Introducción
En todas las unidades del Sistema Nacional de Salud cubano se realizan acciones de educación para la salud. Se plantea la necesidad de la promoción de salud y la prevención de las enfermedades bucales, hecho que supone la participación activa de la población.(1)
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la adolescencia abarca el 2do decenio de la vida, desde los 10 hasta los 19 años cuando el individuo progresa desde la aparición inicial de las características secundarias hasta la madurez sexual.2
Por ser un período crítico de constantes cambios en el desarrollo físico, psíquico, social y familiar, la adolescencia se considera como una etapa de riesgos, donde crece el riesgo de enfermedades y alteraciones de la personalidad.3
Dentro de las enfermedades bucodentales más comunes en la adolescencia se encuentran la caries dental, las periodontopatías y las maloclusiones; además deben incorporarse a los individuos elementos cognoscitivos que los preparen para enfrentar otros problemas en el transcurso de su vida como los traumas dentarios y el cáncer bucal. (3
Es tarea de los trabajadores de la salud contribuir a la educación sanitaria de los adolescentes y jóvenes, para dotarlos no solo de conocimientos teóricos en materia de salud oral, sino de un comportamiento adecuado para mantener una buena salud bucal, junto a cambios favorables en sus comportamientos que redunden en un mejoramiento de su estado general de salud.
Otras técnicas para facilitar el aprendizaje son: las técnicas afectivo-participativas, la creatividad y los juegos didácticos en función de un tema específico, con un objetivo concreto y en correspondencia con la edad de los participantes con quienes se trabaja.4,5
En Holguín,6-9 se han publicado intervenciones educativas para mejorar el estado de salud bucal de la población, pero aún son insuficientes las actividades de promoción de salud, por lo cual se plantea el siguiente problema científico:
-¿Cómo favorecer el mejoramiento del nivel de conocimientos de los adolescentes sobre salud bucal?
La presente investigación se realizó con el objetivo de evaluar la efectividad de un programa educativo, sobre la modificación del nivel de conocimientos sobre salud bucal, en adolescentes de una secundaria básica.
Métodos
Se verificó una investigación cuasiexperimental sin grupo control de tipo intervención comunitaria, durante septiembre del 2014 hasta febrero del 2015. El universo estuvo constituido por los 158 estudiantes de 9no grado de la ESB Rafael Freyre Torres, del municipio homónimo de la provincia de Holguín, Cuba. En dicha institución se seleccionó una muestra de 50 adolescentes, a través de un muestreo probabilístico aleatorio simple.
Se excluyó de la investigación a los estudiantes que se encontraban de certificado médico o fuera de la institución, durante alguna etapa del estudio.
Se estudió la variable dependiente: Nivel de Conocimiento sobre Salud Bucal y las independientes: Condición de la Higiene Bucal, Conocimiento sobre la Técnica del Cepillado, Nivel de Conocimiento sobre Prevención de la caries dental, periodontopatías, traumatismos y cáncer bucal.
La investigación se dividió en 3 fases: etapa diagnóstica, de intervención propiamente dicha y de evaluación. Durante el ciclo diagnóstico se aplicó un cuestionario que permitió determinar el nivel de conocimiento que poseían los adolescentes sobre salud bucal, antes de la intervención. A la encuesta se le otorgaron 100 puntos.
Se consideró un nivel de conocimiento sobre salud bucal bueno cuando el estudiante obtuvo de 100 a 80 puntos en la calificación general de la encuesta, regular entre 79 a 60 puntos y malo al alcanzar menos de 60 puntos. Tomando en cuenta las preguntas referentes a la forma y frecuencia del cepillado se evaluó el conocimiento sobre técnica del cepillado; otorgando la categoría adecuado si obtenían más del 50% de la suma del total de la puntuación de estas preguntas, e inadecuado si alcanzaban el 50% o menos.
El Nivel de Conocimiento sobre Prevención de la caries dental, periodontopatías, traumatismos y cáncer bucal se juzgó como bueno cuando el encuestado obtuvo una puntuación del 80% o más de la suma del valor de las preguntas concernientes al tema, regular si obtuvo del 79% al 51% de los puntos y malo el 50% o menos.
