Introducción
A escala mundial, las enfermedades bucales constituyen uno de los problemas de salud más acuciantes en los niños, puesto que les causan irritación y generan gran ansiedad familiar. Muchas son las afecciones que se pueden manifestar a este nivel, siendo la gingivoestomatitis herpética aguda (GEHA) la forma más común de infección gingival en esta etapa de la vida, causada por el virus del herpes simple de tipo I (HSV-1) que se adquiere en la primera infancia, probablemente durante el segundo y tercer año de vida.1
Este virus pertenece a la familia Herpesviridae. Se transmite fácilmente por contacto con lesiones activas, a través de la saliva, objetos contaminados y secreciones. La gingivoestomatitis o primoinfección herpética se presenta como exposición inicial al HSV-1 y ocurre en niños y jóvenes. Se caracteriza por un periodo prodrómico de fiebre, decaimiento, adenopatías, disfagia, presencia de vesículas orales y periorales que se agrupan, se rompen y dejan erosiones.2 Este virus, que se propaga por contacto generalmente con saliva infectada, suele afectar la zona peribucal, se relaciona con lesiones bucofaríngeas y causa ataques recurrentes de fuego o formación de vesículas por fiebre.3
La gingivoestomatitis herpética aguda afecta mayormente a lactantes y niños menores de 6 años. Además de lesiones muy dolorosas en la cavidad bucal y la cara, causa irritabilidad, ansiedad, llanto fácil sin lágrimas por deshidratación y gran tensión emocional en niños y padres. Se caracteriza por una aparición súbita y síntomas graves, relacionados con la virulencia y la respuesta inmunitaria del huésped. Se acompaña de fiebre, malestar general, anorexia y dolor. Su curso general de infección varía entre 7 y 14 días.4,5)
El tratamiento convencional empleado es con antivirales aplicados en las lesiones. Se basa habitualmente, en aciclovir por vía tópica u oral, según la situación clínica; sin embargo, ninguna terapia tiene efecto sobre la infección latente y, por tanto, solo la profilaxis limita recurrencias, aunque sin bloquearlas de manera definitiva.5) En ningún caso se tratan los síntomas psicológicos tan relevantes de la enfermedad.
Los remedios florales consisten en 38 infusiones naturales, extraídas de flores silvestres, cuyas propiedades curativas fueron descubiertas por Edward Bach entre 1926 y 1934. Estas actúan sobre los estados emocionales y forman un sistema médico, cuyo axioma básico establecido por Bach dice: "La enfermedad es el resultado de un desequilibrio emocional que se produce en el campo energético del ser vivo y, si este persiste, se produce la enfermedad en el cuerpo físico." El agente curativo deberá actuar sobre las causas y no sobre los efectos.6) Estas esencias florales son preparados vibracionales que conservan la cualidad energética con grandes propiedades terapéuticas frente a trastornos psíquicos y no presentan contraindicaciones. Se plantea que los niños responden rápida y eficazmente a los remedios, puesto que tienden a expresar abiertamente sus sentimientos.7 En la práctica profesional, algunos autores8 afirman que el diagnóstico y los tratamientos indicados a un gran número de los niños que acuden con GEHA, no han sido certeros y eficaces, por lo que se demora la fase curativa o se exacerban las lesiones herpéticas, lo cual provoca que el cuadro clínico se agrave y las alteraciones emocionales empeoren.
Debido a que en la provincia de Santiago de Cuba no se notifican estudios sobre este tipo de tratamiento sencillo e inocuo en pacientes con GEHA, y que esta entidad ataca edades vulnerables con alteraciones emocionales que no se tienen en cuenta en los protocolos de tratamiento existentes, se realizó esta investigación, a fin de mostrar las bondades de la terapia floral de Bach y su aplicación práctica ulterior.
Métodos
Se realizó un estudio de intervención terapéutica para evaluar la efectividad de la terapia floral en niños con GEHA. El universo estuvo integrado por 42 pacientes de 2 a 6 años, quienes acudieron al Departamento de Estomatología del Hospital General Docente Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso, desde el 2016 hasta diciembre del 2018. Se distribuyeron de forma aleatoria, según el orden de llegada, en 2 grupos de 21 miembros cada uno: el de estudio (números pares), recibió la aplicación sublingual de terapia floral, y el de control (números impares), fue tratado de la forma habitual con aciclovir en crema sobre las lesiones. Fueron excluidos los niños ya tratados, previos a la consulta, con cualquier terapéutica.
