INTRODUCCIÓN
Las infecciones de transmisión sexual (ITS), denominadas antiguamente enfermedades venéreas y en los años 70 enfermedades de transmisión sexual (ETS), son producidas por más de 20 agentes etiológicos e incluyen una serie de enfermedades de naturaleza infecciosa, en las que la transmisión sexual constituye su denominador común tanto por vía vaginal, oral, o anal, a pesar de no ser el único mecanismo de transmisión. Las ITS son unas de las causas principales de enfermedad inflamatoria aguda, infertilidad y discapacidad a largo plazo en el mundo y puede causar la muerte. Tienen consecuencias médicas y psicológicas graves para millones de hombres, mujeres y niños en el mundo.1
Muchas ITS no causan síntomas y solo constituyen puertas de entrada y salida para otras infecciones, como la producida por el VIH, que afecta a hombres y mujeres de todos los orígenes y niveles económicos. Cerca de dos tercios de las infecciones se producen en menores de 25 años porque los jóvenes y adolescentes se arriesgan con más frecuencia a tener múltiples parejas sexuales y relaciones sin protección.2
Por tanto, se presume que existen comportamientos de riesgo que incrementan la probabilidad de adquirir la infección, y de protección específicos que contrarrestan a los primeros y que pueden ser identificados para estudiarlos como variables de medida del proceso de adquisición.3,4
Para lograr un desarrollo satisfactorio, que posibilite la armonía individual y social, el individuo debe apropiarse de una serie de conocimientos, actitudes y valores sobre diferentes aspectos de la vida en relación, entre los cuales se incluye la sexualidad. Actualmente, los jóvenes son sexualmente activos desde edades muy tempranas; es poco realista esperar que dejen las actividades sexuales para una etapa más tardía del desarrollo. Los determinantes de riesgo para enfermedades de transmisión sexual entre adolescentes incluyen factores conductuales, psicológicos, sociales, biológicos e institucionales.5
Las 10 090 personas con VIH en Cuba representan el 4,3 % de las 230 000 estimadas en el Caribe. Las 1562 nuevas infecciones diagnosticadas durante el 2014 representan el 6,7 % de las de las 20 000 estimadas en esta región. Las 173 muertes a causa del sida representan el 1 % de las estimadas en el año en el Caribe.6
Datos epidemiológicos del Programa Nacional de Prevención y Control de las ITS-VIH/sida, evidencian que durante 2015, 307 nuevos casos fueron identificados en el grupo de 15 a 24 años, lo que representa el 20 % del total de los diagnosticados en el país.7,8
La epidemia en Pinar del Río mantiene un ritmo ascendente desde sus comienzos en el año 1986; el año 2014 fue el de mayor incidencia en la historia de la enfermedad. En total se han diagnosticado 620 seropositivos, el 76,1 % hombres y el 23,9 % mujeres. El grupo de edad de 15 a 24 años es el más afectado (44,7 %), seguido del grupo de 25 a 29 años, observándose un ligero incremento del diagnóstico en féminas. En el 2016 hubo una incidencia en la provincia de de 58 casos, creciendo un 5,2 % con respecto al año anterior. Desde que comenzó la epidemia, el municipio Consolación del Sur ha notificado 80 pacientes con VIH, de ellos han fallecido 17 pacientes. La tasa de mortalidad es de 19,2 x 100 000 habitantes y un índice de letalidad de 21,8 %. La prevalencia es de 63 personas viviendo con VIH (PVVIH) para una tasa de 72,1 x 100 000 habitantes, según datos obtenidos del departamento provincial de ITS/sida.
Según la estratificación de la epidemia en el municipio, el Consejo Popular más afectado es el de Puerta de Golpe. Allí se acumulan desde 1986 hasta el cierre de 2016, un total de 11 casos, para una tasa de 137,3 infectados por cada 100 mil habitantes, con predominio del sexo masculino (79,6 %) de orientación homosexual y bisexual. El grupo de edad más afectado es el de 20 a 24 años de edad y se confirma la presencia de prácticas sexuales de riesgo entre la población más joven.
