Introducción
La educación y la práctica médica constituyen un par dialéctico, el cual se comparte entre profesores, especialistas médicos y los educandos, y se fundamenta desde diversos puntos de vistas: problemas de salud, aprendizaje, necesidades y dilemas existentes, así como soluciones apropiadas.1
En Cuba la universidad médica es una concepción, no una edificación, ya que existe y se desarrolla en cada uno de los lugares en que se produce el proceso docente atencional. Esta universidad no se integra a los servicios de salud, sino que existe en ellos. De ahí que haya desplazado el centro de su enseñanza hacia la educación en el trabajo y la atención primaria de salud. La enseñanza teórica, a través de una asignatura curricular, tema o contenido temático de una asignatura o estancia, no tendrá nunca el efecto modificador de actitudes, si no va acompañada del modelo ejemplarizante del docente en los escenarios donde se desempeña.2
La Medicina General Integral (MGI) constituye la especialidad básica del sistema. Esta tiene como una de sus premisas que la comunidad se transforme en su verdadero sujeto-objeto y que las modificaciones en los perfiles de salud-enfermedad sean el resultado no solo de los cambios conductuales individuales, sino de la adopción colectiva de un modo de vida más sano. Por estas razones, la enseñanza al residente requiere que el personal docente tenga una visión realmente integradora,3 en las vías y formas de la labor educativa a desarrollar, donde emerge la figura del tutor, con una novedosa acepción.4
A lo largo de la historia, la imagen del tutor se ha presentado con diversos nombres y funciones. En las comunidades primitivas siempre existió quien asumiera la orientación y enseñanza del conocimiento acumulado de generaciones anteriores. En el período de la Edad Media, se evidenció la figura del tutor en la universidad medieval, caracterizada por una enseñanza escolástica, memorística, autoritaria y dogmática con influencia religiosa. En Cuba, durante la Edad Moderna, se destacaron ilustres pedagogos convertidos en célebres paradigmas: José Agustín Caballero, Félix Varela Morales, José de la Luz y Caballero, Rafael María de Mendive, Enrique José Varona, entre otros. En la Edad Contemporánea, que abarca desde el siglo xx hasta la actualidad, existe una tendencia marcada por el estudio del tema, y se destaca la tutoría presencial (modalidad caracterizada por un proceso dinámico e interactivo entre tutor y tutorado( y no presencial (modalidad donde se concibe la tutoría desde una postura conceptual y práctica, a través de las tecnologías de la comunicación(. En Cuba, a inicios del siglo xxi, surgieron criterios con respecto al tema, donde desplegó un papel trascendental la teoría de Educación Avanzada, dirigida por la Dra. C. Julia Añorga Morales, que viabilizó la profundización de las peculiaridades de la figura del tutor.5
El tutor resulta protagónico en los procesos formativos, que requieren un perfeccionamiento continuo y cuyas bases teóricas se encuentran en la educación avanzada. Por sus funciones, conoce los problemas académicos, personales, familiares, de comunicación: prevalece la atención a lo formativo en la esfera profesional.6) Este ha sido considerado un proceso de interacción humana compleja, por lo que ha sido necesario que adquiera determinadas competencias para realizar bien su labor, ya que los tutorados requieren del apoyo de un profesional que ostente conocimientos, habilidades y experiencia suficientes para guiarlos hacia su desarrollo integral.7
La educación en el trabajo constituye la forma de organización fundamental de la enseñanza médica y el trabajo en la comunidad. El consultorio se ha convertido en escenario de educación permanente y representa la célula básica de la enseñanza tutelar. Esta representa la forma docente más integral de educación en el trabajo, por lo que los tutores constituyen la columna vertebral del sistema. (8
Según juicio de expertos9,10,11) y de los autores, se han constatado deficiencias en la actividad tutelar durante la formación de residentes de la especialidad de Medicina General Integral, situación que repercute en la calidad de este proceso pedagógico.
