INTRODUCCIÓN
La caries dental en la infancia, constituye un problema de salud pública en el Ecuador. Los resultados del Estudio Epidemiológico Nacional de Salud Bucal en escolares en 2009, revelan que a los 6 años de edad, existe un promedio elevado del 79,4 % en el ceod (promedio de piezas temporales cariadas, extraídas y obturadas).1 Los niños de 3 a 5 años que presentan caries dental decidua, tienen mayor probabilidad de padecerla también en la dentición permanente, asociada a complicaciones como dolor al comer, dificultad para masticar y dormir, alteración del estado de ánimo, costos elevados de tratamientos dentales, inasistencia escolar, en general un impacto negativo en su calidad de vida y la de su familia.2,3
Para evaluar la relación entre la salud bucal y la calidad de vida, existen varios métodos uno de ellos la encuesta o cuestionario, como el Early Chilhood Oral Impact Scale (ECOHIS), diseñado por Pahel2) y dirigido a padres o cuidadores de niños de 3 a 5 años, validado en preescolares ecuatorianos.3
Considerando que las condiciones sociales determinan el estado de salud de los individuos,4 la comprensión adecuada de la enfermedad por parte del individuo es importante en su prevención; así el nivel de educación de los padres constituye un factor importante en la prevención de la caries, en consideración al rol clave que estos desempeñan en el modelamiento de hábitos para mantener la salud bucal en los niños.5
En base a lo expuesto, el objetivo es determinar el impacto que la salud bucal tiene en la calidad de vida de preescolares evaluado por sus padres o responsables y relacionado con su nivel de educación.
MÉTODOS
Se planteó un estudio de tipo descriptivo y transversal. El universo comprendió todos los alumnos preescolares de entre 3 y 5 años, pertenecientes a cuatro centros escolares, de cuatro provincias del Ecuador escogidas por conveniencia (uno por provincia). Las instituciones seleccionadas fueron: “Instituto de las Hermanas Sacramentinas” en la provincia Tungurahua, “Centro de Educación Inicial Intillacta” en la provincia Morona Santiago, “Unidad Educativa San José” en la provincia Napo y el “Centro de Educación Inicial de Tumbaco” en la provincia Pichincha, Ecuador. El proyecto fue financiado y aprobado por la Universidad Tecnológica Equinoccial, y sus propósitos fueron únicamente investigativos.
La muestra del estudio estuvo conformada por 382 padres y/o representantes de preescolares, quienes debieron cumplir con ciertos criterios de selección: aceptar llenar el cuestionario de impacto de la salud bucal de la primera infancia Early Childhood Oral Health Impact Scale (ECOHIS por sus siglas en inglés), firmar la carta de consentimiento informado previa participación en el estudio, que sus hijos y/o representados sean estudiantes regularmente matriculados en los centros escolares intervenidos y que cuenten con una edad comprendida entre los 3 a 5 años. Todos los participantes recibieron una explicación previa sobre la necesidad de realizar controles odontológicos periódicos, consejos sobre hábitos nutricionales e instrucciones de higiene bucal, adicional a esto se entregó un kit de higiene oral (pasta y cepillo) a cada uno de los escolares de la institución.
Fueron consideradas como variables del estudio la salud bucal, la calidad de vida del menor y el nivel de educación del padre. A pesar de ser una encuesta, y no existir riesgo potencial de la participación en el estudio, a cada padre y/o representante de los niños se le explicó acerca del estudio y su importancia, a quienes se les solicitó firmar una carta de consentimiento informado y recibieron instrucciones precisas para llenar el cuestionario ECOHIS. Este estuvo constituido por datos de identificación de cada participante, provincia de nacimiento y de residencia del menor, nivel de educación alcanzado por el jefe de familia, tipo de vivienda en que la familia habita, número de hijo al que representa y 13 preguntas referente a la salud bucal del menor, cada una con 6 opciones de respuesta cerradas (“nunca”, “casi nunca”, “ocasionalmente”, “a menudo”, “muy a menudo”, “no sabe” / “no contesta”), 9 preguntas abordaron el impacto de la caries en la salud de los niños y 4 preguntas al impacto de la enfermedad en sus familias (anexo).
La recolección de la información se realizó por parte de cuatro evaluadores previamente capacitados y entrenados en ejecutar su trabajo, el cual fue realizado en un período de 6 meses desde abril hasta septiembre de 2017. Las encuestas recolectadas fueron identificadas con códigos numéricos para preservar el anonimato de cada participante. Los datos obtenidos de estas fueron tabulados en Excel y enviadas al profesional en estadística para su análisis mediante el software libre R.V3.4.1 empleando intervalos de verosimilitud al 14,7 % equivalente al 95 % de confianza para proporciones, y prueba estadística de chi cuadrado. Para facilitar la evaluación de las preguntas en el cruce de variables, estas fueron representadas cada una con una palabra clave (tabla). Posterior a su análisis las autoridades de las instituciones educativas participantes recibieron un documento final con información sobre los resultados.
