INTRODUCCIÓN
Para alcanzar los objetivos educativos en la formación integral de los estudiantes de Ciencias Médicas, hay que apoyarse en el ejemplo que nos legaron los patriotas que lucharon por la independencia y contribuyeron a la formación de la nacionalidad.1,2
Entre los principales lineamientos de trabajo que se establecen en el manual metodológico “El trabajo educativo y la extensión universitaria en las ciencias médicas”, se plantea:
Alcanzar la formación integral de los estudiantes sobre la base de la formación y consolidación de valores.
Elevar el nivel de preparación político ideológico de los estudiantes, profesores y trabajadores.
En el propio manual, en el apartado “Disciplinas curriculares que tributan de forma especial a la formación de valores”, se incluye la Historia de Cuba, que contribuye a ello a través de: “La argumentación mediante ejemplos históricos concretos de la nación y la localidad, del papel de los trabajadores del sector Salud Pública, en las luchas del pueblo cubano por la conquista de su independencia y la defensa de la cultura nacional”.1,3
Como para argumentar con ejemplos históricos concretos primero los profesores deben conocerlos, se realiza una investigación histórica sobre el Generalísimo Máximo Gómez Báez y su relación con médicos matanceros u otro personal de la salud recogido en la historiografía.
Los objetivos del presente trabajo son dar a conocer los médicos matanceros que se relacionaron con el general Gómez Báez durante la lucha contra España; elaborar una herramienta útil para los profesores de las Universidades de Ciencias Médicas, que contribuya a la formación de valores en estudiantes y trabajadores de los servicios de salud, basados en ejemplos de las guerras por la independencia; describir una variante a profesores de diferentes materias para complementar el estudio de otros patriotas relacionados con su especialidad, para el alcance de los objetivos educativos y formación integral de sus estudiantes; y complementar el conocimiento de profesores y estudiantes de la enseñanza superior cubana sobre patriotas destacados para el incremento de su cultura general integral.
DESARROLLO
La historiografía cubana, en múltiples libros y artículos impresos o en formato digital, recoge una gran cantidad de información sobre las hazañas de Máximo Gómez, su influencia militar y político-social en la conformación de la nacionalidad cubana, que están asequibles para profundizar en ellos.
Máximo Gómez Báez, nació en Bani, Santo Domingo, el 18 de noviembre de 1836. Sus padres fueron Andrés Gómez Guerrero y Clemencia Báez Pérez. Bernarda del Toro (Manana) fue su esposa, y lo acompañó a la manigua cubana durante la Guerra de los Diez Años. Tuvieron varios hijos; uno de ellos Panchito Gómez Toro nació en el campamento de La Reforma, Sancti Spiritus, el 11 de marzo de 1876, llego a ser ayudante de José Martí en la Guerra del 95 y junto a él cayó en Dos Ríos, Oriente.
El 22 de diciembre de 1856, con sólo 20 años, y desde las filas del ejército colonialista español, Gómez tuvo su bautismo de fuego en su patria dominicana, en el combate de Santomé, lugar próximo a la frontera con Haití. Llegó a Santiago de Cuba el 13 de julio de 1865. En 1866 solicitó su licenciamiento del Ejército Español y arrendó una pequeña finca en El Dátil, jurisdicción de Bayamo, donde se radicó con su familia,2 se vinculó con conspiradores independentistas y se afilió a la logia masónica “Gran Oriente de Cuba y Las Antillas” (GOCA). Según el Dr. en Ciencias Históricas Eduardo Torres-Cuevas,3 perteneció a la de Jiguaní, junto a Donato Mármol y otros patriotas.
Principales acciones combativas y campañas militares en las que Gómez participó.
Acciones en la Guerra del 68.
Gómez se incorporó desde sus inicios a la guerra de liberación nacional cubana, el 16 de octubre de 1868, con los grados de sargento. Dos días después Carlos Manuel de Céspedes, teniendo en cuenta su experiencia combativa, lo nombra mayor general del Ejército Libertador (EL), grado al que fue ascendido en la finca Santa Isabel, poniéndosele bajo el mando del Mayor General Donato Mármol.