Se analizaron las siguientes variables:
Signos clínicos: se determinaron según examen físico intrabucal (eritema difuso, presencia de vesículas y/o úlceras, así como sialorrea).
Síntomas psíquicos: se tuvieron en cuenta los signos observados y obtenidos del interrogatorio a los padres (irritabilidad y ansiedad, llanto fácil y mantenido, trastornos del sueño).
Signos generales: se determinaron según examen físico general (fiebre, anorexia, adenopatías).
Se clasificaron en: ausente (no había signo); disminuido (persistía alguno) y mantenido (no se eliminó ninguno de ellos).
Efectividad del tratamiento según los criterios siguientes:
Efectivo: si desaparecían los síntomas psíquicos y generales y persistía algún signo clínico.
No efectivo: si persistían signos clínicos acompañados de cualquier síntoma psíquico o signo general.
Se utilizaron los remedios:
Rescue Remedy 39: cuida de que no se desintegre el sistema energético, o bien que vuelva a recobrar enseguida su equilibrio. Llanto, miedo, contra el estrés y la tensión mental, integrador de la personalidad.
Vervain 31 y Crac Apple 10: inflamación aguda y desinfección a todo nivel.
Agrimony 1 y Elm 11: picor de fuerte intensidad, fiebre, inquietud y dolor desbordante (intenso).
A cada paciente, con ayuda del padre, se le realizó el procedimiento de indagación clínica habitual con la acentuación de los aspectos emocionales, mediante un instrumento creado al efecto (entrevista estructurada). La duración del tratamiento dependió de la desaparición de los síntomas y la dosis administrada fue de 4 gotas debajo de la lengua, 4 veces al día, 15 minutos después de haber ingerido cualquier alimento (grupo de estudio) y el aciclovir, aplicado en las lesiones 4 veces al día (grupo de control). Se evaluaron a las 72 horas, el quinto y séptimo días de tratamiento. La efectividad se valoró al séptimo día, teniendo en cuenta que es una enfermedad viral con remisión de signos hasta los 14 días.
La información fue procesada estadísticamente a través del cálculo porcentual. Para evaluar los resultados se calcularon pruebas de hipótesis para las tablas de contingencia con los estadígrafos de Ji al cuadrado y probabilidad exacta de Fisher para comparar lo observado y lo esperado de ambos grupos, con una confiabilidad de 95 %.
Resultados
En la tabla 1 se observa que 66,6 % de los pacientes tratados con terapia floral no presentaron signos clínicos al séptimo día. Del total de pacientes, 21,4 % mantuvieron alteraciones clínicas y en ese mismo porcentaje disminuyeron dichas alteraciones.
Las ventajas del grupo de estudio no fueron significativas para los primeros días de tratamiento (p=2,048), pero al séptimo día, sí existieron diferencias significativas entre ambos grupos (p>0,05).
Como se muestra en la tabla 2, al séptimo día de tratamiento, 100,0 % de los niños del grupo de estudio (según refirieron los padres) no presentaban síntomas de alteración psicológica; sin embargo, en el grupo de control persistieron estos síntomas en 52,3 % de los pacientes. Las ventajas del grupo de estudio resultaron altamente significativas (p=0,038).
Al finalizar el tratamiento, en ambos grupos, 97,6 % de los niños no presentaron signos generales; se alcanzó 100,0 % en el grupo de estudio y en el grupo de control persistió solo un afectado con estos síntomas (tabla 3).
Obsérvese en la tabla 4, que en el grupo de estudio se logró 100,0 % de efectividad del tratamiento; en el de control, solo en 57,1 % de los afectados, lo cual demuestra que existieron diferencias entre los grupos, por lo que se rechazó la hipótesis nula de que no existen diferencias entre los grupos (p<0,05) sin homogeneidad entre ambos tratamientos.
Discusión
Los signos clínicos que caracterizan a los pacientes con gingivoestomatitis herpética provocan una solución de continuidad en el epitelio, que requiere 7 o más días para su cicatrización, atribuible a la labilidad de las células de la mucosa bucal. Este proceso puede estar influenciado por el estado psicológico del paciente que, al no lograr el equilibrio armónico de sus emociones, dificulta por diferentes mecanismos la cicatrización de las lesiones.
