(Luz, 1948b, p. 75) A continuación afirmó que el hombre piensa y quiere por medio del cerebro y acto seguido expresó: “[…] luego el cerebro es, rigurosamente hablando, órgano del alma, como los ojos son órganos del alma; pues no son los ojos los que ven, sino el alma quien ve por los ojos.”(Luz, 1948b, p. 75) Para reafirmar el papel rector del cerebro declaró que hasta la más elemental acción de los órganos está guiada por el cerebro, la visión misma depende de los vínculos de los ojos con aquel, de manera que el reflejo o imagen “[…] del objeto se pinta en la retina, se mira pintada; pero no se ve, sino por la interposición del cerebro; luego este es un órgano más inmediato que los ojos para que el hombre o el alma del hombre vea.”(Luz, 1948b, p. 75) En este análisis, aplicó el concepto ente con el significado de lo que se manifiesta necesariamente como ser existencial, para calificar el cerebro como ente pensante.

El segundo, por su carácter teórico-metodológico contribuye a la consolidación de la enseñanza de su nueva concepción filosófica y aporta las bases teóricas necesarias para la impugnación de la tesis ecléctica de la observación interior como clave de la investigación científica, con lo cual enriquece el proceso de teorización sobre el método científico: “[…] todo método es tan racional como experimental, y tan experimental como racional. La razón misma formó la física, como forma cualquier otro sistema de conocimiento; y la experiencia forma el derecho así como crea la química.”(Luz, 1948b, p. 83)

El tercer posicionamiento constituye una expresión sintetizada de la función social del filósofo: “Vencer las dificultades que ofrece la naturaleza y la sociedad, ésta es la primera ocupación del filósofo.”(Luz, 1948b, p. 88)

En general, en sus reflexiones aplicó un elevado número de conceptos que aportaron contenido crítico a su discurso filosófico, pero de ellos se seleccionan para su análisis aquellos que enriquecen su contenido y más ingrediente crítico aportan a la impugnación a Cousin. El concepto que preside el análisis es lo absoluto. En el comentario, Luz enriquece su contenido, al afirmar que lo absoluto no existe como lo plantean los metafísicos; por consiguiente, “sólo puede considerarse como el término a que por sus comparaciones ha llegado nuestro entendimiento […].”(Luz, 1948 b, p. 80) Con relación al concepto experiencia, Luz no aceptó la división propuesta por Locke y la asumió como un proceso íntegro que sirve de base al saber humano, al ser el punto de partida de todos los conocimientos. A juicio suyo, aunque la experiencia recaiga sobre el objeto más externo y material del mundo, esta no puede confeccionarse sino en el interior del hombre y con el componente de su espíritu. En ese sentido, sostuvo que desde esa perspectiva la experiencia es interna, y que ella “[…] es un compuesto en el cual entran como ingredientes imprescindibles los objetos, los sentidos y el entendimiento juntos y congregados.”(Luz, 1948b, p. 81) De este postulado concluyó que si en principio, toda experiencia es interna, esta no puede ser dividida; entonces no hay dudas, la experiencia es una.

En el comentario enriqueció el concepto idea al afirmar las mismas son reproducciones más o menos exactas de los objetos exteriores y expresar que todas recaen “[…] sobre distintos objetos, y supondrá su adquisición más número de experiencias o de facultades (no de ideas innatas) en ejercicio; pero ni una siquiera puede formarse sin el concurso de los sentidos y el entendimiento.”(Luz, 1948b, p. 75) En otro fragmento de su análisis sostuvo que “[…] todas tienen el mismo carácter.”(Luz, 1948b, p. 81) De esa manera, denegó la división lockeana de las ideas en simples y complejas, mientras sostenía que sólo puede hablarse de simplicidad o complejidad cuando es posible observar las propiedades de los objetos y fenómenos, de los cuales las ideas no son más que un reflejo. La argumentación lucista acerca de la génesis y desarrollo de las ideas como esencias epistémicas del conocimiento constituyó la más efectiva arma teórica con la cual combatió la teoría de las ideas innatas defendida por Cousin.

