Introducción
El envejecimiento es un fenómeno mundial sin precedentes. Actualmente, se define como: una serie de modificaciones morfológicas, psicológicas, funcionales y bioquímicas que se originan sobre los seres vivos, con el paso del tiempo. (1,2
Existen alrededor de 658 millones de personas con 60 años o más; de los que aproximadamente 400 millones viven en países subdesarrollados. Se prevé que, para el año 2025 esta cifra alcance 1,2 billones con el mayor número en Europa, como la región más envejecida del mundo. América Latina no escapa a esta realidad, pues en esta región existe un incremento sostenido en el número de personas ancianas.3,4
En el marco del Estudio sobre Salud, Bienestar y Envejecimiento en las Américas (SABE), Cuba se destaca como un país en proceso de envejecimiento poblacional; pues en el año 2000, el 14,3% de la población tenía 60 años o más.5)
En 2012, el país contaba con el 18,3% de adultos mayores. Según estimaciones, para el 2025 esta cifra aumentará a casi al 26% y en el 2050 a más del 30%.6
En el año 2012, la cifra de adultos mayores en la provincia de Holguín alcanzó el 9no lugar del país con un 17,7%.7) Estos dígitos se elevaron a 19% a nivel nacional con 2 140 738 adultos mayores y en Holguín el porcentaje de seniles alcanzó el 18,6%.8
La malnutrición resultante de una dieta desequilibrada se debe a un defecto o exceso de nutrientes. En la actualidad, el mundo se enfrenta a una doble carga de malnutrición, que incluye la desnutrición y la alimentación excesiva.9
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la obesidad como un exceso de grasa corporal nociva para la salud. Las crecientes tasas mundiales de sobrepeso y obesidad están relacionadas con el aumento de las enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes mellitus y las enfermedades cardiovasculares.9
En el mundo hay 2 mil millones de personas que sufren de una o más deficiencias de micronutrientes; mientras que 1 400 millones padecen sobrepeso y de estos, 500 millones son obesos. El costo de la desnutrición para la economía mundial es de 3,5 billones de dólares, advirtió la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).9,10
En Holguín, un reciente estudio transversal en adultos mayores reveló tasas elevadas de prevalencia de obesidad, exceso de peso e hipertensión arterial (HTA).8)
Sin embargo, no se cuenta con una actualización del estado nutricional de los ancianos domiciliados en las comunidades urbanas. Al mismo tiempo, las acciones de intervención factibles en esta población para lograr un envejecimiento exitoso, son insuficientes. El propósito de esta investigación es: caracterizar el estado nutricional de los adultos mayores en un consultorio de un área de salud.
Métodos
Diseño muestral
Se realizó un estudio transversal en adultos mayores del área de salud del consultorio 21, del policlínico “René Ávila Reyes” de Holguín, Cuba, desde enero del 2016 a enero del 2017.
El universo fueron 173 adultos mayores y la muestra quedó constituida por 45 adultos mayores de 65 a 75 años, seleccionados mediante un muestreo intencional no probabilístico. Se excluyeron los pacientes postrados, con trastornos mentales o que se negaron a participar en el estudio.
Indicadores sociodemográficos
Sexo: masculino y femenino.
Edad según años cumplidos en Carné de Identidad, en 2 grupos: 65-70 y 71-75.
Grado de escolaridad: primaria, secundaria básica, preuniversitario y universitario.
Estado conyugal: soltero, casado, divorciado y viudo.
Indicadores biomédicos
Antecedentes patológicos personales: según aparece en las historias clínicas. Se tuvieron en cuenta HTA, diabetes mellitus, cardiopatía isquémica y otras: cuando se presentan otros tipos de enfermedades.
Hábitos tóxicos: según consumo de sustancias adictivas de forma sistemática. Se tuvieron en cuenta tabaco, café, alcohol o ninguno.
Polifarmacia: según encuesta Mini Nutritional Assessment (MNA) (Guigoz, 2006)11 sobre el consumo de medicamentos. Dos indicadores: menos de 3 medicamentos/día y 3 o más medicamentos/día.
Valoración nutricional según la fórmula del índice de Quetelet (Durnin y Fidanza, 1985): índice de masa corporal (IMC)= peso (kg) / talla (m2).