RESULTADOS
Los padres encuestados refiriendo ser responsables de niños de 5 años en el 53,9 %, de 4 años el 30,9 % de niños y de 3 años el 12,3 %. Un 2,9 % correspondió a niños de 6 años que fueron excluidos del estudio. En cuanto a la proporción de participantes de sexo masculino y femenino, no existió diferencia, con un promedio de 50,9 % para ambos.
Respecto a las provincias del Ecuador consideradas, un 33,6 % de los participantes pertenecieron a Tungurahua, un 27,5% a Napo, un 24,6 % a Morona Santiago y 13,5 % a Pichincha. Referente a la instrucción de los padres o responsables, la instrucción secundaria correspondió al 37,4 %, seguido por la instrucción primaria en un 25,1% y universitaria en un 14,9 %; la instrucción universitaria incompleta fue declarada en un 11,1% y secundaria incompleta en un 11,4 %.
Con respecto al número de hijos al cual se encontraba representando, fue evidente un predominio de los primeros hijos en un 38,7 % y los segundos en un 29,4 %, mientras que la presencia de hijos únicos llega a un 11,5 %; la presencia de terceros alcanza un 7,4 %, cuartos en un 6,9 % e inclusive quintos hijos en un 6,0 %.
De forma general, referente a las preguntas de la encuesta, predominaron como respuesta los “nunca” y “casi nunca”, que indican una ausencia de afectación de la salud bucal en la calidad de vida (tabla ).
Definiciones evaluadas | Nunca | Casi nunca | Ocasionalmente | A menudo | Muy a menudo | NS |
Dolor | 42,9 | 31,0 | 22,1 | 3,5 | 0,0 | 0,5 |
Beber | 62,0 | 25,9 | 9,7 | 1,1 | 0,8 | 0,5 |
Comer | 62,2 | 22,8 | 11,5 | 1,3 | 1,1 | 1,1 |
Pronunciar | 70,8 | 19,2 | 5,4 | 3,0 | 0,8 | 0,8 |
Asistencia | 71,8 | 15,4 | 9,8 | 2,4 | 0,0 | 0,5 |
Dormir | 74,7 | 17,5 | 5,6 | 0,8 | 0,0 | 1,3 |
Enojo | 66,3 | 20,7 | 9,5 | 2,7 | 0,0 | 0,8 |
Sonrisa | 78,0 | 15,2 | 4,6 | 0,8 | 0,3 | 1,1 |
Hablar | 80,2 | 11,4 | 6,3 | 0,5 | 0,5 | 1,1 |
Alterado | 71,1 | 18,5 | 7,7 | 1,7 | 0,6 | 0,6 |
Culpable | 60,8 | 24,8 | 9,5 | 2,7 | 1,4 | 0,8 |
Tiempo | 53,7 | 26,3 | 14,6 | 3,3 | 1,6 | 0,5 |
Económico | 64,5 | 21,7 | 9,8 | 2,2 | 1,4 | 0,5 |
No se informaron problemas asociados a factores odontológicos, sin embargo, el factor más frecuente notificado fue el dolor (Fig. 1). Por otro lado, las diferencias entre las proporciones de casos que “nunca” han sufrido o “casi nunca” han sufrido problemas asociados a factores odontológicos no se muestran evidentes, existiendo muchos factores con proporciones iguales, tendencia que se mantiene al considerar el sexo del menor sobre quien el padre y/o representante emitió su criterio en cada pregunta (Fig. 2). Lo mismo ocurre al considerar la tenencia de vivienda en que actualmente habita la familia del menor, existiendo como posibilidades ser arrendada o propia; al cruzarla con cada una de las preguntas se observa similitud entre ellas (Fig. 3).
Se consideró el “no” como un índice de injerencia definido, donde 0 significa que no ha existido injerencia alguna y 1 total injerencia. Los resultados muestran que la mitad de los padres y/o representantes manifestaron que los niños muestran un índice de 0,161 equivalente a un 16 % de injerencia sobre los factores evaluados.
Al relacionar la calidad de vida y nivel educativo del padre o representante, sin distinción de sexo o de provincia, se destacó que cuando existía mayor nivel educativo de los padres se refirieron menos problemas de salud bucal que afectaran la calidad de vida de los niños (Fig. 4). Así, relacionando el nivel de educación de los padres y cada una de las preguntas se encontró mediante las prueba de chi cuadrado un p diferente para cada variable, con una cierta asociación entre dolor y nivel de educación de los padres (p= 0,152), las dificultades con el hecho de beber (p= 0,003), consumir alimentos (p= 0,03), acudir a recibir asistencia especializada (0,123), incomodidad con la sonrisa (p= 0,002) o al hablar (0,09) y entre la existencia de alteración económica (p= 0,003).