En su análisis, Luz interpretó el tema del movimiento con un criterio propio y desde posiciones muy avanzadas para su momento, al asumirlo en calidad de propiedad universal de la materia y comprenderlo en una estrecha unidad con el espacio y el tiempo. Los fenómenos y procesos naturales, dijo, nos obligan a distinguir en los cuerpos las fuerzas actuantes de la materia. “¡Esa fuerza, ese milagro que causa la vida, el movimiento!”(Luz, 1948b, p. 91)

Al tratar el concepto sentimiento consideró que el mismo es la expresión emotiva de las relaciones del hombre con los objetos y demás hombres, es decir, lo asumió como las vivencias de los individuos respecto de los fenómenos y procesos naturales y sociales, y de su propio mundo interno. Por esa razón reconoció la elevada influencia que estos ejercen en la vida social, y así lo expresa: “[…] los sentimientos producen ideas y las ideas producen sentimientos que son los padres inmediatos de las acciones.”(Luz, 1948a, p. 187) La idea del carácter social de los sentimientos también la expuso en su Elenco de 1840: “[…] el sentimiento, vínculo del linaje humano, origen y padre del ideal: fuente de la semejanza y de la diferencia entre los hombres: él es quien los hace yo, y él es quien los hace nosotros.”(Luz, 1950e, p. 161) Sobre la base de estos criterios, consideró que los sentimientos junto a la inteligencia constituyen el más preciado tesoro espiritual de los seres humanos: “[…] la grandeza de la humanidad está en el sentimiento; y el alma es sentimiento e inteligencia”(Ibídem, p. 164) En la obra estudiada asumió el sentimiento como el acto general de sentir o facultad sensible del hombre, cuyo centro rector es el cerebro, en virtud de lo cual planteó: “[…] percibiendo, raciocinando, imaginando, estamos siempre sintiendo; sin sentimiento, no hay nada de lo dicho: mejor, cada cosa de lo dicho es un modo diverso de sentir.”(Luz, 1948b, p. 74)

Al referirse a los sentidos, identificó con ese concepto la capacidad humana de sentir, ejercida a través de los, denominados por él, sentidos externos e internos. Mediante los primeros, afirmó, es posible ver, oír, palpar, olfatear, y a través de los segundos el intelecto ejerce su capacidad de juzgar y raciocinar, en virtud de lo cual planteó: “Siendo los sentidos los órganos de nuestras impresiones, debemos tratar de corregirlos para estar seguros de su exactitud.”(Luz, 1950c, p. 91) El filósofo cubano aclara que en el análisis del tema tratado, tanto por los espiritualistas como por los sensualistas, están de acuerdo con el hecho, a saber, que no se percibe con los ojos, sino con el entendimiento. “Luego lo único en que diferimos es que cuando vosotros decís conciencia, entendimiento, nosotros entendemos que a esas funciones corresponden ciertos órganos, y vosotros lo negáis, admitiendo al mismo tiempo que de "un sistema nervioso no se puede prescindir".”(Luz, 1948b, p. 82) El acto de sentir es un proceso complejo, de modo que oír es distinto de oler y ver, pero todos pertenecen al género de sentir, porque para que ellos actúen tienen que obrar los sentidos y la razón, es decir, los sentidos externos e internos, como órganos de la causa que él llamó alma o espíritu. Ese proceso discurre del siguiente modo: “Primero lo ví, luego me acordé de ellos, después los comparé, en fin deduje; pero todas estas diversas operaciones son distintos modos de sentir, desempeñados por diversos instrumentos y siempre por el mismo agente.”(Luz, 1948b, p. 83)

En el comentario a la nota 19 Luz retoma algunos posicionamientos, pero sin aportar una conceptualización tan fluida como en las notas anteriores. El concepto conciencia constituye el centro de atención de su argumentación, al respecto expone: “[…] es necesario que se tome la voz conciencia como sinónimo de sentimiento.”(Luz, 1948b, p. 95) Sin embargo, aclara que eso no significa que por la conciencia es por donde llega a nuestro conocimiento la acción de las facultades de conocer, “[…] pues ésta cuando más puede revelarnos su existencia, empero no su acción, que es su modo de obrar, el cual podremos llegarlo a conocer a fuerza de observaciones comparativas, practicadas por medio de los sentidos internos y externos.”(Luz, 1948b, p. 95) Luz rechaza la tesis ecléctica de que por la conciencia llega al conocimiento, no sólo la acción de todas las facultades, sino hasta la de la facultad de conocer, y aclara que la facultad de conocer no es diferente de las demás facultades mentales. En realidad todas ellas tienen la función de propiciar el conocimiento “¿No conocemos cuando percibimos, y cuando juzgamos y nos acordamos, mejor dicho, percibiendo y siempre percibiendo?”(Luz, 1948b, p. 96)

