Introducción
La diabetes mellitus se define como una afección metabólica, de carácter permanente, de origen heterogéneo y multicausal, que impide la normal utilización de azúcares, proteínas y grasas, debido a que el páncreas no produce suficiente insulina, o cuando el cuerpo no puede utilizar la insulina producida de un modo eficaz. Esto ocasiona un aumento de glucosa en sangre, que puede dañar gravemente los órganos corporales, sobre todo los vasos sanguíneos y los nervios.1
Un total de 35 millones de personas padecen diabetes mellitus en las América, de las cuales, 19 millones (54,0 %) vivían en América Latina y el Caribe. Las proyecciones indican que en 2025 esta cifra ascenderá a 64 millones, de las cuales 40 millones (62,0 %) corresponderán a América Latina y el Caribe; a nivel mundial, el número de personas afectadas con esta enfermedad superará los 300 millones.2
Dorothea Elizabeth Orem define el autocuidado como una función humana reguladora que debe aplicar cada individuo de forma deliberada con el fin de mantener su vida y su estado de salud, desarrollo y bienestar, por tanto, es un sistema de acción.3
El autocuidado del paciente con diabetes mellitus se considera un elemento esencial en el tratamiento. Esta perspectiva ayuda al paciente a tomar conciencia de su propia condición mediante la mejora de sus conocimientos y habilidades para realizar acciones adecuadas de autocuidado, orientados hacia un cambio de comportamiento positivo que incluye la práctica de ejercicio físico, nutrición adecuada y el autocontrol que les permita, en última instancia, reducir el riesgo de complicaciones.4
Las investigaciones realizadas en Cuba sobre diabetes mellitus demuestran que más de la mitad de los pacientes manifiesta estilos de vida no saludables, como incumplimiento de la dieta y de la práctica de ejercicios físicos, falta de control metabólico, el abuso de la ingestión de sustancias psicótropas, así como insuficiente conocimiento de su enfermedad. Hodelín Maynard EH, et al. (5) estudió que en Cuba, la prevalencia de diabetes mellitus está en un 64,3 % y en la provincia de Sancti Spíritus en un 87,2 %.
Por tanto, se hace necesario el desarrollo de investigaciones que profundicen en el conocimiento previo que tienen los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 con úlcera neuropática, sobre los factores de riesgo y las medidas de autocuidado, en función del posterior desarrollo de programas de intervención que promuevan la estabilidad en el tratamiento y, con ello, la mejora del estado de salud físico y psicológico.
Actualmente en la provincial de Sancti Spíritus, uno de los principales problemas en la atención al paciente diabético es la falta de conocimientos sobre factores de riesgo y medidas de autocuidado para mejorar el control de la enfermedad. El objetivo de esta investigación es determinar el nivel de conocimientos sobre factores de riesgos y medidas de autocuidado en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 con úlcera neuropática.
Método
Se realizó un estudio descriptivo transversal en pacientes diabéticos tipo 2 con úlcera neuropática pertenecientes a dos Consultorios del Médico de Familia del Policlínico Universitario “Dr. Rudesindo Antonio García del Rijo”, del municipio y provincia Sancti Spíritus, en el período comprendido desde noviembre de 2018 a noviembre de 2019.
La población de estudio estuvo constituida por 150 pacientes con diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2 con úlcera neuropática. De ellos se seleccionaron, a través de un muestreo intencional por criterios, 135 pacientes.
Los criterios de inclusión empleados fueron: pacientes mayores de 45 años de edad, con diabetes mellitus tipo 2, con úlcera neuropática y que dieran su disposición a participar en el estudio.
Entre las variables estudiadas, se encontraron: edad, sexo, factores de riesgo del paciente diabético tipo 2 con úlcera neuropática, autocuidado y nivel de conocimientos.
Para obtener los datos se aplicó una entrevista donde se exploraron las variables sociodemográficas (edad, sexo), las variables clínicas (estados de salud y enfermedades asociadas a la diabetes mellitus con úlcera neuropática), las que fueron corroboradas en las historias clínicas individuales de los pacientes.
Se evaluó, además, el nivel de conocimientos sobre la diabetes con úlcera neuropática, los factores de riesgo asociados a la enfermedad, así como las medidas de autocuidado en el tratamiento. Se consideró para el diagnóstico tener en cuenta la siguiente clasificación: Adecuado si respondían más de seis factores de riesgo y medidas para el cuidado de la enfermedad e Inadecuado si respondían menos de tres factores de riesgo y medidas para el cuidado.
Se realizó, también, sustentada en el modelo de Dorothea E Orem, una revisión bibliográfica sobre el autocuidado en pacientes con diabetes con úlcera neuropática y sobre los factores de riesgo en paciente con esta patología.
La información fue procesada mediante frecuencias absolutas y porcentajes para variables cualitativas y medidas de tendencia central y de dispersión para variables cuantitativas.
