INTRODUCCIÓN
Las vivencias que experimenten los estudiantes a lo largo de su periodo de aprendizaje determinarán en gran medida su autoeficacia y competencia profesional.1
En el año 2013 se produjeron en España 390.419 defunciones según el Instituto Nacional de Estadística.2 Los profesionales de la salud están especialmente expuestos a vivenciar este tránsito que pone final a la vida, por ello, deben estar preparados para trabajar con este hecho como algo natural, entendiendo que en muchos casos no se debe ni se puede hacer nada y mucho menos alargar un proceso que llega a su fin.
La muerte genera multitud de reacciones y emociones siendo el miedo y la ansiedad la respuesta más común y las más importantes para toda persona que se enfrenta conscientemente a este proceso.3
En su taxonomía 2007-2008, la North American Nursing Diagnosis Association (NANDA) incluyó el diagnóstico de Ansiedad ante la muerte, definiéndola como la sensación inespecífica de incomodidad o malestar, producida por la percepción de una amenaza, real o imaginada, a la propia existencia.3
Las reacciones emocionales que se presentan dependerán de la forma en que las personas gestionen esta situación, de la experiencia previa, de las creencias religiosas y espirituales, así como del propio afrontamiento y situación personal.4
Existen estudios que ponen de manifiesto que, en profesionales de la salud con amplia experiencia, aún a pesar de la exposición a muertes de pacientes, se han descrito importantes reacciones emocionales como malestar, ansiedad, incertidumbre y sentimiento de desprotección. (5 En el caso de estudiantes la situación clínica que provoca mayor estrés y ansiedad es la relacionada con la muerte y el sufrimiento ajeno (6 y en concreto la muerte, el sufrimiento y el cuidado a pacientes terminales.7,8
Trabajar en determinados servicios que suponen estar en un contexto de pérdida relacionado con el proceso de morir, implica por tanto vivir y trabajar en circunstancias que generan un fuerte impacto emocional en el personal asistencial.9
El conocimiento del afrontamiento de la muerte de los profesionales permitirá realizar intervenciones con estos profesionales, de manera que les llevarán a ayudarles a desarrollar estrategias que mejoren el afrontamiento de la muerte. Todo ello conllevará a que sean capaces de resolver los propios conflictos emocionales e influirá en una mejor gestión del trato al paciente moribundo y su familia.10
El afrontamiento o “coping” se puede definir como los esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que sirven para manejar las demandas externas y/o internas que son valoradas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo.11
Por tanto, el afrontamiento constituye un proceso cambiante con fines de adaptación, en el que el sujeto y el contexto interactúan de manera permanente y además, de que los individuos varían sus patrones de estrategias de afrontamiento en función del tipo de problema a resolver.12
Los futuros profesionales sanitarios, así como de las Ciencias de la Salud, sobre todo los que están más próximos al sufrimiento humano como puede ser el caso de la Enfermería deben tener en cuenta que tanto el distanciamiento como la evitación son estrategias de afrontamiento inadecuadas a adoptar en la práctica clínica. Así lo ponen de manifiesto diferentes estudios 13-15) que destacan que las enfermeras manifiestan dificultades en la interrelación y comunicación con los enfermos terminales y sus familias y con el afrontamiento de la muerte de sus pacientes. No hablar de la muerte, evitar el contacto con la persona enferma, no mirarles a los ojos, ocultar información, etc. para salvaguardarse de las propias emociones conlleva la no aplicación de cuidados de calidad. En este sentido, se ha constatado dentro de una muestra de enfermeras de oncología que aquellas que presentan mayor miedo a la muerte y conductas de evitación muestran actitudes más negativas hacia el cuidado de enfermos terminales.16
La capacidad de afrontamiento de una persona depende de su trayectoria personal y de los valores y creencias que la misma ha ido incorporando con los años. Se han identificado las actividades religiosas dentro de las creencias como las estrategias de afrontamiento más frecuentemente utilizadas en la población general.4
El objetivo de este estudio es ahondar en el conocimiento sobre los niveles de afrontamiento de la muerte en estudiantes de diferentes titulaciones relacionadas con el área de Ciencias de la Salud.
Una vez descritas las características sobre el afrontamiento de la muerte de cada disciplina, se realizará una comparación entre las diferentes titulaciones, así como de la distribución que toman las diferentes variables sociodemográficas (sexo, edad, año académico, religión y experiencias previas ante la muerte) en relación al afrontamiento final.
MÉTODOS
Se llevó a cabo un estudio descriptivo de corte transversal con un muestreo no probabilístico consecutivo. La población de estudio estuvo compuesta por 227 estudiantes de la Universidad Alfonso X el Sabio (Madrid-España).