Esta investigación aporta información de la preparación de los tutores, lo cual contribuye a la formación y el desarrollo integral del docente, así como al empleo de estrategias para la actividad tutelar en la educación médica.
El presente artículo tuvo como objetivo caracterizar la preparación del tutor en el proceso de formación del residente de Medicina General Integral en el municipio Habana Vieja durante el período enero-junio de 2019.
Métodos
Se realizó una investigación pedagógica en el área del posgrado, de tipo descriptivo, en los cinco policlínicos del municipio Habana Vieja, provincia La Habana, durante el período comprendido entre enero y junio de 2019. Fueron aplicados métodos teóricos: analítico, sintético, inductivo, deductivo; así como empíricos: análisis documental y encuestas.
Se empleó el método analítico, al examinarse los artículos publicados en bases de datos: Scielo, Medline, Hinari, Lilacs, PubMed y buscadores como Google. El procedimiento utilizado para seleccionar la información fue el de restringir la búsqueda a todas aquellas publicaciones que relacionaran en sus resúmenes, títulos o textos, las palabras clave: “tutor de formación” y “medicina general integral”. Los resultados de la búsqueda arrojaron un listado de 213 documentos, entre los que se destacaron: artículos, guías de actuación, protocolos, tesis de especialidad y maestría, programas y manuales. Del total de documentos encontrados se pudieron ubicar 111 y, de estos, 80 aportaron información útil a la investigación.
El universo y muestra estuvieron constituidos por 75 médicos que ejercían la tutoría de formación en residentes de la especialidad de Medicina General Integral, a los cuales se les aplicó encuesta. Se establecieron los siguientes criterios de inclusión: médicos con desempeño como tutor por un período de tiempo no menor de un año, notificación de aceptación de participar en la investigación, previo consentimiento informado de los participantes y aprobación de las instituciones, acorde con los principios de la ética médica y a la Declaración de Helsinki.12) La encuesta administrada cumplió con los procedimientos establecidos para su validación, tales como: selección de panel de expertos, los cuales aportaron información para mejorar, validar y formular la encuesta. Posteriormente, se realizó el proyecto piloto y la validación del contenido de la encuesta, la cual fue aplicada en los consultorios médicos de familia. La información se registró en planilla de recolección de datos, los cuales se procesaron en programa Microsoft Excel. Los resultados se presentaron en tablas con números absolutos y porcentaje.
Resultados
De los 75 profesionales que participaron en la investigación, el mayor porcentaje con experiencia como tutor se encontraba en la agrupación entre 1-3 años, seguido por aquellos facultativos con experiencia docente en el rango entre 4-6 años. En relación con el tiempo de graduado como especialista, existió un predominio de 41 tutores, que poseían entre 5-10 años como especialistas. Los 14 tutores con más de 10 años de graduados representaron el 18,6 % (Tabla 1).
De la totalidad de tutores, 49 no ostentaba categoría docente ni científica. Esta última fue la de menor representación (Tabla 2).
En relación con la superación pedagógica, solo el 46,7 % de los tutores reconocieron haber participado en actividades didácticas. La maestría de educación médica superior fue la actividad formativa de mayor representación. La autopreparación solo la realizaron 3 tutores con categoría científica (Tabla 3).
Como resultado de la encuesta aplicada a los 75 tutores, el mayor porcentaje notificó no formar parte de investigaciones en ejecución.
En relación a la temática de publicaciones realizadas, de la totalidad de los encuestados solo 18 había publicado en revistas de alto impacto, y aquellos que ostentaban la categoría docente aportaron una mayor representación.
El mayor porcentaje de no participación en eventos científicos fue proporcionado por tutores que no poseían categoría (Tabla 4).
