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Pastos y Forrajes

versión impresa ISSN 0864-0394

Pastos y Forrajes v.33 n.1 Matanzas ene.-mar. 2010

 

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

 

Caracterización y potencialidades del grano de sorgo (Sorghum bicolor L. Moench)

Characterization and potential of sorghum (Sorghum bicolor L. Moench) grain

A. Pérez1, O. Saucedo2, J. Iglesias1, Hilda B. Wencomo1, F. Reyes1, G. Oquendo3 e Idolkys Milián1

1Estación Experimental de Pastos y Forrajes «Indio Hatuey» . Central España Republicana, CP 44280, Matanzas, Cuba

E-mail: aristides.perez@indio.atenas.inf.cu

2Facultad de Agronomía-Universidad Central de Las Villas. Villa Clara, Cuba

3Unidad de Extensión, Investigación y Capacitación Agrícola de Holguín, Cuba


RESUMEN

El sorgo (Sorghum bicolor L. Moench) es uno de los cereales que por sus características agronómicas y nutricionales pudiera aportar grandes beneficios en la alimentación, tanto humana como animal, a nivel mundial, tropical y nacional. Este cultivo se adapta bien a las condiciones de Cuba, el cual mostró un incipiente desarrollo que desapareció de forma paralela a la colaboración del CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica). Hoy no existe una amplia tradición y experiencia en cuanto a su producción; sin embargo, diferentes ensayos indican que los rendimientos son satisfactorios y que pudieran incrementarse si se contara con tecnologías apropiadas y sustentables que permitieran expresar todo su potencial. En el presente artículo se exponen las características generales, botánicas y agronómicas del género y sus especies, así como sus potencialidades y usos, con el objetivo de actualizar el conocimiento como una contribución a dar soluciones a la actual crisis alimentaria que sufre el Planeta. Asimismo se incluyen algunos resultados obtenidos en la República de Cuba.

Palabras clave: Características agronómicas, Sorghum bicolor


ABSTRACT

Sorghum (Sorghum bicolor L. Moench) is one of the cereals that due to their agronomic and nutritional characteristics could contribute large benefits in human as well as animal feeding, at world, tropical and national level. This crop is well adapted to Cuban conditions, and showed an incipient development that disappeared parallel to the collaboration of COMECON (Council of Mutual Economic Assistance). Today no vast tradition and experience exist regarding its production; however, different essays indicate that the yields are satisfactory and that they could be increased if there were appropriate and sustainable technologies that allowed to express all its potential. In this article the general, botanical and agronomic characteristics of the genus and its species, as well as its potential and usages are presented with the objective of updating knowledge as a contribution to providing solutions for the current food crisis undergone by the Planet. Likewise, some results obtained in the Republic of Cuba are included.

Key words: Agronomic characteristics, Sorghum bicolor


INTRODUCCIÓN

La necesidad mundial de aumentar de manera sostenible la producción de cereales como una alternativa para contribuir a la seguridad alimentaria y cubrir las necesidades crecientes de los pueblos, ha propiciado que los productores busquen mayores rendimientos en las áreas improductivas utilizando especies que se adapten a esas condiciones.

El déficit de granos previsto a partir del 2050 será de 450 millones de toneladas anuales, lo cual equivale a 220 kg/ha per cápita, por lo que se hace necesario crear estrategias para incrementar la producción con altos rendimientos.

El sorgo tropical (Sorghum bicolor L. Moench) presenta buena adaptabilidad y rendimientos aceptables, por lo que se le ha denominado «el cereal del siglo XXI». A nivel mundial, a principio de los sesenta una gran producción de sorgo se empleaba directamente en la alimentación humana; mientras que en la actualidad la utilización de sorgo para el consumo animal se ha duplicado. En Cuba es muy utilizado en la Agricultura Urbana para evitar la incidencia de plagas, según Rodríguez et al. (2006).

La República de Cuba invierte cuantiosas sumas en la importación de granos y piensos para la alimentación humana y animal, con vista a producir y suplir las necesidades proteínicas (cada día mayores y hoy insatisfechas) de una creciente población. Los costos de estos son cada vez más altos y, a su vez, resultan difíciles de adquirir en el mercado internacional, por diversas causas económicas, políticas y sociales.

Además, no todos los cultivos de grano se adaptan bien a las condiciones ecológicas del país; su mejoramiento genético está dirigido, en la mayoría de los casos, a obtener buenos rendimientos con el empleo de altos insumos, lo cual sólo lo logran países desarrollados que subsidian sus agriculturas.

