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ACIMED
versión impresa ISSN 1024-9435
ACIMED v.16 n.6 Ciudad de La Habana dic.-dic. 2007
Artículos
La revista Cuba Bibliotecológica: reflejo del desarrollo de la bibliotecología cubana en la década de los años 1950
Lic. Naudelín Vivero Vivero,1 MSc. Zoia Rivera,2 Dr.C. Radamés Linares Columbié3 y MSc. Mirta Botana Rodríguez4
Resumen
Se realizó un examen multifacético de la revista Cuba Bibliotecológica, con el objetivo de determinar su aporte al desarrollo de la bibliotecología cubana de la década de los años 1950. Para esto, se creó una base de datos en la que se describió la totalidad de los artículos, reseñas de libros y noticias publicadas y se realizó un estudio métrico que reveló las tendencias de la disciplina durante el período en estudio. Por último, se aplicó un análisis de contenido a las contribuciones comprendidas en cada número de la publicación analizada.
Palabras clave: Bibliotecología, publicaciones periódicas, estudio métrico, análisis de contenido, Cuba.
Abstract
A multifaceted study of the Cuba Bibliotecológica journal was made with the objective of determining its contribution to the development of Cuban library science in the 1950s. To this end, a database was created containing the description of all articles, book reviews and news published, and a metric study was conducted to reveal the tendencies of this discipline during the studied period. Finally, a content analysis of the contributions included in each number of the analyzed publication was made.
Key words: Library science, periodicals, metric study, content analysis, Cuba.
Copyright: © ECIMED. Contribución de acceso abierto, distribuida bajo los términos de la Licencia Creative Commons Reconocimiento-No Comercial-Compartir Igual 2.0, que permite consultar, reproducir, distribuir, comunicar públicamente y utilizar los resultados del trabajo en la práctica, así como todos sus derivados, sin propósitos comerciales y con licencia idéntica, siempre que se cite adecuadamente el autor o los autores y su fuente original.
Cita (Vancouver): Vivero Vivero N, Rivera Z, Linares Columbié R, Botana Rodríguez M. La revista Cuba Bibliotecológica: reflejo del desarrollo de la bibliotecología cubana en la década de los años 1950. Acimed 2007;16(6). Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol16_6_07/aci051207.htm [Consultado: día/mes/año].
El estudio de publicaciones seriadas en Cuba es bastante frecuente, sobre todo en el campo de las ciencias médicas, naturales y exactas. Menos beneficiadas, en este sentido, son las publicaciones de la esfera de las ciencias humanísticas y, dentro de estas, las correspondientes al campo de la bibliotecología.
Dichos estudios son de gran importancia cuando tienen por objeto a las publicaciones de determinada época, donde el examen de su contenido muestra la evolución de las temáticas tratadas. Este es el caso de la revista Cuba Bibliotecológica, òrgano oficial de la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca, posteriormente nombrado Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios, que constituyó un importante espacio de divulgación de la actividad bibliotecológica cubana en la década de los años 50. Por la importancia de su contenido y su actividad, desarrollada en el período mencionado, constituye parte del patrimonio bibliográfico de la profesión.
Esta publicación seriada, de carácter especializado, surgió en un momento de agudización de los males sociales y de crisis económica, lo cual la enfrentó en múltiples ocasiones a un ambiente hostil. A pesar de todos los obstáculos existentes para la edición, impresión y distribución de las revistas del período en sentido general, Cuba Bibliotecológica se mantuvo en manos de los bibliotecarios cubanos desde 1953 hasta 1956 con una periodicidad constante, y a partir de 1957 hasta 1960 de forma irregular. La investigación posibilitará entonces conocer el desarrollo de la bibliotecología en Cuba durante el período estudiado y advertir las tendencias de la actividad biblioteco-informativa, así como los temas de mayor interés y los principales problemas de la profesión en los años 1950 del pasado siglo.
Por la importancia que representa la revista Cuba Bibliotecológica, como espacio que revela el pensamiento teórico y la actividad práctica de los profesionales del campo bibliotecario en los años 50, se pretende realizar un estudio de todos los aspectos de la revista, con el propósito de responder a la pregunta de investigación siguiente: ¿Cuál fue la contribución de la revista Cuba Bibliotecológica al desarrollo de la bibliotecología cubana?
Métodos
- Análisis documental clásico.
- Entrevistas.
- Técnicas bibliométricas (los datos recogidos se registraron en una base de datos en Access, y esto permitió el registro de cada uno de los artículos, reseñas de libros y noticias, publicados en las páginas de la revista).
- Análisis de contenido (proporcionó las herramientas necesarias para advertir el contenido de los mensajes explícitos e implícitos en la revista).
En el presente estudio se pretende complementar la técnica clásica del análisis de contenido, cuantitativa esencialmente, con las inferencias cualitativas sobre los datos obtenidos, con vista a esclarecer las tendencias y esferas del desarrollo de la bibliotecología cubana en la década de los años 50. Para lograr una comprensión abarcadora e integral de esta técnica es necesario, primeramente, definirla y exponer qué se entiende por categoría analítica y qué por unidad de análisis.
El análisis de contenido se define como unas técnicas de indagación para la descripción objetiva, sistemática y cuantitativa del contenido manifiesto de la comunicación.1
Se entiende por categoría: …una noción general que representa un conjunto o un tipo definido de características, lo que autoriza a agruparlas en una misma clase.2
Por unidad de análisis se comprende: …la parte del contenido que se destaca como elemento por incorporar en categoría;1 en nuestro caso es el ítem que abarca todas las temáticas bibliotecológicas publicadas en las páginas de la revista. El universo de esta investigación lo constituye la totalidad de números (20) de la revista Cuba Bibliotecológica, publicados durante el período 1953-1960. En correspondencia con la unidad de análisis se creó el sistema de categorías y subcategorías analíticas siguiente:
1. Actividades profesionales.
Jornadas bibliotecológicas cubanas. Abarca los escritos referentes a la celebración (organización, desarrollo de temarios y recomendaciones) de las I, II y III Jornadas Bibliotecológicas Cubanas; eventos organizados por la Asociación Nacional de Profesionales de Bibliotecas, luego Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios.
Congresos de bibliotecología. Abarca los escritos referentes a los congresos celebrados a nivel nacional e internacional en la esfera de la bibliotecología durante el período republicano (años 50).
Concursos bibliotecarios. Abarca los escritos referentes a los llamados concursos-oposición, celebrados en el ámbito de los bibliotecarios cubanos durante el período republicano.
Exposiciones de libros. Abarca los escritos referentes a las especificidades y objetivos de las distintas exposiciones celebradas en Cuba durante los años 50.
Recibimientos. Abarca los escritos referentes a todo tipo de festividades celebradas en la Cuba Republicana, para recibir la visita de ilustres personalidades extranjeras relacionadas con la profesión.Venta de libros. Abarca los escritos referentes a las especificidades y objetivos de las distintas ventas de libros, iniciativas celebradas en Cuba durante los años 50.
Donaciones de libros. Abarca los escritos referentes a las donaciones de libros que se efectuaron en aquella época para escuelas de escasos recursos.
Conferencias bibliotecológicas. Abarca los escritos referentes a las conferencias, charlas, conversatorios, etc., ocurridos dentro y fuera del país y realizados por bibliotecarios y bibliógrafos, tanto cubanos como extranjeros.
Seminarios de bibliotecología. Abarca los escritos referentes a las características, requerimientos y temarios de los seminarios de bibliotecología impartidos por profesionales cubanos o extranjeros en la isla.
Premiaciones. Abarca los escritos referentes a los distintos nombramientos y premiaciones que tuvieron lugar en la Cuba Republicana, relacionados con la profesión.
Mesa Redonda. Abarca el escrito referente a la organización y celebración de la Mesa Redonda celebrada por la Asociación en 1953.
2. Bibliotecas.
Bibliotecas públicas. Abarca los escritos referentes a la creación, desarrollo, funcionamiento, características y actividades realizadas en las bibliotecas públicas cubanas y extranjeras.
Bibliotecas escolares. Abarca los escritos referentes a la creación, desarrollo, funcionamiento, características y actividades realizadas en las bibliotecas escolares cubanas y extranjeras.
Bibliotecas universitarias. Abarca los escritos referentes a la creación, desarrollo, funcionamiento, características y actividades realizadas en las bibliotecas universitarias cubanas y extranjeras.
Bibliotecas nacionales. Abarca los escritos referentes a la creación, desarrollo, funcionamiento, características y actividades realizadas en las bibliotecas nacionales de todo el mundo, incluida la de Cuba.
Bibliotecas especializadas. Abarca los escritos referentes a la creación, desarrollo, funcionamiento, características y actividades realizadas en las bibliotecas especializadas de Cuba y el resto del mundo.
3. Procesamiento de documentos.
Abarca todos los escritos referentes a los sistemas de clasificación, catálogos, epígrafes, reglas de catalogación, etc. que utilizan los bibliotecarios para realizar el procesamiento analítico-sintético de los documentos, así como también los procesos que se producen:
Catalogación. Abarca los escritos referentes a las características e importancia y pasos para realizar el proceso de catalogar documentos en las bibliotecas, así como los instrumentos utilizados para esto.
Clasificación. Abarca los escritos referentes a las características, importancia y pasos para realizar el proceso de clasificar documentos en las bibliotecas, así como los instrumentos utilizados para esto.
Epígrafes. Abarca los escritos referentes a la asignación de epígrafes para el procesamiento de documentos en una biblioteca, y sus especificidades.
4. Formación de bibliotecarios.
Formación académica. Abarca los escritos referentes a la formación técnica y profesional de los bibliotecarios cubanos, todo lo relacionado con la Escuela de Bibliotecarios Cubanos y la escuela anexa a la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana: sus cursos académicos, matrículas, etc. Además, se contemplan los escritos relacionados con la importancia y necesidad de la superación del bibliotecario en América Latina y el resto del mundo.
Cursos de bibliotecología. Abarca los escritos referentes a las características, requerimientos y temas abordados en los distintos cursos de capacitación o superación bibliotecaria, impartidos por profesionales cubanos o extranjeros en la isla.
5. Ética bibliotecaria.
Abarca los escritos referentes a los códigos de conducta a seguir por los bibliotecarios cubanos, los principios y requerimientos que se deben poner en práctica durante el ejercicio de la profesión. También comprende las funciones y deberes sociales que desempeña este profesional para con la sociedad.
6. Legislación bibliotecaria.
Abarca los escritos referentes a las leyes, decretos leyes y resoluciones bibliotecarias; divulgadas en la Gaceta Oficial de la República de Cuba a lo largo de los años de publicación de la revista.
7. Servicios bibliotecarios.
Abarca los escritos referentes a los productos y servicios que se brindaban a los usuarios en las bibliotecas cubanas durante los años 50.
8. Cooperación bibliotecaria.
Abarca los escritos referentes a los convenios, intercambios y relaciones de colaboración, establecidas entre bibliotecarios y bibliógrafos de Cuba entre sí y con el resto del mundo.
9. Promoción de la lectura.
Abarca los escritos referentes al hábito de lectura y a los métodos de promoción de esta para lograr acercar al usuario a la cultura y ampliar sus conocimientos.
10. Obituarios.
Abarca los escritos referentes al fallecimiento de personalidades destacadas de la bibliotecología a nivel mundial.
11. Bibliógrafos cubanos.
Abarca los escritos referentes a la vida y obra de aquellos bibliógrafos cubanos que por sus aportes y destacada actuación en el ejercicio de la profesión se han convertido en paradigmas de esta.
12. Bibliología.
Abarca los escritos referentes a las características, definición, tratamiento y conservación de aquellos documentos que poseen un carácter único y original: los libros raros.
13. Selección de libros.
Abarca los escritos referentes a la importancia de la selección y adquisición de libros, así como los problemas que enfrenta el bibliotecario para llevar a cabo esta actividad.
14. Obras de referencia.
Abarca los escritos referentes a las características de las obras de referencia que debían adquirirse para brindar mejores servicios en las bibliotecas cubanas del período.
15. Asociaciones bibliotecarias.
Abarca los escritos referentes a la creación y el desempeño de las diversas asociaciones bibliotecarias del mundo, y en especial de Cuba.
16. Personales.
Abarca los escritos referentes a cuestiones de índole personal de destacados bibliotecarios cubanos del período.
17. Literatura bibliotecológica.
Abarca los escritos referentes a la edición y publicación de revistas y libros que encerraban gran interés para la profesión, en la esfera nacional y extranjera.
18. Estudios históricos.
Abarca los escritos referentes a la historia de la bibliotecología cubana.
19. Centros de documentación.
Abarca los escritos referentes a la creación, desarrollo, funcionamiento, características y actividades realizadas en los centros de documentación de Cuba y el resto del mundo.
20. Estudios teóricos.
Abarca los escritos referentes a las cuestiones teóricas de la bibliotecología cubana.
21. Fechas conmemorativas.
Abarca los escritos referentes a la celebración de fechas o efemérides relevantes, relacionadas con la profesión, entre las que se destaca el Día del Libro Cubano.
22. Vocabulario bibliográfico.
Abarca los escritos referentes a las características y utilidad de los vocabularios de términos bibliotecológicos que se publicaban durante el período.
23. Bibliografía cubana.
Abarca los escritos referentes a las obras que reflejan la bibliografía cubana y su desarrollo. Vale destacar que el sistema de categorías y subcategorías analíticas del presente estudio no se definió con el apoyo de ningún diccionario terminológico o con el auxilio de un vocabulario controlado. Simplemente se pretendió dar a conocer las temáticas comprendidas dentro de cada categoría, en correspondencia con los objetivos investigativos.
Base de datos de Cuba Bibliotecológica
La base de datos bibliográfica, que refleja la totalidad de las publicaciones de la revista en cuestión, se titula, lógicamente, Cuba Bibliotecológica, y está soportada en CD-ROM. Contiene un total de 349 registros: 84 en la sección Artículos, 47 en la sección Reseña de libros y 218 en la de Noticias.
Esta base de datos aporta las siguientes ventajas:
- Por su capacidad de almacenamiento permite actuar sobre grandes unidades de datos en cantidad suficiente para una evaluación correcta.
- Estructura y organiza los datos en campos normalizados, lo que posibilita la presentación homogénea de la información. Mientras mayor homogeneidad tenga la base de datos mejores resultados se obtendrán.
- Los campos que delimita: autor, título, materia, resumen, año de publicación, entre otros, permiten una gran variedad de elementos de recuperación e índices sobre los cuales aplicar los indicadores con suficientes garantías de fiabilidad.
- La base de datos, soportada en Microsoft Access 2000, facilitó el cumplimiento de los objetivos del presente estudio que necesitaba contar con un modelo de base de datos relacional. Además, se creó con el propósito específico de posibilitar el uso de aplicaciones para la realización de estudios cuantitativos y métricos en las tareas de análisis de información. La estructura de la base de datos contiene los campos siguientes:
Para la sección Artículos:
- Año de publicación.
- Volumen.
- Número.
- Autor.
- Título.
- Página de inicio.
- Página final.
- Materia.
- Resumen.
Para la sección Reseña de Libros:
- Año de publicación.
- Volumen.
- Número.
- Autor del libro.
- Título.
- Resumen.
- Año de publicación del libro.
- Lugar de publicación.
- Editorial.
- Cantidad de páginas.
- Página de inicio.
- Página final.
- Reseñador.
- Materia.
Para la sección Noticias:
- Año de publicación.
- Volumen.
- Número.
- Página de inicio.
- Materia.
- Anotación.
El procesamiento de la base de datos se explica así: Las materias, presentes en las distintas secciones objetos de estudio, fueron asignadas por medio de descriptores libres, herramienta indispensable para la indización de todos los asuntos o temas abordados en la revista. Al ser esta una publicación periódica, especializada en temas bibliotecológicos, la información se procesó con un considerable grado de especificidad. En cuanto a la exhaustividad, se estableció un máximo de tres materias en las secciones Artículos y Reseña de libros, y sólo una materia en la de Noticias, por la corta extensión del ítem.
Los resúmenes forman parte del procesamiento analítico-sintético de la seriada y se valen del lenguaje natural para indicar, de manera sucinta, el contenido de los textos en cada una de las secciones. En el caso de la sección Noticias, el campo resumen se sustituye por el de anotación, por ser más conveniente y apropiado para el presente estudio. Esto se debe básicamente a la extensión de la información contenida en dicha sección. Los datos correspondientes al resto de los campos fueron extraídos textualmente de la publicación. Los aspectos estudiados fueron:
- La productividad de autores.
- La distribución de las publicaciones por año.
- La distribución temática general y por secciones de la revista.
El análisis de contenido
El análisis de contenido se basa en "…el conjunto de procedimientos interpretativos de productos comunicativos (mensajes, textos o discursos) que proceden de procesos singulares de comunicación previamente registrados, y que, a partir de técnicas de medida, a veces cuantitativas (estadísticas basadas en el recuento de unidades), a veces cualitativas (lógicas basadas en la combinación de categorías) tienen por objeto elaborar y procesar datos relevantes sobre las condiciones mismas en que se han producido aquellos textos, o sobre las condiciones que puedan darse para su empleo posterior”.3 Para realizar el análisis de contenido, se aplicaron los cuatro pasos establecidos para su realización:4
Como primer paso, se realizó el análisis previo o la lectura flotante, entendida esta como una actividad que consiste en familiarizarse con los documentos objeto de análisis, mediante lecturas sucesivas y dejando nacer las impresiones y las orientaciones que se derivan del proceso.
Como segundo paso, se efectuó la preparación del material, que consistió en el establecimiento de unidades de significación, que luego fueron clasificadas en categorías bien definidas. Las categorías fueron formuladas a partir de dos fuentes principales: del documento mismo y de un cierto conocimiento general del campo de donde emergieron. Luego, se agruparon en estas categorías las unidades de información extraídas de los documentos.
El tercer paso consistió en la selección de la unidad de análisis, la cual se hizo siguiendo una fórmula mixta en donde una parte de las categorías fue derivada de una teoría, mientras que la otra parte fue inducida en el curso del análisis.
Por último, se procedió a la explotación de los resultados o a la fase de análisis propiamente dicha, que no es más que la administración sistemática de las decisiones tomadas. Esta fase consistió esencialmente en operaciones de codificación, descuento o enumeración en función de las instrucciones previamente formuladas. La etapa consistió en la reorganización del material (reagrupación en categorías o temas más amplios bajo un título genérico de todos los enunciados cuyo sentido se agrupan).
EL ENTORNO Y LAS GENERALIDADES DE LA REVISTA
El entorno en que surgió y se desarrolló la revista Cuba Bibliotecológica debe enfocarse en dos dimensiones: la situación política y sociocultural del país en los años 50 y el ámbito bibliotecológico nacional, con sus especificidades y tendencias.
Cuba, después del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, se caracterizaba por la agudización de la situación económica, política y social, pero también por la creciente lucha contra la tiranía. A pesar de que a partir de 1955 se produjo la reinstauración de las garantías constitucionales y otorgamiento de la amnistía a los presos políticos, el panorama era muy adverso y el decenio estuvo marcado por las disímiles manifestaciones revolucionarias y la lucha insurreccional que luego condujo al triunfo de la Revolución en 1959.
La crisis permanente de la economía cubana y los problemas sociales se agravaron durante los años 50. En el país hubo seiscientos mil desempleados; decenas de miles de campesinos pagaban rentas o vivían como precaristas en tierras reclamadas por latifundistas. El analfabetismo, la insalubridad, la miseria, los abusos, la malversación, la prostitución y los vicios reinaban por doquier.5
Por la situación general existente, la cultura en este período se encontraba en estado decadente. El bajo nivel cultural se debía, en gran medida, a la enorme cantidad de analfabetos. La libertad de expresión era nula, tanto para los artistas como para el pueblo en general. El ambiente cultural estaba envuelto en una atmósfera de tensión y censura. La Dirección de Cultura que se encontraba al amparo del Ministerio de Educación poco podía o quería hacer para mejorar la situación.
La mayor parte de los artistas, musicales, cineastas y creadores literarios integraba la sociedad Nuestro Tiempo, de orientación izquierdista. La sociedad publicaba la revista Nuestro Tiempo (1954-1959), uno de los principales soportes intelectuales de la resistencia que denunciaba la hipocresía burguesa y su quiebra moral.6
La prensa, maniatada por la censura, se plegó en su mayoría al régimen. Sólo la prensa revolucionaria — clandestina y con muy pocos recursos— representaba la oposición, orientaba al pueblo y creaba los vínculos entre este y la Dirección Revolucionaria. Entre sus principales portavoces se destacaban: Revolución, órgano oficial del M-26-7, y Radio Rebelde, el más importante medio de comunicación de los revolucionarios.6 El mundo bibliotecológico cubano no estaba ajeno al turbulento panorama económico, social y político que atravesaba la sociedad cubana, además de tener sus problemas específicos.
La bibliotecología cubana en los años 50
Uno de los conflictos que marcó los comienzos del decenio se relacionaba con los problemas de legislación bibliotecaria. El 18 de noviembre de 1952, el Gobierno emitió la Ley-Decreto No.534, que fue motivo de contundentes protestas por parte de los bibliotecarios cubanos, principalmente por la Asociación Nacional de Profesionales de Bibliotecas (ANPB), que agrupaba en sus filas a los graduados del curso de reorientación de esta especialidad de la Universidad de La Habana.