El objetivo de este estudio es evaluar el nivel de conocimientos sobre la infección por VIH en personas de 15 a 24 años.
MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo, de corte transversal. El universo de estudio estuvo representado por la totalidad de las personas de 15 a 24 años de edad (N = 1778), residentes en el Consejo Popular de Puerta de Golpe en el municipio Consolación del Sur, de la provincia de Pinar del Río, caracterizado epidemiológicamente como el de mayor incidencia y prevalencia de VIH/sida. Mediante un muestreo aleatorio simple, la muestra quedó conformada por 264 personas (33 por cada uno de los 8 consultorios del referido consejo popular). Se decidió que las unidades de observación procedieran de todos los consultorios del referido Consejo, por estar distribuidos de manera casi uniforme en ellos el total de personas de 15 a 24 años.
Para la ejecución de esta investigación se expuso una carta de presentación al Gobierno del Consejo Popular de Puerta de Golpe, lo que garantizó la participación intersectorial y de la comunidad, además presentada a los decisores de salud, jóvenes y padres de los adolescentes. A su vez se realizaron coordinaciones con los consultorios del médico y la enfermera de la familia (CMF) y el grupo básico de trabajo (GBT).
Para obtener la información necesaria se aplicó un cuestionario que contiene preguntas con respuestas de selección múltiple. El instrumento utilizado fue el sugerido por la Oficina Nacional de Estadísticas.9
Se estructuró de la siguiente forma:
Aspectos del conocimiento: Vías por la que obtuvo la información acerca del VIH/sida, vías de transmisión del VIH, criterios de reducción del riesgo de adquirir el VIH.
Acerca del conocimiento de las vías de transmisión del VIH y criterios de reducción del riesgo de adquirir el VIH se estableció una escala de evaluación:
Conocimiento suficiente: De 80 a 100 % de respuestas correctas.
Conocimiento medianamente suficiente: De 40 a 79 % de respuestas correctas.
Conocimiento insuficiente: Menos de 39 % de respuestas correctas.
Según percepción que tienen sobre la posibilidad de infectarse con el VIH/sida, se clasificó acorde a los resultados de la encuesta según ITEM:
No sabe.
Baja percepción de riesgo: Posibilidad lejana de infectarse con el VIH/sida.
Alta percepción de riesgo: Posibilidad alta de infectarse con el VIH/sida.
Ninguna percepción de riesgo: Consideran no tener absolutamente ninguna probabilidad de infectarse.
Se realizó el procesamiento de la información de forma automatizada empleando para ello el paquete estadístico Statistical Packageforthe Social Sciences (SPSS-PC V10) y Microsoft Office 2003, soportados sobre Window en una microcomputadora personal, y se obtuvieron distribuciones de frecuencia según sus diferentes atributos. A través de técnicas de la estadística descriptiva, se elaboraron tablas y gráficos; se exponen los valores en frecuencias absolutas y relativas y calculo porcentual.
Se demandó de todos los jóvenes y los padres de los adolescentes su consentimiento informado para la aplicación del cuestionario, explicándoles el objetivo del estudio, su importancia para la investigación, así como la confidencialidad y el anonimato en el manejo de los datos obtenidos.
RESULTADOS
La tabla 1 muestra que los padres, la escuela y la televisión fueron las fuentes de información particularmente declaradas por los jóvenes de 20 a 24 años de edad. El resto de las fuentes, sin demeritar su importancia por la incidencia directa y especializada que tienen, no alcanzaron porcentajes superiores al 20 %.
En cuanto al conocimiento de las formas en que se transmite el VIH, se observó que, entre todas las vías, las mayormente reconocidas son las relaciones sexuales desprotegidas, el semen, la sangre y el compartir jeringuillas o materiales quirúrgicos no estériles. Todas ellas fueron identificadas en promedio por más del 85 % de los encuestados (tabla 2).