Cuba debe resolver graves problemas para la sustitución de importaciones con el empleo de granos, como el sorgo, que deben ser mejorados con tecnologías apropiadas a cada lugar.

Situación del sorgo a nivel mundial

El sorgo es el quinto cereal de mayor importancia en el mundo, después del trigo, el arroz, el maíz y la avena (Pacheco, 1998). Los principales lugares de producción de sorgo se encuentran en las regiones áridas y semiáridas de los trópicos y subtrópicos (Hidalgo, 1997; Doggett, 1998).

En África una parte importante se destina al consumo humano, mientras que en América y Oceanía la mayor parte del sorgo producido se emplea para el consumo animal; por ejemplo, en la alimentación del ganado (Ostrowski, 1998; Salermo, 1998; Oramas et al., 2002), en aves de corral (Caballero, 1998a; Oramas et al., 1998a; Gilbert, 1999), además de ser muy utilizado en otros países como materia prima en la almidonería y la industria alcoholera (Vitale et al., 1998).

El empleo de los cereales para la alimentación animal ha sido un elemento dinámico en el ámbito del consumo global de sorgo. Su demanda constituyó la principal fuerza motriz para elevar la producción mundial y el comercio internacional a partir de los años sesenta.

La demanda de sorgo se encuentra fuertemente concentrada en países tales como: Estados Unidos de América, con una producción de 11,9 millones de toneladas (Mt) de grano, India (9,5 Mt), Nigeria (7,5 Mt) y México (6,4 Mt), que se consideran como productores líderes. En la figura 1 se muestran las principales zonas del mundo donde se cultiva el sorgo. Además constituye un género de unas 20 especies de gramíneas oriundas de las regiones tropicales y subtropicales de África oriental (tabla 1).

Situación actual del sorgo en Cuba

En Cuba el sorgo se ha consumido como alimento humano y animal durante los últimos 100 años, en zonas limitadas del país tales como Bejucal, Alquízar, Quivicán y otras (Oramas et al., 2003). Desde inicios de los años noventa, los investigadores de la Universidad Central de Las Villas (UCLV) comenzaron a crear las bases científicas y técnicas para la introducción de este cereal a gran escala. En 1996 comenzó la producción del grano sobre la base de un proyecto de rotación de cultivos sorgo-arroz; en el año 2000 se destacó el Complejo Agroindustrial Arrocero de Holguín, con 100 caballerías (1 340 ha), y en el año 2001 se empezaron a multiplicar las fincas de bancos de semillas de sorgo y fueron abastecidas con un material genético de alta calidad las provincias de Granma, Villa Clara, Cienfuegos, Camagüey, Las Tunas y Holguín.

Posteriormente hubo una segunda distribución, en julio del 2002; además de los territorios mencionados se abastecieron Guantánamo y Santiago de Cuba, y en la tercera etapa llegó a toda la Isla. Se plantea que no existe tradición en la siembra de este cereal; no obstante, constituye una alternativa viable y factible. Dada la necesidad de reducir importaciones, debido a los altos precios de los granos a nivel internacional, y en buena medida influido por las dificultades económicas actuales, se recomienda producirlo para después utilizarlo en la elaboración de productos para la alimentación humana y animal; además, la intensa sequía en estos últimos años es uno de los factores que han provocado mayores daños en muchos cultivos, y este ha resultado más tolerante a dichas condiciones que otros cereales.

Sus características de adaptabilidad en las condiciones edafoclimáticas de Cuba fueron estudiadas por Funes y Yepes (1978) y descritas por Machado y Menéndez (1979), quienes reportaron su buena plasticidad. Se plantea que este cultivo ofrece perspectivas favorables en relación con otros granos (Baffes, 1998), debido a que tiene menos requerimientos agrotécnicos, en general, y presenta una mayor plasticidad respecto a la época de siembra y el tipo de suelo (FAO-ICRISAT, 1997; ICRISAT, 1998; Niemeijer, 1998; Caballero, 1998b; Sánchez, 1998; Oramas et al., 1998b).

Origen e importancia del sorgo

El origen de este cultivo ha sido discutido a través de los años, ya que se plantea que procede del noreste de África, en la región ocupada por Etiopía, aunque se ubicó inicialmente en la India. Se introdujo en América en el siglo XVIII. Se considera que muchas especies distintas se cultivan de forma esporádica en países de América, y que los sorgos actuales son híbridos de esas introducciones o de mutantes que han aparecido.