DISCUSIÓN
Los resultados del estudio demostraron que las opciones de respuesta “nunca” y “casi nunca” fueron prevalentes, lo que muestra en la población evaluada ausencia de problemas asociados a factores odontológicos. De estas respuestas el factor más frecuente informado por los padres como un problema de salud bucal, fue el dolor que el niño presentó en algún momento a causa de caries dental (p= 0,152). En este sentido es posible establecer cierta relación entre el nivel de educación de los padres y su apreciación del dolor de su hijo, destacándose que cuando existe mayor nivel educativo de los padres se refieren menos problemas de salud bucal que afecten la calidad de vida de los mismos. Es posible que esta relación se explique en el hecho que a mayor educación de los padres, mejor vigilancia y control de los hábitos de higiene bucal del niño.9
Otra posible explicación es que los padres con mayor nivel educativo posean trabajos más demandantes y dispongan de menor tiempo para el cuidado de sus hijos. Puede decirse entonces que el nivel educativo del padre tiene relación con su percepción de la salud bucal del niño y a su vez con su percepción de la calidad de vida de este, clo que orrobora la relación entre calidad de vida y salud bucal de estudios similares(2,3,6,7,8,9.10) que utilizaron la encuesta ECOHIS.
Por otro lado, la falta de evaluación clínica de cada niño y la obtención de índices de salud bucal que permitan determinar presencia de placa o caries empleando indicadores como el número de dientes cariados, perdidos u obturados, o índices mucho más sensibles y específicos como ICDAS que determine la presencia de lesión en los diferentes grados y su gravedad; en fin, la ausencia de estos indicadores representa una limitante de este estudio, pues estos datos hubieran proporcionado más características acerca de la relación antes expuesta, como informado en otros estudios9) en los que se evidenció una relación significativa entre altos valores en el índice ceo y el bajo nivel de educación de los padres; considerando preescolares del estado Florida, USA, en los cuales se destacan que los valores más altos de caries correspondieron a preescolares cuyos cuidadores tenían menos educación que la secundaria.
En otro estudio que evaluó preescolares brasileños, fue evidente la influencia que el nivel educativo de los padres desencadena en la calidad de vida relacionada con la salud bucal de los niños.10 Sin embargo, al considerar 1 111 padres/cuidadores de preescolares estadounidenses, encontraron asociación entre un alto nivel de educación del padre o cuidador y una mayor notificación de problemas relacionados con la salud bucal; resultado este que se relaciona con una mayor conciencia de los signos y síntomas o una tendencia a no notificar problemas bucales de los cuidadores menos educados.11
El reconocer la relación entre conocimiento y enfermedad resulta de gran utilidad al proporcionar a los padres un mayor entendimiento de la salud de los niños; lo cual se convierte en una herramienta al planificar acciones preventivas en poblaciones, adaptando estas al contexto cultural de cada una.12 Al comprender que los padres cumplen un rol clave en el modelamiento y cumplimiento de hábitos higiénicos en los niños, de esta forma el hecho de que ellos comprendan la importancia de la salud bucal en la vida de sus hijos es un buen punto de partida para conseguir cambios de comportamiento en cuanto a hábitos de higiene bucal desde la edad temprana.5,13
Finalmente, el hecho de que las poblaciones escogidas en este estudio, independiente de que las provincias no fueran consideradas centros económicos y culturalmente activos, pudo repercutir en los resultados obtenidos, aunque esta relación no está claramente definida. La mayor parte de padres encuestados en nuestro estudio informó contar con una educación “secundaria”, es decir, 13 años de instrucción formal, lo que parece ser común en la población ecuatoriana según lo informado en estudio realizado en una muestra de 212 padres de preescolares residentes habituales en la capital ecuatoriana, considerado centro urbano económicamente activo.2
Resulta evidente la existencia de poca información referente a la relación de los factores localización geográfica-nivel educativo y salud bucal, en el contexto ecuatoriano, por lo que futuros estudios deberían orientarse en este sentido, junto con campañas preventivas y educativas dirigidas a adolescentes y jóvenes, futuros padres, en el conocimiento de prácticas de salud bucal como política de salud pública, para contar con agentes multiplicadores y poder reducir los elevados índices de caries notificados en los estudios epidemiológicos.1,7,14
Futuros estudios también deberían corroborar la naturaleza inversa de la relación educación de los padres-calidad de vida y salud bucal presentada en este estudio; es decir, si a mayor educación del padre mejor percepción de la salud bucal y la calidad de vida del niño, o dicho de otra forma a mayor educación del padre menor notificación de problemas de salud bucal, como lo encontrado en nuestro estudio. Además validar esta relación en un mayor tamaño de la muestra para obtener resultados más claros, y realizar estudios con perspectiva de género en cuanto a la apreciación de madres o padres con respecto a problemas de salud bucal y su influencia en la calidad de vida de sus hijos desde análisis de aspectos sociales y culturales.
Existe relación entre el nivel de educación de los padres o cuidadores de preescolares y su percepción de cómo la salud bucal de sus hijos influye en la calidad de vida de estos, especialmente al informar el dolor que el niño presentó en algún momento a causa de caries.
Esta relación es de tipo inverso, a mayor educación del padre, menor notificación de problemas de salud bucal (dolor), por lo tanto mejor calidad de vida.