Introducción
La ancianidad no es una enfermedad, resulta un hecho indiscutible. En esta etapa de la vida se produce una mayor morbilidad, pues casi todas las afecciones se hacen más frecuentes en la segunda mitad de la vida, además, adquieren una particular importancia los factores psicológicos y sociales, muy resaltados en los últimos tiempos en la concepción del proceso salud-enfermedad, pues existe una menor capacidad neuropsíquica para la adaptación al medio.1
Según los pronósticos de las Naciones Unidas, en el año 2020 habrá en el mundo más de mil millones de personas con sesenta y más años de edad, y en este milenio, por primera vez en la historia de la humanidad, la población adulta mayor sobrepasará a los niños, y serán mayoría las mujeres.2
La edad media de la población en el 2030, será de 44,1 años y en el 2025, se estima que la población de 60 años y más en Cuba sea de 19,2 %, ocupando el segundo lugar dentro de los países más envejecidos en esta región, donde su población mayor de 60 años representa el 17,8 % de la población total de la isla. Según los indicadores demográficos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas, Cuba registraba al finalizar el año 2010 una población de 11 236 336 habitantes. La esperanza de vida al nacer para las mujeres, se fijaba en los 80,02 años y para los hombres en 76; indicadores con comportamiento muy similar a los llamados países del primer mundo.3
El deterioro gradual de las condiciones de salud física y mental que acompaña al proceso de envejecimiento, determina que el crecimiento de la población de adultos mayores origine una mayor demanda de asistencia y servicios de salud. Producto a que los trastornos de salud característicos de la edad avanzada, son más crónicos que agudos y más progresivos que regresivos esta demanda acarrea también un aumento excesivo de los costos de la asistencia sanitaria.4
En las estructuras bucales se dan cambios propios del envejecimiento, la pérdida parcial o total de los dientes no son propios de la edad, sino un indicativo de deficiente estado de salud bucal del paciente. Uno de los sistemas que más sufre cambios es el sistema estomatognático, estos cambios provocan por ejemplo la pérdida y mal estado de los dientes que se deben a caries y problemas periodontales.2
Para poder reducir la prevalencia de las enfermedades bucales del anciano, se hace necesario dotarlo de los conocimientos precisos para conservar la salud y prevenir las enfermedades, partiendo de un diagnoóstico educativo para identificar las necesidades de aprendizaje y realizar intervenciones que puedan elevar los conocimientos y lograr posteriormente un cambio de actitudes. La salud bucal es condición indispensable del ser humano, fuente importante de calidad de vida; lograrla solo es posible con la apropiación y asimilación de conocimientos que hacen al individuo responsable del cuidado de la suya propia.
Uno de los objetivos de la Organización Mundial de la Salud es motivar a las personas para que tengan como meta ser saludables, sepan cómo mantenerse sanas, realicen cuanto esté a su alcance; sea en forma individual o colectiva, para mantener la salud y busquen ayuda cuando sea necesario. Para lograr lo anterior, el autocuidado se convierte en la principal estrategia para lograr dichos objetivos.5
En el área del policlínico “Dr. Tomas Romay” existe un predominio de los adultos mayores, con alta prevalencia de enfermedades bucales y la presencia de estilos de vida perjudiciales, aspectos contactados en el trabajo realizado por especialistas en Estomatología General Integral. Surge así la necesidad de profundizar en los conocimientos que tiene los mismos para reducir las enfermedades bucales y mantenerse saludables o recuperar la salud. Por ello, es fundamental realizar investigaciones que exploren esta temática y realizar estrategias que permitan elevar el nivel de conocimiento para modificar sus estilos de vida y adoptar comportamientos saludables.
Atendiendo a esta realidad se realiza esta investigación con el fin de determinar el nivel de conocimientos sobre salud bucal de los adultos mayores según variables sociodemográfica.
Materiales y métodos
Se realizó una investigación de tipo descriptivo, de corte transversal, en el del Consultorio 10 del policlínico “Dr. Tomas Romay”, del municipio Habana Vieja. Durante el periodo 2018 al 2019.