Este cultivo tiene gran importancia a escala mundial, pues está comprobado que puede sustituir cereales como el trigo y el maíz en la mayoría de los usos de estos, tanto en la alimentación humana como en la producción de forraje o grano para la ceba de animales, y también en la industria.

A su vez posee alto potencial de producción de granos y buenas perspectivas de contribución al desarrollo de la agricultura.

Clasificación taxonómica

La clasificación taxonómica del sorgo, según Wikipedia (2007), es la siguiente:

Reino Plantae

División Magnoliophyta

Clase Liliopsida

Orden Poales

Familia Poaceae

Subfamilia Panicoideae

Tribu Andropogoneae

Género Sorghum Moench, 1974

Descripción del género

El sorgo se conoce con varios nombres: mijo grande y maíz de guinea en África occidental, kafir en África austral, duro en el Sudán, mtama en África oriental, iowar en la India y kaoliang en China (Duke, 1983).

Se le denominó sorgo por la capacidad de crecer hasta alcanzar una altura elevada; el nombre procede del latín surgere.

Morfología

El sorgo tiene hábito y fisiología vegetal (metabolismo de las plantas C4) similares a los del maíz (Zea mays). El género Sorghum presenta un sistema radical profuso que le brinda una estructura de soporte muy desarrollada, lo que permite acumular gran cantidad de reservas; además le confiere una mayor capacidad de penetración y mejor persistencia en climas secos, donde la escasez de agua se mantiene por períodos prolongados; su tallo es grueso, con espinas que nacen por pares, y la altura puede oscilar de 1 a 3 m. Los nudos presentan abundantes pilosidades. Las hojas son alternas, aserradas, lanceoladas, anchas y ásperas en su margen; estas tienen la propiedad de quitinización durante los períodos secos, lo que retarda el proceso de desecación (González, 1961; Duke, 1983).

Tiene inflorescencias en panojas; cada panícula pude contener de 400 a 8 000 granos, con un valor energético aproximado de 1,08 Mcal/kg; comparado con el maíz es un poco más rico en proteínas, pero más pobre en materia grasa deficitaria en lisina. El color del grano varía desde un blanco traslúcido hasta un pardo rojizo muy oscuro, con gradaciones de rosado, rojo, amarillo, pardo y colores intermedios; sus semillas son esféricas y oblongas, de aproximadamente 3 mm de tamaño.

Las flores tienen estambres y pistilos, pero se han encontrado en Sudán sorgos dioicos. Su semilla es gruesa, comprimida, oval y desnuda, y presenta varios colores como café, azuloso, negro, blanco, rojizo y amarillo, entre otros.

Es una planta que puede crecer desde 0 a los 1 500 msnm, pero la mejor altura para su cultivo está entre 0 y 800 m.

Se plantea que el número de días al corte es una característica de importancia primordial cuando se trata de identificar variedades forrajeras (Ruiz y Cruz, 2005). Este cultivo tiene una gran capacidad para rebrotar después de cortes sucesivos, con lo que se logra prolongar su vida productiva por cinco o seis años, bajo un sistema adecuado de manejo y fertilización.

Es una especie fotoperiódica. En Nicaragua García et al. (2003) reportaron respuestas acerca de las variedades fotoinsensibles, y en El Salvador asocian el sorgo al maíz (DGEA, 2004); mientras que Arias et al. (2004) plantean que si se asocia con soya representaría una opción ventajosa en Cuba, no sólo para mejorar la eficiencia de utilización de la tierra, sino para promover una mayor calidad del forraje cosechado, sin afectar la producción del grano.

Ecología o exigencias del cultivo

Las exigencias del sorgo para grano en términos de calor son más elevadas que las del maíz. Es una especie que se desarrolla bien en condiciones de clima cálido, con lluvias moderadas y bien distribuidas.

Para la germinación este cultivo necesita temperaturas de 12 a 13ºC y el crecimiento de la planta se activa cuando estas sobrepasan los 15ºC, con el óptimo alrededor de los 32ºC. Se plantea que los descensos de temperatura en el momento de la floración pueden reducir el rendimiento del grano, además de producir esterilidad de las espiguillas y afectar también la viabilidad del grano de polen. Las temperaturas muy altas durante los días posteriores a la floración reducen el peso final del grano.

