Introducción
La hipertensión arterial (HTA) es definida como la elevación de la presión arterial sistólica (PAS) a 140 mmHg o más, o presión arterial diastólica (PAD) a 90 mmHg o más, o ambos valores inclusive, para los adultos,1,2,3) pudiera ser un elemento clave para la prevención de las enfermedades cardiovasculares (ECV), pues constituye su principal denominador común.
La HTA es el principal factor de riesgo para la carga mundial de morbilidad y mortalidad, y se calcula que ocasiona más de la mitad de las muertes anuales atribuidas a las enfermedades cardiovasculares.4) En Cuba, la tasa de mortalidad por enfermedades del sistema circulatorio se ha incrementado de 326 en el año 2010 a 357,2 por 100 000 habitantes en 2019, en tanto que la de enfermedades hipertensivas casi se ha duplicado de 24,5 a 42,7 muertes por 100 000 habitantes, en igual período.5,6 Sin dudas, la HTA como enfermedad ha influido directamente en la mortalidad cardiovascular del país.
La HTA constituye uno de los principales factores de riesgo relacionados con la mortalidad por enfermedades no transmisibles en Cuba.7) Su inadecuado control ha sido asociado al doble de riesgo de muerte prematura por ECV.8) Una gran proporción de estas afecciones y de las muertes prematuras que ocasionan se pueden evitar mediante medidas dirigidas al control de factores de riesgo modificables, tales como, precisamente, la HTA, la reducción o eliminación del consumo del tabaco y mejorando la educación sanitaria dirigida al control de los factores de riesgo.9
Entre 1990 y 2015, en encuestas internacionales realizadas, se reportó un incremento sustancial de la prevalencia de PAS elevada, al igual que lo hicieron las muertes por causas potencialmente asociadas a este factor de riesgo, así como los años de vida ajustados por discapacidad.10) De acuerdo con estos datos, el control de la HTA, a nivel mundial, contribuirá a reducir la morbilidad y la mortalidad por ECV en todo el mundo.11
En el mundo, 41 % de las muertes relacionadas con PAS de 140 mmHg o más, fueron por ECV, y el resto, por enfermedad renal crónica. El mayor número de muertes anuales relacionadas con la PAS se debe a cardiopatía isquémica (4,9 millones), ictus hemorrágico (2,0 millones) e ictus isquémico (1,5 millones).10
La HTA puede deteriorar la integridad del organismo con su acción nociva sobre los elementos que lo integran, más susceptibles de deterioro. El daño a los órganos diana es definido como la alteración estructural o funcional de los vasos arteriales que irrigan los órganos, causados por la elevación de la presión arterial (PA), tales como el cerebro, el corazón, los riñones, las arterias centrales y periféricas y los ojos.3
La disminución de la PA proporciona beneficios ampliamente generalizables. Una reducción de la PAS de 10 mmHg puede reducir el riesgo de eventos cardiovasculares mayores en un 20 %, de enfermedad coronaria en 17 %, de accidente cerebrovascular en 27 %, de insuficiencia cardíaca en 28 %, y de mortalidad por todas las causas en 13 %. Por lo tanto, su descenso, a lo que se ha considerado el rango normotensivo, debe considerarse de forma rutinaria, para la prevención de enfermedades cardiovasculares.12
Para determinar el éxito de los programas para la prevención y el control de la HTA, el indicador es, precisamente, la PA controlada entre aquellos hipertensos bajo tratamiento.13) Se considera la PA controlada cuando está por debajo de 140/90 mmHg en menores de 60 años de edad y en mayores de 60, la PAS mayor o igual a 160, aunque si el paciente está en buenas condiciones físicas y mentales, se recomienda reducirla a 140-150 mm Hg.1
Para evitar y disminuir la morbimortalidad por ECV, es fundamental reducir la incidencia de hipertensión, a través de intervenciones dirigidas a toda la población que conduzcan a eliminar o reducir los factores de riesgo comportamentales. Es necesario realizar la detección temprana y el manejo eficaz de la HTA, teniendo en cuenta todos sus factores de riesgo y, finalmente, su control, para lograr la prevención del inicio y el desarrollo de las ECV y otras complicaciones.14 El aspecto principal, para esto es, justamente, el manejo adecuado de la HTA.15