La ley le negaba el derecho a la Escuela de Bibliotecarios de la Universidad de La Habana, creada en 1950, a establecer los planes de estudio que considerase oportuno y, además, no reconocía la existencia legal de la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca. Por tanto, los asociados lucharon por su derogación y elevaron sus voces por medio de publicaciones oficiales, actas, informes y cartas a los representantes del Gobierno e instituciones correspondientes.
Tras varios años de lucha, en 1955 se logró la aprobación de una nueva Ley-Decreto No.2004, que en sus artículos I y II establecía el reconocimiento y garantía para el ejercicio profesional de los graduados universitarios y miembros de Asociaciones. También dicha ley reconocía los títulos de Técnica Bibliotecaria y de Bibliotecario expedidos por la Universidad de La Habana: Los graduados de las Escuelas o Institutos de Idiomas, de Música, de Educación Física y de Bibliotecarios de las Universidades oficiales de La Habana, de Las Villas (…) y de Oriente (…) quedan capacitados legal y oficialmente para el ejercicio de la profesión.7
Por otra parte, para mejorar el estado desastroso de las bibliotecas públicas, en 1954, se redactó la Ley-Decreto No.1818 que planteaba la fundación de la Asociación Nacional de Bibliotecas Ambulantes (ANBA), que debía impulsar la creación de las bibliotecas públicas municipales en el país. Desafortunadamente, al no contar con el respaldo financiero esperado, esta idea no tuvo mucho éxito.
A pesar de las adversidades, los bibliotecarios cubanos de los años 50 desempeñaron su función social, motivados por un profundo amor hacia la profesión y por un espíritu progresista y revolucionario. Al respecto, María Teresa Freyre de Andrade planteaba: “… no cabe duda de que en 50 años de vida republicana debían haberse logrado mucho más adelantos en ese campo. Sin embargo, por mucho que nos duela a los que llevamos mucho tiempo luchando por las bibliotecas, que no se haya avanzado, pecaríamos de demasiado exigentes si no reconociéramos que algo se ha realizado y que la situación actual comparada con la que existía hace 15 años señala un sensible progreso…”.8
Sólo para finales de la década, con el triunfo de la Revolución, aparecieron cambios significativos en materia de legislación bibliotecaria, que demostraron ser el nuevo gobierno íntegro e interesado por las bibliotecas en función de elevar la cultura del pueblo cubano. El 23 de diciembre de 1959 se dictó la Ley No. 684, de Colegiación Obligatoria, que obligaba situar a los profesionales universitarios, especializados en bibliotecología, al frente de las bibliotecas, así como otras reformas, de incidencia decisiva en el desarrollo de la profesión.
Otro de los factores que marcó el mundo bibliotecológico cubano de los años 50 fue la creación y coexistencia de tres asociaciones profesionales de bibliotecarios. Al principio del decenio se contaba con la Asociación Cubana de Bibliotecarios, heredera de la Asociación de Bibliotecarios Cubanos (1939). La Asociación, que se creó en enero de 1948 y existió hasta 1959, era la materialización de un acuerdo de la Asamblea de Bibliotecarios de América, relativo a la organización en cada país del continente de una Asociación capaz de defender los intereses de la profesión bibliotecaria. Su fundación se produjo en una reunión celebrada en los salones del Lyceum Lawn Tennis Club, en base a la propuesta de María Teresa Freyre de Andrade. Su presidenta fue Raquel Robés Masses, hasta el año 1950, en que fue renovado el Consejo de Dirección. Entre los principales objetivos de la asociación estaba lograr mantener un servicio bibliotecario en Cuba y fortalecer la unión entre todos los bibliotecarios nacionales.9
En 1952, paralelamente a esta asociación, surgió otra, la Asociación Nacional de Profesionales de Bibliotecas. Creada el 3 de junio de 1952, con los propósitos de mantener una sólida unión entre los bibliotecarios de la República, así como con los colegas extranjeros, esta asociación pretendía fomentar las relaciones de intercambio entre bibliotecas, defender los intereses profesionales de los asociados, trabajar en el mejoramiento profesional de estos y propiciar la difusión del libro, entre otros propósitos. La revista Cuba Bibliotecológica —objeto del presente estudio— era la publicación oficial de esta organización.
Tuvo una corta existencia, solo de 4 años, antes de ceder su lugar, en 1955, al Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios (CNBU). La asociación era de una tendencia izquierdista y de corte progresista y en tan poco tiempo mostró ser impulsor del trabajo bibliotecario nacional. Realizó varios eventos, entre los que se destacaron las I y II Jornadas Bibliotecológicas Cubanas, celebradas en La Habana, con el objetivo de crear un espacio de intercambio de ideas para buscar las posibles soluciones de los problemas que confrontaban las bibliotecas cubanas de la época.9
El heredero de esta asociación, el Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios, fue constituido el 31 de mayo de 1955 y funcionó hasta 1959. Tuvo los mismos fines y agrupó a los bibliotecarios universitarios graduados, tanto de la Escuela anexa a la Facultad de Letras como de los cursos de verano. Mantuvo como publicación oficial a la revista Cuba Bibliotecológica, con una edición muy irregular a partir de 1958. Entre las actividades fundamentales que realizó figuraron las III Jornadas Bibliotecológicas Cubanas, cuyo tema fue Las bibliotecas en Cuba.9 Si se considera a las dos asociaciones anteriores como una sola que pasó por el proceso de cambio de nombre y estatutos, entonces la tercera asociación creada en el decenio en cuestión fue la Asociación Nacional de Bibliotecas Ambulantes (ONPB), fundada el 18 de noviembre de 1954.
Esta asociación contribuyó a la creación de 21 bibliotecas públicas, las cuales no recibieron el apoyo esperado. Su soporte económico debía consistir en el 40 % de la recaudación que se obtuviera del sello del timbre o impuesto, y el propio Batista impulsó la iniciativa con la donación de un cheque de 11 mil pesos que permitió la compra de libros de diferentes ramas del conocimiento.10
Además, es importante señalar que durante el período se organizaron y celebraron algunos eventos que constituyeron un paso de avance en el desarrollo teórico-práctico de la Bibliotecología cubana. Sin embargo, la situación política del país hizo que en la segunda mitad del decenio ese trabajo languideciera y la idea se retomó y prosperó sólo después del triunfo de la Revolución.
El análisis del entorno bibliotecológico de este período resulta imposible sin la consideración de los eventos profesionales celebrados, por un lado, por ser primeros de esa índole en el país y, por el otro, por su significado para el desarrollo de la teoría y práctica bibliotecológica nacional. Ante todo, se trata de tres jornadas bibliotecológicas celebradas en los años 1953, 1954 y 1956, respectivamente. El primero de esos eventos fue auspiciado por el Centro Regional de la UNESCO en el Hemisferio Occidental y la Escuela de Bibliotecarios de la Universidad de La Habana. Tuvo como objetivo principal reunir a los bibliotecarios y personas interesadas en los problemas del libro y de su difusión, para buscar soluciones a los problemas que confrontaban las bibliotecas cubanas y al mejoramiento de sus servicios.
En cuanto a las segundas jornadas bibliotecológicas cubanas, estas fueron dedicadas al estudio de las bibliotecas en los centros de educación. Contaron con la presencia de profesores y maestros para lograr su colaboración con los bibliotecarios. Cuatro comisiones de trabajo dictaron diferentes recomendaciones sobre los temas tratados, relacionados con las bibliotecas de las escuelas primarias, secundarias y especiales; así como las bibliotecas de los cursos de educación superior.10 Señala Alonso Sánchez que: " …el propósito de estas jornadas ha sido destacar la función de las bibliotecas en los tres niveles de la enseñanza y como agentes de rehabilitación de las masas desvalidas en regiones de escaso desarrollo, y hacer énfasis en su valor y efectividad en la lucha por lograr un mundo mejor y más feliz...11
Las Terceras Jornadas Bibliotecológicas trascendieron los marcos de la capital al ser auspiciadas por la Universidad de Oriente y celebrarse en este centro docente. Tuvieron por objeto lograr la reunión de bibliotecarios, alumnos de las escuelas de bibliotecología y trabajadores de las distintas instituciones relacionadas con el libro, para que tomaran parte en los debates basados en los trabajos presentados. De esta manera se pretendía llegar a un intercambio de ideas sobre la preparación del bibliotecario nacional y sobre cómo lograr un mayor auge y desarrollo en las bibliotecas cubanas.10
Otros de los eventos de repercusión en el ámbito bibliotecológico nacional fue el Primer Seminario sobre canje nacional e internacional de publicaciones, celebrado en La Habana en diciembre de 1953. Organizado por la Asociación Cubana de Bibliotecas (ACB), con la cooperación del Centro Regional de la UNESCO, tuvo por objetivos estudiar los problemas relacionados con el canje nacional e internacional de libros, folletos y publicaciones periódicas y formular un plan de acción para intensificar estas actividades en Cuba.10
Y, por último, el Congreso Internacional de Bibliotecas Nacionales, organizado en enero de 1956 por la Junta de Patronos de la Biblioteca Nacional "José Martí". Al evento se le dio una proyección internacional, fueron invitadas personalidades de otros países como: el Director General de la UNESCO, directores de bibliotecas nacionales de América y algunos especialistas destacados de todo el mundo.10
Los eventos mencionados muestran que en la década de los años 50 la bibliotecología cubana alcanzó, indiscutiblemente, cierto nivel de desarrollo y uno de los factores que mayor impulso proporcionó a este campo fue la formación de los profesionales de bibliotecas a nivel superior.
Si bien esta actividad, a nivel meramente instrumental, se remonta a los cursos impartidos en el Lyceum desde 1936, no es hasta mediados de los años 40 que la Universidad de La Habana asume el desarrollo de la especialidad en sus Escuelas de Verano. Y es el 29 de mayo de 1947 cuando la Facultad de Filosofía y Letras aprueba el proyecto de crear una escuela de bibliotecarios, plan que fue remitido al Consejo Universitario y certificado el 14 de junio de 1950 con algunos cambios.
Se fundó así la Escuela de Bibliotecarios de la Universidad de La Habana. Para matricular esta escuela era preciso poseer el Título de Bachiller o ser graduado de una facultad de una universidad oficializada o extranjera o de una Escuela Normal. Para el Bachiller, en dependencia del plan de estudio cursado, sería el título alcanzado: Bibliotecario (plan de 4 años), Auxiliar de Bibliotecas (plan de 2 años). El universitario y el maestro normalista cursaban solamente las asignaturas específicamente profesionales, siempre que el primero viniera de una especialidad donde habían sido vencidas las restantes.
La escuela se nutrió principalmente de los alumnos egresados de Filosofía y Letras que en un año académico alcanzaban el título de Bibliotecario al cursar las asignaturas Clasificación y Catalogación de Libros, Bibliografía y Referencia, Organización y Administración de Bibliotecas, Bibliografía Cubana y Bibliología. Se evidencia la poca estima que se le confería aún a la profesión.12
Para el intercambio de ideas, divulgación de conocimientos y las mejores prácticas, el mundo bibliotecológico nacional contaba con tres revistas: el Boletín de la Asociación Cubana de Bibliotecarios, la revista literaria mensual Isla y la revista Cuba Bibliotecológica, objeto de estudio en la presente investigación.
La primera de las publicaciones señaladas fue fundada en 1949 y su directora fue Rosina Urquiza García. La revista, órgano de la Asociación Cubana de Bibliotecarios, tuvo una importancia trascendental en la difusión de temas bibliotecológicos. Se destacó por tratar artículos con un alto grado de profundidad teórica, además de dar a conocer las actividades de la Asociación.10
En cuanto a la revista Isla, esta surgió en diciembre de 1955 como una publicación mensual de la Organización Nacional de Bibliotecas Ambulantes y Populares (ONBAP). Entre los miembros de su Consejo de Redacción figuraban: Arístides Sosa de Quesada, José Ángel Buesa, Alberto Baeza Flores, Arturo Dorestes y Sergio Hernández Rivera. La revista se proponía no sólo divulgar las actividades de la ONBAP, sino también “acercar los libros al lector y a los lectores entre sí". Reimprimía obras literarias cubanas, poemas, fragmentos, reseñas de libros y noticias sobre la inauguración de bibliotecas populares. No contenía estudios de índole bibliotecológica, más bien era una revista literaria con fines de divulgación lectiva.10 A continuación se describirá de manera detallada y profunda la revista Cuba Bibliotecológica por ser objeto de estudio de esta investigación
Generalidades de la revista
La revista Cuba Bibliotecológica es una fuente imprescindible de información para las investigaciones que pretenden historiar el desarrollo de la teoría y la práctica de la bibliotecología cubana.
Como bien se dijo en la introducción del trabajo, esta publicación seriada fue el órgano oficial de la Asociación Nacional de Profesionales de Bibliotecas, que luego tomó el nombre de Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios. La revista se creó, con frecuencia trimestral, en enero-marzo de 1953, a los seis meses de fundarse la Asociación.
Con la edición de esta revista, la asociación buscaba una proyección hacia el exterior, y tenía como meta máxima llegar a manos de todos los bibliotecarios cubanos y extranjeros que estuviesen interesados en conocer el quehacer bibliotecario de la isla. Además, pretendía fortalecer la unión y fomentar la cooperación de la clase bibliotecaria cubana entre sí y con los colegas de diversos países extranjeros.
Las aspiraciones que perseguía la Asociación con la edición de esta revista quedaron expresadas en la editorial de su primer número: “Con la aparición de este primer número de Cuba Bibliotecológica inicia la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca su tarea de proyección hacia el exterior, con la esperanza de que su voz pueda llegar a todos los bibliotecarios cubanos genuinamente interesados en su profesión, así como a los colegas de otros países, sirviendo para estrechar los lazos de unión a través del conocimiento mutuo y el intercambio de proyectos e ideas. Creemos que la clase bibliotecaria cubana ha alcanzado ya la madurez necesaria para recibir con beneplácito un órgano de opinión serio y responsable, que sirva para tenerla al corriente de lo que ocurre en el mundo de la bibliotecología, dentro y fuera del país, en forma de artículos, noticias, críticas de libros recientes, etcétera".13
Esta seriada tenía como propósito fundamental ser reflejo del desarrollo alcanzado en materia bibliotecológica dentro y fuera del país, a partir de la publicación de artículos escritos por algunos de los profesionales más destacados en el ramo: Jorge Aguayo, Fermín Peraza, María Teresa Freyre de Andrade, Carmen Rovira, etc. Además, contaba con una sección de reseña de libros y otra de noticias en todos sus números.
En la sección de Reseña de libros se presentaban los libros de mayor impacto en el campo de los estudios bibliotecológicos, con una breve valoración de sus ventajas y deficiencias. En la sección de Noticias, se presentaban de manera sucinta los eventos y acontecimientos nacionales e internacionales de actualidad, referentes a la bibliotecología. Fue una de sus funciones la promoción de libros de la profesión, y si estaban en idioma inglés se traducían.
Cuba Bibliotecológica mantenía estrechas relaciones con el Lyceum Lawn Tennis Club, que gentilmente facilitaba sus salones para efectuar reuniones, juntas y actividades culturales. La revista contaba con limitadísimos recursos económicos, y fue la venta de sus ejemplares una de las principales fuentes de ingresos para garantizar su supervivencia y publicación periódica.
En el momento de su fundación, la revista contaba con 43 socios y para su primer aniversario la cantidad de colaboradores era 79, o sea, creció en 36 %. Entre sus socios protectores figuraban: la Biblioteca General de la Universidad de La Habana y el Lyceum Lawn Tennis Club. Como socios honorarios constaban: Carlos Víctor Penna, María Villar Buceta y Antonio Alemán Ruíz. Como socios numerarios fundadores colaboraban: Rosa Abella Schmidt, Juana María Acosta, Jorge Aguayo, Blanca Bahamonde, Carmen Bisbé, Jeannette Fernández, María Teresa Freyre de Andrade, Fermín Peraza, Raquel Robés, Carmen Rovira y otros. Como socios numerarios: Olinta Ariosa, María T. Battle, Rebeca Benítez Sánchez, Francisco Delgado Vargas y Marta Terry, entre otros.
El primer Consejo de Redacción de la revista estuvo integrado por:
Directora: Carmen Rovira Beltrán.
Administradora: Luisa León Planas.
Vocales: Jeannette Fernández de Criado, Marta García Díaz y Raquel Robés Masses.
En enero de 1954, se produjo el intercambio entre las que ocupaban los puestos de directora y administradora. Un año después, en enero de 1955, la composición del consejo cambió por completo. María Teresa Freyre de Andrade ocupó el cargo de la directora, María Iglesias Tauler el de administradora y Regina Trobo, Olga Martínez y Marta Terry comenzaron a fungir como vocales. Luego, la revista cesó su edición hasta abril de 1956, bajo la responsabilidad de Luisa León Planas únicamente.
La publicación de la revista se enmarca en dos períodos: desde enero de 1953 hasta junio de 1955 y desde abril de 1956 hasta junio de 1960. Para conocer las principales actividades, funciones y logros de la Asociación, y por tanto de su órgano oficial, a continuación se elaboró un resumen del Informe Bienal emitido por la Asociación para evaluar la labor de su Junta Directiva entre noviembre de 1952 y noviembre de 1954, etapa que se enmarca dentro del primer período de publicación de la revista.
En la Asamblea Ordinaria de 26 de noviembre de 1954, la Asociación Nacional de Profesionales de Bibliotecas presentó a sus asociados un informe que analiza su propio desempeño durante los primeros años de su fundación. El informe se realizó con motivo de la renovación de su Junta Directiva y contribuyó a valorar la primera etapa de publicación de la revista Cuba Bibliotecológica, órgano oficial de la Asociación.
El primer paso fue la constitución de la Junta para el Trabajo, que trazó como sus principales objetivos: la continuación de los preparativos para ofrecer a los bibliotecarios cubanos las primeras jornadas bibliotecológicas cubanas, la elaboración de un código de ética profesional y la elaboración del Reglamento de Cuba Bibliotecológica, aprobado el 31 de agosto de 1953. Además del trabajo de fundación, la junta directiva redactó y discutió manifiestos, declaraciones, convocatorias para premios y circulares especiales; concurrió ante la prensa, hizo visitas a distintos funcionarios y ocupó su tiempo en levantar el prestigio de la Asociación.
En su lucha por alcanzar los propósitos trazados, la Asociación desplegó un buen número de actividades en defensa de sus intereses profesionales, ya que la circunstancia desfavorable de la publicación de una inconsulta Ley-Decreto No. 534 amenazó su existencia, lo que hizo necesario que gastase sus más sanas energías en una lucha de emergencia por la derogación de esta. Los primeros años se caracterizaron por la consolidación, organización y constitución internas, conducentes a dejar sentadas las bases de una institución fuerte, capaz de hacerse oír y respetar. Otros esfuerzos realizados señalan la petición de datos a la UNESCO de París sobre la beca especialmente creada para un profesor o alumno de la Escuela Cubana de Bibliotecarios de la SEAP y la visita al Dr. Emeterio Santovenia, para inquirir la manera como se proveerían las plazas en la nueva Biblioteca Nacional, entre otros.
Los principales eventos celebrados en el período 1943-1954 fueron: la celebración de las Primeras Jornadas Bibliotecológicas Cubanas, evento donde prevaleció el entusiasmo y el afán de cooperación de todos los bibliotecarios del país y que abrió las puertas a las segundas jornadas bibliotecológicas cubanas; la fundación y mantenimiento de la Revista Cuba Bibliotecológica, publicación que se mantuvo regular durante los años 1953-1955 y realizaba canje con diversos países del mundo; participación en el seminario de canje internacional y la realización de una mesa redonda en el Lyceum.
Sus relaciones con otras personas e instituciones resultaron satisfactorias, lo cual se demuestra con la visita a la isla de varias figuras importantes de la bibliotecología de los años 50, como fueron: el Sr. Penna, de la UNESCO, y el Dr. Basadre, exdirector de la Biblioteca Nacional de Perú. Colaboraban con la Asociación destacadas personalidades de la bibliotecología cubana: María Villar Buceta y Antonio Alemán Ruiz, y además aumentaron sus socios numerarios hasta alcanzar la cifra de 84.14
En 1956 culminó el primer período de publicación de la revista y comenzó una nueva etapa, la segunda, caracterizada por el cambio de nombre de la Asociación Nacional de Profesionales de Bibliotecas (ANPB) por el de Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios (CNBU).
A continuación, se reproduce íntegramente la nota que anunciaba dichos cambios, publicada en el volumen 3, números 1-2, de Cuba Bibliotecológica:
NOTA IMPORTANTE
Por este medio comunicamos a nuestros lectores que en Asamblea General Extraordinaria, efectuada el 27 del mes de junio, se acordó proceder a la disolución de la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca.
Esta Asamblea fué convocada atendiendo a la solicitud presentada por más de las dos terceras partes de los miembros de la Asociación que estaban al día en sus pagos, conforme a lo establecido en el ar tículo 78 de nuestros Estatutos.
Los firmantes de dicha solicitud basaban su petición en que habiéndose constituído el Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios y estimando que ha de llenar los mismos fines para los que fue creada la Asociación, ésta debía disolverse a fin de no ocasionar ningún obstáculo al desenvolvimiento del Colegio.
La Asamblea conoció de dicha petición tomando el acuerdo de Disolver la Asociación. Por tanto, este número del Boletín será el último de Cuba Bibliotecológica en su primer etapa.