La temperatura de 38°C merma los rendimientos por el aborto de sus flores; mientras que la de 27°C resulta ideal para el período reproductivo. Asimismo, 21°C representa la mínima para un buen crecimiento, y 18°C significa la óptima del suelo para su germinación.

Correa (2001) planteó que la temperatura está relacionada con la época de siembra, pues las altas temperaturas aumentan las pérdidas, por coincidir con su período reproductivo. Crece bien en suelos cuyo pH oscile entre 5,5 y 8,5; sin embargo, el pH ideal está entre 5,5 y 6,5. Soporta la sal y se plantea que las variedades azucaradas exigen la presencia de carbonato cálcico en el suelo, lo que aumenta el contenido en sacarosa de los tallos y las hojas. Prefiere suelos sanos, profundos, no demasiado pesados. No debe utilizarse como cultivo antecedente de los cereales de otoño.

El empleo del sorgo como cultivo ha mostrado su valor agregado a la naturaleza y a los suelos mediante el aporte de materia orgánica y la mejora de las condiciones hidrológicas y químicas. Es eficiente en el consumo hídrico y contribuye a evitar los riesgos de erosión; en las rotaciones de cultivo favorece el incremento productivo y el rendimiento de las áreas.

Economía hídrica

El sorgo se considera el cultivo más eficiente en el uso del agua (Graveros, 2003). Es tolerante a la sequía (tabla 2), capaz de sufrir escasez de agua durante un período de tiempo bastante largo y reemprender su crecimiento más adelante cuando cesa esta.

Por otra parte, necesita menos cantidad de agua que otros granos para formar un kilogramo de materia seca (tabla 3), debido a mecanismos de escape o de tolerancia a la sequía (especialmente en la etapa de diferenciación floral) sin perjudicar el rendimiento (Castro et al., 2000). Se plantea que el período crítico de necesidad de agua comprende desde el momento que aparece la panícula en las hojas del vértice de las plantas, hasta el final del estado leñoso del grano.

Las variaciones en los rendimientos por efecto de la deficiencia hídrica son menos marcadas en el sorgo, debido a su menor sensibilidad al estrés hídrico, sobre todo en el período crítico de la generación. A pesar de que el sorgo tiene la capacidad de permanecer latente durante la sequía, para después crecer en los períodos favorables, el estrés modifica su comportamiento: el inicial conduce generalmente a una prolongación del ciclo de cultivo, mientras que el tardío acelera la madurez.

La enzima carboxilasa fosfoenilpiruvato es la responsable de que esta planta tenga habilidad para mantener la eficiencia fotosintética bajo estrés (Maranville y Madhavan, 2002). También se plantea que cuando el tejido experimenta estrés hídrico, en este se produce un cierre estomático para restringir la pérdida de agua, o debe ajustar el tamaño de la célula o el potencial osmótico, de manera tal que el potencial hídrico de la célula baje para mantener la fluidez del agua líquida (Krieg, 2000).

Se han estudiado muchas variedades de sorgo, tales como: CIAP 2, CIAP 6 y CIAP 132-R. Saucedo (2008) destaca la variedad UDG-110, la cual muestra un alto grado de tolerancia a la sequía y evasividad al calor; otras variedades registradas presentan cualidades importantes.

Resistencia a la sequía

De acuerdo con lo informado por Saucedo (2008), el sorgo presenta las siguientes características:

a) Un sistema radical muy ramificado (su índice radical duplica al del maíz) y un déficit de presión de difusión en sus raíces, también superior al de la mayoría de los cultivos.

b) Una capa de cera que recubre las hojas y tallos, que disminuye la evaporación.

c) Células motoras o higroscópicas que están regular y abundantemente dispuestas a lo largo de la nervadura central de las hojas, de modo que producen un acartuchamiento de toda la hoja cuando falta el agua, formando un ambiente confinado que disminuye la evaporación; este mecanismo es una importante contribución a la economía de agua. En el maíz, en cambio, las células motoras existen en focos aislados y, como consecuencia, su resistencia a la sequía es mucho menor.

d) Un número de estomas mayor que en el maíz, pero su tamaño es mucho menor (aproximadamente la mitad). Esto le brinda mayor seguridad a la apertura y cierre, respondiendo con prontitud a las variaciones de humedad del ambiente.

e) Facultad de entrar en «reposo vegetativo» cuando falta el agua. Los sorgos, en general, entran en período de dormancia o reposo vegetativo, que abandonan cuando hay de nuevo disponibilidad de agua (fig. 2).