El universo quedó conformado por 209 individuos de 60 y más años, pertenecientes al consultorio antes mencionado, que su estado de salud general y mental no impidieron la comunicación durante el estudio.
Se tuvieron en cuenta las consideraciones éticas, para lo cual se obtuvo el consentimiento informado de todos los participantes en el estudio, tanto de los ancianos como de sus acompañantes.
Las variables estudiadas fueron: nivel de conocimientos sobre salud bucal, edad, sexo, nivel educacional, ocupación, la estructura y funcionamiento familiar.
Se utilizaron métodos teóricos y empíricos, tales como: la observación, el análisis histórico lógico, el método de análisis y síntesis, el método de inducción y la deducción.
El procesamiento y análisis de la información se realizó en un CPU Intel Core i7 - 2600K con ambiente Windows 7 Ultimate 2009, Service Pack 1, v.178. El paquete Office 2010 se empleó para el procesamiento de los datos, el programa Microsoft Excel, utilizando como medidas de resumen relativas y absolutas. La presentación de los resultados se mostró en tablas y gráficos.
Resultados
Los resultados mostrados en el grafico 1 revelaron la evaluación de la encuesta realizada a los adultos mayores. El 41,6 % obtuvo resultados de mal, el 32,5 % fueron evaluados de regular y el 25,8 % obtuvieron calificación de bien.
En la tabla 1 se exponen los resultados del nivel de conocimientos relacionados con la edad. De los adultos mayores con evaluaciones de bien, el 44,4 % pertenecían al grupo de 60-69 años; el 46,2 %, al de 70-79 años y el 9,2 %, a los mayores de 80. Mientras que los que obtuvieron calificaciones de regular, el 57, 3 % pertenecían a los ancianos de 60-69 años, seguido de los de 70-79 años y los mayores de 80 años, con el 23,5 % y 19,1 %, respectivamente. De los evaluados de mal, el 39,0 % correspondían al grupo de 70-79 años, seguidos de los ancianos de 80 años y más, representando el 34,4 %.
El 60,8 % de la población pertenecía al sexo femenino y 39,2 % al masculino. En los evaluados de bien y regular el sexo femenino representó, el 59,2 % y 76,4 %, respectivamente. Evaluados de mal del sexo masculino hubo un 50,5 %.
Variables | Nivel de conocimientos sobre salud bucal | Total | |||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Bien | Regular | Mal | |||||||
No | % | No | % | No | % | No | % | ||
Edad | 60 - 69 | 24 | 44,4 | 39 | 57,3 | 23 | 26,4 | 86 | 41,1 |
70 - 79 | 25 | 46,2 | 16 | 23,5 | 34 | 39,0 | 75 | 35,9 | |
80 y más | 5 | 9,2 | 13 | 19,1 | 30 | 34,4 | 48 | 23,0 | |
Total | 54 | 25,8 | 68 | 32,5 | 87 | 41,6 | 209 | 100,0 | |
Sexo | Femenino | 32 | 59,2 | 52 | 76,4 | 43 | 49,4 | 127 | 60,8 |
Masculino | 22 | 40,8 | 16 | 23,5 | 44 | 50,5 | 82 | 39,2 | |
Total | 54 | 25,8 | 68 | 32,5 | 87 | 41,6 | 209 | 100,0 |
El nivel de educación y los conocimientos se muestran en la tabla 2. De los adultos mayores evaluados de bien, el 38,8 % tienen nivel educacional universitario. El 35,2 % son preuniversitario y el 25,9 % poseían nivel medio. En los evaluados de regular, el 57,3 % con secundaria básica, seguido de los universitarios representando el 23,5 %. Por último, los evaluados de mal el 51,7 % tenía secundaria básica y el 40,2 % preuniversitario.