A pesar de las aspiraciones y el empeño de los miembros del Colegio para difundir el quehacer bibliotecológico cubano, circunstancias adversas dificultaron la aparición de la revista Cuba Bibliotecológica durante la mayor parte del año 1957 y, como consecuencia, se decidió publicar un número que comprendiese todo el volumen. A partir de este momento y hasta el año 1960 se produjeron repetidas irregularidades en su publicación, por la situación de crisis en que se encontraba el país, en pleno estallido revolucionario.
Descripción técnica de la revista
Una caracterización coherente y completa de la revista Cuba Bibliotecológica implica, inexorablemente, describirla, aunque sea panorámicamente, desde el punto de vista técnico-formal.
Formato
Este fue uno de los elementos que se mantuvo relativamente estable durante todo el período de publicación de Cuba Bibliotecológica. La revista siempre se editó con las mismas dimensiones de 17,30 cm de ancho por 26,30 cm de largo. Su paginación era constante y variaba entre las 25 y 35 páginas, con las únicas excepciones del volumen III de la segunda época en sus números 1-2, 3 y 4. El volumen IV en sus números 1-2, 3 y 4 y el volumen V, números 1-2, que se paginaron de forma consecutiva.
En la sección Artículos, el texto se imprimía en una sola columna, mientras que en las secciones Reseña de libros y Noticias el texto se imprimía en dos columnas. La tipografía utilizada en los dos períodos de publicación de la revista era de 10 puntos.
Cubierta, portada y sus reversos
El diseño de la cubierta de la revista estuvo a cargo de Rebeca Robés Masses, quien le impregnó un estilo sencillo, pero elegante. El fondo general de la cubierta era blanco con letras negras. La ausencia de colores denota un marcado interés en el contenido y no en la forma de presentar la información al lector.
El primer elemento que aparecía en el extremo superior izquierdo de la cubierta era el sello de la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca, el cual fue sustituido por el sello del Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios a partir de abril-junio de 1956, cuando comenzó el segundo período de publicación de la revista. El nombre de la publicación seriada Cuba Bibliotecológica estaba situado en el centro superior de la cubierta y presentado a través de letras grandes y cursivas (anexo 1).
En el centro se presentaban los siguientes elementos: periodicidad de la revista (trimestral); asociación que la patrocinaba (órgano oficial de la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca); el volumen, mes y año de publicación; número y una nota que solicitaba su inscripción como correspondencia de segunda clase en la Administración de Correos de La Habana. Una vez otorgada la inscripción, en julio-septiembre de 1953 la nota cambió, y aclaró que la revista había alcanzado dicha inscripción. La tipografía utilizada era de 8 puntos en bajas y altas.
La cubierta contenía, además, un sumario o índice a través del cual se anunciaba el contenido de cada número de la revista: el título y el autor, en el caso de los artículos y las reseñas de libros, y la palabra Noticias para anunciar dicha sección, con su correspondiente número de página. En la parte inferior aparecía La Habana como lugar de edición. En la segunda etapa se mantuvo este mismo diseño; sólo cambió el sello (anexo 2).
La portada mantuvo la misma tipografía que la cubierta. En la parte superior se encontraban el nombre la revista y la dirección donde radicaba su redacción y administración. Hacia el centro constaba el consejo de redacción de la revista: nombre y dos apellidos de su directora, administradora y vocales, así como los precios de suscripción anual y de los números sueltos.
Por último, en la parte inferior aparecía una nota donde se hacía constar que la dirección de la revista sólo se responsabilizaba por las editoriales, informaciones y notas firmadas por algún miembro del Consejo de Redacción. Además se solicitaba canje con publicaciones similares y se exponía el nombre de la imprenta que realizaba las tiradas de los ejemplares (anexo 3). Hubo irregularidades en la portada, pues su contenido estuvo reflejado en dos ocasiones en el reverso de la cubierta; ejemplo: en el volumen I, Número I, año 1953 de la primera época y el volumen I, número II, año 1956 de la segunda época.
En el segundo período de publicación, a partir del volumen II y hasta el último ejemplar (volumen V, números 1-2 de 1960), la portada se tornó diferente en la manera de presentar la información. Debajo del nombre de la revista en la parte superior apareció el nombre de la asociación a la cual pertenecía (Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios), seguido por la dirección de la administración de la publicación. A partir de ese momento el Consejo de Dirección estuvo integrado por un solo miembro: su directora. Las notas se incrementaron, y triplicaron la cantidad de la primera época (anexo 4).
Además de la información proporcionada en números anteriores, se anunciaba la fecha de constitución del Colegio y su Comité Ejecutivo y el derecho de los miembros del Colegio a recibir gratuitamente la publicación. Se planteaba que los artículos se encontraban indizados en Library Literature y en Contents in Advance.
Diseño interior
El diseño interior de la revista era sumamente sencillo y prácticamente no experimentó cambios. No presentaba ilustraciones, con excepción del primer ejemplar de la revista. No se explotaban los recursos gráficos que pudieron haber apoyado el texto, por ejemplo: la fotografía y el dibujo.
Para los artículos se presentaban en la parte superior el título y debajo el autor, seguido por el texto: todo con una misma tipografía. En las secciones Libros y Noticias, publicados en dos columnas, se utilizaban las pequeñas viñetas que separaban un elemento de otro. En todas las páginas aparecía el nombre de la revista como encabezado.
Publicidad
El aspecto de publicidad se refiere a los anuncios que aparecían en las páginas finales de Cuba Bibliotecológica durante toda su existencia, con excepción del primer ejemplar de la revista y los tres últimos números de la segunda época, que no contenían anuncio alguno.
Todos los anuncios eran de corte profesional, relacionados con librerías, editoriales, libreros y materiales de oficina útiles para el trabajo bibliotecario. Aparecía uno por página o varios en una misma página. Se destacan los anuncios de la Casa Castro, Encuadernaciones BRU y Matilde Martínez Márquez para dar noticias de agentes libreros.
Divulgación
La circulación de la revista siempre fue una de las mayores preocupaciones de su Consejo de Redacción, por lo que existía un miembro designado para garantizar su promoción. Además, como una importante forma de divulgación figuraban el canje y la correspondencia con personalidades e instituciones afines, tanto nacionales como extranjeras. Los artículos de Cuba Bibliotecológica se indicaban en importantes repertorios, como el Library Literature y Contents in Advance, que le otorgaba reconocimiento internacional.
Sección Libros y Noticias
En el presente estudio, se hace énfasis solamente en estas dos secciones, porque se mantuvieron a lo largo de los años de vida de Cuba Bibliotecológica. Aunque vale destacar que, indistintamente, se presentaron otras secciones como: Revistas, Publicaciones Recibidas y Obituario.
La sección Revistas contenía breves comentarios sobre las publicaciones seriadas que se destacaban en el ámbito de la bibliotecología mundial del período republicano, por ejemplo, Library Trends, de Estados Unidos y Fénix, de la Biblioteca Nacional de Perú. Existió durante el primer año de publicación de la revista, 1953, y luego reaparece en 1957 bajo el nombre de Literatura profesional.
La sección Publicaciones Recibidas presentaba una lista de todos los libros, folletos, revistas, obras de referencia, etc. que llegaban a manos de la Asociación. No se especificaba su vía de adquisición: donación, canje, o compra. Se redactaba a partir del año 1954 y hasta los primeros meses de 1961, momento en que se dejó de publicar la revista.
Por su parte, la sección Obituario rendía tributo a la memoria de destacados profesionales del período, desafortunadamente fallecidos. Se presentó por primera vez en enero de 1957 con la lamentable muerte de Jean Arder, erudito bibliógrafo, y volvió a aparecer únicamente en el volumen III, números 1-2 de 1958. El resto de los obituarios fueron presentados en forma de noticias.
La sección Libros se mantuvo estable durante los dos períodos de publicación de la revista. Era redactada por los miembros de la asociación, entre los que figuraban: Jorge Aguayo, Carmen Rovira, Raquel Robés Masses, Andrés Alonso Sánchez, entre muchos otros bibliotecarios. El propósito de la sección era reseñar y divulgar aquellos libros que resultasen de elevado interés para el ejercicio de la profesión. Pretendía mantener actualizados a los bibliotecarios cubanos acerca de lo que más se escribía sobre un tema a nivel mundial. Otro de sus objetivos era compartir una breve valoración o juicio crítico, acerca de una obra que podía servir de apoyo a la hora de seleccionar y adquirir documentos. Se presentaba el asiento bibliográfico de la obra, seguido de un breve comentario y, por último, el nombre del especialista a cargo de la crítica. Si el libro estaba escrito en lengua inglesa o francesa era traducido de inmediato por el especialista.
Noticias
La sección Noticias cambió su nombre por el de Notas y Comentarios durante el segundo período de publicación de la revista, aunquese mantuvieron las mismas aspiraciones. La única diferencia del primer período consistía en que el formato utilizado presentaba la información en dos columnas. La sección estuvo dedicada a la divulgación de las actividades, eventos y celebraciones realizadas por los bibliotecarios cubanos de la época. Además, constituía un espacio para dar a conocer los acontecimientos de mayor impacto para la profesión, como: la publicación de una nueva edición del Dewey o la entrega de un prestigioso premio. En resumen, intentaba mantener actualizado al bibliotecario cubano acerca de lo que acontecía en el ámbito de la profesión, tanto a nivel nacional como internacional. Se ofrecían múltiples noticias en una misma página. Sus autores eran los miembros de la Asociación que colaboraban con el Consejo de Redacción de la revista, mas sus nombres nunca aparecían registrados en esta sección.
Tirada, frecuencia de salida, distribución y precio de suscripción
La revista Cuba Bibliotecológica se imprimió durante toda su existencia en la Imprenta Universitaria, que luego se llamó Imprenta de la Universidad de La Habana. Su frecuencia de salida fue inicialmente trimestral, pero a partir de 1955 esta frecuencia a veces variaba por las dificultades económicas y la situación de estallido revolucionario por la que atravesaba el país . A tal punto se acrecentaron las dificultades que en la mayor parte del año 1957 dejó de publicarse la revista y luego fue retomada con la publicación de un ejemplar que abarcó todo el período perdido. A partir de ese momento se publicaba trimestral o semestralmente, según las posibilidades.
El precio de suscripción a la seriada no tuvo nunca modificaciones. El pago por la suscripción anual era de $ 1.50 y por un número suelto $ 0.50. Los miembros de la ANPB y luego del CNBU tenían derecho a recibirla de forma gratuita. La revista se distribuía a través de las librerías de La Habana. Además se hacía llegar un ejemplar a cada autor que publicara un artículo y a los miembros asociados.
Conservación
El papel utilizado en la imprenta no era de alta calidad (ph ácido), por lo que el estado de conservación de estos ejemplares, en la actualidad, no es el mejor. Tienen las páginas desprendidas y presentan amarillamiento en sus hojas, por eso, su manipulación se realizó con mucha cautela durante la investigación.
Estudio métrico de la revista
Como se decía anteriormente, la revista Cuba Bibliotecológica es una fuente de información indispensable para los investigadores que pretendan historiar el desarrollo de la teoría y la práctica de este campo en el terreno nacional. Estos intentos se encuentran frenados actualmente por el hecho de que los ejemplares de esta publicación se han convertido casi en una “rareza bibliográfica”. En la Biblioteca Nacional “José Martí”, la colección se encuentra en la reserva y no se presta para la consulta. En la Biblioteca Central “Rubén Martínez Villena”, de la Universidad de La Habana, los números sueltos —aunque están reflejados en el catálogo— no se encuentran en el fondo. El presente estudio se pudo realizar gracias a que la eminente bibliotecaria Josefina González (Chepina), ya difunta, regaló su propia colección.
Productividad de los autores
Es uno de los indicadores más utilizados en los análisis métricos. Se mide sobre la base del número de publicaciones producidas por un investigador, grupo de investigación o institución editora en un período de tiempo.15 Estos estudios muestran a menudo como resultado la existencia de un pequeño grupo de personas muy productivas al lado de un gran número que apenas publica.
Se identificaron 36 autores con 132 escritos. Se contemplaron los artículos y las reseñas de libros solamente, porque en la revista para las noticias no se destaca la autoría (tabla 1).
Tabla 1. Productividad de los autores
Autor | Frecuencia |
Aguayo, Jorge | 29 |
Rovira, Carmen | 20 |
Robés Masses, Raquel | 17 |
Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca | 12 |
Freyre de Andrade, María Teresa | 9 |
Peraza, Fermín | 4 |
Núñez, Ana Rosa | 4 |
Alonso Sánchez, Andrés | 4 |
Buonocore, Domingo | 2 |
Rovirosa, Dolores | 2 |
Cuba. Leyes, decretos, etc. | 2 |
Aguayo, Mercedes | 2 |
Bahamonde, Blanca | 2 |
Pazos, Lydia | 2 |
Iglesias Tauler, María | 2 |
Blanco Milán, Evidia | 1 |
Bisbé, Carmen | 1 |
Benítez Sánchez, Rebeca | 1 |
Beltrán, María Josefa | 1 |
Boas, George | 1 |
Ariosa, Olinta | 1 |
Acosta Espinosa, María de los Angeles | 1 |
Arroyave, Julio César | 1 |
Bourgeois, Pierre | 1 |
Fernández de Criado, Jeannette | 1 |
Francovich, Guillermo | 1 |
Xiqués Graell, María Teresa | 1 |
Mancebo, Audry | 1 |
Martínez Castillo, Olga | 1 |
Meneses, Mercedes | 1 |
Pacheco Rodríguez, Felipe | 1 |
Pruna, Isabel | 1 |
Seijo González, Isabel | 1 |
Terry, Marta | 1 |
Vérez de Peraza, Elena | 1 |
Daniels, Marietta | 1 |
Los autores más productivos fueron: Jorge Aguayo, quien publicó 29 escritos (22 %), seguido por Carmen Rovira con 20 (15,2 %), Raquel Robés con 17 (12,9 %), la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca con 12 (9,1 %), María Teresa Freyre con 9 (6,8 %) y, por último, Fermín Peraza, Ana Rosa Núñez y Andrés Alonso con 4 publicaciones (3 %).
Los profesionales mencionados publicaban sus escritos en la revista, tanto a título personal, como bajo el nombre de la Asociación. La mayoría de estas personalidades cubanas que propulsaron el movimiento bibliotecológico del período republicano, como son: Aguayo, Peraza, Rovira, Robés y Freyre; presentaban una excelente formación académica, enriquecida por estudios en el exterior.
Jorge Aguayo, quien se alzó con el 30 % del total de escritos, fue alumno en 1941 de la Universidad de Columbia en Estados Unidos, en 1944 fue invitado por la American Library Association (ALA) para colaborar en la Escuela Nacional de Bibliotecarios en Lima, y en 1945 fue consultor en Ciencia Bibliotecaria en la Biblioteca del Congreso de Washington. Fungió como profesor en la Escuela de Bibliotecarios, anexa a la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, donde impartió asignaturas de catalogación y clasificación de documentos. Así, producto de su vasta experiencia y excepcional preparación profesional, publicó numerosos trabajos, no solo en Cuba Bibliotecológica, sino también en la revista Lyceum, por sólo citar alguna, aunque en menor cuantía.
Por su parte, Fermín Peraza, dentro de sus inapreciables méritos, era el Primer Consultante en Bibliografía Cubana en la Biblioteca del Congreso de Washington. María Teresa Freyre era graduada de la Ecole de Chartes con el Diplome Technique de Biblothecaire y becaria de la ALA en la Biblioteca Pública de New York. Carmen Rovira; pionera de la bibliografía, catalogación y clasificación de materiales, entre 1951 y 1960, impartió clases de Catalogación y Clasificación en la Escuela de Biblioteconomía de La Habana, así como numerosos cursos en las Escuelas de Verano. Por último Raquel Robés, delegada y ponente en varios congresos profesionales, invitada por el Gobierno de los Estados Unidos en 1948 a la convención anual de la ALA y directora del Centro de Información y Documentación de la UNESCO en Cuba.
Distribución de las publicaciones por año
Este indicador se mide por medio del número de publicaciones producidas cada año en determinada área de conocimiento (tabla 2). El análisis de los datos recopilados muestra que los años más productivos fueron: 1953, con un total de 81 publicaciones (23,2 %); seguido por 1954, con 66 escritos (18,9 %); así como 1958 y 1959 con 54 (15,5 %).
Tabla 2. Distribución de las publicaciones por año
Año | Cantidad de publicaciones |
1953 | 81 |
1954 | 66 |
1958 | 54 |
1959 | 54 |
1956 | 36 |
1957 | 26 |
1955 | 23 |
1960 | 9 |
Resulta interesante que los años de mayor productividad sean los primeros y los últimos del período de vida de la seriada. Tanta dispersión en los resultados se debe en gran medida a que Cuba Bibliotecológica inició su publicación como órgano oficial de la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca con periodicidad trimestral; pero a partir de 1955, y como consecuencia de la situación política que atravesaba el país, comenzó a presentar irregularidades en su edición y posterior divulgación.
Durante los dos primeros años su circulación entre los bibliotecarios cubanos fue constante. Pero la crisis en la economía, la cultura y la sociedad, víctimas de un gobierno corrupto, incrementó el deterioro en el sector editorial y condujo inevitablemente al cese de la publicación de la revista durante casi todo el año 1957, uno de sus momentos de mayor decadencia. Las escasas condiciones, sumado a la poca consideración social con que gozaba la clase bibliotecaria, provocó una desmotivación entre los profesionales de la época. Eso quedó reflejado en uno de los editoriales de la seriada, donde aparece una convocatoria instándolos a publicar los resultados de sus estudios, sus experiencias e investigaciones.
…“No es cosa fácil, en un medio como el nuestro, reunir el material necesario, de interés general, para llenar cuatro veces al año una revista profesional, por muy modestas que sean sus dimensiones. El trabajo diario absorbe todas las energías. Unos bibliotecarios no se creen con capacidad suficiente para escribir algo cuya extensión sobrepase la de uno o dos párrafos. Otros no creen tener nada que decir que pueda interesar a sus compañeros o a los colegas de otros países (...) necesitamos de la cooperación de todos, a fin de que Cuba Bibliotecológica se convierta en el portavoz de la profesión bibliotecaria cubana en su aspecto más elevado, y en esta forma se difunda por Cuba y el extranjero...”.16
Una vez superadas las circunstancias adversas, el Colegio decidió reanudar la aparición de la revista con un número que comprendiese todo el tiempo perdido (volumen II, número 1-4, enero-diciembre de 1957) y fue entonces que en los años sucesivos (1958 y 1959) se logró retomar la periodicidad trimestral de sus ejemplares, hasta que finalmente, en 1960, la revista dejó de publicarse.
Distribución temática
Es uno de los aspectos más interesantes de los análisis métricos, porque permite advertir la evolución de las corrientes investigadoras y los temas de cada ciencia que más interesan a sus especialistas.15
El estudio sobre las materias más frecuentes (tabla 3) arrojó que estas fueron: Catalogación y Formación Bibliotecaria, reflejadas en 27 y 19 escritos, para un 7,7 y 5,4 %, respectivamente; Bibliotecas Públicas y Personales, en 18 (5,2 %); Literatura Profesional, en 17 (4,9 %); Clasificación Documental y Bibliotecas Especializadas, en 15 (4,3 %); Bibliotecas Universitarias y Asociaciones Bibliotecarias, en 14 (4 %); Jornadas Bibliotecológicas Cubanas, en 13 (3,7 %); Legislación Bibliotecaria, en 12 (3,4 %); Congresos de Bibliotecología, en 11 (3,2 %); Recibimientos, Servicios Bibliotecarios y Conferencias Bibliotecológicas, en 10 trabajos (2,9 %).
Tabla 3. Distribución temática
Materia | Frecuencia |
27 | |
Formación bibliotecaria | 19 |
Bibliotecas públicas | 18 |
Personales | 18 |
Literatura bibliotecológica | 17 |
Clasificación documental | 15 |
Bibliotecas especializadas | 15 |
Bibliotecas universitarias | 14 |
Asociaciones bibliotecarias | 14 |
Jornadas bibliotecológicas cubanas | 13 |
Legislación bibliotecaria | 12 |
Congresos de bibliotecología | 11 |
Servicios bibliotecarios | 10 |
Recibimientos | 10 |
Conferencias bibliotecológicas | 10 |
Cursos de bibliotecología | 9 |
Premiaciones | 9 |
Epígrafes | 8 |
Ética bibliotecaria | 8 |
Bibliotecas nacionales | 8 |
Cooperación bibliotecaria | 8 |
Exposiciones de libros | 8 |
Concursos de bibliotecología | 7 |
Promoción de lectura | 6 |
Bibliotecas escolares | 6 |
Día del libro cubano | 6 |
seminarios de bibliotecología | 6 |
Bibliógrafos cubanos | 5 |
Bibliografía cubana | 5 |
Bibliología | 5 |
Obituarios | 5 |
Venta de libros | 4 |
Selección de libros | 4 |
Centros de documentación | 3 |
Colecciones de libros | 3 |
Donaciones de libros | 3 |
Obras de referencia | 3 |
Semana nacional de las bibliotecas | 3 |
Vocabulario bibliográfico | 3 |
Comercio del libro | 2 |
Edificios para bibliotecas | 2 |
Mesa redonda | 1 |
Misión del librero | 1 |
Estudios históricos | 1 |
Estudios teóricos | 1 |
Tecnologías de información | 1 |
Centros bibliográficos | 1 |
Biblioteconomía | 1 |
Festival del libro de América | 1 |
Jornadas bibliotecarias argentinas | 1 |
Jornadas bibliotecarias costarricenses | 1 |
Jornadas mexicanas de biblioteconomía | 1 |
Literatura infantil | 1 |
Literatura novelesca | 1 |
Martí, José, 1853-1895 | 1 |
Metodología de la investigación | 1 |
Retribución del bibliotecario | 1 |
La tabla refleja, de manera global, las materias más tratadas según las tres secciones de la revista objeto de estudio: Artículos, Noticias y Reseñas de Libros. Una de las materias que más resalta es Catalogación y Clasificación Documental, operaciones vitales que forman parte del procesamiento analítico-sintético de los libros atesorados. Esto revela que, durante el período analizado, los procesos técnicos acaparaban la atención del mundo bibliotecario porque se consideraba prioridad realizar una correcta organización de las colecciones en las bibliotecas. También Formación Bibliotecaria es una de las más frecuentes, porque el período republicano fue una época de surgimiento y desarrollo de los estudios a nivel superior en este campo de conocimiento, donde se intentaba sentar las bases teórico-prácticas de la profesión. Lo mismo sucede con las Bibliotecas Públicas, porque el período republicano fue una etapa en que estas instituciones intentaban emerger gracias a las pocas legislaciones que fueron dictadas a favor de su creación y al esfuerzo realizado por la clase bibliotecaria en pro de su mejoramiento. De esta manera se creó un discreto número de bibliotecas de este tipo, cuyas características se reflejaron en las páginas de la revista como evidencia del desarrollo de la bibliotecología cubana del período.