Se realizó a los estudiantes un control de la placa dentobacteriana, con el fin de precisar la condición de la higiene bucal antes de la instrucción. Para ello se emplearon la luz natural, depresores linguales y tabletas de PlacDent como agente revelador de placa. Se utilizó el Índice de Análisis de la Higiene de Love, donde se reconoció como higiene bucal eficiente los casos en que el resultado fue menor o igual al 20%, y deficiente mayor del 20%.10
En la 2da etapa se puso en práctica el Programa de Intervención Educativa “Nuestra meta: una boca sana”, constituido por las siguientes sesiones:
1ra ¿Quiénes somos y a qué venimos?: sobre introducción al programa.
2da ¿Qué sabes de los dientes?: acerca de las generalidades sobre dentición y prevención de las maloclusiones.
3ra Cuido mis dientes: con respecto a la caries dental y formas de prevenirla.
4ta Mis encías sanas: sobre enfermedades periodontales.
5ta ¡Bum!: en cuanto a fracturas dentarias.
6ta ¿Cáncer?: acerca del cáncer bucal y método del autoexamen bucal.
7ma Demuestra lo que sabes: para la integración de conocimientos.
Las reuniones se realizaron con frecuencia semanal, de duración variable según el contenido por tratar. Predominó la utilización de técnicas afectivo-participativas, de actuación, vivencial y audiovisual.
Luego de la aplicación del programa, nuevamente se realizó el control de placa dentobacteriana y la encuesta, para determinar el conocimiento de los adolescentes después de la intervención, por el que se evaluó el cumplimiento del objetivo trazado. A cada adolescente se le entregó un diploma de participación en el programa educativo y a los estudiantes más destacados se les hizo un reconocimiento verbal.
Análisis estadístico
Para determinar la asociación de variables se aplicó la prueba de hipótesis no paramétrica de Chi-cuadrado de independencia.
Para comparar los porcentajes antes y después de la intervención se empleó el Test de McNemar, para comparar 2 proporciones de muestras pareadas.
El nivel de significación escogido fue del 5%.
Los datos se analizaron en EPIDAT 4,2 (Xunta de Galicia, España; Organización Panamericana de la Salud; Organización Mundial de la Salud y la Universidad CES, Colombia; 2016).
Cuestiones éticas
Estudiantes y padres dieron su consentimiento informado para la realización de esta investigación, aprobada previamente por el Consejo Científico.
Resultados
Antes de la intervención, el nivel de conocimiento sobre salud bucal fue regular. Se presentó con mayor frecuencia en el 50% de los individuos. Después de esta, predominó el nivel de conocimiento adecuado representando por el 86% (tabla I).
Antes de la intervención se observó el 64% de higiene bucal deficiente, mientras que después de la intervención predominó una higiene bucal eficiente (tabla II).
La mayoría de los adolescentes tanto con conocimiento adecuado como inadecuado sobre técnica del cepillado presentaban antes de la intervención una higiene bucal deficiente, ya que el 65,2% de los que poseían conocimiento adecuado y el 63% de los que tenían conocimiento inadecuado presentaban una deficiente higiene bucal (tabla III).
Después de la intervención predominó la higiene bucal eficiente en los adolescentes con conocimientos adecuados sobre técnica del cepillado, para el 85,4%, mientras que en aquellos con conocimientos inadecuados predominó la higiene deficiente, para el 88,9% (tabla IV).
Antes de la intervención la mayoría de los adolescentes (44%), presentaba un conocimiento regular sobre caries dental y periodontopatías. Después de esta predominó el nivel de conocimiento adecuado hasta el 76%. Antes de la intervención, el nivel de conocimiento sobre traumatismos dentarios era regular; luego de la aplicación del programa educativo sobresalió el nivel de conocimiento adecuado. Además, antes de la intervención el 94% de los encuestados exhibía un nivel de conocimiento malo sobre cáncer bucal, pero después de esta predominó el nivel de conocimiento bueno (tabla V).
Discusión
En cuanto al nivel de conocimiento de los adolescentes sobre salud bucal, los resultados de este estudio coinciden con los hallazgos encontrados por Ayala Pérez,11 ya que en su trabajo observó que el nivel de conocimiento antes de la intervención estaba en la categoría de regular (42%), dato que demostró la necesidad de una intervención educativa.