A pesar de que se preconiza, el control de la HTA, como base para la atención de las ECV,13 es insuficiente en todo el mundo.2) En América Latina y el Caribe, 80 % de las personas no tienen un control adecuado de su PA.16) En Cuba se conoció que 44,9 % de los hipertensos no estuvieron debidamente controlados, dentro de los diagnosticados y tratados.17) Mejorar el control de la HTA a nivel poblacional podría tener un impacto positivo considerable sobre las ECV.11
Es fundamental reducir la incidencia de hipertensión a través de intervenciones dirigidas a toda la población que hagan disminuir los factores de riesgo comportamentales, en particular el consumo nocivo de alcohol, la inactividad física, el sobrepeso, la obesidad y el consumo elevado de sal. Es necesario adoptar, de cara a la detección temprana y el manejo costo eficaz de la hipertensión, un enfoque que tenga en cuenta todos los factores de riesgo, para así prevenir las ECV y otras complicaciones.14
Las medidas recomendadas para los cambios en el estilo de vida, que han demostrado su eficacia para reducir la PA, son la restricción de la ingesta de sal, la moderación en el consumo de alcohol, un consumo abundante de frutas y verduras, la reducción y el control del peso corporal y la actividad física regular. Todos los esfuerzos para reducir y controlar la HTA son válidos, porque repercutirán en la disminución de la morbimortalidad cardiovascular, cerebrovascular y renal.3
Ante la importancia de la HTA como enfermedad y como factor de riesgo para otras enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y renales, y la conveniencia de conocer su comportamiento para su prevención y control, se realizó este estudio cuyo objetivo fue la caracterización de la prevalencia de HTA en Cuba, en el año 2019.
Métodos
Se realizó un estudio ecológico. Se tuvieron en cuenta las prevalencias de HTA en Cuba reportadas en las tres encuestas nacionales de factores de riesgo realizadas en Cuba, en los años 1995, 2001 y 201017) y las declaradas como dispensarizadas en el nivel de atención primaria de salud, en los anuarios estadísticos de salud del Ministerio de Salud Pública (Minsap), de los años 1995,18 2001,19) 20105) y 2019,6 publicados en los años 1996, 2002, 2011 y 2020, respectivamente, por la Dirección Nacional de Estadísticas y Registros Médicos del Minsap de la República de Cuba y que constituyeron la fuente de información.
Se analizaron las prevalencias totales y según sexo. En el caso del año 2019 se incluyó además la prevalencia por grupos de edad y sexo.
Se trabajó con las prevalencias de hipertensión arterial de cada provincia y del municipio especial Isla de la Juventud. Se realizaron comparaciones entre estas y la del país, los datos estadísticos de otras naciones, con información del año más reciente disponible (2015).20
Los datos se procesaron de forma automatizada. Se elaboró una base de datos en Excel. Se utilizó estadística descriptiva (frecuencias). Los resultados se expresaron en una tabla y gráficos.
Resultados
Las prevalencias de HTA encontradas en las encuestas nacionales de factores de riesgo en los años 1995, 2001 y 2010 no sufrieron grandes cambios desde el 1995 con respecto al 2010, aunque si en el 2001 en relación a los años citados. En los tres años, se han superado considerablemente los resultados de la dispensarización registrados por el sistema de información estadística del Minsap desde la atención primaria, por algo más de 24 en el año 1995, 16 en el 2001 y 10 en el 2010, puntos porcentuales. En cuanto a la dispensarización, ha presentado un importante incremento desde el año 1995 hasta el 2001, y más gradual de este al 2010 y del 2010 al 2019 (Tabla 1).
Fuentes: * III Encuesta de factores de riesgo y actividades preventivas de enfermedades no transmisibles. Cuba 2010-2011. ** Anuario Estadístico de Salud, Minsap, Cuba, 1995, 2001, 2010 y 2019.
La HTA resultó más frecuente en el año 2019, tanto por sexos, como en el total, respecto al 2010 y en las mujeres con relación a los hombres, aproximadamente en tres puntos porcentuales (Fig. 1).
La prevalencia de HTA se incrementó en la medida que lo hizo la edad, más marcada en el grupo de 60 a 64 años, donde más de 75 % de las personas resultaron hipertensas, con pocas diferencias entre los sexos, en este grupo y en los de 0 a 4, hasta 19 a 24 años de edad. En los grupos de 25 a 59, de 65 y más años y en el total, las mujeres hipertensas predominaron. Más del 50 % de las personas de 65 y más fueron portadoras de HTA (Fig. 2).