La investigación se analizó y aprobó por la Comisión de Ética del Consejo Científico de Ciencias Médicas de Sancti Spíritus y por la Dirección Municipal de Salud del municipio Jatibonico. Se obtuvo por escrito el consentimiento informado de cada uno de los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 con úlcera neuropática.
Resultados
La tabla 1 muestra la distribución de pacientes según edad y sexo, donde predominó el grupo de diabéticos de 61-70 años de edad del sexo femenino con un 50 % del total.
Hubo mayor desconocimiento en los antecedentes de enfermedad cardiovascular y el sedentarismo con el 66,6 y 59,2 %, respectivamente (Tabla 2); se muestra mayor conocimiento sobre la diabetes mellitus en el factor de riesgo historia familiar de diabetes con un 81,5 %.
En la tabla 3 se muestran los pacientes diabéticos tipo 2 con úlcera neuropática según el nivel de conocimiento sobre las medidas de autocuidado de la diabetes mellitus. Se observa un conocimiento inadecuado la práctica del aseo bucal (60,7 %) y de aseo corporal (66,6 %). Mientras que el mantenimiento del tratamiento para la diabetes mellitus mostró el mayor nivel de conocimiento de la muestra para un total de 94,8 % del total.
Discusión
Los resultados obtenidos en la investigación no difieren de los reportados por Arnold Rodríguez M, et al.6) donde el mayor por ciento de los pacientes pertenecen al sexo femenino con un nivel de conocimientos bajo sobre los síntomas, la clasificación clínica, los factores de riesgos y las consecuencias de la enfermedad. López López E, et al.7 en su estudio señalaron que de los participantes el 64 % fueron mujeres, explica que no existía un importante por ciento en el sexo masculino y que el reto es lograr que los hombres demanden servicios médicos preventivos.
Carrillo Larco RM y Bernabé Ortiz A.8 analizaron en su estudio que la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace un llamado de alerta, porque la diabetes mellitus tipo 2 presenta un alarmante ritmo de crecimiento a nivel mundial.
Lazaga González L, et al.9) coincide con el estudio al describir que la diabetes mellitus tipo 2 es la más frecuente en las personas con un nivel de conocimientos bajo. El tipo de diabetes coincide con lo reportado por Valdez Gómez W, et al.10, el cual explica que es más frecuente la diabetes mellitus tipo 2 y se debe a varios factores como: la resistencia a la acción de la insulina, el aumento de tejido adiposo, la disminución de la actividad física y la disminución en la secreción pancreática de insulina en las personas ancianas. Comportamiento clínico epidemiológico de la diabetes mellitus en el anciano es una investigación realizada por Morales Ojeda IA.11, que demuestran una supremacía de la diabetes mellitus tipo 2 en 92 pacientes, representando el 89,3 % del universo.
Arévalo Berrones JG, et al. (12) consideran que la incidencia de la diabetes mellitus tipo 2 en adultos jóvenes va en aumento, especialmente, en poblaciones étnicas minoritarias. Con relación a los resultados encontrados en el estudio, se pudo corroborar que la diabetes mellitus tipo 2, generalmente se diagnostica en la edad de la adultez madura de la vida, la exposición a la enfermedad es mayor al arribar a la tercera edad.
En un estudio realizado por Matías Ramírez R13, la evaluación inicial sobre el nivel de conocimiento de factores de riesgo mostró un déficit importante de conocimientos transcendentales para su enfermedad en los pacientes diabéticos, el promedio de respuestas correctas fue muy bajo, por lo que se hizo necesario la aplicación de una intervención educativa.
Leal U, et al.14 en su estudio interrogaron a los pacientes sobre conductas y preferencias relacionadas con el tipo de alimentación, actividad física, consumo de alcohol, tabaco, responsabilidad para la salud, actividades recreativas, relaciones interpersonales; en base a lo cual el 48 % de la población refirió conductas que lo llevan a tener un estilo de vida no saludable.
Los resultados encontrados por Vega Jiménez J. y Mirabal Izquierdo D15, en su investigación sobre estimación del riesgo, muestran una baja apreciación sobre el peligro de sobrepeso, hipertensión arterial, obesidad e inactividad física en pacientes diabéticos. Los factores de riesgo evidenciados no se presentan como hechos aislados sino que, por el contrario, en ocasiones están relacionados con una marcada tendencia a malos hábitos alimenticios y sedentarismo, lo que en un futuro podría desencadenar complicaciones de la enfermedad.
Los adultos diabéticos que participaron en el estudio presentan dificultades, tanto en el conocimiento, como en el comportamiento en cuanto a su enfermedad.
Las principales necesidades de aprendizaje identificadas están referidas a: relación entre alimentación, ejercicio físico, comunicación con la familia, uso de medicamentos según Zamora-Fung R, et al. 16 Los factores que ocasionan la visión de complicaciones crónicas en el diabético son: el cigarro, obesidad, sedentarismo, comer cuantiosamente, no realización de ejercicios físicos y no ir al médico a reconocerse.