Preparación de suelo

La preparación adecuada del terreno es esencial para obtener una buena cosecha (Saucedo, 2008; Pérez y Hernández, 2009). Se recomienda arar a una profundidad de 10 a 20 cm de acuerdo con el tipo de suelo, entre 22 y 30 días antes de la siembra, ya que de esa forma se controlan los insectos y las malezas.

Según las características del terreno, se recomiendan dos o tres pases de rastras y el último, un día antes de plantar. En las tablas 4 y 5 se presentan algunos factores físicos y químicos del suelo y su influencia en los aspectos fisiológicos y agronómicos que benefician el crecimiento, desarrollo y rendimiento del sorgo.

Siembra

Se debe establecer el cultivo en la época de siembra recomendada, para evitar los excesos o deficiencias de agua durante el crecimiento y desarrollo de la planta. Correa (2001) plantea que la época está relacionada con la temperatura del suelo: a menor temperatura, aumentan las pérdidas.

La siembra se realiza a chorrillo, con sembradora mecánica o manual, colocando la semilla entre 1 y 3 cm de profundidad.

La distancia entre hileras puede ser de 18, 36, 54 ó 72 cm, en dependencia del equipo disponible y de la densidad de siembra. En general, para la época de invierno se recomiendan distancias no menores de 36 cm, y entre hileras en la siembra con riego por gravedad, espaciamientos de 50 cm para facilitar el manejo.

La densidad de siembra, con distancias de 18 y 36 cm, debe ser de 300 000 plantas/ha; y para espaciamientos de 54 y 72 cm, entre 200 000 y 250 000 plantas/ha. Las densidades más altas se recomiendan cuando hay condiciones adecuadas de humedad.

La cantidad de semilla dependerá de las densidades recomendadas y el porcentaje de germinación; esta es aproximadamente de 10-12 kg/ha. Manejo de la plantación

Fertilización

Antes de decidir la cantidad de fertilizante que se aplicará es conveniente contar con un análisis del suelo del área, aunque la recomendación general es de 90-60-30 kg de N, P y K por hectárea, respectivamente.

En África se han realizado estudios sobre la respuesta a la aplicación de N y P en sorgos sensibles al fotoperíodo (Bationo y Vlek, 1998; Pandy et al., 2001).

La extracción de nitrógeno es mayor cuando se incrementa el rendimiento y la concentración de N en varias partes de la planta (Maranville et al., 2001; García et al., 2003).

Si se utiliza abono de la fórmula 10-30-10, se deben aplicar 184 kg de fertilizante por hectárea en el momento de la siembra y 174 kg de urea, 242 kg de nitrato de amonio o 372 kg de sulfato de amonio por hectárea, 22 días después de la emergencia.

Alelopatía del sorgo

La alelopatía se refiere a los efectos perjudiciales o beneficiosos que, directa o indirectamente, son el resultado de la acción de compuestos químicos liberados por una planta, los cuales ejercen su acción en otra.

En todo fenómeno alelopático existe una planta (donor) que libera al medio ambiente, por una determinada vía (lixiviación, descomposición de residuos, entre otros) compuestos químicos, los cuales al ser incorporados por otra planta (receptora) influyen en la germinación, el crecimiento o el desarrollo de esta última (Samprieto, 2003).

La mayoría de las plantas necesitan su propio espacio. La cantidad de luz del sol y el crecimiento que alcanzan, indican el espacio que tienen alrededor de ellas, y el sorgo se destaca por protegerlo.

El sorgo posee rasgos alelopáticos. Las raíces de este tipo de cultivo liberan toxinas al suelo que impiden el desarrollo de las plantas invasoras. Estas propiedades alelopáticas del sorgo son más fuertes que en otras plantas.

La toxina principal del sorgo es el sorgoleone, un compuesto que es más activo para combatir las malezas que otros compuestos alelopáticos. El sorgo produce esta sustancia en su raíz y en los pelos absorbentes. Su efecto alelopático lo convierte en un cultivo que minimiza los gastos en las labores de limpieza y en la fitotecnia, respecto a otros.

Combate de malezas

Las malezas son plantas indeseables que crecen como organismo macroscópico junto a las plantas cultivadas, a las cuales les interfieren su normal desarrollo. Son una de las principales causas de la disminución del rendimiento de diferentes cultivos, debido a que compiten por la luz solar, los nutrientes y el dióxido de carbono (Rodríguez, 2000).