También se aprecia, entre las más productivas, la materia Personales, pero su información no es pertinente para la investigación realizada, porque no aporta datos sobre las tendencias de la actividad biblioteco-informativa del período, al tratarse de asuntos personales de los bibliotecarios que pertenecían a la Asociación y no de asuntos profesionales que inquietaban en la época e influían en el desarrollo de la bibliotecología.
La cantidad de escritos en la sección Noticias es mayor que en el resto, como se muestra a continuación, y esto influye considerablemente en el resultado cuantitativo del estudio:
Secciones | Cantidad de Trabajos | Porcentajes |
Artículos | 84 | 24 |
Reseñas de Libros | 47 | 13 |
Noticias | 218 | 63 |
Total | 349 | 100 |
Es necesario estudiar el comportamiento de este indicador para cada una de las secciones mencionadas; por sus características, alcance y objetivos. Así, por ejemplo, puede afirmarse que la sección Artículos es la de mayor peso para la presente investigación, porque constituyó el espacio por excelencia donde los bibliotecarios cubanos difundían sus investigaciones y experiencias para tributar al desarrollo de las bases teórico-prácticas de la profesión (carácter investigativo y mayor profundidad de los contenidos), mientras que la sección Noticias se encargaba de divulgar los sucesos más relevantes de la profesión a nivel nacional e internacional (carácter informativo y menor profundidad de los contenidos).
Materias más frecuentes según secciones
Sección Artículos
Como se muestra en la tabla 4, los asuntos sobre los que se más se escribían artículos científicos durante la República, según la cantidad total de trabajos en esta sección (hasta 5) fueron: Jornadas Bibliotecológicas Cubanas y Catalogación Documental, con 10 escritos (11,9 %); Clasificación documental, con 9 (10,7 %); Servicios Bibliotecarios con 8 (9,5 %); Bibliotecas Públicas, Bibliotecas Universitarias y Bibliotecas Especializadas, con 7 (8,3 %); por último, Bibliógrafos Cubanos, con 5 (6 %).
Tabla 4. Temas más tratados en la sección Artículos
Materia | Frecuencia |
Jornadas bibliotecológicas cubanas | 10 |
Catalogación documental | 10 |
Clasificación documental | 9 |
Servicios bibliotecarios | 8 |
Bibliotecas especializadas | 8 |
Bibliotecas universitarias | 6 |
Bibliotecas públicas | 6 |
Bibliógrafos cubanos | 5 |
Bibliotecas escolares | 4 |
Bibliotecas nacionales | 4 |
Ética bibliotecaria | 4 |
Colecciones de libros | 3 |
Legislación bibliotecaria | 3 |
Cooperación bibliotecaria | 3 |
Bibliología | 3 |
Bibliografía cubana | 3 |
Selección de libros | 3 |
Promoción de lectura | 2 |
Epígrafes | 2 |
Congresos de bibliotecología | 2 |
Obras de referencia | 2 |
Centros de documentación | 1 |
Conferencias bibliotecológicas | 1 |
Asociaciones bibliotecarias | 1 |
Edificios para bibliotecas | 1 |
Estudios históricos | 1 |
Martí, José, 1853-1895 | 1 |
Misión del librero | 1 |
Premiaciones | 1 |
Retribución del bibliotecario | 1 |
Mesa redonda | 1 |
Cursos de bibliotecología | 1 |
Las tres Jornadas Bibliotecológicas celebradas en el país fueron organizadas y desarrolladas por la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca, y Cuba Bibliotecológica, como su órgano oficial, era la encargada de propiciar el espacio en el que se diera a conocer los resultados, experiencias y recomendaciones resultantes del evento. Se pretendía que la revista fuese la portavoz indiscutible, tanto a nivel nacional como internacional, de los pormenores de la importante reunión, y es por eso que la mayoría de los artículos que se publicaron en la revista corresponden a esta materia.
Le siguen Catalogación documental y Servicios bibliotecarios, a cuya reflexión sólo se puede añadir que fue producto de la necesidad existente en aquella época de crear servicios bien estructurados, consecuentemente con el surgimiento de las nuevas bibliotecas tanto públicas como especializadas. Además, predominaba la necesidad de tener bien organizados los documentos con que se prestaban los servicios a los usuarios o lectores, de ahí que los sistemas de clasificación hayan sido uno de los aspectos más analizados.
Sección Reseña de Libros
Las materias más frecuentes en esta sección fueron (tabla 5): Catalogación Documental, con 13 trabajos (27,7 %); Epígrafes y Ética Bibliotecaria, con 6 (12,8 %); Clasificación Documental, con 5 (10,6 %) y, por último, Promoción de Lectura, con 4 escritos (8,5 %).
Tabla 5. Temas más tratados en la sección reseñas de libros
Materia | Frecuencia |
Catalogación documental | 13 |
Epígrafes | 6 |
Ética bibliotecaria | 6 |
Clasificación documental | 5 |
Promoción de lectura | 4 |
Formación bibliotecaria | 3 |
Servicios bibliotecarios | 2 |
Cursos de bibliotecología | 2 |
Bibliografía cubana | 2 |
Vocabulario bibliográfico | 2 |
Biblioteconomía | 2 |
Bibliotecas públicas | 2 |
Bibliología | 2 |
Bibliotecas escolares | 1 |
Edificios para bibliotecas | 1 |
Estudios teóricos | 1 |
Legislación bibliotecaria | 1 |
Literatura infantil | 1 |
Literatura novelesca | 1 |
Metodología de la investigación | 1 |
Obras de referencia | 1 |
Selección de libros | 1 |
Tecnologías de información | 1 |
Jornadas bibliotecológicas cubanas | 1 |
El hecho de que Catalogación Documental, Clasificación Documental y Epígrafes fueran unas de las materias más estudiadas en las reseñas de libros, revela la existencia de un especial interés a nivel mundial en el correcto procesamiento de los acervos documentales de las bibliotecas —actividad fundamental— cuyo resultado permite la búsqueda y posterior recuperación de documentos a nombre de los usuarios.
Sección Noticias
En la presente sección se destacan las materias Personales con 18 (8,3 %), Formación Bibliotecaria con 15 (6,9 %) y Bibliotecas Públicas con10 (4,6 %), previamente analizadas (tabla 6).
Tabla 6. Temas más tratados en la sección Noticias
Materia | Frecuencia |
Personales | 18 |
Literatura bibliotecológica | 17 |
Formación bibliotecaria | 15 |
Asociaciones bibliotecarias | 13 |
Recibimientos | 10 |
Bibliotecas públicas | 10 |
Conferencias bibliotecológicas | 9 |
Congresos de bibliotecología | 9 |
Exposiciones de libros | 8 |
Bibliotecas especializadas | 8 |
Bibliotecas nacionales | 8 |
Bibliotecas universitarias | 8 |
Premiaciones | 8 |
Legislación bibliotecaria | 8 |
Concursos de bibliotecología | 7 |
Día del libro cubano | 7 |
Seminarios de bibliotecología | 6 |
Cooperación bibliotecaria | 5 |
Cuba bibliotecológica | 5 |
Cursos de bibliotecología | 5 |
Obituarios | 5 |
Catalogación documental | 4 |
Venta de libros | 4 |
Semana nacional de las bibliotecas | 3 |
Donaciones de libros | 3 |
Centros de documentación | 2 |
Comercio de libros | 2 |
Jornadas bibliotecológicas cubanas | 2 |
Lyceum lawn tennis club | 2 |
Clasificación documental | 1 |
Jornadas mexicanas de biblioteconomía | 1 |
Festival del libro de América | 1 |
Jornadas bibliotecarias argentinas | 1 |
Vocabulario bibliográfico | 1 |
Tecnologías de información | 1 |
Bibliotecas escolares | 1 |
Bibliógrafos cubanos | 1 |
Centros bibliográficos | 1 |
El resto de los asuntos se explica a continuación:
Literatura Bibliotecológica, con 17 (7,8 %), es la segunda materia más abordada en esta sección. Se refiere a las revistas y libros bibliotecológicos, publicados en la esfera nacional y extranjera, que encerraban gran interés para la profesión. Era una de las más abordadas, ya que la revista pretendía reflejar la bibliografía de mayor actualidad con que contaba el mundo bibliotecario de los años 50.
Asociaciones Bibliotecarias, con 13 (6 %), se refiere a las informaciones que se divulgaban en esta sección con respecto a las asociaciones de bibliotecarios, tanto nacionales como extranjeras. Fue una de las más abordadas en la revista, ya que Cuba Bibliotecológica era el órgano oficial de la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca, luego Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios, espacio por excelencia donde se publicaba todo lo referente a sus acciones y logros.
Recibimientos, con 10 (4,6 %), se refiere a las actividades que se realizaban en honor a alguna visita ilustre relacionada con la bibliotecología extranjera. El hecho de que sea una de las más abordadas sólo se explica porque por aquella época los bibliotecarios cubanos buscaban darse a conocer, compartir sus vivencias y saber sobre el desarrollo alcanzado en otras partes del mundo. Por eso cada visita se anuncia en las páginas de esta sección.
A pesar de que estos métodos permitieron la caracterización del contenido de Cuba Bibliotecológica desde un enfoque métrico, resulta insuficiente desde el punto de vista informacional. Por eso, se empleó el análisis de contenido como técnica de investigación que permitirá indagar en la contribución cualitativa de la revista a la Bibliotecología cubana de la década de los años 50.
CUBA BIBLIOTECOLÓGICA: REFLEJO DEL DESARROLLO DE LA BIBLIOTECOLOGÍA NACIONAL DE LOS AÑOS 50
El desarrollo bibliotecológico a través de la revista
El presente estudio pretende delimitar los temas o asuntos de mayor interés en la investigación bibliotecológica cubana, así como el desarrollo alcanzado por la profesión durante el período republicano. Para ello es necesario establecer criterios categorizantes, un paso imprescindible si se desea aplicar la técnica de análisis de contenido, porque actúan como el código mediante el cual el investigador leerá los mensajes en el texto objeto de análisis y evidencian la teoría subyacente que organiza el estudio.
Antes de pasar al análisis de contenido de las publicaciones repartidas por las categorías presentadas en la parte introductoria del informe, es preciso señalar que las cuestiones abordadas en aquellas tienen cierto grado de solapamiento, porque todo lo que conformaba el contenido de la revista estaba relacionado con la esfera bibliotecológica. El sistema de categorías y subcategorías, cuyo contenido se explicitó previamente, es el siguiente:
Categoría 1: Actividades profesionales
Es la categoría más abundante, cuyas subcategorías abarcan distintos tipos de eventos relacionados con el campo bibliotecológico cubano en la República: jornadas bibliotecológicas cubanas, exposiciones de libros, congresos, recibimientos, conferencias, concursos, seminarios, donaciones de libros, ventas de libros, mesa redonda y premiaciones; es decir, todo lo que contribuía al ejercicio y desarrollo de la profesión (fig. 1).
FIG. 1. Categoría 1: Distribución de las subcategorías. Actividades profesionales.
Desde el punto de vista cuantitativo, la subcategoría más voluminosa es la de Jornadas Bibliotecológicas Cubanas, que aparece tratada en 12 escritos,15 %, seguida por las de Congresos, presente en 11 trabajos, 13 %. Las subcategorías Recibimientos y Conferencias ocupan el 12 % del contenido, Premiaciones representa el 11 %, Exposiciones de libros el 10 %, Concursos asciende al 9 %, a Seminarios le corresponde el 7 % y a Ventas de libros el 5 %. Por último, Donaciones de Libros y Mesa redonda, que ocupan el 4 y 1 % del contenido, respectivamente.
Subcategoría 1.1: Jornadas bibliotecológicas cubanas
Es la subcategoría más frecuente en la categoría Actividades Profesionales. ¿Por qué? Tal parece que desde que fue fundada la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca, entre sus miembros se expresó la necesidad de celebrar reuniones de bibliotecarios que ayudaran a mejorar la situación de las bibliotecas y los servicios bibliotecarios en el ámbito nacional. Por eso, y gracias a la iniciativa de Jorge Aguayo, se acordó como uno de sus propósitos principales la organización de unas jornadas bibliotecológicas. Entonces, aprovechando la estancia en La Habana de Carlos Víctor Penna, especialista del Centro Regional de la UNESCO, se decidió concretar la propuesta.
Las actividades del evento están reflejadas en los números 1, 2 y 3 del volumen I de la revista. Las primeras jornadas bibliotecológicas cubanas se celebraron del 15 al 18 de abril de 1953 en La Habana, con la colaboración del Centro Regional de la UNESCO y de la Escuela de Bibliotecarios de la Universidad de La Habana. Con el objetivo de realizar los trabajos preparatorios se nombró una comisión organizadora, integrada por: María Teresa Freyre, como presidenta; Jorge Aguayo, como primer vicepresidente; Andrés Alonso, como segundo vicepresidente; Blanca Bahamonde, secretaria; Carmen Rovira, vicesecretaria; Fermín Peraza, tesorero; Regina Trobo, vicetesorera; Aida Quevedo, Audry Mancebo y Dolores Rovirosa como vocales; y Carlos Víctor Penna, por el Centro Regional de la UNESCO.
Así, en el artículo titulado Nuestras Jornadas, del número 2, volumen I, se menciona que en la inauguración de dichas jornadas —en el Auditorium de la Asociación Nacional de Hacendados de Cuba— sobresalieron dos actividades: el homenaje a María Villar Buceta, Carlos Víctor Penna y Antonio Alemán Ruiz, quienes recibieron diplomas de socios honorarios de la Asociación, y la conferencia de Jorge Mañach sobre Martí y los libros. Una vez culminado el acto de inauguración, se procedió a la discusión de los trabajos de base, presentados en las distintas comisiones que fueron instituidas con estos fines.
Entre los aspectos que se trataron en los temarios de base se destacó el estudio de los factores que condicionaban las relaciones entre el bibliotecario, la biblioteca y la comunidad; la formación profesional del bibliotecario; el servicio de bibliotecas públicas en Cuba; los criterios para la unificación de los métodos de catalogación y clasificación de documentos y, por último, los programas de la UNESCO en materia de bibliotecas públicas, escuelas de bibliotecarios, bibliografía e intercambio de publicaciones. Resulta evidente que la agenda de las jornadas abarcaba las cuestiones más emergentes relacionadas con el desarrollo de la profesión: organización de las bibliotecas, procesamiento de la documentación y la formación de los profesionales del campo de conocimiento. La reunión pretendía fomentar la cooperación profesional en el estudio y meditación sobre las dificultades más urgentes que confrontaban las bibliotecas a lo largo del país y encontrar soluciones prácticas que tendiesen a mejorar los servicios bibliotecarios en general, lo cual quedó reflejado en el informe final de las jornadas, recogido en el segundo número de Cuba Bibliotecológica. Al celebrarse en el Año del Centenario de José Martí, estas se dedicaron a la memoria del Apóstol, como el mejor homenaje que podía ofrecerle la clase bibliotecaria.
Como colofón de la importante cita, se pronunciaron numerosas recomendaciones, que fungieron como soluciones prácticas a las deficiencias o problemas detectados durante los debates y que conformaron todo un conjunto de normas relativas a la cooperación entre bibliotecarios, al fomento de las bibliotecas públicas, a la unificación de las prácticas de catalogación y clasificación y a las exigencias mínimas de los planes de estudio de las escuela de bibliotecarios del país, entre otras. Algunas de las recomendaciones, abordadas en el número mencionado, se ofrecen a continuación:
- Que las asociaciones y escuelas de bibliotecarios desarrollen una actividad conjunta animada del más amplio espíritu de colaboración y reúnan a las fuerzas útiles de la bibliotecología cubana —dispersas en la actualidad— para que en un esfuerzo común lleven la profesión del bibliotecario al plano que merece y ubiquen a los servicios bibliográficos y bibliotecológicos en el nivel que exige el desarrollo cultural de la Nación".
- Que como resultado de estas jornadas se comience una vigorosa campaña encaminada a crear una conciencia bibliotecaria en el país, y hagan resaltar la importancia del bibliotecario y la necesidad de crear las condiciones de trabajo adecuadas para que pueda realizar su labor con las mejores posibilidades de éxito.
- Que las asociaciones de bibliotecarios presten especial atención al mejoramiento profesional de estos y que, a este efecto, organicen con frecuencia seminarios y debates sobre distintos aspectos del trabajo bibliotecológico.17
Según el Consejo de Redacción de la revista en su número 2 del volumen I, este primer evento fue todo un éxito, y logró reunir a bibliotecarios de todo el país para intercambiar ideas sobre las dificultades que confrontaban las bibliotecas en aquella época. Y no sólo a los bibliotecarios, sino también a algunos intelectuales interesados en participar en los debates sobre los problemas de las bibliotecas en aquella época. También profesionales extranjeros participaron con sus trabajos y ponencias. Así, en los editoriales de los números 2 y 3 del volumen mencionado se señala:
“Uno de los beneficios inmediatos de las Jornadas puede ser, pues, un mayor acercamiento entre los bibliotecarios de toda la Isla, y una mayor comprensión de los problemas y las necesidades de todos (…)”.18
“En su proyección al exterior, la actividad más trascendente de la Asociación fue la celebración de las Primeras Jornadas Bibliotecológicas Cubanas (…) Una empresa de tal envergadura, realizada por una sociedad de reciente fundación y con limitadísimos recursos económicos, podía parecer a propios y extraños una empresa demasiado ambiciosa, en la que se iba directamente al fracaso. Sin embargo, no fue así, y los trabajos de base escritos para las Jornadas, así como las recomendaciones acordadas en estas, han difundido por toda la América el nombre y la obra de nuestra Asociación”.19
Una vez sentado el precedente positivo de las Primeras Jornadas, en años sucesivos en la isla, se celebrarían dos eventos de este mismo tipo: las Segundas Jornadas en La Habana y las Terceras en la provincia de Santiago de Cuba. Aunque se pensó celebrar las cuartas jornadas en la ciudad de Santa Clara, patrocinadas por la Universidad de Las Villas, la idea no se pudo materializar.
Las Segundas Jornadas Bibliotecológicas Cubanas se efectuaron del 4 al 8 de mayo de 1954 y estuvieron dedicadas al trabajo de las bibliotecas en los centros de educación. Las informaciones sobre las Segundas Jornadas están recogidas en los números 4 del primer volumen y en los números 1 y 2 del segundo volumen de la seriada, donde se evidencia que el número de participantes en dicha cita sobrepasó con creces al de la anterior. Se contó con la presencia de representantes de las Universidades de La Habana y del Oriente del país, de centros de enseñanza técnica y de escuelas primarias y secundarias.
El objetivo central del evento fue establecer la coordinación entre las escuelas y las bibliotecas del país, así como avivar el interés de los maestros hacia las actividades de la biblioteca en relación con los problemas educacionales. Sus aspiraciones fueron destacar la función de la biblioteca en los tres niveles de la enseñanza y como agentes de rehabilitación de las masas desvalidas en regiones de escaso desarrollo. Esta vez la presidencia estuvo a cargo de Fermín Peraza, como vicepresidente fungió María Teresa Freyre y como relator general, Andrés Alonso. Algunas de las recomendaciones más sobresalientes de las Jornadas, presentadas en el Informe Final que redactó Andrés Alfonso fueron:
- Que las autoridades educacionales presten la mayor atención posible al establecimiento de bibliotecas escolares, organizadas de acuerdo con las técnicas modernas, y que se mejoren las ya existentes, con libros debidamente seleccionados y con créditos específicos para atender a sus necesidades.
- Que los directores de bibliotecas y de institutos y otros centros secundarios y especiales incorporen a los cursos regulares las clases de uso y manejo de la biblioteca, con el fin de que el alumno pueda aprovechar todos los servicios que ésta puede ofrecer.