Al evaluar el tema después de la intervención, se aprecia cómo los valores más altos se desplazan hacia la categoría buen nivel de conocimiento, resultados similares a los que obtuvo Torres Mahy,12 al observar que de los 39 adolescentes (97,5%) con conocimiento inadecuado antes de la intervención, 37 (94,9%) lograron modificarlos hasta adecuado.
Antes de la intervención, la mayor parte de los adolescentes poseían una higiene bucal deficiente. Ayala Pérez 11 obtuvo resultados similares, al aplicar el Programa Educacional de Salud Bucodental en el que prevaleció la higiene bucal deficiente en ambos grupos, con el 35,1% en el grupo estudio y el 32,9% en el grupo control. Por su parte Torres Mahy12 obtuvo que el 89,2% tenía higiene bucal adecuada luego de la instrucción. Asimismo, Soto Ugalde13 encontró que el 73% de su grupo de estudio realizaban el cepillado de forma incorrecta, pero luego de la intervención logró el 86,2% de pacientes con una adecuada higiene oral.
En su trabajo sobre el nivel de educación para la salud en adolescentes, Tamara Zubarew14 demuestra que antes de la aplicación del programa, el mayor porcentaje alcanzó la categoría de regular. En Ecuador, un estudio en mujeres adolescentes embarazadas mejoró los conocimientos sobre la salud periodontal con un programa de intervención educativa.15
En otras investigaciones como las de Torres Mahy12, Soto Ugalde13 y Dobarganes Coca,16 los resultados son similares a los obtenidos por los autores, con predominio de la higiene inadecuada y el cepillado incorrecto. Los resultados de la prueba de hipótesis permiten afirmar con el 99% de confianza, que antes de la intervención en la población en estudio no existía asociación entre el conocimiento sobre higiene bucal y la eficiencia del cepillado en los adolescentes; pero después de concluida, la asociación entre estas dos variables fue positiva.
La clave del éxito es romper la comunicación unidireccional y lograr la interrelación con el paciente, explorando sus costumbres y su gama de intereses, sin pretender cambiar sus actitudes a través del diálogo dinámico y un ambiente de complicidad entre el profesional y el individuo, para comprender que la responsabilidad del cuidado de la salud comienza en el hogar.
Eduardo Tascón 17 plantea que se deben diseñar intervenciones preventivas, en las que se se enfatice sobre los efectos del azúcar, las bacterias y la mala higiene oral en la génesis de la caries dental.
En su estudio en Colombia, obtuvo que con respecto a las percepciones de los adolescentes encuestados, el 57% creía que la caries es una enfermedad; el 22% no la consideraba así y el 21% no sabía cómo catalogarla.
Legañoa Alonso18 obtuvo que su población tenía un nivel de información insuficiente sobre traumatismos dentoalveolares. Leyva Labrador 19 al analizar el nivel de conocimiento de educadoras y auxiliares pedagógicas de círculos infantiles acerca de la prevención del trauma dental, encontró en ambas predominio de la categoría regular. Por otra parte en un estudio hecho por Legrá20 prevaleció la evaluación de mal.
Un estudio de Graciela M. Robledo 21 en la ciudad de Córdoba, Argentina, mostró que el 41% de las personas entrevistadas desconocía la existencia del cáncer bucal. Resultados similares obtuvo la doctora Quirós Aluija 22 al encontrar que en el 58% de la población que investigó predominaba un nivel de conocimiento insatisfactorio.
Un estudio afín realizado en Limonar, provincia de Matanzas, por Hernández Meléndez 23 alcanzó bajos niveles de educación sobre este tema, lo cual constató la necesidad de incrementar la educación para la salud.
Es evidente la necesidad de aumentar el nivel de información a la población acerca de la prevención de cáncer bucal, para desarrollar el conocimiento del riesgo, ya que una adecuada percepción es el eslabón inicial del discernimiento y procesamiento de toda información.
Conclusiones
Antes de la intervención, el nivel de conocimiento de los adolescentes sobre salud bucal educativa fue en su mayoría regular y bueno después de esta. La mayor parte de los adolescentes poseían inicialmente una higiene bucal deficiente, pero después de la intervención la mayoría fue eficiente. La aplicación del programa educativo “Nuestra meta: una boca sana” demostró resultados satisfactorios en cuanto a la modificación de los conocimientos sobre salud bucal.