Introducción
El proceso docente-educativo (PDE) contribuye a la formación de profesionales capaces de resolver los problemas propios de su puesto de trabajo de manera creadora; o sea, formar un individuo capaz de proyectarse en su actividad profesional y que ayude fehacientemente a la búsqueda de la calidad en la producción, los servicios y la vida de la sociedad, desde las posiciones y los puntos de vista más progresistas.
Ahora bien, el proceso de investigación científica en la educación superior tiene doble función: contribuye a la formación del profesional y es, además, una vía para resolver los problemas complejos que se presentan en la sociedad.1) La investigación, como función, se orienta hacia la búsqueda de conocimientos nuevos y a la comprobación de los que ya existen. Su meta es la superación del acervo existente, el entrenamiento de los estudiantes y profesionales concerniente a los métodos del conocimiento, así como la actuación sobre los problemas sociales prioritarios. De hecho, la investigación científica es un elemento determinante y decisivo en la superación de profesores, en el desarrollo y perfeccionamiento curricular, en la preparación y formación de estudiantes, así como en el progreso técnico y científico-profesional.2
El proceso de investigación científica en salud, como parte del PDE, provee al estudiante de los caminos lógicos del pensamiento científico, que resultan imprescindibles para el desarrollo de las capacidades cognoscitivas, en especial, las creadoras, mediante las cuales se apropia de conceptos, leyes y teorías que le permiten profundizar en la esencia de los fenómenos con ayuda del método investigativo.1) No es posible concebir el PDE sin la presencia de la investigación como vía fundamental para resolver los problemas de salud de cada individuo, integrado en su familia y la comunidad.
Del mismo modo, la Atención Primaria de Salud (APS) constituye una fuente importante para el desarrollo de investigaciones científicas, que deben estar encaminadas a solucionar los principales problemas de salud de la población.3)
Al respecto, se ha reconocido que la APS es el principal eslabón para la integración de un sistema de salud en cuanto a niveles de complejidad en la prestación de servicios y aplicación de estrategias de impacto nacional. La posibilidad de abordajes investigativos desde esta perspectiva es, por consiguiente, muy amplia. Asimismo, los problemas identificables en la atención sanitaria en el nivel primario se pueden enfocar desde las distintas funciones que en ella se realizan: asistencial, administrativa y docente.4,5) En este nivel de atención se tiene el privilegio de poder realizar una extensa gama de investigaciones, que van desde los estudios exploratorios hasta aquellos referidos a la calidad de la ejecución y al impacto de los disímiles programas que en él se aplican.
El posgrado en la APS tiene un importante rol en el perfeccionamiento y superación de los recursos humanos que laboran en ese nivel de atención, toda vez que constituye la base del Sistema de Salud cubano. La actualización y educación permanente de sus profesionales garantiza, sin lugar a dudas, un óptimo desempeño en función de una mejor atención, docencia e investigación, encaminados a resolver los problemas de salud de los individuos, lo cual contribuye a lograr una mayor calidad de vida en los pacientes de su comunidad.6 De esta forma se asegura la entrega a dicho sistema de un especialista preparado para afrontar las disímiles situaciones de salud que se presentan a lo largo de su vida profesional.
Muchos son los aciertos y desaciertos que tienen los residentes en su proceso de formación como especialistas en medicina general integral; especialidad con gran cantidad de conocimientos que consolida en estos residentes la visión holística del ser humano quien es, por su naturaleza, biológico y, por su esencia, social. La investigación científica forma parte importante del plan temático de dicha especialidad, pues del conocimiento y aplicación del método científico depende también la calidad de los profesionales egresados, teniendo en cuenta que la investigación, como proceso, debe realizarse no solo a partir del conocimiento empírico, sino desde el bagaje teórico que sobre la Metodología de la investigación posea el residente.
Numerosas han sido las tendencias en cuanto a los estudios presentados en los trabajos de terminación de especialidad, como uno de los procesos de formación académica posgraduada. Durante un tiempo, gran cantidad de estos estudios eran descriptivos. Como es sabido, estas investigaciones están orientadas hacia la descripción de un evento en salud, a fin de estimar la frecuencia (incidencia o prevalencia) de presentación de dicho evento, en virtud de características o atributos de persona, lugar y tiempo. También se describe la manifestación de un suceso en salud y su tendencia, así como se generan nuevas hipótesis etiológicas.7) Este tipo de estudio sirvió para la comprensión del funcionamiento de diferentes fenómenos en salud, estudiados a partir de las plataformas teóricas de las investigaciones epidemiológicas y en sistemas y servicios de salud; pero ante la imperiosa necesidad de que se produjera un salto cualitativo, se ha impuesto la realización de estudios que no solo describan, sino analicen, modifiquen o transformen situaciones específicas y tributen a la solución de los diferentes problemas científicos que en un tiempo fueron ya descritos.