- Que se solicite de las máximas autoridades de las universidades cubanas que reconozcan explícitamente el status profesional del bibliotecario, equiparándolo en jerarquía y remuneración al profesorado del centro.20
Por su parte, las Terceras Jornadas Bibliotecológicas Cubanas se desarrollaron del 10 al 13 de octubre de 1956 en Santiago de Cuba. Todas las sesiones de trabajo se realizaron en la Universidad de Oriente. Estas Jornadas fueron auspiciadas por el Departamento de Extensión y Relaciones Culturales de la Universidad de Oriente y la Biblioteca General, con la cooperación de la UNESCO. La Comisión Organizadora estuvo presidida por la Dra. Rebeca Benítez, directora de la Biblioteca de la Universidad de Oriente.
El importante acontecimiento se dedicó a estudiar los problemas de las bibliotecas en Cuba, la preparación del maestro bibliotecario y la organización de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. Vale destacar que este tercer encuentro no tuvo amplia cobertura en la revista como sucedió con los dos anteriores, ya que solo fue abordado, de forma muy breve, en el número 4, volumen I de la segunda época, cuando la Asociación fue sustituida por el Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios. Entre las recomendaciones de mayor relevancia, aprobadas por estas Jornadas, se pueden señalar:
- Que se efectúe en todo el país una amplia campaña para demostrar los beneficios de la acción bibliotecaria, con el fin de desarrollar una conciencia pública sobre el valor de las bibliotecas.
- Que a las bibliotecas de todo tipo se les dote de los recursos materiales y económicos necesarios para mejorar sus servicios, tales como locales, personal, créditos para compra de libros y equipos, etcétera.
- Que para lograr la experiencia necesaria y las pautas de organización adecuadas se cree, a la mayor brevedad, una biblioteca escolar piloto en cada una de las provincias.21
Las propuestas de las Terceras Jornadas eran excelentes, pero un poco ambiciosas para entonces, porque no existía en aquella época la voluntad política necesaria para destinar recursos de la administración en apoyo al desarrollo de las bibliotecas y de la bibliotecología en general. Los fondos públicos en múltiples ocasiones fueron destinados a fines lucrativos, el juego ilícito, y otros males ya mencionados en el capítulo I de la presente investigación.
Subcategoría 1.2: Congresos
Dentro de la categoría Actividades profesionales, esta subcategoría es la segunda en cantidad de escritos publicados (11). Es importante señalar que casi la totalidad de las veces aparece reflejada en la sección Noticias, donde se ofrecen breves informaciones y comentarios del acontecer nacional y extranjero.
Durante la República, se celebraron actividades de esta envergadura sobre distintos aspectos de la bibliotecología que más interesaba desarrollar a los profesionales de este campo del saber y que quedaron registradas en Cuba Bibliotecológica.
En el volumen I, número 4, de 1956, el artículo titulado De la Reunión de Expertos sobre Canje Internacional de Publicaciones en la América Latina, abordó detalladamente los temarios y resultados del Congreso. Según consta en dicho artículo, el Congreso tuvo lugar en La Habana del 1 al 5 de octubre de 1956, con la asistencia de representantes de 14 países y también dos representantes de las organizaciones de carácter internacional: OEA y Centro Interamericano de la Vivienda.
Los expertos debatieron sobre las técnicas utilizadas en el canje internacional de publicaciones, sobre las actividades de los gobiernos para ayudar en el canje de publicaciones oficiales, científicas y literarias en América Latina y sobre la cooperación latinoamericana con otros países en el canje de publicaciones. Luego se acordó adoptar una serie de recomendaciones para impulsar el desarrollo de esta actividad en América Latina. Algunas de las principales recomendaciones fueron:
- Que todos los países designen o establezcan, a la mayor brevedad, un organismo técnico destinado al canje de publicaciones, preferentemente adscrito a la Biblioteca Nacional o dependiente de ella, organizado con medidas administrativas legales y económicas adecuadas, para que dicho centro asuma la responsabilidad principal en el desarrollo del programa nacional e internacional de canje(…).
- Que se solicite a la UNESCO que publique, como suplemento a su Manual del Canje Internacional de Publicaciones, un folleto en el que se expliquen los procedimientos prácticos y de uso corriente sobre el intercambio de publicaciones, utilizados por los principales centros e instituciones de canje (…).
- Que la OEA considere la redacción de una nueva Convención Interamericana sobre Canje de Publicaciones, acorde con los principios generales (…).22
El trabajo mencionado muestra la importancia que le conferían los profesionales de bibliotecas al canje, como una vía para ampliar las posibilidades de satisfacer las necesidades informativas de sus usuarios a partir de la gestión de la literatura que no se encontraba en sus fondos.
Vale aclarar que, anterior a este congreso de La Habana, se celebraron seminarios y reuniones en varios países de América Latina (incluyendo a Cuba) para debatir sobre los problemas específicos del canje. El resto de los escritos relacionados con esta subcategoría aparece en la sección Noticias.
Así, en el primer ejemplar de Cuba Bibliotecológica, en la página 29, se encuentra la noticia sobre el Congreso Iberoamericano de Archivos, Bibliotecas y Propiedad Intelectual, celebrado en Madrid del 20 de octubre al 4 de noviembre de 1952. Esta noticia, aunque de carácter retroactivo, tuvo mucha importancia para fijar la atención de los bibliotecarios en un evento de impacto relevante en el desarrollo del campo informacional del mundo iberoamericano, sobre todo en los problemas relacionados con la legislación documental.
Otra de las reuniones de aquella época reflejadas en la revista fue el Congreso Internacional de Bibliotecas y de Centros de Documentación. La noticia sobre el evento quedó recogida en los números 1-2 del volumen 3 de 1955 y se transcribe a continuación:
En la Universidad de Bruselas se efectuará, del 11 al 18 de septiembre del presente año, el Congreso Internacional de Bibliotecas y de Centros de Documentación. El asunto a tratar será: “Las tareas y las responsabilidades de las bibliotecas y de los centros de documentación en la vida moderna”. El Comité Internacional de Organización del Congreso notificó que está en prensa el primer volumen de las publicaciones del Congreso que contiene los informes preliminares.23
En ese ejemplar también apareció la noticia acerca de un congreso que planeaba celebrar la Junta de Patronos de la Biblioteca Nacional “José Martí”, con motivo de la inauguración de su nuevo edificio. Se trataba del Congreso Internacional de Bibliotecas Nacionales, evento que se efectuaría en La Habana en enero de 1956, con la colaboración del Centro Regional de la UNESCO en el Hemisferio Occidental. Los temas que se propuso estudiar el congreso fueron: deberes y responsabilidad de las bibliotecas nacionales en aquella época; la historia de la Biblioteca Nacional "José Martí", la organización que tenía y modificaciones que debían introducirse a su estructura orgánica, etcétera. A pesar de las buenas intenciones, la iniciativa nunca se materializó. Este hecho se considera lamentable porque retardó un poco el desarrollo de la biblioteca nacional cubana, que dejó de nutrirse de las experiencias foráneas, sin dudas de gran utilidad para su desenvolvimiento y proyección futura.
En el número 4, volumen III, de la segunda época, se mencionó una breve noticia sobre el Congreso de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios, que se realizó en Madrid del 13 al 16 de octubre de 1958 y en que Cuba, lamentablemente, no pudo participar. Eso se explica en la misma noticia al aclarar que la invitación para asistir no llegó a tiempo, y que por eso el Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios no pudo enviar a ningún representante.
Por otra parte, en el año de 1959 se celebraron varios congresos a nivel internacional, que quedaron declarados en las páginas de la publicación seriada. Entre ellos se encuentra la Reunión Anual de la American Library Association que tuvo lugar en Washington del 21 al 27 de junio de 1959, según consta en el volumen IV, números 1-2 de 1959. A la cita concurrieron más de cinco mil bibliotecarios, y con esto se estableció un record de asistencia a estas reuniones, donde, además, los participantes tuvieron la oportunidad de conocer las distintas bibliotecas de la capital de Estados Unidos.
En ese ejemplar se informó que la Special Libraries Association de los Estados Unidos celebró su 50ª Convención Anual en Atlantic City, del 31 de mayo al 3 de junio, y se expresó que el Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios recibió una invitación para asistir a la 1ra. Convención de Colegios de Profesionales Universitarios de Venezuela, efectuada del 25 de abril al 2 de mayo de 1959. Y aunque no fue posible enviar delegados a este último evento, el Colegio manifestó su agradecimiento por tan cordial invitación.
Otro evento reflejado fue el Congreso Nacional de Bibliotecas Populares, del cual se informó en el volumen V, número 3 de 1959. Se celebró durante los días 10, 11 y 12 de octubre en Catamarca, Córdoba, organizado por la Federación Argentina de Bibliotecas Populares, con el propósito de debatir sobre la organización del Primer Congreso Americano de Bibliotecas Populares que se celebraría próximamente en mayo de 1960. También, en ese mismo número, se mencionó la organización y conmemoración del Segundo Congreso Brasilero de Biblioteconomía. Por último, según consta en el penúltimo ejemplar de la revista, el Consejo Interamericano Cultural se reunió en San Juan, Puerto Rico, del 22 de noviembre al 2 de diciembre, congreso donde se aprobó el programa de trabajo presentado por la Biblioteca de la Unión Panamericana, en apoyo al desarrollo bibliotecario latinoamericano.
Durante el período de estudio que comprende esta investigación no se celebraron muchos congresos en el ámbito nacional: solamente uno. La mayoría de las ocasiones responde a eventos internacionales —con o sin participación de los profesionales cubanos— sobre los cuales se hace referencia a través de la sección Noticias. Ese monitoreo de lo que sucedía en el ámbito bibliotecario internacional muestra el interés de la revista en estar al tanto de las experiencias más avanzadas que podían contribuir al desarrollo de la teoría y práctica nacional.
Subcategoría 1.3: Recibimientos
Esta subcategoría, una de las más frecuentes, se trata en 10 publicaciones. ¿Por que? La respuesta a esta interrogante se ha esbozado en la sección anterior de la presente contribución. La cuestión es que, durante aquellos años, la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca concedía una elevada importancia a los intercambios entre sus miembros y los bibliotecarios extranjeros que quisieron cooperar con el desarrollo de la disciplina en el país. Por esta razón, en numerosas páginas de la revista se hizo alusión a los recibimientos que se realizaban a las personalidades destacadas de la bibliotecología mundial.
Esta subcategoría es exclusiva de la sección Noticias y aparece reflejada en los números 1, 3 y 4 de 1953; números 1 y 2 de 1954; números 2 y 4 de 1956; números 1-4 de 1957 y, por último, en el volumen IV, números 1-2 de 1959. En el número 1 del año 1953, se publicó una noticia sobre la visita de dos personalidades: Howard F. Cline y Jorge Basadre:
Con motivo del congreso de historia celebrado en La Habana como parte de los actos conmemorativos del Centenario de José Martí, visitaron nuestra capital los señores Dr. Howard F. Cline, distinguido arqueólogo y director de la Fundación Hispánica de la Biblioteca del Congreso de Washington, y Dr. Jorge Basadre, eminente historiador peruano, que tuvo a su cargo la reorganización de la Biblioteca Nacional del Perú a raíz de su destrucción por un incendio en 1943. La Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca ofreció a tan distinguidos visitantes un recibo, que tuvo lugar el día 30 de enero en los salones del Lyceum.24
Asimismo, en el número 3 del propio año se publicaron las noticias sobre las visitas de Luther H. Evans y Marietta Daniels. Según consta en la noticia, la visita del Dr. Evans, director general de la UNESCO, fue uno de los acontecimientos más importantes del mes de agosto de 1953 para los bibliotecarios cubanos. La Comisión Cubana de la UNESCO celebró un banquete en su honor, al cual fueron invitados Aguayo, Freyre y Peraza, como miembros representantes de la Asociación. En cuanto a la visita de Daniels, subdirectora de la Biblioteca Conmemorativa Colón de la Unión Panamericana, se comunicó que esta había ofrecido detalles sobre la edición española de la clasificación de Dewey y había prometido su cooperación con Cuba Bibliotecológica.
Otro de los recibimientos realizados durante esta etapa fue un cocktail ofrecido por la Asociación en los salones del Lyceum a un grupo de periodistas extranjeros, acontecimiento registrado en el número 1 de 1954. También, en los salones del Lyceum, se ofreció un cocktail de bienvenida a los participantes nacionales y extranjeros de las Segundas Jornadas Bibliotecológicas, según la noticia publicada en el número 2 de ese mismo año.
El año 1956 estuvo marcado por las visitas de los delegados al Congreso de la ALA y los delegados al Seminario sobre Canje efectuado en La Habana. A los primeros se les ofreció un almuerzo en el Hotel Nacional, noticia expuesta en el número 2 de la segunda época, y a los segundos se les brindó un cocktail en los salones del Lyceum, según se plantea en el número 4 de 1956.
Un importante recibimiento fue reflejado en las páginas de la revista: esta vez con motivo de la estancia en la isla de Phyllis Carter, de la Biblioteca del Congreso, quien tenía el propósito de ayudar en la organización de la biblioteca de la Oficina de Censos Demográfico y Electoral. En su honor, el Comité ejecutivo del Colegio ofreció una merienda en los salones del Lyceum, como se muestra en los números 1-4 de 1957.
El Director de la Biblioteca de la Universidad de Costa Rica, Efraim Rojas, visitó varias de las bibliotecas más importantes de La Habana, según la noticia publicada en los números 1-2 de 1959. El recibimiento quedó registrado de la siguiente manera:
“…el señor Rojas visitó varias de nuestras más importantes bibliotecas y conversó extensamente con los principales bibliotecarios cubanos (…) Para festejar al distinguido visitante, el Sr. Carlos Víctor Penna (…) ofreció un almuerzo en el Centro Vasco, al que asistieron los Dres. María Teresa Freyre de Andrade, Carmen Rovira y Jorge Aguayo (…)”.25
Lo publicado en esta sección muestra los vínculos entre los bibliotecarios cubanos y los profesionales del extranjero, manifestados muchas veces a través de la vida social. Es una lástima que la revista se limitaba a dar la noticia y no se precisaba el contenido de las conversaciones profesionales sostenidas durante estos encuentros.
El uso de los locales del Lyceum para este tipo de actividades se explica a partir de varios factores: los miembros de esa asociación femenina fueron unos de los más fervientes impulsores del desarrollo del campo bibliotecario nacional. La sociedad contaba con una excelente biblioteca pública y, por último, poseían un local especial para este tipo de eventos sociales.
Subcategoría 1.4: Conferencias
Una de las subcategorías más grandes es la de Conferencias, tratada en la revista con una frecuencia de 10 publicaciones. La mayoría de las veces apareció reflejada en la sección Noticias, es decir, se limitó sólo a informar sobre la actividad a celebrarse o celebrada.
Solamente en el volumen I, número 2, de 1956, apareció un artículo de Carmen Rovira titulado La conferencia anual de la ALA en Miami Beach, donde se describieron detalladamente los pormenores del evento, las sesiones de debate de mayor interés y contribución al desarrollo teórico-práctico de la bibliotecología cubana del período. Según consta en el artículo, a la importante cita acudieron bibliotecarios de todas partes del mundo para intercambiar impresiones y estudiar los problemas comunes de la profesión. En representación de la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca de Cuba en el evento participaron Jorge Aguayo y la autora. Los intereses de estos participantes quedaron explícitos en las páginas de la revista:
Para los bibliotecarios cubanos, la reunión más importante fue, sin duda, la celebrada por los miembros del Comité de Cooperación con los catalogadores y clasificadores latinoamericanos, bajo la presidencia de Mr. Heiliger (…) Entre los asuntos que se discutieron extensamente se encuentran: la futura traducción de las nuevas reglas de catalogación de la ALA, (…)la compilación de un vocabulario de catalogación, que tienda a unificar el uso en los distintos países; la posibilidad de compilar una lista de epígrafes en español, (…) y la posibilidad de celebrar una reunión internacional para discutir los problemas de la formación profesional del bibliotecario (…).26
Como se puede apreciar, en la 75ª Reunión Anual de la ALA se trataron asuntos medulares de elevado interés en el ámbito nacional, algunos de los cuales resultaron ser los más abordados en la revista. Según el estudio bibliométrico efectuado en el capítulo anterior, esos fueron: Formación Profesional, Catalogación y Clasificación. Dicha conferencia también permitió dar a conocer al mundo las acciones emprendidas por los bibliotecarios cubanos para elevar el desarrollo de la disciplina durante aquellos años difíciles.
En cuanto a la sección Noticias, esta subcategoría se abordó en múltiples ocasiones. En el número 2 de 1953, se publicó una breve noticia sobre el ciclo de conferencias que brindó María Teresa Freyre de Andrade en el Ateneo de Matanzas, y se señaló:
Los Amigos de la Cultura Cubana, grupo que (…) ha tomado el acuerdo de intensificar en su Biblioteca Pública el trabajo con las escuelas de la barriada de Pueblo Nuevo, en que se encuentra situado su local, ha invitado a la doctora María Teresa Freyre de Andrade a ofrecer a los maestros un ciclo de conferencias sobre las bibliotecas escolares y juveniles, y los métodos de que estas se valen para fomentar en los niños y adolescentes el amor a la lectura (…).27
En el número 1 de 1954 quedaron reflejadas dos conferencias del período, impartidas por Carmen Rovira. La primera, titulada Hablemos sobre Bibliotecas, y la segunda, El Uso de la Biblioteca. Según consta en la revista, Hablemos sobre Bibliotecas fue organizada por la Sección de Bibliotecas del Lyceum y celebrada el 17 de febrero de 1954. La conferenciante esbozó la evolución del libro y la biblioteca, y se detuvo especialmente en la necesidad de una amplia preparación profesional y cultural en los bibliotecarios que la sirven. Por su parte, la charla El Uso de la Biblioteca fue impartida el 23 de febrero de ese mismo año a los profesores de la Universidad de Santo Tomás de Villanueva. Luego del evento se produjo un intercambio de impresiones entre el profesorado y la conferenciante sobre el mejor modo de aunar esfuerzos entre los profesores y la biblioteca, en beneficio de la labor docente.
Otra de las conferencias anunciadas en la revista fue la ofrecida por Carlos V. Penna el 15 de octubre de 1954 en el salón de actos del Lyceum, cuyo tema central fue la labor que realizó en pro de la fundación y organización de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. Esta noticia apareció expuesta en el volumen II, número 4 de 1954.
Por otra parte, en los números 1-4 de 1957, se destacó una noticia sobre la Conferencia Anual de la ALA en Kansas City, celebrada a fines de junio de 1957. Según lo publicado en el escrito, durante la conferencia se destacaron dos trabajos sobre el problema del rango profesional del personal de las bibliotecas universitarias norteamericanas: mientras unas daban el espacio adecuado a los bibliotecarios con títulos académicos superiores, otras no se les reconocían un rango equivalente al del personal docente. Lo antes mencionado demuestra que, en ocasiones, el status conferido a los bibliotecarios, a nivel internacional, no era el merecido.
En el volumen III, números 1-2 de 1958, se anunció la celebración de la 77ª Conferencia Anual de la ALA en California, del 13 al 19 de julio de 1958, evento que pretendía discutir el desarrollo del nuevo código de encabezamientos de materia. La noticia se concretó en el siguiente ejemplar de la revista (número 3 de 1958) cuando se ofrecieron informaciones más detalladas de la importante reunión:
En San Francisco, California, tuvo lugar la 77ª Conferencia Anual de la American Library Association. Más de 4 000 colegas norteamericanos y algunos de otros países asistieron a las sesiones que se efectuaron del 13 al 19 de julio, con el tema “Responsabilidades internacionales de la ALA”. En varias oportunidades los asistentes destacaron la importancia de la cooperación internacional en materia de bibliotecas mediante el uso de becas y el intercambio de estudiantes, bibliotecarios y profesores de bibliotecología. (…) La sección de catalogación y clasificación, dedicada a tratar acerca del código para la asignación de epígrafes (…), trató acerca del modo de traducir los epígrafes en inglés a sus equivalentes castellanos (…).28
La siguiente Conferencia Anual de la ALA tuvo lugar en Washington del 21 al 27 de junio de 1959 con la asistencia de más de cinco mil bibliotecarios, hecho que quedó registrado en los números 1-2, del volumen IV de 1959.
Por último, del 20 al 25 de julio se realizó la Reunión Preliminar de la Conferencia Internacional de Catalogación, donde se reafirmó la celebración de dicha Conferencia en el año 1961. La noticia quedó registrada en el número 4 de 1959.
El análisis de esta subcategoría muestra que la mayoría de las Conferencias fueron celebradas en el escenario internacional. Cuba Bibliotecológica monitoreó constantemente este tipo de eventos, y mantuvo al tanto a los miembros de la Asociación de las principales conferencias celebradas dentro y fuera del país. Las conferencias con más frecuencias de apariciones fueron las de la ALA porque tenían periodicidad anual. Por otro lado, el Lyceum que se destacó en esta actividad en las épocas anteriores, pasaba por una crisis producto de la situación general en el país.
Subcategoría 1.5: Premiaciones
A lo largo de los años, en la revista fueron publicados nueve escritos sobre las distintas premiaciones o distinciones recibidas por las personalidades más destacadas de la bibliotecología en el ámbito nacional e internacional. Esta subcategoría aborda, tanto a los premiados, como al contenido de los premios otorgados por la Asociación. Asimismo, están incluidos los nombramientos de socios de la Asociación como una forma de premiar el trabajo del bibliotecario destacado.