Al ser emitida la Ley de Organización Militar de julio de 1869, que oficializaba los nombramientos en cargos de mayores generales otorgados a los mambises, Gómez quedó entre los cinco nombrados en la región de Oriente debido a su desempeño en acciones combativas como la del 26 de octubre de 1868 en Pinos de Baire, donde dirigió la primera carga al machete contra los españoles, y la del ataque a Jiguaní, del 8 al 11 de febrero de 1869; “el arrendatario Máximo Gómez obtenía, a fuerza de coraje y machete, el más alto grado del ejército cubano en su primer otorgamiento”.4,5
Entre los centenares de acciones combativas en que participó Gómez, y para que se tenga idea del inmenso trabajo desarrollado por el personal médico, de enfermería y sanitario en las guerras de independencia, se mencionarán solo algunas de las más importantes.
El historiador Loyola Vega explica que en el período 1873-1874 se efectuaron en las sabanas del territorio del Centro, varios de los más importantes combates de la Guerra de los Diez Años y los sintetiza:
El combate de La Sacra (9 de noviembre de 1873), representó para los españoles más de 100 bajas.
Palo Seco (2 de diciembre de1873), una gran carga de caballería, según Máximo Gómez, dejó entre los españoles más de 300 muertos.
El Naranjo-Mojacasabe (11-12 de febrero de 1874), según un estimado conservador, causó más de 100 muertos a los colonialistas.
Las Guásimas (15-19 de marzo de 1874) significó, en saldo no precisado de entre 500 y 1 100 enemigos muertos y heridos.5
Gómez cruzó la trocha Júcaro-Morón por primera vez el 6 de enero de 1875, “con una columna invasora de 1 164, (…), sus tropas tuvieron 6 bajas de infantería y él fue herido levemente en la garganta”.6 Esa fue la única herida recibida en la Guerra de los Diez Años. Fue atendido por el coronel José Figueroa Vélis (1842-1877), médico nacido en Colón, Matanzas, quien se considera el primer médico matancero en relacionarse con el Mayor General Gómez.
Principales acciones en la Guerra del 95.
El Generalísimo encabezó la invasión a Occidente junto con el Mayor General Antonio Maceo. Según el historiador Loyola Vega, Martínez Campos llegó a tener 250 000 hombres en la mayor de Las Antillas, para oponer a 4 000 mambises invasores, cerca de 50 españoles por cada combatiente cubano. La campaña invasora fue la hazaña político-militar más grande e importante del siglo xix en América Latina.7
Combatieron en Mal Tiempo, a tres kilómetros de Cruces, actualmente en la provincia Cienfuegos, el 15 de diciembre de 1895, contra más de 550 efectivos españoles; les causaron más de 300 bajas (muertos 147), se apoderaron de 210 fusiles, un botiquín médico y la bandera del Regimiento de Canarias.8 Allí se incorporó a la invasión el coronel Juan Bruno Zayas Alfonso, médico, con 400 villareños. Su papel fundamental en la guerra fue como jefe, pero realizó también tareas asistenciales. Reflejar un botiquín médico en el botín obtenido da la medida de la importancia de los recursos para la atención de los heridos en la guerra y su contribución a la estabilidad psicológica de los combatientes en esas situaciones tan estresantes.
El General de Brigada Miró Argenter, Jefe de Estado Mayor de la Columna Invasora, en sus Crónicas de la Guerra narra: “Todo el terraplén está empedrado de cadáveres.(…). El botín de guerra ha sido abundante: se han recogido 150 fusiles máuser, 60 rémington, 6 cajas de municiones, (…), el botiquín y la bandera”. Más adelante escribe que las bajas cubanas fueron 23 heridos y 4 muertos.9
El 20 de diciembre de 1895, la Columna Invasora penetra en la provincia de Matanzas bajo el mando de los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo. El Ejército Español disponía allí de 25 000 efectivos regulares, bien armados, contra los aproximadamente 2 000 hombres mal equipados que ellos traían.
En su “Nota al lector” del libro Apuntes autobiográficos de la vida de Ricardo Batrell Oviedo, el cor(r) René González Barrios escribió: “(…), analiza con crudeza y meridiana claridad el mundo de la manigua redentora entre 1896 y 1898, en el micro universo de las provincias de Matanzas y La Habana. Fue uno de los más cruentos teatros de operaciones militares de aquella contienda bélica”,10 las acciones del Ejército Libertador en esas provincias revisten una complejidad notoria y otro tanto su aseguramiento médico.
