Introducción
La prevalencia de la enfermedad renal crónica avanzada constituye un problema que cada vez tiene mayor repercusión en todo el mundo;1) de la disposición de un acceso vascular adecuado depende la calidad de la hemodiálisis, por lo que se mantiene una relación directa con la morbi-mortalidad y la calidad de vida de los pacientes.2,3
El acceso vascular ideal debe reunir, al menos, tres requisitos: permitir el abordaje seguro y continuado del sistema vascular, proporcionar flujos suficientes para aportar la dosis de hemodiálisis adecuada y carecer de complicaciones.4,5,6,7,8) Entre estos, los utilizados con mayor frecuencia son la fístula arterio-venosa autóloga (FAVa), el injerto o fístula arterio-venosa protésica (FAVp) -habitualmente de poli-tetra-fluoro-etileno expandido (PTFE)- y el catéter venoso central.9,10) El que más se aproxima al acceso vascular ideal es la FAVa,11,12,13,14 que tiene la morbilidad y la tasa de complicaciones más baja.15,16,17
En cuanto a su localización, las fístulas arterio-venosas distales resultan las de primera elección, por ser las de mayor supervivencia y tener menos complicaciones,4,11 a pesar de que se plantea que una localización distal está directamente relacionada con un mayor fallo de estas, tanto primario como secundario.1,4 Se estima una tasa de fallo primario para las FAVa del 23 %, significativamente mayor en las FAVa distales (28 %) que en las proximales (20 %).5
Como primera opción para crear una FAV se propone la FAVa radio-cefálica, por tener una baja incidencia de complicaciones, presentar una excelente tasa de permeabilidad y de utilización a largo plazo, ser fácilmente abordable, con un flujo suficiente, y ofrecer la posibilidad de realizar fístulas más proximales.6,11,18
Las FAVa humero-cefálicas representan la segunda opción. Cuando estas no son posibles de realizar, se recomienda considerar la confección de una FAVa humero-basílica, la cual puede realizarse en uno o dos tiempos quirúrgicos.2,5,7,9
En el caso de que no existan venas adecuadas que permitan realizar una FAVa, se recomienda una FAVp.5,6,11) Como en el caso de las FAVa, se intentará su confección lo más distal posible, ya que cuanto más distal sea, mayor resultará el riesgo de fallo precoz; y cuanto más proximal, el de isquemia.4
La principal ventaja de la FAVp con respecto a la FAVa reside en su menor riesgo de trombosis primaria -solo un 0 %-13 % de fallo primario para las FAVp en antebrazo y 0 %-13 % para las FAVp en el brazo- frente al elevado riesgo de trombosis inmediata (5 %-30 % para las FAVa radio-cefálicas), como al fracaso en la maduración (28 %-53 %).5
En alrededor del 15 %-20 % de los casos, la trombosis se debe a causas no anatómica; sin embargo, la probabilidad de que ocurra una trombosis depende de múltiples factores: la anatomía de la fístula, el lugar de la anastomosis, la selección del material protésico, la calidad de las arterias, las venas del paciente y la compresión externa que se le aplica al injerto.8
Otros factores a los que se les atribuyen habitualmente el fallo de las FAV son la edad avanzada, los factores metabólicos, las cardiopatías, el estado inflamatorio persistente, los estados de hipercoagulabilidad, la hipotensión, los portadores de un catéter venoso central y la técnica de punción.1
Además, existen otras complicaciones no trombóticas: la formación de aneurismas y pseudo-aneurismas, la isquemia, el síndrome del robo, la hemorragia y la rotura del acceso, las infecciones, la isquemia distal y la hipertensión venosa.1) De este modo, se plantea que pueden necesitarse múltiples intervenciones para mantener la permeabilidad y la función de las fístulas,12 lo que contribuye a que el gasto sanitario sea elevado -se reportan aproximadamente $ 34 mil millones de USD invertidos en 2015 solo en EE. UU., de los cuales una parte importante está relacionada con el establecimiento y mantenimiento del acceso vascular,15 con costos superiores a 700 millones.7
En Canadá, la media general de costo en la gestión del acceso vascular osciló entre CAN $ 4641 y $ 8152 en pacientes que recibieron FAVa y FAVp, respectivamente,10) con costos más bajos para las FAVa, ya que estas requieren una frecuencia siete veces mayor de intervenciones que las FAVa para mantener el funcionamiento y una mayor morbi-mortalidad.7,10
Por lo anterior, fue objetivo de este trabajo caracterizar a los pacientes a los que se les confeccionó fístulas arterio-venosas para hemodiálisis.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo retrospectivo en 73 pacientes, a los que se les confeccionó una FAV para hemodiálisis en el Instituto Nacional de Angiología y Cirugía Vascular (INACV). El período de estudio osciló entre enero y diciembre de 2019. Se revisaron las historias clínicas y los informes operatorios de las 93 FAV confeccionadas.