La subcategoría Premiaciones se refleja en el número 1 del volumen II de 1954, en la sección Artículo, donde se dedicó una página de la revista para explicar en qué consistía el premio Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca:
La Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca instituye el premio Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca, consistente en 100 pesos en efectivo y un diploma, que se otorgará una vez al año al trabajo original e inédito que, a juicio del Jurado, resulte el mejor entre todos los presentados (…).29
Según consta en dicho artículo, por el premio podían optar todos los asociados. Los trabajos podían tratar sobre cualquier aspecto de la bibliotecología, sin límite de extensión, y debían entregarse en la Biblioteca del Lyceum en un sobre cerrado y lacrado hasta el 30 de septiembre de 1954. El Jurado, que estaba compuesto por el presidente de la Asociación y dos miembros de la Junta Directiva elegidos por ella misma, pronunciaría su fallo el 14 de noviembre de 1954.
El resto de los escritos referentes a esta subcategoría están contenidos en la sección Noticias. El primer número de la revista contiene una noticia referente al nombramiento de Carlos Víctor Penna como Socio de Honor de la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca:
…El Dr. Jorge Aguayo, que tuvo a cargo la presentación del señor Penna, anunció el acuerdo tomado por la Junta Directiva de la Asociación de conceder el título de Socio de Honor a nuestro distinguido visitante, acuerdo que fue ratificado posteriormente por la Asamblea General, tal como lo disponen los estatutos (…).24
Otra de las publicaciones donde aparece la subcategoría es el número 4 del volumen I de 1953. Se trata de un nombramiento, pero esta vez a un destacado bibliotecario de la esfera nacional: Rogelio Fuente, Director de la Biblioteca General de la Universidad de La Habana. En la noticia solo se anuncia el acuerdo tomado por la Asociación y el motivo de tal nombramiento:
…La distinción otorgada al Dr. Fuente se basa en ser seguramente el único bibliotecario cubano que ha cumplido sus bodas de oro con la profesión, puesto que lleva más de cincuenta años laborando en la institución que ahora dirige (…).30
Luego, en el siguiente ejemplar de la revista (número 1, volumen II) se expusieron algunos detalles del acto donde se hizo entrega del Diploma de Socio Honorario al destacado bibliotecario. Por su parte, en los números 2 y 3 de 1954, se recordó a los socios de la Asociación las bases o requerimientos del premio Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca, cuyas especificidades ya se habían explicado en el número 1 de ese mismo año. Asimismo, en el número 3 se hizo alusión al reconocimiento que recibió Carmen Rovira por las labores realizadas en beneficio de la Universidad de Villanueva, de cuya biblioteca era su directora. Según consta en la publicación, se le entregó un Diploma de Honor en el Día de los Homenajes por sus extraordinarios méritos.
Por último, en los números 1-4 de 1957 se reflejaron las noticias sobre dos premios en la esfera internacional: el Premio Margaret Mann, otorgado por la ALA al destacado bibliotecario David J. Haykin, y la Medalla Melvin Dewey, concedida a Wyllis E. Wright, bibliotecario del Williams College.
Según lo reflejado en los escritos, el Premio Margaret Mann, el más codiciado entre los catalogadores y clasificadores norteamericanos, se entregó a David Judson Haykin, autoridad reconocida en el campo de la catalogación por materias, por haber sido la persona que más sobresalió durante el año 1957 en dichas disciplinas. También se dice que la Medalla Melvin Dewey fue otorgada ese mismo año a Wyllis E. Wright, por su destacada participación en la edición de varias publicaciones profesionales y por ser el Presidente del Decimal Classification Committee y de la Association of College and Research Libraries.
El análisis de esta subcategoría muestra que en aquella época no se otorgaron muchos premios en el ámbito bibliotecológico nacional, solamente el Premio Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca y un Diploma de Honor en el Día de los Homenajes. Sin embargo, el cómputo de esta subcategoría se hace mayor porque se trató fundamentalmente en la sección Noticias, donde se anunciaban las premiaciones a nivel internacional y porque se incluyeron los nombramientos como Socios Honorarios que realizaba la Asociación a destacadas personalidades de la bibliotecología nacional y extranjera. Los premios y los nombramientos constituyeron una forma de motivar la labor de los bibliotecarios del período, a quienes la Asociación a veces les publicaba sus trabajos. Por otro lado, llama la atención que los resultados del Premio Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca nunca se publicaron en Cuba Bibliotecológica, que se suponía que fuese la portavoz de la Asociación.
Subcategoría 1.6: Exposiciones de libros
Las exposiciones aparecen reflejadas en la revista en 8 ocasiones, exclusivamente en la sección Noticias. En el número 2 de 1953, quedó reflejada la noticia de la exposición sobre la evolución de la escritura, la historia del libro y de la imprenta, celebrada en el Centro de Estudios Americanistas:
En el Centro de Estudios Americanistas de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana se celebró en los días 25 a 29 de mayo una exposición organizada por la cátedra de Bibliología, a cargo de la Dra. Isabel Pruna Lamadrid (…). En dicha exposición se exhibieron trabajos realizados por las alumnas, fotografías y libros referentes a la evolución de la escritura y el alfabeto y la historia del libro y de la imprenta, materias que se explican en dicha cátedra.27
Con motivo de conmemorarse el segundo aniversario del fallecimiento de Carlos Manuel Trelles, la Biblioteca Pública del Lyceum abrió una exposición de libros, folletos y manuscritos sobre este excepcional bibliógrafo cubano. Según consta en el número 3 de 1953, a la exposición asistieron las más relevantes personalidades de la bibliotecología nacional, así como los familiares de Trelles. Lo original de esta actividad se muestra a continuación:
…Un aspecto curioso de la exposición fue la presentación de varios manuscritos originales de sus obras donde se pudo apreciar los métodos de trabajo del insigne bibliógrafo, así como también la interesante colección de cartas autógrafas y dirigidas por varias personalidades.31
En ese mismo número se reflejaron otras dos exposiciones con motivo de celebrar el Día del Libro Cubano. La primera noticia expresaba que la Biblioteca Nacional contribuyó a organizar una exposición de libros y periódicos impresos en la Ciudad de Matanzas desde 1821 hasta 1953. Asimismo, la segunda noticia señalaba que en los salones de la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP) se realizó una exposición dedicada a bibliografías cubanas. Esta última fue organizada por la Asociación Cubana de Bibliotecarios.
En los números 1-2 de 1955, se indicó que la Biblioteca del Instituto Cultural Cubano-Norteamericano organizó una exposición de libros sobre el desarrollo de la escritura y el libro:
…la Biblioteca del Instituto Cultural Cubano-Norteamericano organizó una exposición de libros acerca del Desarrollo de la escritura y del libro que resultó muy interesante. Esta exposición se inauguró el 6 de junio y permaneció abierta toda una semana; las palabras de apertura estuvieron a cargo del Dr. Herminio Portell Vilá.32
En el número 2 de 1956 se reflejó la exposición que celebró la Biblioteca Nacional con motivo del Día del Libro Cubano:
… la Biblioteca Nacional presentó una exposición de obras de asunto cubano impresas en EUA y editó un libro en el que figuran gran número de los libros que vieron la luz en Norteamérica y que se encuentran en poder de dicho establecimiento.33
Otra de las exposiciones relevantes de la época fue la celebrada por la Biblioteca de la Comunidad Hebrea de Cuba. Según consta en el número 4 de 1956, la actividad consistió en exhibir reproducciones de obras de Rembrant y se realizó en noviembre de ese mismo año. En el acto de apertura, el director de la biblioteca hebrea y organizador de la exposición pronunció una interesante disertación sobre Rembrant, gran pintor hebraista. Dos años más tarde, el 25 de noviembre de 1957, la biblioteca efectuó una exposición de libros raros y antiguos con motivo de conmemorar el segundo aniversario de su fundación. La noticia se expuso en los números 1-2 de 1958.
El análisis de esta subcategoría muestra que las exposiciones durante el período de estudio no eran de las actividades más frecuentes. En su gran mayoría, se efectuaban para conmemorar alguna fecha o acontecimiento importante, lo cual fue seguido por Cuba Bibliotecológica. No obstante, vale destacar que en la revista se hacían referencias a este tipo de evento cuando ya ocurrían, sin ofrecer detalles, pero nunca se anunciaron previamente como vía para convocar o promover la participación de los bibliotecarios cubanos interesados en enriquecer su cultura.
Subcategoría 1.7: Concursos
Esta subcategoría está presente en siete publicaciones y consiste en los concursos-oposiciones efectuados en el ámbito nacional para cubrir plazas en las bibliotecas, los cuales fueron divulgados en la sección Noticias de la revista. La subcategoría apareció en los números 1, 2 y 4 de 1953; en los números 1-2 de 1955 (primera época) y en los números 1-2 de 1958 (segunda época).
Así, la Universidad de Oriente celebró un concurso-oposición para cubrir cinco plazas de estacionario en su biblioteca, de las que solo fueron cubiertas 3, por no haberse presentado más opositores con estudios previos de bibliotecología. Esta iniciativa fue recogida en el número 1 de 1953. Asimismo, se hizo alusión al concurso efectuado por la Universidad Central “Marta Abreu”, de Santa Clara, para cubrir plazas de director y dos estacionarios en su biblioteca, lo que demuestra la toma de conciencia en cuanto a la necesidad de contar con personal calificado en estas instituciones.
Esa misma universidad celebró en el mes de abril otro concurso-oposición, esta vez para adjudicar una plaza de bibliotecario, y dos de auxiliar de bibliotecario. Como no pudieron aceptarse los expedientes presentados para optar por la plaza de bibliotecario, sólo se celebraron los ejercicios de oposición a las plazas de auxiliar, consistentes en una prueba de catalogación y clasificación y preguntas teóricas sobre organización de bibliotecas. Aunque se presentaron 3 concursantes, solamente uno ganó la prueba: Marta Julia Gómez, triunfo que fue expuesto en el segundo ejemplar de la revista (número 2 de 1953):
A esta prueba se presentaron tres personas. El Tribunal acordó conceder solamente una plaza, la que obtuvo la Dra. Marta Julia Gómez Pino, graduada de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. El Tribunal fue integrado por la Dra. María Teresa Freyre de Andrade, que presidió (…).34
Al quedar todavía vacantes dos plazas de auxiliar de bibliotecario, se anunció nuevamente un concurso-oposición, consistente en 5 ejercicios escritos. Al concurso se presentaron 8 personas y dos resultaron ganadoras: Olinta Ariosa obtuvo el primer lugar y Orlando Pariente el segundo. En el número 4 de 1953 se expresó la noticia con los resultados del concurso.
Por otra parte, en el volumen 3, números 1-2 de 1955, se anunció que el Banco de Fomento Agrícola e Industrial convocó un concurso-oposición para ocupar el cargo de bibliotecario en su institución. Según consta en la noticia, miembros de la Asociación fueron a visitar al gerente administrativo de dicha institución para obtener información sobre los requerimientos de las oposiciones.
Por último, en los números 1-2 de 1958, se informó sobre el concurso convocado en 1957 por la Biblioteca Juvenil del Lyceum. El concurso consistía en el premio "Platero y yo" y el premio escolar "José Martí", para los niños de las escuelas públicas. También en ese mismo número se ofreció la noticia de los resultados del concurso-oposición celebrado por el Banco de Fomento Agrícola: la ganadora fue Evidia Blanco.
Como puede apreciarse, la mayoría de los concursos reflejados en la revista se refieren a la ocupación de las plazas vacantes. Estos concursos son la muestra de que se estaba tomando conciencia de la necesidad existente en las bibliotecas de contar con personal calificado, sobre todo en las labores de procesamiento de documentos. Sólo una noticia hizo alusión al concurso de corte literario, y otro de carácter patriótico-educativo, labor propia del Lyceum.
Subcategoría 1.8: Seminarios
Esta subcategoría apareció 6 veces en las páginas de la revista, en la sección Noticias. En el volumen I, número 2, de 1953, se expusieron algunos detalles sobre el Seminario celebrado en Costa Rica, sobre las problemáticas que afectaban a las bibliotecas especializadas en agricultura. La iniciativa fue organizada por la Organización de Estados Americanos (OEA), con la colaboración económica de la Fundación Rockefeller:
…se realizará en agosto en Turrialba, Costa Rica, un seminario destinado al estudio de los problemas que afectan a las bibliotecas especializadas en agricultura. Han sido invitados para concurrir a ese seminario bibliotecarios de toda la América Latina…35
Por otra parte, la Asociación Cubana de Bibliotecarios organizó un Seminario sobre Canje Nacional e Internacional de Publicaciones. La iniciativa se comentó en el volumen I, números 3 y 4 de 1953, y se señaló que su celebración sería para el mes de diciembre del propio año.
En el primer número de 1954, se ofreció una amplia cobertura del evento que tuvo lugar en La Habana del 2 al 12 de diciembre de 1953. Según consta en las noticias, las reuniones se celebraron en los salones de la SEAP con la asistencia de numerosas personalidades del campo bibliotecario y representantes del cuerpo diplomático de la UNESCO. La cita tuvo por objetivo el estudio de los problemas relativos al intercambio de publicaciones en la esfera nacional y extranjera, y la elaboración de un plan para intensificar las actividades de canje en el país. Sobre los aspectos abordados se expresó:
Los temas estudiados fueron en su mayoría relativos a los antecedentes del canje en Cuba, la situación actual del mismo y los tratados concertados por nuestro gobierno con otros países. También fue de especial estudio el plan de organización de un futuro centro Cubano de Canje de Publicaciones (…).36
En el volumen III, números 1-2 de 1955 se hizo referencia a otro seminario. Esta vez se trató del Seminario Piloto de Bibliografía, organizado por la Agrupación Bibliográfica Cubana “José Toribio Medina” para estudiar la situación bibliográfica de Cuba, la cooperación bibliográfica Centroamericana y los programas de la UNESCO en materia bibliográfica, entre otros. En la noticia se comentó que su celebración fue del 11 al 15 de julio de 1954 en La Habana y sus principales propósitos quedaron explícitos en las páginas de la revista:
El objetivo fundamental de este seminario es estudiar en todos sus detalles la situación bibliográfica de Cuba y de los países centroamericanos y del Caribe, con el fin de establecer las normas que mejor puedan ayudar a fomentar y coordinar estas actividades. (…).37
Del 24 al 28 de febrero de 1958 se celebró en Panamá el Segundo Seminario Bibliográfico de Centro América y del Caribe. En los números 1-2 de 1958 se expuso que al evento concurrieron delegados de numerosos países, entre ellos: Cuba, Colombia, Estados Unidos, Guatemala, Haití y Panamá. El Seminario aprobó una serie de recomendaciones relativas a la compilación de una lista de obras de referencia de la América Central y el Caribe, a la enseñanza de la bibliografía y al estudio sobre planificación de los servicios bibliográficos en la América Latina.
Durante el período de los años 50, los seminarios no fueron muy numerosos en la esfera nacional; sólo se celebraron dos: Seminario sobre Canje Nacional e Internacional de Publicaciones y Seminario Piloto de Bibliografía. El cómputo de esta subcategoría aumenta porque el primero de estos eventos se anunció en dos ocasiones, previas a su celebración, y por qué, además, se reflejaron algunos seminarios internacionales donde Cuba participó.
Subcategoría 1.9: Ventas de libros
Esta subcategoría se refiere a las ventas de libros que efectuaba la Asociación y que quedaron registradas en las páginas de la revista. Es una de las menos abordadas, con una frecuencia de cuatro escritos en la sección Noticias.
Durante la publicación de la seriada se anunció la venta de valiosos ejemplares, relacionados con el campo bibliotecológico. Así, en los números 3 y 4 de 1953 se anunció la venta de un volumen (con los trabajos de base, acta final y las recomendaciones) de las Primeras Jornadas Bibliotecológicas Cubanas. Según consta en la noticia, el libro se puso a la venta en los salones del Lyceum, al precio de $1.00, para poder sufragar los gastos de organización de las Segundas Jornadas con el dinero que se recaudase. En el número 3 de 1954 se anunció otra venta importante:
Se encuentra ya a la venta en el Lyceum, el volumen con los trabajos y las resoluciones de las Segundas Jornadas Bibliotecológicas Cubanas. Dicho volumen que se venderá al precio de $2.00 el ejemplar contiene los 15 trabajos sobre las bibliotecas docentes en los distintos niveles de la enseñanza y de la Educación Fundamental, que fueron presentados y discutidos en las Jornadas.38
En los números 1-2 de 1955 se explicitó la venta de la traducción española de la Clasificación de Dewey, cuya edición contenía una serie de adaptaciones basadas en las necesidades de las bibliotecas de América Latina.
El pasado mes de abril apareció la traducción española de la Clasificación Decimal de Dewey. La obra se pondrá a la venta al precio de $17.50 pudiendo hacerse los pedidos a: Forest Press, Inc., Lake Placid Club. Las bibliotecas pueden hacer el pago por medio de los Bonos de la UNESCO.39
El análisis de esta subcategoría muestra que tres de las ventas de libros realizadas en aquella época, se referían a los volúmenes que contenían los trabajos y recomendaciones, resultantes de las Primeras y las Segundas Jornadas Bibliotecológicas celebradas en el país. La Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca, que era la principal encargada de organizar estos eventos, compilaba en un volumen los trabajos, acuerdos y recomendaciones resultantes de dichas jornadas, y luego los vendía a todo aquel —bibliotecario o no— que estuviera interesado en conocer los pormenores de la reunión.
Con lo recaudado en la primera venta se apoyó la celebración de las segundas jornadas, y con los ingresos de la segunda se ayudó al desarrollo de las terceras. La hábil estrategia emprendida por la Asociación denota que, a pesar de no existir los suficientes recursos para realizar estas actividades, se buscaban alternativas válidas para alcanzar el progreso y el reconocimiento social de la bibliotecología cubana.
Por otra parte, la venta de la traducción de la Clasificación Decimal de Dewey —de especial ayuda para las bibliotecas latinoamericanas— muestra la necesidad que tenían los bibliotecarios cubanos de contar con una versión del sistema Dewey en su lengua materna y el interés desplegado por ellos en torno a los instrumentos para la clasificación de documentos.
Subcategoría 1.10: Donaciones de libros
Esta subcategoría comprende las donaciones hechas y recibidas por las bibliotecas en el terreno nacional y a nivel internacional, y es una de las menos abordadas, con solo una frecuencia de 3 escritos en la sección Noticias de la revista. En el número 2 de 1953 se hizo alusión a una donación, donde la Biblioteca de la Universidad de Villanueva recolectó libros de textos usados para ofrecerlos a escuelas de escasos recursos:
La Biblioteca General de la Universidad de Villanueva ha comenzado este año una recolecta de libros de textos usados, así como libros de cuento, historias, etc., para donarlos a aquellas escuelas cuyos alumnos carecen de medios para adquirirlos. Se han recogido más de 500 libros, donados en su mayoría por los niños de los colegios San Agustín y los Hnos. Maristas (…).27
Otra donación importante del período fue la donación realizada por el Council on Library Resources. La ofrenda consistió en otorgar 55 000 dólares a la Biblioteca del Congreso para catalogar 1 000 libros de diversos editores y remitir la ficha completa a la casa editora, hecho que quedó registrado en el número 3 de 1958. Asimismo, en el número 3 de 1959 se anunció que la Fundación Ford hizo un donativo de 6 200 000 dólares para la construcción de un nuevo edificio para la Biblioteca de las Naciones Unidas en New York.
El análisis de las donaciones del período muestra que en el ámbito nacional este tipo de actividad fue bastante pobre. Por otro lado, es de suponer que hubo más donativos de los que fueron reflejados en la revista. También hay que tener en cuenta el hecho de que el país atravesaba por una etapa de crisis económica y social, donde la mayor parte de las instituciones, entre ellas las bibliotecas, carecía de los recursos necesarios para su desempeño.
Subcategoría 1.11: Mesa Redonda
A lo largo del período de publicación de la revista, la Asociación sólo celebró una mesa redonda, por lo que esta es la subcategoría menos frecuente en la categoría Actividades profesionales.
Esta importante actividad se realizó a principios del año 1953 y, por tanto, quedó reflejada en el primer ejemplar de Cuba Bibliotecológica, en un artículo titulado Mesa redonda en el Lyceum. Según Blanca Bahamonde, la Mesa se constituyó tomando como base los trabajos presentados en el número 31 de la revista del Lyceum, cuyo contenido abarcaba los aspectos de mayor interés sobre las bibliotecas. Participaron los autores de los trabajos (7); bibliotecarios de la Asociación e, incluso, algunas personas que sin pertenecer a la clase bibliotecaria hicieron patente su interés por las bibliotecas. Los beneficios de esta reunión se explicitan en el artículo:
No cabe duda de que esta Mesa Redonda ha sido una actividad de serio contenido profesional y es de desear que constituya el inicio de otras actividades semejantes. Trabajos como este ayudarán a todos a esclarecer conceptos y fijar normas en las cuestiones que conciernen a las bibliotecas y al bibliotecario, y contribuirán a fortificar la conciencia profesional y a cimentar la saludable costumbre de discutir nuestros problemas profesionales en un ambiente cordial y constructivo.40
El intercambio fue fructífero; sin embargo, la cantidad de apariciones de esta subcategoría en las páginas de la revista muestra que la iniciativa no tuvo continuidad en la práctica, lo que pudo haber enriquecido y estimulado, de manera constante, la labor que realizaba la Asociación en pro de las bibliotecas, y del reconocimiento social de la profesión en el país. Este hecho, en parte, puede ser resultado de que los debates sobre los problemas teórico-prácticos de la disciplina fueron asumidos durante las distintas Jornadas Bibliotecológicas que se efectuaron en el período.