Las repuestas de los encuestados permiten comprobar que la mayoría (90,7 %) conocía que es posible reducir las posibilidades de infección por VIH manteniendo relaciones sexuales con una sola pareja que sea fiel y no esté infectada. Similares proporciones reconocen la importancia del uso sistemático y correcto del condón para la prevención del VIH (tabla 3).
Como se observa en la tabla 4, más de la mitad de los encuestados tenían un conocimiento suficiente, en particular las mujeres (63,6 %), en contraste con el 29,9 % de los hombres.
Más de la mitad (57 %) consideró no tener absolutamente probabilidad de adquirirla por lo que no tienen ninguna percepción del riesgo (Fig.).
DISCUSIÓN
Las vías de obtención de la información sobre VIH/sida en el estudio realizado coinciden con los resultados obtenidos en Cuba por Calderón,10) con el de Pérez en México11 y con el de Navarro y Vargas12 en Colombia, donde todos plantean que la televisión y la familia se encuentran entre los principales canales de comunicación sobre el tema; no así los servicios comunitarios.
En los resultados de su estudio García y otros13 encontraron que no se emplean vías efectivas de comunicación como la del médico y enfermera del consultorio médico, planteando además que hay temas deficientes, como las principales vías de trasmisión de esta enfermedad y las medidas efectivas de prevención.
En cuanto al conocimiento de las formas en que se transmite el VIH, los resultados coinciden con los obtenidos en la encuesta nacional sobre indicadores de prevención de infección por VIH /sida. (14
A pesar de que más del 85 % de los jóvenes encuestados conocen las vías correctas de transmisión del VIH, la falta de conocimiento puede conducir a comportamientos errados y peligrosos.
Los resultados del estudio realizado en estudiantes de Tecnología de la Salud en el municipio Cerro15) coinciden con los resultados expuestos, al comprobar que la mayoría de las personas conocen que es posible reducir las posibilidades de infección por VIH manteniendo relaciones sexuales con una sola pareja que sea fiel y no esté infectada, y la importancia del uso sistemático y correcto del condón para la prevención del VIH. Los resultados coinciden además con los obtenidos en estudiantes de las Escuelas de Arte y de deportes de la Habana.16
De igual modo los resultados concuerdan con los de un estudio en adolescentes colombianos,17 donde más del 40 % de las jóvenes encuestadas en el año 2014, tenían más conocimientos que los varones.
En su estudio, Fernández y Cuní18 constatan que realmente hubo serias dificultades al identificar casi todas las vías de transmisión sexual, ya que prácticamente todos los adolescentes solo señalaban la vía sexual.
La baja percepción de riesgo que impera en este grupo de jóvenes corrobora lo planteado por García19 en su artículo, que constata igualmente baja la percepción del riesgo de contraer VIH, ya que el 59,3 % manifestó que no tiene ningún riesgo.
Resultados similares se pueden evidenciar en un estudio desarrollado por Stefano,20 donde la percepción de riesgo era muy baja y aunque los adolescentes conocen la gravedad del sida, que no tiene cura, el temor que inspira esta enfermedad se acerca mucho al que inspira un embarazo no deseado.
La relevancia de la percepción de riesgo en la prevención del VIH es tal que algunos estudios como el de Álcantara y otros en México han detectado que los mayores predictores de las conductas de riesgo son el medio ante la transmisión del VIH y la escasa comunicación entre los miembros de la pareja sexual. Pensar que la infección por VIH tiene curación podría llevar erróneamente a una cierta relajación en las medidas preventivas.21
García y otros19 en su estudio plantean que no existe percepción del riesgo de enfermar en los encuestados, asimismo no identifican objetivamente los motivos que aumentan la posibilidad de enfermar, sino que lo ven de forma muy subjetiva.
En conclusión, aunque existe conocimiento en las personas estudiadas sobre la infección por VIH, no comprenden plenamente el alcance de su exposición al riesgo y los resultados potencialmente peligrosos de esta enfermedad, por lo que aumenta la vulnerabilidad de los adolescentes y jóvenes al VIH/sida.