El uso que Luz hace del concepto entendimiento en su obra está avalado por su aplicación en la crítica precedente, publicada en un gran número de artículos de 1838 a 1840. En una de esas publicaciones argumentó la idea de que el entendimiento procesa la información sensorial para penetrar el objeto y revelar su esencia, en virtud de lo cual planteó: “Ni la idea de lo más material v. g. del color, de la figura, se adquiere sólo por los sentidos sin el entendimiento, ni se alza el entendimiento a lo más espiritual sin trabajar sobre los materiales del mundo exterior.”(Luz, 1946II, p. 334) Desde esa perspectiva, en su obra concibió el entendimiento como el núcleo rector de la actividad intelectual humana y como el escenario donde el conocimiento adquiere su acabado teórico, al respecto precisó:

Así que, si se dice la facultad de conocer, no puede ser sino en la misma acepción en que se toma la palabra entendimiento, como el conjunto o causa de las diversas facultades intelectuales, a manera que la voz alma representa la causa que en sí comprende las facultades intelectuales y actos morales, o emanados de la voluntad. (Luz, 1948b, p. 96).

En otro fragmento Luz denuncia que el texto de Cousin está colmado de información vaga y equívoca. Sus palabras así lo confirman: “Pero tal es el destino de los que tienen ideas falsas o confusas sobre una materia: el lenguaje los ha de acusar y vender infaliblemente.”(Luz, 1948b, p. 96) El análisis del maestro confirma que el Curso de 1829 de Cousin no reúne los requisitos mínimos para ser utilizado como libro de texto.

El comentario a la nota 20 es breve y en él solamente afirma que las ideas acerca de las cosas que acaecen en el mundo exterior se forman en la confronta del yo con el no-yo; es decir, los sentidos transmiten lo que ocurre en otras personas, “[…] o bien en el mundo material, según la especie a que pertenezca el fenómeno, para llegar a la realidad, al conocimiento; así es que cambia y corrige su conciencia, según cambia y adelanta en sus conocimientos.”(Luz, 1948 b, p. 98)

Conclusiones

En los comentarios a las notas 17 a la 20 del texto Impugnación a las doctrinas filosóficas de Víctor Cousin, el maestro José de la Luz y Caballero desplegó un pensamiento de alto vuelo teórico con el que sistematizó los argumentos que le permitieron enfrentar los ataques de Cousin contra el sensualismo de Locke. También revela que las lecciones del Curso de 1829 de Cousin están saturadas de inexactitudes conceptuales y contradicciones que le dan al mismo un carácter especulativo y lo inhabilita como libro de texto para la enseñanza de la Filosofía en Cuba; argumenta el papel de los métodos de investigación científica; esclarece el lugar de la contemplación y la especulación en el discurso filosófico; explica el tema de la unidad interna del organismo humano; enriquece la argumentación sobre el papel de la experiencia como punto de partida de la ciencia, reflexiona acerca del alma como espiritualidad, aporta nuevos argumentos acerca de la imposibilidad de que la Psicología sea el fundamento de toda la ciencia; expone la esencia de la unidad de la ciencia; demuestra que el cerebro es el centro rector de la actividad de los órganos y las manifestaciones de las facultades; ofrece argumentos suficientes sobre la unidad del método de investigación científica y descubre cuál es la función social del filósofo. En el desarrollo de sus análisis aplicó los siguientes conceptos: absoluto, abstracción, alma, análisis, analogía, antagonismo, a priori, ciencia, conciencia, contemplación, eclecto-idealista, ente, entendimiento, especulación, experiencia, experimentación, idea, idealismo, impresión, intuición, investigación, las partes y el todo, materia, método, movimiento, observación, razón, reflejo, signos, sentidos, sentimiento, ser, unidad, variedad, vida, voluntad.

El análisis, enriquecimiento y sistematización de los conceptos tratados en los comentarios objeto de análisis revela el elevado nivel teórico de la crítica lucista al comunismo y su actualizada interpretación de los problemas filosóficos identificados y enfrentados. De ese modo, el maestro recorrió otro peldaño en el proceso de sistematización de la nueva concepción filosófica que cristaliza en 1840, al calor de una intensa batalla de ideas librada frente a los representantes del eclecticismo espiritualista.

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Recibido: 31 de Enero de 2022; Aprobado: 02 de Febrero de 2022

*Autor para la correspondencia: falconerilm@uho.edu.cu

El autor declara que no existen conflictos de intereses

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