En el territorio matancero se destacan los combates de Coliseo, Calimete, la contramarcha estratégica protagonizada por Gómez y Maceo, la batalla del Hato de Jicarita, dirigida por el General de Brigada Lacret Morlot (3 al 6 de julio 1896),11 y la de El Purgatorio, Ceiba Mocha, comandada por el General de Brigada Pedro Betancourt Dávalos (3 de diciembre de 1896).12
Por todas las acciones combativas dirigidas por él, hasta los enemigos reconocieron la valía de Gómez. Tal es el caso del presidente del gobierno español de la época, Cánovas del Castillo, quien lo calificó como “el mejor general de ambos bandos en la guerra de Cuba”.13
Al valorar las actividades combativas del Generalísimo durante la Invasión y en su retorno a Las Villas, y considerando la necesidad de profundizar en la divulgación de la historia local, deben quedar determinadas y plasmadas las relaciones personales y la participación en las acciones militares de las personalidades médicas matanceras siguientes:
1- General de Brigada Eusebio Hernández Pérez (1853-1933), médico matancero, colombino, que fue director del hospital de Tegucigalpa, Honduras, donde se vinculó con el Mayor General Máximo Gómez, quien en los años 80 del siglo XIX era jefe militar del puerto de Amapala y de San Pedro Sula. Como parte del Plan Gómez-Maceo, Eusebio Hernández debía salir para Cuba en una expedición desde Kingston con Agustín Cebreco, José Maceo y otros patriotas.14 En el capítulo donde se analiza ese Plan, en el tomo 3 de la Historia Militar de Cuba, se menciona nueve veces al Dr. Eusebio Hernández, que aún no tenía grados militares, lo que demuestra su importante participación en él.
En su diario de campaña Gómez lo menciona algunas veces. En la página 241 escribió: “Mayo 10 (…) caigo gravemente enfermo, ataque fulminante de pulmonía (…) Mañana también se enferma, dos niños y pierdo a mi hija Margarita que murió el 15 de mayo. Ocurrió (acudió) a mi gravedad desde Tegucigalpa el doctor Don Eusebio Hernández, pero cuando él llegó ya había pasado la crisis. Le estoy muy agradecido”.15 El Dr. Eusebio, al narrar esa difícil travesía, escribió: “(…) el general Gómez estaba grave con pulmonía en San Pedro Sula (…). Mis jornadas fueron de 30 leguas por días, descansaba una hora y marchaba de día y de noche. A los tres días tuvieron que desmontarme en la morada del general Gómez. Nadie había hecho un viaje tan rápido en la República de Honduras (…). El general Gómez se curó y en su morada nos reunimos Maceo, él y yo”.16 ¡Qué gran honor para ese médico estar reunido junto a esos próceres!
Lo menciona Gómez de nuevo en febrero de 1885; escribió: “(…) tomo el tren hasta Tampa y de allí el vapor -llegando al Cayo de día- (…). Me avisto con los hombres de allí, me dicen que el Doctor Hernández ha removido, y logró hacer una recolecta de 25 mil pesos”.15
En carta de Gómez a ese patriota matancero, fechada el 11 de diciembre de 1886, que es precisamente cuando se considera que Gómez pone fin a ese Plan, le comunica el cese de esa conspiración; lo que evidencia la consideración especial que le tenía Gómez a ese patriota matancero.14
Iniciada la Guerra del 95, el Dr. Eusebio llegó a Cuba el 24 de marzo de 1896 en el vapor Bermuda, junto al Mayor General Calixto García, y dos meses después se incorporó en La Reforma al cuartel general del Generalísimo. El general Bernabé Boza Sánchez, en su Diario de Campaña, escribió ese día: “Llegó el Dr. Eusebio Hernández a quien el General en Jefe recibió con grandes demostraciones de cariño y le incorporó a su Cuartel General”.17
Eusebio Hernández combatió a las órdenes del Generalísimo en Saratoga (9-12 de junio de 1896), tras lo cual fue ascendido a coronel.18 En carta a su esposa, que residía en Nueva York, citada por Cepeda en su obra La vida agónica de Eusebio Hernández, general y doctor, y referenciada en su ensayo por el Dr. Gregorio Delgado, sobre ese combate escribió: “Gómez con sólo el Estado Mayor se acercó tanto a la línea de fuego del enemigo que estaba silencioso (…). El general mandó al (sic) escolta y dos regimientos a cargar, y lo hicieron como leones. ¡Yo creí que el general moría! (…).Esa mañana curé 21 heridos; no hubo muertos. A las doce volví al campo de batalla (…). Esa tarde curé 11 heridos más; hubo un muerto sobre el campo de batalla. Volví al lado del general que me mandó llamar después que curé los heridos. (…), pero olvidé decirte (…), que me hirieron el caballo a media vara o vara del General Gómez. El General Gómez, como te he dicho es un león, y yo lo siento, porque lo vamos a perder, y nos hace mucha falta”.19 Nótese el reconocimiento de la valentía del general Gómez y al mismo tiempo la necesidad de su preciosa vida para Cuba. El Dr. Eusebio combinó su condición profesional con la militar, atendiendo, con escasos recursos, a más de 30 heridos en ese combate.