Nivel educacional | Nivel de conocimientos sobre salud bucal | Total | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Bueno | Regular | Mal | ||||||
No | % | No | % | No | % | No | % | |
Sec. Básica | 14 | 25,9 | 39 | 57,3 | 45 | 51,7 | 98 | 46,8 |
Preuniversitario | 19 | 35,2 | 13 | 19,1 | 35 | 40,2 | 67 | 32,1 |
Universitario | 21 | 38,8 | 16 | 23,5 | 7 | 8,0 | 44 | 21,1 |
Total | 54 | 100,0 | 68 | 100,0 | 87 | 100,0 | 209 | 100,0 |
Los resultados expuestos en el gráfico 2 muestran el nivel de conocimientos sobre salud bucal. Entre los ancianos evaluados de mal, el 43,7 % eran trabajadores, el 36,8 %, jubilados. Los adultos mayores evaluados de regular, el 51,4 % eran jubilados y el 29,4 % trabajadores. Aquellos adultos mayores que obtuvieron calificaciones de bien, tanto los trabajadores como los jubilados representaron el mismo porcentaje, 38,9%. En todos los niveles evaluados los no trabajadores están menos representados.
Se aprecia en la tabla 3 los resultados de la evaluación de los conocimientos de los adultos mayores relacionado con la familia donde residían. Los evaluados de bien, el 48,1 % de los ancianos vivían en familias nucleares, seguida de las extensas, en el 29,7 %; el 22,2 %, vivían en familias ampliadas. Los evaluados de regular, el 47,1 % vivían en familias extensas, y el 36,7 % residían en familias ampliadas; mientras que el 16,2 % en familias nucleares. Los calificados como mal, el 45,5 % vivían en familias extensas, seguido de un 33,4 % que residían en familias ampliadas. Un 21,1 % se hallaban en familias nucleares.
Con respecto al funcionamiento familiar el 32,1 % de los ancianos convivían en familias funcionales, un 67,9 % en disfuncionales. Los evaluados de bien, regular y mal pertenecieron a familias disfuncionales, representado 61,1 %, 60,2 % y 78,2 %, respectivamente.
Variables | Nivel de conocimientos | Total | |||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Bien | Regular | Mal | |||||||
No | % | No | % | No | % | No | % | ||
Estructura | Nuclear | 26 | 48,1 | 11 | 16,2 | 7 | 8,1 | 44 | 21,1 |
Extensa | 16 | 29,7 | 32 | 47,1 | 47 | 54,0 | 95 | 45,5 | |
Ampliada | 12 | 22,2 | 25 | 36,7 | 33 | 37,9 | 70 | 33,4 | |
Total | 54 | 100,0 | 68 | 100,0 | 87 | 100,0 | 209 | 100,0 | |
Funcionamiento | Funcional | 21 | 38,9 | 27 | 39,8 | 19 | 21,8 | 67 | 32,1 |
Disfuncional | 33 | 61,1 | 41 | 60,2 | 68 | 78,2 | 142 | 67,9 | |
Total | 54 | 100,0 | 68 | 100,0 | 87 | 100,0 | 209 | 100,0 |
Discusión
La atención estomatológica a los ancianos, es uno de los factores de la salud mayormente involucrados, debido a los altos valores de prevalencia e incidencia de las patologías bucales. Los adultos mayores tienen un alto riesgo de afección buco dental, aunque se dispone de los conocimientos necesarios y actualizados sobre el envejecimiento, la sociedad en general y los mismos ancianos, continúan aceptando el deterioro bucal y del aparato masticatorio como un proceso inevitablemente ligado al envejecimiento. La interrelación entre la salud bucal y la general, es particularmente estrecha en el adulto mayor, sin embargo, las barreras para obtener una buena salud bucal son considerables.
Los resultados sobre la evaluación de los conocimientos sobre salud bucal, fueron de regulares y malos, no coincidiendo con los resultados de Turcaz Castellanos IM y col,6 en el estudio realizado de intervención educativa de salud bucal para gerontes institucionalizados, los conocimientos sobre la salud bucodental recibieron calificaciones altas y se correspondieron fundamentalmente, en los de mayor edad y menor escolaridad.