Según los siguientes puntos de corte registrados por la FAO/OMS (Shetty y James, 1994), para la clasificación del riesgo nutricional en función del valor del IMC: delgado (16-18,4), normopeso (18,5-24,9), sobrepeso (25-29,9) y obeso (≥ 30).
Puntaje indicador de malnutrición: obtenido por la encuesta MNA (Guigoz, 1996).11) La MNA incluye mediciones antropométricas y preguntas acerca de hábitos alimentarios, estilos de vida, enfermedades y autopercepción del estado de salud nutricional, conformado por 18 ítems ponderados, que permiten obtener la puntuación siguiente: <17 puntos: malnutrición, 17-23,5 puntos: riesgo de malnutrición y >24 puntos: estado nutricional satisfactorio (Anexo 1).
Variables antropométricas
Se aplicaron las técnicas de la convención antropométrica de Airlie (Loman, Roche y Martorell, 1988).
Peso (kg): se calculó media y desviación estándar.
Talla (cm): se calculó media y desviación estándar.
La determinación del peso y la talla se realizó mediante una balanza con tallímetro, cuya su calibración fue comprobada por personal calificado.
Pliegues cutáneos
Se determinaron, utilizando un plicómetro marca HOLTAIN, de presión constante de 10 g/mm2 de superficie de contacto (rango 0-40 mm) y con sensibilidad de 0,1 mm:
Pliegue tricipital (mm): situado en el punto medio acromio-radial, medido de forma vertical en la cara posterior del brazo.
Pliegue subescapular (mm): medido en dirección de las costillas, en el ángulo inferior de la escápula.
Pliegue suprailíaco (mm): medido encima de la cresta ilíaca, en la línea media axilar.
Circunferencias o perímetros
Circunferencia de cintura (cm): medida con una cinta métrica en la intercepción de la línea axilar media y el borde superior de la cresta ilíaca. La cinta se colocó de forma perpendicular al eje longitudinal del cuerpo.
Circunferencia de la pantorrilla (cm): se midió en la zona de la pierna más voluminosa, con la persona sentada y la rodilla flexionada a 90º.
Variables bioquímicas
Las muestras de sangre venosa se tomaron después de un ayuno nocturno de 12 a 14 horas. Se procesaron por duplicado y la repetitividad no sobrepasó el 5% del coeficiente de variación. Las determinaciones se realizaron en el Laboratorio de Bioquímica Aplicada de la Universidad de Ciencias Médicas de Holguín, siguiendo los protocolos analíticos localmente definidos.
Hemoglobina: se consideraron valores normales en hombres: 120 -150 g/L; en mujeres: 113 - 145 g/L.
Leucocitos (x 109/L): se consideraron valores normales 5 -10 x 109/L.
Colesterol (mmol/L): se consideraron valores normales menos de 5,17 mmol/L.
Triglicéridos (mmol/L): se consideraron valores normales hasta 1,70 mmol/L.
Creatinina (umol/L): se consideraron valores normales 47,63-113,4 umol/L.
Lipoproteínas de alta densidad (HDL): se consideraron siguientes valores, según la Tabla I.
Método de recolección y procesamiento de datos
Se efectuó la triangulación de la información, mediante la aplicación de los métodos empíricos, teóricos y el procesamiento estadístico, lo que permitió el análisis de los resultados y las conclusiones.
La recopilación de datos se realizó de forma directa, mediante la revisión de la Historia Clínica de los pacientes, encuesta nutricional, estudios bioquímicos y sus respectivas mediciones antropométricas.
Los datos se plasmaron en un modelo de vaciamiento de la información.
Análisis estadístico
Las variables cualitativas se expresaron en porcentajes. Las cuantitativas se enumeraron en media y desviación estándar de la media. Para comparar las medias se utilizó el test U de Mann-Whitney o la prueba t para muestras independientes, según la bondad del ajuste de los datos a la curva normal. El nivel de significación fue del 5%. Para el análisis de los datos se utilizó el procesador estadístico Epidat 4,1 (Xunta de Galicia, OPS, Universidad CES, Colombia, 2014).