Casanova Moreno MD, et al.17 abordaron que las personas adultas mayores diabéticas comen alimentos y tienen prácticas perjudiciales en su vida a pesar de saber que esto les perjudica, porque consideran sentirse bien y opinan que esta enfermedad no tiene por qué llevarlos a complicaciones tan graves como la muerte. Todas las personas diabéticas que son obesas, comen mucho y de todo, y los que fuman poseen riesgo de tener complicaciones crónicas de la diabetes. Las creencias de los diabéticos y sus familiares, incluyendo la cooperación de estos, sí interviene en el peligro de aparición de complicaciones.
García Rodríguez K18, refiere que las modificaciones en la alimentación, el ejercicio y las terapias conductuales favorecen la disminución del peso y el control glucémico; su combinación aumenta la eficacia. Las dietas con alto contenido en fibra y una proporción adecuada de hidratos de carbono, con alimentos de bajo índice glucémico, son eficaces en el control de la glucemia. El consumo de alcohol debe ser en cantidades limitadas.
Negrín Valdés T, et al.19 consideraron la práctica de ejercicios físicos combinados con la dieta y los medicamentos necesarios para lograr un control adecuado de la diabetes mellitus, disminuyen la glucemia, ayuda a mantener el peso ideal, aumenta la capacidad de trabajo, disminuye los riesgos cardiovasculares y aumenta la sensación de bienestar.
Pérez González ME20, consideran que las personas que sufren diabetes, a diferencia de aquellos con muchos otros problemas médicos, no pueden simplemente tomarse unas pastillas o administrarse la inyección de insulina por la mañana, y olvidarse de su condición el resto del día.
Proenza Fernández L, et al. (21) consideran que cualquier diferencia en la dieta, el ejercicio, el nivel de estrés, u otros factores puede afectar el nivel de azúcar en la sangre. Por lo tanto, cuanto mejor conozcan los pacientes los efectos al haber descontroles o como mejorar el plan alimenticio, será mejor el control que puedan ganar sobre su condición física y emocional.
Para que las personas modifiquen sus opiniones, sus hábitos, sus conocimientos, la responsabilidad de la comunidad junto con el médico y la enfermera de la familia tienen que actuar de manera muy fusionada; se logra ayudar si se les educa en la comunidad y se les forma conciencia del mal que les provocan las complicaciones crónicas de la diabetes. La alimentación es el pilar fundamental del tratamiento y manejo de la diabetes, no es posible controlar los signos, síntomas y consecuencias de la enfermedad sin una adecuada alimentación, por lo que el personal de salud debe ser muy responsable en la orientación nutricional al paciente, motivándolo para cambiar sus hábitos y permanecer en estos cambios.
Chávez Martínez MB22, dice que se hace necesario recomendarle a la persona con diabetes y a su grupo familiar el uso de un calzado ancho, cómodo y sin costuras preferiblemente alternarse varios pares en la semana; orientarle que las uñas deben ser recortadas rectas y no muy cortas; las callosidades deben ser extraídas solo por personal médico; sugerirle caminar a diario al menos una hora; aconsejarle que no debe fumar; debe controlarse el nivel de glucemia; exhortarle acudir a consulta ante cualquier cambio de coloración o herida en los pies.
Según Fernández VA23, en su estudio encontró que el nivel de conocimiento de autocuidado es de puntaje medio representado por el 93,48 %. Respecto a la dimensión nivel de conocimientos de autocuidado sobre higiene, los resultados de este estudio revelan que la mayor parte de pacientes encuestados tiene un nivel medio de conocimiento de autocuidado en la higiene, representado por el 80,43 %.
El estudio de Crook A, et al.24 demuestran que las prácticas de autocuidado de los pacientes fueron regulares, se observó en el control médico en un 77,1 %, el cumplimiento de la dieta en un 60 %, la práctica de ejercicios físicos en un 52 %, el cuidado de los pies en un 68,8 % y el control oftalmológico en un 50 %. Concluyeron que el apoyo familiar y las prácticas de autocuidado del adulto mayor con diabetes mellitus deben estar estrechamente relacionados para lograr éxitos en la calidad de vida de los diabéticos.
Los autores consideran que el reconocimiento de la trascendencia y la gravedad de la diabetes mellitus llevan a considerar la educación del paciente como parte indispensable del tratamiento. La educación para la salud comprende las oportunidades de aprendizaje creadas de forma consciente, las cuales suponen un perfil de comunicación destinada a mejorar la alfabetización sanitaria, incluida la mejora del conocimiento de la población en relación con la salud, así como el desarrollo de habilidades personales y la autoestima, cuestiones que conducirán a la salud individual y de la comunidad.
Entre las limitaciones del estudio se encontró que el tamaño de la muestra es muy reducido, lo que sugiere realizar una intervención que permita contrastar hipótesis en otros pacientes con similares características a la del estudio. El estudio permitió recoger un volumen de información indispensable para la elaboración de una estrategia de intervención educativa, en aras de modificar las conductas que están afectando la salud de los adultos mayores.