Categoría 2: Bibliotecas
Esta es la segunda categoría más abundante, y sus subcategorías abarcan los distintos tipos de bibliotecas existentes en el país: Bibliotecas públicas, Bibliotecas especializadas, Bibliotecas universitarias, Bibliotecas escolares y Bibliotecas nacionales (fig. 2).
FIG. 2. Distribución de las subcategorías dentro de la categoría 2. Bibliotecas.
Desde el punto de vista cuantitativo, la subcategoría más voluminosa es la de Bibliotecas públicas, abordada en 18 escritos, para 28 % del contenido. Le siguen las subcategorías Bibliotecas especializadas y Bibliotecas universitarias, con 16 y 14 escritos, es decir, 26 y 23 %, respectivamente; Bibliotecas nacionales, con 8 escritos, que representan 13 %, y, por último, Bibliotecas escolares, que asciende a 6 escritos, para 10 %.
Subcategoría 2.1: Bibliotecas públicas
En la sección Artículos, se reflejaron cuatro publicaciones correspondientes a esta subcategoría. En el número 4 de 1954 apareció un escrito de Blanca Bahamonde: La selección de libros en nuestras bibliotecas públicas y sus problemas. El trabajo analizaba las posibilidades de mejorar los servicios bibliotecarios y evidenciaba los principales problemas que enfrentaban las instituciones para lograr seleccionar y adquirir libros que fueran del interés de sus lectores. La autora explicaba las causas de dichas dificultades de manera siguiente:
Es en la biblioteca pública donde se tropieza con mayores dificultades y es lógico, ya que a ella acude un (…) grupo heterogéneo de características muy diversas. El bibliotecario tiene que formar una colección muy amplia que abarque la mayor cantidad posible de tópicos, y satisfacer todos los gustos y necesidades de los lectores, que son los que van a constituir la mejor guía para su trabajo.41
Además de estos contratiempos, las bibliotecas públicas cubanas contaban con poco personal, escasos recursos y el exceso de trabajo no les permitía realizar la labor de selección de forma adecuada. Por otra parte, en los números 1-2 de 1955 se publicaron dos artículos dedicados a las bibliotecas: La Biblioteca Pública “Ramón Guiteras”, de Matanzas, por Dolores Rovirosa, y La Biblioteca “Martí-Lincoln”, por Olga Martínez. El primero describía brevemente el edificio, características generales, funcionamiento y servicios de la biblioteca pública matancera, próxima a inaugurarse por aquellas fechas. Según la autora, esta debería ser la primera biblioteca pública independiente, con servicio de préstamo en sala y externo, para lo cual sólo se necesitaría identificación personal y chequeo previo de domicilio. El escrito refleja el entusiasmo y las esperanzas que depositaba la autora en ese proyecto:
“…la biblioteca Pública "Ramón Guiteras" es no solamente una de las mejores de nuestro país, sino también una de las mejores del continente americano y (…) ejercerá gran influencia en el desarrollo bibliotecológico de (…) la América Latina”.42
Por su parte, en el artículo de Olga Martínez se exponen los orígenes y desarrollo alcanzados por la biblioteca del Instituto Cultural Cubano-Norteamericano y se describen detalladamente las colecciones que conformaban el fondo de la biblioteca, sus servicios, estructura y actividades culturales. Esta biblioteca, una de las mejores de su tiempo, tenía elementos que la distinguían del resto de las de su tipo:
…realiza una labor de información cultural por medio de exposiciones, conferencias, conciertos y sesiones semanales de cine que tienen lugar en su cómodo y ventilado auditorium. Todo esto hace que la Biblioteca del Instituto Cultural Cubano-Norteamericano sea frecuentada por aquellas personas deseosas de mejorarse intelectualmente disfrutando a su vez de un ambiente agradable.43
En el número 2, de 1956, de la revista aparece un interesante artículo de Fermín Peraza, en defensa de la idea de que las bibliotecas públicas debían ser el punto de partida en la promoción del libro cubano. El escrito, titulado Con motivo del libro cubano: la biblioteca única solución a su crisis, explicaba la precaria situación de la lectura en Cuba, sus razones y particularidades:
…cuando más necesita el país que el cubano lea, se instruya y tome a plenitud los derechos y deberes democráticos; nos encontramos con la gran realidad de una crisis del libro y la lectura en Cuba (…) la falta de bibliotecas públicas hace que los cubanos salgan de sus estudios sin adquirir el precioso hábito de la lectura (…).44
Según el autor, el alto costo de producción del libro cubano y el precio de venta del libro extranjero, sumado a la deficiencia en las colecciones y servicios de las bibliotecas públicas, provocaban que la población del país no leyese lo suficiente.
Todos estos artículos muestran diversos aspectos relacionados con las bibliotecas públicas del período. En las publicaciones aparecieron reflejados algunos de los principales problemas que enfrentaban estas instituciones, los servicios ofrecidos en sus salas, las características y organización de sus colecciones, horarios, personal, etc. A lo largo de toda la revista sólo un artículo trató el tema de la crisis del libro y las bibliotecas públicas cubanas, y señaló la necesidad que existía de crear más bibliotecas y mejorar la situación desfavorable de las existentes.
También en la revista se publicaron dos reseñas de libros referentes explícitamente a las bibliotecas públicas. Así, en el número 4 de 1958, se analizó el libro Servicios para niños en las bibliotecas públicas, donde se abordó las características y organización de los servicios infantiles en las bibliotecas públicas, aún sin disponer de grandes recursos económicos. Según su reseñadora, Raquel Robés, esa obra de trece capítulos abordaba temas muy interesantes, como: las relaciones del bibliotecario con el niño, los recursos de que se disponía para incrementar el amor por los libros y el uso de la biblioteca. Incluía también lo relacionado con la formación del bibliotecario infantil y las condiciones y estructura de este tipo de servicio. Sobre los beneficios del manual la autora planteó:
Padres, maestros, autoridades educativas, dirigentes de organizaciones que laboran por el mejoramiento de la juventud, hallarán en esta obra una orientación inteligente y experta cuando su preocupación los lleve a promover la creación de bibliotecas infantiles.45
La propia Raquel Robés reseñó también, en el número 4 de 1959, el libro El edificio de la pequeña biblioteca pública, de Hoyt Galvin. El libro ofrecía información práctica y actualizada sobre la edificación e instalación de pequeñas bibliotecas públicas en cualquier parte del mundo. En el manual se destacaba el papel del bibliotecario como asesor del arquitecto en la construcción de este tipo de edificio, la decoración de la biblioteca como elemento de atracción para el lector, la correcta selección y disposición de muebles y equipos para una mayor funcionalidad de la biblioteca, entre otros temas. El resto de los escritos de esta subcategoría es contentivo de la sección Noticias, donde mayoritariamente se informó sobre los actos de apertura de nuevas bibliotecas públicas.
Entre otras noticias relacionadas con la subcategoría, hay que señalar las del número 2 de 1953: el anuncio sobre la presentación de la película El camino de los libros, que mostraba la organización de la Biblioteca Pública de Malmo en Suecia y la información sobre la constitución de la Junta Directiva de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín, Colombia. Esta última también ha sido objeto de otras tres noticias. Así, en el número 4 de 1954, se anunció su inauguración oficial:
El día 24 de octubre y con la presencia de su máximo organizador e impulsador el señor Carlos Víctor Penna, quedó inaugurada oficialmente la Biblioteca Pública Piloto, creada por la UNESCO en la ciudad de Medellín, Colombia.46
También en ese número se planteó que el director de dicha biblioteca, Julio César Arroyade, pretendía realizar estudios en la Ciudad de México. En los números 1-2 de 1955 se informó que dicha institución contaba desde el inicio con diversos programas que vitalizaban sus objetivos. Y, por último, en el número 3 de 1958, se anunció una mejora en el desempeño las funciones de la biblioteca que logró alcanzar la cifra de un millón de lectores.
También la sección Noticias incluía lo relacionado con el ámbito nacional. Así, en el número 3 de 1956 se informó que el Liceo Artístico y Literario de Guanabacoa inauguró la Biblioteca Pública "Gerardo Castellanos" con el objetivo de crear seminarios de investigación sobre la Historia de Cuba. Que la sociedad femenina "El Lyceum", de Camagüey, abrió su biblioteca el 1ro. de marzo de 1958. Los números 1-2 de 1958 mencionan la apertura de la Biblioteca Pública "Pepín Rivero" en el edificio de la Asociación de Propietarios y Vecinos de la Playa de Santa Fé. Y en los números 1-2 de 1959 se informó sobre el acto inaugural de la Biblioteca Central de Las Villas, en el que participó el compañero Fidel Castro.
El análisis de esta subcategoría revela que en el período analizado se crearon varias bibliotecas públicas en el territorio nacional. Aunque su cantidad nunca fue suficiente, los datos obtenidos del contenido de la revista denotan el interés de la clase bibliotecaria por fomentar y desarrollar sus instituciones y convertirlas en el instrumento para elevar el nivel cultural de las distintas comunidades del país, a pesar de contar con un escaso apoyo gubernamental. A escala internacional sólo se registró la inauguración y desempeño de una biblioteca pública: la de Medellín, aunque por supuesto se desarrollaron muchas más.
Subcategoría 2.2: Bibliotecas especializadas
Esta es la segunda subcategoría con mayor frecuencia de aparición en la categoría Bibliotecas, abordada en 16 publicaciones de la revista. En la sección Artículos, aparecieron ocho escritos correspondientes a esta subcategoría:
En 1953, se publicaron dos artículos sobre bibliotecas especializadas. En el número 3 se publicó La biblioteca pública panamericana “Habana”, por Elena Vérez. Esta biblioteca, fundada el 21 de diciembre de 1938 y especializada en asuntos colombinos, fue el objeto del análisis en que la autora presentó los fondos, las secciones, el trabajo realizado y los proyectos a materializar.
En el número 4 del mismo año se publicó La biblioteca de la FACEP, por Isabel Seijo. El artículo trataba los objetivos, colecciones, condiciones materiales y servicios de una de las más modernas bibliotecas médicas de aquellos tiempos, la de la Fundación Pro-Asistencia Colectiva y Enseñanza Posgraduada. Aunque ambos artículos son de carácter descriptivo, permiten percibir el nivel de desarrollo y las características especializadas de las entidades en cuestión.
Lo mismo sucedió con los dos artículos del año 1954. En el número 2 se publicó La Biblioteca "Alfredo M. Aguayo", del Ministerio de Educación, por Mercedes Aguayo, quien describió a la biblioteca como un centro líder de bibliotecas educativas: su historia, objetivos, funciones, servicios que brindaba y la colección de libros que atesoraba. En el número 4, el artículo Algunas obras de referencia para las bibliotecas de artes plásticas,de Carmen Bisbé, listaba las obras de referencia imprescindibles para brindar servicios en las bibliotecas especializadas en artes plásticas.
Otra parte de las instituciones de este tipo, la Biblioteca de la Unión Panamericana, especializada en bibliografía latinoamericana, se reflejó en los números 1-2 de 1955. También se cuenta con el artículo de Marta Ferry: Una visita a la Biblioteca Conmemorativa Colón, redactado en forma de comentario a los departamentos de dicha institución, sus servicios la organización de sus colecciones, entre otros aspectos.
En el volumen I, número 3 de 1956, se presentó El libro en la biblioteca especializada, por Ana Rosa Núñez, quien explicó las variables a considerar en las bibliotecas de este tipo para realizar una correcta selección del material informativo, de acuerdo con las necesidades de sus usuarios.
Los últimos artículos a mencionar son: La biblioteca de un banco comercial, por María Teresa Xiqués y El catálogo clasificado de la Biblioteca Martí, del Capitolio Nacional, por María Josefa Beltrán, ambos publicados en el año 1959. El primero, contenido en los números 1-2, expresaba las características de las bibliotecas de los bancos comerciales y el papel que jugaban en el eficaz desempeño de estos. El segundo, presente en el número 4, describía las características, ventajas y desventajas del catálogo clasificado de la Biblioteca "Martí", especializada en ciencias sociales, para uso exclusivo de los congresistas y funcionarios del Congreso de la República. El resto de los escritos corresponde a la sección Noticias. En el número 3 de 1953 se anunció la inauguración de la biblioteca de la Fundación Pro-Asistencia Colectiva y Enseñanza Posgraduada, ya mencionada en la sección Artículos.
En el año 1956, en el número 2, se informó sobre la apertura de la Bibliotecade la Casa de la Comunidad Hebrea, especializada en temas hebraicos, con documentos en hebreo y en español. Por su parte, en el número 4, se anunció la conmemoración del primer aniversario de la Biblioteca del Instituto Nacional de Cultura y la inauguración del local de la Biblioteca "Martí-Lincoln", del Instituto Cultural Cubano-Norteamericano.
En el año 1959 se reflejaron cuatro noticias correspondientes a esta subcategoría. En los números 1-2 se anunció el proyecto de organizar una biblioteca en el Ministerio de Comunicaciones y, en el número 3, se informó que la biblioteca del Archivo Nacional abriría sus puertas a investigadores y público en general, de 8:30 a.m. a 10:00 p.m. Por último, en el número 4 se anunciaron dos noticias del ámbito internacional: una esperanzadora y otra, muy lamentable. La primera se refería a la reorganización de la biblioteca del Instituto "Caro y Cuervo", de Bogotá, bajo el programa de asistencia técnica directa de la OEA, y la otra hablaba sobre el incendio producido en la biblioteca del Centro Brasileño de Pesquisas Físicas, de Río de Janeiro, la más valiosa en materia de física atómica en Latinoamérica.
Las bibliotecas especializadas del territorio nacional, al igual que el resto de las bibliotecas, transitaban por un proceso de desarrollo. Es de señalar que en ninguna publicación de la revista se toca el tema de los problemas o dificultades que confrontaban estas bibliotecas durante el período, lo que bien puede atribuirse a que estas bibliotecas contaban con los fondos de las instituciones que tenían interés en el desarrollo de las colecciones que garantizaban su labor y no escatimaban los medios necesarios para estos fines.
Subcategoría 2.3: Bibliotecas universitarias
Esta subcategoría aparece en 14 escritos de la revista, seis de ellos son artículos y ocho en forma de noticias. En el número 4 de 1953 se publicó un artículo de Jorge Aguayo, titulado Las bibliotecas universitarias y la educación superior. En este se expresó la importancia de las bibliotecas universitarias en el sistema educacional, así como su misión y funciones en la transmisión del conocimiento y en la formación del espíritu de investigación en los estudiantes y profesores.
En el número 3 de 1954, Rebeca Benítez realizó un breve análisis de la Biblioteca General de la Universidad de Oriente, desde 1948 hasta 1954. En el artículo Notas sobre la Biblioteca de la Universidad de Oriente se destacaron los objetivos, las actividades y los distintos departamentos en que se dividía dicha institución. Además, se expuso el presupuesto asignado para las adquisiciones anuales de libros.
Otro escrito de Jorge Aguayo, La colección universitaria de la biblioteca general de la Universidad de La Habana, se publicó en el número 1-4 de 1957, referente al proyecto de organización de la colección de documentos sobre la historia de la Universidad de La Habana. En el artículo, además, se ofrecía el sistema de clasificación que se pretendía utilizar para desarrollar dicho proyecto.
En los números 1-2 de 1958 apareció una publicación titulada El edificio de la Biblioteca General de la Universidad Central de Las Villas, cuyo autor fue Felipe Pacheco. En este se expusieron las dimensiones, la distribución de los espacios interiores y características del diseño del edificio de la Biblioteca General de la Universidad Central de Las Villas, una vez terminado.
En ese mismo ejemplar, María Iglesias Tauler presentó A propósito de mi visita a la Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México. La autora relató las vivencias durante su visita a dicha institución y destacó los servicios que prestaba la prestigiosa entidad, así como los sistemas de catalogación y clasificación empleados para el procesamiento de sus fondos. El resto de los escritos pertenece a la sección Noticias, cuyo objetivo principal era mantener informados a los bibliotecarios cubanos sobre la creación y desempeño de las bibliotecas del país, incluyendo las universitarias.
En el volumen II, número 1 de 1954, se anunció que la Biblioteca General de la Universidad de La Habana comenzó la impresión de fichas para uso de su catálogo. Así, en el número 1-4 de 1957, se informaba que la Biblioteca de la Universidad de Sto. Tomás de Villanueva realizaba importantes actividades y se anunció la plaza vacante de bibliotecario de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana. También se mencionó que el cargo de director de la Biblioteca de la Universidad Central "Marta Abreu" fue cubierto por concurso - oposición.
El número 1-2 de 1958 contiene informaciones relativas a dos bibliotecas universitarias nacionales: se menciona que el 28 de enero de ese año fue colocada la primera piedra del edificio de la Biblioteca General de la Universidad Central de Las Villas y que la Biblioteca de la Universidad de Oriente clausuró sus servicios durante el período de suspensión de actividades docentes. Por último, en los números 1-2 de 1959, se hace alusión a que Jorge Aguayo permaneció activo en el plan que puso en práctica las reformas de las bibliotecas universitarias.
El análisis de esta subcategoría muestra que existía una sólida conciencia sobre el valor de las bibliotecas universitarias en el proceso de enseñanza a nivel superior y para la formación del espíritu investigador en la academia. Según Aimee Silva,47 Aguayo, con su experiencia, fue uno de los que dedicaron gran parte de sus escritos al tema de las bibliotecas universitarias como instituciones al servicio de la educación y la investigación. Dos de estos escritos aparecieron en la revista Cuba Bibliotecológica.
Subcategoría 2.4: Bibliotecas nacionales
Esta subcategoría está presente en ocho escritos de la revista. En el número 3 de 1953 aparece el artículo La Biblioteca Nacional Suiza en Berna, por Pierre Bourgeois y Mercedes Aguayo, en el cual se describe el surgimiento y organización de la Biblioteca Nacional Suiza: sus fondos, presupuestos, catálogos y los objetivos de esa institución.
Aparecen también en las páginas de la revista, tanto en la sección de Artículos como en la de Noticias, diversas publicaciones sobre la Biblioteca Nacional de Cuba. En el número 1-2 de 1958, se publicó En torno a la inauguración de la nueva biblioteca nacional, por Carmen Rovira, quien relató el proceso de inauguración del edificio de la Biblioteca Nacional de Cuba "José Martí”, acto que tuvo lugar el día 21 de febrero de 1958. Según la autora, a este acto fueron invitados los directores de las bibliotecas nacionales de toda América Latina y de España. Sobre sus bondades expresó:
No se limitó la inauguración de la Biblioteca Nacional al acto protocolar de apertura, sino que se prolongó durante tres días más, dando oportunidad a los bibliotecarios extranjeros de conocer mejor a sus colegas cubanos, y a estos de últimos de recibir consejos y enseñanzas de los ilustres visitantes. (…) los aspectos más interesantes para los bibliotecarios cubanos fueron las charlas con que nos obsequiaron varios de los bibliotecarios extranjeros (…).48
En los números 1-2 de 1959 se destacó la publicación La Biblioteca Nacional "José Martí" bajo el proceso de la Revolución Cubana, donde se expusieron las mejoras y la nueva dimensión adquirida por la Biblioteca Nacional. María Teresa Freyre de Andrade, directora de la biblioteca y autora del artículo planteó:
Al crear ahora los departamentos de Selección y adquisición de Libros y el de Consulta y Referencia (…) ha quedado dotada la Biblioteca de un científico modus-operandi. Nuestro orgullo está en afirmar que se han seleccionado y adquirido hasta la fecha más de 200 discos y 3 000 obras, (…) se ha comenzado la investigación de las obras cubanas que posee la Biblioteca y se ha introducido la Clasificación Decimal de Melvin Dewey para las nuevas adquisiciones, sin descuidar la modernización del catálogo antiguo (…).49
En el número 3 del mismo año, Dolores Rovirosa publicó Realizaciones y propósitos de departamento de catalogación de la Biblioteca Nacional "José Martí", para referirse a las actividades realizadas por el Departamento de Catalogación para organizar sus fondos de acuerdo con las proyecciones de aquella época. Según la autora, los objetivos de las reformas eran: reorganizar y reclasificar las obras pertenecientes al fondo antiguo de la Biblioteca; brindar otros servicios a través de los nuevos catálogos que se estaban confeccionando; contribuir a la organización de otras bibliotecas y a la difusión de la cultura cubana, entre otros. El resto de las publicaciones pertenece a la sección Noticias.
En el número 3 de 1956 se informó que se discutía la convocatoria a oposiciones para cubrir plazas en la Biblioteca Nacional. En los números 1-2 de 1958 se reflejaron varias noticias: la inauguración del nuevo edificio de la Biblioteca Nacional, una sesión-almuerzo en el Club de Leones, dedicada a esa efeméride, en que se contó con la asistencia de importantes figuras del ramo bibliotecológico.