En Cuba, en 2019, la prevalencia de HTA fue 23,3 %. Se situaron por encima de la del país las prevalencias de las provincias Sancti Spíritus, La Habana, Matanzas, Villa Clara, entre dos y cuatro puntos porcentuales, y con menos de uno, Pinar del Río, Artemisa, Cienfuegos, Ciego de Ávila y Las Tunas. El resto de las provincias y el municipio especial Isla de la Juventud, mostraron prevalencias inferiores a la media del país. La más baja prevalencia registrada fue la de la provincia Granma, de 18,87 % (Fig. 3).
Discusión
Las diferencias encontradas entre las prevalencias de HTA reportadas en las encuestas nacionales y la dispensarización hablan de la existencia de un posible subregistro de pacientes hipertensos, lo que debe repercutir negativamente en el tratamiento y control de la enfermedad. De este modo, no se ha logrado identificar de forma adecuada a todos los hipertensos, con el objetivo de que puedan ser adecuadamente tratados y controlados, en lugar de esperar a que algunos de estos pacientes, no diagnosticados de HTA, continúen contribuyendo a elevar la morbilidad y mortalidad por afecciones cardiovasculares, cerebrovasculares y renales.
La prevalencia de HTA en América es de 17,6 %,21 la máxima prevalencia es en Santa Lucía 27,1 % y la mínima en Estados Unidos 12,9 %. En el Caribe Latino, área geográfica donde está Cuba, la prevalencia de Haití fue de 24,5 y la de República Dominicana 21,5 %.20 Esta última también pertenece al grupo de países con economía de ingresos medio altos como Cuba y Argentina, Brasil, Costa Rica y México,22 estos últimos cuatro países con prevalencias de HTA de 22,6 %, 23,3 %, 18,7 % y 19,7 %, respectivamente. La de Cuba es igual a la de Brasil, por lo que supera a los países mencionados, excepto a Haití y Santa Lucía. Tanto en el continente como en las naciones citadas, la prevalencia de HTA fue superior en el sexo masculino, entre dos y diez puntos porcentuales.20 En Cuba, fue mayor la de las mujeres, aproximadamente cuatro puntos porcentuales.
La HTA se considera el factor de riesgo más importante para la aparición y desarrollo de las enfermedades cardiovasculares.23) Se relaciona con la mortalidad prematura y evitable.10) En Cuba, las tres cuartas partes de la población de 60 a 64 años y la quinta de la de 25 a 59 años son portadoras de HTA, lo que les confiere el riesgo de padecer o morir por una enfermedad cardiovascular de forma prematura, teniendo en cuenta que la esperanza de vida al nacer del país, en el año 2019, fue de 78,8 años.24
Apremian el conocimiento de la enfermedad de la población en general, sus consecuencias y de los factores de riesgo que la originan, así como trabajar para conseguir su eliminación o modificación y su prevención, para lograr evitar o retardar su aparición. Es importante motivar a la población en la necesidad de realizar mediciones sistemáticas de la PA, de conocer sus cifras y que ello se convierta en una inquietud, una necesidad y un reclamo a los prestadores de salud. Eso ayudaría a la reducción de la morbilidad oculta y a que los salubristas puedan alcanzar a todos los enfermos con un diagnóstico oportuno y la asistencia médica adecuada. Con la detección temprana de la HTA, es posible minimizar el riesgo las ECV.25
Una vez diagnosticado un paciente hipertenso, se le educa en materia de salud sobre la enfermedad, sus complicaciones y los factores de riesgo que se pueden modificar. Se le instaura un tratamiento médico personalizado, se explica la importancia de cumplirlo con disciplina, así como la responsabilidad individual en su autocuidado. Entonces, puede afirmarse que el individuo ha sido conducido al camino correcto, dirigido al control de la enfermedad. Este accionar a nivel poblacional logrará un impacto positivo sobre la salud general y, en especial, cardiovascular en el país.
En conclusión, es preciso reducir la brecha entre los pacientes conocidos como hipertensos, dentro del sistema de salud y los que realmente son portadores de la enfermedad. Ello se puede lograr con el incremento de la pesquisa activa de HTA, para acercarse a su prevalencia real en Cuba. El nivel primario de atención de salud del país, está bien estructurado, lo que es una ventaja, para lograr una atención de calidad a toda la población. Se trata de optimizar los recursos y la cobertura de que se dispone, en función de conseguir el diagnóstico oportuno y manejo adecuado de la enfermedad, y con eso, influir favorablemente, en la morbimortalidad por enfermedades vasculares.