Como las plántulas de sorgo son débiles y crecen lentamente durante las primeras semanas posteriores a la germinación, el efecto de la competencia con las malezas en las primeras 3 ó 4 semanas después de la emergencia puede ser devastador. Es el período en que debe mantenerse limpio el cultivo.

El combate de malezas en el sorgo puede hacerse en forma mecánica o química, pero esta última es la más eficiente y oportuna para mantener una siembra limpia y a bajo costo. Si se hace en forma mecánica, son suficientes dos deshierbes con implementos manuales o cultivadoras para eliminar las malezas. Esto garantiza suelos laborables y gastos posteriores en limpieza mínimos, que son favorecidos por el efecto alelopático anteriormente mencionado.

En la tabla 6 aparecen los herbicidas químicos más recomendados en el control de malezas.

Blanco (2006) planteó que con la utilización del sorgo se puede controlar el desarrollo de las malezas y, por tanto, el uso de herbicidas, práctica que se está llevando a cabo en Cuba.

Además, otra forma de controlar las malezas es con la inclusión del sorgo uranífero (Sorghum bicolor L. Moench) en rotaciones agrícolas; con esto se mejoran también las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, debido al gran aporte de residuos (Blanco, 2006; Esremi y Martínez, 2007). Plagas y enfermedades más frecuentes del sorgo

Plagas

El sorgo suele ser atacado por una o dos plagas principales en cada agroecosistema; dichas plagas son especies persistentes y graves, lo que determina las prácticas de control. Si el hombre no toma medidas concretas al respecto, la población de las plagas excede el nivel de prejuicio económico cada año, y a menudo en zonas muy amplias. Saucedo (2008) plantea que el sorgo es atacado durante su crecimiento y desarrollo por insectos y por otras plagas secundarias y ocasionales.

Entre las principales, por el daño que causan, se mencionan la mosquita del sorgo, los pulgones y el barrenador del tallo (Iannone, 2003). En la tabla 7 se muestran los insectos que atacan al sorgo.

Martínez et al. (2007) plantearon que muchos de estos daños ocasionados a las plantaciones de sorgo por insectos, pueden evitarse utilizando eficientemente medidas de combate cultural, como son:

    • buena preparación del terreno;
    • adecuado control de malezas;
    • uso de híbridos o variedades tolerantes o resistentes;
    • destrucción de residuos de cosecha;
    • rotación de cultivos;
    • asociación de cultivos;
    • selección correcta de la época y la secuencia de siembra;
    • manejo de la flora adventicia.

Se plantea, en el caso de las mosquitas, que el lote debe revisarse cerca del mediodía (momento de mayor actividad de estos insectos) y efectuar el tratamiento en forma inmediata. La siembra temprana, dentro de las fechas recomendadas, contribuye a reducir la incidencia de esta plaga. No se recomienda utilizar pesticidas ni otras sustancias, excepto si sobrepasa el daño económico (Chessa, 2007).

En el caso de los pulgones, es de vital importancia revisar el lote para detectar su presencia en el cultivo antes de la cosecha y el almacenamiento. El manejo integrado de las plagas constituye el medio idóneo, sostenible y eficiente para reducir el daño económico.

Los métodos químicos de control en los barrenadores del tallo son poco efectivos, por lo que para disminuir su incidencia se recomiendan algunas de las prácticas culturales mencionadas anteriormente; una de las más usadas es la rotación de cultivos. De ser necesario pueden controlarse a través del método químico (INTA, 2008). En la tabla 8 se presentan los métodos más utilizados.

Es importante destacar la resistencia del sorgo a los insectos y ácaros cuando se le considera como parte del sistema de manejo de las plagas, ya que puede anular la capacidad de una plaga para alcanzar el nivel de daño económico, ya sea por razones de no preferencia o de antibiosis, o por incremento de la tolerancia del cultivo a los daños. En forma análoga, puede crear una situación en la que los agentes naturales de control sean más eficaces debido a tasas más bajas de incremento de la plaga (FAO, 1980).

Enfermedades

Los sorgos sufren el ataque de enfermedades que perjudican su producción de grano y forraje, lo que además deteriora su valor nutritivo. Estas enfermedades varían en importancia, en cada área y de año en año, debido a diferentes condiciones ambientales, híbridos, prácticas culturales, variación en los organismos causales o a la interacción de cualquiera de estos factores. La siembra de las variedades resistentes es la mejor medida de combate contra las enfermedades fungosas y bacterianas que atacan el sorgo, por lo que el combate con fungicidas no se utiliza en este cultivo. A continuación se describen las enfermedades más importantes (tabla 9).