Se excluyeron del estudio aquellos pacientes que fallecieron durante este período o que acudieron a la consulta con alguna complicación de la FAV, pero esta no había sido realizada durante el estudio.
Se le solicitó al Departamento de Archivo y Estadística del INACV el total de historias clínicas e informes operatorios de los pacientes a los que se les confeccionó una FAV. Se extrajeron de ellas las siguientes variables: edad, sexo, tipo de FAV (autóloga o protésica), localización (radio-cefálica, humero-cefálica, humero-basílica, humero-humeral y humero-axilar), complicaciones (infección, trombosis, sangramiento, hematoma, hipertensión venosa) y tratamiento quirúrgico de las complicaciones (trombectomía, exploración vascular más hemostasia y exéresis protésica).
Debido a que los pacientes podían presentar varios intentos de confección de FAV, para recoger la variable edad se tomaron los años que tenía el paciente en el primer intento. Se creó una base de datos para el procesamiento estadístico de la información recogida. Se calcularon las frecuencias absolutas y relativas como medida de resumen para las variables cualitativas.
Resultados
Se encontró un predominio del sexo masculino y del grupo de edades de 51 a 60 años, seguido por de 61 a 70 años y de 71 a 80 años (Tabla 1).
Nota: Los porcientos fueron calculados sobre el total de pacientes (n = 73).
Fuente: Historias clínicas.
Al tener en cuenta que los pacientes pudieron presentar más de un intento de FAV por el fracaso de la realizada previamente, se observó que durante el período de estudio se hicieron en total 93 FAV; las más frecuentes fueron las autólogas y, dentro de estas, predominaron las radio-cefálicas (Tabla 2).
Nota: FAV = fístula arterio-venosa, R-C = radio-cefálica, H-C = humero-cefálica, H-B = humero-basílica, H-H = humero-humeral, H-A = humero-axilar. Los porcientos fueron calculados sobre el total de las FAV (n = 93).
Fuente: Historias clínicas.
El análisis del tipo de complicación, según el tipo de FAV realizada, demostró que se presentaron 46 complicaciones. La más frecuente fue la trombosis, el 27,3 % de las autólogas y el 20 % de las protésicas; le siguieron en frecuencia la hipertensión venosa y la infección (Fig. 1).
El análisis del tipo de complicación según la localización demostró que la FAV que más complicación del tipo trombosis presentó, fue la radio-cefálica, seguida en orden de frecuencia por la humero-cefálica; y la FAV que más complicación del tipo hipertensión venosa mostró, resultó la humero-basílica, seguida por la humero-cefálica (Fig. 2).
Al analizar el tipo de tratamiento quirúrgico para las complicaciones, se observó que se realizaron un total de 23 (50 %). La confección de una nueva FAV fue el más frecuente y se realizó una sola trombectomía, exploración vascular más hemostasia y exéresis protésica, respectivamente. El resto de las complicaciones no requirió tratamiento quirúrgico o los pacientes decidieron no realizarlo (Tabla 3).