Además de la recogida de variables sociodemográficas (sexo, edad, religión y curso) se realizó una batería de 5 preguntas sobre experiencia personal y asistencial a pacientes graves o moribundos donde se recogieron datos sobre experiencias previas con la muerte (enfermo grave en la familia, pérdida de un familiar o alguien querido, sufrir enfermedad grave, sufrir accidente grave, modificación de la actitud vida/muerte y experiencia con moribundos).
Finalmente se aplicó la Escala Bugen de Afrontamiento de la Muerte (EBAM) (anexo).17 Esta escala es el primer instrumento psicométrico para medir la competencia ante la muerte con una fiabilidad alta (alfa de Cronbach de 0.89) lo que la hace un instrumento adecuado y consistente de cara a su uso en la evaluación de afrontamiento de la muerte. La escala Bugen está compuesta por 30 ítems en la que las respuestas se distribuyen en una escala tipo Likert (1 a 7), de modo que 1 supone estar “totalmente en desacuerdo” y 7 “totalmente de acuerdo”. Para nuestro estudio se agruparon las puntuaciones del 1 al 5, siendo 1= “totalmente en desacuerdo” y 5= “totalmente de acuerdo”. Las puntuaciones se han categorizado en 3 niveles de afrontamiento; Afrontamiento Bajo (puntuaciones de 0 a 70) Afrontamiento Medio (puntuaciones de 71 a 140) y Afrontamiento Alto (puntuaciones de 141 a 210).
La muestra total estuvo compuesta por tres disciplinas, Enfermería, farmacia y Actividad Física y Deporte (AFYD). Los estudiantes respondieron de manera voluntaria en sus aulas durante el periodo lectivo 2016/2017 firmando un consentimiento informado en el que se les advertía de la voluntariedad del estudio, así como se les garantizaba el anonimato y la confidencialidad en el tratamiento de los datos. El manejo y tratamiento de los datos se realizó a través del paquete estadístico SPSS 21.0 para Windows. Se han realizado descripción de la muestra, así como t de Student, Chi-Cuadrado y ANOVA para el análisis de los diferentes tipos de variables estudiadas.
RESULTADOS
La muestra estuvo compuesta por el 37,4 % que fueron estudiantes de enfermería, el 31,7 % estudiantes de farmacia y el 30,8 % que fueron estudiantes de AFYD. En la misma el 57,3 % tenía una edad comprendida entre 18 y 21 años y el 42,7 % más de 22 años. La muestra se distribuyó según se observa en la tabla 1 para las diferentes disciplinas teniendo en cuenta el género, religión y curso. En cuanto a la religión predominante corresponde a la católica (45,9 % en el grado en Enfermería, 54,2 % en el grado en farmacia y el 41,4 % en el grado de AFYD), otro dato relevante son los estudiantes que se consideran ateos (52,9 % en enfermería, 38,9 % en Farmacia y 57,1 en AFYD). En cuanto al año académico cursado se observa que de forma general la mayoría de los estudiantes estaban distribuidos en los cursos de 2º y 3º.
Por otro lado, en lo relativo a las experiencias previas con la muerte en función de la titulación, según se indica en la tabla 2, la experiencia de los estudiantes de enfermería fue del 58,8 %, farmacia del 63,9 % y del AFYD 55,7 %, especificándose que habían tenido algún enfermo con patología grave en la familia, así como haber sufrido la pérdida de un familiar o alguien querido (Enfermería (67,1 %), farmacia (80,6 %) y AFYD (65,7 %)).
En cuanto a experiencias con la enfermedad o accidentes catalogados como graves la mayoría de los estudiantes señalaron no haber tenido experiencias propias. La mayoría de los mismos indicaron no haber modificado su actitud ante la vida/muerte como consecuencia de estas experiencias. En cambio, la exposición con moribundos es más relevante, como era de esperar en la disciplina de enfermería (70,6 %) en comparación con farmacia (29,2 %) y AFYD (20 %).
Enfermo grave en la familia | Pérdida de familiar o alguien querido | Sufrir enfermedad grave | Sufrir accidente grave | Modificación de la actitud vida/muerte | Experiencia con moribundos | |||||||
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No | Sí | No | Sí | No | Sí | No | Sí | No | Sí | No | Sí | |
Enfermería | 41,2 | 58,8 | 32,9 | 67,1 | 94,1 | 5,9 | 90,6 | 9,4 | 56,5 | 43,5 | 29,4 | 70,6 |
Farmacia | 36,1 | 63,9 | 19,4 | 80,6 | 93,1 | 6,9 | 94,4 | 5,6 | 66,7 | 33,3 | 70,8 | 29,2 |
AFyD | 44,3 | 55,7 | 34,3 | 65,7 | 95,7 | 4,3 | 85,7 | 14,3 | 67,1 | 32,9 | 80 | 20 |
El nivel de fiabilidad alcanzado a través del Alfa de Cronbach fue de 0,85, dato que indica que la escala utilizada es un instrumento adecuado para medir el afrontamiento de la muerte en la presente muestra.