Cuestiones éticas
La investigación se rigió por lo establecido por la Declaración de Helsinki de 1976 y, con el consentimiento informado de los adultos mayores estudiados, se solicitó la aprobación del Comité de Ética y del Consejo Científico de la institución.
Conflictos de intereses
Los autores declaran que no presentaban conflictos de intereses.
Resultados
En el estudio quedaron 45 ancianos; el 26% de los adultos mayores pertenecientes al consultorio escogido para la investigación.
En la Tabla II se muestra que predominaron las mujeres con el 64,44% y el grupo etario de 65 a 70 años con un 57,78%. Los sujetos con el nivel de escolaridad secundario para un 37,78% y los casados con el 66,67% fueron mayoría.
En los antecedentes patológicos personales se muestra un predominio de la HTA (80%). La ingestión de café prevalece hasta un 80%. El 60% consume menos de 3 medicamentos por día (Tabla III). Según el IMC, predomina la malnutrición por exceso en un 64,45%; principalmente el sobrepeso. Tan solo 2 pacientes estaban desnutridos, lo que representa un 4,44%. Según el MNA, no existieron pacientes con desnutrición y el 88,89% presentó un estado nutricional satisfactorio.
Los valores promedio de los indicadores bioquímicos se encontraban dentro de sus intervalos de referencia. Existieron diferencias significativas en talla, IMC y Hb entre los sexos (Tabla IV).
En la Tabla V se muestra las diferencias significativas en las medias de la edad, talla, pliegues cutáneos, circunferencia de pantorrilla y circunferencia abdominal entre los pacientes con normopeso y los que presentaron malnutrición por exceso; sin embargo, los parámetros bioquímicos no revelaron diferencias.
Discusión
Las mujeres predominaron en el estudio correspondiente con el realizado por Cabrera González en una comunidad urbana de la capital cubana.2 Según la edad, prevalecieron los sujetos entre los 65 y 70 años, lo cual corresponde con Tejera Ibarra.12
No se encontraron pacientes analfabetos, ya que el analfabetismo fue eliminado en nuestro país; lo que no coincide con un estudio realizado en el 2014 en Perú, donde se plantea un gran porcentaje de analfabetismo relacionado con la desnutrición.13
El estado conyugal casado es un aspecto positivo en la situación nutricional de los ancianos, ya que factores como: la soledad, falta de apoyo familiar y viudez hacen que muchas personas muestren una desmotivación por alimentarse e ingresar alimentos.2 En España, este dato corresponde con Méndez Estévez.14
Se observó un número mayor de afectados por la HTA, que coincide con Tejera Ibarra 12 y Domínguez Sosa.15 La prevalencia de hipertensión en los ancianos va desde el 60 al 72%. Los factores de riesgo más frecuentes en la aparición de esta entidad son: malnutrición por exceso, sedentarismo y dislipidemia.16
En la actualidad, la diabetes mellitus ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial: 246 millones de personas. Según la OMS, se debe sobre todo al sobrepeso y al sedentarismo.17 En Holguín, su prevalencia alcanza casi el 40% en los adultos mayores.10
En su estudio sobre centenarios diabéticos, Pimienta Suri plantea que, sufrir de diabetes en edades avanzadas aumenta el riesgo de muerte prematura, discapacidad física y mental.