Señala Martínez Pérez,7 que predominan los conocimientos inadecuadosal comienzo de un estudio. En otra investigación de Mendoza Fernández,8 se obtiene un nivel de conocimiento de mal y los principales problemas fueron la ingestión de alimentos muy calientes y picantes, el desconocimiento del autoexamen bucal y de los factores irritantes locales; resultados similares a los de la presente investigación.
Al analizar los resultados relacionados con el sexo predominaron las féminas, concordando con los estudios realizados donde se exponen que desde el año 2012, la población cubana mantiene una discreta pero ininterrumpida tendencia a la feminización de la población, mostrando hasta el año 2017 relación de 994 hombres por cada mil mujeres.3
A nivel internacional en una investigación realizada por Albert Cuñat V,9 se presentan hallazgos similares a los hallados en este estudio. Se plantea la necesidad de realizar programas educativos en la tercera edad, como una condición indispensable para reducir de forma significativa los niveles de placa dentobacteriana y mejorar así la salud bucal de los ancianos.
De forma general existe un predominio del género femenino en la mayoría de la literatura consultada, así lo demuestran los trabajos de Rodríguez Bello,10 en Santi Spíritus, que estudia la población adulta mayor y su nivel de conocimientos sobre salud bucal, concluye que el 58,8 % son mujeres.
Los hallazgos de Islas Granillo11 apuntan a un predominio del sexo femenino en su estudio con cifras que superan el 60 %, al analizar la prevalencia de la dentición funciona en adultos mayores mexicanos. Resultados similares a los obtenidos por Evangelista Souza en los estudios realizados en Brasil.12
El estudio realizado por Domínguez Santana13 sobre el estado de salud bucal de la población geriátrica, de un consultorio del Policlínico Rampa en sus resultados obtienen que el grupo de edad más representado, está comprendido entre 60 y 69 años coincidiendo con lo expuesto en este artículo.
El elevado nivel de escolaridad favorece el enfrentamiento y una mejor comprensión de los fenómenos sociales. El nivel educacional contribuye al bienestar de las personas, pues ofrece al individuo la posibilidad de recibir con acierto, los mensajes educativos. Cuando la escolaridad es baja, por lo general existe falta de comprensión, y la comunicación social e interpretación de las medidas de prevención y control de las enfermedades se entorpecen.
Investigación realizada por Castillo14 muestra un predominó del nivel medio de escolaridad, lo que se asemeja con lo obtenido en este trabajo, además refiere que el mayor porcentaje se detectó en el grupo donde las variables de alto nivel de escolaridad se relacionan con un alto nivel de conocimiento.
Relacionado con la ocupación, los individuos que trabajaban fueron evaluados de mal y los jubilados tuvieron evaluación de bien, lo que coincide de manera general con la literatura revisada. Es un hecho que aquellas personas que trabajan tienen condiciones de salud bucal peores que los jubilados; esto queda demostrado en los estudios de González Rodríguez,15 y los de Valenzuela.16
Plantea Gispert Abreu E,4 que la prevalencia de caries dental, enfermedad periodontal y cáncer bucal, se asocian a varias determinantes sociales de la salud y entre ellas, destacan las fuentes de trabajo.
Cueto Salas,17 refiere al respecto que las personas vinculadas laboralmente disponen de menos tiempo para acudir al estomatólogo, generalmente lo hacen cuando ya presentan alteraciones que afectan su vida laboral y social, mientras los jubilados aprovechan parte del tiempo libre en acciones que propician autocuidado de la salud y que años atrás, por razones laborales, no pudieron realizar.
Relacionando con la estructura y funcionamiento familiar en esta investigación prevalecen las familias ampliadas y disfuncionales.