Discusión
Los resultados de este estudio se encuentran en correspondencia con otros revisados, que plantean que la confección de las FAVH es más frecuente en el sexo masculino,2,8,13 y en pacientes mayores de 50 años.8,13,19
En este trabajo se constató que la FAV más realizada fue la autóloga, que un pequeño porciento de pacientes requirió más de un intento y que la localización más frecuente resultó la radio-cefálica, lo que se asimila a lo reportado en otros estudios.2,8,13,20
Nordyke y otros20 informan que, de un total de 50 824 FAV realizadas, 38 035 fueron FAVa -el 13 % tuvieron 2 o más intentos- y 12 789 FAVp -el 10 % presentó múltiples intentos.
En Venezuela, otra investigación encontró que el 78,3 % de las FAV realizadas fueron autólogas, el 21,7 % protésicas (PTFE) y la localización más frecuente resultó la radio-cefálica (63,3 %), seguida de la humero-cefálica (18,3 %).8
En un estudio realizado en México hallaron que el 97,5 % de las FAV realizadas fueron autólogas y el 2,5 % protésicas, pero en este trabajo las FAV autólogas más realizadas resultaron la humero-cefálica (52,25 %), las braquio-medianas (16,25 %) y las radio-cefálica (15,5 %).2
Por otra parte, Misskey y otros13 informaron que el 56,7 % de las FAV eran radio-cefálica y el 43,3 % humero-cefálica.
En este estudio se encontró, además, que la principal complicación de las FAV fue la trombosis, lo que conlleva a la falla primaria del acceso, al igual que lo reportado por otros autores; en el resto de las complicaciones es muy variable su frecuencia.2,8
Linares y Gotera8 observaron que la complicación más frecuente en los pacientes con FAV fue la trombosis en el 10 %. Seguidamente, se registró flujo insuficiente con un 3,3 % y en tercer lugar se ubicó la infección con un 1,6 %.
En otro estudio realizado por Casares y otros2 se constató que las complicaciones se presentaron en 49 pacientes (12,5 %): trombosis (51 %), robo (21 %), hipertensión venosa (18 %) y psudo-aneurismas anastomóticos (10 %).
En la revisión realizada por Allon10 se recogió una tasa de falla primaria de las FAVa aproximadamente un 20 % mayor que la de los FAVp. Específicamente en un estudio llevado a cabo en Birmingham, Alabama, se observaron tasas de falla primaria del 38 % y 15 % para FAVa y FAVp, respectivamente; del mismo modo, en Toronto, Canadá, se informaron tasas de fallo primario del 40 % y el 19 % para FAVa y FAVp, respectivamente.
Todo esto conlleva a que un porciento no despreciable de las FAV requiera de procedimientos adicionales de diferentes índoles para lograr su rescate y mantener su correcto funcionamiento. En este estudio se halló que no se realizó dicho rescate y que el proceder más utilizado fue la confección de una nueva FAV, lo que difiere de lo reportado por otros autores.2,10,13
En este sentido, en Venezuela se encontró que, de los 49 pacientes que presentaron complicaciones, 33 requirieron tratamiento quirúrgico: en el 27 % de estos se logró el rescate del acceso, en el 61 % se realizó el desmantelamiento de la FAV y al 12 % se les colocó catéter permanente.2
En el estudio de Misskey y otros13 hay que añadir que el 24,2 % de las FAV creadas requirió procedimientos adicionales para facilitar su maduración, tanto endovasculares como quirúrgicos, y de estas el 34,9 % finalmente fallaron.
En la revisión bibliográfica de Allon,10 este señaló que entre el 27 % y el 58 % de las nuevas FAV requirieron, con frecuencia, intervenciones adicionales para lograr una correcta maduración; además de que las FAVa demandaron menos intervenciones que las FAVp.
Se puede concluir que los pacientes a los que se les confeccionó fístulas arterio-venosas eran predominantemente adultos mayores del sexo masculino y las más realizadas fueron las autólogas radio-cefálicas. Como principal complicación de las fístulas apareció la trombosis y se realizaron escasos procederes para el rescate de estas.
Se recomienda realizar estudios donde se determinen las principales causas que motivan el fallo de las FAV y la factibilidad de realizar su rescate.