Por otro lado, se ha categorizó el nivel de afrontamiento en alto, medio y bajo relacionándolo con la titulación cursada. Como se observa en la figura los estudiantes se situaron en un nivel medio de afrontamiento fundamentalmente en enfermería, es destacable el afrontamiento bajo en las titulaciones de farmacia y AFYD.
La prueba de Chi Cuadrado que relacionaba la titulación con el nivel de afrontamiento mostró que esta relación es relevantemente significativa (p< 0,01).
En la tabla 3 se representan las puntuaciones medias y desviaciones típicas de la Escala de Afrontamiento de la Muerte (EBAM) en relación a las variables que describen la experiencia previa con la muerte, asimismo se muestra el valor de la t de Student, el intervalo de confianza y el p (nivel de significación estadística).
Los resultados no indicaron una relación estadísticamente significativa entre el nivel de Afrontamiento de la muerte y haber tenido algún tipo de experiencias previas con la misma (p< 0,01).
En cuanto al análisis de la varianza (ANOVA) según se muestra en la tabla 4 en relación a la titulación, género, edad, religión y curso académico en las puntuaciones directas de la Escala Bugen de Afrontamiento de la Muerte (EBAM), los resultados muestran que no existen diferencias estadísticamente significativas en las variables relativas a género, edad, religión y curso académico, pero sí en la variable titulación (p< 0,01).
DISCUSIÓN
A la vista de los resultados se observa que la titulación se relaciona con el nivel de afrontamiento de la muerte de los estudiantes. En los alumnos de enfermería se produce un mayor nivel de afrontamiento de la muerte en comparación con farmacia y AFYD.
Los resultados también muestran que el afrontamiento de la muerte no presenta relación con haber tenido experiencias previas con la misma. Estos resultados son contrarios a estudios que indican que enfermeras con mayor tiempo de experiencia en el cuidado de pacientes moribundos y niveles más altos de formación desarrollan actitudes más positivas ante la muerte que enfermeras con niveles más bajos en formación y menor experiencia en cuidados paliativos.10,18-20 En este caso, los estudiantes de Enfermería están especialmente concienciados con el proceso de morir ya que en su plan de estudios cursan la asignatura de cuidados paliativos (en la que se trabaja muy directamente con el tema de la muerte), además de realizar prácticas en servicios donde la muerte forma parte del día a día. De estos hechos se constata que tanto la formación como el contacto con el proceso de morir podrían hacerles desarrollar mayor competencia en cuanto al afrontamiento de la misma. La formación universitaria en la atención al duelo y cuidados paliativos es fundamental para la correcta actuación en su posterior trabajo profesional y actitudes positivas ante el proceso de morir.21,22
Destacar que un mejor afrontamiento personal de la muerte permite a los profesionales sanitarios aportar mayor calidad asistencial en los procesos finales de la vida.23,24
En cuanto a la variable sociodemográfica edad al no existir relación directa de la misma con el afrontamiento de la muerte no se puede exponer como apuntan otros estudios que la edad influye en la existencia de mayor miedo a la muerte en personas jóvenes y, por tanto, peor acercamiento psico-emocional ante dicho proceso.25,26 Lo mismo ocurre con el sexo, género y religión, los resultados de este trabajo no han evidenciado relación de estas variables con el afrontamiento de la muerte en contraposición a otros estudios.10,27-29
Finalmente, tampoco se encontró relación entre el afrontamiento de la muerte y el curso académico realizado en las tres titulaciones. Edo-Gual indica que los estudiantes de enfermería de cursos más avanzados presentan menos miedo a la muerte que los de otros cursos10 lo cual, no se puede comprobar en este estudio.
En resumen y tras los resultados obtenidos, se considera especialmente necesaria la formación específica en lo relativo a incluir en todos los planes de estudio de los alumnos de Ciencias de la Salud y en especial en los de enfermería (debido al trato directo que se mantiene con el paciente en esta profesión) asignaturas relacionadas con el proceso de la muerte, donde el manejo de los aspectos psicológico-emocionales cobra especial relevancia. La exposición y conocimiento gradual puede servir para la elaboración de estrategias de afrontamiento de la muerte más eficaces tanto de cara a la autogestión del duelo como de la calidad asistencial en el cuidado, fundamentalmente en aquellas áreas profesionales en las que se produce una atención más directa con el paciente.30,31,32
No obstante, sería interesante realizar estudios longitudinales y evaluar otros aspectos que en este estudio no se contemplan en cada una de las disciplinas como pueden ser estrategias de afrontamiento específicas, nivel y fuentes de estrés, componentes sobre la percepción de la muerte y disponibilidad de apoyo social.