Saucedo (2008), un científico cubano que ha profundizado en el estudio integral de S. bicolor, brinda muchas sugerencias para el combate de las enfermedades del sorgo, entre las que se encuentran las siguientes:

    • siembra de los híbridos recomendados, ya sea para la época de invierno o verano;
    • uso de semilla tratada con fungicidas;
    • distancias y densidades propias para la siembra de invierno y de verano;
    • control eficiente de las malezas;
    • control eficiente de insectos del follaje, el tallo y la panoja;
    • fertilización no excesiva, sobre todo de nitrógeno
    • en cultivo bajo riego, mantener la humedad continua durante todo el período de llenado del grano;
    • en cultivo de seca, procurar cortes parejos en el tallo;
    • eliminar los rastrojos;
    • rotación de cultivos.

Saucedo (2008) informó que las aves constituyen un enemigo de este cultivo, pues existen muchas especies, como por ejemplo los gorriones, que se alimentan del grano en la fase láctea; mientras que otros como los mirlos y los estorninos se alimentan de los granos maduros. Otros resultados al respecto fueron reportados por Saucedo (2009).

Las aves causan pérdidas considerables a la agricultura. Se estima que en los Estados Unidos de Norteamérica las pérdidas atribuibles a las aves alcanzan entre los 50 y 100 millones de dólares.

En muchas regiones del mundo una cosecha rentable de sorgo depende, en parte, de la capacidad del cultivo para resistir los daños causados por varias especies. La clave está en sembrar variedades de sorgo resistentes y con características de grano amargo, ya que las aves no se alimentan con este grano, excepto cuando no tienen otro alimento.

Al respecto, Saucedo et al. (2008) plantearon que la variedad CIAP-132-R presenta características promisorias para evitar el daño causado por los pájaros, debido a la composición química y los aspectos morfológicos del grano.

Cosecha

La cosecha del sorgo puede hacerse cuando el grano alcanza la madurez fisiológica, aproximadamente 90 días después de la germinación. En este momento el grano tiene entre 25 y 30% de humedad; sin embargo, si no se cuenta con la infraestructura adecuada para el secado, lo más aconsejable es cosechar cuando posee entre 15 y 18% de humedad. Para ello se debe hacer la siembra en la fecha recomendada, de forma tal que coincida con el mes más seco de la temporada; así se evita que se desarrollen enfermedades de la panoja, que pueden llegar a afectar la calidad del grano (Saucedo, 2008). Normalmente la cosecha se hace en forma mecanizada, con el uso de máquinas combinadas.

El grano de sorgo se puede almacenar con 11-13% de humedad, pero si la aireación es apropiada resulta seguro hacerlo con un contenido mayor (alrededor del 15%). Para lograr un adecuado almacenamiento de los granos se requieren depósitos bien construidos. Es esencial una estructura hermética para preservar el grano de la humedad, los roedores y los insectos.

El ambiente ideal es de 8 a 12ºC y una humedad relativa entre 50 y 60%. Las bodegas deben fumigarse por lo menos una vez cada 15 días, con un producto residual como malatión o sus equivalentes, siguiendo la recomendación de la casa comercial, sobre residualidad, para su posterior uso como alimento; si se trata de grano destinado a semilla, se le debe aplicar además un fumigante como el fosfuro de aluminio (Phostoxin) o un equivalente.

Empleo del sorgo como alimento energético en la dieta animal

En Cuba, el desarrollo de altas producciones de sorgo constituye una alternativa viable para solucionar el gran obstáculo que frena el crecimiento de las producciones porcinas, avícolas y ganaderas: la base alimentaria.

El sorgo puede ser procesado para incrementar el valor alimenticio de las raciones a través de diferentes técnicas. Los productos se ofrecen como alimento al ganado, a las gallinas ponedoras de huevo, otras aves, los cerdos y las ovejas, y también son utilizados en la alimentación de las mascotas.

Su contenido de celulosa, lignina y otros carbohidratos complejos en la fibra bruta, lo convierten en una fuente energética y proteínica de alta calidad nutricional en la crianza y engorde de los animales. El exceso de energía se almacena en forma de grasa corporal, y este es el elemento más costoso en la producción porcina.