Discusión
El predominio de los tutores con amplia experiencia como especialistas en MGI constituye un factor favorecedor de la labor docente tutelar, pues cuentan con conocimientos de la especialidad, lo que representa una gran fortaleza en función de la asistencia médica integral, lo que incide positivamente en abordar el proceso enseñanza aprendizaje. Resultados similares fueron constatados en la bibliografía consultada.7 En relación con el predominio de galenos con experiencia como tutor entre 1-3 años, los autores consideran que esto se debe, fundamentalmente, al movimiento de recursos humanos para desempeñar distintas funciones y a la desmotivación de los profesionales, por el insuficiente reconocimiento hacia las actividades docentes en algunas instituciones de salud. Dicha situación influye desfavorablemente en la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje.
El predominio de los tutores no categorizados desde la perspectiva categoría docente y científica coincide con los resultados obtenidos por Lorenzo y otros,13 y varios especialistas en la temática.14
Los autores consideran que resulta esencial la categorización didáctica del tutor, el cual debe conocer a profundidad su encargo social, además de ser capaz de desarrollar habilidades metodológicas; conducir acertadamente las relaciones con los estudiantes y el grupo de profesionales; construir y componer el sentido de lo que se hace, por qué, para qué y cómo; así como desarrollar habilidades comunicativas y actitudes que preparen al futuro especialista para asumir con responsabilidad las tareas de participación social.
La figura del tutor constituye un aspecto nuclear, al brindar apoyo a la docencia en la formación del futuro especialista. Sobre este recae la responsabilidad de llevar a cabo tareas esenciales para la calidad formativa, como el plan individual, la supervisión directa y continua de los residentes a su cargo, así como la evaluación del aprendizaje y el aprovechamiento en la formación recibida.15
El proceso para otorgar las categorías docentes principales y complementarias se convoca de acuerdo con la estructura de categorías docentes aprobadas por el Ministerio de Educación Superior, para cada institución y en las disciplinas existentes en el departamento docente, centro de estudio u otra unidad organizativa que corresponda. Los centros de educación médica superior convocan a las disciplinas y especialidades médicas dentro del departamento docente. El análisis para el otorgamiento de las categorías docentes principales se lleva a cabo por tribunales nombrados al efecto, que evalúan, a su vez, el cumplimiento de los requisitos y ejercicios establecidos, según corresponda.16
A partir de la opinión de expertos,9 en la actualidad existe una cifra significativa de especialistas que aspiran a obtener categoría docente apenas se gradúan, sin tener una trayectoria previa que defina el cumplimiento de los requisitos y la vocación por la docencia. Según su criterio, este proceso es proporcionado por necesidades de pirámide docente por la categoría.
En cada institución, la actividad de categorización científica constituye un objetivo estratégico para el desarrollo científico de sus profesionales, lo que conlleva a la identificación de aquellos con aptitudes y actitudes para la investigación. Actualmente, este proceso evidencia el desarrollo individual de profesionales de la salud en el campo de la ciencia, que se contextualiza a través de la existencia de un currículo investigativo durante el transcurso de los años.17 El sistema de categorías científicas tiene entre sus objetivos reconocer y acreditar a los profesionales que demuestren ser competentes para el desempeño de la actividad de investigación científica y que cumplan con los requisitos establecidos en el Decreto de Categorías Científicas.18
Gran número de profesionales en el nivel primario de atención cumplen con los requisitos para optar por alguna de las categorías científicas y, según opinión de los autores, es esencial la participación de directivos en el apoyo y la preparación de los galenos que constituyen potencial científico, en el proceso de categorización, para que, en un período de tiempo determinado, los facultativos opten por la categoría.
Cuba es un país que se destaca por las numerosas investigaciones con relación al desempeño y la formación docente de las especialidades médicas, pero, en general, las investigaciones proponen enfatizar en su preparación pedagógica mediante talleres, cursos, diplomados, maestrías y doctorados relacionados con el saber pedagógico.19
En las propuestas de superación que se ofertan en las universidades de ciencias médicas, existe un predominio de los cursos de posgrados, diplomados y maestrías en comparación con la autopreparación, la conferencia especializada, el debate científico, entre otras, que complementan, y posibilitan el estudio y la divulgación de los avances del conocimiento, la ciencia y la tecnología.