Estuvo con Gómez además en el sitio de Cascorro, del 21 de septiembre al 3 de octubre de 1986. Participó en otros varios combates y el 24 de agosto de 1898 fue ascendido a general de brigada.18,19
Es correcto señalar que asistió como médico, en 1880, a Bernarda Toro Pelegrín (Manana), la esposa del Generalísimo Máximo Gómez, durante el parto de su hijo Fernando.20 Una confirmación más de las relaciones personales que existieron entre ambos patriotas.
2- Mayor General Pedro Estanislao Betancourt Dávalos (1858-1933), médico matancero que desembarcó en el vapor Bermuda por Baracoa, bajo las órdenes del Mayor General Calixto García, el 24 de marzo de 1896. Permaneció un tiempo en el Cuartel General de Máximo Gómez, quien lo designó para combatir en la provincia de Matanzas, a la que arribó el 4 de junio de 1896. Organizó la Brigada Oeste en Matanzas y quedó como jefe de ella. Participó en múltiples acciones combativas por lo que fue ascendido a coronel el 8 de junio de 1896, y a mayor general el 15 de agosto de 1898.21 Fue el único médico que alcanzó ese alto grado de todos los que integraron el Ejército Libertador cubano.
Por sus destacadas acciones en la provincia, el Mayor General Gómez le escribió una carta personal en febrero de 1896, en la cual le expresaba: “(…) El hecho de resistir todos como resiste usted, eso solo constituye un triunfo diario para nuestra causa. Por eso recomiendo a usted muy mucho, y una vez más, que procure excusar todo combate serio con el enemigo a menos que tenga mucha seguridad del triunfo con grandes ventajas, quiero decir con las menos pérdidas posibles, pues si, a pesar de triunfar, ese triunfo le cuesta a usted caro, siempre resultará mayor ventaja para los españoles puesto que a ellos les es más fácil reponerse que a nosotros”.22
Es oportuno señalar, que a pesar del conocimiento que tenía el Mayor General Betancourt de los méritos y virtudes del Generalísimo, inexplicablemente votó a favor de su destitución como General en Jefe en la Asamblea de Santa Cruz del Sur, el 11 de marzo de 1899.21
3- Benigno Souza Rodríguez (1872-1954). Médico cirujano, nació el 21 de mayo de 1872, en el demolido ingenio Arratia, cerca de Pedro Betancourt; alcanzaría fama nacional como patriota e historiador. Escribió el libro El Generalísimo Máximo Gómez y fue uno de los matanceros más vinculados con su historia. Murió en La Habana el 19 de julio de 1954.19
4- Cor. José Figueroa Vélis (1842-1877): Médico nacido en Colón, Matanzas, el 28 de diciembre de 1842. En julio de 1869 fue nombrado Jefe de Sanidad de Las Villas. “Atendió a Máximo Gómez de su herida en la garganta al cruzar la trocha de Júcaro a Morón. Murió en combate en Las Villas el 8 de marzo de 1877 ostentando el grado de coronel”.23
5- Dr. Carlos de la Torre y de la Huerta; matancero, malacólogo, zoólogo, investigador y profesor universitario. Primer científico latinoamericano en obtener un título de Doctor en Ciencias Honoris Causa de la Universidad de Harvard (1912). En la Universidad de La Habana alcanzó el título de Doctor en Farmacia (1921) y en Medicina (1922). En su síntesis biográfica, al abordar su relación con la independencia y la política en Cuba, Álvarez Conde escribió: “Ya en 1897, cumplió una misión especial en apoyo a la causa revolucionaria cubana, cuando se trasladó a Estados Unidos de América para entregar un mensaje a Estrada Palma (…)”. Participó, junto al general Máximo Gómez, en la fundación del Partido Nacional Cubano.24 Llama la atención que el Generalísimo, quien lamentablemente siempre declinó cargos públicos civiles por su condición de extranjero, haya aceptado ser miembro de ese partido con el Dr. Carlos de la Torre y de la Huerta, en aquel entonces, alcalde de La Habana y organizador de los actos oficiales el 20 de mayo de 1902 por la constitución de la República.