El estrés psicológico provoca disminución de la secreción salival, siendo la saliva una de las barreras fisiológicas que defiende al organismo en la cavidad bucal y produce además una marcada vasoconstricción, lo que trae consigo la disminución del aporte sanguíneo que dificulta la nutrición del tejido y altera la respuesta inmunoinflamatoria del hospedero.4,9
Una vez incorporada en el cuerpo, la esencia floral actúa gracias a su característica vibracional, entra en contacto con el campo energético del paciente, viaja por él a través de los meridianos de acupuntura y se dirige a los chacras y órganos energéticos donde se producirá el efecto, que se manifestará inicialmente en los estados emocionales y posteriormente, dentro de lo posible, en la materia.10
Con respecto a la evolución de los signos clínicos en niños con GEHA, los resultados fueron satisfactorios mediante el empleo de terapia floral, pues se evidenció que al séptimo día de tratamiento más de la mitad de los pacientes no presentaron signos, con ligero predominio respecto al grupo de control. Estos resultados son favorables si se tiene en consideración que algunos autores4,5,11) plantean que la fase aguda de la enfermedad dura entre 10 y 14 días, además, coinciden en que las lesiones producidas por la GEHA pueden mantenerse hasta 2 semanas.
Según estudio realizado por Perdomo et al12) sobre la aplicación de las flores de Bach en crema para el tratamiento de pacientes con estomatitis aftosa, quienes presentan lesiones similares a las de la GEHA, se logró remisión del dolor y una cicatrización efectiva antes de las 72 horas, sin provocar reacciones adversas en la mayoría de estos pacientes.
En este estudio se muestra la efectividad de la terapia floral en la desaparición de los síntomas psicológicos a las pocas horas de iniciado el tratamiento, lo cual contrasta con la persistencia de estos síntomas en el grupo de niños tratados convencionalmente, que no incluye su alivio, y comienzan a mejorar una vez cicatrizadas o mejoradas las características clínicas.
Con el uso de antivirales, tales como Viru-Merz (ungüento oftálmico), idoxidirina (colirio al 0,1 %) y aciclovir en sus formas de ungüento y tableta, se reduce notablemente el tiempo de evolución de las lesiones y el dolor ocasionado por la enfermedad es mucho menor, puesto que inhiben la síntesis de ácido desoxirribonucleico (ADN) del virus causal, pero no pueden actuar sobre los síntomas psicológicos.5,13,14
Los estudios sobre efectividad de tratamientos en pacientes con GEHA no incluyen síntomas psicológicos como en este trabajo, pero varios autores1,4,15 coinciden en plantear que, igual a lo referido anteriormente, los niños se muestran irritables, inapetentes y ansiosos, lo cual genera gran angustia y pesadumbre en la familia.
Al respecto, Llundo7 plantea que estadísticamente no se puede concluir sobre la efectividad de las esencias florales para tratar pacientes menores de edad con síntomas de trastorno de estrés postraumático. Aunque son trastornos diferentes a los expresados anteriormente, ambos pueden ir acompañados de ansiedad, angustia e irritabilidad en los niños.
Las esencias florales de Bach resultan de una utilidad extraordinaria para el desarrollo de la autoestima, el cuidado preventivo de la salud física, emocional y el desarrollo mental, disminuyen el miedo, la ansiedad y la angustia. No presentan contraindicaciones ni provocan efectos indeseables, además de ser compatibles con cualquier tipo de tratamiento.9)
Los signos y síntomas generales más frecuentes hallados en esta investigación coinciden con lo referido en la bibliografía consultada donde el dolor y el rechazo a los alimentos son los síntomas más frecuentes.16,17 Otros autores1 plantearon, además del dolor otros síntomas colaterales, tales como anorexia, sialorrea, fiebre, halitosis y ardor. Esta serie no recoge el dolor como síntoma, puesto que eran niños muy pequeños que no sabían definirlo en escalas cuantitativas o cualitativas; no obstante, en ambos grupos hubo mejoría de los síntomas a las 72 horas de tratamiento y la persistencia de un paciente con fiebre, puede estar ocasionada por una candidiasis sobreañadida al cuadro viral.
Cabe agregar que las flores de Bach utilizan las propiedades de almacenar energía, específicamente a nivel molecular del agua, para transferir al paciente una cantidad mínima de energía sutil, de frecuencia específica, con informaciones determinadas y el efecto de promover la curación en los distintos niveles funcionales del organismo humano.
Se pudo concluir que la favorable evolución clínica y psicológica de los niños con gingivoestomatitis herpética aguda puso de manifiesto la efectividad de la terapia floral de Bach.
Como no se encontraron estudios epidemiológicamente comparables que describan los mismos síntomas de los niños con GEHA tratados en esta investigación, resulta necesario realizar otros estudios con la misma metodología y un mayor número de pacientes.