Diversos autores coinciden con estos resultados. Islas Granillo,11 quien estudia la prevalencia de la dentición funcional en ancianos mexicanos, encuentra que aquellos que conviven en parejas dentro de familias nucleares conservan mayor número de dientes. Por su parte, Bethancourt Santana,18 quien estudia la prevalencia de la dentición funcional en ancianos mexicanos, encuentra que aquellos que conviven en parejas dentro de familias nucleares, conservan mayor número de dientes
La familia como unidad social tiene entre otros propósitos proveer un contexto de apoyo para la satisfacción de las necesidades de todos sus miembros, promover la interacción éntrelos mismos; con la finalidad de que exista un ambiente nutriente de relaciones amorosas, de atención, de afecto y de lealtad, Contribuyendo así, a la supervivencia física y al desarrollo personal de todos los miembros. De ahí que, desde la propia historia del surgimiento de la familia, se pueda encontrar la relación estrecha que existe entre la familia, la sociedad y la cultura.19
Es válido también recordar que la familia como sistema, está sujeta a crisis que aparecen según las diferentes etapas en la vida de los individuos que la conforman, y a eventos que se producen relacionados con los mismos; como el casamiento, nacimiento de un nuevo miembro, divorcio, la muerte o abandono del hogar de algunos de sus miembros. Con frecuencia, las personas de la tercera edad llegan a involucrarse tanto en este proceso, que van dejando de lado sus intereses y necesidades, para entonces ponerse en función de los miembros más pequeños, considerados los más indefensos, y ayudar así a los más jóvenes a consolidar la nueva familia que están formando.20
En ocasiones, en las familias ampliadas, los ancianos son víctimas del descuido consciente por parte de sus miembros más jóvenes. Ambas situaciones descritas con anterioridad, pueden ser la causa directa de que, en las familias ampliadas de esta investigación confluyan las personas de la tercera edad con las condiciones de salud bucal mala y regular, pues el adulto mayor también requiere de tiempo y apoyo para suplir sus necesidades, acudir a las consultas y garantizar que se cumplan con los tratamientos.20
La familia tiene un valor de refugio afectivo y de aprendizaje social; es el medio natural para el desarrollo de sus miembros, por ello es conveniente en este sentido, propiciar que se manifiesten relaciones familiares armoniosas, lo que contribuirá al establecimiento de una buena salud general y bucal entre todos sus miembros.
Para que la interacción entre los miembros de una familia sea adecuada, es necesario que el sistema familiar sea capaz de enfrentar las crisis, expresar los afectos, para permitir el crecimiento individual de sus miembros y producir el intercambio constante entre ellos, se debe respetar la autonomía y el espacio del otro. Es preciso que la comunicación sea clara y directa, las funciones de cada uno deben quedar bien establecidas, así como sus responsabilidades. La familia debe crear en el hogar un clima de armonía, comunicación, afecto, unión, respeto y solidaridad que luego se traducen en bienestar y satisfacción de sus integrantes.
La problemática del envejecimiento como proceso, demanda conocer el rol del anciano dentro de la dinámica familiar. La naturaleza de las relaciones con los hijos y las formas de la solidaridad intergeneracional son un elemento fundamental para el análisis de los intereses y necesidades del adulto mayor y de aquellos factores que lo afectan.19
Es en el ámbito familiar donde estos intereses y necesidades resultan tan importantes en esta etapa como en cualquier otra de la vida humana, y mayormente centran el protagonismo en la comunicación social, sobre todo con personas de su edad, hijos y nietos. La necesidad de ser escuchados por el resto de la familia y la comunidad, muchas veces queda desplazada a un segundo plano. Predomina incomprensión hacia el anciano que ya no es atendido y cuidado adecuadamente, pues se priorizan otros miembros de la familia en orden de relevancia. Como consecuencia, al disminuir los contactos familiares e interpersonales, aparecen sentimientos de soledad y aislamiento.19
Como conclusiones se obtuvo que sobresalieran los adultos mayores con evaluación de los conocimientos de la salud bucodental de mal, Predominaron las féminas y las edades comprendidas entre los 60 y 69 años. El nivel educacional que prevaleció en los evaluados de bien fue el universitario, en los evaluados de regular el de secundaria básica y en los que obtuvieron calificación de mala poseían nivel preuniversitario y de secundaria básica.
Respecto a la ocupación en los evaluados de mal, la mayor representación la tienen los adultos mayores trabajadores y en los de regular fueron jubilados. Prevalecieron las familias extensas y disfuncionales.