Aunque no es matancero, no puede dejar de mencionarse al Cor. Enrique Canals Infante (1849-1893), estomatólogo pinareño, que acompaño a Gómez en el barco que los condujo a Jamaica el 6 de marzo de 1878, según anotó en la página 202 de su diario El Generalísimo.15
También es apropiado recordar que en el combate de La Salud, cerca de Jaruco, el 14 de enero de 1896, Gómez recibió una herida en una pierna, la única en la Guerra del 95; permaneció en el caballo para no preocupar a su tropa. Posteriormente fue curado al llegar a su campamento de Aguas Malas.25 Según el General de Brigada Bernabé Boza, el General de Brigada Dr. Eugenio Sánchez Agramonte fue el médico que atendió al Generalísimo en esa ocasión; Boza escribió; “El doctor Sánchez, después de curar al general, nos aseguró que la herida era efectivamente leve”.26
Otra muestra de la afinidad del Generalísimo con la medicina, pudiera considerarse el haber iniciado en esa carrera, en el ocaso de su vida, al séptimo de sus hijos, Bernardo Gómez Toro. El estudiante se graduó cuatro años después de la muerte de su padre, el 12 de octubre de 1909. La alegría de ver su hijo médico, algo que tanto reconforta, no alcanzó a disfrutarla el Generalísimo, fallecido en La Habana el 17 de junio de 1906. Ese hijo se especializó en Pediatría, trabajó en el Hospital Municipal “General Freyre de Andrade” y como director de la Comisión del Archivo de Máximo Gómez, comisión que publicó en 1940 su Diario de Campaña. Bernardo murió en La Habana el 3 de octubre de 1967.19
El Doctor en Ciencias Filosóficas Jorge Núñez Jover, en su libro La Ciencia y la Tecnología como procesos sociales, plantea: “(…) la meta principal de la ciencia es producir nuevos conocimientos (…) se pueden mencionar otras metas; (…) c) Contribución a la educación en general”.27 Se espera que este artículo haya alcanzado esa meta, y que conduzca al lector a profundizar en la literatura referenciada.
CONCLUSIONES
Gómez se incorporó desde sus inicios a la guerra de liberación nacional cubana, participó en centenares de emboscadas, combates y batallas. Realizó varias campañas militares y en todas prestó atención al aseguramiento médico de sus tropas. Se relacionó con varios médicos y otro personal de salud, entre los que resaltan algunos matanceros recogidos en la Historia de Cuba, entre ellos los doctores General de Brigada Eusebio Hernández, Mayor general Pedro Betancourt y el Coronel José Figueroa Vélis. Es necesario el conocimiento de estos patriotas médicos, en aras de que el personal de salud siga su ejemplo en caso necesario, si tiene que actuar en la Guerra de Todo el Pueblo (GTP) concebida por nuestro eterno Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Máximo Gómez en particular, es un ejemplo imperecedero de patriotismo, valentía, honestidad, modestia, internacionalismo, sentido del honor. Fue un maestro de la táctica y la estrategia militar. Demostró además una relación especial con el personal de la salud.