Por cuanto, se ha evidenciado un avance en la realización de los estudios de intervención, definidos como “… aquellos en los cuales el investigador manipula una exposición y mide los efectos de dicha manipulación”.7) Como parte de estos, cabe destacar, la no despreciable cantidad de estudios sobre intervenciones comunitarias que realizan los residentes como ejercicio para la obtención del título de especialista y a favor de cambios positivos de actitudes, a través de la modificación de conocimientos en las diferentes poblaciones atendidas. Este último tipo de investigación es el que motiva a intercambiar ideas con el objetivo de reflexionar sobre algunos fundamentos éticos vinculados a este proceso de investigación en salud.
La investigación ética: una exigencia vital de estos tiempos
En cualquier investigación es necesario describir la fiabilidad y la validez, así como los respectivos criterios que permiten su verificación. También se detallan aquellos componentes éticos que requieren ser vigilados en el proceso de investigación y contribuyen a que exista un cuidado especial en la salvaguarda de la calidad y el rigor científico.8
Los autores de este trabajo no pretenden dar a conocer una revisión explícita de este tipo de investigación, ni reescribir un tratado de ética en las investigaciones en salud, sino, llamar una vez más la atención a los educandos y profesores/tutores sobre 2 aspectos esenciales en cuanto a este tema se refiere:
- Primero: la necesidad de salvaguardar los principios éticos y ser fieles veladores de la veracidad de las investigaciones en salud como principio de todo investigador, máxime cuando se trabaja directamente con los individuos integrantes de grupos de población.
En las investigaciones científicas, los aspectos éticos y bioéticos comprenden algo más que una consideración reflejada en el acápite de diseño metodológico y, en múltiples ocasiones, son tratados superficialmente. En realidad, la ética siempre debe iluminar la acción humana y, por ende, el desarrollo científico. Cuando se concibe una investigación, esta debe responder a una necesidad ante la cual se buscará la verdad a través del conocimiento, pero es imprescindible que todo ello tenga un fundamento ético, el cual garantice que lo realizado sea para el bien del hombre, la sociedad y el ecosistema.8) Dicho fundamento ético comienza cuando se asegura que todo lo que se ejecuta inherente a la investigación tiene la autenticidad necesaria, que avala la calidad del estudio.
La educación ética para la investigación no es algo abstracto e independiente del proceso de formación de valores generales en el individuo. Habitualmente se asocia a la educación posgraduada, pero puede fortalecerse también desde el pregrado. Debe asumirse como un proceso de enseñanza-aprendizaje participativo y democrático basado en el diálogo e intercambio respetuoso y tolerante, que involucre el sistema de valores personales de los individuos que en él participen. El trabajo científico se robustece si quien lo lleva a cabo tiene una concepción clara de la dimensión social de la actividad que realiza. Así, la sociedad se encuentra en mejores condiciones de aprovechar los frutos de la ciencia si conoce mejor la naturaleza del trabajo científico.9 Por tal razón, se considera que los valores éticos en las investigaciones deben ser parte predominante en el proceso de formación del futuro especialista.
En diversas bibliografías10,11,12 se plantean algunas dificultades del proceso investigativo en la APS, siendo un denominador común la escasa formación metodológica y de una cultura básica de investigación en los profesionales. La formación en cuanto a la autenticidad indispensable de lo investigado formaría parte de dicha cultura básica y correspondería a los profesores/tutores infundir esos principios en sus educandos.
- Segundo: compete al profesional de este sector y específicamente al de la APS, ser constante en las actividades de promoción de salud y prevención de enfermedades como parte primordial de su trabajo; por ello se justifica la práctica de la intervención educativa, en la que se realizan sesiones de intercambio y se modifican los conocimientos a diferentes grupos poblacionales. Esta modificación de conocimientos se mide teniendo en cuenta un antes y un después de la intervención.