Según diversos autores, la diabetes es una de las enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento.17
En Cuba la carga de la mortalidad por cardiopatía isquémica se ha reportado en reiteradas ocasiones con tendencia a incrementarse junto con la edad.18
Por su contenido de cafeína, el café es un estimulante cuyo consumo excesivo (más de 4 tazas al día) perjudica a la salud. También el hábito de fumar y la ingestión de bebidas alcohólicas deterioran la salud. En su investigación en centenarios, Camps Calzadilla revela que, el mayor porcentaje nunca había ingerido bebidas alcohólicas ni fumado.3
El alcoholismo acaba interfiriendo en la absorción y aprovechamiento de los nutrientes. Debido a la ingestión del tóxico, los alcohólicos suelen llevar una dieta desequilibrada con alteraciones en la absorción y el aprovechamiento de los nutrientes. En un estudio en el Hospital Psiquiátrico de Santiago de Cuba, Molina Hechavarría encontró que, el 75% de los pacientes tenían algún grado de malnutrición con predominio del sexo masculino.19
Los fármacos afectan a la nutrición de varias maneras. En el presente estudio el mayor porcentaje consumía menos de tres medicamentos por día; lo cual es un aspecto positivo, que no coincide con otros estudios.14
La comorbilidad de enfermedades crónicas requiere en muchas ocasiones el uso de múltiples fármacos que, como efecto secundario pueden producir: pérdida del apetito, náuseas, vómitos, disgeusia o disfagia. Unido a ello, las modificaciones terapéuticas de la dieta como la restricción de sal o grasa la hacen menos apetecible, por lo que su consumo disminuye.8,19
En cuanto al estado nutricional, predominó la malnutrición por exceso, que podría ser el rasgo fenotípico de los ancianos que viven en la comunidad. Los autores consideran que, muchos de ellos no participan en los círculos de abuelos, ya sea por limitaciones físicas que conllevan a un estilo de vida sedentario o porque tienen a su cargo la dirección del hogar y se dedican al cuidado de los demás. Estos resultados coinciden con series similares.2,20,21
El entorno donde se desempeña el anciano puede permear su estado nutricional. Siguiendo esta línea, la desnutrición podría ser la marca distintiva de las comunidades precarias social y económicamente.2) En este estudio, la baja tasa de desnutrición encontrada en la comunidad, refleja una población anciana con un envejecimiento exitoso en un entorno socioeconómico y cultural favorable. Esta aseveración se corrobora por el bajo porcentaje de ancianos con desnutrición, según el IMC.
El MNA ha sido una herramienta útil para evaluar el riesgo de malnutrición de los adultos mayores.11,20 Validada en Francia y México, contempla variables antropométricas, valoración global como: estilos de vida, medicación y movilidad; la evaluación dietética mediante ingesta y consumo de alimentos y, apreciación global subjetiva como: autopercepción de la salud y estado nutricional.20 Los autores consideran que, a pesar de su valor para el diagnóstico precoz de la desnutrición en el anciano, la MNA no cuenta con la sensibilidad ni especificidad para detectar la malnutrición por exceso. Estos resultados coinciden con otros estudios. (2,14,20
La talla presenta una reducción concomitante con la edad, influida por factores orgánicos, intrínsecos o extrínsecos. Aun en edades avanzadas, los hombres poseen mayor talla que las mujeres y por consiguiente menor IMC. (22
Diversos parámetros bioquímicos se utilizan como marcadores nutricionales.22 No se encontraron pacientes anémicos en el presente estudio. La media de este valor en los hombres se mantuvo en niveles más altos, pues es bien conocido que los hombres tienen niveles mayores de Hb que las mujeres. (23
En ambos sexos el recuento de linfocitos se mantuvo dentro de rangos normales. No se observaron diferencias significativas de los triglicéridos y colesterol séricos en ambos grupos. Los valores de los indicadores bioquímicos se encontraron dentro de sus intervalos de referencia, lo que coincide con Cabrera González. (2
De acuerdo con el estado nutricional de los pacientes estudiados, se observó un predominio de la malnutrición por exceso entre las edades de 65 a 70 años y, los pacientes normopesos prevalecen en el grupo entre 71 y 75 años. Los autores consideran su relación con la presencia de la sarcopenia, que comienza a hacerse más evidente a medida que aumenta la edad. En La Habana, un trabajo en discapacitados mostró también una elevada prevalencia de malnutrición por exceso.24
Los pliegues subescapulares, suprailíacos y tricipitales y las circunferencias de pantorrilla y de la cintura presentaron una media mayor en el grupo de la malnutrición por exceso; lo cual nos demuestra que el IMC está directamente relacionado con la medida de los pliegues y circunferencias del cuerpo, resultados que coinciden con otros estudios.2,20,21
Conclusiones
Predominaron las mujeres casadas con bajo nivel educacional y antecedentes de HTA, consumo de café y polifarmacia. En la valoración nutricional fueron mayoría los pacientes con malnutrición por exceso, y en la miniencuesta nutricional predominaron los pacientes con estado nutricional satisfactorio.
Se recomienda realizar estudios de intervención en los pacientes identificados como malnutridos, para influir de forma positiva sobre su estado nutricional.