El año 1959 estuvo representado por cuatro noticias referentes a la Biblioteca Nacional. En los números 1-2 se expresó que esta contaba entre su personal con algunos de los mejores especialistas en bibliotecología: María Teresa Freyre de Andrade (directora) y María Iglesias Tauler (subdirectora). También se expuso que la institución nombró a Blanca Bahamonde para el Departamento de Consulta y Referencia y a Estela Giroud para el de Actividades Culturales. Por otra parte, en el número 3, se anunció la inauguración de los departamentos: Biblioteca Circulante de Adultos, Departamento de Arte y Departamento de Música.
En el último ejemplar de la revista se anunció que María T. Freyre de Andrade fue invitada al programa Ante la Prensa, para dar a conocer las realizaciones de la Biblioteca Nacional como vehículo de cultura.
Casi la totalidad de los artículos correspondientes a esta subcategoría se refiere a la Biblioteca Nacional "José Martí". Las esperanzas que los bibliotecarios cubanos cifraron en el proceso revolucionario no se vieron defraudadas. A partir de 1959 la Biblioteca fue puesta en manos de profesionales; comenzó así una etapa de reformas a favor del mejoramiento de sus colecciones y servicios. Todos estos cambios, desde la inauguración del edificio hasta los méritos alcanzados en los primeros años del triunfo de la Revolución fueron registrados en las páginas de la revista, portavoz del Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios.
Subcategoría 2.5: Bibliotecas escolares
Es la subcategoría menos tratada en la categoría Bibliotecas. Aparece contenida en sólo seis escritos, repartidos entre las diferentes secciones de la revista. En la sección Artículos, en el número 2 de 1953, se publicó La biblioteca en la escuela secundaria, de Raquel Robés Mases, quien destacó el valor de la biblioteca como instrumento de aprendizaje en el sistema educativo y como apoyo para lograr el cumplimiento de programas de estudios. La autora hizo énfasis en la función de la biblioteca y el bibliotecario dentro de la escuela secundaria y ofreció un conjunto de indicaciones en cuanto al uso y organización de las colecciones de libros que debía atesorar una biblioteca escolar.
Asimismo, en el año 1954, aparecieron dos artículos correspondientes a esta subcategoría. El primero, del número 1, se titulaba Peripecias en la organización de una biblioteca. Escrito por Olinta Ariosa, relataba el proceso de organización de la Biblioteca Escolar "Ramón Díaz", del Centro Escolar “Mesa y Domínguez”, y las actividades desarrolladas por esta para lograr el éxito.
Por otra parte, en el número 3, se publicó Las asociaciones de padres y maestros y la biblioteca escolar, por Andrés Alonso Sánchez. En el escrito se analizaba la importancia de la cooperación de las Asociaciones de Padres y Maestros para lograr un servicio eficiente en la biblioteca escolar y el papel del bibliotecario escolar en el desarrollo del hábito de lectura en niños y jóvenes.
Por último, en los números 1-2 de 1960 se publicó La Biblioteca en las escuelas de formación del magisterio y su influencia en el desarrollo de las bibliotecas escolares; donde se examinó la importancia de las bibliotecas en las escuelas primarias desde el punto de vista docente-educativo, y se enfatizó en las escuelas formadoras de maestros primarios. Según Raquel Robés, su autora, la razón de ser de estas bibliotecas era:
Las bibliotecas en las escuelas de maestros primarios tienen una importancia enorme y un propósito doblemente educativo. El joven que en estos centros se prepara profesional e intelectualmente (…) necesita encontrar en sus bibliotecas un instrumento adecuado para el propio aprendizaje, un complemento indispensable de la enseñanza que se le imparte en las aulas y un estímulo (…) para proseguir, por cuenta propia, su desenvolvimiento cultural.50
En cuanto a la sección Reseña de Libros, sólo se presentó un escrito referente a las bibliotecas de escuelas secundarias. En el número 4 de 1959, se mostró el análisis del libro Ensayo de una bibliografía para bibliotecas de centros secundarios, por Rosina Urquiza. Según su reseñadora, Raquel Robés, en la obra se recomendaba una lista de títulos a adquirir por las bibliotecas escolares de este nivel de enseñanza: obras de referencia, incluyendo diccionarios, anuarios y enciclopedias; obras educativas para uso del profesorado; obras recreativas para satisfacer los intereses de los jóvenes.
En la revista sólo fue reflejada una noticia sobre las bibliotecas escolares, aunque vale destacar que esta tuvo amplia cobertura. En los números 1-2 de 1958 se informó que el 25 de febrero había quedado inaugurada la Biblioteca Escolar Piloto "José Ma. García Montes", creada por el Ministerio de Educación en el edificio de la Escuela Normal de La Habana. Según consta en la noticia, esta biblioteca era el paso previo al establecimiento de un sistema escolar de bibliotecas que requería varios años de trabajo para su completo desarrollo. Sobre las tareas de la biblioteca mencionada se planteó:
En ella se experimentarán y probarán los métodos, técnicas y procedimientos que se adopten en las bibliotecas que se irán creando para cubrir las necesidades de nuestras escuelas públicas, faltas de estos importantísimos auxiliares de la enseñanza.51
El análisis de esta subcategoría revela que existía pleno conocimiento sobre la importancia de la labor de los bibliotecarios escolares en estas entidades del saber.
Categoría 14: Obras de referencia
Esta categoría comprende los tres trabajos donde se recomendaban las obras de referencia a adquirir en las bibliotecas cubanas del período. Así, en el número 4 de 1954 se destacó la publicación Algunas obras de referencia para las bibliotecas de artes plásticas, de Carmen Bisbé, quien mencionaba las obras de referencia imprescindibles para brindar servicios en las bibliotecas especializadas en artes plásticas. En el escrito se agrupaban estas obras por categorías (enciclopedias, biografías, diccionarios) y se expresaba sus características y utilidad.
En los números 1-2 de 1955 se presentó Algunas fuentes para el servicio de referencia en materia legal cubana, que enumeraba un conjunto de obras de referencia sobre disposiciones legales y manuales de legislación que servían de apoyo para brindar un servicio de referencia en materia legal cubana. En el trabajo se expuso el origen y las características de cada una de estas publicaciones, entre las que se destacó la Gaceta Oficial de la República de Cuba.
Por último, en el número 4 de 1959 se hizo una crítica al libro Ensayo de una bibliografía para bibliotecas de centros secundarios que presentaba, entre otros títulos, un conjunto de obras de referencia de gran interés para las bibliotecas escolares: diccionarios, anuarios y enciclopedias educativas. En el período republicano era muy difícil adquirir este tipo de documento por su elevadísimo costo, en contraste con los escasos recursos de que disponía una biblioteca, sobre todo las públicas y escolares.
Categoría 15: Asociaciones bibliotecarias
Esta categoría abarca los 14 trabajos sobre las distintas Asociaciones bibliotecarias del mundo, fundamentalmente la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca. A pesar de que en la revista sólo se publicó un artículo relativo a esta categoría, vale señalar que de manera integradora permitió conocer con profundidad la razón de ser de la Asociación, las tareas emprendidas durante sus primeros años de vida y los logros alcanzados.
Así, en el número 4 de 1954 se publicó el Informe bienal (del 9 de noviembre de 1952 al 9 de noviembre de 1954) que presenta a los asociados del secretario de la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca, en la asamblea ordinaria de 26 de noviembre de 1954, redactado por Jorge Aguayo. En el informe se expusieron los objetivos, metas y prioridades propuestas por la Asociación en el período noviembre 1952 y noviembre 1954. Además, se destacaron las actividades realizadas y los vínculos de cooperación que dicha Asociación había logrado establecer con entidades homólogas. Un resumen del balance fue expuesto en el capítulo I de esta investigación. El resto de los escritos pertenece a la sección Noticias.
En el número 2 de 1954 se anunció que Andrés Alonso ocuparía el cargo de presidente de dicha organización. En el número 4 de ese mismo año se informó que la Asociación celebraría elecciones para renovar su Junta Directiva y que el 9 de noviembre se efectuó la toma de posesión de la nueva administración. Luego, en 1955, esta Asociación se sustituyó por el Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios como se refirió antes. La constitución oficial del Colegio y la venta de sus distintivos quedó reflejada en los números 1-2 de 1955 y en el número 4 de 1956, respectivamente. Sobre el acto inaugural del nuevo Colegio se planteó:
El día 31 de mayo quedó constituido en el local que ocupa la Confederación Nacional de Profesionales Universitarios, el Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios. El acto de constitución fue presidido por el Dr. Isaac González Barredo, presidente de la Confederación Nacional de Profesionales Universitarios, quien pronunció un breve discurso en el que expuso los fundamentos que sirven de base a la Colegiación Obligatoria de los Profesionales Universitarios.52
Por otra parte, en los números 1-4 de 1957 se informó que el 20 de octubre salió electo el nuevo Comité Ejecutivo del Colegio durante el período 1957-1959. La esfera internacional estuvo representada por seis noticias. En el número 1-4 de 1957 se notificó que el cargo de la nueva presidenta de la ALA fue ocupado por Lucile Morsch, quien pronunció un discurso titulado Promoting library interests throughout the World, y se comunicó el nuevo Directorio de la Asociación Costarricense de Bibliotecarios para el período 1957-1958. En el número 4 de 1958 se presentó dicho Directorio para el período 1958-1959. En los números 1-2 de 1959 se informó sobre la nueva Junta Directiva de la Asociación de Bibliotecarios del Salvado y sobre la composición de la Comisión Directiva de la Asociación de Bibliotecarios Profesionales de Rosario, Argentina. Por último, en el número 4 de 1959 se anunció la 25a. Asamblea de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios, efectuada en Varsovia. Cuba Bibliotecológica, como órgano oficial de la Asociación Nacional de Profesionales de Biblioteca, divulgaba todas las cuestiones de índole administrativo relacionadas con la institución que representaba y también mantuvo informado a los bibliotecarios cubanos sobre asociaciones afines en el ámbito extranjero.
Categoría 16: Personales
Los 18 mensajes correspondientes a esta categoría aparecen registrados en la sección Noticias, de la revista, donde se brindaban informaciones relativas a cuestiones personales de destacados bibliotecarios cubanos del período. Estos escritos aparecen distribuidos en los números 2 y 4 de 1953, número 3 de 1954, los números 1-2 de 1955 y 1-4 de 1957. También se registran en los números 1-2 y 4 de 1959 y, por último, en los números 1-2 de 1960. Así, se anunciaba el regreso de Carmen Rovira después de su viaje por Estados Unidos en el año 1953; las vacaciones de María Teresa Freyre de Andrade por México en 1954 y la jubilación de María Josefa Beltrán, directora de la Biblioteca "Martí" de la Cámara de Representantes, en 1959, por solo citar algunos ejemplos.
El análisis de esta categoría muestra que en la revista una pequeña porción de mensajes estuvo destinada a tratar asuntos no profesionales, en su mayoría relativos a los viajes de placer realizados por los miembros de la Asociación durante sus vacaciones. En el período de los años 50, las personas —casi todas mujeres de la clase media alta— que se dedicaban a esta profesión, por lo general eran acomodadas y poseían suficientes recursos para costearse viajes al extranjero.
Categoría 17: Literatura bibliotecológica
Esta categoría abarca los escritos referentes a la publicación de revistas y libros que encerraban gran interés para la profesión. Es exclusiva de la sección Noticias, donde aparece abordada en 17 ocasiones. Resulta innecesario consignar todos los títulos registrados en la seriada, por lo que se expondrán algunos ejemplos de noticias que ilustren el particular:
En el número 1 de 1954 se informó sobre la publicación de la 16a. edición de la Clasificación Decimal Universal de Dewey. En los números 1-2 de 1955 se anunció la publicación del Manual de Bibliología, de Isabel Pruna Lamadrid, profesora de la asignatura en la Facultad de Filosofía y Letras. En el número 3 de 1958 se expresaba la publicación de la segunda edición del Manual práctico de clasificación y catalogación de bibliotecas, de Jorge Aguayo,vital en la formación de bibliotecarios de habla hispana. En los números 1-2 de 1959 se manifestó la celebración del 25 Aniversario de dos obras de Ranganathan, con la publicación de un libro dedicado al ilustre bibliotecario indio. En el último número de la revista se indicó que la Facultad de Filosofía, Letras y Educación de la Universidad de Panamá publicó la obra Encabezamientos de materia para bibliotecas de medicina, de gran utilidad para las bibliotecas médicas del país.
Categoría 18: Estudios históricos
Los escritos referentes a la historia de la bibliotecología cubana están casi ausentes en la revista; sólo existe un trabajo relativo a esta categoría.
En el primer ejemplar de la revista se publicó el artículo El trabajo bibliotecario en Cuba Republicana, de María Teresa Freyre de Andrade, donde se estudiaban los principales problemas de la Bibliotecología nacional en el período republicano y hacía un breve recuento de la situación que afrontaba en épocas anteriores. El trabajo bibliotecario era definido por la autora como un servicio social llamado a influir poderosamente en el mejoramiento cultural del país. Sobre la situación de la bibliotecología en el período colonial planteaba:
Hoy día es frecuente oír hablar de las bibliotecas; sus problemas se debaten a menudo públicamente y una parte, aunque sea muy pequeña, de la población cubana comienza ya a interesarse en ellas. En 1938 el tema no tenía vigencia en la opinión pública, y los que luchaban por su reconocimiento tuvieron que comenzar por romper la indiferencia general que se oponía a su empeño como una barrera de hielo muy difícil de franquear.53
Los estudios históricos no fueron frecuentes en el período de los años 50. El único trabajo correspondiente a esta categoría muestra que antes de la época republicana no se podía hablar de desarrollo bibliotecario en el país; la bibliotecología era prácticamente ignorada.
Categoría 19: Centros de documentación
Esta categoría está representada por tres escritos, referentes a la creación, características y funcionamiento de centros de documentación a nivel internacional. En el número 3 de 1959 se publicó un artículo sobre el Centro de Documentación Pedagógica adscrito al Centro Regional de la Unesco en La Habana, esfuerzo de colaboración internacional al servicio de la educación en América Latina. Raquel Robés, su autora, expone la historia, objetivos, funciones y servicios que brindaba dicho centro; así como las características y organización de sus fondos.
En la sección Noticias, en el número 2 de 1953, se informó que el Centro de Documentación Científica y Técnica de México había editado 12 números de su Boletín Bibliográfico y se anunció que la UNESCO organizaba un Centro Bibliográfico Nacional en Río de Janeiro.
En el ámbito nacional no existía desarrollo de este tipo de centros de información, lo cual es comprensible por la difícil situación del país que ni siquiera alcanzaba a fomentar suficientes bibliotecas que cumplieran cabalmente con su función social.
Categoría 20: Estudios teóricos
Esta categoría está representada por un escrito, que comprende las cuestiones de índole teórico-conceptuales estudiadas en el período republicano. En el número 4 de 1956, se comentó el libro Penetración social del concepto biblioteca, de José Antonio Pérez-Roja, donde se estudiaban dos tópicos importantes para el bibliotecario: la evolución del concepto biblioteca y el contraste entre la rapidez con que se habían desarrollado técnicamente estas instituciones y la lentitud con que su utilidad había penetrado las masas populares. En el escrito se definía, teóricamente, lo que se entendía y lo que se debía entender por biblioteca.
Categoría 21: Fechas conmemorativas
Esta categoría es exclusiva de la sección Noticias y comprende los escritos sobre la celebración de fechas o efemérides relevantes relacionadas con la profesión. En el escenario nacional se celebraba el Día del Libro Cubano y del Bibliotecario, donde se otorgaban premios, se organizaban exposiciones de libros y se efectuaban debates sobre asuntos bibliotecarios. A nivel internacional están incluidos la Semana Nacional de las Bibliotecas y el Festival del Libro de América.
En los números 2 y 3 de 1954 se anunció que en aniversario del natalicio de Bachiller y Morales se celebró en toda la república el Día del Libro y del Bibliotecario el 7 de junio. En los números 1-2 de 1955, se expresó que en el Día del Libro Cubano, la Biblioteca Nacional efectuó una serie de actividades, y se destacaba la distribución de un folleto con la bibliografía de José Antonio Fernández de Castro. En los números 1-4 de 1957 se informó que El Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios acordó no celebrar el Día del Libro Cubano el día 7 de junio de 1957. En el número 1-2 de 1959, se notificó que con motivo de conmemorarse el Día del Libro Cubano y del Bibliotecario, el Colegio ofreció un cocktail a sus miembros en el Hotel Presidente. En el último número de la revista, se divulgó la noticia sobre la celebración, con un gran acto, del Día del Libro Cubano y del Bibliotecario el 7 de junio de 1960.
En ese mismo número se anunció la celebración de la segunda Semana Nacional de las Bibliotecas, que se celebró en Estados Unidos del 12 al 18 de abril de 1959. En el número 4 de 1959 se comunicó la celebración de esta importante fecha en Colombia, del 16 al 23 de abril, donde se entregó el premio Bibliotecario del Año. Por su parte, la celebración del Primer Festival del Libro de América, organizado por la Universidad Central de Venezuela, fue registrada en el número 2 de 1956.
Categoría 22: Vocabulario bibliográfico
Esta categoría es una de las menos abundantes, aparece en tres escritos en las secciones Noticias (1) y Reseñas de libros (2). En los números 1-2 de 1959, se informó que La Unión Panamericana preparaba un diccionario de términos bibliotecológicos, donde el Colegio fue invitado a colaborar.
Por su parte, Domingo Buonocore escribió sobre un vocabulario bibliográfico de términos relativos al libro, a la biblioteca y a la imprenta, con el objetivo de proveer un lenguaje común que facilitase el entendimiento entre bibliotecarios de habla hispana. Así, en el número 2 de 1953, se presentaba una reseña relativa a sus fortalezas y errores. Según Jorge Aguayo, su reseñador, esta obra no se limitaba a sentar la definición de los términos, sino que en muchos casos se desarrollaba el tema en detalles.
En el número 1 de 1954, se valoró el libro titulado Vocabularium bibliothecarii, English, French, German, que presentaba aproximadamente 2 500 términos escogidos relativos a la biblioteca, el libro, la imprenta, la encuadernación, etcétera. Según lo comentado, la utilidad de este repertorio era muy limitada porque no ofrecía definiciones y no contenía los términos en español. Solo permitía al bibliotecario de habla hispana conocer las equivalencias exactas de los términos extranjeros.
A pesar de que la frecuencia de aparición de esta categoría es escasa, se aprecia que en aquella época existía un marcado interés por el tema de la normalización de los términos que debía usar el bibliotecario en su trabajo rutinario. El tema también se trató en múltiples congresos y en las Primeras Jornadas Bibliotecológicas Cubanas.
Categoría 23: Bibliografía cubana
Esta categoría está presente en los escritos que reflejan la vida y obra de los bibliógrafos cubanos, antes analizada en la categoría Bibliógrafos cubanos, y además se incluye el escrito Libros y folletos bibliotecológicos cubanos de 1953, de Fermín Peraza. Este último ofrecía una lista de toda la bibliografía bibliotecológica cubana, inscrita en la Bibliografía cubana de 1953 y fue reseñado en el número 1 de 1954.
En ese mismo número se presentó Bibliografía bibliotecológica cubana, 1952, de Elena Vérez de Peraza. Según lo reseñado la obra, constituía un útil manual que recogía en sus páginas toda la producción en materia bibliotecaria de un autor cubano, o escrito sobre un asunto bibliotecológico cubano por un autor extranjero.
Referencias bibliográficas
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Recibido: 6 de octubre de 2007. Aprobado: 12 de octubre de 2007.
MSc. Zoia Rivera. Departamento de Bibliotecología y Ciencia de la Información. Facultad de Comunicación. Universidad de La Habana. Calle G No.506 entre 21 y 23. El Vedado. Plaza de la Revolución. Ciudad de La Habana. Cuba. CP 10400. Correo electrónico: zoia@infomed.sld.cu
Anexo 1. Cubierta de Cuba Bibliotecológica (primera época)
Anexo 2. Cubierta de Cuba Bibliotecológica (segunda época)
Anexo 3. Portada de Cuba Bibliotecológica (primera época)
Anexo 4. Portada de Cuba Bibliotecológica (segunda época)
1Licenciada en Bibliotecología y Ciencia de la Información. Instituto Superior de Arte. Ciudad de La Habana. Cuba.
2Máster en Bibliotecología y Ciencia de la información. Facultad de Comunicación. Universidad de La Habana. Cuba.
3Doctor en Ciencias de la Información. Facultad de Comunicación. Universidad de La Habana. Cuba.
4Máster en Bibliotecología y Ciencia de la Información. Facultad de Comunicación. Universidad de La Habana. Cuba.
Ficha de procesamiento
Clasificación: Artículo original.
Términos sugeridos para la indización
Según DeCS1
PUBLICACIONES PERIÓDICAS; CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN; CUBA.
PERIODICALS; INFORMATION SCIENCE; CUBA.
Según DeCI2
PUBLICACIONES PERIÓDICAS; ANÁLISIS DE PUBLICACIONES; CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN; CUBA.
PERIODICALS; PUBLISHING ANALYSIS; SERIALS EVALUATION; INFORMATION SCIENCE; CUBA.
1BIREME. Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS). Sao Paulo: BIREME, 2004.
Disponible en: http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm
2Díaz del Campo S. Propuesta de términos para la indización en Ciencias de la Información. Descriptores en Ciencias de la Información (DeCI). Disponible en: http://cis.sld.cu/E/tesauro.pdf