Las producciones porcinas se desarrollan con sistemas de explotación que utilizan tecnologías muy avanzadas, los cuales incluyen altos volúmenes de cereales y fuentes proteínicas, que por lo general no se producen en cantidades suficientes y rentables en el país. Ello genera una fuerte dependencia de las materias primas extranjeras (Argenti y Espinosa, 2000).

En ese sentido, Acuero et al. (1983) y Saucedo et al. (2008) plantearon que la sustitución parcial o total del maíz por sorgo puede incrementar las ganancias de peso vivo; mientras que Neumann et al. (2002) señalaron que cuando se utiliza S. bicolor en ensilajes mixtos, esto representa un menor costo de producción y podría ser una alternativa técnicamente recomendable para los sistemas de producción que presentan deficiencias de áreas de cultivo.

Tanto la panícula ensilada como el grano seco o ensilado de sorgo pueden ser utilizados como fuentes principales de energía en la alimentación de los cerdos en crecimiento y ceba (Marrero et al., 2008).

Los concentrados que se utilizan para la alimentación de las aves deben poseer la mayor cantidad de nutrientes, para garantizar el buen desarrollo y el crecimiento sano y equilibrado; por eso deben combinar carbohidratos, minerales, vitaminas, proteínas y grasas en las cantidades adecuadas. Ello se puede lograr con el empleo de este grano.

Las semillas (de trigo, maíz, cebada, arroz, avena y sorgo, entre otros) enteras o en harinas, suministran carbohidratos de calidad a las aves.

En las tablas de la 10 a la 13 se muestra el valor nutricional del sorgo; en ellas se destacan la composición y el valor nutritivo de los forrajes y los subproductos fibrosos húmedos, según FEDNA (2004).

Usos industriales

El sorgo no solo se utiliza en la alimentación de los animales, sino también para fines industriales; en este aspecto tiene los mismos usos que el maíz. Se destaca en la producción de almidón, dextrosa, miel de dextrosa, aceites comestibles y bebidas; en la elaboración de cervezas, bebidas locales y materias colorantes, cosméticos, papel, productos farmacéuticos, confituras, mezcla en café y cárnicos, entre otras (Saucedo, 2008); además las panículas se emplean para la confección de escobas o se queman para obtener cenizas ricas en potasio.

De los tallos de esta planta se pueden obtener otros productos, como jarabes y azúcares. La producción de etanol constituye una fuente alternativa para la obtención de energía a partir de este cultivo. La harina de sorgo es pobre en gluten, pero es más blanca y nutritiva que la del mijo; con ella se fabrican tortas y galletas, que sirven de base en la alimentación humana, ya sea sola o asociada al maíz o al mijo. En la India, China y algunas regiones de África, el sorgo constituye un elemento muy importante. El grano se come quebrándolo y cocinándolo en la misma forma que el arroz, o moliéndolo para obtener harina y elaborar pan sin levadura.

Conclusiones

El sorgo de grano (Sorghum bicolor L. Moench) es el quinto cereal de mayor importancia en el mundo después del trigo, el arroz, el maíz y la avena. En África es empleado para la alimentación humana, pero en América y Oceanía se usa para la fabricación de harinas y piensos destinados a la cría de los animales. Este cultivo posee amplia distribución geográfica por su plasticidad ecológica. Su buen comportamiento agronómico le concede favorables atributos: no es exigente a los suelos fértiles; es alelopático, por lo que requiere de pocas labores de cultivo y limpieza; compite, entre las plantas cultivadas de amplio uso, como una de las más resistentes a la sequía o con gran economía hídrica para producir un kilogramo de biomasa comestible; es resistente a las plagas y enfermedades, aunque sensible al ataque de las aves durante las cosechas y a los insectos durante el almacenamiento. Las variedades comúnmente empleadas en el trópico en los países en vías de desarrollo, no expresan un alto potencial productivo (2 t/ha/cosecha) debido a la carencia de recursos, pero existen variedades de altos rendimientos que pueden usarse con la aplicación de tecnologías adecuadas.

Las diversas y amplias virtudes de esta planta desde el punto de vista agronómico, así como en la alimentación humana y animal, la industria, la gastronomía y la medicina, le confieren atributos excepcionales para el incierto futuro alimentario que se avecina.

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Recibido el 19 de octubre del 2009
Aceptado el 15 de diciembre del 2009