Ahora bien, el componente cognoscitivo es una de las tantas aristas que modelan las actitudes de los seres humanos, las cuales constituyen formas organizadas de pensar, sentir y actuar ante los objetos, fenómenos y personas o grupos. Se forman en el transcurso de la vida. Son un producto del largo proceso de socialización por el cual atraviesa todo hombre; resultado del aprendizaje, la experiencia y el incesante intercambio social que se opera en el individuo durante el proceso de transformación de la realidad objetiva. (13
Las actitudes tienen 3 componentes:
Afectivo: es un muy importante, pues le da el carácter emocional a la actitud.
Cognoscitivo: son los conocimientos que se poseen del objeto de la actitud.
Conativo: es lo que el sujeto hace, su conducta, su forma de actuar, la cual ayuda si está a favor y agrede si está en contra.
Cuando existe correspondencia entre estos 3 componentes, se plantea que la actitud es consistente; cuando hay contradicción, inconsistente.13
A través de la modificación de conocimientos en las intervenciones comunitarias, los investigadores (residentes y tutores) actúan sobre el componente cognoscitivo, por lo que no se podría suponer que así, simplemente, se deriven cambios de actitudes en las personas con respecto a su salud. A la luz de los actuales tiempos, se impone aplicar instrumentos o realizar acciones donde estén presentes los demás componentes que propician cambios en estilos de vida y actitudes humanas. No es infrecuente encontrar contradicciones entre dichos componentes, lo que acarrearía una inconsistencia en las actitudes.
De igual manera, se observa erróneamente en las conclusiones de los trabajos de terminación de especialidad que “…a través de la modificación de los conocimientos, se logró cambiar el comportamiento de los sujetos de la investigación…”. Por esto sería trascendental que, al realizar este tipo de intervención, el investigador y el tutor se preguntaran hasta qué punto se ha logrado modificar el comportamiento de los sujetos con la exclusiva modificación del conocimiento.
Teniendo en cuenta el amplio sentido del vocablo veracidad y del aspecto ético en las investigaciones, se considera que es igualmente parte de estos arribar a conclusiones reales y objetivas que no resten a los estudios su esencia científica. El conocimiento sobre un tema en salud es una condición necesaria, pero no suficiente para definir el comportamiento humano. La vida del hombre en sociedad le propicia una gran riqueza de experiencias que frecuentemente rebasan el marco del mero conocimiento.
Un profesional en la APS debe ser capaz de conducir, de forma exitosa, los procesos que se articulan en este nivel. Exige que el currículo se construya sobre la base de las demandas sociales que existen.14
En estos tiempos, se sabe que ética en la investigación es también lograr que esta tenga calidad; por tanto, cuando de investigación científica se trata, es insustituible la labor del tutor, al cual le corresponde la indispensable tarea de orientar, supervisar y llevar de la mano al educando por el camino de la ciencia, desde la identificación del problema científico hasta la final concreción del estudio. Le atañe, además, ser el “espejo ético” del residente, durante todo el proceso investigativo. Debe concientizar en todo momento la responsabilidad que conlleva su función, pues de ella depende la calidad del profesional graduado y la consecuente repercusión de este sobre la salud de los miembros de la sociedad.
La calidad en la formación profesional no puede estar separada de los intereses y valores que regulan la actuación de los profesionales;15 es parte de la calidad a que se aspira, que el profesional tenga actuaciones cada vez más dignas de representar al sistema que lo instruye y lo educa.
Entonces cabría reflexionar acerca de la responsabilidad moral de los residentes y tutores en la dirección de las investigaciones científicas. Los autores consideran que sí son responsables y también ante sí mismos, sus colegas, sus instituciones, los sujetos con los cuales investigan, su país y toda la humanidad.9
Cualquier hecho de la realidad es susceptible de ser investigado para describirlo, explicarlo, mejorarlo o cambiarlo. La investigación, en las numerosas dimensiones en que se manifiesta la APS, debe ser el punto de partida para el mejoramiento continuo de la calidad de los servicios.16
Consideraciones finales
Los estudiosos sobre este tema coinciden en que más allá de las exigencias, el científico adquiere compromisos ineludibles con la sociedad, pues ha de enfrentar los efectos o resultados de sus investigaciones, asumir responsablemente las tareas o roles que la sociedad le asigne, así como cumplir con las normas éticas generalmente válidas. La investigación científica está insertada en una sociedad y no puede abstraerse de los valores que esta sustenta.
Finalmente, los autores consideran que la veracidad de las investigaciones, así como su adecuado diseño y realización son principios éticos ineludibles que dependen, en gran medida, de la labor y dedicación del tutor del residente.