Según Horruitiner (citado por González y otros),20 deberán considerarse en el diseño de las propuestas: la actualización científico-académica, la innovación didáctica, el desarrollo de la autogestión, la autonomía y creatividad del docente, entre otros temas de interés didáctico y científico pedagógico; de forma tal que esta función universitaria se convierta en una prioridad para el logro de los objetivos de calidad y excelencia que exige la sociedad.
Según opinión de los autores, la investigación científica aplicada a las ciencias de la salud constituye un pilar de vital importancia, pues repercute positivamente en la formación de profesionales, la calidad de la atención médica y la preponderancia desde el punto de vista económico-social. Su generalización resulta fundamental para dar solución a los problemas de salud que demanda la sociedad.
Una de las responsabilidades que tiene el tutor de la especialidad en la formación posgraduada es la de aplicar la visión científica en las investigaciones a ejecutar.15 Es esencial desarrollar y aplicar esta capacidad desde el comienzo de la etapa de formación profesional. La investigación realizada en relación con esta temática21 divulgó que los profesionales de las ciencias médicas, al iniciar su formación de posgrado, no tienen los conocimientos necesarios para aplicar el método científico en el diagnóstico, la solución de los problemas de salud familiares y comunitarios, y la búsqueda, recolección activa de la información y el análisis estadístico, tanto en el ejercicio cotidiano de la profesión como durante la ejecución de investigaciones biomédicas.
Al analizar las publicaciones realizadas, que se derivan de las investigaciones en la atención primaria de salud, el número de artículos aún no es representativo, si se considera la proporción de profesionales de la salud que trabaja en el primer nivel de atención en relación al total de galenos del sistema nacional de salud.22) Entre las causas de este contexto, según criterios de tutores encuestados, se incluyen gran carga de trabajo, insuficiente preparación científico-metodológica, escasa asistencia de tutores a las actividades de capacitación sobre investigación y redacción científica.
El número de investigaciones y la necesidad de los científicos de mostrar sus resultados, constituye una fuente imprescindible del saber. Es por ello que, en la participación investigativa desde la atención primaria de salud, se destacan centros donde, además de formar profesionales de elevada calidad científica, se lleva a cabo una permanente labor investigativa encaminada a generar conocimientos y habilidades en las más disímiles esferas de la vida.23
Resulta necesario insistir en el protagonismo del profesor universitario en el proceso investigativo, como facilitador y modelo a seguir por sus estudiantes. Lo anterior indica la necesidad de pensar la investigación desde el desempeño docente. Por lo que es conveniente legitimar en las universidades de ciencias médicas la presencia de grupos de investigación que puedan evaluarse por las estrategias de distribución y aplicación del conocimiento, y la disponibilidad de talentos jóvenes en la masa estudiantil y del claustro para asumir compromisos en la solución de problemas del país.24
Teniendo en cuenta los resultados de la investigación, se impone implementar estrategias de trabajo para el ejercicio tutorial. Una de las estrategias consiste en la creación de la comisión de trabajo tutorial a nivel del departamento docente. Esta estructura está integrada por profesionales categorizados desde el punto de vista pedagógico e investigativo. Y asumirá funciones formativas en el quehacer tutorial: creación de guías de trabajo, así como protocolos de actuación de tutores en la atención primaria. Entre las funciones evaluativas a cumplir están: formar parte en el proceso de acreditación y reacreditación tutorial y participar en procesos evaluativos de los profesionales que intervengan en el proceso de formación del médico general integral.
El mayor porcentaje de facultativos en el quehacer tutorial no posee categoría docente ni científica, no forma parte de investigaciones y no participa en eventos científicos. Existen insuficiencias en la preparación del tutor, por lo que se hace necesario implementar estrategias, como la creación de la comisión de trabajo tutorial a nivel del departamento docente.